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BOGUS LA CARA OCULTA DEL CASO ROSWELL
Sin embargo, una vez reconstruido, había algo extraño en
este cráneo, y al examinarlo con más detalle no dejaban de
sorprender algunas de sus contradicciones. Por ejemplo, los
huesos no tenían signos de haber padecido alguna
enfermedad; otro detalle desconcertante, era que los huesos
no estaban deformados por el proceso de mineralización, que
por otro lado, es un proceso poco común. Los huesos del
parietal y frontal conservaban también un espesor anormal de
10-12 mm, cuando con frecuencia en los humanos modernos
suele ser de 5 a 8 mm. Otro detalle anormal del cráneo, era
que para ser tan antiguo, los huesos de la nariz estaban
demasiado bien conservados, la dentadura no estaba más
desarrollada que la de un hombre moderno, y los pómulos
laterales de la cara indicaban un fuerte aparato masticador.
La reconstrucción final de este supuesto antepasado del
hombre, condujo a pensar, que era un cráneo mesaticéfalo
(índice=78) con la bóveda ligeramente aplanada, pero los
libros de la época lo incluyeron entre los braquicéfalos
cuando en realidad este índice no se corresponde a este
grupo. Así que el volumen de 1.070 cc que Woodward había
estimado inicialmente, fue rectificado a 1.300 cc, el mismo
volumen craneal que los bosquimanos australianos. Quizá el
detalle que más resaltaba en este controvertido fósil, era la
mandíbula, que tenía un aspecto mucho más simiesco que el
cráneo, y los molares se parecían más a los de un mono, que
a los de un ser humano, así que la mandíbula era más
parecida a la de un chimpancé que de un hombre. Esto
condujo a otro experto; el paleontólogo francés Boule, a
calificar todos los detalles y el cráneo como ―hechos
totalmente contradictorios‖.
Norbert R. Ibañez
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