La Historia del Squash del Náutico contada por sus ... - The Club

A
fines de 1976 se iniciaron
las obras para la construcción
de dos canchas
de squash en el segundo piso del
Edificio Social, que fueron inauguradas
el 22 de abril de 1978
con una bendición de Monseñor
Menini, y con sendos partidos
en ambas canchas en simultáneo,
disputados por Enrique Maschwitz,
Andrés A. Dub, Alberto
Centenario - SquaSh
La Historia del Squash del Náutico
contada por sus protagonistas
1978-2010
El Club cumple sus primeros 100 años y el squash 32. En estos festejos es bueno recordar la historia de nuestro
deporte, y qué mejor que contada por sus protagonistas. Por eso quisimos tener el relato de los jugadores más
destacados, a quienes agradecemos su tiempo, y pedir por anticipado disculpas a todos aquellos de quienes
seguramente nos estamos olvidando.
Lóizaga y Raúl Pizarro, este último
invitado por el resto de los
socios.
A continuación cedemos lel relato
a los protagonistas de esta historia,
que fueron marcando etapas
hasta encontrarnos en la actualidad
con uno de los deportes cuyos
adeptos en el Náutico pueden
ser calificados como de fierro.
—64—
La Época de Oro
Matías González Victorica
Allá por 1977, cuando tenía toda
mi dedicación puesta en el rugby,
luego de casarme me invitaron un
par de veces a almorzar al Squash
Club. Viendo a los jugadores no
podía creer que dos tipos corrieran
atrás de una pelotita, hasta

Matías González
Victorica, Nacho
Barroetaveña,
Felipe Herraiz
y Juan Facio.
que un día decidí entrar… y nunca
más pude salir.
En aquel entonces recién se terminaban
las canchas del Náutico,
así que empecé a jugar en el
Squash Club, pero representaba
al CNSI en Interclubes junto con
Catán Urien y Alberto Migone.
Así fue como empecé con el
squash, del que nunca más me
pude alejar, y jugando más horas
semanales de las que me hubiera
insumido el rugby. En ese entonces
dejaba de competir Hernán
Dubourg, un histórico que dejaba
un lugar a quien estuviese
dispuesto a pelear, y en esa lucha
por su sucesor nos encontrábamos
Juan Facio y yo, entre otros.
Tuvimos partidos memorables
e interminables, como una final
que jugamos en Embassy Club
en febrero, con 35º, y el partido
duró 3 horas y media, donde
deshidratado, termine tomando
20 aguas minerales seguidas…
memorable!
Mi referente como estilo de jugador
era Eduardo Corominas,
de Hurlingham Club, un maestro
tocando la pelota, aunque siempre
sucumbía ante la entrega y el
despliegue de Hernán Dubourg.
Mi mayor virtud considero que
es la entrega y nunca renunciar,
como he intentado hacerlo en todos
los órdenes de la vida. Mi mayor
defecto es mi temperamento,
me traiciona muchas veces, pero
lo hago de buena fe.
Mi mejor momento fue entre el
79 y el 86.
El torneo que más recuerdo son
el Sudamericano por Equipos,
con Juan Facio, Hernán Dubourg,
Chefe Alvelo y yo. Tam-
Juan Facio y Matías
González Victorica.
—65—
bién cuando obtuve el campeonato
argentino en Panamericana
Squash Club.
Mi clásico rival siempre fue Juancito
Facio. En el Náutico fueron
varios: Federico Serra, Tomás del
Campo, Felipe Herraiz, Ramiro
Ortiz, y allá lejos Lajous.
Por primera vez creo que en el
Náutico se está tomando institucionalmente
más en serio el squash,
gracias a algunos de mis consocios,
que están organizando mejor las
cosas. Apuesten a las nuevas generaciones
que van a ir bien.
Juan Esteban Facio
Empecé a jugar a los 20 años en
el Jockey Club de San Isidro.
Hace exactamente 42 años. Mis
primeros partidos fueron con un
gran campeón del momento, Enrique
Maschwitz, y su hermano
Eduardo.
Enrique había sido por varios
años campeón del Club con lo
cual era un lujo jugar con él. Eran
de la partida también Raúl y Sergio
Pizarro, Jorge Biggi, Pichón
Saravia. Todos jugadores top del
momento.
Lo que me entusiasmó rápidamente
de este deporte es el espíritu
que fui viendo y copiando de los
jugadores. Un gran fair-play. A pesar
de su carácter intenso, de gran
desgaste de energía y espíritu competitivo,
se destacaba el fair-play.
En el 73 apareció un jugador diferente,
Hernán Dubourg, que se
destacó rápidamente por su estilo
agresivo, contundente, efectivo,
que cambió la forma de jugar al
squash. Era muy difícil lograr jugar
a la velocidad que él proponía.
Fue 10 años campeón argentino invicto.
Nunca perdió un partido en
esos años. Tengo en mi haber más
de 70 finales durante esos años sin
poder ganarle. Fue para mí y seguramente
para muchos jugadores
de esa época un gran referente.

Centenario - SquaSh
Hoy juego Interclubes para el
Náutico San Isidro. Han pasado
muchos años pero me sigo entusiasmando
con este juego por
las mismas razones que empecé.
Encuentro en el Náutico un espíritu
deportivo especial. Fair-play
y camaradería en el equipo, distintivos
muy difíciles de encontrar
cuando cruzamos, al salir, el
puente de entrada al Club.
Mi mayor virtud la aprendí de
un gran campeón, Enrique Maschwitz,
que me enseñó el arte de
un buen saque y son de los pocos
Juan Facio y Enrique Sosa.
tiros que mantengo y me sirven
para poder mantener mi juego.
Otro gran referente deportivo,
amigo y gran campeón, es Matías
González Victorica, Mato.
Recuerdo cantidad de partidos
que asombramos y deleitamos,
por nuestras ganas de ganar en
un partido. Es un gran referente
porque mantiene el mismo entusiasmo,
energía y calidad de juego
como para darle un susto a más de
un jugador de primera categoría
de la actualidad. Además de muy
buen jugador es un referente tam-
—66—
bién para el equipo del Club; su
inclaudicable espíritu contagia.
En el Náutico he encontrado un
grupo de jóvenes muy entusiastas
del squash. Algunos con más
condiciones que otros pero lo que
considero importante es que todos
buscan un sano momento de
esparcimiento entre amigos, y el
Club promueve ese espíritu.
Carlos Ceferino Alvelo
Comencé a jugar en CUBA a los
21 años, cuando con unos cuantos
amigos nos animamos a entrar
a las canchas. Como referentes
me gustaría nombrar a Rodolfo
Maggio (CUBA) y Eduardo Corominas
(Hurlingham Club).
El momento que más recuerdo fue
cuando Peter Kingston, presidente

Interclubes equipos A y B, un clásico. Arriba: Augusto Posleman, Nacho Barroetaveña, Juan Facio, Ernesto Reichart, Tomás Woodgate, José Mujica, Johnny Mac Call;
abajo: Mariano Lanfranchi, Juan Echagüe, Nico Cinto, Hernán Busch, Andrés Pellegrini y Diego Fernández de Oliveira.
de la AAS, me seleccionó para representar
con otros cuatro jugadores
a la Argentina. Fuimos seleccionados
para jugar la Copa Adidas
en un campeonato sudamericano,
en 1983. Este campeonato es el que
más recuerdo, donde nos alzamos
con la copa contra Uruguay.
En el Club tuve varios rivales,
sería larga la lista. Recuerdo un
partido en el primer campeonato
Interclubes de 1ª categoría que
jugué representando a CUBA.
Yo tenía 23 años, me habían llamado
para jugar de cinco, y me
tocó contra un grande del squash
que es Enrique Maschwitz; yo
empecé ganando 2-0 y no lo podía
creer, pero la experiencia
supo reponer el partido logrando
ganarme los 3 games restantes.
Las nuevas generaciones van
mejorando los rendimientos y
cambiando los estilos, hecho casi
obligado para que un deporte
evolucione. Creo que actualmente
se juega al squash con mayor
despliegue físico. Lo importante
de todo esto es que siempre va
a ser nuestro querido deporte
—67—
un nexo para la amistad intra e
intergeneracional.
Gracias por el espacio y saludos
de un viejo jugador de squash.
Tomás del Campo
Comencé a jugar en 1982, con 19
años. Un amigo me invitó a jugar
y yo no sabía siquiera dónde quedaban
las canchas. Obviamente
al principio me costó pegarle a la
pelota, pero después que le agarré
la mano me empecé a divertir mucho.
Con el tiempo me di cuenta

de que el secreto no era correr
sino ubicarme bien en la cancha.
Los mejores de esa época eran los
Isla Casares, Catán Urien, Marito
Lajous y el Chefe Alvelo. Mi primer
torneo fue en 4ª, donde llegué
a la final con Felipe Herraiz.
Participé de muchos Interclubes.
Jugué durante 17 años casi
ininterrumpidos y fue realmente
una experiencia muy divertida.
Jugar con otros equipos y diferentes
personas me permitió conocer
otros clubes como también
hoy tener muchos amigos. Ganamos
dos torneos de 2ª categoría,
hoy 1ª, en 1988 y 1990. Jugaban
Cristián Guyot, Chefe Alvelo, Javier
Carman, Javi, Johnny y Ali
Etchart, Bocha Maschwitz y yo.
Siempre recalco esto: para mejorar
es necesario jugar con quie-
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nes juegan mejor. Este deporte
se practica entre amigos pero
no siempre nuestros amigos son
quienes mejor juegan. También
formé parte de la subcomisión,
me imagino que debe ser una de
las más difíciles de integrar porque
todavía hay gente que piensa
que jugamos treinta ó cuarenta
personas cuando en realidad somos
más de doscientos.
A principios de los 90 empezó
a jugar con nosotros Mato González
Victorica que venía de ser
campeón amateur muchos años
y jugaba para el Squash Club.
A Mato era imposible ganarle un
partido. Con ganarle un game
uno ya festejaba toda la semana
porque tenía un estado físico increíble.
Enrique Sosa nos contó
—68—
Entrevista a Mato
en la revista Squash Raquets.
que se venía corriendo desde Victoria,
jugaba 5 games y se volvía
corriendo hasta su casa. Después,
con el tiempo, los partidos se fueron
emparejando. También en
este último tiempo empezó a jugar
con nosotros Juan Facio, que
venía del Jockey Club y que fue
mucho tiempo el eterno rival de
Hernán Dubourg, número uno
argentino. Lo último que quiero
destacar es el dobles, casi inventado
por nosotros y que fue durante
muchos años un clásico de
los sábados.
Otra Generación
Ramiro Ortiz
Empecé a los 12; jugaba en los Interclubes
de tenis para el Náutico
desde chico y a los 11 empecé a
ir a verlo a mi viejo y de a poco,
en los entretiempos, me metía
en la cancha, mientras los viejos
descansaban.
Me gustaba mucho el estilo de
juego y calidad de Juan Tonelli.
Mi virtud es jugar mejor parado
en la cancha y optimizar la energía,
y mi defecto es confiarme en
mi técnica, y este deporte es técnica
y táctica.
Mi mejor momento creo que fue
entre mis 13 y 18 años. Recuerdo
de ese entonces a Don Marianito
Guyot, fiel compañero de viajes
a todos los clubes donde jugábamos
estos torneos.

En el Club los rivales más duros
fueron Mato y Tommy del Campo.
Y un poco más adelante, mi loco
amigo Josefo Mujica, otro compañero
mío de rondas de viajes.
Hoy veo que las nuevas generaciones
son inconsistentenes,
lo toman y lo dejan, que no son
persistentes, y en lo que se dice la
época de oro del squash, que era
antes, llegabas a los torneos y era
un ambiente familiar, con los padres
y amigos acompañando a los
jugadores a los torneos. ¡Gracias
por hacerme recordar todo esto!
José Mujica
Yo empecé a jugar hace 32 años,
cuando inauguraron las canchas;
todavía en esa época, cuando tenía
8 años, los chicos no teníamos
ningún derecho, por eso para mi
jugar al squash era medio esperar
que se desocupe una cancha, jugar
el ratito que me dejaban, y enseguida
a esperar afuera de nuevo.
Pero cómo valía ese ratito. Yo
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Ernesto Reichart, Mariano Guyot, Martín Fernández de Oliveira, Pinco Benítez Cruz y Ramiro Aráoz.
jugaba mucho de chico, pero un día
me llamó Quique (Enrique Sosa) y
me invitó a jugar un torneo; yo era
malísimo, pero estaba tan entrenado
que gané la 5ª “B”, solo corriendo,
y me entusiasmé mucho.
Mi referente era Luis Bernengo
Lima, un entrenador de primer
nivel, que me enseñó la técnica
y la táctica del squash. Creo que
lo que más rescato son las ganas
de jugar, siempre quiero jugar, no
me importa con quién, sólo jugar
y divertirme, creo que ésa es mi
virtud. Lo peor que tengo es mi
estado físico.
Mi mejor momento fue entre
1990 y 1995, cuando jugaba el
circuito nacional, no sólo por haber
llegado a campeón nacional
de 2ª categoría, sino porque al jugar
todos los torneos nacionales
conocí lugares espectaculares e
hice cientos de amigos. Mis mejores
clásicos eran con mi gran amigo
de preescolar, Ramiro Ortiz.
El partido que más recuerdo, fue
la semifinal del Abierto de la Re-
—70—
pública jugado en Cenard en cancha
de vidrio, con pelota blanca,
recuerdo que vino un chico de
Mar del Plata y me pegó una paliza
impresionante.
Con respecto a la actualidad,
creo que con la permanencia en
el tiempo del squash, la gente se
dio cuenta de todas las virtudes
que tiene este deporte, cada día
hay más jugadores de todas las
edades. Un consejo, este deporte
requiere mucha técnica y mucha
táctica, por eso es recomendable
en los comienzos tener un buen
entrenador que nos saque los vicios
desde el principio. Señores, a
jugar squash!
El Interclubes
Ernesto Reichart
La verdad es que al ver el equipo
de la foto es inevitable que
se escape un lagrimón! Ramiro,
Pinco, Martin Fernández de
Oliveira, Marianito, que era el
“joven” del equipo. ¡Y yo con

Centenario - SquaSh
Interclubes CNSI A, 2005. Arriba: Enrique Sosa, Ernesto Reichart, Andrés Mercau, Ramiro Aráoz, Nacho Barroetaveña, Pablo Granda; abajo: Nicolás Castro Olivera, Diego Fernández de Oliveira,
Hernán Busch y Juan Echagüe.
pelo y rulos! La verdad que
era un equipo espectacular.
Pero independientemente de la
foto y del equipo en particular,
creo que lo que hay que resaltar
es que mirando para atrás en la
historia, lo más destacable del
squash del Náutico, no fue la calidad
de jugadores que tuvo, sino
principalmente el grupo humano
que se formó alrededor de este
deporte. Siempre con buena gen-
te en serio, competitiva como corresponde
pero nunca con “mala
leche”, tanto dentro del grupo
como con los contrarios. Nos divertimos
siempre y casi que parece
que el deporte fue y es una
excusa para pasar un buen rato
entre amigos, después de dejarlo
todo en la cancha! Es un lujo
pertenecer a este deporte y compartir
este grupo humano excelente
que se formó alrededor del
—72—
mismo! No sólo lo disfruto sino
que estoy agradecido por eso!
¡Mil gracias a toda la familia del
squash!
Hernán Busch
Comencé jugando en los Interclubes
hace 15 años, integrando
el equipo con Ramiro
Aráoz, Ernesto Reichart, los
hermanos Gallie, el Bebe Pardo,

Juan Echagüe, Manuel González
Llamazares (era nuestro
uno y carta ganadora).
Siempre primó el espíritu de equipo,
de compañerismo y amistad.
En el año 2005, primer año con
definición con playoffs, llegamos
a la final y perdimos la fecha en
la final contra Belgrano Athletic.
Lo interesante de esto era la cantidad
de gente que había, mirando
la final con el clásico asado.
El Interclubes es una de las causas
por las cuales uno nunca quisiera
dejar de jugar, ya que hay
varios que peinan canas o que
ya no tienen nada que peinar y
no quieren bajo ningún aspecto
dejar de ir los jueves a jugar.
Matías González Victorica y Felipe Herraiz.
—73—
Johnny Mac Call
A principios del 2006, de la mano
de Nacho Barroetaveña y Quique
Sosa, se formó un segundo equipo
para jugar el torneo Interclubes.
Dicho equipo, CNSI B, comenzó
casi sin conocerse; recuerdo que
los primeros partidos nos preguntábamos
los nombres. Aquel
equipo estuvo formado por Jorge
O’Farrell, Nicolás Cinto, Tomás
Woodgate, Mariano Lanfranchi,,
Johnny Mac Call, Paul Green,
Mariano Guyot, Juan Hussey,
Nacho Barroetaveña y Julio Lago.
Nuestra primera temporada fue
muy buena, porque nos conocimos
como amigos y pudimos fijar
las posiciones de los jugadores.
En el 2007, incorporando a la lista
a Patito Pellegrini, nos mantuvimos
primeros en la tabla hasta
llegar a la final, con victoria y

gran asado para todos los equipos.
Logramos vencer al Jockey
Club. A partir de ese momento
comenzamos a llamarnos “El
joven B”, no por la edad sino porque
nuestro juego es joven...
Ya en el 2008 se incorpora Chicho
Posleman al equipo, llegando nuevamente
a la final, pero esta vez
con derrota ante el Squash Club.
En el 2009, Mariano Lanfranchi
y Nico Cinto, nuestros 1º y
2º, suben a jugar el Interclubes
de primera (no se sabe qué nivel
es mejor), pero de la cantera del
Club rescatamos al joven veterano
Ramiro Ortiz y al Bebe Pittaluga,
que pasan a formar parte
del equipo. Nuevamente llegamos
a las instancias finales, quedando
subcampeones luego de un durísimo
match vs. Belgrano Social.
En el 2010 se sumó Tomy Hussey
(un poco de sangre joven) y
nos encuentra batallando en la
2ª vuelta hacia los tramos finales,
manteniéndonos en el primer
lugar desde varias semanas
consecutivas.
Nuestro equipo está conformado
por variadas personalidades
y juegos, lo que mantiene vivo
el espíritu de competencia pero
sobre todo de amistad y de sa-
Centenario - SquaSh
ber compartir un buen momento
juntos. Un fuerte abrazo a todos
estos excelentes jugadores y amigos
que además constantemente
cuidan y defienden los colores del
Club como titanes.
Los hermanos Serra,
Gonzalo, Nicolás y Federico
Cuando me piden que escriba
unas líneas acerca del squash y la
relación con los hermanos Serra,
pensé que sería fácil, ya que desde
que tengo memoria el Náutico
fue y es un lugar de encuentro
para nuestra familia, y como ya
vamos por la 4ª generación en el
Club, recuerdos no me faltarían.
Mis recuerdos van desde las clases
de natación, las guerras de
barro en el balneario de la Punta,
pescando en la escollera, jugando
en el frontón del “sótano”, zambullidas
en el Sarandí… de todo,
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regatas, windsurf, fiestas de fin
de año en la adolescencia, fiestas
de fin de año en familia, vacaciones
y por supuesto, el squash…
Hace muchos años que los tres
hermanos jugamos al squash en
el Club y en sus canchas pasamos
muchas horas persiguiendo
y tratando de pegarle a la negra
pelotita.
Torneos internos, copas Ranking,
torneos de Dobles, Interclubes,
algunos de nosotros con la camiseta
de la ribera y otros con la de
CUBA, terceros tiempos hasta la
madrugada, partidos con amigos,
partidos entre hermanos, partidos
con hijos, sobrinos y sobrinas
tratando que quieran y jueguen
este deporte.
Lejos están esos tiempos en que
nuestras sonrientes medianaranjas
subían a las canchas, para pedirnos
amablemente que terminásemos
de jugar porque llegábamos
tarde a tal o cual compromiso…
ahora ya ni suben, se van directamente
sin aviso. Desde la adolescencia
(y ya voy por los 45) que
jugamos los tres al squash, y con
alegría puedo afirmar que cada
vez me divierto más jugando con
mis hermanos… aunque a veces
ellos no opinen lo mismo.
En la foto estamos los tres hermanos
macana en ocasión de una
final de 2ª (2004) entre Nico y
Fede en la cual fui el referee. Un
abrazo, Gonza.
Enrique Sosa
Empecé a trabajar en el Club en
julio del 1978, en Mantenimiento,
hasta que un día se fue la persona
que estaba a la mañana en
el squash, y como me gustaba el
deporte pedí si me podía quedar
y así fue. Estando ahí, en las
canchas, me metía a pelotear con
ropa de fajina, con raquetas rotas

—75—

que quedaban en el sector. Como
no conocía las reglas, me acuerdo
que Diego Isla Casares, entonces
muy chico e igual que sus hermanos
jugaba bien, venía del colegio
y me las enseñaba.
Un día, Don Antonio Mieres me
regaló una de mis primeras raquetas,
una raqueta de madera,
porque yo me había construido
una con barra de metal y un
poco se doblaba, después descubrí
la varilla del palo de golf y
anduvo mejor. A medida que fui
aprendiendo los socios me pedían
que jugara y fue entonces
que pedí ropa deportiva para
poder dar clases.
Actualmente, veo muy bien al
squash del Náutico, con gran
crecimiento en cantidad y tambien
en calidad. Los torneos son
importantes, porque mantienen
siempre el squash activo. Debido
a la gran demanda, ya se escuchan
los pedidos hace tiempo de
una nueva cancha. Quizás algún
día se pueda realizar.
Tomás Del Campo, Juan Etchart y, sobre la mesa, Tommy Sinistri.
Centenario - SquaSh
Quique en la cancha.
Quisiera aprovechar la oportunidad
para decirles que a lo largo
de estos 32 años lo pasé muy bien
en el Náutico, le estoy agradecido
porque me dio una profesión, y
vi pasar a mucha gente que sabe
cuánto lo valoro y cuánto valoro a
cada uno de ellos.
Un abrazo, hasta siempre, Quique.
—76—
Los socios aprovechamos también
para agradecer a Quique por su
trabajo de tantos años, y no hay
duda de que es uno de los responsables
en generar mucho de lo que
es el squash del Club, sobre todo
con su tarea de uno a uno, por
teléfono, sumando al socio a jugar,
a querer participar, anotarse
en los torneos, a pertenecer a este
deporte. Son muchos años de trabajo
para el Club y sus socios, y si
bien hoy cambiaron mucho las cosas
(los torneos se organizan vía
mail), no podemos olvidarnos del
llamado de Enrique a cada jugador
para invitarnos a un torneo,
a pasarnos el día y la hora de los
partidos, una tarea titánica y que
todos reconocemos como un gran
trabajo. ¡Gracias Quique!

Squashistas náuticos de todas las edades dijeron presente en la reinauguración de las canchas, en el 2006.