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Adviento Misionero 2007 Vuelo 2-0-0-7. Destino TIERRA de MISIÓN<br />
El muchacho dice que "no es difícil, pero a veces me corto los pies con las puntillas del muelle y<br />
también a veces me enfermo con el agua, que está muy contaminada". Jook realiza este trabajo para<br />
sostener a su madre, que es VIH positiva y no puede trabajar porque no se encuentra bien de salud<br />
(Fuente: Good Work, Bad Work, Tough Choices, Matt Scott, Visión Mundial, 2000).<br />
Cuantos niños tienen que hacerse cargo de la situación familiar y sacar adelante a sus<br />
hermanos y padres porque estos están enfermos o no tienen trabajo. Nosotros vivimos bien,<br />
tenemos de todo, no nos preocupamos de lo que cuestan las cosas y de vez en cuando nos enfadamos<br />
porque no nos compran lo que pedimos.<br />
Gesto: Se les muestran imágenes de niños realizando esas tareas (ANEXO 13) y las pegan en<br />
un mapamundi grande en la zona de Oceanía.<br />
CUENTO: El cielo de Taikí<br />
(15 minutos)<br />
Una noche hubo una gran tormenta en la ciudad de Taikí. El agua y el granizo caía con fuerza.<br />
Los rayos y relámpagos no dejaban dormir a nadie. De madrugada, se escuchó un grandísimo trueno<br />
que hizo retemblar todos los cristales. En ese momento, vino un gran silencio. Parecía que la<br />
tormenta habí a te rmi nado de golpe.<br />
A la mañana siguiente, cuando todos salieron a la calle, nadie podía creer lo que veían sus ojos.<br />
El cielo se había roto. Encima de la ciudad de Taikí no había cielo. Aquel gran trueno lo había<br />
destrozado. Un gran agujero oscuro cubría toda la ciudad.<br />
La noticia recorrió el mundo entero. Muchos fueron a ver aquel extraño suceso. Como no<br />
había cielo, el Sol daba un rodeo para no pasar por allí. No había nubes ni pájaros que volaran. La<br />
Luna y las estrellas no se po dían ver desde Taikí.<br />
Sus habitantes quedaron muy tristes, porque ahora vivían en una ciudad sin cielo. Nadie sabía<br />
qué hacer para recuperarlo. Hasta que un día volvió la esperanza a todos. Una estrella de color<br />
amarillo comenzó a brillar dentro de aquel agujero. La recibieron con tanto entusiasmo, que la<br />
llamaron Esperanza. Al día siguiente sucedió lo mismo. Apareció otra pequeña estrella de color<br />
rojizo. La alegría empezó a apoderarse de todos. A esta estrella la llamaron Alegría. Poco a poco,<br />
aquel agujero oscuro fue llenándose de más y más estrellas.<br />
Nadie podía explicar por qué aparecían las nuevas estrellas. Era un misterio. Pero lo cierto<br />
era que, cada vez que alguien hacía algo bueno a otra persona, nacía una estrella. Al principio no se<br />
dieron cuenta de esto. Pero pron to lo descubrieron, y así, encontraron la manera de recuperar su<br />
cielo perdido. Desde ese mo mento, todos se dedicaron a hacerse cosas buenas los unos a los o tro s.<br />
Cuando un niño ayudaba a su madre a poner la mesa, nacía una estrella. Cuando dos personas<br />
hacían las paces, nacía otra estrella. Cuando alguien compartía lo que tenía con otros, otra más<br />
aparecía.<br />
De esta manera, fue creciendo el número de estrellas de una forma imparable. Fueron tantas<br />
y tantas, que ya casi no cabían dentro del agujero. Cuando se llenó del todo, se produjo un gran<br />
resplandor, y tras él, apareció un deslumbrante cielo azul encima de la ciudad.<br />
El agujero oscuro había desaparecido. La ciudad de Taikí estrenaba un nuevo cielo. El Sol<br />
volvió a lucir en lo alto; y las nubes y los pájaros volvieron otra vez a cruzarlo.<br />
Toda la ciudad se vistió de fiesta y celebraron con gran alegría lo sucedido. El mundo en tero<br />
supo la buena noticia. Y Taikí dejó de ser conocida como la ciudad sin cielo, para ser conocida ahora,<br />
como la ciudad que tenía el cielo en la tierra. (José Real, “Érase una vez”, Ed.CCS)<br />
Dialogar sobre el mensaje del cuento.<br />
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