Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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MARTES II<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre<br />
sus rodil<strong>la</strong>s, hasta tanto que venga el que ha de venir, y le traigan<br />
tributos, y le rindan homenaje los pueblos.” Gn.49,10<br />
Dios, siempre está presente en nuestra historia. Se<br />
han de cumplir sus designios sobre nosotros.<br />
Designios de amor. El será siempre, el “ que ha de<br />
venir” . Un futuro que siempre es presente. Nunca terminará<br />
su “ venir” , porque siempre <strong>la</strong> humanidad está<br />
necesitando su presencia. Y vendrá <strong>con</strong> ofertas de<br />
servicio.<br />
Nada de imposición, ni de dominio. Su “ cetro y su<br />
bastón” , serán <strong>la</strong> sencillez de un Niño, cuyo nombre<br />
será “ Dios <strong>con</strong> nosotros” . Así responde Dios a nuestra<br />
necesidad más profunda. Le necesitábamos, y se<br />
nos acerca misteriosa y realmente.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
“Aguardamos <strong>la</strong> manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El<br />
nos mantendrá firme hasta el final, para que no tengan de qué<br />
acusarnos ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo. Dios nos<br />
l<strong>la</strong>mó a participar de <strong>la</strong> vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro.<br />
¡Y él es fiel.” 1 Cor.1,7.<br />
“ Aguardamos” . Esta es <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que define nuestra<br />
realidad humana. Siempre aguardando, siempre<br />
en espera. Nuestra pobreza, es un grito que pide.<br />
Necesita ser atendida. Cristo Jesús, es <strong>la</strong> única<br />
respuesta verdadera a nuestro grito. Su Vida, haciéndose<br />
vida nuestra, es <strong>la</strong> que necesitamos: ser hijos en<br />
el Hijo. Ese es todo el <strong>con</strong>tenido del Adviento: Dios se<br />
hace Hombre, para que los hombres nos hagamos<br />
Dios.<br />
Por eso, este tiempo, es una l<strong>la</strong>mada insistente, a<br />
despertar, a vivir “ aguardando” , como <strong>con</strong>dición<br />
indispensable, para que Dios pueda entrar en nuestra<br />
vida. Sin esperanza, no es posible el Adviento.<br />
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