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Progreso economico y pappel del gobierno.pdf - Archipielago Libertad

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INTRODUCCIÓN:<br />

IDEAS DE LIBERTAD No. 84<br />

Nos complace presentar la traducción al Español de la tercera sección <strong>del</strong> libro<br />

Lo que todos deberían saber acerca de Economía y la Prosperidad de<br />

James D. Gwartney y Richard L. Stroup. Esta sección se titula El <strong>Progreso</strong><br />

Económico y el papel <strong>del</strong> Gobierno. Previamente el Instituto Ecuatoriano de<br />

Economía Política publicó las dos primeras secciones de este libro en los<br />

fascículos Nos. 81 y 82 de la serie Ideas de <strong>Libertad</strong>.<br />

En este fascículo, se muestra con claridad y elegancia que cuando el <strong>gobierno</strong><br />

se entromete en los asuntos de sus ciudadanos destruye antes que crea la<br />

prosperidad que prometen los políticos. ¿Cuál es la solución? Establecer<br />

restricciones constitucionales en asuntos económicos "para contener el apetito<br />

voraz de los grupos de intereses por más poder y dinero" (según lo afirma<br />

Albert H. Zlabinger, Viena, Austria).<br />

En los tres fascículos que el IEEP ha traducido <strong>del</strong> libro de Gwartney y Stroup<br />

se condensan en forma simple los principios de economía. Los lectores con<br />

conocimientos de economía, así como cualquier ciudadano tienen una<br />

explicación no técnica <strong>del</strong> proceso que genera la prosperidad y los efectos<br />

destructivos de la intervención <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

Si las autoridades <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> ecuatoriano siguieran los principios tan<br />

concisamente presentados en estos tres fascículos <strong>del</strong> libro en referencia,<br />

podríamos evitar los errores de política económica que frecuentemente<br />

producen los ciclos políticos económicos.<br />

1


EL PROGRESO ECONÓMICO Y EL PAPEL DEL GOBIERNO *<br />

Por James D. Gwartney y Richard L. Stroup<br />

DIEZ ELEMENTOS PARA PENSAR CLARAMENTE SOBRE EL PROGRESO<br />

ECONÓMICO Y EL PAPEL DEL GOBIERNO.<br />

1. Cuando el <strong>gobierno</strong> protege el derecho de los individuos y suministra<br />

bienes que no pueden proveerse a través <strong>del</strong> mercado, ayuda a<br />

promover el progreso económico.<br />

2. El <strong>gobierno</strong> no es un aparato correctivo.<br />

3. El costo <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es: (a) la reducción de la producción <strong>del</strong> sector<br />

privado como resultado de la utilización de los recursos por el <strong>gobierno</strong>,<br />

(b) el costo de cumplir con los tributos, y (c) las ganancias que no se<br />

lograron de los intercambios que los succionó el <strong>gobierno</strong>.<br />

4. A menos que los restrinjan reglas constitucionales, los grupos de interés<br />

utilizarán el proceso político democrático para esquilmar a los<br />

contribuyentes y consumidores.<br />

5. A menos que los restrinjan leyes constitucionales, los legisladores<br />

incurrirán en déficit de presupuesto que frecuentemente son<br />

perjudiciales a la economía.<br />

6. Cuando el <strong>gobierno</strong> se involucra fuertemente tratando de ayudar a unas<br />

personas a expensas de otras, los recursos se desviarán de la<br />

producción y se van hacia el saqueo.<br />

7. El costo de las transferencias de ingreso <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> será mucho más<br />

grande que las ganancias netas de los presuntos beneficiarios.<br />

8. La planificación central de una economía meramente sustituye políticas<br />

por mercados; tal esfuerzo desperdicia recursos y retarda el progreso<br />

económico.<br />

9. La competencia es tan importante en el <strong>gobierno</strong> como en los mercados.<br />

La competencia entre dependencias gubernamentales y entre empresas<br />

<strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> y organizaciones privadas ayudarán a asegurar que el<br />

<strong>gobierno</strong> es un servidor <strong>del</strong> pueblo.<br />

10. Las reglas constitucionales que ponen el proceso político y la buena<br />

economía en armonía promoverán el progreso económico.<br />

1. CUANDO EL GOBIERNO PROTEGE EL DERECHO DE LOS<br />

INDIVIDUOS Y SUMINISTRA BIENES QUE NO PUEDEN<br />

PROVEERSE A TRAVÉS DEL MERCADO, AYUDA A PROMOVER EL<br />

PROGRESO ECONÓMICO.<br />

Un <strong>gobierno</strong> sabio y parco, que restrinja a los hombres de injuriarse el uno<br />

al otro, que por otra parte, los deje libres para normar sus propios esfuerzos<br />

de buscar la innovación y el mejoramiento, y que no arrebate de la boca <strong>del</strong><br />

trabajador el pan que ha ganado.... Esta es la suma de un buen <strong>gobierno</strong>.<br />

-Thomas Jefferson<br />

(en una carta a Andrew Jackson)<br />

* What every one should know about Economics and Prosperity por James D. Gwartney y Richard L.<br />

Stroup. The James Madison Institute. 1996. Segunda Impresión. Pags. 69-116. Tercera sección.<br />

Reproducción autorizada por los autores <strong>del</strong> libro. Traducido al Español por el Dr. Enrique Ampuero,<br />

Director de Programas <strong>del</strong> Instituto Ecuatoriano de Economía Política.<br />

2


Hay dos maneras principales por las que un <strong>gobierno</strong> puede promover la<br />

cooperación social y aumentar el bienestar económico: (a) proveer a la gente<br />

de protección de sus vidas, libertades y propiedades (siempre que estas fueron<br />

adquiridas sin la fuerza, fraude o robo) y (b) suministrar unos pocos bienes<br />

seleccionados que tienen características poco usuales que las hacen difíciles<br />

de proveer por medio de los mercados. El premio Nóbel de Economía James<br />

Buchanan se refiere a estas funciones como las acciones protectoras y<br />

productivas <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

La función protectora involucra, por parte <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, el mantenimiento<br />

de un marco de seguridad y orden, que incluye hacer cumplir las leyes contra el<br />

robo, fraude y el uso de violencia. Al <strong>gobierno</strong> se le asigna el monopolio <strong>del</strong> uso<br />

legítimo de la fuerza con el propósito de proteger a los ciudadanos de la<br />

agresión de otros y de extraños. De esta manera, el estado protector trata de<br />

impedir que los individuos se hagan daño unos a otros, y mantener una<br />

infraestructura de leyes con las cuales la gente pueda interactuar<br />

armoniosamente unos con otros. Los elementos cruciales de esta<br />

infraestructura incluyen, hacer cumplir los contratos y evitar restricciones,<br />

regulaciones e impuestos diferenciados que restringirían el intercambio.<br />

Es fácil ver la importancia económica de esta función. Cuando el<br />

<strong>gobierno</strong> desempeña bien su función protectora, los individuos pueden tener<br />

confianza de que no serán engañados, y que las riquezas que ellos crearon no<br />

le serán arrebatadas ya sea por parte de intrusos egoístas o <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> a<br />

través de altos impuestos y los estragos de la inflación. Puesto en forma<br />

simple, esta protección provee a los ciudadanos con la seguridad que si ellos<br />

siembran, se les permitiría cosechar. Cuando esto es verdad, la gente<br />

sembrará y cosechará abundantemente.<br />

Por otra parte, cuando el <strong>gobierno</strong> desempeña pobremente su rol<br />

protector, surgen problemas. Si los derechos de propiedad privados no están<br />

claramente definidos y respetados, se puede predecir que algunas personas<br />

emprenderán actividades perjudiciales a otros. Ellos tomaran la propiedad que<br />

no les pertenece y utilizarán los recursos sin pagar por ellos. Cuando se les<br />

permite a la gente imponer tales costos a otros sin su consentimiento, el<br />

“verdadero” costo de producir bienes no será registrado con precisión por los<br />

mercados. Simultáneamente, los recursos, cuyos derechos de propiedad son<br />

pobremente definidos y respetados, tenderán a ser utilizados en exceso. La<br />

contaminación es un efecto secundario común. En forma clara, la función<br />

protectora <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es vitalmente importante.<br />

La segunda función primaria <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> (la función productiva)<br />

involucra la provisión de lo que los economistas denominan bienes públicos.<br />

Tales bienes tienen dos características que los distinguen: (1) al proveer los<br />

bienes a un individuo simultáneamente los hace disponible a otros y, (2) es<br />

difícil si no imposible restringir su consumo solamente a los clientes que lo<br />

pagan. La defensa nacional, los proyectos de control de inundaciones, y los<br />

programas de control de los mosquitos son ejemplos de bienes públicos.<br />

3


Es extremadamente difícil para los empresarios privados producir y<br />

comercializar los bienes públicos. Es fácil ver por qué es así. En vista que la<br />

naturaleza de los bienes públicos hace imposible a los empresarios privados<br />

establecer un vínculo de uno a uno entre el pago y el recibo <strong>del</strong> bien, el cliente<br />

tiene poco incentivo para comprar el bien. ¿Por qué usted desearía comprarlo?<br />

Después de todo, si otros lo compran, usted puede consumir el bien sin pagar<br />

nada por éste. Considere el caso de un proyecto de control de inundaciones. Si<br />

una empresa construye una represa para controlar las inundaciones, será<br />

difícil, sino imposible, proveer el control de inundaciones a clientes que paguen<br />

mientras que no se lo proporciona a clientes que no pagan. Reconociendo esta<br />

dificultad, los beneficiarios potenciales generalmente no estarán dispuestos a<br />

cubrir el costo <strong>del</strong> proyecto. Cada uno tiene un incentivo para dejar “que el otro<br />

individuo” pague. Cuando esto sucede, sin embargo, el proyecto podría no<br />

ejecutarse aunque fuera productivo.<br />

En el caso de bienes públicos, los ciudadanos pueden ser capaces de<br />

ganar si emprenden el proyecto potencialmente productivo como bien público a<br />

través <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. En esencia, actividades de este tipo son las que Abraham<br />

Lincoln tenía en mente cuando dijo sus famosas palabras, que la legítima<br />

función <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es hacer esas cosas que la gente no la puede hacer de<br />

ninguna manera, o que no puede hacerlas muy bien, actuando en sus<br />

capacidades separadas e individuales.<br />

¿Cómo podemos saber si un proyecto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es realmente<br />

productivo? La gente tiene la tendencia a creer que el apoyo de la mayoría<br />

hace una acción política productiva o legítima. Tal vez para la sorpresa de<br />

alguno, si un proyecto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es realmente productivo, será siempre<br />

posible asignar los costos <strong>del</strong> proyecto de tal manera que todos los votantes<br />

ganen. Considere los siguientes beneficios recibidos y costos pagados por los<br />

votantes de un proyecto, talvez la construcción de un camino.<br />

Beneficio PAGO DE IMPUESTOS<br />

Valor recibido Plan A Plan B<br />

Adams<br />

$20<br />

$5<br />

$12.50<br />

Brown<br />

12<br />

5<br />

7.50<br />

Green<br />

4<br />

5<br />

2.50<br />

Jones<br />

2<br />

5<br />

1.25<br />

Smith<br />

2<br />

5<br />

1.25<br />

TOTAL<br />

$40<br />

$25<br />

$25.00<br />

El proyecto cuesta $25 y genera $40 en beneficios para los votantes. En<br />

vista que los beneficios exceden a los costos, el proyecto es productivo. Si el<br />

costo de $25 <strong>del</strong> proyecto es asignado en partes iguales entre los votantes<br />

(Plan A), Adams y Brown ganan substancialmente, pero Green, Jones, y Smith<br />

perderán. El valor <strong>del</strong> proyecto para los últimos tres votantes es menos que lo<br />

que les cuesta, que es $5. Si el destino <strong>del</strong> proyecto estuviera decidido por el<br />

voto mayoritario, el proyecto sería derrotado por un “NO” proveniente de los<br />

votos de Green, Jones y Smith.<br />

4


En contraste, miren lo que pasa si el costo <strong>del</strong> proyecto es asignado<br />

entre los votantes en proporción a los beneficios que ellos reciben (Plan B).<br />

Bajo este arreglo, Adams pagaría la mitad ($12,50) de los $25 <strong>del</strong> costo,<br />

considerando que el recibe la mitad ($20) de los beneficios totales ($40). Los<br />

otros votantes pagarían en proporción a los beneficios recibidos. Bajo este plan<br />

financiero, todos los votantes ganarían de la propuesta. Aun cuando la<br />

propuesta no podría ser aceptable por una mayoría cuando los costos fueron<br />

asignados en forma equitativa entre los votantes, esta sería favorecida por los<br />

cinco votantes si los impuestos les fueran aplicados en forma proporcional a los<br />

beneficios que ellos recibieron (Plan B).<br />

Esta simple ilustración destaca un punto extremadamente importante<br />

acerca de las votaciones y los proyectos productivos. Cuando los votantes<br />

pagan en proporción a los beneficios recibidos, todos los votantes ganarán si la<br />

acción <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> es productiva (y todos perderán si es improductivo) (10) * * .<br />

Cuando los beneficios y los costos de los votantes están directamente<br />

relacionados, la acción productiva <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> será favorecida por grandes<br />

mayorías. En forma correspondiente, el apoyo de una gran mayoría, digamos<br />

de 80% o 90% de los votantes, es una fuerte evidencia que el proyecto es<br />

productivo. Contrariamente, si no se puede lograr una gran mayoría, es una<br />

fuerte evidencia que el proyecto no es productivo cuando el reparto de los<br />

costos entre los votantes está estrechamente relacionado con los beneficios<br />

recibidos. En vista que los proyectos verdaderamente productivos tenderán a<br />

ser favorecidos por una mayoría abrumadora de ciudadanos, muchos<br />

economistas creen que los fondos de los contribuyentes serían gastados mas<br />

productivamente si se requiriera una gran mayoría para la aprobación de cada<br />

programa de gastos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

2. EL GOBIERNO NO ES UN APARATO CORRECTIVO.<br />

Algunas veces la gente tiene la tendencia a pensar <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>,<br />

particularmente un <strong>gobierno</strong> elegido democráticamente, como un aparato<br />

correctivo. Ellos actúan como si la intervención <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> resolverá todo tipo<br />

de problemas (por ejemplo, la pobreza, inadecuado cuidado de la salud, pobre<br />

educación, o el alto costo de la vivienda). Este punto de vista es falso. El<br />

<strong>gobierno</strong> NO es una entidad que siempre hace decisiones “en el interés<br />

público”, en cualquier forma que se defina ese término nebuloso. Tampoco es<br />

un aparato corrector disponible para utilizarlo cuando la organización <strong>del</strong><br />

mercado falla en conseguir los resultados deseados.<br />

El <strong>gobierno</strong> es solamente un método de organización social – un proceso<br />

institucional en el cual los individuos colectivamente hacen decisiones y llevan<br />

a cabo sus actividades. No hay seguridad que una política favorecida por una<br />

mayoría de autoridades elegidas promoverán el progreso económico. De<br />

hecho, hay una buena razón para esperar que, a menos que se restrinjan los<br />

impulsos de la mayoría, aún <strong>gobierno</strong>s popularmente elegidos, frecuentemente<br />

adoptarán políticas que socavan la prosperidad económica.<br />

** Se mantienen la numeración de las citas y de los gráficos iguales al original en inglés. (Notas <strong>del</strong> Traductor)<br />

5


Mucha gente igualan democracia política con economía de mercado. Es<br />

verdad que la mayor parte de los países que tienen economía de mercado<br />

también tienen instituciones políticas democráticas. Sin embargo, esto no<br />

siempre es el caso. Por ejemplo, aunque Hong Kong tiene una dinámica<br />

economía de mercado, ha estado bajo el control político de los británicos por<br />

casi un siglo. De manera similar, aunque Singapur, Corea <strong>del</strong> Sur y Chile, han<br />

tenido una creciente economía de mercado en los años recientes, los<br />

regímenes políticos de esos países han sido algunas veces opresivos y<br />

autoritarios. Por el contrario, una democracia política no siempre garantiza una<br />

economía de mercado. Algunos países democráticos dependen mucho en<br />

decretos gubernamentales y políticas de gastos basadas en impuestos antes<br />

que en el mercado para asignar bienes y recursos. Israel e India son ejemplos.<br />

También es importante reconocer las diferencias fundamentales entre<br />

democracia política y los mercados. Cuando un <strong>gobierno</strong> democrático depende<br />

de los impuestos para financiar la provisión de un bien <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, esto<br />

involucra coerción. Las minorías que no están de acuerdo deben pagar<br />

impuestos para financiar el bien no importa que ellos lo reciban o valoren. El<br />

poder de poner impuestos, permite al <strong>gobierno</strong> tomar la propiedad (por<br />

ejemplo, el ingreso) de los individuos sin su permiso. No hay tal poder<br />

coercitivo paralelo en el sector privado. Las empresas privadas no pueden<br />

imponer un alto precio, menos ellos pueden forzar a cualquiera a comprar. Por<br />

cierto, las empresas deber proveer a los clientes con valor, o de otra manera no<br />

serían capaces de atraer los dólares <strong>del</strong> consumidor. No siempre este es el<br />

caso con el <strong>gobierno</strong>. Cuando las dependencias <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> o las empresas<br />

de negocios están financiadas o subsidiadas por impuestos, no hay seguridad<br />

que la gente valore el rendimiento más que los costos.<br />

La democracia política sin restricción es un sistema de regla de la mayoría,<br />

mientras que la asignación <strong>del</strong> mercado es un sistema de representación<br />

proporcional. Cuando se hacen las decisiones a través <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, si la<br />

mayoría desea más gasto en conjuntos habitacionales, departamentos en el<br />

centro de la ciudad, o educación sexual en escuelas públicas, la minoría debe<br />

ceder y pagar los costos asignados. En contraste, el mercado permite a varios<br />

grupos votar y recibir lo que ellos desean. Por ejemplo, cuando la educación es<br />

asignada a través <strong>del</strong> mercado, algunos padres escogen escuelas que<br />

enfatizan los valores religiosos, mientras otros optan por la secularización en la<br />

educación. Aun otros seleccionan escuelas que enfatizan las habilidades<br />

básicas, o la diversidad cultural o la preparación vocacional. Con los mercados,<br />

estas preferencias diversas pueden satisfacerse. Uno no necesita ser miembro<br />

de la mayoría; aún pequeñas minorías son capaces de “votar” con sus dólares<br />

como consumidores y obtener lo que ellos desean. Siempre que cualquier<br />

individuo o grupo está dispuesto a pagar el costo, el mercado responderá a sus<br />

preferencias. Cada uno está representado en proporción al tamaño de sus<br />

adquisiciones. Se evitan los conflictos que surgen cuando las opciones se<br />

hacen en el sector público.<br />

6


3. EL COSTO DEL GOBIERNO ES: (a) LA REDUCCIÓN DE LA<br />

PRODUCCIÓN DEL SECTOR PRIVADO COMO RESULTADO DE LA<br />

UTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS POR EL GOBIERNO, (b) EL COSTO DE<br />

CUMPLIR CON LOS TRIBUTOS, y (c) LAS GANANCIAS QUE NO SE<br />

LOGRARON DE LOS INTERCAMBIOS QUE LOS SUCCIONÓ EL<br />

GOBIERNO.<br />

Los políticos algunas veces hablan como si los impuestos son el costo<br />

<strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. El costo de cualquier producto es lo que debemos privarnos con<br />

el propósito de producirlo. El <strong>gobierno</strong> no es la excepción. Hay tres tipos de<br />

costos incurridos cuando el <strong>gobierno</strong> provee bienes y servicios.<br />

Primero, hay la pérdida de la producción <strong>del</strong> sector privado que se<br />

pudiera haber logrado con los recursos que ahora se emplean produciendo los<br />

bienes suministrados por el <strong>gobierno</strong>. Los recursos que se orientan a la<br />

protección policial, carreteras de primer orden, mísiles, educación, cuidado de<br />

la salud, o cualquier otro “producto” <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> tienen usos alternativos. Si<br />

estos recursos no estuvieran comprometidos produciendo bienes que se<br />

ofrecerán a través <strong>del</strong> sector público, estarían disponibles al sector privado.<br />

Note que este costo se incurre no importa que los bienes <strong>del</strong> sector público son<br />

financiados por los impuestos actuales, un incremento en la deuda <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong>, o la creación de dinero. Solamente puede disminuirse reduciendo el<br />

tamaño de las compras <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

Segundo, hay el costo de los recursos utilizados en recolectar los<br />

impuestos y cumplir con la legislación impositiva: las declaraciones de<br />

impuestos deben prepararse y darle seguimiento, las leyes sobre los impuestos<br />

deben hacerse cumplir. Los recursos utilizados para estos propósitos ya no<br />

estarán disponibles para la producción de otras cosas ni en el sector privado o<br />

público. En los Estados Unidos, los estudios indican que aproximadamente<br />

toma a los empresarios y los individuos 5.5 billones de horas-trabajador (el<br />

equivalente de 2,750.000 trabajadores a tiempo completo) cada año solo<br />

completar la papelería de los impuestos. El costo de cumplimiento<br />

aproximadamente añade 15 centavos por cada dólar de ingresos de los<br />

impuestos recolectados por el <strong>gobierno</strong>.<br />

Finalmente, hay el costo <strong>del</strong> “peso excesivo” debido a la distorsión de los<br />

precios que resultan de los impuestos (y préstamos). Como resultado de los<br />

impuestos, algunos intercambios mutuamente ventajosos se tornarán<br />

improductivos, y por lo tanto se abandonarán. Privarse de estas ganancias<br />

potenciales impondrá un costo en la economía. En otros casos, los impuestos<br />

pueden inducir a la gente a asignar más tiempo al descanso o actividades que<br />

no son <strong>del</strong> mercado. Esto, también reduce la producción. Aun otros impuestos<br />

inducirán a la gente a involucrarse en actividades no productivas para evitar los<br />

impuestos, las cuales impondrán un costo adicional en la economía.<br />

Por tanto, lo que compra el <strong>gobierno</strong> cuesta substancialmente más que<br />

el valor <strong>del</strong> impuesto o el nivel de gastos. Estos costos debieran considerarse<br />

cuando se analizan los méritos de los programas <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

7


También es importante reconocer que los políticos intentarán esconder<br />

los costos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. Como dijo el líder republicano <strong>del</strong> Senado de los<br />

Estados Unidos Robert Dole “imponer impuestos se parece mucho a desplumar<br />

un ganso. Es el arte de obtener el mayor número de plumas con la menor<br />

cantidad de chillidos” (11) . La atracción política <strong>del</strong> déficit fiscal, la creación de<br />

dinero y varios impuestos indirectos se originan en el deseo de los políticos de<br />

ocultar los costos de los programas de <strong>gobierno</strong>.<br />

El engaño con respecto a los impuestos a los negocios, particularmente es<br />

muy difundido. Los políticos algunas veces hablan de imponer impuestos a los<br />

“negocios” como si parte de la carga de los impuestos pueden transferirse de<br />

los individuos a algo impersonal (empresas). Pura y simplemente, los<br />

impuestos a las empresas, como todos los otros impuestos son pagados por<br />

individuos. Una corporación o empresa puede girar un cheque al <strong>gobierno</strong>, pero<br />

no paga los impuestos. La empresa simplemente obtiene el dinero de alguien,<br />

sus clientes, empleados, accionistas, y lo transfiere al <strong>gobierno</strong>. Puede ser una<br />

buena retórica política hablar de “impuestos a las empresas” pero el hecho es<br />

que los impuestos y otros costos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> los paga la gente.<br />

4. A MENOS QUE LOS RESTRINJAN REGLAS CONSTITUCIONALES,<br />

LOS GRUPOS DE INTERES UTILIZARÁN EL PROCESO POLÍTICO<br />

DEMOCRÁTICO PARA ESQUILMAR A LOS CONTRIBUYENTES Y<br />

CONSUMIDORES.<br />

Cuando la política pública está limitada dentro de sus propios linderos, el<br />

<strong>gobierno</strong> puede contribuir significativamente a la prosperidad económica. Sin<br />

embargo, esto requerirá más que la regla de la mayoría y la elección popular<br />

de los legisladores.<br />

Desafortunadamente, las autoridades elegidas democráticamente a menudo<br />

pueden ganar al apoyar políticas que favorecen a los grupos especiales de<br />

interés a costa <strong>del</strong> público en general. Considere una política que genera<br />

substanciales beneficios personales para los miembros de grupos bien<br />

organizados (por ejemplo, intereses industriales, miembros de sindicatos o<br />

agricultores) a costa de los intereses más amplios de los contribuyentes o<br />

consumidores. Aún cuando los miembros de grupos de interés organizados no<br />

son muchos, individualmente sus beneficios son grandes. Por el contrario,<br />

mientras que la gente perjudicada es numerosa, el costo impuesto en cada<br />

uno es pequeño y el origen <strong>del</strong> costo frecuentemente es difícil identificar.<br />

Para problemas conflictivos de este tipo, es fácil ver por qué los políticos<br />

frecuentemente apoyan a los grupos especiales de intereses. Dado que es<br />

substancial lo que se juegan los miembros de los grupos de interés, ellos tienen<br />

un fuerte incentivo para formar alianzas y permitir que los candidatos y<br />

legisladores conozcan cuan importante es para ellos el tema en cuestión.<br />

Muchos miembros de los grupos de interés condicionarán tanto su voto como<br />

su apoyo financiero casi exclusivamente en base a la posición <strong>del</strong> político en<br />

asuntos conflictivos de importancia para ellos. Por otra parte, dado que el<br />

asunto de interés ejerce solo un pequeño impacto personal en otros votantes,<br />

el grueso de los votantes frecuentemente estarán desinformados y<br />

generalmente le importa poco tal asunto.<br />

8


Si usted es un político que busca votos ¿qué haría? Claramente, obtendría<br />

poco apoyando los temas que interesan a la gran mayoría desinformada y<br />

desinteresada, pero soporte oral, trabajadores en la campaña, y lo que es más<br />

importante, contribuciones a la campaña pueden derivarse <strong>del</strong> apoyo de las<br />

políticas favorecidas por los grupos de interés especiales. En una época en que<br />

la política se realiza a través de los medios de comunicación, hay una fuerte<br />

presión para que los políticos apoyen intereses especiales, obtengan de ellos<br />

fondos para las campañas y utilicen las contribuciones para proyectar en la<br />

televisión una imagen positiva <strong>del</strong> candidato. Los políticos que no están<br />

dispuestos a este juego (aquellos no dispuestos a utilizar dinero <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong><br />

para proveer favores a grupos de interés bien organizados en cambio de apoyo<br />

político) están seriamente en desventaja. Dadas las reglas actuales, los<br />

políticos son conducidos como por una mano invisible para reflejar los puntos<br />

de vista de grupos de intereses especiales, aun cuando esto frecuentemente<br />

conduce a políticas de despilfarro.<br />

El mensaje es claro: un <strong>gobierno</strong> representativo basado solamente en la<br />

regla de la mayoría no maneja bien problemas de interés especial. La<br />

tendencia <strong>del</strong> proceso político sin restricciones para favorecer a grupos bien<br />

organizados, ayuda a explicar la presencia de muchos programas que reducen<br />

el tamaño <strong>del</strong> pastel económico. Por ejemplo, considere el caso de<br />

aproximadamente 33.000 agricultores arroceros de los Estados Unidos. En<br />

esencia, el <strong>gobierno</strong> garantiza a los arroceros un precio por encima <strong>del</strong><br />

mercado, pagándoles para que cultiven menos, de manera de mantener<br />

artificialmente un precio elevado. El programa reduce la producción, eleva los<br />

precios <strong>del</strong> arroz, y resulta en más altos impuestos. A pesar de esto, el<br />

Congreso continúa apoyando este programa. Los agricultores arroceros ganan<br />

más de $800 millones en ingresos brutos, aproximadamente $25.000 por finca<br />

arrocera. Más <strong>del</strong> 60% de estos subsidios van a arroceros que reciben pagos<br />

de $50.000 ó más.<br />

Dada la dimensión <strong>del</strong> impacto en su riqueza personal, es perfectamente<br />

comprensible para los arroceros utilizar sus votos, contribuciones e influencia<br />

política para ayudar a los políticos que apoyan sus intereses. En contraste, no<br />

hace sentido para el votante promedio investigar este problema, o darle al tema<br />

un peso significativo al tomar la decisión de por quien votar. De hecho, la<br />

mayor parte de los estadounidenses no saben que ellos pagan<br />

aproximadamente $4 dólares por año para subsidiar a los arroceros, la mayor<br />

parte de lo cual va a los más ricos. Como resultado, los políticos generalmente<br />

pueden beneficiarse apoyando a los agricultores arroceros aun cuando el<br />

programa de subsidios desperdicia recursos y reduce la riqueza de la nación.<br />

Esquilmar a los contribuyentes y consumidores con el objeto de proveer de<br />

beneficios a bloques de votantes activos e identificados ha sido el negocio<br />

primordial de la moderna política. Los contribuyentes y los consumidores<br />

gastan aproximadamente $20 mil millones anuales en apoyar los programas de<br />

subsidios de granos, algodón, tabaco, maní, lana, y productos lácteos, todos<br />

los cuales tienen la misma estructura que el programa de arroz. El poder<br />

político de los grupos de interés también explica la presencia de tarifas y cuotas<br />

en el acero, zapatos, escobas, textiles y algunos otros productos. Las<br />

9


egulaciones que hacen que el petróleo de Alaska se transporte por la muy<br />

costosa industria marítima norteamericana refleja el poder político de la<br />

industria, no su eficiencia económica. Los proyectos de irrigación financiado<br />

con fondos federales, los derechos de pastoreo subsidiados, préstamos<br />

subsidiados a los negocios, subsidios a los aeropuertos, y así la lista no tiene<br />

fin. Cada una de estas políticas tiene sus raíces en sus efectos <strong>del</strong> interés<br />

especial antes que en una buena doctrina económica. Mientras que cada uno<br />

de tales programas individualmente impone un pequeño lastre en nuestra<br />

economía, cuando se suman estos, arruinan el presupuesto federal, malgastan<br />

recursos y reducen el estándar de vida de los norteamericanos.<br />

Los forjadores de la constitución de los Estados Unidos estuvieron<br />

concientes sobre este defecto de las políticas democráticas (ellos las llamaron<br />

“facciones” de grupos de interés). La Constitución buscó limitar la presión de<br />

facciones en el Artículo 1, Sección 8, la cuál especifica que el Congreso está<br />

para recaudar solo impuestos uniformes para programas que promueven la<br />

defensa común y el bienestar general. Esta cláusula fue diseñada para impedir<br />

el uso de los ingresos generales de los impuestos para proveer beneficios a<br />

subgrupos de la población. Sin embargo, a través de los años las decisiones de<br />

la Corte y los actos legislativos han destruido y distorsionado su significado. En<br />

la forma como se interpreta actualmente la Constitución ya no es capaz de<br />

restringir el poder político de los grupos de interés bien organizados.<br />

5. A MENOS QUE LOS RESTRINJAN REGLAS CONSTITUCIONALES,<br />

LOS LEGISLADORES INCURRIRÁN EN DÉFICIT DE PRESUPUESTO QUE<br />

FRECUENTEMENTE SON PERJUDICIALES A LA ECONOMÍA.<br />

Cuando el gasto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> excede sus ingresos, resulta en un déficit<br />

<strong>del</strong> presupuesto. En 1992, el déficit <strong>del</strong> presupuesto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> federal de los<br />

Estados Unidos fue de $295 mil millones. El <strong>gobierno</strong> generalmente emite<br />

bonos que ganan interés para financiar su déficit de presupuesto. Para el año<br />

1992, el tesoro de los Estados Unidos tuvo aproximadamente $ 4.1 trillones<br />

pendientes de pago. Estas obligaciones sin pagar se refieren algunas veces<br />

como deuda nacional. Cuando el <strong>gobierno</strong> incurre en un déficit de presupuesto,<br />

se aumenta el tamaño de la deuda nacional.<br />

El déficit en el gasto ha sido una forma de vida de los <strong>gobierno</strong>s<br />

modernos. Durante la década de los 70`s y 80`s los <strong>gobierno</strong>s centrales de<br />

cada país industrial consistentemente incurrieron en déficit de presupuesto. A<br />

su vez, los déficit incrementan la deuda nacional. Como se muestra en el<br />

gráfico 5, la deuda nacional neta de los Estados Unidos se ha venido<br />

incrementando como un porcentaje <strong>del</strong> Producto Interno Bruto (PIB) desde<br />

1973.<br />

El origen <strong>del</strong> déficit presupuestario difícilmente es un misterio. A los<br />

legisladores les gusta gastar el dinero en programas que complacen a sus<br />

votantes. Por otra parte, a ellos no les gustan los impuestos, debido a que los<br />

impuestos imponen un costo visible en los votantes. Endeudarse es una<br />

alternativa a los impuestos actuales, empujan el costo visible hacia el futuro.<br />

10


¿Cuál es el impacto que tiene el financiamiento de la deuda en la<br />

economía? ¿El déficit hace daño a las futuras generaciones? Algunos<br />

argumentan que el financiamiento de la deuda nos permite tener una fiesta hoy<br />

y enviar la cuenta a nuestros nietos. Claramente, este punto de vista<br />

sobredimensiona el caso. Es limitada la habilidad de la deuda para trasladar el<br />

costo <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> hacia el futuro. En los Estados Unidos, la mayor parte de la<br />

deuda <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> la deben los americanos. Estos tendrán que pagar altos<br />

impuestos para cumplir con el pago de intereses de la deuda nacional. Al<br />

mismo tiempo, sin embargo, la mayor parte <strong>del</strong> ingreso por intereses serán<br />

receptados por los americanos. Por tanto, en el caso de la deuda mantenida<br />

domésticamente, nuestros hijos y nietos, al mismo tiempo que pagarán los<br />

impuestos para el servicio de la deuda recibirán el pago de los intereses.<br />

GRAFICO 5. a DEUDA NACIONAL NETA COMO PORCENTAJE DEL PIB<br />

DE LOS ESTADOS UNIDOS – 1950 A 1991.<br />

_______________________________________________________________<br />

(Porcentaje)<br />

a La deuda neta nacional omite aquella porción de la deuda nacional que mantienen las<br />

agencias <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> federal y el Banco de la Reserva Federal.<br />

Fuente: Reporte Económico <strong>del</strong> Presidente (varias ediciones).<br />

Cuando los recursos actuales se utilizan para producir servicios <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong>, estos recursos no estarán disponibles para producir otras cosas. Esto<br />

será verdad independientemente de sí el <strong>gobierno</strong> financia estos servicios con<br />

deuda o impuestos. Por ejemplo, cuando el <strong>gobierno</strong> construye una carretera,<br />

extrae recursos <strong>del</strong> sector privado que se hubieran empleado en usos<br />

alternativos. La producción corriente de bienes para el consumo y la inversión<br />

privada se reducirá como resultado <strong>del</strong> uso de recursos por parte <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

El costo se incurre en el presente, la financiación de la deuda no puede<br />

empujarse hacia el futuro.<br />

¿Significa esto que hay poca razón para preocuparse sobre un impacto<br />

adverso <strong>del</strong> déficit en las futuras generaciones? No necesariamente. El<br />

financiamiento de la deuda influencia las futuras generaciones a través de su<br />

impacto potencial en el ahorro y la formación de capital. Si la actual generación<br />

deja muchas fábricas, máquinas, casas, conocimiento y otros activos<br />

productivos a su descendencia, entonces el potencial productivo de la próxima<br />

11


generación será alto. Por el contrario, si muy pocos activos productivos (y más<br />

bonos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>) se transfieren a la próxima generación, entonces se<br />

reducirá su capacidad productiva. Así, la verdadera medida de cómo la deuda<br />

<strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> influencia a las futuras generaciones involucra el conocimiento de<br />

su impacto en la formación de capital.<br />

La mayor parte de los economistas creen que cuando el <strong>gobierno</strong> presta<br />

para financiar el déficit empuja las tasas de interés hacia arriba. Estas altas<br />

tasas de interés a su vez expulsan la inversión privada. Si el <strong>gobierno</strong> utilizó los<br />

fondos prestados para inversión, esta inversión adicional <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> ayudaría<br />

a compensar la reducción de la inversión privada. Generalmente ese no es el<br />

caso. La mayor parte <strong>del</strong> gasto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> en países industrializados va a<br />

transferencia de ingresos, subsidios a los negocios, y otras cosas que proveen<br />

beneficios inmediatos a grupos organizados. Así, el déficit <strong>del</strong> presupuesto casi<br />

con certeza reduce el stock de capital (herramientas, máquinas y fabricas)<br />

disponible para las futuras generaciones. Como resultado, la productividad y<br />

los salarios de los futuros trabajadores serán más bajos de los que serían en la<br />

ausencia de déficit.<br />

Si no se controla el déficit, ¿podría causar un colapso económico?<br />

Cuando se considera este punto de vista, es importante reconocer que prestar<br />

es un procedimiento usual de hacer negocios. Muchas grandes corporaciones<br />

que tienen buenas utilidades continuamente tienen deudas pendientes.<br />

Mientras que el ingreso neto de una empresa de negocios es grande relativo a<br />

los intereses pendientes, la deuda pendiente no significa un gran problema.<br />

Esto ocurre con el <strong>gobierno</strong> federal. Mientras que la gente tenga confianza que<br />

pueden elevarse los ingresos por impuestos necesarios para cumplir las<br />

obligaciones de su deuda, el <strong>gobierno</strong> federal no tendrá problemas financiando<br />

y refinanciando su deuda pendiente.<br />

GRAFICO 6. α COSTO DEL INTERÉS NETO COMO PORCENTAJE DEL<br />

INGRESO FEDERAL PARA LOS ESTADOS UNIDOS 1950-1991.<br />

_______________________________________________________________<br />

(Porcentaje)<br />

a El costo <strong>del</strong> interés neto incluye únicamente el interés pagado a los inversionistas privados.<br />

Se omite el interés en la deuda que mantienen las agencias <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> federal y el Banco de<br />

la Reserva Federal.<br />

Fuente: Reporte Económico <strong>del</strong> Presidente (varias ediciones).<br />

12


Así, la clave de la capacidad de crédito es el esperado ingreso futuro<br />

relativo al interés de la deuda. Esto es verdad para los individuos, negocios<br />

privados y <strong>gobierno</strong>s. ¿Qué está pasando con la capacidad de crédito <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> federal de los Estados Unidos? A fines de la década de los 40,<br />

aproximadamente 10% de los ingresos federales de los Estados Unidos se<br />

fueron a pagar el interés de la deuda nacional. Como lo indica el gráfico No. 6,<br />

el costo <strong>del</strong> interés neto fue aproximadamente 7% de los ingresos federales a<br />

lo largo <strong>del</strong> período 1951-1974. Desde aquel tiempo los costos <strong>del</strong> interés como<br />

una porción de los ingresos federales se elevaron, alcanzando 14% en 1983 y<br />

17% en 1991.<br />

Esta es una tendencia que no puede continuar, por lo menos sin tener<br />

serias consecuencias. Si el costo <strong>del</strong> interés continúa elevándose relativo a los<br />

ingresos federales, la gente se volverá temerosa que el <strong>gobierno</strong> recurra a la<br />

“máquina impresora” de dinero en un esfuerzo por escapar de sus obligaciones<br />

con los préstamos. Si esto pasara, el temor al rápido crecimiento <strong>del</strong> dinero y la<br />

inflación, elevaran las tasas de interés y harán más difícil que el <strong>gobierno</strong><br />

pueda cumplir sus obligaciones de deudas. Si es suficientemente intenso, solo<br />

el temor a la inflación podría seriamente desorganizar el mercado de capitales<br />

de largo plazo, no solamente para el <strong>gobierno</strong> federal, sino también para otros<br />

prestatarios. Y si el <strong>gobierno</strong> recurre a la “máquina de imprimir” dinero con el<br />

objeto de pagar sus deudas, podría resultar en hiperinflación y en una quiebra<br />

<strong>del</strong> sistema de cambios. La economía sería perjudicada seriamente.<br />

Las deudas excesivas han conducido a crisis financiera en varios<br />

lugares. Las economías de varios países, incluyendo Bolivia, Argentina, Chile,<br />

Brasil e Israel han sido arruinados en años recientes por excesivas deudas,<br />

creación de dinero e inflación desbocada. Si los intereses de la deuda <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> federal continúan creciendo más rápidamente que los ingresos,<br />

claramente los Estados Unidos no serían inmunes a que ocurra tal cosa.<br />

¿Qué se necesita hacer? El “problema <strong>del</strong> déficit” es un problema<br />

político estructural. El déficit debido al gasto es una consecuencia natural de la<br />

política democrática sin restricciones. Prestar permite a los políticos ofrecer a<br />

los votantes beneficios inmediatos sin tener que imponer un costo paralelo<br />

visible en la forma de más altos impuestos o cargos al consumidor. Si no se<br />

ponen límites por medio de reglas constitucionales o fuertes convicciones, en<br />

forma predecible, los políticos utilizarán los déficit para parcialmente ocultar a<br />

los votantes el costo de sus programas.<br />

El proceso político sin restricciones es utilizado por grupos de interés<br />

bien organizados y estimula los gastos por parte de los políticos, para beneficio<br />

de sus jurisdicciones. Cada congresista tiene un fuerte incentivo para pelear<br />

duro por gastos que beneficien a sus votantes y poco incentivo para oponerse<br />

al gasto que realicen otros. Un legislador que sea un vigilante de los gastos<br />

incurrirá en la ira de sus colegas que favorecen programas especiales para sus<br />

jurisdicciones. Y aún más importante, los beneficios (por ejemplo, reducciones<br />

de impuestos y tasas más bajas de intereses) por cortar gastos y reducir el<br />

déficit se diseminaran tenuemente entre los votantes de todas las<br />

13


jurisdicciones. Así, los electores de los legisladores cosecharan solo una<br />

pequeña parte de los beneficios.<br />

Esto es como si 535 familias fueran a cenar afuera sabiendo que<br />

después de la comida recibirán una cuenta por una fracción de un 535 avo <strong>del</strong><br />

costo. Ninguna familia se sentiría obligada a ordenar menos, debido a que su<br />

restricción ejercería poco impacto en la cuenta total. ¿Por qué no ordenar<br />

camarones de entrada, un bistec o langosta como plato principal, y un gran<br />

pedazo de cheesecake de postre? Después de todo, el gasto extra añadirá solo<br />

pocos centavos a la alícuota que paga cada familia de la cuenta total. Sin<br />

embargo, cuando cada cual sigue este curso de acción, se compran muchos<br />

artículos que se valoran menos que sus costos (12) .<br />

Así es con los que toman decisiones en el congreso. Los congresistas<br />

tienen un fuerte incentivo para empujar programas que beneficien a sus propias<br />

jurisdicciones, particularmente cuando reconocen que otros legisladores están<br />

haciendo lo mismo. De manera similar, ellos tienen un fuerte incentivo para<br />

ocultar el costo de los programas de <strong>gobierno</strong> de los votantes. Dada esta<br />

estructura de incentivos, se esperaría que se produzcan los grandes déficit <strong>del</strong><br />

presupuesto.<br />

¿Si se incrementaran los impuestos se reduciría el déficit de<br />

presupuesto? Por ejemplo, ¿Si se incrementara en $50 mil millones los<br />

impuestos se reduciría el déficit en los Estados Unidos? La respuesta es<br />

ciertamente “NO”. En un estudio preparado en 1991 por el Comité Económico<br />

Conjunto <strong>del</strong> Congreso se encontró que desde 1974, por cada nuevo dólar de<br />

ingreso de impuestos generado, el gasto se incrementó en $ 1.59. Así,<br />

ingresos adicionales conducen a mayores incrementos <strong>del</strong> gasto. En 1982 el<br />

Presidente Reagan aceptó un muy bien publicitado incremento de los<br />

impuestos siempre y cuando el congreso cortara el gasto. Se incrementaron los<br />

impuestos pero el corte de gastos no se materializó. El anterior Presidente<br />

Bush cayó en la misma trampa con su infame acuerdo <strong>del</strong> presupuesto 1990.<br />

Una vez más, se incrementaron los impuestos, el gasto se aumentó más de lo<br />

proyectado, y se expandió el déficit presupuestario. Dada la estructura política<br />

actual, existen pocas razones para creer que impuestos más altos reducirán el<br />

déficit. El Congreso gastará cada dólar que le pueda echar mano, además de<br />

unos pocos centenares de billones más.<br />

Si realmente vamos a hacer algo acerca <strong>del</strong> déficit, debemos modificar la<br />

estructura política. Las reglas necesitan cambiarse, de manera que se haga<br />

más difícil a los políticos gastar más de lo que ellos están dispuestos a imponer<br />

impuestos. Hay algunas maneras como esto se puede hacer. Se puede<br />

enmendar la constitución para requerir que el <strong>gobierno</strong> federal balancee su<br />

presupuesto, aún a los <strong>gobierno</strong>s estatales ya se les requiere balancear sus<br />

presupuestos. Se debe conseguir una enmienda constitucional que requiera la<br />

aprobación de dos tercios o tres cuartos de ambas cámaras para propuestas<br />

de gastos y aumentos en el poder de prestar <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> federal. El gasto de<br />

este año podría limitarse al nivel de ingresos <strong>del</strong> año pasado. Los cambios de<br />

este tipo en las leyes propuestas harían más difícil gastar a los legisladores a<br />

menos que ellos estuvieran dispuestos a imponer impuestos o cobrar por los<br />

14


servicios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. Tales cambios de reglas endurecerían las restricciones<br />

<strong>del</strong> presupuesto <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, reduciría el poder de los grupos de intereses, y<br />

desincentivaría la política de repartir recursos a las jurisdicciones de los<br />

legisladores. Estos cambios también forzarían a los legisladores a considerar<br />

más cuidadosamente los costos de los programas de <strong>gobierno</strong>. Estas medidas<br />

seguramente conducirían a un mejoramiento en la relación costo-eficiencia <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong>.<br />

6. CUANDO EL GOBIERNO SE INVOLUCRA FUERTEMENTE<br />

TRATANDO DE AYUDAR A UNAS PERSONAS A EXPENSAS DE<br />

OTRAS, LOS RECURSOS SE DESVIARÁN DE LA PRODUCCIÓN Y<br />

SE VAN HACIA EL SAQUEO.<br />

La herramienta de la política (la cual frecuentemente se convierte en objetivo)<br />

es extraer recursos <strong>del</strong> contribuyente común con la mínima ofensa y distribuir el<br />

producto entre innumerables solicitantes de tal manera de maximizar el apoyo<br />

en las encuestas. La política, en lo que concierne a conseguir apoyo,<br />

representa el arte <strong>del</strong> engaño calculado, o más precisamente, como embaucar<br />

sin ser realmente agarrado (13) .<br />

James R. Schlesinger<br />

Secretario de Defensa, 1973-1975<br />

Hay dos maneras en que los individuos pueden adquirir riqueza:<br />

Producción y pillaje. La gente puede progresar produciendo cosas (o servicios)<br />

e intercambiándolos por ingreso. Este método de adquirir ingreso ayuda a las<br />

personas con quienes intercambia así como aumenta la riqueza de la sociedad.<br />

Pero algunas veces las reglas también permiten a la gente progresar robando<br />

lo que otros han producido. Este método no solo fracasa en generar ingresos<br />

adicionales (la ganancia de uno es la pérdida de otro) sino que también<br />

consume recursos y por tanto reduce la riqueza de la sociedad.<br />

Los <strong>gobierno</strong>s promueven la prosperidad económica cuando estimulan la<br />

actividad productiva y desalientan el robo. Este objetivo puede mejor<br />

alcanzarse cuando un <strong>gobierno</strong> actúa como una fuerza neutral, protegiendo los<br />

derechos de propiedad y haciendo cumplir los contratos. Cuando las leyes son<br />

efectivas hacen difícil tomar la propiedad de otros, entonces pocos recursos<br />

fluirán hacia el pillaje.<br />

En el mundo moderno, el mismo <strong>gobierno</strong> es a menudo utilizado como<br />

un agente para el robo. La cantidad de recursos orientados hacia el cabildeo,<br />

campañas políticas y las varias formas de “buscar favores” <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> será<br />

directamente proporcional a la facilidad con la cual el proceso político puede<br />

ser utilizado para beneficio personal (o grupo de interés) a expensa de otros.<br />

Cuando un <strong>gobierno</strong> fracasa en asignar el costo de proyectos en el sector<br />

público a los beneficiarios principales (por ejemplo, a través <strong>del</strong> uso de tasas) o<br />

cuando se involucra fuertemente en actividades de transferencia de ingresos, la<br />

gente gastará más tiempo organizándose en cabildear a los políticos y menos<br />

tiempo en producir bienes y servicios (14) . Los recursos, que de otra manera se<br />

hubieran utilizado en crear riqueza y generar ingreso, se desperdician luchando<br />

por pedazos de la torta económica que se encoge.<br />

15


En esta era de un estado sin limitaciones, las transferencias de dinero de<br />

los contribuyentes hacia grupos bien organizados y bloques de votantes ha<br />

llegado a ser el negocio de la moderna política en los prósperos países<br />

industrializados de Norteamérica y Europa Occidental. La ventaja competitiva la<br />

tienen los políticos que pueden ingeniarse como obtener ganancias en la<br />

manera menos ofensiva y luego utilizar los recursos para favorecer a grupos<br />

que están dispuestos a suplir la mayor cantidad de votos a cambio de las<br />

transferencias. Las actividades no productivas, de busca favores es la natural<br />

consecuencia de una democracia sin restricciones. A menos que los <strong>gobierno</strong>s<br />

democráticos estén constitucionalmente limitados, los políticos implementarán<br />

programas que desperdician recursos y deterioran el estándar general de vida.<br />

7. EL COSTO DE LAS TRANSFERENCIAS DE INGRESO DEL<br />

GOBIERNO SERÁ MUCHO MÁS GRANDE QUE LAS GANANCIAS NETAS<br />

DE LOS PRESUNTOS BENEFICIARIOS.<br />

Cuando se declaró la Guerra contra la Pobreza en los Estados Unidos, a<br />

mediados de los 60`s, generalmente se creía que si sólo los americanos<br />

estuvieran dispuestos a transferir un poco más de ingresos a los menos<br />

afortunados miembros de la sociedad, se eliminaría la pobreza. Así lo hicieron,<br />

y los programas de transferencia de ingresos se expandieron<br />

substancialmente. Como una proporción <strong>del</strong> ingreso personal, los subsidios<br />

dirigidos hacia los pobres (por ejemplo, Ayuda a las Familias con Niños<br />

Dependientes, Cupones de Comida, y Ayuda Médica) se doblaron durante el<br />

período de 1965-1975. A partir de 1975, el porcentaje de ingreso asignado a<br />

los subsidios se ha mantenido a los niveles más altos.<br />

Los resultados, sin embargo, fueron muy diferentes a lo que la mayor<br />

parte de la gente esperaba. Después de reducirse por dos décadas luego de la<br />

segunda guerra mundial, la tasa de pobreza de los que no eran ancianos<br />

comenzó a elevarse a finales de los 60´s, un poco después que se expandieron<br />

los subsidios. Veinticinco años después que se inició la Guerra contra la<br />

Pobreza, la tasa de pobreza de los que no eran ancianos era ligeramente más<br />

alta en 1990 que lo fue en 1965. La tasa de pobreza se elevó, aun cuando el<br />

ingreso, ajustado tanto por la inflación y el crecimiento de la población, creció<br />

en más de 50% entre 1965 y 1990.<br />

¿Por qué no fueron más efectivas las transferencias de ingresos? El<br />

análisis económico indica que su falta de efectividad refleja una proposición<br />

más general: es difícil transferir ingresos a un grupo de beneficiarios de manera<br />

tal que mejore su bienestar a largo plazo. Una vez más, esta proposición refleja<br />

los efectos secundarios no intencionados de los subsidios (15) . Hay tres factores<br />

principales que socavan las transferencias de ingresos.<br />

Primero, un incremento en el tamaño <strong>del</strong> sector al que se otorga<br />

subsidios retardará el crecimiento económico. El ingreso no es como “maná<br />

<strong>del</strong> cielo”. Tampoco es el ingreso nacional un pastel económico que es<br />

horneado por el <strong>gobierno</strong> de manera que tajadas de varios tamaños puedan<br />

servirse calientes a la gente por todo el territorio. Por el contrario, el ingreso es<br />

16


algo que la gente produce y gana. Es ganado por los individuos que proveen a<br />

otros con bienes y servicios que ellos están dispuestos a pagar.<br />

Las políticas tributarias y las de subsidios influencian adversamente los<br />

incentivos para ganar dinero tanto <strong>del</strong> contribuyente como <strong>del</strong> que recibe los<br />

subsidios. A medida que se incrementan los impuestos para financiar los<br />

subsidios, los contribuyentes tienen menos incentivos para producir y ganar y<br />

más incentivos para invertir en escudos tributarios derrochadores. De manera<br />

similar, dado que los beneficios de las transferencias tienden a reducirse a<br />

medida que aumenta el ingreso <strong>del</strong> beneficiario, este tendrá menos incentivo a<br />

ganar debido a que el ingreso neto se incrementará solamente una fracción (en<br />

muchos casos solo una pequeña fracción) de las ganancias adicionales. Por<br />

tanto, ni los contribuyentes ni los beneficiarios de los subsidios ganarán tanto<br />

como lo harían en la ausencia de un programa de subsidios. En adición, la<br />

redistribución de ingresos por los políticos estimulará a la gente a gastar más<br />

tiempo politiqueando y menos tiempo produciendo. Todos estos factores<br />

retardarán el crecimiento económico, lo cual tenderá a reducir el bienestar de<br />

los presuntos beneficiarios así como el de otros ciudadanos.<br />

Segundo, la competencia por subsidios erosionará la mayor parte de las<br />

ganancias de largo plazo de los presuntos beneficiarios. En un mundo de<br />

recursos escasos, el <strong>gobierno</strong> debe establecer un criterio para entregar las<br />

transferencias de ingresos y otros favores políticos. Si no lo hiciera así, los<br />

subsidios inflarán el presupuesto. Generalmente, el <strong>gobierno</strong> requerirá que el<br />

beneficiario posea algo, haga algo o sea algo. Sin embargo, una vez que se<br />

establece el criterio la gente modificará su comportamiento para calificar por el<br />

dinero “gratis” u otro favor <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. Al hacerlo, se reducirá su ganancia<br />

neta <strong>del</strong> subsidio.<br />

Considere el siguiente experimento que ilustra este punto importante.<br />

Suponga que el <strong>gobierno</strong> de los Estados Unidos decidió regalar billetes de $50<br />

entre las 9:00 a.m. y 5:00 p.m. a todas las personas que estén dispuestas a<br />

esperar en la cola frente a la ventanilla de un cajero de la tesorería de los<br />

Estados Unidos. Se formarían largas colas. ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuánto<br />

tiempo la gente estaría dispuesta a tomar de su ocio y sus actividades<br />

productivas? Para una persona cuyo tiempo vale $5 dólares la hora estaría<br />

dispuesta a gastar 10 horas en la cola por los $50. Otros, cuyo tiempo vale<br />

menos, digamos $3 o $4 la hora, encontrarían que lo que ellos deben hacer<br />

para obtener el subsidio, consumió mucho de su valor.<br />

Este ejemplo simple ilustra porqué a los presuntos beneficiarios de los<br />

programas de subsidios no se los ayuda mucho. Cuando los beneficiarios<br />

tienen que hacer algo (por ejemplo, hacer cola, llenar formularios, cabildear a<br />

las autoridades <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, tomar un examen, soportar atrasos, o contribuir a<br />

ciertas campañas políticas) con el objeto de calificar para el subsidio, una gran<br />

parte de la ganancia potencial se perderá cuando ellos tratan de cumplir con<br />

los criterios de calificación. De manera similar, cuando los beneficiarios tienen<br />

que poseer algo (por ejemplo, tierra de un cierta superficie para cultivar trigo, o<br />

una licencia para conducir un taxi o vender un producto a extranjeros) con el<br />

objeto de obtener un subsidio, la gente elevará el precio <strong>del</strong> activo requerido<br />

17


para calificar para el subsidio hasta que el precio más alto <strong>del</strong> activo capte el<br />

precio <strong>del</strong> subsidio. En cada caso, los beneficiarios potenciales competirán<br />

para cumplir los criterios hasta que disipen la mayor parte <strong>del</strong> valor neto <strong>del</strong><br />

subsidio. Como resultado, la ganancia neta <strong>del</strong> beneficiario será<br />

substancialmente menor que la cantidad <strong>del</strong> pago <strong>del</strong> subsidio. Esto explica<br />

porqué los programas de subsidios generalmente han fracasado en elevar el<br />

bienestar de los presuntos beneficiarios.<br />

Desde luego, cambios no anticipados en los programas de subsidios<br />

pueden generar ganancias temporales o pérdidas para varios grupos. Sin<br />

embargo, una vez que el programa se institucionaliza, la competencia eliminará<br />

la rentabilidad mayor anormal de alguna actividad que aumente la posibilidad<br />

de calificar por un favor <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>.<br />

Hay una tercera razón para la falta de efectividad de los subsidios:<br />

los programas que protegen a los beneficiarios potenciales contra la adversidad<br />

resultante de sus imprudentes decisiones estimulan opciones que incrementan<br />

la probabilidad de la adversidad. Los subsidios hacen dos cosas a los<br />

beneficiarios potenciales: (a) hacen que las consecuencias de la adversidad<br />

sean menos severas, y (b) reducen los incentivos de los potenciales<br />

beneficiarios para que tomen acciones que eviten la adversidad. El problema<br />

surge debido a que estos dos aspectos ejercen influencias conflictivas. Por<br />

ejemplo, los subsidios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> de primas en áreas de huracanes hacen<br />

menos costoso a la gente el protegerse así mismo contra pérdidas económicas<br />

resultantes de un huracán. Dado que la protección es más barata, sin embargo,<br />

se estimula a la gente a construir en áreas propensas a los huracanes. Como<br />

resultado, el daño de los huracanes es más grande que lo que hubiera sido de<br />

otra forma. La compensación por desempleo provee otro ejemplo. Los<br />

beneficios hacen menos costoso para los trabajadores desempleados rehusar<br />

ofrecimientos de trabajo existentes y continuar buscando un mejor trabajo. Por<br />

lo tanto, los trabajadores invierten más tiempo buscando trabajo y, como<br />

resultado, la tasa de desempleo es más alta que sería el caso de otra manera.<br />

Si usted subsidia algo, usted obtendrá más de ello. Los subsidios contra<br />

la pobreza no son excepción a esta regla. Las transferencias dirigidas hacia los<br />

pobres estimulan estilos de vida de más alto riesgo (por ejemplo, el uso de<br />

drogas, salirse de la escuela o de la fuerza de trabajo, madres solteras con<br />

hijos, disolución marital, y abandono de los niños por los padres). Todas estas<br />

opciones tienden a incrementar el número de gente que es pobre. Estos<br />

efectos secundarios pueden no ser muy importantes en el corto plazo. Sin<br />

embargo, en el largo plazo, son muy severas las consecuencias negativas no<br />

intencionadas. En adición, los subsidios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> para combatir la pobreza<br />

ahuyentan los esfuerzos privados de caridad de parte de las familias, los<br />

individuos, iglesias, y organizaciones cívicas. Cuando se imponen más tributos<br />

para resolver un problema los individuos y grupos privados, en forma<br />

predecible ajustarán su conducta y harán menos para aliviar el problema.<br />

Desde un punto de vista económico, no sorprende el fracaso de los<br />

programas de subsidios que van desde precios de soporte a los agricultores<br />

hasta los combates a la pobreza. Cuando se consideran los efectos<br />

18


secundarios el análisis económico indica que es extremadamente difícil ayudar<br />

a los pretendidos beneficiarios en el largo plazo.<br />

8. LA PLANIFICACIÓN CENTRAL DE UNA ECONOMÍA MERAMENTE<br />

SUSTITUYE POLÍTICAS POR MERCADOS; TAL ESFUERZO<br />

DESPERDICIA RECURSOS Y RETARDA EL PROGRESO<br />

ECONÓMICO.<br />

El hombre de sistema.... es muy hábil engañándose a si mismo....Parece<br />

imaginarse que puede organizar los diferentes miembros de una gran<br />

sociedad de manera tan fácil como la mano arregla las diversas piezas<br />

sobre un tablero de ajedrez; el no considera que las piezas de un tablero<br />

de ajedrez no tienen otro principio de movilidad aparte <strong>del</strong> que la mano<br />

ejerce sobre ellas; que en el gran tablero de ajedrez de la sociedad<br />

humana, cada una de las piezas tiene un principio de movilidad propio,<br />

aunque diferente <strong>del</strong> que la legislatura podría elegir imprimir en él. Si<br />

aquellos dos principios coinciden y actúan en la misma dirección, el<br />

juego de la sociedad humana será fácil y armonioso, y probablemente<br />

será feliz y exitoso. Si ellos son opuestos o diferentes, el juego se<br />

realizará en forma miserable, y la sociedad estará en todo momento en<br />

el más alto grado de desorden (16) .<br />

Adam Smith (1759)<br />

Como se discutió previamente, los <strong>gobierno</strong>s a menudo pueden<br />

coordinar la producción de bienes públicos -una pequeña clase de bienes para<br />

los cuales es difícil restringir el consumo únicamente a los clientes que lo<br />

pagan- mejor que los mercados. La provisión de bienes públicos por el<br />

<strong>gobierno</strong> puede promover el progreso económico.<br />

Sin embargo, mucha gente también cree que el <strong>gobierno</strong> puede escoger<br />

las industrias, proveer subsidios y dirigir las inversiones de tal manera que<br />

acelerará el crecimiento de la economía. De acuerdo con este punto de vista, la<br />

“planificación industrial” <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> y “la inversión en futuro crecimiento<br />

económico” pueden mejorar los resultados <strong>del</strong> mercado. Es fácil ver como este<br />

punto de vista tiene cierta atracción. Seguramente, hace sentido planear. ¿No<br />

son las autoridades elegidas y los expertos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> los que probablemente<br />

más representan el “bienestar general” de la gente que los empresarios de<br />

negocios? ¿No serán las autoridades <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> “menos codiciosos” que los<br />

empresarios? La gente que no comprende el principio de la mano invisible<br />

algunas veces encuentra persuasivo el argumento de la planificación central.<br />

La economía, sin embargo, indica que esto es equivocado. Hay cuatro razones<br />

principales por las cuales la planificación central, casi con seguridad, hará más<br />

daño que bien.<br />

Primero, la planificación central simplemente sustituye la política por los<br />

veredictos <strong>del</strong> mercado. Recuerde, el <strong>gobierno</strong> no es un aparato corrector. En<br />

el mundo real, los planificadores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> central (y los legisladores que los<br />

dirigen) no son un grupo de santos desinteresados infalibles. En forma<br />

predecible, los subsidios y los fondos de inversión distribuidos por los<br />

planificadores serán influenciados por consideraciones políticas.<br />

19


Piense como funciona este proceso aún cuando las decisiones se hagan<br />

democráticamente. Los gastos tendrán que ser aprobados por el Congreso.<br />

Varios empresarios y sindicatos cabildearán por fondos de inversiones y<br />

subsidios que los provean de beneficios. Los congresistas serán<br />

particularmente sensibles a aquellos que están en posición de proveer<br />

contribuciones para la campaña y proporcionar bloques claves de votantes.<br />

Comparadas con las más nuevas empresas “en crecimiento”, los negocios más<br />

viejos establecidos tendrán un record más fuerte de contribuciones políticas, un<br />

mejor conocimiento de las técnicas de cabildeo y una más estrecha relación<br />

con figuras políticas poderosas. Como dijo el ex Senador William Proxmire “el<br />

dinero irá donde está el poder político”. En forma predecible, al elevar el<br />

proceso político se favorecerá a las firmas más antiguas, aunque sean<br />

económicamente débiles, comparado con las más nuevas empresas en<br />

crecimiento. En adición, los Presidentes de los Comités frecuentemente<br />

bloquearán varios programas a menos que otros legisladores estén de acuerdo<br />

de apoyar proyectos que distribuyan recursos a los constituyentes de sus<br />

jurisdicciones y favorezcan a grupos de intereses. Solo un soñador sin remedio<br />

creería que este proceso politizado resultaría en menos desperdicio de<br />

recursos, más creación de riqueza y una mejor asignación de los fondos de<br />

inversión que los mercados.<br />

Segundo, hay muchas razones para creer que los inversionistas que<br />

arriesgan su propio dinero harán mejores decisiones de inversión que los<br />

planificadores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> central manipulando el dinero de los contribuyentes.<br />

Recuerde, si un inversionista va a tener una ganancia, él o ella debe descubrir<br />

e invertir en un proyecto que aumenta el valor de los recursos. Si el<br />

inversionista comete un error (si el proyecto de inversión llega a ser un fracaso)<br />

él o ella sufrirá las consecuencias directamente. Por el contrario, la conexión<br />

será débil entre la selección de proyectos productivos y el bienestar personal<br />

de los planificadores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> central. Aún cuando el proyecto es<br />

productivo, la ganancia personal <strong>del</strong> planificador probablemente será modesta.<br />

De manera similar, si el proyecto es un desperdicio (sí reduce el valor de los<br />

recursos); esta falla ejercerá poco impacto negativo en los planificadores. De<br />

hecho, ellos pueden aún ser capaces de cosechar ganancias personales de<br />

proyectos que desperdician recursos y que canalizan subsidios y otros<br />

beneficios hacia grupos políticamente poderosos. Dada esta estructura de<br />

incentivos, simplemente no hay razón para creer que los planificadores <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> tendrán más posibilidades que los inversionistas privados para<br />

descubrir y actuar en proyectos que incrementan la riqueza.<br />

Tercero, los planificadores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> recibirán información errada.<br />

Conociendo que los planificadores son una fuente de fondos de inversión y<br />

subsidios, los gerentes de empresas tanto privadas como públicas entregarán a<br />

los planificadores información sesgada y errada diseñada para atraer favores<br />

<strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. En forma predecible, tratarán de convencer a los planificadores<br />

que su empresa o industria está produciendo (o podría producir) un producto o<br />

servicio que es enormemente valioso para el público general. Si a su empresa<br />

solo se le diera más fondos, ellos hicieran cosas maravillosas para el bienestar<br />

de la sociedad. Por otra parte, si los favores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> no les son<br />

proporcionados, se perderán empleos y se derrumbarán las economías locales.<br />

20


Mientras que los planificadores conocen que tales demandas son exageradas,<br />

frecuentemente carecerán de la información necesaria para evaluarlas<br />

cuidadosamente. Particularmente esto es cierto si el oferente es un monopolio.<br />

Cuarto, no hay manera que los planificadores <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> puedan<br />

adquirir suficiente información para crear un plan nacional que haga sentido.<br />

Vivimos en un mundo de cambios dinámicos. Los avances tecnológicos,<br />

nuevos productos, intranquilidad política, cambios en la demanda, cambios en<br />

las condiciones <strong>del</strong> clima están constantemente alterando la relativa escasez<br />

de los bienes y servicios. Ninguna autoridad central será capaz de estar al día<br />

con los cambios y proveer a los gerentes de empresas locales con<br />

instrucciones sensatas.<br />

El mercado registra y tabula información extensamente fragmentada.<br />

Los precios reflejan esta información ampliamente dispersa y la utiliza para<br />

enviar señales a las empresas de negocios y proveedores de los recursos. A su<br />

vez las señales que dan los precios proveen a los negocios y propietarios de<br />

recursos con la información que se requiere para coordinar sus acciones y<br />

ponerlos en armonía con las nuevas condiciones. Simplemente no hay manera<br />

que, aún una insignificante fracción de la relevante, aunque ampliamente<br />

dispersa información, pueda comunicarse exactamente a cualquier individuo o<br />

agencia central de información.<br />

La increíble diversidad de los deseos y aspiraciones de la gente va<br />

mucho más allá de la comprensión de cualquier entidad de planificación. Así,<br />

también, lo es el conocimiento de las circunstancias únicas, específicas,<br />

elementos de oportunidad, y la importancia de la localización. Por tanto, los<br />

planificadores estarán operando con solo una pequeña fracción de la<br />

información relevante y mucha de ella será inexacta en el momento en que se<br />

la comuniquen. La creencia que un simple individuo o comité podría adquirir y<br />

mantener suficiente información para hacer buenas decisiones en nuestro<br />

rápido cambiante mundo moderno, es simplemente una ilusión. La<br />

coordinación compleja que es el elemento central de la economía moderna es<br />

simplemente muy complicada para ser manejado por una autoridad central de<br />

planificación.<br />

Los proponentes de la planificación frecuentemente señalan como<br />

ejemplo al Ministerio de Comercio Internacional e Industrias (MITI), de cómo<br />

debería trabajar la planificación industrial. El éxito de MITI ha sido grandemente<br />

exagerado y sus fracasos totalmente ignorados. MITI trató de mantener fuera<br />

<strong>del</strong> negocio automotriz a Mazda y Honda debido a que no pensaban que<br />

podían competir exitosamente. Trató de parar a Sony en la producción de<br />

radios transistores. MITI protegió a empresas japonesas con altos costos en la<br />

construcción de barcos y minería. Sus restricciones a las importaciones en<br />

carne, cítricos y otros productos agrícolas forzaron a los consumidores<br />

japoneses a gastar más en alimentos que los consumidores en otros países<br />

industriales. El éxito en los negocios de los japoneses ha sido a pesar, no a<br />

causa, de la planificación industrial de MITI.<br />

21


De manera similar, el récord de la planificación <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> de los<br />

E.E.U.U. está cargado de inconsistencias internas. El <strong>gobierno</strong> federal a la vez<br />

que subsidia a los agricultores que cultivan tabaco hace propaganda contra<br />

fumar tabaco. Paga algunos agricultores para que no produzcan granos y, al<br />

mismo tiempo, subsidia a otros con proyectos de irrigación de manera que ellos<br />

puedan cultivar más de los mismos granos. Los programas <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> para<br />

los ganaderos lecheros mantienen altos los precios de la leche, mientras<br />

subsidian el programa de almuerzo escolar haciendo que la leche cara esté<br />

más al alcance. Las regulaciones <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> disponen que los automóviles<br />

tengan guardachoques más fuertes para que sean más seguros, mientras que<br />

los estándares de la Corporate Average Fuel Economy (CAFÉ) <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong><br />

disponen que los autos sean más ligeros y más peligrosos. Ambas<br />

disposiciones incrementan los costos de los autos.<br />

Aquellos que piensan que la planificación central promoverá el progreso<br />

económico son ingenuos. Cuando las empresas de negocios obtienen más<br />

fondos <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> y menos de los consumidores, ellos gastarán más tiempo<br />

intentando complacer a los políticos y menos tiempo satisfaciendo a los<br />

consumidores. En forma predecible, esta reasignación de recursos conducirá al<br />

atraso económico antes que a la prosperidad.<br />

9. LA COMPETENCIA ES TAN IMPORTANTE EN EL GOBIERNO COMO<br />

EN LOS MERCADOS. LA COMPETENCIA ENTRE DEPENDENCIAS<br />

GUBERNAMENTALES Y ENTRE EMPRESAS DEL GOBIERNO Y<br />

ORGANIZACIONES PRIVADAS AYUDARÁN A ASEGURAR QUE EL<br />

GOBIERNO ES UN SERVIDOR DEL PUEBLO.<br />

La competencia es una fuerza disciplinaria. En el mercado los negocios<br />

deben competir por la lealtad de sus clientes. Cuando las empresas sirven<br />

pobremente a sus clientes, generalmente pierden negocios frente a los rivales<br />

que ofrecen mejores oportunidades. La competencia ofrece a los consumidores<br />

protección contra los altos precios, mercadería de baja calidad, pobre servicio,<br />

y/o trato rudo. Casi cualquiera reconoce este punto en relación con el sector<br />

privado. Desafortunadamente, la importancia de la competencia en el sector<br />

público no es tan ampliamente reconocida.<br />

La estructura de incentivo que enfrentan las dependencias y empresas<br />

<strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> no conduce a una operación eficiente. A diferencia de los<br />

empresarios privados, los directores y gerentes de las empresas <strong>del</strong> sector<br />

público, rara vez están en posición de ganar mucho cuando se bajan los costos<br />

y se mejora el desempeño. De hecho, lo contrario es a menudo cierto. Si una<br />

agencia fracasa en gastar la asignación de este año, su posición se debilita<br />

para solicitar un mayor presupuesto el próximo año. Por esto, típicamente las<br />

agencias emprenden dispendiosos gastos al final <strong>del</strong> período presupuestario si<br />

descubren que han fallado en gastar toda la asignación presupuestaria de este<br />

año.<br />

En el sector privado, la tasa de ganancia fácilmente provee un índice de<br />

desempeño identificable. Dado que no hay un indicador comparable de<br />

desempeño en el sector público, los gerentes de las empresas <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong><br />

22


maquillan la ineficiencia económica. En el sector privado, la bancarrota,<br />

eventualmente, desbroza la ineficiencia. En el sector público, no hay un<br />

mecanismo paralelo para cerrar programas que no tienen éxito. De hecho, el<br />

pobre desempeño y el fracaso en alcanzar los objetivos son algunas veces<br />

utilizados como un argumento para incrementar fondos en el sector público.<br />

Por ejemplo, si se están reduciendo las calificaciones de aprovechamiento de<br />

los estudiantes, los administradores de escuelas públicas utilizarán este<br />

fracaso para argumentar que le incrementen los fondos. De manera similar, el<br />

departamento de policía utilizará el incremento de la tasa de criminalidad para<br />

argumentar por más fondos para hacer cumplir la ley.<br />

Dada la estructura de incentivos dentro <strong>del</strong> sector público, es vitalmente<br />

importante que las empresas <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> enfrenten a los competidores. La<br />

prosperidad aumentará si se permite a las empresas privadas competir al<br />

mismo nivel en el campo de juego con las agencias <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> y las<br />

empresas. Por ejemplo, si los <strong>gobierno</strong>s operan departamentos de<br />

mantenimiento de vehículos, imprentas, servicios de comida, recolección de<br />

basura, departamentos de mantenimiento de calles, escuelas y agencias<br />

similares, a las empresas privadas debieran darse igual oportunidad para<br />

competir con las empresas públicas. La competencia mejoraría el desempeño,<br />

reduciría los costos y estimularía el comportamiento innovador en ambos<br />

sectores. Como resultado, el consumidor/contribuyente obtendría más por su<br />

dinero.<br />

La competencia entre unidades de <strong>gobierno</strong>s descentralizados también<br />

ayudará a promover el progreso económico. Un <strong>gobierno</strong> no puede ser<br />

opresivo cuando es relativamente fácil escoger la “opción de irse” (trasladarse<br />

a otra localidad que provee un nivel de servicios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> e impuestos más<br />

a su gusto). Desde luego, no es tan fácil alejarse de su <strong>gobierno</strong>, como es de<br />

su tendero. En un ambiente descentralizado, sin embargo, los ciudadanos<br />

pueden votar con sus pies. Si las funciones <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> central están<br />

estrictamente limitadas a la protección de los derechos individuales,<br />

prohibiciones contra las restricciones al comercio, y la provisión de la defensa<br />

nacional, entonces los <strong>gobierno</strong>s estatales y locales pueden variar ampliamente<br />

en el grado en el cuál se ponen impuestos para la provisión de los servicios <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong>. Así como la gente difiere con relación a la cantidad que desean<br />

gastar en vivienda o automóviles, así también ellos tendrán diferentes puntos<br />

de vista en relación con los gastos en servicios públicos. Algunos preferirán un<br />

alto nivel de servicios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> y estarán dispuestos a pagar impuestos más<br />

altos por ellos. Otros preferirán más bajos impuestos y menos servicios <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong>. Algunos desearán financiar los servicios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> con impuestos,<br />

mientras otros preferirán depender más en cobros por uso de los servicios. Un<br />

sistema descentralizado puede acomodar y satisfacer todos estos puntos de<br />

vista divergentes.<br />

La competencia entre <strong>gobierno</strong>s locales también ayudará a promover la<br />

eficiencia <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. Cuando los ciudadanos pueden fácilmente votar con<br />

sus pies, se incrementa el incentivo <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> para proveer servicios<br />

económicamente. Si un <strong>gobierno</strong> impone altos impuestos sin proveer un<br />

servicio de calidad paralelo, tanto, los individuos como los hombres de<br />

23


negocios los rechazarán. De manera similar, cuando a la gente se les impone<br />

tributos por cosas que les proveen con poco o ningún valor, muchos escogerán<br />

la “opción de irse” y se moverán a áreas donde el <strong>gobierno</strong> les provee “más por<br />

su dinero”. En la misma forma que las empresas en el mercado, los <strong>gobierno</strong>s<br />

locales que fallan en servir a sus ciudadanos perderán “clientes” (población) e<br />

ingresos.<br />

La competencia entre <strong>gobierno</strong>s descentralizados sirven los intereses de<br />

los ciudadanos/contribuyentes. Si va a funcionar, sin embargo, las políticas <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> federal no la deben sofocar. Cuando un <strong>gobierno</strong> central subsidia,<br />

impone, y regula el paquete de servicios <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> provisto por los <strong>gobierno</strong>s<br />

locales socava el proceso competitivo entre ellos. La mejor cosa que puede<br />

hacer el <strong>gobierno</strong> central es desempeñar bien sus funciones limitadas y<br />

permanecer neutral con relación a la operación y nivel de servicios de los<br />

<strong>gobierno</strong>s estatales, regionales y locales.<br />

Igual que las empresas privadas, los <strong>gobierno</strong>s prefieren protección de<br />

los rivales. Habrá una tendencia de los <strong>gobierno</strong>s en buscar una posición de<br />

monopolio. Por tanto, la competencia entre <strong>gobierno</strong>s no evolucionará<br />

automáticamente. Tendrá que ser incorporada en la estructura política. Esto es<br />

precisamente lo que los fundadores de los Estados Unidos intentaron hacer<br />

cuando diseñaron la constitución y el sistema federal de los Estados Unidos.<br />

10. LAS REGLAS CONSTITUCIONALES QUE PONEN EL PROCESO<br />

POLÍTICO Y LA BUENA ECONOMÍA EN ARMONÍA PROMOVERÁN<br />

EL PROGRESO ECONÓMICO.<br />

Las enseñanzas predominantes en esta época son, que no hay límites a<br />

la capacidad <strong>del</strong> hombre de gobernar a otros, y que, por lo tanto, no se<br />

deberían imponer limitaciones sobre el <strong>gobierno</strong>. La creencia más<br />

antigua, nacida de largos tiempos de sufrimiento bajo la dominación <strong>del</strong><br />

hombre sobre el hombre, fue que el ejercicio de poder ilimitado por los<br />

hombres con mentes limitadas y prejuicios propios pronto es opresivo,<br />

reaccionario y corrupto. La antigua creencia enseñó que la condición<br />

misma <strong>del</strong> progreso fue limitar el poder a la capacidad y la virtud de los<br />

gobernantes. Los hombres tienen que pasar a través de una prueba<br />

rigurosa antes de que ellos encuentren de nuevo las verdades centrales<br />

que olvidaron. Pero ellos las encontrarán de nuevo, como lo hicieron a<br />

menudo en otras épocas de reacción, solamente si las ideas que los<br />

descarriaron son desafiadas y resistidas (17) .<br />

-Walter Lippmann<br />

La tontería intelectual de nuestra época es sostener que las elecciones<br />

democráticas por si solas establecerán un ambiente que conduzca al progreso<br />

económico. Tanto la historia como la teoría económica indican que este punto<br />

de vista es falso. Si el <strong>gobierno</strong> va a ser una fuerza positiva para la prosperidad<br />

económica, las reglas <strong>del</strong> juego político deben diseñarse para lograr el interés<br />

personal de los votantes, políticos y burócratas en armonía con el progreso<br />

económico. Esto requerirá que el alcance <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> sea limitado y que el<br />

<strong>gobierno</strong> permanezca neutral entre los varios sub-grupos de ciudadanos.<br />

24


Cuando el <strong>gobierno</strong> no es restringido (cuando todo es presa fácil dentro<br />

<strong>del</strong> proceso político) abundarán actividades de reparto y predatorias. Los<br />

individuos gastarán más tiempo organizándose y luchando por tajadas <strong>del</strong><br />

pastel económico y menos tiempo produciendo “el pastel”. Como el producto<br />

resultante será más pequeño que lo que sería <strong>del</strong> caso, crecerá la animosidad,<br />

la desconfianza y aún el odio entre las facciones, mientras la producción se<br />

paraliza. La vida en una economía muy politizada no es muy placentera.<br />

Los creadores de la constitución de los EE.UU. reconocieron el punto y<br />

por lo tanto incorporaron restricciones en el rol económico <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. Ellos<br />

enumeraron los poderes fiscales permisibles <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> central (Artículo 1,<br />

Sección 8) y asignaron todos los otros poderes a los estados y a la gente.<br />

(Décima Enmienda). También prohibieron a los estados de adoptar legislación<br />

que “deteriora la obligación de los contratos” (Artículo 1, Sección 10). Aún más,<br />

la Quinta Enmienda especifica que la propiedad privada no debe “quitarse para<br />

uso público sin una justa compensación." Claramente, la constitución de los<br />

Estados Unidos buscó limitar la habilidad <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>, particularmente la <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> federal, a politizar la economía y explotar los derechos de los<br />

ciudadanos.<br />

Con el paso <strong>del</strong> tiempo, sin embargo, se erosionó las restricciones<br />

económicas. Como resultado, el <strong>gobierno</strong> federal ahora está envuelto en casi<br />

todo. Los efectos secundarios de esta estructura politizada son ahora obvios -<br />

altos impuestos, excesivas regulaciones, gasto a los intereses especiales, y<br />

enormes déficit que amenazan nuestra estructura financiera. El reto que<br />

enfrentamos es diseñar reglas constitucionales y procedimientos que ayuden a<br />

traer el proceso político de regreso en armonía con el progreso económico.<br />

Un programa positivo para la prosperidad<br />

¿Cómo esto se puede llevar a cabo? ¿Qué provisiones debería contener<br />

una constitución diseñada para promover la prosperidad económica y la<br />

estabilidad? De nuestro análisis afloran directamente algunas propuestas.<br />

Dentro <strong>del</strong> contexto norteamericano, creemos que las siguientes siete<br />

provisiones proveerían el fundamento para una Declaración de Derechos<br />

Económicos en la constitución que promovería el progreso económico.<br />

a. Ningún <strong>gobierno</strong> utilizará sus poderes regulatorios para<br />

apoderarse de la propiedad privada, ni parcialmente o en su<br />

totalidad, para uso público sin pagar al propietario el valor total de<br />

mercado de la propiedad obtenida.<br />

En años recientes, el estado y <strong>gobierno</strong>s locales en<br />

particular han utilizado regulaciones para apoderarse de la<br />

propiedad privada sin compensación. Las cortes, generalmente<br />

han permitido que lo hagan siempre que un cuerpo legislativo<br />

juzgó que se tomó la acción en el interés público o que la<br />

expropiación no negó al propietario todos los usos de su<br />

propiedad. Esta es una puerta abierta al abuso que debe cerrarse.<br />

25


. El derecho de la gente a comprar y vender legalmente bienes y<br />

servicios comerciables en términos aceptables no debe ser<br />

infringido por el congreso o cualquiera de los estados (18) .<br />

La libertad de intercambio es una piedra angular <strong>del</strong><br />

progreso económico. Debieran prohibirse los controles de precios,<br />

las restricciones al ingreso profesional y ocupacional (19) , leyes<br />

que prohíben el comercio entre la gente de diferentes grupos<br />

raciales, étnicos o religiosos, y otras regulaciones<br />

gubernamentales que restringen el comercio.<br />

c. El congreso no debe imponer tributos o cuotas ni a las<br />

importaciones o exportaciones.<br />

La constitución de los Estados Unidos ya prohíbe la<br />

imposición de estas restricciones al comercio en las<br />

exportaciones. Estas prohibiciones también deben ampliarse a las<br />

importaciones.<br />

d. Debiera requerirse la aprobación de tres cuartos de ambas<br />

cámaras <strong>del</strong> congreso para todos los programas de gastos <strong>del</strong><br />

<strong>gobierno</strong> federal. Por lo menos deberá requerirse el<br />

consentimiento de dos tercios de las ramas legislativas de los<br />

<strong>gobierno</strong>s estatales para la aprobación de los gastos de los<br />

<strong>gobierno</strong>s estatales.<br />

Recuerde, si un proyecto es realmente productivo siempre<br />

habrá un método de finanzas que resultará en la ganancia de<br />

todos (ver páginas 5-6). Por tanto, las disposiciones de la mayoría<br />

no necesitan eliminar proyectos que verdaderamente incrementan<br />

la riqueza. Sin embargo, ellas harán más difícil a los grupos<br />

especiales de intereses utilizar al <strong>gobierno</strong> como una herramienta<br />

para el pillaje. También ayudarán a mantener las actividades de<br />

gasto de los <strong>gobierno</strong>s a nivel local donde la competencia entre<br />

<strong>gobierno</strong>s provee un fuerte incentivo a los <strong>gobierno</strong>s para servir<br />

los intereses de los ciudadanos.<br />

e. Se requerirá aprobación de las tres cuartas partes de ambas<br />

Cámaras <strong>del</strong> Congreso antes que al <strong>gobierno</strong> federal se le<br />

permita prestar cualquier fondo para financiar un déficit en su<br />

presupuesto anual.<br />

Esto reducirá la inclinación <strong>del</strong> Congreso a gastar más allá<br />

de sus medios.<br />

f. Se requerirá aprobación de tres cuartas partes de ambas<br />

Cámaras <strong>del</strong> Congreso para que el <strong>gobierno</strong> federal disponga<br />

cualquier gasto por parte de los <strong>gobierno</strong>s estatales o empresas<br />

privadas.<br />

26


Si esta disposición no se incluye, el Congreso utilizará gastos<br />

asignados para escapar de las limitaciones de gasto y préstamo<br />

previamente aprobadas.<br />

g. La función <strong>del</strong> Sistema Federal de Reserva es mantener el valor<br />

de la moneda y establecer un nivel estable de precios. Si el nivel<br />

de precios se incrementa o se reduce por más de 5% anualmente<br />

durante dos años consecutivos, todos los Gobernadores <strong>del</strong><br />

Sistema de Reserva Federal se les requerirá presentar su<br />

renuncia.<br />

Esta disposición pondría claro que es lo se supone deba<br />

hacer la Reserva Federal. Si la Reserva establece la estabilidad<br />

monetaria, cumple con su responsabilidad, promueve la<br />

estabilidad económica y el progreso.<br />

El análisis económico indica que estas disposiciones ayudarán a<br />

promover el progreso económico y limitarán la inclinación de los políticos a<br />

servir a los grupos especiales de interés. Estas serían un paso positivo hacia la<br />

restauración <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> basado en un mutuo acuerdo antes que el poder <strong>del</strong><br />

pillaje.<br />

Antes que se reestablezcan las reglas constitucionales consistentes con<br />

el progreso económico, sin embargo, el sustento intelectual a favor de un<br />

<strong>gobierno</strong> limitado debe rectificarse. Debemos desechar el mito que las<br />

elecciones populares son las características distintivas <strong>del</strong> proceso político<br />

americano. Debemos reconocer que una cosa es determinar nuestros líderes<br />

por el voto mayoritario y otra cosa determinar que hará el <strong>gobierno</strong> por la regla<br />

de la mayoría. Es el <strong>gobierno</strong> limitado, no la regla de la mayoría, la clave para<br />

el progreso económico. Cuanto más rápido aprendamos este punto importante,<br />

tanto más próspero seremos.<br />

REFLEXIONES FINALES<br />

Durante una visita a la antigua Unión Soviética en 1992, un ruso le dijo a<br />

uno de los autores, “Nosotros sabemos lo que no funciona, ahora estamos<br />

tratando de imaginarnos que es lo que funciona”. Los rusos no están solos. La<br />

mayor parte <strong>del</strong> mundo está buscando las prescripciones económicas que<br />

funcionan.<br />

Como hemos indicado a través de este libro, tanto la economía básica y<br />

la experiencia americana nos ofrecen una profunda reflexión en este tema<br />

importante. La economía básica indica que la propiedad privada, la libertad de<br />

intercambio, los mercados competitivos y la estabilidad monetaria son las<br />

piedras angulares de la prosperidad económica. Cuando estas piedras<br />

angulares están presentes, los individuos serán capaces de “cosechar lo que<br />

ellos siembran”, se libera la energía productiva y se creará la riqueza. Esta es<br />

la receta que ha generado el progreso material de los Estados Unidos. Del<br />

grado en que los E.E.U.U. se aparte de esto, cesará de experimentar<br />

crecimiento y prosperidad.<br />

27


Aún más, es la receta que ha funcionado alrededor <strong>del</strong> mundo. Los<br />

países que han adoptado juiciosas políticas prosperarán mientras que aquellos<br />

que fallan en hacerlo se estancarán. En relación con este punto, la experiencia<br />

de Argentina, Venezuela, Japón y Hong Kong son instructivos. Como se ilustra<br />

en el Gráfico 7 en 1960 el ingreso per cápita de Japón y Hong Kong fue<br />

solamente dos tercios a tres cuartos tan grande como los de Argentina y<br />

Venezuela. Para 1990, sin embargo, la situación fue dramáticamente diferente.<br />

Ajustado por inflación, el ingreso per cápita de 1990 de Argentina y Venezuela<br />

fue solo un poco más grande que el nivel de 1960. La economía de estos<br />

países se estancó durante el período 1960-1990. En contraste, el ingreso per<br />

cápita ajustado por la inflación de Japón y Hong Kong se incrementó más que<br />

cinco veces durante el mismo período. Para 1990, el ingreso per cápita de<br />

Japón y Hong Kong fue aproximadamente tres veces más grande que aquellos<br />

de Argentina y Venezuela.<br />

GRÁFICO 7: El ingreso real per cápita de Argentina, Venezuela, Japón y<br />

Hong Kong 1960 y 1990.<br />

Ingreso<br />

Per cápita (En 1988 U.S. Dólares)<br />

Fuente:<br />

Robert Summers y Alan Heston. “The Penn World Table (mark 5): Un Juego<br />

Expandido de Comparaciones Internacionales. 1950-1988. Quartely Journal of Economics<br />

(Mayo 1991). El "método de paridad <strong>del</strong> poder adquisitivo” fue utilizado para convertir a U.S.<br />

dollar. Los datos originales de 1988 fueron actualizados a 1990 por los autores.<br />

Estos datos revelan muchísimo acerca de la prosperidad económica.<br />

Primero,<br />

ilustran que la abundancia de recursos naturales no es condición<br />

necesaria ni suficiente para la prosperidad económica. Japón tiene pocos<br />

recursos naturales e importa la mayor parte de sus necesidades industriales de<br />

energía. Hong Kong prácticamente no tiene materias primas, muy poco suelo<br />

fértil y carece de fuentes domésticas de energía. En contraste, Venezuela es<br />

uno de los países petroleros más ricos <strong>del</strong> mundo, mientras que Argentina tiene<br />

abundantes tierras fértiles y algunos otros recursos naturales. Los recursos<br />

naturales pueden ayudar a promover la prosperidad económica pero<br />

28


claramente no son la clave. Si lo fuera, Japón y Hong Kong serían pobres,<br />

mientras Argentina y Venezuela serían ricas.<br />

Segundo, el Gráfico 7 también ilustra las limitaciones de la tecnología<br />

avanzada<br />

como una fuente <strong>del</strong> crecimiento económico. Claramente, el<br />

mejoramiento en tecnología ha aumentado dramáticamente nuestra habilidad<br />

de producir bienes durante los últimos 250 años. La sustitución <strong>del</strong> trabajo<br />

humano por máquinas accionadas por motor, el desarrollo de los granos<br />

milagrosos, los fertilizantes, nuevas fuentes de energía, el mejoramiento <strong>del</strong><br />

transporte y las comunicaciones han transformado la manera de vivir en Norte<br />

América, Europa, Oceanía y Japón. Los países menos desarrollados, sin<br />

embargo, pueden prestar y emular las tecnologías probadas de los países<br />

desarrollados. Esto haría más fácil para ellos crecer y prosperar. Si la<br />

tecnología fuera el factor principal que limita la creación de riqueza, el bienestar<br />

económico de la gente en las naciones menos desarrolladas podría mejorarse<br />

rápidamente. Desafortunadamente, este no es el caso.<br />

¿Por qué las economías de Japón y Hong Kong crecen rápidamente,<br />

mientras<br />

Argentina y Venezuela están estancadas? Claramente, las diferencias<br />

en organización económica son una parte importante de la respuesta. Nuestro<br />

análisis indica que son claves para el progreso económico, derechos de<br />

propiedad asegurados y definidos, bajos impuestos, estabilidad monetaria y<br />

confianza en los mercados. En general, Japón y Hong Kong siguieron este<br />

curso durante 1960-1990. En contraste, países que restringen los negocios y el<br />

comercio, imponen altos impuestos, tienen tasas de interés fijas y otros precios,<br />

y siguen una política monetaria inflacionaria desalientan la actividad productiva<br />

y retardan el eficiente uso de los recursos. En general, este ha sido el curso<br />

seguido por Argentina y Venezuela, y la mayor parte de los países menos<br />

desarrollados en recientes décadas.<br />

La organización económica sana es la llave a la prosperidad económica.<br />

Los países<br />

que adoptan políticas que estimulan la creación de riqueza<br />

prosperarán, mientras que aquellos que fallan en hacerlo continuarán<br />

estancados. Esto es verdadero, tanto para naciones industrializadas prósperas<br />

como para los países en desarrollo pobres. La futura prosperidad de ambos<br />

está directamente relacionada a la fortaleza y confiabilidad de su organización<br />

económica. Este es el mensaje central de la moderna economía.<br />

Pie<br />

de notas<br />

10.<br />

El principio que los proyectos productivos generan el potencial para la unanimidad<br />

política fue inicialmente articulado por el economista sueco Knut Wicksell en 1896. Ver<br />

Wicksell “A New Principle of Just Taxation” En James Gwarney y Richard Wagner<br />

(eds.) Public Choice and constitutional Economics (Greenwich: JAI Press.Inc.1988). El<br />

Premio Nobel James Buchanan aseveró que el trabajo de Wicksell le proporcionó las<br />

ideas de fondo que lo condujeron a su mayor papel en el desarrollo de la teoría<br />

moderna de la Opción Pública.<br />

11.<br />

Las citas son <strong>del</strong> Wall Street Journal, Diciembre 16, 1983<br />

12.<br />

E.C. Pasour, Jr. de Carolina State University, le indicó a los autores que la analogía de<br />

la “cuenta de la cena” <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> federal puede llevarse un paso más a<strong>del</strong>ante.<br />

29


Suponga que la cuenta se divide en partes iguales entre un grupo más grande, pero las<br />

ordenes se harán por comités de manera que habrán comités separados para las<br />

bebidas, aperitivos, platos principales y postres. Dado que cada persona puede servir<br />

en los comités de su (sus) preferencia los bebedores irán al comité de bebidas, los<br />

vegetarianos al comité de ensaladas, los dulceros al comité de postres, así<br />

sucesivamente. Este arreglo exacerbará aún más la tendencia hacia exagerar las<br />

órdenes y el gasto excesivo. El arreglo descrito asemeja muy de cerca la estructura de<br />

los comités <strong>del</strong> Congreso de los Estados Unidos.<br />

13. James R. Schlesinger, “ System Analysis and the Political<br />

Process”, Journal of Law and<br />

Economics, (October 1968), p.281.<br />

14. Ver Richard Epstein, Takings: Private<br />

Property and the Power of Eminent Domain,<br />

(Cambridge: Harvard University Press, 1986) para un análisis exaustivo <strong>del</strong> tema.<br />

15. Ver James Gwartney y Richard Stroup, “Transfers, Equality and the Limits of Public<br />

Policies”, Cato Journal, (Spring/Summer 1986) para un análisis detallado de este<br />

asunto.<br />

16. Adam Smith,<br />

The Theory of Moral Sentiments, (1759, New York: A.M. Kelley, 1966).<br />

17. Walter Lippmann, The Good Society, (New York: Grosset and Dunlop, 1956), p.38.<br />

18. Los puntos (b) y (c) se tomaron de Milton y Rose Friedman, Free to Choose, (New York<br />

: Harcourt Brace Jovanovich, 1980). Particularmente ver el Capítulo 10.<br />

19. Aquí es importante distinguir entre licencias y certificación. Los requerimientos<br />

de<br />

Licencias prohíben la práctica de una ocupación o profesión sin el permiso <strong>del</strong> estado.<br />

Hay una clara restricción al comercio. En contraste, la certificación solamente requiere<br />

a uno suministrar a los clientes con información (por ejemplo, exámenes cursados o<br />

niveles educacionales alcanzados). Siempre que la certificación es meramente<br />

informativa, no sería prohibida por esta enmienda.<br />

Lecturas<br />

adicionales sugeridas<br />

Richard A. Epstein, Takings: Private<br />

property and the Power o Eminent Domain (Cambridge:<br />

Harvard<br />

University Pres, 1985).<br />

Milton and Rose Friedman, Free to choose (New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1980).<br />

Nathan Rosenberg and L. E. Birdzell<br />

Jr., How the West Grew Rich . (New York: basic books,<br />

1986).<br />

Libros adicionales por Gwartney y Stroup<br />

Para una cobertura mas detallada de los principios<br />

descritos en este libro, ver James D.<br />

Gwartney<br />

y Richard L. Stroup`s, Economics: Private and Public Choice, 6ª. edición, 1992 (ISBN<br />

0-15-518921-2) e Introduction to Economics: The Wealth and Poverty of Nations, 1st edition,<br />

1994 (ISBN 0-03-098291-X). Ambos son publicados por Dryden Press, una división de Harcourt<br />

Brace & Company.<br />

30


NÚMEROS ANTERIORES DE IDEAS DE LIBERTAD<br />

No. Publicación Autor<br />

1 Política sin Benefactores Dora de Ampuero<br />

2 El Derecho de Propiedad: Historia de un<br />

Concepto<br />

Dora de Ampuero<br />

3 Encrucijada de la Agricultura Ecuatoriana Enrique Ampuero Pareja<br />

4 Privatización<br />

y Desarrollo<br />

Steve Hanke<br />

5 Gobierno, Capital Humano y Crecimiento<br />

Económico.<br />

Gary S. Becker<br />

6 Hacia una política moral de Drogas.<br />

Richard Dennis<br />

7 Economía y Medio<br />

Ambiente.<br />

Juan F. Bendfeltd<br />

8 Los Costos Escondidos de la Acción <strong>del</strong><br />

Gobierno.<br />

Lydia Durán Ortega<br />

9 El Papel <strong>del</strong> Estado en una Sociedad Libre.<br />

Franklin López.<br />

10 Cómo y Por<br />

qué se desarrollan los pueblos. Carlos Alberto Montaner<br />

11 Límites al Poder <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong> de establecer<br />

impuestos.<br />

Dora de Ampuero<br />

12 La Previsión en Chile Ayer y Hoy Impacto de<br />

las Reformas<br />

Hernán Cheyre<br />

13 La Conservación de los Recursos Naturales<br />

renovables y los<br />

Derechos de Propiedad.<br />

Enrique Ampuero Pareja<br />

14 La Constitución y las <strong>Libertad</strong>es Económicas.<br />

Franklín López<br />

15 Comercio Exterior.<br />

Alberto Benegas Lynch<br />

16 Inflación. Ludwig Von Mises<br />

17 <strong>Libertad</strong> Política y mecanismos<br />

de participación<br />

ciudadana en democracia.<br />

Dora de Ampuero<br />

18 Desarrollo Económico de Abajo hacia arriba. Michael Novak<br />

19 Introducción a la Teoría Económica<br />

de la<br />

Opción Pública.<br />

Randy Simmons<br />

20 El Marco Jurídico <strong>del</strong> Libre Mercado.<br />

Armando de la Torre.<br />

21 Un enfoque para el desarrollo rural.<br />

Luis Renteria<br />

Guerrero.<br />

22 Crisis de la Legitimidad Democrática. La Crisis<br />

<strong>del</strong> Liderazgo Laboral<br />

Fabián Corral<br />

23 Algunas consideraciones filosófico-políticas en<br />

torno al problema de la corrupción.<br />

Ricardo Rojas<br />

24 Egoísmo, Interés propio y altruismo.<br />

Rafael Termes<br />

25 Distorsión de los incentivos en la agricultura<br />

ecuatoriana.<br />

Enrique Ampuero Pareja<br />

26 Democracia y <strong>Libertad</strong><br />

Varios autores<br />

27 Reglas para la<br />

Eco-sanidad:<br />

Treinta y seis Joseph Bast,<br />

Meter J. Hill,<br />

hechos y reglas para pensar críticamente a fin<br />

de mejorar la efectividad <strong>del</strong> movimiento<br />

ambientalista<br />

Richard C. Rue<br />

28 Cansancio Civil y Gobernabilidad.<br />

Roque Farto<br />

29 Temas Liberales.<br />

Franklín López Buenaño.<br />

30 Democracia Directa en Acción. Carlos Rodríguez<br />

31 Las causas de la pobreza <strong>del</strong> tercer<br />

mundo. J oseph Edward Keckeissen<br />

32 Utopía y Terrorismo: El Contraataque<br />

totalitario.<br />

Roque Farto<br />

31


33 Crisis institucional<br />

en el Ecuador. Enrique Ampuero Pareja<br />

34 El desafío de fin de siglo: La cultura<br />

de la<br />

<strong>Libertad</strong>.<br />

Mario Vargas Llosa<br />

35 Respuesta Neoliberal. CEES.<br />

36 <strong>Libertad</strong> Económica y Prosperidad:<br />

Situación<br />

<strong>del</strong> Ecuador.<br />

Dora de Ampuero.<br />

37 Veinticinco años<br />

sin el Patrón Oro:<br />

Consecuencias para los países en desarrollo.<br />

Kurt Schuler<br />

38 Como salir de la Recesión.<br />

Hernán Buchi<br />

39 Los gobernantes son falsos Dioses.<br />

Franklín López Buenaño<br />

40 El liberalismo, persona y democracia Fabián Corral<br />

41 La escuela Austriaca de Economía<br />

Juan Carlos Cachanosky<br />

42 El problema de la identidad indígena Roque Farto<br />

43 Mitos sobre la Pobreza<br />

Carlos Sabino<br />

44 El liberalismo en América Latina Carlos Alberto Montaner<br />

45 En defensa de los más necesitados A lberto Benegas Lynch (H)<br />

Martín Krause<br />

46 La Estructura en la vida pública: Valores,<br />

Normas, Principios.<br />

Armando de la Torre<br />

47 Ciberpolítica y Liberalismo. Ricardo Valenzuela<br />

48 La globalización de las Finan zas<br />

Alan Greenspan<br />

49 La utopía Liberal. Carlos Sabino<br />

50 Lecciones de la Experiencia<br />

Monetaria<br />

Panameña: Una economía dolarizada con<br />

integración financiera.<br />

Juan Luis Moreno Villalaz<br />

51 La Falacia de la Ventana<br />

Rota Frederic Bastiat<br />

52 “Yo El Lápiz”<br />

Leonard E. Read<br />

53 Una perspectiva<br />

económica sobre el consumo<br />

de tabaco y los esfuerzos para reducirlo. Franklin López Buenaño<br />

54 Reflexiones Liberales.<br />

Varios autores.<br />

55 Democracia y <strong>Libertad</strong><br />

Alberto Benegas Lynch<br />

56 Un nuevo campo de Acción<br />

para la corrupción:<br />

Las Litigaciones internacionales.<br />

María Julieta Moreno<br />

57 El liberalismo entre dos milenios<br />

Mario Vargas Llosa<br />

58 Emboscadas a la <strong>Libertad</strong><br />

Franklín López Buenaño<br />

59 DE LIBERTICIDAS A LIBERTARIOS:<br />

El Desafío Político de los Jóvenes en el<br />

Tercer<br />

Milenio<br />

Héctor Ñaupari<br />

60 Friedrich A. Hayek: Un reconocimiento<br />

centenario<br />

Richard M. Ebeling<br />

61 Grandes Mitos<br />

sobre La Gran Depresión Lawrence W. Reed<br />

62 Consecuencias de las políticas de intervención<br />

<strong>del</strong> Gobierno ecuatoriano en el mercado <strong>del</strong><br />

banano.<br />

Enrique Ampuero Pareja<br />

63 La Economía<br />

Política de la dolarización Dora de Ampuero<br />

64 Mitos y Leyendas de la Globalización<br />

Lorenzo Bernaldo de Quirós<br />

65 La revolución mundial <strong>del</strong> sistema de<br />

pensiones<br />

José Piñera<br />

66 Mi peregrinaje<br />

intelectual James M. Buchanan<br />

32


67 Dolarización,<br />

¿Es sólo un nuevo régimen<br />

cambiario?<br />

Juan Luis Moreno Villalaz<br />

68 La falacia de la redistribución <strong>del</strong> ingreso vía<br />

impuestos<br />

Paul V. Harberger<br />

69 El Poder de las Ideas.<br />

Alejandro Chafuen<br />

Los impuestos y las bases<br />

morales <strong>del</strong><br />

capitalismo democrático.<br />

Steve Forbes<br />

70 Gasto Público, Impuestos,<br />

y Organismos<br />

Financieros Internacionales<br />

Valeriano F. García<br />

71 La propiedad privada y sus límites.<br />

Juan Larrea Holguín<br />

Propiedad privada y la libre empresa.<br />

Alejandro Chafuen<br />

72 Aspectos conceptuales de los impuestos.<br />

Pablo Concha Lederberger<br />

El régimen tributario ecuatoriano<br />

Luis Iturralde Mancero<br />

73 La experiencia <strong>del</strong> Ecuador con la dolarización Dora de Ampuero<br />

y las tareas pendientes<br />

Pedro Romero<br />

74 Los nuevos desafíos de la agricultura<br />

ecuatoriana: Investigación y Productividad<br />

Enrique Ampuero Pareja<br />

75 El capitalismo antidemocrático o mercantilismo<br />

y las sociedades latinoamericanas.<br />

Enrique Ghersi Silva<br />

76 Derechos de Propiedad: La Clave para<br />

el Lee Hoskins<br />

Crecimiento Económico<br />

Ana I. Eiras<br />

77 Algunas reflexiones para la práctica política. David C. Martínez-Amador<br />

78 La función de las instituciones en el<br />

crecimiento económico: El Estado de Derecho<br />

Fabián Chang Wong<br />

79 El sombrío legado y la falsa promesa de la<br />

Doug Bandow<br />

ayuda multilateral<br />

Ian Vásquez<br />

80 Dolarización, ineficiencias<br />

y balanza de pagos Franklín López Buenaño<br />

81 Diez<br />

elementos claves de Economía James D. Gwartney y<br />

Richard L. Stroup<br />

82 Siete principales fuentes <strong>del</strong> crecimiento James D. Gwartney y<br />

económico.<br />

Richard L. Stroup<br />

83 Las promesas<br />

electorales y el Estado de<br />

beneficencia.<br />

Enrique Ampuero Pareja<br />

84 El progreso económico<br />

y el papel <strong>del</strong> <strong>gobierno</strong>. James D. Gwartney y<br />

Richard L. Stroup<br />

33


“De todos los enemigos a<br />

la libertad pública, la<br />

guerra es, quizás, a la que<br />

más hay que temer........ La<br />

guerra es la madre de los<br />

ejércitos; de éstos<br />

proceden las deudas y los<br />

impuestos; y los ejércitos,<br />

y las deudas, y los<br />

impuestos son los<br />

instrumentos conocidos<br />

para poner a los muchos<br />

bajo el dominio de los<br />

pocos”<br />

James Madison, 1795<br />

34


*<br />

*<br />

(11)<br />

a<br />

α<br />

(12)<br />

(13)<br />

(14)<br />

(15)<br />

(16)<br />

(17)<br />

(18)<br />

(19)<br />

35

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