PROLOGO A LA EDICIÓN FRANCESA - Historia Sociocultural del ...
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Lo sagrado y lo profano<br />
Mircea Eliade<br />
social y cósmico. Por ejemplo, entre los omaha, el pueblo se divide en<br />
dos mitades, llamadas respectivamente Cielo y Tierra. Los matrimonios<br />
no pueden efectuarse sino entre las dos mitades exógamas, y cada nuevo<br />
matrimonio repite el hieros gamos primordial: la unión entre la Tierra y el<br />
Cielo. 86<br />
Tales homologaciones antropocósmicas, y especialmente la<br />
sacramentalización consecutiva de la vida fisiológica, han conservado<br />
toda su vitalidad incluso en las religiones muy evolucionadas. Para<br />
limitarnos a un solo ejemplo: la unión sexual como rito, recordemos que<br />
alcanzó un prestigio considerable en el tantrismo indio. La India nos<br />
muestra claramente cómo puede transformarse un acto fisiológico en<br />
ritual y cómo, superada la época ritualista, el mismo acto puede<br />
valorizarse como una «técnica mística». La exclamación <strong>del</strong> esposo en la<br />
Bridharanyaka-Upanishad: «¡Yo soy el Cielo, tú eres la Tierra!», es la<br />
continuación de la transfiguración previa de su esposa en el altar <strong>del</strong><br />
sacrificio védico (VI, iv, 3). Pero, en el tantrismo, la mujer acaba por<br />
encarnar a la Prakriti (la Naturaleza) y a la Diosa cósmica, la Shakti,<br />
mientras que el varón se identifica con Shiva, el Espíritu puro, inmóvil y<br />
sereno. La unión sexual (maithuna) es ante todo una integración de estos<br />
dos principios, la Naturaleza-Energía cósmica y el Espíritu. Tal como se<br />
expresa un texto tantrico: «La verdadera unión sexual es la unión de la<br />
Shakti suprema con el espíritu (atman); las otras no representan sino<br />
relaciones carnales con las mujeres» (Külár-nava Tantra, V, 111-112). No<br />
se trata ya de un acto fisiológico, sino de un rito místico: sus ejecutantes<br />
no son ya seres humanos, están «desligados» y son libres como dioses.<br />
Los textos tántricos subrayan sin cesar que se trata de una<br />
transfiguración de la experiencia carnal: «Por los mismos actos que<br />
condenan a muchos hombres al fuego <strong>del</strong> infierno durante millones de<br />
años, el yogin alcanza la salvación eterna» 87 . La Brhádaranyaka Upanishad<br />
(V, xiv, 8) afirmaba ya: «El que así sabe, por muchos pecados que<br />
parezca cometer, es puro, está exento de vejez, es inmortal.» En otros<br />
términos: «el que sabe» dispone de una experiencia muy diferente a la<br />
<strong>del</strong> profano; lo cual equivale a decir que toda experiencia humana es<br />
susceptible de ser transfigurada, de ser vivida en otro plano, transhumano.<br />
El ejemplo indio nos muestra a qué refinamiento «místico»<br />
puede llegar la sacramentalización de los órganos y de la vida fisiológica,<br />
86 86 Véase Werner Müller, Die blaue Hütte, Wiesbaden, 1954, pp. 115 ss.<br />
87 87 Véanse los textos en nuestro libro Le Yoga. Immortalité et Liberté,<br />
París, 1954, pp. 264, 395.<br />
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