Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“El Señor, me abrió el oído. Yo no me resistí ni me eché atrás.<br />
Ofrecí <strong>la</strong> espalda a los que me apaleaban, <strong>la</strong>s mejil<strong>la</strong>s a los que<br />
mesaban mi barba. No tapé mi rostro ante ultrajes y ni salivazos. El<br />
Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. Por eso endurecí el<br />
rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado”.<br />
Is.50.<br />
Sólo desde una disponibilidad total, se puede<br />
explicar <strong>la</strong> entrega de Cristo Jesús. Era muy difícil <strong>la</strong><br />
tarea encomendada por el Padre. A pesar de todo,<br />
“ nunca se echó atrás” . Y aguantó “ golpes, ultrajes,<br />
salivazos” , <strong>con</strong> tal de ser fiel a <strong>la</strong> encomienda recibida.<br />
Todo un misterio de amor hacia nosotros, sus hermanos.<br />
La cercanía de aquel primer Viernes Santo, golpeará<br />
nuestra puerta para que despertemos de nuestro<br />
pasivismo, y nos hagamos sensibles, ante ese a<strong>con</strong>tecimiento<br />
que actualizaremos. Y ante un Dios que<br />
derrocha amor y entrega, no tiene explicación <strong>la</strong> fría<br />
indiferencia.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
MIERCOLES SANTO<br />
“Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros, como<br />
Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos<br />
queridos, y vivid en el amor, como Cristo os amó, y se entregó por<br />
nosotros a Dios como ob<strong>la</strong>ción y víctima suave de olor”. Ef.4.<br />
Las realidades que celebramos en esta semana,<br />
tienen que cuestionarnos, nuestra respuesta a Dios,<br />
desde nuestra vida. Y si <strong>la</strong> respuesta es verdadera,<br />
tiene que cuestionarnos también, nuestra respuesta a<br />
los hermanos. “ Sed imitadores de Dios” : amor a los<br />
hermanos, “ como Cristo nos amó” .<br />
La meta que se nos propone, no tiene una final:<br />
amor sin límites. Así es el amor que Dios nos ha manifestado<br />
en Cristo Jesús: siendo buenos siempre,<br />
comprendiendo siempre, perdonando siempre.<br />
Quienes todos los días l<strong>la</strong>mamos a Dios, Padre, sólo<br />
es verdadera nuestra oración, si tratamos a los demás<br />
como hermanos.<br />
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