Descargar ( 6729k ) - Memoria de Madrid
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en lagarto terrible; en águila rapaz y en hormiguita<br />
—dijo Feliz — , Ahora verás: ¡Plumita,<br />
haz tu <strong>de</strong>ber.»<br />
El joven quedó convertido en una hermosa águila real,<br />
Ormesinda, loca <strong>de</strong> alegría, le dijo:<br />
— Creo que tú me sacarás <strong>de</strong> esta prisión, pues eres el único hombre<br />
dotado <strong>de</strong> tal po<strong>de</strong>r. El ogro está en el jardín; vuela al ciprés<br />
vecino y escucha nuestra conversación.<br />
Feliz voló al jardín. A poco llegó Ormesinda a entretener al<br />
ogro.<br />
—Mira, Ormesinda, qué águila tan hermosa se posa en el ciprés<br />
—dijo el monstruo.<br />
—De veras que es hermosa. ¿Es cierto que las águilas son inmortales,<br />
señor? —le preguntó.<br />
—¡Inmortal soy yo! Hace años <strong>de</strong>seo morir y no puedo. Mira;<br />
arréglame la barba, y cuidado con lastimarme —rugió.<br />
—Y ¿por qué <strong>de</strong>sea usted morir? - preguntó la niña mientras<br />
obe<strong>de</strong>cía a su dueño.<br />
—Porque soy viejo como el mundo.<br />
—Y una bala <strong>de</strong> cañón, ¿no le mataría a V. M.? ¿Ni una bala<br />
dum-mum? ¿Ni un rayo?<br />
—Nada, Ormesinda. Mi vida está<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un huevo que tiene una<br />
paloma en sus entrañas.<br />
—Si yo pudiera conseguirlo...<br />
—dijo la joven temblando.<br />
—Tú no pue<strong>de</strong>s. Es necesario ir al<br />
lago; allí hay una serpiente; hay que<br />
matarla; <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella saldrá un<br />
ciervo, que empren<strong>de</strong>rá la carrera;<br />
hay que cazarle; <strong>de</strong>l ciervo saldrá<br />
una paloma, y es menester matarla;<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella hay un huevo envuelto<br />
en una tela fina que hay que roer<br />
sin romper el huevo. Cuando el huevo<br />
esté limpio, yo empezaré a morir;<br />
este huevo <strong>de</strong>be traerse y estrellarlo<br />
en mi frente; entonces moriré<br />
y <strong>de</strong>jaré esta vida insoportable. Dime:<br />
¿qué ha sido <strong>de</strong>l hombre que entró<br />
ayer? ¿Está gordo?<br />
—¡Ah, señor! ¡Qué gordo va a estar<br />
si parece un pescado!<br />
— Pues di a los criados que le cui<strong>de</strong>n,<br />
porque quiero cenarlo una noche<br />
<strong>de</strong> estas —bramó el coloso relamiéndose.<br />
Concluida la conversación, el águila<br />
remontó el vuelo y <strong>de</strong>sapereció<br />
<strong>de</strong> la vista <strong>de</strong> los que conversaban.<br />
El ogro se habia dormido, y Ormesinda<br />
fué a llorar a su cuarto pensando<br />
que el mozo, amedrentado, se<br />
habia ido para no volver.<br />
Acababa Ormesinda <strong>de</strong> recostarse cuando oyó a Feliz hablarla.<br />
Se habia convertido en zompopa (1), y por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la puerta<br />
entró.<br />
Luego tomó su forma humana, y habló así:<br />
—Pastora: cuando creías que volaba para no volver m