10.07.2015 Views

Late como tambor / Sol Aliverti - Revista La Central

Late como tambor / Sol Aliverti - Revista La Central

Late como tambor / Sol Aliverti - Revista La Central

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

68L A P R E S E N C I A A F R I C A N A E N C Ó R D O B A


POR SOL ALIVERTI. ILUSTRACIÓN DE PABLO ESTÉVEZ. Esta “Nueva Andalucía” en la quevivimos está impregnada de un legado genético negro que noreconocemos, de una identidad tapada que no terminamos de asumiry valorar. Tras sus huellas va esta nota, con un afrodescendiente localy un estudioso del asunto <strong>como</strong> guías.“Entonces dónde es que están los negros”, dicebajito una señora mientras se detiene frenteal Convento de las Carmelitas Descalzas.Ariel, el guía turístico municipal que hace elrecorrido del tour “Córdoba morena”, acabade decir que, en la época colonial, las monjasllegaron a tener 300 esclavos negros enese convento. <strong>La</strong> señora se ríe y cuchichea.Dice que de esos negros no queda ninguno,que en Córdoba no hay afrodescendientes,que las guerras dela independencia, o la esclavitudo el paso deltiempo los borrarondel mapa.<strong>La</strong> identidad africanaen Córdoba sobrevuelacon el mito de lopasado, del patrimonio demuros, piedras y cruces. <strong>La</strong>sconstrucciones jesuíticas dela ciudad y la provincia sontestigos de eso: cada piedrade ellas fue puesta porel lomo de esos africanosque vivían bajo la tutela dela orden religiosa en los siglosXV y XVI. Ningún ladrillo es un mito, y sindudas representa la herencia del trabajo africanoen la ciudad. Sin embargo, un ladrilloes una identidad quieta, dura, estática. Unpatrimonio construido en el pasado que nosrecuerda eso: oiga, escuche, mire, estas paredestienen un solo color, un solo sudor,un solo ritmo.Pero la señora se sigue preguntando porquélas paredes no hablan. Y en córdoba sobrevuelael mito de que, de esos afrodescendientesque constituyeron más de la mitadde la población, apenas quedan muros, estancias,campanarios.MERCADO CAUTIVODesde que llegaron, casi al unísono con lafundación de Córdoba, fueron vendidos, rematadosy castigados en la Plaza San Martíny en el Cabildo. Córdoba funcionaba <strong>como</strong>centro de redistribución de esclavos. Llegabantraídos del puerto de Buenos Aires y luegoeran enviados al norte, a la zona de Cuyoy a Potosí.En 1840, el censo colonial ya estimaba queel 60 por ciento de la población cordobesatenía orígenes africanos. Y ese dato le dio aCórdoba el mote de “ciudad negrera”. Acá,los afrodescendientes aprendieron el oficiode zapateros y de sombrereros. Para poderreconocerse, cantaban los ritmos que habíantraído de sus tierras.Marcos Carrizo es el autor de Córdoba Morena,un libro de edición independiente recientementeeditado que se encarga de analizar la Córdobanegra desde 1830 hasta 1880. MarcosCarrizo asegura que en todo hay herencia. Sóloque cierto movimiento no permitió que losafrodescendientes reconocieran la identidadque los parió hace siglos: “Hubo un discursoinvisibilizador desde la élite, y desde abajo también–explica Marcos– Todo lo negro está asociadoa cosas malas. Nadie se quiere acordarporque es un estigma. Es <strong>como</strong> asumir que tumamá es puta. Hablé con la gente, fui a losbarrios, pero no quieren acordarse. Es un olvidoinducido. Vos empezás en la escuela, quesi sos medio negrito y te pintan la cara parahacer de negro, todos se te ríen”.Carrizo arroja datos contundentes: en 1620,por cada 110 familias vecinas, es decir unos500 blancos españoles, había alrededor dedos mil esclavos registrados, según las actascapitulares. ¿Qué pasó después? En 1778, segúnel censo que ordena la Corona, el 48 porciento de la población es afromestiza, entrenegros libres y negros esclavizados. Y en eselapso comenzó a operar el mestizaje. “Empiezana aparecer las categorías étnicas: nodice mulato, pero dice pardo. Rápidamentese opera un gran mestizaje entre indios, negrosy españoles”, abunda Marcos.En el censo nacional de 1850 desaparecen lascategorías étnicas. Ya no hay ni blancos, ni negros,ni indios. Ya son todos argentinos. “Enel proceso de construcción de estado Nacióntambién hay una negación de la identidad”,asegura Carrizo.Otro ejemplo de la gran cantidad de afrodescendientesque había en Córdoba hastaprincipios de siglo XX y de la estigmatizaciónque aún sufrían, se dio en la Universidad.Allí se siguieron acumulando expedientesde limpieza de sangre hasta la Reforma Universitaria.“Si te recibías en 1880 y erasmedio oscurito, eras sospechoso. Tenías quepresentar un expediente de limpieza de sangresi alguien te lo requería. Entonces teníasque confirmar que no tenías sangre negra.Sino, no te daban el título.”Durante el periodo de la colonización y muchotiempo después, se dio el proceso de mestizajeentre españoles, originarios y afrodescendientes.Después de eso, pareciera queen Córdoba, la identidad africana hubiese69Asumirse <strong>como</strong> afrodescendiente no es tarea fácil en unasociedad donde todo lo equívoco, lo siniestro, lo ilegal,es señalado <strong>como</strong> cosa de negros.


desaparecido, pero hay algo que todavía lateen las provincia negrera.“Yo vivo en Ferreyra, que es un barrio dondehay muchos curanderos. Eso es expresión sincréticade la cultura aborigen y africana. Otracosa que yo veo en los cordobeses es la musicalidad:están en cualquier lado y están golpeandoalgo”, dice Marcos Carrizo, percutiendola mesa con sus manos.TRIPLEDOBLEVÉ: www.rutadelesclavocba.wordpress.comPARA LEER: <strong>La</strong> Ruta del Esclavo en el Río de la Plata, compilado de ponencias realizadopor Marisa Pineu. Eduntref Editorial.Ponencias del seminario Internacional sobre el tema organizado por la Cátedra Unesco deTurismo Cultural y realizado en Buenos Aires en 2009.Córdoba Morena (1830 – 1880), de Marcos Carrizo. Edición Independiente.Aborda los aspectos más relevantes relacionados a la posición de los afrodescendientes en lasociedad cordobesa de mediados del siglo XIX.70Hubo un discurso invisibilizador desde laélite, y desde abajo también”SE VE, SE NOTA“El primer ejercicio es visual”, explica AlejandroLudueña, un afrodescendiente de Córdoba.“Parate en cualquier esquina y empezá amirar. Hay muchos rasgos fenotípicos característicosdel africano. Los rulos, el pelo bienensortijado es el más notable, el único rasgoque no desaparece. También se nota enla boca y la nariz ancha. En Cruz del Eje esmuy interesante, impresionante, ver la cantidadde afrodescendientes no asumidos quehay”.Alejandro tiene la piel morena, el cuerpo grandey fuerte, uñas blanquísimas y un fuerteacento local. Su ascendencia africana vienepor parte de madre: su bisabuela tuvo un affairecon un negro del ejército. Ale perteneceal grupo cordobés de <strong>La</strong> Ruta del Esclavo,un proyecto internacional de investigacionesmultidisciplinarias impulsado por la Unescoen 1993. También forma parte de un grupode afrodescendientes que milita por la visibilizaciónde su existencia en Córdoba, un grupoque no reclama, que sólo lucha por ser.Un movimiento silencioso pero pujante quecomienza a tomar vida y ayuda a los descendientesde africanos a salir del clóset.“Ser afrodescendiente es una decisión de identidad,no sólo una cuestión biológica –subrayaAlejandro Ludueña – <strong>La</strong> madre de MalcomX era blanca pero se asumió negra porque erafruto de una relación entre una esclava y unblanco. Tiene que ver con cuestiones biológicas,sí. Pero también con fundamentos ideológicos.Esto me llevó, ya de grande, a decirlea mi mamá que dejáramos esa historia de quesomos descendientes de españoles”.Gran parte de la confusión viene a raíz de quelos esclavizados, una vez que eran vendidos,adquirían el apellido de sus amos españoles,Marcos Carrizouna marca de la pertenencia que les adjudicabauna nueva identidad. Eso hace suponerque no todos los Guzmán o los Ledesma, porejemplo, descienden de españoles, y enfrentala ciudad cuartetera a la certeza de quemuchos de sus habitantes también desciendende los navíos negreros.“Hay que acabar con ese mito de que todoslos negros murieron en la Guerra del Paraguay–amplía Alejandro– <strong>La</strong> situación de córdobaes muy compleja, porque muchosesclavos eran llevados a trabajar a las sierras,por ejemplo a la fábrica de armas deColonia Caroya durante la época independentista,y en esos lugares se produjo un granmestizaje”“Ser afrodescendientees una decisión deidentidad. Tiene quever con cuestionesbiológicas, sí. Perotambién con fundamentosideológicos”Alejandro LudueñaSOMOS LOSQUE SOMOSAsumirse <strong>como</strong> afrodescendiente no es tareafácil en una sociedad donde todo lo equívoco,lo siniestro, lo ilegal, es señalado <strong>como</strong>cosa de negros. “El problema es encontrar,en este proceso identitario de nuestro país,una pata que falta. Y que es fundamental.Nuestro tango, nuestro folclore, nuestraspalabras, hasta nuestra comida típica tieneraíces africanas: el mondongo eran las sobrasque comían los esclavos, y mondongoera lo que ellos llamaban panza”, continúaLudueña. Para él, lo primero es empezar areconocerse <strong>como</strong> sujetos históricos, volvera poner a la vista una identidad borrada, queparece haber sido una leyenda de antaño,volver a decir las cosas por su nombre.Hay que volver a decir, por ejemplo, que lahistoria del Indio Bamba, que secuestró auna mujer en el río, contiene varias falacias.Que se sepa: el indio no era indio, era negro;y aquella mujer que secuestró al costado delrío, de apellido Allende, no era rica ni erablanca, sino que también era negra: una esclavaportadora del apellido de sus amos.Hay que volver a decir que nada desaparece,que nadie nace de un repollo. “Lo quepasa es que es más romántico decir que unindio secuestró a una blanca”, señala AlejandroLudueña, enojado con ese marketingnovelesco que sepulta la verdadera identidadde las cosas.Uno de los avances fue que en el último censonacional una de las preguntas indagarasobre la posible ascendencia africana. Peropara Alejandro, lo que todavía falta es un grantrabajo de sensibilización, así <strong>como</strong> se realizócon los pueblos originarios. Un trabajo devisibilización que le devuelva el rostro a laidentidad afro.Dice la historia que antes de subir a los esclavosa los navíos negreros, se los bautizaba.Un bautismo exprés que les daba un nuevodios y un nuevo nombre. Aquellos negros sedesesperaban porque creían que les estabanarrojando una maldición, creían que los blancoslos iban a comer. Algo que casi hicieron.<strong>La</strong> revancha es pararse en la Plaza San Martíno en Cruz del Eje o en cualquier lado, yvolver a mirar.“Un obispo dijo en una misa que en Córdobaya no quedaban negros ni indios–cuenta Ludueña– Entonces yo, que estabasentado al lado de un descendiente decomechingones, le dije: ´¿Y vos qué sos? ¿Yyo qué soy?’ ”.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!