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1-60 La central 9.qxd - Revista La Central

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22<br />

Moulin Rouge, París<br />

El viejo continente es la<br />

economía más grande del mundo y la tercera<br />

potencia demográfica después de China<br />

y la India. Su crecimiento demográfico<br />

es muy magro porque sus habitantes tienen<br />

pocos hijos y viven largamente, con<br />

lo que su volumétrico flujo inmigrante es<br />

el responsable de las tres cuartas partes<br />

del crecimiento poblacional de la UE, evitando<br />

por ahora un probable colapso del<br />

sistema previsional. Este dato es particularmente<br />

crudo en los países tradicionalmente<br />

más ricos y avanzados, que coincidentemente<br />

han sido receptores de millones<br />

de personas sin trabajo escapadas de<br />

los países que antes fueron sus propias<br />

colonias.<br />

<strong>La</strong> capital de la República Checa<br />

–país subdesarrollado, reciente miembro<br />

de la UE– es nuestra única parada en Europa<br />

<strong>Central</strong>, geográficamente estratégica.<br />

Ostenta coqueta su pasado medieval: basta<br />

con cruzar el puente Carlos IV varias veces<br />

y quedarse respirando el río Moldava,<br />

sus castillos y sus palacios. Llena de música<br />

y músicos, gótica, bastante lejos de la<br />

Europa pudiente, Praga exhibe tesoros y<br />

Los barrios<br />

multirraciales le<br />

cambian la vibración a<br />

esta parte del mundo<br />

mientras los medios se<br />

preguntan por eso que<br />

llaman 'invasión' y que<br />

mantiene tan ocupada<br />

a la derecha europea.<br />

Museo del Comunismo, Praga<br />

Sachsenhausen, Berlín<br />

Tower Bridge, Londres Beginjnhof, Amsterdam<br />

cicatrices: Mala Strana y la calle Nerudova, las casitas de Mozart y Kafka,<br />

la sinagoga más antigua de Europa con cementerio incluido, un<br />

pueblo sufrido y chicos y chicas de belleza exótica. En la ciudad de<br />

los puentes hablan muy poco inglés y bailan música electrónica.<br />

Suvenires: Mamushkas con purpurina de todos los tamaños y poster<br />

de Kafka.<br />

Nomeolvido: el Museo del Comunismo –frente a McDonald’s y al<br />

lado del Casino–, que mezcla en combo la revolución rusa, el stalinismo,<br />

bienes de almacén, la Primavera de Praga, la Revolución<br />

de Terciopelo y motocicletas de los años <strong>60</strong>.<br />

En los barrios de moda de la mayoría de estas grandes ciudades,<br />

la fórmula se repite. El Montmartre artisticoso en París; la londinense<br />

Portobello Road, de pasado antillano; el Jordaan en Ámsterdam;<br />

el Mitte en Berlín. Décadas atrás, casi todos fueron zonas más<br />

bien ‘cutres’, pobres, barrios bajos de okupas, artistas, obreros y capas<br />

inmigrantes que fueron solapando color a sus cuadras. Pero con<br />

el tiempo la otredad se volvió cool, y estos sectores se llenaron de<br />

bares, locales de diseño, oferta turística y precios de alquiler que trepan.<br />

El Raval y el Barrio Gótico, separados por las míticas ramblas de<br />

Barcelona, combinan tendencia y sabor inmigrante: tiendas multicolores,<br />

pubs, museos, ropas colgando de la ventana y 328 idiomas en<br />

boca de inmigrantes ricos y pobres. Y mucho turista, claro. En Madrid,<br />

<strong>La</strong>vapiés sería el sucedáneo inmigrante, y Malasaña la versión<br />

aggiornada.<br />

<strong>La</strong> ciudad de los canales o la vida sobre el pólder.<br />

Un pueblo de pescadores que tuvo la primera bolsa de valores; un<br />

puerto inmigrante de protestantes y judíos perseguidos que se nombra<br />

paradigma de la no censura. Por regulación estatal, acá la bicicleta<br />

es el medio de transporte de tuti mundi y aunque llueva. <strong>La</strong><br />

mítica Zona Roja, entre la Estación <strong>Central</strong> y la plaza del Dam (pleno<br />

centro), está montada para el turismo sexual, y combina antiquísimas<br />

iglesias, torcidas casas del 1<strong>60</strong>0 y chicas en vidriera. Los<br />

coffee shops, apuntan a un blanco similar y los hay para gente mayor,<br />

turistas gritones y habitués. <strong>La</strong> gente del lugar lo enfrenta con<br />

naturalidad comerciante. <strong>La</strong>s viviendas de Rembrandt y Ana Frank<br />

son museos. <strong>La</strong> colección Van Gogh tiene lo propio muy cerca de<br />

un marken-letrero que dice “I am sterdam”. <strong>La</strong>s campañas de las<br />

ONGs piden a los adultos que no estresen a sus hijos. Amsterdam<br />

es tolerante desde lejos.<br />

Suvenires: tulipanes, zuecos, penes de cerámica blanca con trama de<br />

cannabis y todas las cervezas todas.

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