Romances históricos - Biblioteca Virtual Universal

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y de un lado al otro pasa gallardo, vivaz, activo, don Juan Enríquez de Lara, del regimiento ayudante, y de tan noble y gallarda130 presencia, que por los ojos entra a conquistar las almas. Esclarecido linaje, de los mejores de España, era el de este caballero,135 y su riqueza extremada. En la mies de bayonetas se descubre su cucarda, como suele en la de espigas una amapola lozana.140 De las mujeres los ojos doquier síguenlo, y se clavan en su rostro y en su talle, en su garbo y en su gracia. Su edad a los cinco lustros145 de seguro aún no llegaba, pues sus facciones guarnecen aún más bien bozo que barba. * En rondas y en desafíos, en pendencias y en batallas,150 o con razón o sin ella, siempre era un rayo su espada. Y aunque bueno, calavera, y de ligereza tanta, que cuanto se le ocurría155 sin reparo ejecutaba. En juego y en francachelas, y en aventuras galanas, liberalmente expendía sus pingües rentas de España.160 Era un caballo sin freno, un demonio en carne humana, en tratándose de amores, en petándole una dama. Siendo ya tantos los lances165 que en su tierna edad contaba, que era su famoso nombre conocido en toda Italia. Y en las calles y balcones le reconocen por fama,170 y en todas partes se escucha: «Ese es don Juan, ese es Lara.»
Romance Segundo El alojamiento En sus cuarteles dejando recogidas a las tropas, los oficiales y jefes175 sus alojamientos toman. Y por las plazas y calles pasan, cruzan y se informan de los números y casas, y de si hay lindas patronas.180 Coge don Juan su boleta, dónde está la casa anota, y en su fogoso morcillo para buscarla galopa. Al paso dice requiebros185 a las niñas que se asoman a los balcones, donaires a camaradas que topa; atropella a los paisanos, y las mesillas trastorna,190 al atravesar la plaza, de las pobres vendedoras. * A su alojamiento llega, que es una casa de forma donde un caballero anciano195 muy noble y muy rico mora. Mas en ella no hay mujeres, lo que a don Juan incomoda, recetando al boletero, por esta falta, una soba.200 Cortés el patrón recibe al huésped, que en su persona, urbanidad y despejo fina educación denota. Y en una vivienda rica,205 do nada falta, le aloja, rogándole honre su mesa, y que cual dueño disponga. Lara admite agradecido la invitación obsequiosa,210 y con frases cortesanas corresponde a tales honras. * Solo ya con su asistente, se lava, atilda y adorna, y por registrar la calle215 a los balcones se asoma.
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Índice Una antigualla de Sevilla R
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Romance Tercero El caballero La vic
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Con blancas sobrepellices Cual de s
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Una mano y brazo asoman,25 que sost
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que entonces reedificaban tal cual
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y bajando a los jardines por un pos
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Otro, asiéndole los brazos con una
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cien monedas de oro, y dice: «Toma
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con el son de las campanas que en l
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ornatos de miniatura, y de oro y ma
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para que la evite el hombre, a una
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de su peregrino rostro355 y de su c
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Así que volver la espalda le vio l
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hija por quien el rey tiene el más
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donde más os venga en pro. »Socor
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del huracán al impulso. Del hurac
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Romance Tercero El dormido Anuncia
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Hasta Bermejo se acerca... ¡Moro i
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la desnuda daga, como arde el rayo
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* Aunque con buen apetito, mustios
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En ella relampaguean reflejos de ac
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don Álvaro, que engañado juzgó,
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feroz le escarnece y burla, de la c
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en la cámara, cual una aparición,
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o que casas y palacios495 su basa h
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Recuerdos de un grande hombre A mi
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inmóvil, clavada, fija. Y ya al ci
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toma un sorbo de agua fresca, y con
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sus proyectos manifiesta. Recurre a
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al genovés, y aquel nombre375 pron
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y con sus huestes gallardas; allí
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el genovés navegante,565 que a la
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y de modestia tan grande, y de nobl
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Insiste en ver a los reyes y renuev
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jueces inflexibles fueron, y le tra
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de Málaga en el asedio,950 en otra
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y todos sus planes nuevos, el genov
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el más claro entendimiento, la vir
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o almirante de las Indias, duque y
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por sus designios ocultos.» «Muer
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oban, destruyen y matan. Así cumpl
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de los Católicos Reyes el noble em
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Y en una desierta calle, donde sus
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a ofrecerle ser su esposa y a jurar
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a diez pasos, dando un grito: «Ret
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que del devoto concurso295 tiene la
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el que deslumbró su vista: cubiert
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un momento la examina,490 y ora las
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Este Hernando, este mancebo585 era
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tan lamentable suceso, la sangrient
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(después de dar a las llamas y de
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de frugalidad modelo: y que de venc
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miran hacia el campamento, donde, c
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y para hombre bien nacido el honor
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sordo haciéndose a la befa de lice
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vuelto al marqués de Pescara,515 d
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lazos, borlas y cordones. En el alt
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allí donde más feroces los enemig
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Herido su rostro noble, pasado el b
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y los de Borbón soberbio, y entre
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Respóndele el derribado: «Soy el
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«Guardaréle, que colgarle de mi e
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como el marqués contestase: «Señ
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que se arrasaban los ojos735 de cua
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del alto esfuerzo español. Y cauti
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al lado de una gran mesa45 que cubr
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Sostenido por sus pajes desciende d
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Dijo el conde, la real mano besó,
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en la mesa, en el despacho, en la v
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de pajes y de escuderos. Mas la pen
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triunfó la fuerza, y el Cielo mir
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