Reflexiones para una semana de misión - Salesianos Uruguay
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MIRAR EL MUNDO CON<br />
Si Jesús pasó por la vida haciendo el<br />
bien y es la Palabra <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> un<br />
Dios que da vida a cuantos creen en<br />
Él, no hay otra manera <strong>de</strong> afrontar la<br />
vida <strong>para</strong> un cristiano que tener su<br />
misma mirada ante los acontecimientos<br />
<strong>de</strong> cada día.<br />
Ver la vida con los ojos <strong>de</strong> Jesús es<br />
hacer <strong>de</strong> la propia vida un proyecto <strong>de</strong><br />
salvación, es hacer <strong>de</strong> Jesús el Señor<br />
<strong>de</strong> la propia vida y apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su<br />
mirada y <strong>de</strong> sus encuentros con las<br />
personas, <strong>para</strong> orientar los propios<br />
valores, la propia mirada y la calidad<br />
<strong>de</strong> las relaciones que entablamos con<br />
los <strong>de</strong>más<br />
LOS OJOS DE JESÚS<br />
Te ofrecemos aquí un conjunto or<strong>de</strong>nado y<br />
orgánico <strong>de</strong> materiales que pue<strong>de</strong>n servir<br />
<strong>para</strong> las reflexiones <strong>de</strong> las misiones u<br />
otros encuentros <strong>de</strong> varios días.<br />
El tema viene dado por las búsquedas <strong>de</strong><br />
la Pastoral Juvenil Salesiana en los diversos<br />
ambientes y niveles.<br />
La profundidad con que se pue<strong>de</strong> tratar<br />
los temas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> la animación que<br />
se haga y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stinatarios. No todos<br />
tienen la misma dinámica, pero es importante<br />
po<strong>de</strong>r tratarlos según la secuencia.<br />
De más está <strong>de</strong>cir que podrán enriquecerse<br />
con los aportes <strong>de</strong> cada grupo; esto es<br />
solo <strong>una</strong> “base”.<br />
A<strong>de</strong>más, habrá que buscar la forma <strong>de</strong> integrar<br />
las reflexiones con las oraciones y<br />
la eucaristía <strong>de</strong>l día, y vincularlas con los<br />
acontecimientos <strong>de</strong> la <strong>misión</strong>.
MIRAR EL<br />
MUNDO<br />
CON LOS<br />
OJOS DE<br />
JESÚS<br />
PRIMER ENCUENTRO<br />
Se inicia con el siguiente canto:<br />
Dame tus ojos quiero ver<br />
dame tus palabras quiero hablar<br />
dame tu parecer...<br />
Dame tus pies yo quiero ir<br />
dame tus <strong>de</strong>seos <strong>para</strong> sentir<br />
dame tu parecer...<br />
Dame lo que necesito<br />
<strong>para</strong> ser como tu<br />
Dame tu voz dame tu aliento<br />
toma mi tiempo es <strong>para</strong> ti<br />
dame el camino que <strong>de</strong>bo seguir<br />
dame tus sueños tus anhelos<br />
tus pensamientos<br />
tu sentir<br />
dame tu vida <strong>para</strong> vivir.<br />
Déjame ver lo q tu vez<br />
dame <strong>de</strong> tu gracia, tu po<strong>de</strong>r<br />
dame tu corazón...<br />
Déjame ver en tu interior<br />
<strong>para</strong> ser cambiado<br />
por tu amor<br />
dame tu corazón<br />
Dame lo que necesito<br />
<strong>para</strong> ser como tú...<br />
Dame tu voz dame tu aliento<br />
toma mi tiempo es <strong>para</strong> ti<br />
dame el camino que <strong>de</strong>bo seguir<br />
dame tus sueños<br />
tus anhelos tus pensamientos<br />
tu sentir<br />
dame tu vida <strong>para</strong> vivir<br />
Dame tus ojos quiero ver...<br />
dame tu parecer...<br />
Jesús Adrián Romero<br />
La canción se pue<strong>de</strong> escuchar en:<br />
http://www.youtube.com/watch?feature=player_<strong>de</strong>tailpage&v=fnwtPLHmS6A
Los anteojos <strong>de</strong> Dios<br />
por Mamerto Menapace.<br />
Se motiva la lectura y el trabajo personal <strong>de</strong>l<br />
siguiente cuento, <strong>para</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un rato,<br />
compartir resonancias en pequeños.<br />
El cuento trata <strong>de</strong> un difunto. Anima bendita camino <strong>de</strong>l cielo don<strong>de</strong> esperaba encontrarse con<br />
Tata Dios <strong>para</strong> el juicio sin trampas y a verdad <strong>de</strong>snuda. Y no era <strong>para</strong> menos, porque en la conciencia<br />
a más <strong>de</strong> llevar muchas cosas negras, tenía muy pocas positivas que hacer valer. Buscaba<br />
ansiosamente aquellos recuerdos <strong>de</strong> buenas acciones que había hecho en sus largos años <strong>de</strong><br />
usurero. Había encontrado en los bolsillos <strong>de</strong>l alma unos pocos recibos "Que Dios se lo pague",<br />
medio arrugados y amarillentos por lo viejo. Fuera <strong>de</strong> eso, bien poca más. Pertenecía a los ladrones<br />
<strong>de</strong> levita y galera, <strong>de</strong> quienes comentó un poeta: "No dijo malas palabras, ni realizó cosas<br />
buenas".<br />
Parece que en el cielo las primeras se perdonan y las<br />
segundas se exigen. Todo esto ahora lo veía clarito.<br />
Pero ya era tar<strong>de</strong>. La cercanía <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Tata Dios lo<br />
tenía a muy mal traer.<br />
Se acercó <strong>de</strong>spacito a la entrada principal, y se extraño<br />
mucho al ver que allí no había que hacer cola. O bien no<br />
había <strong>de</strong>masiados clientes o quizá los trámites se realizaban<br />
sin complicaciones.<br />
Quedó realmente <strong>de</strong>sconcertado cuando se percató no<br />
sólo <strong>de</strong> que no se hacía cola sino que las puertas estaban<br />
abiertas <strong>de</strong> par en par, y a<strong>de</strong>más no había nadie<br />
<strong>para</strong> vigilarlas. Golpeó las manos y gritó el Ave María Purísima. Pero nadie le respondió. Miró<br />
hacia a<strong>de</strong>ntro, y quedó maravillado <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> cosas lindas que se distinguían. Pero no<br />
vio a ninguno. Ni ángel, ni santo, ni nada que se le pareciera. Se animó un poco más y la curiosidad<br />
lo llevó a cruzar el umbral <strong>de</strong> las puertas celestiales. Y nada. Se encontró perfectamente<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>para</strong>íso sin que nadie se lo impidiera.<br />
-¡Caramba — se dijo — parece que aquí <strong>de</strong>ber ser todos gente muy honrada! ¡Mirá que <strong>de</strong>jar<br />
todo abierto y sin guardia que vigile!<br />
Poco a poco fue perdiendo el miedo, y fascinado por lo que veía se fue a<strong>de</strong>ntrando por los patios<br />
<strong>de</strong> la Gloria. Realmente <strong>una</strong> preciosura. Era <strong>para</strong> pasarse allí <strong>una</strong> eternidad mirando, porque<br />
a cada momento uno <strong>de</strong>scubría realida<strong>de</strong>s asombrosas y bellas.<br />
De patio en patio, <strong>de</strong> jardín en jardín y <strong>de</strong> sala en sala se fue internando en las mansiones celestiales,<br />
hasta que <strong>de</strong>sembocó en lo que tendría que ser la oficina <strong>de</strong> Tata Dios. Por supuesto,<br />
estaba abierta también ella <strong>de</strong> par en par. Titubeó un poquito antes <strong>de</strong> entrar. Pero en el cielo<br />
todo termina por inspirar confianza. Así que penetró en la sala ocupada en su centro por el escritorio<br />
<strong>de</strong> Tata Dios. Y sobre el escritorio estaban sus anteojos. Nuestro amigo no pudo resistir<br />
la tentación — santa tentación al fin — <strong>de</strong> echar <strong>una</strong> miradita hacia la tierra con los anteojos <strong>de</strong><br />
Tata Dios. Y fue ponérselos y caer en éxtasis. ¡Qué maravilla! Se veía todo clarito y patente. Con
esos anteojos se lograba ver la realidad profunda <strong>de</strong> todo y <strong>de</strong> todos sin la menor dificultad.<br />
Pudo mirar profundo <strong>de</strong> las intenciones <strong>de</strong> los políticos, las auténticas razones <strong>de</strong> los economistas,<br />
las tentaciones <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> Iglesia, los sufrimientos <strong>de</strong> las dos terceras partes <strong>de</strong><br />
la humanidad. Todo estaba patente a los anteojos <strong>de</strong> Dios, como afirma la Biblia.<br />
Entonces se le ocurrió <strong>una</strong> i<strong>de</strong>a. Trataría <strong>de</strong> ubicar a su socio <strong>de</strong> la financiera <strong>para</strong> observarlo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta situación privilegiada. No le resulto difícil conseguirlo. Pero lo agarró en un mal<br />
momento. En ese preciso instante su colega esta estafando a <strong>una</strong> pobre mujer viuda mediante<br />
un crédito bochornoso que terminaría <strong>de</strong> hundirla en la miseria por sécula seculorum. (En el<br />
cielo todavía se entien<strong>de</strong> latín). Y al ver con meridiana claridad la cochinada que su socio estaba<br />
por realizar, le subió al corazón un profundo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> justicia. Nunca le había pasado en la tierra.<br />
Pero, claro, ahora estaba en el cielo. Fue tan ardiente este <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hacer justicia, que sin<br />
pensar en otra cosa, buscó a tientas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong>l banquito <strong>de</strong> Tata Dios, y revoleándolo<br />
por sobre su cabeza lo lanzó a la tierra con <strong>una</strong> tremenda puntería. Con semejante teleobjetivo<br />
el tiro fue certero. El banquito le pegó un formidable golpe a su socio, tumbándolo allí<br />
mismo.<br />
En ese momento se sintió en el cielo <strong>una</strong> gran algarabía. Era Tata Dios que retornaba con sus<br />
angelitos, sus santas vírgenes, confesores y mártires, luego <strong>de</strong> un día <strong>de</strong> picnic realizado en los<br />
collados eternos. La alegría <strong>de</strong> todos se expresaba hasta por los poros <strong>de</strong>l alma, haciendo <strong>una</strong><br />
batahola celestial.<br />
Nuestro amigo se sobresalto. Como era pura alma, el alma no se le fue a los pies, sino que se<br />
trató <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>r <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l armario <strong>de</strong> las indulgencias. Pero uste<strong>de</strong>s compren<strong>de</strong>rás que la<br />
cosa no le sirvió <strong>de</strong> nada. Porque a los ojos <strong>de</strong> Dios todo está patente. Así que fue no más entrar<br />
y llamarlo a su presencia. Pero Dios no estaba irritado. Gozaba <strong>de</strong> muy buen humor, como<br />
siempre. Simplemente le preguntó qué estaba haciendo.<br />
La pobre alma trató <strong>de</strong> explicar balbuceando que había entrado a la gloria, porque estando la<br />
puerta abierta nadie la había respondido y el quería pedir permiso, pero no sabía a quién.<br />
-No, no — le dijo Tata Dios — no te pregunto eso. Todo está muy bien. Lo que te pregunto es lo<br />
que hiciste con mi banquito don<strong>de</strong> apoyo los pies.<br />
Reconfortado por la misericordiosa manera <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> Tata Dios, el pobre tipo fue animado y le<br />
contó que había entrado en su <strong>de</strong>spacho, había visto el escritorio y encima los anteojos, y que<br />
no había resistido la tentación <strong>de</strong> colocárselos <strong>para</strong> echarle <strong>una</strong> miradita al mundo. Que le pedía<br />
perdón por el atrevimiento.<br />
-No, no — volvió a <strong>de</strong>cirle Tata Dios — Todo eso está muy bien. No hay nada que perdona. Mi<br />
<strong>de</strong>seo profundo es que todos los hombres fueran capaces <strong>de</strong> mirar el mundo como yo lo veo.<br />
En eso no hay pecado. Pero hiciste algo más. ¿Qué pasó con mi banquito don<strong>de</strong> apoyo los pies?<br />
Ahora sí el ánima bendita se encontró animada <strong>de</strong>l todo. Le contó a Tata Dios en forma apasionada<br />
que había estado observando a su socio justamente cuando cometía <strong>una</strong> tremenda injusticia<br />
y que le había subido al alma un gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> justicia, y que sin pensar en nada había manoteado<br />
el banquito y se lo había arrojado por el lomo.<br />
-¡Ah, no! — volvió a <strong>de</strong>cirle Tata Dios. Ahí te equivocaste. No te diste cuenta <strong>de</strong> que si bien te<br />
había puesto mis anteojos, te faltaba tener mi corazón. Imaginate que si yo cada vez que veo
<strong>una</strong> injusticia en la tierra me <strong>de</strong>cidiera a tirarles un banquito, no alcanzarían los carpinteros <strong>de</strong><br />
todo el universo <strong>para</strong> abastecerme <strong>de</strong> proyectiles. No m’hijo. No. Hay que tener mucho cuidado<br />
con ponerse mis anteojos, si no se está bien seguro <strong>de</strong> tener también mi corazón. Sólo tiene<br />
<strong>de</strong>recho a juzgar, el que tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> salvar.<br />
Oración final (salmo 138)<br />
-Volvete ahora a la tierra. Y en penitencia, durante<br />
cinco años rezá todo los días esta jaculatoria:<br />
"Jesús, manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón dame<br />
un corazón semejante al tuyo".<br />
Y el hombre se <strong>de</strong>spertó todo transpirado, observando<br />
por la ventana entreabierta que el sol<br />
ya había salido y que afuera cantaban los pajaritos.<br />
Hay historias que parecen sueños. Y sueños que<br />
podrían cambiar la historia.<br />
Consignas <strong>para</strong> el trabajo individual, y <strong>para</strong> ser<br />
compartido en grupitos.<br />
Antes <strong>de</strong> ponerte a pensar, hacele un espacio<br />
a Jesús, repitiendo varias veces y lentamente<br />
la oración que le “enseñó” Dios al<br />
protagonista:<br />
"Jesús, manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón dame un<br />
corazón semejante al tuyo".<br />
¿Te ha sucedido alg<strong>una</strong> vez <strong>una</strong> situación<br />
semejante a la <strong>de</strong>l protagonista?<br />
Jesús nos advierte sobre "ver la pelusa en el<br />
ojo ajeno y no la viga en el propio". ¿Qué<br />
<strong>de</strong>stacarías <strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> Dios?<br />
¿Cómo es tu mirada sobre los que te ro<strong>de</strong>an<br />
y sobre el mundo? ¿Positiva, esperanzada,<br />
solidaria, compasiva...?<br />
Convocados todos juntos al finalizar, se pue<strong>de</strong><br />
hacer un canto (el inicial) y rezar el salmo 138.<br />
Señor, tú me son<strong>de</strong>as y me conoces,<br />
tú sabes si me siento o me levanto;<br />
<strong>de</strong> lejos percibes lo que pienso,<br />
te das cuenta si camino o si <strong>de</strong>scanso,<br />
y todos mis pasos te son familiares.<br />
Antes que la palabra esté en mi lengua,<br />
tú, Señor, la conoces plenamente;<br />
me ro<strong>de</strong>as por <strong>de</strong>trás y por <strong>de</strong>lante<br />
y tienes puesta tu mano sobre mí;<br />
<strong>una</strong> ciencia tan admirable me sobrepasa:<br />
es tan alta que no puedo alcanzarla.<br />
¿A dón<strong>de</strong> iré <strong>para</strong> estar lejos <strong>de</strong> tu espíritu?<br />
¿A dón<strong>de</strong> huiré <strong>de</strong> tu presencia?<br />
Si subo al cielo, allí estás tú;<br />
si me tiendo en el Abismo, estás presente.<br />
Si tomara las alas <strong>de</strong> la aurora<br />
y fuera a habitar en los confines <strong>de</strong>l mar,<br />
también allí me llevaría tu mano<br />
y me sostendría tu <strong>de</strong>recha.<br />
Si dijera: “¡Que me cubran las tinieblas<br />
y la luz sea como la noche a mi alre<strong>de</strong>dor!”,<br />
las tinieblas no serían oscuras <strong>para</strong> ti<br />
y la noche sería clara como el día.<br />
Tú creaste mis entrañas,<br />
me plasmaste en el seno <strong>de</strong> mi madre:<br />
te doy gracias porque fui formado<br />
<strong>de</strong> manera tan admirable.<br />
¡Qué maravillosas son tus obras!<br />
Tú conocías hasta el fondo <strong>de</strong> mi alma<br />
y nada <strong>de</strong> mi ser se te ocultaba,<br />
cuando yo era formado en lo secreto,<br />
cuando era tejido en lo profundo <strong>de</strong> la tierra.<br />
Tus ojos ya veían mis acciones,<br />
todas ellas estaban en tu Libro;<br />
mis días estaban escritos y señalados,<br />
antes que uno solo <strong>de</strong> ellos existiera.<br />
¡Qué difíciles son <strong>para</strong> mí tus <strong>de</strong>signios!<br />
¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto <strong>de</strong> ellos!<br />
Si me pongo a contarlos, son más que la arena;<br />
y si terminara <strong>de</strong> hacerlo,<br />
aún entonces seguiría a tu lado.
SEGUNDO ENCUENTRO<br />
Se inicia con la misma canción que la reflexión anterior (Dame tus ojos quiero ver…).<br />
LOS OJOS DE JESÚS<br />
Este primer momento consiste en la lectura <strong>de</strong> los siguientes<br />
textos en pequeños grupos, intentando extraer<br />
alg<strong>una</strong>s conclusiones sobre la mirada <strong>de</strong> Jesús:<br />
¿cómo era?, ¿qué ocasionaba en los <strong>de</strong>más?, etc<br />
La fuerza <strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> Jesús, es uno <strong>de</strong> los aspectos que más impresionó a sus discípulos.<br />
Los evangelios hablan con frecuencia <strong>de</strong> cómo veía Él las cosas, <strong>de</strong> cómo miraba.<br />
Jesús miraba a la muchedumbre, se fijaba en la moneda <strong>de</strong>l tributo, observaba como echaba su<br />
limosna en la colecta la mujer pobre, dirigía a sus apóstoles sus ojos, miraba fijamente al joven<br />
que quería seguirle ("Jesús, fijando en él su mirada, le tomo cariño y le dijo: sólo <strong>una</strong> cosa te<br />
falta..." Mc 10,21), escrutaba las intenciones <strong>de</strong> sus enemigos, les dirigía <strong>una</strong> mirada llena <strong>de</strong><br />
enfado ("ellos callaban: y El, mirándoles con ira, apenado..." Mc 3,5), miraba a Zaqueo apreciando<br />
su buena voluntad...<br />
Enseñó a sus discípulos a saber ver y discernir las cosas. Les animó a que supieran ver los signos<br />
<strong>de</strong> los tiempos, observar la belleza <strong>de</strong> los lirios <strong>de</strong>l campo, la libertad <strong>de</strong> los pájaros, la necesidad<br />
<strong>de</strong>l prójimo malherido en el camino. Parece como si Jesús pasara su vida viendo, mirando,<br />
observando con <strong>una</strong> infinita capacidad <strong>de</strong> admiración y <strong>de</strong> profundidad<br />
en su mirada, pero sobre todo, los evangelistas, se<br />
acuerdan <strong>de</strong> sus ojos en los momentos <strong>de</strong> oración.<br />
Las miradas <strong>de</strong> Jesús (textos evangélicos <strong>para</strong> trabajar)<br />
1.- Mira a Zaqueo. Lc 19, 1-5.- “Jesús llegando a aquel sitio, alzando<br />
la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto porque hoy voy a hospedarme<br />
en tu casa”.<br />
Zaqueo, subido en el árbol porque quería ver a Jesús y no podía por ser bajo <strong>de</strong> estatura. Zaqueo<br />
se <strong>de</strong>ja mirar por Jesús... cambio radical.<br />
2.- Joven rico ( Mc, 10,17). Maestro, ¿qué tengo que hacer <strong>para</strong> conseguir la vida eterna? ...<br />
Jesús, fijando en el su mirada, le amó y le dijo: “Sólo te falta <strong>una</strong> cosa...”<br />
3.- El peligro <strong>de</strong> las riquezas ( Mc. 10, 27...). ¡Qué difícil será que los ricos entren en el Reino <strong>de</strong><br />
Dios! Ellos, asombrados dijeron: ¿Quién se podrá salvar? Jesús, mirándoles fijamente, dijo: “Para<br />
los hombres es imposible, pero no <strong>para</strong> Dios, porque todo es posible <strong>para</strong> Dios”. Mirada profunda.<br />
De un hombre que tiene experiencia <strong>de</strong> Dios-Padre.<br />
4.- Jesús en la Cruz ( Jn 19, 25...) . Junto a la Cruz <strong>de</strong> Jesús estaba su Madre, María. Jesús, viendo<br />
a su madre y al discípulo a quien amaba, le dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.<br />
Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>tenernos en esta mirada <strong>de</strong> Jesús... muriendo, en plena agonía. Siempre pensando
en los <strong>de</strong>más... no quiere que su madre se que<strong>de</strong> sola. Mirada cariñosa a su madre <strong>de</strong> un hijo<br />
adulto.<br />
5.- Negaciones <strong>de</strong> Pedro (Lc 22, 61...) Pedro, el gran amigo, por miedo le niega tres veces. “ Al<br />
salir, el Señor se volvió y miró a Pedro. .. y saliendo fuera, lloró amargamente. Muchas veces se<br />
ha fijado en Pedro: al comienzo, en el Jordán. Cuando le constituye jefe <strong>de</strong> la Iglesia (tú eres<br />
Pedro y sobre esta piedra...), en el monte Tabor, en la playa... Pedro, ¿me amas más que estos...?<br />
Pero aquella mirada <strong>de</strong> Jesús transforma a Pedro.<br />
6.- Mirada a la mujer adúltera, mirada limpia y constructiva. “Yo tampoco te con<strong>de</strong>no, vete en<br />
paz” (Jn 8, 1-11).<br />
7.- Mirada al <strong>para</strong>lítico <strong>de</strong> la piscina... lo que a Jesús le sale es curar, sanar, liberar. Miradas a<br />
tantos enfermos (Jn 9, 1-20).<br />
8.- Mirada cariñosa a los niños: “Dejen que los niños se acerquen a mí”. Los niños son muy inteligentes<br />
y solamente se acercan a las personas que les ofrecen cariño (Mc10, 13-16).<br />
9.- Mirada al ciego Bartimeo... cuando el ciego abre los ojos y lo primero que encuentra es la<br />
cara <strong>de</strong> Jesús (Mc 10, 46-52).<br />
10.- Para ben<strong>de</strong>cir y rogar al Padre: “Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y<br />
tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio<br />
los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”. (Mt 14,19)<br />
Jesús me mira a mí.<br />
Dejate mirar por JESÚS.<br />
Después <strong>de</strong> poner algo en común con todo el grupo(brevemente)<br />
se inicia un momento personal <strong>de</strong><br />
oración, <strong>para</strong> la que se propone la siguiente consigna.<br />
Será importante darse tiempo y motivar bien el momento<br />
<strong>para</strong> que sea provechoso, sereno y profundo.<br />
Entre un momento y otro sería conveniente hacer un<br />
canto y leer uno <strong>de</strong> los trozos <strong>de</strong>l evangelio presentados<br />
anteriormente.<br />
Dios tiene un lenguaje muy parecido al que usan las personas que tanto se quieren <strong>para</strong> encontrarse.<br />
Y ese lenguaje que se construye <strong>de</strong> miradas, palabras, sonrisas, gestos, lágrimas, presencias,<br />
alegrías y dolores compartidos, es el lenguaje <strong>de</strong>l AMOR.<br />
Ese es el lenguaje que Dios quiere usar con vos. Lo que más le importa <strong>para</strong> hacer conexión con<br />
nosotros es el Amor.
Lo principal no está en cuánto amás vos a Él, o en si lo<br />
amás mal o bien. Lo más increíble es que Él te ama<br />
primero, y no está esperando otra cosa sino que lo mires.<br />
Sí… mirarlo <strong>para</strong> conectar con Él y su Amor por<br />
vos.<br />
Yo no sé si existe <strong>una</strong> buena noticia mejor que esta:<br />
que hay alguien que te está esperando <strong>para</strong> regalarte<br />
porque sí, sin pedirte nada a cambio, <strong>una</strong> experiencia<br />
impresionantemente sanadora <strong>de</strong> Amor. Ese alguien<br />
tiene un nombre y un rostro: el <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret, y<br />
no tenés más que volver los ojos <strong>de</strong> tu corazón hacia<br />
lo hondo <strong>para</strong> encontrarlo.<br />
¡Qué cosa tan increíble! ¡Es mucho! ¡Es un exceso!<br />
¿Será cierto eso <strong>de</strong> que tengo los ojos, la mirada <strong>de</strong><br />
amor <strong>de</strong> Jesús hacia mí, dibujada en mis entrañas, o<br />
sea en lo más hondo <strong>de</strong> mí misma/o?<br />
Yo te invitaría a hacer <strong>una</strong> prueba, <strong>una</strong> prueba <strong>de</strong> algo<br />
así como <strong>una</strong> mirada hacia tus entrañas, hacia tu corazón,<br />
hacia tu interior.<br />
Si no te animás, pará acá <strong>de</strong> leer, y <strong>de</strong>cile a Dios que te<br />
fortalezca en la fe y la confianza <strong>para</strong> <strong>de</strong>jarte amar.<br />
Si estás leyendo es que te animás… Así que la consigna<br />
es que pidas el Espíritu <strong>de</strong> Jesús sobre vos, algo así<br />
como “Espíritu <strong>de</strong> Jesús, Espíritu Santo vení a mi”. Repetilo<br />
varias veces con mucha calma, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>cile<br />
a Jesús que querés encontrarte con su mirada, que<br />
querés ver cómo te está mirando. Y como “el mirar <strong>de</strong><br />
Dios es amar”, que querés probar <strong>de</strong> ese amor.<br />
Decíselo con tus palabras, con las que te salga. Y si<br />
estás sola/o y querés <strong>de</strong>círselo en voz alta mejor. No<br />
porque Él sea sordo, sino porque te va a hacer bien a<br />
vos escucharte…<br />
Después <strong>de</strong> dar el tiempo que se consi<strong>de</strong>re<br />
necesario, se convoca <strong>para</strong> compartir<br />
algo <strong>de</strong> lo vivido y rezar juntos la oración<br />
que se propone.<br />
Oración <strong>para</strong> rezar juntos al final<br />
Pedimos, Jesús, tu mirada<br />
Para quedar perdonados.<br />
Tu mirada es compasiva<br />
y purificadora.<br />
Compren<strong>de</strong> hasta <strong>de</strong>ntro, sanándolo<br />
todo con la medicina <strong>de</strong> tu amor.<br />
¡Qué bien nos conoces y nos compren<strong>de</strong>s!<br />
Tu mirada se posa misericordiosamente<br />
sobre nosotros y los pecados<br />
ya ni se recuerdan, o se recuerdan<br />
<strong>para</strong> confesar tu nombre.<br />
Es <strong>una</strong> mirada que nos dice: Yo te<br />
amo, a pesar <strong>de</strong> todo, yo te amo.<br />
Es <strong>una</strong> mirada que lo viste todo <strong>de</strong><br />
ternura.<br />
Para quedar rehabilitados. Porque el<br />
amor dignifica. Cuando uno se siente<br />
amado, ya se ve como persona, y su<br />
vida se ilumina.<br />
¿Quien sea objeto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios,<br />
no se sentirá valioso e importante?<br />
Ya se pue<strong>de</strong> tener confianza en sí<br />
mismo y en todo.<br />
Para quedar transformados y ser<br />
hombres nuevos, tu mirada tiene<br />
<strong>una</strong> capacidad creadora y <strong>de</strong>spierta en<br />
nosotros los mejores estímulos.<br />
Con tu mirada sentimos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> ser<br />
limpios, <strong>de</strong> seguirte, <strong>de</strong> abrirnos a los<br />
<strong>de</strong>más. Tu mirada encien<strong>de</strong> y trascien<strong>de</strong><br />
nuestra vida.<br />
Para que nuestros ojos se parezcan a<br />
los tuyos. Cuando tú nos miras, pones<br />
en nosotros ojos nuevos, ojos que<br />
empiezan a parecerse a los tuyos.<br />
«Te pareces a mí, porque yo te miro.<br />
Te pareces a mí, porque yo te amo».<br />
Todo el que es amado, contagia amor.<br />
Todo el que es mirado con misericordia,<br />
mirará con misericordia. Somos<br />
en gran parte lo que recibimos. Por<br />
eso pedimos, Jesús, tu mirada, <strong>para</strong><br />
parecernos a ti.
TERCER ENCUENTRO<br />
Iniciamos el encuentro con la siguiente canción:<br />
Dame, Señor, tu mirada y pueda yo ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí<br />
El día que empieza, el sol que calienta y cubre los montes <strong>de</strong> luz.<br />
Dame, Señor, tu mirada y pueda gozar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí<br />
Que el día <strong>de</strong>clina y anuncia las noches <strong>de</strong> l<strong>una</strong> cuando viene abril<br />
Dame, Señor tu mirada, grábala en mi corazón,<br />
Don<strong>de</strong> tu amor es amante y tu paso constante, tu gesto creador.<br />
Dame, Señor, tu mirada y entrañas <strong>de</strong> compasión;<br />
Dale firmeza a mis pasos, habita mi espacio y sé mi canción.<br />
Dame, Señor, tu mirada y entrañas <strong>de</strong> compasión,<br />
Haz <strong>de</strong> mis manos ternura y mi vientre madura, ¡Aquí estoy, Señor!<br />
Ponme, Señor la mirada junto al otro corazón<br />
De manos atadas, <strong>de</strong> oculta mirada, que guarda y calla el dolor.<br />
Siembra, Señor tu mirada y brote <strong>una</strong> nueva canción<br />
De manos abiertas, <strong>de</strong> voz <strong>de</strong>scubierta sin límite en nuestro interior.<br />
La canción se pue<strong>de</strong> escuchar en:<br />
http://www.youtube.com/watch?feature=player_<strong>de</strong>tailpage&v=3l_q1Ib0T20<br />
Después se proclama el capítulo 9 <strong>de</strong> San Juan (el episodio<br />
<strong>de</strong>l ciego sanado).<br />
Se invita a que cada uno lo relea y medite, ayudado por<br />
alg<strong>una</strong>s preguntas y claves <strong>de</strong> lectura.<br />
Alg<strong>una</strong>s consignas <strong>para</strong> ayudarnos en la meditación y en la oración (no tienen que ser todas).<br />
a) Antes <strong>de</strong> leer, empezá por hacer espacio a Jesús en tu espíritu, repitiendo o cantando<br />
varias veces <strong>una</strong> antífona como esta: «El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré...?»<br />
b) ¿Qué parte <strong>de</strong>l texto me ha llamado más la atención? ¿Por qué?<br />
c) ¿Qué preguntas le haría a los fariseos <strong>de</strong>l pasaje; y al ciego; y a Jesús?<br />
d) Dice el refrán popular: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver! ¿Cómo aparece esto<br />
en la conversación entre el ciego y los fariseos?<br />
e) ¿Te sentís como el ciego, necesitado <strong>de</strong> luz y <strong>de</strong> salvación? ¿Cuándo? ¿En qué circunstancias?<br />
f) ¿Compartís, <strong>de</strong> algún modo, la ceguera <strong>de</strong> los discípulos (llenos <strong>de</strong> prejuicios religiosos), <strong>de</strong><br />
los vecinos (superficiales en su modo <strong>de</strong> mirar), <strong>de</strong> los padres (miedosos <strong>para</strong> confesar a<br />
Jesús), <strong>de</strong> los fariseos (duros <strong>de</strong> corazón e incapaces <strong>de</strong> sentir misericordia)?
Tras un tiempo personal<br />
sería bueno reunirse en<br />
pequeños grupos <strong>para</strong><br />
compartir algo <strong>de</strong> lo<br />
anterior.<br />
Dependiendo <strong>de</strong>l grupo,<br />
pue<strong>de</strong> darse otro paso en<br />
la reflexión con la lectura<br />
y comentario <strong>de</strong>l siguiente<br />
texto, que profundiza en la<br />
mirada <strong>de</strong> Jesús en el texto<br />
<strong>de</strong> San Juan.<br />
COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN JUAN<br />
Generalmente miramos lo que es importante <strong>para</strong> nosotros. Nuestro foco <strong>de</strong> atención es <strong>de</strong>terminado<br />
por lo que está en nuestros corazones. Jesús vino a este mundo a revelar la pasión<br />
<strong>de</strong> Dios por la humanidad. El vino a salvar al perdido, sanar al enfermo, a dar vista a los ciegos, a<br />
levantar al muerto. Nada era más importante <strong>para</strong> él que dar ánimo al quebrantado <strong>de</strong> corazón,<br />
libertad a los cautivos, proclamar el año <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong>l Señor. Haciendo así, Jesús estaba dispuesto<br />
a privarse <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso, comida, agua, y finalmente, <strong>de</strong> su propia vida. Es por ello que,<br />
cuando la ciudad entera estaba ocupada y preocupada por muchas otras cosas, Jesús vio al<br />
ciego y acudió en su rescate.<br />
De manera que ¿cuál es el significado <strong>de</strong> mirar con los ojos <strong>de</strong> Jesús? Consi<strong>de</strong>remos los siguientes<br />
cuatro puntos.<br />
Visión compasiva<br />
Ver con los ojos <strong>de</strong> Jesús significa mirar con compasión. Todas las cosas que Cristo hizo fueron<br />
condicionadas por su amor infinito y su compasión. Necesitamos ser sensibles y tiernos con los<br />
menos afort<strong>una</strong>dos así como lo fue él. Necesitamos sentir lo que él sintió. Necesitamos poseer<br />
un corazón <strong>de</strong>licado que pueda alcanzar al doliente. Jesús se i<strong>de</strong>ntificó completamente con los<br />
pa<strong>de</strong>cimientos y necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l ciego. Cuando su compasión encendió <strong>una</strong> respuesta <strong>de</strong> fe,<br />
los ojos <strong>de</strong>l hombre ciego fueron abiertos. Por primera vez en su vida vio el brillo <strong>de</strong>l sol, la belleza<br />
<strong>de</strong> la naturaleza, y al Señor <strong>de</strong> la sanidad. La gratitud llenó su corazón y lo impulsó a prorrumpir<br />
en alabanza proclamando lo que Jesús había hecho por él. No sintió temor <strong>de</strong> dar gloria<br />
a Dios.<br />
Visión sin obstrucción<br />
Alg<strong>una</strong>s claves <strong>para</strong> la lectura <strong>de</strong>l evangelio<br />
Jesús ve en el ciego, no a un mendigo, a un excluido, a un marginado, a<br />
un pecador..., sino a un hombre. Como en cada episodio <strong>de</strong> los evangelios,<br />
Jesús pone en el centro <strong>de</strong> la atención a la persona, no los prejuicios<br />
sobre ella, ni las leyes. Sólo ve en él a <strong>una</strong> persona necesitada <strong>de</strong><br />
salvación. Los discípulos, por el contrario, se pier<strong>de</strong>n en i<strong>de</strong>as “teológicas”:<br />
la enfermedad es un castigo por el pecado... No saben ver.<br />
Jesús ve en esta <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong>l ciego <strong>una</strong> oportunidad <strong>para</strong> que se manifieste<br />
en él la salvación <strong>de</strong> Dios. Mientras Jesús está en el mundo, se<br />
sabe enviado a salvar. Y, en esta ocasión, en la persona <strong>de</strong>l ciego, se revela<br />
como Luz <strong>de</strong>l mundo.<br />
Ver a otros a través <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> Jesucristo significa <strong>de</strong>scartar cualquier cosa que obstruya<br />
<strong>una</strong> clara visión. Cuando Jesús vio al ciego, vio a <strong>una</strong> persona en gran necesidad, y advirtió la<br />
oportunidad <strong>de</strong> revelar el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Pero los discípulos vieron un problema teológico.<br />
“Maestro, quién pecó, este hombre o sus padres?”, preguntaron (Juan 9,2). Con frecuencia,<br />
nuestras i<strong>de</strong>as y concepciones <strong>de</strong>l mundo interfieren al observar a las personas por lo que son y
por lo que necesitan. Si se pier<strong>de</strong> el enfoque en quién es Dios y lo que él <strong>de</strong>sea que hagamos<br />
por los <strong>de</strong>más, disminuye nuestra visión y se va perdiendo el sentido <strong>de</strong> nuestra <strong>misión</strong>.<br />
Visión basada en lo que Dios nos sugiere<br />
Para mirar como Jesús lo hizo, <strong>de</strong>bemos aceptar la visión reveladora que Dios provee. Observemos<br />
a los vecinos <strong>de</strong>l hombre ciego. Ellos sabían que era ciego <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento. Ahora<br />
escucharon el testimonio <strong>de</strong>l hombre diciendo que Dios lo había sanado. Dios se encontró con<br />
él personalmente y le dio la vista. Ese hombre era <strong>una</strong> prueba viviente <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Pero<br />
los vecinos no estaban pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong> aceptar la revelación divina. Incluso llegaron a dudar si<br />
este era el mismo ciego que se sentaba en la vecindad a mendigar todos los días. Buscaron la<br />
opinión <strong>de</strong> los fariseos. Prefirieron el juicio <strong>de</strong> otros en lugar <strong>de</strong> la revelación <strong>de</strong> Dios.<br />
Los fariseos tenían sus propias “cataratas”. Cuando <strong>de</strong>scubrieron que la sanación ocurrió en<br />
sábado, no lo pudieron admitir. Determinaron que quien sanó en sábado había quebrantado el<br />
sábado y por lo tanto no provenía <strong>de</strong> Dios (Juan 9,16). La mirada <strong>de</strong> los fariseos estaba tan disminuida<br />
por las interpretaciones legalistas sobre el sábado que no pudieron ver al Señor <strong>de</strong>l<br />
sábado. Para ellos Jesús apareció, no como la más acabada revelación divina, sino como un<br />
hombre que no guardaba el sábado.<br />
Irónicamente, la visión <strong>de</strong> los fariseos era en verdad la peor <strong>de</strong> las cegueras. Los fariseos se creían<br />
<strong>de</strong>masiado sabios <strong>para</strong> necesitar instrucción, <strong>de</strong>masiado justos <strong>para</strong> necesitar salvación,<br />
<strong>de</strong>masiado altamente honrados <strong>para</strong> necesitar la honra que proviene <strong>de</strong> Cristo...Se aferraban a<br />
las formas muertas, y se apartaban <strong>de</strong> la verdad viva y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. ¿Hay algo <strong>de</strong> esto en<br />
nuestra acción misionera?<br />
Visión <strong>de</strong> valentía<br />
Ver como Jesús lo hizo es mirar con valentía. Veamos la reacción <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong>l ciego. Ellos<br />
<strong>de</strong>berían haberse alegrado. Su hijo podía ver ahora. No necesitaba seguir siendo un mendigo.<br />
Podía trabajar y mantenerse a sí mismo. La gente tenía sus dudas, los fariseos tenían su teología,<br />
pero los padres no tenían por qué dudar <strong>de</strong> que su hijo se hubiera transformado en <strong>una</strong> nueva<br />
persona. Sin embargo, ellos todavía no podían ver como Jesús. La visión <strong>de</strong> Jesús era <strong>una</strong><br />
visión <strong>de</strong> valentía. El vio un hombre en necesidad y lo sanó en día sábado sin sentir temor <strong>de</strong> los<br />
fariseos. Haciendo bien, dando vista al ciego, no hay lugar <strong>para</strong> la cobardía. Pero los padres fueron<br />
temerosos y dijeron: “Pregúntale a él, él es suficientemente gran<strong>de</strong> como <strong>para</strong> contestar<br />
por sí mismo” (Juan 9,21). Prefirieron la aceptación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más por encima <strong>de</strong> la divina. Una<br />
persona que teme ser rechazada por los <strong>de</strong>más sólo por <strong>de</strong>cir la verdad no pue<strong>de</strong> ver como<br />
Jesús. Tar<strong>de</strong> o temprano, la cubrirán las tinieblas.<br />
La mayor necesidad<br />
Consecuentemente, nuestra mayor necesidad es mirar como Jesús ve. Como creyentes, como<br />
estudiantes o profesionales, <strong>de</strong>bemos anhelar <strong>de</strong> veras ver como Jesús. Hay momentos cuando<br />
no sabemos qué hacer, qué <strong>de</strong>cir, qué dirección tomar, pero es reconfortante saber que Cristo<br />
está dispuesto a irrumpir en nuestra confusión y oscuridad <strong>para</strong> alumbrar nuestros corazones.<br />
¡Jesús es el más gran<strong>de</strong> oculista que jamás haya existido! El tiene la receta correcta <strong>para</strong> corregir<br />
nuestra visión. En él, todo es ciento por ciento. Y está dispuesto a restaurar nuestra visión<br />
<strong>para</strong> permitirnos ver como él ve.
CUARTO ENCUENTRO<br />
Canto Inicial:<br />
Perdón por aquel mendigo<br />
por aquella lágrima que hice brillar.<br />
Perdón por aquellos ojos,<br />
que al buscar los míos no quise mirar. (2)<br />
Señor, no le di la mano,<br />
se encontraba solo y lo <strong>de</strong>jé partir.<br />
Perdón por no dar cariño,<br />
por solo buscarlo y tan lejos <strong>de</strong> Ti (2)<br />
Señor, ¿por qué soy así?,<br />
estoy como un ciego no sé compren<strong>de</strong>r.<br />
Señor, Tú eres mi esperanza,<br />
dame tu mirada que te sepa ver.<br />
Perdón por otros hermanos,<br />
a quienes no importa <strong>de</strong> tu pa<strong>de</strong>cer.<br />
Estás cerca <strong>de</strong>l que sufre,<br />
pasan a tu lado pero no te ven. (2)<br />
Señor, no voy siempre alegre<br />
no doy luz a otros que están junto a mí.<br />
Perdón por esta tristeza<br />
por sentirme solo cuando estás ahí. (2)<br />
Después <strong>de</strong> tres encuentros <strong>de</strong> carácter más bien reflexivo,<br />
se propone uno celebrativo en el que, a<strong>de</strong>más,<br />
pue<strong>de</strong> facilitarse la celebración <strong>de</strong> la reconciliación.<br />
Con la intención <strong>de</strong> “fijar nuestra mirada en Jesús” se expondrá<br />
el Santísimo (o reunirse en torno al sagrario) <strong>para</strong><br />
dar un tiempo calmo <strong>de</strong> oración.<br />
Un cartel con la siguiente frase pue<strong>de</strong> ubicarse <strong>para</strong> motivar:<br />
¿Realmente vale la pena fijar la mirada en Jesús?<br />
Un lector proclama los siguientes versículos (pue<strong>de</strong> hacerlo<br />
varias veces, remarcando el “fijar la mirada”):<br />
“…<strong>de</strong>jemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos<br />
con fortaleza la carrera que tenemos por <strong>de</strong>lante. Fijemos nuestra mirada<br />
en Jesús, pues <strong>de</strong> Él proce<strong>de</strong> nuestra fe y Él es quien la perfecciona”.<br />
Heb. 12, 1-2
Tiempo <strong>de</strong> silencio.<br />
Quizás pueda ponerse como fondo musical las canciones<br />
que se han usado en las anteriores reflexiones.<br />
Tras un rato, dos lectores se van intercalando <strong>para</strong><br />
proclamar la siguiente oración:<br />
Quisiera mirar con tu mirada, Señor.<br />
Como has mirado a la Samaritana: “Una mujer <strong>de</strong> Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo:<br />
‘Dame <strong>de</strong> beber’...".<br />
Como has mirado a la mujer adultera: "...Yo tampoco te con<strong>de</strong>no, le dijo Jesús. Vete, no<br />
peques más en a<strong>de</strong>lante".<br />
Miradas <strong>de</strong> amor profundo y verda<strong>de</strong>ro en tus ojos, que tanto han cautivado<br />
y tantas barreras han <strong>de</strong>rribado.<br />
Una mirada al corazón <strong>de</strong> la persona, mirada portadora <strong>de</strong> toda tu bondad,<br />
sabiduría y amor.<br />
Como la <strong>de</strong>l joven rico: “Jesús lo miró con amor y le dijo: Sólo te falta <strong>una</strong> cosa: ve, ven<strong>de</strong><br />
lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".<br />
La mirada al ciego <strong>de</strong> nacimiento…<br />
A los leprosos…<br />
Las que has dirigido a las mujeres angustiadas por tus sufrimientos...<br />
mirada <strong>de</strong> un rostro <strong>de</strong>sfigurado... “no lloren por mi...”<br />
Miradas <strong>de</strong> ternura y acogimiento hacia el pecador arrepentido, mirada<br />
fulminante hacia el perverso obstinado, hacia el injusto engreído y <strong>de</strong>spiadado<br />
con los más pobres...<br />
Danos el regalo <strong>de</strong> que nuestros ojos se parezcan a los tuyos.<br />
Cuando tú nos miras, pones en nosotros ojos nuevos,<br />
ojos que empiezan a parecerse a los tuyos.<br />
«Te pareces a mí, porque yo te miro. Te pareces a mí, porque yo te amo».<br />
En este momento se motivará la<br />
reconciliación sacramental.<br />
Podrá usarse algún examen <strong>de</strong> conciencia ya existente, o<br />
proponer algo con el tema <strong>de</strong> la mirada (la canción inicial<br />
pue<strong>de</strong> ser inspiradora).<br />
Si no hubiera reconciliación sería bueno continuar el<br />
momento celebrativo dándole <strong>una</strong> tónica penitencial<br />
(salmo, canto, preguntas, gesto…).<br />
Como cierre <strong>de</strong>l momento, se convocará al grupo <strong>para</strong><br />
hacer un canto y rezar juntos la oración <strong>de</strong>l Padrenuestro.