del viaje interior - La Salle Distrito ARLEP
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Símbolos lasalianos<br />
parmenia. metáfora<br />
<strong>del</strong> <strong>viaje</strong> <strong>interior</strong><br />
Cuando el Hermano de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong> Léo Burkhard descubrió Parmenia, se aventuró en un<br />
emocionante <strong>viaje</strong> hacia los orígenes. En 1957, al llegar por vez primera a la colina, pudo<br />
comprobar que aquel histórico lugar no era más que un campo en ruinas. Ruinas que él<br />
mismo se encargaría de reconstruir para los lasalianos. Gracias al Hno. Léo, la colina de<br />
Parmenia se ha convertido en todo un símbolo para quienes siguen el itinerario de Juan<br />
Bautista de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong>.<br />
Gracias al Hno. Léo, desde 1965, Hermanos y<br />
<strong>La</strong>salianos provenientes de todos los rincones <strong>del</strong><br />
mundo comenzaron a recuperar y revalorizar Parmenia.<br />
Tras largos años de silencio, la colina fue<br />
renaciendo gracias al tesón de este hombre, animado<br />
por una doble pasión: Juan Bautista de <strong>La</strong><br />
<strong>Salle</strong> y Parmenia.<br />
EL HERMANO LÉO BURKHARD<br />
Léo Burkhard nació en Delta (Colorado). A la<br />
edad de 25 años se comprometió con los Hermanos<br />
de las Escuelas Cristianas. En 1952 escribió su<br />
primer libro: Un golfillo de París, sobre la vida de<br />
San Juan Bautista de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong>. Enviado a Francia<br />
en 1956, enseña en Saint Maurice l’Exil. Fue entonces<br />
cuando descubrió Parmenia, un antiguo<br />
eremitorio en ruinas donde residió Juan Bautista<br />
de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong>. El encuentro de Léo con este paraje<br />
marcó una existencia dedicada a la restauración<br />
material y espiritual de ese lugar de culto, caído en<br />
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el olvido durante décadas. Además de encargarse<br />
de la recuperación de los edificios, el Hno. Léo<br />
Burkhard se convirtió en también el animador <strong>del</strong><br />
centro internacional de conferencias, de encuentros<br />
y de retiros de Parmenia.<br />
Como reconocimiento a su trabajo, el Gobierno<br />
francés le concedió la Orden Nacional al Mérito<br />
en 1990. De vuelta a los Estados Unidos, continuó<br />
con sus investigaciones y publicaciones y con el<br />
servicio a los demás a través de numerosas actividades<br />
educativas.<br />
El día 1 de noviembre de 2007, a la edad de 85<br />
años, el Hno. Léo Burkhard fallecía en Denver<br />
(Colorado) cuando acababa de terminar Un encuentro<br />
providencial, su último libro sobre el encuentro<br />
de Juan Bautista de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong> y Sor Louise Hours<br />
en Parmenia.<br />
El día 12 de enero, Parmenia acogió con emoción<br />
sus cenizas en la capilla que él hizo renacer de<br />
sus ruinas. Cumpliendo su voluntad, el Hno. Léo<br />
Burkhard, protagonista <strong>del</strong> resurgir de este lugar<br />
santo lasaliano, reposa ahora en la hermosa colina.<br />
EL VIAJE INTERIOR<br />
Parmenia es una colina entre montañas situada a<br />
30 km de Grenoble (Francia). Este lugar emblemático<br />
conserva una restaurada ermita <strong>del</strong> siglo VIII<br />
a donde Juan Bautista de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong>, desalentado en<br />
su labor de animación de las Escuelas Cristianas,<br />
se retiró para dedicarse al descanso, la reflexión y<br />
la oración. En este <strong>viaje</strong> <strong>del</strong> Fundador al encuentro<br />
consigo mismo, Luisa Hours (Sor Luisa), que<br />
llevaba una vida retirada al pie de la ermita de Par-
El Espíritu es el verdadero protagonista en la bella y entrañable colina de Parmenia.<br />
menia, fue la mano de la providencia que ayudó a<br />
<strong>La</strong> <strong>Salle</strong> a recomponer su vida. Los diálogos con<br />
Sor Luisa fueron ayudando al Fundador a discernir<br />
que su vida estaba junto a sus Hermanos.<br />
LA COLINA DEL ESPÍRITU<br />
«El verdadero protagonista allí no fue otro que el Espíritu,<br />
con dos colaboradores directos: Una pastora de<br />
la región, analfabeta y santa, metida a propulsora de<br />
obras imposibles –Sor Luisa la llamaban–, y unos pobres<br />
Hermanos en apuros, huérfanos de casi todo, que se<br />
atrevieron a escribir a su fundador en unos términos que<br />
mezclaban con astucia las muestras de cariño y aceptación<br />
más explícitas, con la exigencia estricta, y hasta<br />
temeraria, <strong>del</strong> cumplimiento de los deberes a los que el<br />
Santo se había comprometido.<br />
Y el Señor de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong>, que en principio no buscaba<br />
en Parmenia otra cosa que curar <strong>del</strong> todo su reúma y<br />
tener un poco de tranquilidad para rezar, se encontró<br />
con que las largas conversaciones con Sor Luisa, que<br />
había pasado por trances de sufrimiento e incomprensión<br />
muy parecidos a los suyos, reblandecían sus tinieblas<br />
<strong>interior</strong>es e iban dulcificando el profundo dolor que<br />
desde hacía tiempo se había instalado en su <strong>interior</strong>…<br />
Juan Bautista comenzó allí a ver más claro que no podía<br />
abandonar a sus Hermanos…<br />
Con el terreno bien preparado, el Espíritu puso en marcha<br />
su jugada maestra: una carta escrita en París el primero<br />
de abril de 1714 por “los principales Hermanos”<br />
<strong>del</strong> Instituto naciente. Cuando llegó a manos <strong>del</strong> Santo,<br />
la sorpresa debió de ser mayúscula, no tanto por su tono<br />
–que también– cuanto por su contenido. Aquellos Hermanos,<br />
debilitados y amenazados por una disgregación<br />
cada vez más irreversible, sometidos a toda clase de presiones<br />
por parte de las autoridades judiciales y eclesiásticas,<br />
intentando sacar a<strong>del</strong>ante un mo<strong>del</strong>o de institución<br />
religiosa demasiado avanzado para las enmohecidas<br />
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cabezas de quienes en aquel momento regían la iglesia<br />
de Francia, se mostraban ahora como una comunidad<br />
unida y firme, consciente de su papel en la Iglesia y en<br />
el mundo, que tomaba medidas para defender su identidad<br />
y subsistir.<br />
El Fundador se daba perfecta cuenta de que había<br />
infravalorado a sus Hermanos: El Instituto estaba<br />
mucho más maduro de lo que él había sospechado. Y<br />
no lo dudó: se puso en camino hacia París y, cuando<br />
llegó, llamó a la puerta de la primera comunidad que<br />
encontró y saludó a los Hermanos con estas palabras:<br />
“Aquí me tenéis. ¿Qué queréis de mí?”. En aquel preciso<br />
momento acababa la crisis más profunda de cuantas<br />
ha vivido el instituto de los Hermanos de las Escuelas<br />
Cristianas desde su fundación, crisis que a punto estuvo<br />
de costarnos a todos la desaparición <strong>del</strong> Instituto para<br />
siempre». (Hno. Josean Villalabeitia)<br />
Gracias a la labor <strong>del</strong> Hno. Léo Burkhard, Parmenia<br />
se ha convertido para los lasalianos en<br />
el símbolo de la renovación, en el icono <strong>del</strong> renacer<br />
<strong>del</strong> Espíritu, en la metáfora <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> <strong>interior</strong><br />
que el propio Juan Bautista de <strong>La</strong> <strong>Salle</strong><br />
emprendió un día en ese hermoso lugar.<br />
Hermano Léo Burkhard: ¡Gracias!