EL SANTO ROSARIO DE LA LLAMA DE AMOR DEL INMACULADO ...

los pies de la Mujer vestida de Sol, y por todos Sus
hijos. María es la segunda Eva,
a la que Yo he dado todo poder para derribar a Satanás y
su Imperio,
al que aplastará su cabeza con Su talón”…
¿Qué es lo que Santa María Tecoátlxaloupe da al mundo como
eficaz remedio para la ‘guerra contra los poderes que
habitan en los aires’, y la dispersión todos los males?
Una gran lluvia de rosas de Castilla. Pero no de las
pequeñas rosas color de rosa a las que para despojar al
pueblo de su poder, se les dio el nombre de castilla y se
dice que como un simple adorno acompañaron el regalo de la
Imagen. Tampoco se mencionan como la prueba del milagro de
las Apariciones, rosas frescas y hermosas que en pleno
invierno el Cielo las hizo aparecer en la cima del cerro
Tepeyacac, entre el breñal creciendo de las piedras
pelonas entre las que se paseaban serpientes y alimañas, y
cerro sobre el que Santa María Tecoátlxaloupe anuncia una
nueva primavera para el Mundo a través de la nueva raza
Mexicana engendrada por la nación que por llevar la Cruz a
otros pueblos mereció ser llamada ‘Luz de las Naciones’, y
la religiosidad del pueblo Mexica (no de los diabólicos
Aztecas)
Los montes son símbolo de la jerarquía sacerdotal de
Dios-, proclamando que solo alrededor de Ella, Madre y
Maestra de la Iglesia- fundada en Ella y los 12 apóstoles
del Señor, las 12 estrellas que coronan su cabeza-, los
cerros son transformados en montes, volviendo así, a ser
de la única pertenencia del ‘Verdadero Dios por quien se
vive’; siendo las Rosas del Santo Rosario la promesa de
aplastar con su talón a los montes de tinieblas, hasta ese
momento los sacerdotes brujos, los chamanes que con sus
muchas hechicerías dominaron sobre el poder político y
poder militar, pilares en los que se apoya y mantiene
fuerte el Imperio de Satán.
Teniendo como arma poderosa y que nunca falla, esta lluvia
de Rosas del Santo Rosario, siendo la cadena con la que
San Miguel atará y regresará a Satán a su infierno. Dios
hizo aparecer en el frío invierno –símbolo de la ausencia
del amor de Dios-, el remedio contenido en las hermosas
Rosas que la Reina del Cielo y de la Tierra pidió a su
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