nº 178/16-ix-1999 semanario de información religiosa - Alfa y Omega
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ΑΩ<br />
El Día <strong>de</strong>l Señor Nº <strong>178</strong>/<strong>16</strong>-IX-<strong>1999</strong> 15<br />
XXV Domingo <strong>de</strong>l tiempo ordinario<br />
Un único Vino para todos<br />
Evangelio<br />
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:<br />
– El Reino <strong>de</strong> los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.<br />
Después <strong>de</strong> ajustarse con ellos en un <strong>de</strong>nario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana,<br />
vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo <strong>de</strong>bido.<br />
Ellos fueron. Salió <strong>de</strong> nuevo hacia mediodía y a media tar<strong>de</strong>, e hizo lo mismo. Salió al caer la tar<strong>de</strong> y encontró<br />
a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? Le respondieron: Nadie nos ha<br />
contratado. Él les dijo: Id también vosotros a mi viña.<br />
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos<br />
y acabando por los primeros. Vinieron los <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer, y recibieron un <strong>de</strong>nario cada uno. Cuando llegaron<br />
los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un <strong>de</strong>nario cada uno. Entonces<br />
se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que<br />
a nosotros, que hemos aguantado el peso <strong>de</strong>l día y el bochorno. Él replicó a uno <strong>de</strong> ellos: Amigo, no te hago ninguna<br />
injusticia. ¿No nos ajustamos en un <strong>de</strong>nario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti.<br />
¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?<br />
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.<br />
Amigo, no te hago ninguna<br />
injusticia.<br />
- Vosotros habéis estado<br />
conmigo todo el día, gozáis<br />
<strong>de</strong> mi presencia y os<br />
he dado todo lo que me<br />
habéis pedido. ¿Por qué os<br />
enfadáis tanto y presentáis<br />
protestas?<br />
Os he dicho todo esto<br />
para que os alegréis... Alegraos,<br />
alegraos porque<br />
Dios es bueno y hace maravillas<br />
en los que le aman.<br />
¡Gozad todos! Gozad los<br />
que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera hora<br />
habéis tenido la dicha <strong>de</strong><br />
disfrutar en la viña <strong>de</strong> Dios<br />
y gozad los <strong>de</strong> la última<br />
hora que por fin habéis llegado<br />
para servir a tal Amo.<br />
Alegraos, sí, los <strong>de</strong> la<br />
primera hora que habéis<br />
encontrado la perla preciosa<br />
y que podéis disfrutar<br />
cuando véis llegar a los<br />
<strong>de</strong> otras horas para ser colmados<br />
<strong>de</strong> tantos bienes.<br />
Alegraos <strong>de</strong> que reciban la<br />
«Tardor: Viñadores». Pastel <strong>de</strong> Ramón Sanviens<br />
misma atención y la misma<br />
paga. Alegraos los <strong>de</strong><br />
la segunda y tercera y última<br />
hora que ya gozáis <strong>de</strong><br />
la presencia <strong>de</strong>l Amo y bebéis<br />
Vida en abundancia y<br />
os enriquecéis <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong><br />
los que ya han trabajado<br />
Debemos preocuparnos por el ocaso <strong>de</strong> tantos valores<br />
que constituyen un bien no sólo <strong>de</strong> la moral cristiana, sino<br />
simplemente humana, como el respeto a la vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
momento <strong>de</strong> la concepción, al matrimonio en su unidad<br />
indisoluble, a la estabilidad <strong>de</strong> la familia. El permisivismo<br />
moral afecta sobre todo a este ámbito más sensible <strong>de</strong> la vida<br />
y <strong>de</strong> la convivencia. A él van unidas las crisis <strong>de</strong> la verdad<br />
en las relaciones interhumanas, la falta <strong>de</strong> responsabilidad<br />
al hablar, la relación meramente utilitaria <strong>de</strong>l hombre<br />
con el hombre, la disminución <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong>l bien<br />
común y la facilidad con que es enajenado.<br />
antes. Alegraos todos porque<br />
pertenecéis al único<br />
Dios y servís en la única<br />
Viña fecunda y eterna colmada<br />
<strong>de</strong>l único Vino que<br />
embriaga, plenifica y colma<br />
el corazón <strong>de</strong>l hombre.<br />
Exultad <strong>de</strong> gozo porque yo<br />
Padre rico en misericordia<br />
Mateo 20, 1-<strong>16</strong><br />
he entregado mi vida con<br />
una petición en mis labios:<br />
Padre, que ellos también sean<br />
uno en nosotros. ¡Que todos<br />
sean uno!<br />
Ni el egoísmo, ni los celos,<br />
ni nuestros intereses<br />
particulares, ni todo pecado<br />
En relación con esta imagen <strong>de</strong> nuestra generación,<br />
vienen a la mente las palabras que, con motivo <strong>de</strong> la encarnación<br />
<strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, resonaron en el Magnificat<br />
<strong>de</strong> María y que cantan la misericordia... <strong>de</strong> generación en<br />
generación. La Iglesia tiene el <strong>de</strong>recho y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> recurrir<br />
a la misericordia <strong>de</strong> Dios, implorándola frente a los<br />
fenómenos <strong>de</strong>l mal físico y moral, ante las amenazas que<br />
pesan sobre el entero horizonte <strong>de</strong> la humanidad contemporánea.<br />
Juan Pablo II<br />
Dives in misericordia, n. 12<br />
tienen la última palabra.<br />
¡En Cristo Jesús ya hemos<br />
sido reconciliados! ¡Dejáos<br />
reconciliar!<br />
Desbordad <strong>de</strong> gozo porque<br />
el Espíritu pue<strong>de</strong> hacer<br />
brotar esta maravilla:<br />
Los que parecían ser los más<br />
extraños entre sí. Los que parecía<br />
que todo los <strong>de</strong>bía distanciar<br />
y separar sin remedio,<br />
<strong>de</strong> pronto aparecen estrechamente<br />
unidos. ¡Helos aquí<br />
hermanados! Son abrevados<br />
en el mismo Espíritu, vibran<br />
al unísono, respon<strong>de</strong>n a la<br />
misma llamada, comulgan en<br />
un mismo amor. Parece que<br />
es una misma la sangre que<br />
corre por sus venas y se reconocen<br />
entre sí (Henri <strong>de</strong> Lubac).<br />
¡En Cristo es posible la<br />
unidad y en Él nos pertenecemos:<br />
Todos los santos<br />
nos pertenecen. El tesoro <strong>de</strong><br />
los santos, ¡todo está a nuestra<br />
disposición!, todo es nuestras<br />
prolongación. No disponemos<br />
ya <strong>de</strong> nuestras propias<br />
fuerzas para amar, compren<strong>de</strong>r<br />
y servir a Dios, sino la <strong>de</strong><br />
todos sus miembros a un<br />
tiempo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Virgen bendita,<br />
hasta el pobre leproso que<br />
lleva una campanilla en la<br />
mano y se sirve <strong>de</strong> una boca<br />
medio podrida para balbucear<br />
las respuestas <strong>de</strong> la misa. Toda<br />
la historia, el pasado, el<br />
presente y el porvenir nos pertenece.<br />
Cuanto se hace <strong>de</strong> bueno,<br />
<strong>de</strong> gran<strong>de</strong> y hermoso <strong>de</strong> un<br />
extremo a otro <strong>de</strong> la tierra,<br />
cuanta santidad hay en los<br />
hombres es como si fuera obra<br />
nuestra. Es como si fuésemos<br />
nosotros, ¡es nosotros! Todo<br />
esto forma uno con nosotros,<br />
nosotros nos revestimos <strong>de</strong> esto<br />
y nos ponemos en marcha<br />
(Paul Clau<strong>de</strong>l).<br />
¿No se alegra nuestro<br />
corazón? Os he dicho todo<br />
esto para que participéis en<br />
mi gozo y vuestro gozo sea<br />
completo.<br />
Una contemplativa<br />
Goyo Domínguez