Amazonas Cuest. 2 - Centenario José María Arguedas
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Faltan ya seis meses para la fiesta y viene el “LABRACUY” (la preparación de las<br />
velas). Para esto ya están listos: el tocador tayta Shatú con su pifuano (especie de flauta)<br />
hecha de madera escogida) y su tambor o tinya y el churero Pantaleión con su gran caracol, a<br />
cuyo sonido, que se difunde por todo el pueblo quedan avisados de que el Caporal pide<br />
auxilio de todas sus amistades, que al oir el llamado van diciendo “mash huiyariysa, ña<br />
cayashunna; ácuna ríypasa” (oigan señores, ya nos llaman, vamos en seguida) y nuevamente<br />
van llegando a la casa de don Ugenio quién señala: al que a de labrar las velas y a los que han<br />
de ir a ayudarle a sembrar y cultivar sus sementeras y con esta disposición termina el<br />
“LABRACUY”, que como es natural ocasiona también fuertes gastos de dinero y la carne del<br />
macho bóis ya agoniza.<br />
Faltan tres meses para el día de la fiesta y viene el “YAMTA PALLAY” (recoger<br />
leña). Suenan otra vez la tinya y el caracol y nuevamente acuden al llamado del Caporal; pero<br />
esta vez solamente los propietarios de acémilas y los hombres robustos que manejan el hacha<br />
con destreza sin igual; después de tomar un sostenido “cushal” (caldo preparado con yucas,<br />
carne y arróz) en casa de don Ugenio; se dirigen todos en medio de la mayor alegría,<br />
arreando sus bestias a los lejanos sitios donde se encuentran la leña; más o menos a las seis<br />
de la tarde están de regreso y dejan la casa llena de leña buena la que servirá hasta el final de<br />
la fiesta; se sirven una buena merienda y abundante chicha y se retiran, como es natural otra<br />
vez embriagados a sus casas, y siga el lector echando pluma a los gastos del pobre Caporal.<br />
Se acerca ya el final de los sacrificios de don Ugenio; les faltan solamente quince días<br />
para que alumbre la aurora del aniversario venturoso del Santo Patrón y llega el “AVIO”<br />
(despacho de fletes para conducir los productos del temple, lugar de clima cálidos) Y ahora<br />
viene lo bueno. Desde este momento, la casa de Caporal se convierte en una verdadera<br />
colmena, de donde no se alejan ya las abejas ni los zánganos; todas las designadas al<br />
principio comienzan al desempeño de sus labores: mama Lulica, preparando los últiles para<br />
el amasijo; la cosinera para que ni un momento falte la comida, especialmente para los<br />
“hueches” (allegados con algún regalito)<br />
Durante las noches habrán ensayos de los danzantes y así, en medio de tantos trabajos<br />
se llega el día de la velación del Santo Patrón, que es la antevíspera del día de la fiesta, y el<br />
lector siga echando pluma a los gastos.<br />
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