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EL SANTO ROSARIO DE LA LLAMA DE AMOR DEL INMACULADO ...

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En Nazaret, Ella os concibió al concebirme a Mí. Ella<br />

sabía que por contestar al Arcángel Gabriel con un ‘Si’ o<br />

con un ‘No’, Ella os hubiera dado Vida os hubiera dejado<br />

en la Muerte. Ella respondió con un ‘Si’, con el fin de<br />

que vosotros pudieras Vivir. Por consentir en darme a Mí<br />

la vida, Ella también consistió en dárosla a vosotros.<br />

“Ella es la más importante en la Obra de Redención, Ella<br />

os redimió, porque al consentir ser Mi Madre, Ella se<br />

hizo vuestra Madre.<br />

Desde ese tiempo de la Encarnación en adelante, en los<br />

designios de Dios y en los Suyos –porque Ella conocía los<br />

designios de Dios y se adhirió a ellos con toda la fuerza<br />

de Su alma-, vosotros fuisteis parte de Mi Cuerpo Místico.<br />

Yo vine a ser la Cabeza de éste, y vosotros vinisteis a<br />

ser parte de sus miembros. Y aunque en una forma<br />

diferente, María nos llevó en su Seno Maternal, porque la<br />

Cabeza y los miembros no están separados”...<br />

María, verdadera y única Sacerdotiza. Sobre el Calvario,<br />

Ella os dio a luz al ofrecerme en sacrificio por vosotros.<br />

Vuestra liberación del pecado y de la Muerte, fue<br />

consumada solamente sobre el Gólgota. Ahí Yo merecí con Mi<br />

Muerte por vosotros, la Gracia de que viváis Mi propia<br />

Vida. Ella me concibió como una víctima, Me alimento y Me<br />

crió en vista del Sacrificio, y en el momento supremo, por<br />

vuestra causa y vuestro bien, Ella me ofreció al Padre por<br />

vuestra salvación, renunciando a sus derechos Maternales<br />

sobre Mí.<br />

Ella es la siempre virginal, que no tenía nada, sino gozo<br />

en la Natividad de Su Primogénito, más aun, Ella os dio a<br />

luz y a vuestros otros hermanos en el más amargo dolor. En<br />

esa hora Dolorosa, Su Maternidad fue realizada con<br />

respecto a vosotros, y precisamente por esa razón Yo quise<br />

entonces proclamar esta Maternidad, confiando Juan a<br />

María, y María a Juan. Mi palabra: “Mujer, he aquí a tu<br />

hijo; hijo, he ahí a tu Madre”, no creó esa Maternidad,<br />

sino que la promulgó, la confirmó, la contemplo en la hora<br />

más solemne de Mi Vida, en la hora en la cual, Mi Madre se<br />

transformó completamente en vuestra Madre. Ella estaba en<br />

una mejor disposición para entender Su Maternal misión.<br />

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