Peregrinación a la tumba del Padre Esteban Uriburu - Schoenstatt.org

Misterios Luminosos
Primer Misterio de Luz:
El Bautismo de Jesús en el Jordán
En este misterio recordamos el día de nuestro bautismo, en el que Dios selló una
Alianza con cada uno de nosotros. Pidámosle a Él que nos guíe para que como
misioneros formemos una fuerte red de corazones, e invitemos a todos los misionados
a sellar su Alianza de Amor con María, a través de la Campaña del Rosario.
Segundo Misterio:
La autorevelación de Jesús en las bodas de Caná
Querida Mater, en las bodas de Caná le pediste a Jesús que convierta el agua en vino.
Te pedimos que intercedas también por nosotros, para que puedas convertir muchas
almas con la visita de tu Imagen Peregrina.
“Nada sin Ti, nada sin nosotros”, la cooperación divina, de la mano de la
cooperación humana. Que con nuestra entrega, imitando a Don Joao y al Padre
Esteban, podamos cumplir fielmente con nuestra misión, para mayor fecundidad de la
Campaña.
Tercer Misterio:
El Anuncio del Reino y el perdón de los pecados
En este misterio queremos pedirte, María, que nos regales la audacia, la confianza, el
ardor y el entusiasmo que irradiaba el Padre Esteban cuando hablaba de tus cosas para
que podamos anunciar el Reino de Dios a todas las familias visitadas en la Argentina
y más allá. Acercarlas a Jesús para que puedan reconciliarse con El, ayudarlos con tu
visita a vivir en gracia de Dios.
Cuarto misterio
La Transfiguración de Jesús
En el monte Tabor te transfiguraste, Señor, una fuerte luz irradió ese lugar y se oyó la
voz de Dios Padre que dijo “He aquí a mi Hijo muy querido, escúchenlo”.
Para que fieles a nuestro origen como dirigentes de la Campaña nos mantengamos
unidos espiritualmente al Santuario Tabor en Santa María y allí podamos beber de la
filialidad heroica que caracterizó a Don Joao y al Padre Esteban.
Quinto misterio
La Eucaristía
En la Última Cena, Jesús quedó entre nosotros con su cuerpo y su sangre.
Don Joao y el Padre Esteban hicieron de la Eucaristía el centro de su vida, recibiendo
de ella la fuerza para llevar adelante con fidelidad su misión. Que a ejemplo de ellos
nos alimentemos con frecuencia de la Eucaristía a fin de llegar a ser verdaderos
discípulos y misioneros de Cristo.