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Las dinámicas que han habilitado los ingresos a las cátedras a través de las vinculaciones
informales (directas o mediadas) 22 han contribuido con la invisibilidad de los procedimientos,
favoreciendo el incremento de poder decisorio (y de reconocimiento del mismo) de los miembros
y, fundamentalmente, de los responsables de las unidades pedagógicas. La discrecionalidad en
las selecciones ha configurado contextos de ilegibilidad sobre las regulaciones generales
existentes, lo cual a su vez ha potenciado su poder de autonomía decisoria. 23 En otras palabras, el
incremento del poder de acción de las unidades pedagógicas (en relación con la selección,
formalización y promoción de sus recursos humanos), así como la masividad y perdurabilidad de
la informalidad y la precariedad laboral en el cuerpo docente, han permitido comprender el modo
en que ambas cuestiones han cooperado por un lado, con el debilitamiento de la centralización en
la toma de decisiones en las instancias previstas “por y para” la Facultad de Ciencias Sociales; y
por otro con la naturalización, extensión y durabilidad de las prácticas informales que distinguen a
este espacio social. Las características de estas unidades pedagógicas parecieran moldear (y
haber sido moldeadas por) contextos de discrecionalidad que han contribuido a que sus miembros
hayan confundido, ignorado y/o sustituido los procedimientos normativos establecidos por la
propia UBA, por contraprestaciones no contempladas reglamentariamente.
Se ha relevado la existencia de configuraciones informales en el espacio de la Facultad de
Ciencias Sociales que parecieran replicar el esquema simplificado de incorporación a las cátedras.
Estas configuraciones han estado asociadas no sólo con el ingreso a la actividad docente, sino
también con el acceso a otras posiciones en el espacio (investigación, gestión, etc.). Un
tratamiento exhaustivo de estas configuraciones obligaría a ampliar la extensión de estas páginas;
no obstante se ha decidido incorporar un esquema que ilustre sintéticamente su incidencia en
torno a la reproducción del trabajo docente en el espacio y su vinculación con las dinámicas de
incorporación informal observadas en las unidades pedagógicas.
22 Si bien el inicio de todo proceso de designación formal comienza con la solicitud del responsable de la
cátedra a la Dirección de la Carrera a la cual pertenece la asignatura; el tipo de relación que se establezca
entre el responsable de la cátedra y el aspirante constituye el verdadero punto de partida hacia la
incorporación a la docencia. La cercanía, preferencias y modalidades de la relaciones entre estos dos
actores redundará en la importancia que el responsable de la unidad pedagógica le dará al seguimiento del
proceso de designación, y en los grados de intensidad que poseerán sus intervenciones ante las
autoridades de la Facultad a los efectos de ver efectivizada su solicitud (Hobert, 2009, 2011).
23 Como se ha tratado en este y otros trabajos (Hobert, 2009), los responsables o Titulares han constituído
las figuras de mayor poder decisorio en las cátedras; estableciendo distribuciones y distinciones internas
que, en contextos de informalidad, operaron sustituyendo los mecanismos formales de la institución.