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Cómo <strong>conquistar</strong> <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong><br />

Por John <strong>Chamber<strong>la</strong>in</strong><br />

(Publicado el 5 de octubre de 2009)<br />

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí:<br />

http://mises.org/daily/3877.<br />

[The Freeman, 1973]<br />

El mensaje de The Conquest of Poverty, de Henry Hazlitt es que se debería haber<br />

ocupado de este asunto en pretérito si no fuera por <strong>la</strong> nociva doctrina de que “el<br />

estado sabe más”.<br />

¡Vaya! La tendencia a manejar problemas de “distribución” de ingresos por<br />

políticos cuya única habilidad real es <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de votos ha impedido que<br />

Occidente utilice <strong>la</strong> gran fuerza productiva que se puede encontrar en el principio<br />

de libre asociación. Así que <strong>la</strong> cura de <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong> sigue estando en el futuro.<br />

¿Hasta dónde estamos quitándonos al gobierno de nuestras espaldas? El Sr.<br />

Hazlitt no es un pesimista total: cree en el poder de <strong>la</strong> educación. Sin embargo una<br />

mera demostración verbal no es un maestro absoluto: se necesita una conjunción<br />

de acontecimientos para hacer efectiva <strong>la</strong> educación.<br />

Por suerte, los acontecimientos vienen en auxilio del Sr. Hazlitt: lo que decía hace<br />

veinte años acerca de <strong>la</strong>s mentiras del estatismo está reapareciendo al ser<br />

repetido por otros hombres menos perspicaces que ahora se horrorizan ante lo<br />

que <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, un fenómeno creado por el gobierno, está haciendo para agravar<br />

nuestros problemas.<br />

<strong>Como</strong> <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong> es algo re<strong>la</strong>tivo (siempre algunas personas serán más pobres<br />

que otras), el Sr. Hazlitt ha tenido sus dificultades con <strong>la</strong>s definiciones<br />

convencionales. Se hacen juicios de valor. Es erróneo definir <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong>, como<br />

hace una “autoridad”, como <strong>la</strong> condición que afecta “a cualquier familia con un<br />

ingreso menor de <strong>la</strong> mitad de <strong>la</strong> familia media”. Si se aceptara esa definición,<br />

significaría que el porcentaje de pobres nunca disminuiría hasta que todos los<br />

ingresos fueran iguales. El cuarto inferior de una nación podría estar<br />

suficientemente alimentado como para estar sano y aún habría candidatos para<br />

pedir ayudas si esa definición se perpetuara.<br />

1


Lo que propone el Sr. Hazlitt es que el “nivel de subsistencia” debe ofrecer nuestra<br />

definición de trabajo de <strong>la</strong> línea de <strong>pobreza</strong>. Cualquier intento de ofrecer ayuda a<br />

adultos capaces más allá de su subsistencia debe tomar dinero de <strong>la</strong> producción y<br />

así hacer más pobre a <strong>la</strong> sociedad en general.<br />

El capitalismo, asociado al ingenio tecnológico, es lo que ha apartado a Occidente<br />

del fantasma de <strong>la</strong> fatalidad maltusiana. Antes de <strong>la</strong> Revolución Industrial, <strong>la</strong><br />

creciente pob<strong>la</strong>ción presionaba inexorablemente sobre los medios de subsistencia.<br />

Pero cuando <strong>la</strong>s fábricas de Manchester en Ing<strong>la</strong>terra empezar a absorber a los<br />

pobres en paro del campo e hicieron posible <strong>la</strong> importación de trigo barato,<br />

Malthus quedó desacreditado como profeta para los propios británicos. Tal y como<br />

salieron <strong>la</strong>s cosas, el ingenio que desató el capitalismo se reflejó en <strong>la</strong>s<br />

estadísticas de natalidad: <strong>la</strong> gente de c<strong>la</strong>se media que no necesitaba grandes<br />

familias para disponer de mano de obra en el campo encontró formas de limitar el<br />

número de hijos.<br />

La combinación de familias más pequeñas y una mejor aplicación de <strong>la</strong> ciencia a<br />

<strong>la</strong> propia agricultura acabo con los problemas de hambre en Occidente. Estamos<br />

en camino de limitar <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong> a los incapacitados crónicos sin cargar al sistema<br />

productivo con impuestos más altos y <strong>la</strong> ineficacia que siempre sigue a <strong>la</strong><br />

interferencia o apropiación del gobierno.<br />

Repasando los registros de <strong>la</strong> antigüedad, el Sr. Hazlitt advierte lo que hizo “el<br />

New Deal de <strong>la</strong> antigua Roma” para debilitar nuestro primer gran imperio universal.<br />

Entre una esc<strong>la</strong>vitud apoyada por el estado, altos impuestos, el auxilio multiplicado<br />

de “pan y circo” y <strong>la</strong> imposición final de controles de precios, <strong>la</strong> eficiencia<br />

productiva romana simplemente se desvaneció.<br />

En Gran Bretaña hubo un realismo salvador en <strong>la</strong> aplicación original de <strong>la</strong>s “leyes<br />

de pobres”. Pero en 1795 los magistrados de Berkshire, reunidos en<br />

Speemham<strong>la</strong>nd, decidieron complementar los sa<strong>la</strong>rios de acuerdo con el precio<br />

del pan. Esto dio a toda <strong>la</strong> gente del campo un “mínimo garantizado”. El aumento<br />

en los costes de <strong>la</strong> ayuda fue geométrico.<br />

Con el fin de hacer que <strong>la</strong> gente volviera a trabajar y desarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong> Revolución<br />

Industrial, Gran Bretaña tuvo que modificar <strong>la</strong> ley de pobres en 1834. La lástima<br />

por el pobre tenía que conciliarse con <strong>la</strong> lástima por el trabajador, el inversor y el<br />

contribuyente, como apuntó Nassau Senior. Así que Ing<strong>la</strong>terra aceptó <strong>la</strong>s casas de<br />

trabajo, un lugar que garantizaba a un pobre lo suficiente para vivir sin hacer a <strong>la</strong><br />

ociosidad suficientemente atractiva como para socavar características tan<br />

deseables como <strong>la</strong> frugalidad, <strong>la</strong> industria y <strong>la</strong> ambición.<br />

Sin embargo, el aumento en <strong>la</strong> riqueza afectó al sentido común de los británicos y<br />

<strong>la</strong> mentalidad de Speemham<strong>la</strong>nd retornó con los sentimentalistas, siguiendo <strong>la</strong>s<br />

recomendaciones de los radicales (Beatrice Webb y el Primer Ministro David Lloyd<br />

2


George), fueron convencidos para aceptar <strong>la</strong> idea del Estado del Bienestar. Con el<br />

P<strong>la</strong>n Beveridge (protección de <strong>la</strong> cuna a <strong>la</strong> tumba), el “difícil problema” apuntado<br />

por Nassau Senior en 1834 hizo aparecer de nuevo este dilema. Cómo, bajo un<br />

bienestar estatal puede uno “permitirse que <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses más pobres reciban ayuda<br />

adecuada sin daño material a su diligencia o providencia”.<br />

El Sr. Hazlitt duda bastante que el problema pueda resolverse alguna vez a<br />

satisfacción de todos. Reconoce que sería políticamente imposible sacar<br />

totalmente al estado del negocio del bienestar. Pero ve alguna esperanza en el<br />

valor educativo de los acontecimientos.<br />

En los últimos años cuarenta y principios de los cincuenta, el Sr. Hazlitt advirtió<br />

que si Washington iba a extender ayuda derrochadora a otras naciones en forma<br />

de P<strong>la</strong>n Marshall y donaciones “Punto cuatro”, no salvaría al mundo. Los<br />

préstamos entre gobiernos, dijo en su momento, se despilfarrarían por <strong>la</strong>s<br />

burocracias políticas y por tanto disminuiría el capital para empresas libres<br />

productivas.<br />

El Sr. Hazlitt fue considerado duro de corazón por los “liberales” de los cincuenta y<br />

los sesenta, pero ahora el sentido común le apoya. Los dó<strong>la</strong>res que hemos<br />

entregado para ayuda internacional nos atormentan al enfrentarnos a <strong>la</strong>s<br />

estadísticas de <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza de pagos.<br />

Igualmente, <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción que se ha causado por “bienestar desbocado” está<br />

provocando a <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses medias, incluyendo a los negros que han progresado en<br />

<strong>la</strong> vida, a <strong>la</strong>nzar una fría mirad a los presupuestos desequilibrados y programas<br />

desmesurados por cosas como <strong>la</strong> renovación urbana y varios programas de<br />

generación de empleo. Puede que necesitemos <strong>la</strong> “crisis inf<strong>la</strong>cionaria” final para<br />

recuperar nuestros sentidos.<br />

Pero el Sr. Hazlitt, después de esperar durante veinte años, puede descubrir que<br />

después de todo es posible enseñar a <strong>la</strong> gente “economía en una so<strong>la</strong> lección”,<br />

por citar su éxito de ventas con tal título.<br />

La solución real al problema de <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong> no reside en ningún sistema de auxilio<br />

gubernamental o en cualquier empeño en redistribuir riqueza o ingresos. Reside,<br />

dice el Sr. Hazlitt, en aumentar <strong>la</strong> producción. Se aumenta <strong>la</strong> producción<br />

realizando inversiones en herramientas más eficientes. El empresario libre dejado<br />

a su aire, utilizando ahorros de capital, es el verdadero héroe en <strong>la</strong> guerra contra<br />

<strong>la</strong> <strong>pobreza</strong>.<br />

¿Cuánto falta para que nuestros intelectuales empiecen a ver a través de mentiras<br />

que son tan viejas como <strong>la</strong> economía del emperador Diocleciano? Me sentiría<br />

mejor acerca de <strong>la</strong>s perspectivas si libros como The Conquest of Poverty [La<br />

3


conquista de <strong>la</strong> <strong>pobreza</strong>] se reseñaran en <strong>la</strong> portada de <strong>la</strong> sección de libros del<br />

New York Times del domingo. Esto probablemente no vaya a ocurrir mañana.<br />

Pero los acontecimientos continuarán pidiendo paso. Lo que el Sr. Hazlitt tenía<br />

que decir acerca de <strong>la</strong> necesidad de liberar los intereses productivos de una<br />

nación está destinado a tenerse en cuenta a medida que aumenta nuestra crisis<br />

inf<strong>la</strong>cionaria.<br />

Los políticos ya están intentando tratar de limitar <strong>la</strong>s revisiones al alza del sa<strong>la</strong>rio<br />

mínimo haciendo excepciones especiales para adolescentes que buscan trabajo.<br />

El sentido común se abre paso. E incluso algunos de los grandes sindicatos, por<br />

ejemplo, el del acero, ahora dudan de <strong>la</strong> efectividad de los aumentos de sueldo<br />

que superan <strong>la</strong> productividad. Si los sindicatos captan <strong>la</strong> idea ¿pueden los<br />

intelectuales quedarse atrás? El Sr. Hazlitt puede llegar a ser profeta en su tierra.<br />

-----------------------------------<br />

John <strong>Chamber<strong>la</strong>in</strong> (1903-1995) fue un periodista estadounidense, autor de libros<br />

sobre capitalismo y considerado como “uno de los más relevantes críticos literarios<br />

de Estados Unidos”. Influenciado por Albert Jay Nock , atribuyó a <strong>la</strong>s escritoras<br />

Ayn Rand, Isabel Patterson y Rose Wilder Lane su “conversión” a lo que l<strong>la</strong>maba<br />

“una vieja filosofía estadounidense” de ideas libertarias. Junto con sus amigos<br />

Henry Hazlitt y Max Eastman ayudó a promocionar el trabajo de F.A. Hayek<br />

escribiendo el prólogo a <strong>la</strong> primera edición estadounidense de Camino de<br />

servidumbre en 1944. En 1946, Leonard Read, de <strong>la</strong> Foundation for Economic<br />

Education, fundó una revista sobre libre mercado l<strong>la</strong>mada The Freeman,<br />

recuperando el nombre de una publicación que había dirigido Albert Jay Nock. Sus<br />

primeros directores incluyeron a <strong>Chamber<strong>la</strong>in</strong> y Herny Hazlitt. Después de cesar<br />

como director, <strong>Chamber<strong>la</strong>in</strong> continuó con su columna periódica para <strong>la</strong> revista, "A<br />

Reviewer’s Notebook".<br />

Tomado de:<br />

http://mises.org/Community/blogs/euribe/default.aspx<br />

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