You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
4/5 <strong>En</strong> <strong>domingo</strong> 30 de abril de 2006<br />
La memoria<br />
recuperada<br />
Isidro<br />
Guardia<br />
Hubo un tiempo, allá por<br />
1941, en el que las dos<br />
plantas bajas de la<br />
primera y segunda galería<br />
de la antigua cárcel<br />
Modelo de Valencia<br />
fueron un inmenso<br />
corredor de la muerte en<br />
el que hasta 12 presos<br />
por celda aguardaban la<br />
saca que les llevara ante<br />
el pelotón de<br />
fusilamiento de Paterna.<br />
Uno de los inquilinos que<br />
escapó vivo de aquel<br />
infierno al serle<br />
conmutada la pena de<br />
muerte por la de cadena<br />
perpetua, Isidro Guardia,<br />
acaba de escribir a sus 84<br />
años un libro («<strong>En</strong>tre<br />
muros y sombras». Denes<br />
Editorial. Colección<br />
Calabria, 21) en el que<br />
cuenta las vivencias de<br />
los 66 días que pasó en la<br />
celda 32, precisamente de<br />
la que cinco meses antes<br />
de su llegada había salido<br />
para ser asesinado el<br />
doctor Peset.<br />
Rafel Montaner ■ VALENCIA<br />
FOTOS: LEVANTE-<strong>EMV</strong><br />
Los abusos de los guardianes,<br />
el hambre y la angustia de<br />
«saber que estás en peligro de<br />
ser llamado cuando se abra<br />
la puerta de tu celda, exigiéndote además<br />
que formes de pie para recibir la<br />
orden de salir, conociendo además, que<br />
van a pedirte que firmes el conocimiento<br />
de aplicación de tu muerte», llenan<br />
las páginas de este libro que se presentará<br />
esta tarde, a las 19.30 horas en<br />
la carpa II de la Feria del Libro de Valencia.<br />
Guardia, que colabora en las páginas<br />
de agricultura de <strong>Levante</strong>-<strong>EMV</strong>, relata<br />
el sadismo de sus carceleros, especialmente<br />
uno al que apodaban Zapatones<br />
y que era el responsable de las celdas de<br />
castigo. Este funcionario «siempre se<br />
presentaba voluntario a acompañar a<br />
los condenados cuando llegaba la “saca”,<br />
era sin duda un sádico». Además<br />
de Zapatones, que premiaba a sus confidentes<br />
con jóvenes prisioneros para<br />
que los violaran en las celdas de corrección,<br />
había otro vigilante, conocido como<br />
La Dulce Meneos, que se divertía humillando<br />
a los familiares que iban a llevar<br />
comida a los reos.<br />
Las colas a la puerta del Hotel Mislata,<br />
nombre que los presos daban a la<br />
Modelo, crecieron después de que el di-<br />
FOTO: ALBERTO SAÍZ<br />
Isidro Guardia, durante la visita<br />
que realizó a la cárcel Modelo de<br />
Valencia. Bajo estas líneas, en<br />
una imagen de 1937.<br />
Por encima de las<br />
vejaciones y las<br />
palizas estaba el<br />
miedo a la muerte,<br />
porque como escribe<br />
este veterano<br />
represaliado de la<br />
CNT «nadie está<br />
preparado para<br />
morir»<br />
rector del penal, Ramón de Toledo y Barrientos,<br />
reuniera a todos los internos<br />
en el patio para decirles: «Todos estáis<br />
autorizados a que la familia os traiga<br />
alimentos, la situación es muy difícil,<br />
porque el poco dinero que nos da el Estado<br />
para vuestra alimentación no alcanza<br />
a sustentaros.»<br />
<strong>En</strong> una cárcel diseñada para 528 de-<br />
tenidos pero que en aquel 1941 albergaba<br />
a más de 10.500 presos — en los dos<br />
años antes no había bajado de 15.000—<br />
las colas de familiares eran el pan de<br />
cada día y ante ellas se crecía La Dulce<br />
Meneos. «Cuando veía una cola muy<br />
larga, llegaba más o menos a la mitad<br />
de la misma y decía: «A ver, a los de cabeza,<br />
salgan todos en fila y pónganse al<br />
final de la cola», recuerda Guardia.<br />
Pero por encima de las vejaciones y<br />
las palizas estaba el miedo a la muerte,<br />
porque como escribe este veterano represaliado<br />
de la CNT «nadie está preparado<br />
para morir». Sin embargo cuando<br />
llegaba el día en el que el funcionario<br />
leía tu nombre, «salir de la celda era un<br />
desafío —relata Guardia— Y así, sin<br />
que nadie lo dijera, la inmensa mayoría,<br />
lo hacían fumándose un puro<br />
[guardado expresamente para el día X]<br />
y dando “vivas” a la libertad, a la República,<br />
al socialismo, al comunismo,<br />
al anarquismo y dispuestos a no firmar<br />
lo que les iba a pedir el juez de ejecuciones,<br />
o sea, su firma para ser ase-<br />
sinados». «Habíamos perdido el golpe<br />
fascista y criminal del general Franco,<br />
pero no nos habían vencido moralmente»,<br />
concluye.<br />
La puerta de la celda de Isidro también<br />
se abrió un día. Allí estaba él y los<br />
otros 9 compañeros de su expediente<br />
que habían sido condenados a muerte<br />
por pertenecer a la Agrupación Libertaria,<br />
la primera organización de resistencia<br />
antifranquista que surgió en Valencia<br />
tras la guerra. Antes de caer detenidos<br />
el 15 de junio de 1940, el mismo día<br />
en el que Guardia cumplía 19 años, habían<br />
inundado Valencia con 3.000 octavillas<br />
traídas desde Francia.<br />
Esperaban morir todos juntos pero<br />
sólo se leyeron los nombres de Ángel Tarín<br />
Haro, <strong>En</strong>rique Escobedo Vaello y <strong>En</strong>rique<br />
Goig Lostado. «Salimos casi en<br />
tromba diciendo: ¡Llévenos a todos juntos,<br />
si hemos de morir! La estupefacción<br />
de los guardias y de los funcionarios<br />
paralizó a todos, y fue el administrador,<br />
quien llegó a los que ya estábamos<br />
casi fuera de la celda y dijo: “No<br />
hay más hoy. Vuelvan a su celda, les<br />
doy mi palabra”», revive Guardia en <strong>En</strong>tre<br />
muros y sombras.<br />
<strong>En</strong> este emotivo libro, el autor también<br />
reúne cartas de despedida de los<br />
condenados a muerte escritas a corre<br />
prisa en papel higiénico, como la de<br />
Amado Moreno, capitán jefe de la 82 Brigada<br />
Mixta: «Compañero Morell y demás,<br />
recoge todo y mándalo a casa y<br />
cuidar de los niños y de mi Carmen. Yo<br />
muero como hombre. Conmigo pierden<br />
el tiempo(...) Día 9 de febrero, salimos<br />
25 a las 6.30, si lo permiten, mandaré<br />
el piquete de fusilamiento».<br />
<strong>En</strong> esta memoria del corredor de la<br />
muerte sobrecoge la historia de Antonio<br />
Ginés, el padre del popular locutor valenciano<br />
<strong>En</strong>rique Ginés y fusilado cuando<br />
él tenía dos años. Guardia recoge dos<br />
emotivas cartas de Antonio. La primera<br />
va dirigida al vicario de Castellar, Antonio<br />
Alapont, a quien el padre del locutor<br />
había salvado en varias ocasiones de que<br />
se lo llevaran preso del pueblo durante<br />
la guerra y que incluso logró sacarlo de<br />
una checa en la que estaba encerrado.<br />
Antonio Ginés, en una misiva desesperada<br />
escrita el 17 de mayo de 1940, le<br />
pide al cura que interceda por é<br />
podéis llegar a tiempo; aún pue<br />
cer mucho, Antonio (...) así m<br />
lia y mis cinco hijos, mi mujer y<br />
dremos decir y proclamar que<br />
hecho un gran acto de humanid<br />
justicia...» El sacerdote jamás<br />
testó a Antonio.<br />
<strong>En</strong>tre Muros y sombras tamb<br />
úne una serie de relatos escrit<br />
Guardia durante los 10 años, tres<br />
y 22 días que pasó en las cárc<br />
Franco, ente los que se encuentra<br />
prendente historia de El Colill<br />
preso de San Miguel de los Reyes<br />
pasaba todo el día recogiendo<br />
del suelo porque gracias a esta<br />
había salvado su vida en el frente<br />
sesperado gesto de agacharse a<br />
restos de un cigarrillo hizo que<br />
que iba dirigida su frente acabar<br />
cabeza de su amigo Toñón, que<br />
detrás de él en el parapeto.<br />
<strong>En</strong>tre los compañeros de p<br />
que recuerda Isidro destaca R<br />
un topo que tras acabar la gue<br />
bía pasado cinco años escond<br />
un agujero de su casa del que s<br />
lía por la noche y que al final,<br />
dar su mujer embarazada, deci<br />
la cara para que su esposa «no<br />
ra en lenguas»; o Manolo G<br />
quien al enterarse de que su no<br />
taba agonizando por una peri<br />
en el Hospital Provincial de Va<br />
pidió permiso para casarse c<br />
porque era la única forma que t<br />
poder verla antes de que fallec<br />
Custodiado por un funcionar<br />
dió al centro sanitario, donde A<br />
prometida, lo reconoció a pesar<br />
tar medio inconsciente. Corriero<br />
el cura del hospital, pero éste se<br />
casarlos hasta que no acabara de<br />
Ya por la tarde, la muchacha en<br />
coma y el reverendo les imparti<br />
cramento del matrimonio in a<br />
mortis. «Anita se salvó, pese a<br />
apunta.<br />
Historias de cómo se vivía y se<br />
entre los muros de los presidio<br />
dictadura que ahora Guardia se<br />
cidido a rescatar del olvido «pa<br />
tar de que nunca jamás esto a lo<br />
mamos España viva algo semej