29.06.2013 Views

0013 Chodorov - El sistema tributario es un robo.pdf - Archipielago ...

0013 Chodorov - El sistema tributario es un robo.pdf - Archipielago ...

0013 Chodorov - El sistema tributario es un robo.pdf - Archipielago ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong> <strong>robo</strong><br />

Por Frank <strong>Chodorov</strong>. (Publicado el 17 de abril de 2007)<br />

Traducido del inglés. <strong>El</strong> artículo original se encuentra aquí http://mis<strong>es</strong>.org/daily/2500.<br />

[Este artículo se publicó originalmente en 1947 como folleto de Human Events Associat<strong>es</strong>.<br />

Se reimprimió en 1962 como capítulo 22 de Out of Step: The Autobiography of an<br />

Individualist]<br />

La Enciclopedia Británica define el <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> como “la parte de los<br />

ingr<strong>es</strong>os de <strong>un</strong> <strong>es</strong>tado que se obtiene por cuotas y cargas obligatorias a sus<br />

sujetos”. Es casi tan adecuada y concisa como puede ser <strong>un</strong>a definición: no<br />

deja <strong>es</strong>pacio para discutir qué <strong>es</strong> <strong>un</strong> <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong>. En <strong>es</strong>a exposición de<br />

los hechos, domina la palabra “obligatorias”, sencillamente por su contenido<br />

ético. La reacción inmediata <strong>es</strong> preg<strong>un</strong>tarse el “derecho” del Estado a <strong>es</strong>te uso<br />

del poder. ¿Qué permiso, en términos moral<strong>es</strong>, aduce el Estado para<br />

apoderarse de propiedad<strong>es</strong>? ¿Es su ejercicio de la soberanía suficiente por sí<br />

mismo?<br />

En <strong>es</strong>ta cu<strong>es</strong>tión de la moralidad hay dos posicion<strong>es</strong> que n<strong>un</strong>ca pueden<br />

reconciliarse. Aquéllos que sostienen que las institucion<strong>es</strong> políticas provienen<br />

de la “naturaleza del hombre”, disfrutando así de <strong>un</strong>a divinidad indirecta, o<br />

aquéllos que consideran al Estado como la piedra angular de la integración<br />

social, no encuentran ningún problema en el <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> per se: la toma<br />

de propiedad<strong>es</strong> por el Estado se justifica por su existencia o sus r<strong>es</strong>ultados<br />

benéficos. Por el contrario, quien<strong>es</strong> sostienen la primacía del individuo, cuya<br />

misma existencia <strong>es</strong> su justificación de derechos inalienabl<strong>es</strong>, se inclina por la<br />

postura de que en la obtención obligada de cuotas y cargas el Estado <strong>es</strong>tá<br />

meramente ejerciendo su poder, sin consideracion<strong>es</strong> moral<strong>es</strong>.<br />

<strong>El</strong> pr<strong>es</strong>ente <strong>es</strong>tudio sobre el <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> empieza en la seg<strong>un</strong>da de <strong>es</strong>tas<br />

posicion<strong>es</strong>. Es tan parcial como sería <strong>un</strong> <strong>es</strong>tudio que empezara con la postura<br />

igualmente no probada de que el Estado <strong>es</strong> <strong>un</strong>a institución natural o<br />

socialmente nec<strong>es</strong>aria. La objetividad completa d<strong>es</strong>aparece cuando <strong>un</strong><br />

1


postulado ético <strong>es</strong> la premisa mayor de <strong>un</strong> argumento, y <strong>un</strong>a discusión sobre la<br />

naturaleza del <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> no puede excluir los valor<strong>es</strong>.<br />

Si asumimos que el individuo tiene <strong>un</strong> indiscutible derecho a la vida, debemos<br />

conceder que tiene <strong>un</strong> derecho similar a disfrutar del fruto de su trabajo. A<br />

<strong>es</strong>to lo llamamos propiedad. <strong>El</strong> derecho absoluto de propiedad deriva del<br />

derecho original a la vida porque no tiene sentido el <strong>un</strong>o sin el otro: los<br />

medios de vida deben identificarse con la vida misma. Si el Estado tiene <strong>un</strong><br />

derecho prioritario a los frutos de nu<strong>es</strong>tro trabajo, su derecho a la existencia<br />

<strong>es</strong>tá cualificado. Aparte del hecho de que no puede <strong>es</strong>tablecerse dicho derecho<br />

prioritario, excepto declarando al Estado como autor de todos los derechos,<br />

nu<strong>es</strong>tras inclinacion<strong>es</strong> (como demu<strong>es</strong>tran nu<strong>es</strong>tros <strong>es</strong>fuerzos por evitar pagar<br />

impu<strong>es</strong>tos) son rechazar <strong>es</strong>te concepto de prioridad. Nu<strong>es</strong>tro instinto <strong>es</strong>tá en<br />

contra. Prot<strong>es</strong>tamos ante la apropiación de nu<strong>es</strong>tra propiedad por <strong>un</strong>a sociedad<br />

organizada igual que lo hacemos si <strong>un</strong>a sola <strong>un</strong>idad de la sociedad realiza <strong>es</strong>te<br />

acto. En el último caso, calificaremos sin dudar al acto como <strong>un</strong> <strong>robo</strong>, <strong>un</strong><br />

malum per se. No <strong>es</strong> la ley la que en primera instancia define el <strong>robo</strong>, <strong>es</strong> <strong>un</strong><br />

principio ético que la ley puede violar, pero no suplantar. Si por nec<strong>es</strong>idad<strong>es</strong><br />

de la vida consentimos la fuerza de la ley, si por <strong>un</strong>a larga costumbre<br />

perdemos de vista su inmoralidad, ¿se ha eliminado el principio? Un <strong>robo</strong> <strong>es</strong><br />

<strong>un</strong> <strong>robo</strong> y ning<strong>un</strong>a cantidad de palabras puede hacer de él algo distinto.<br />

Observemos los r<strong>es</strong>ultados del <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong>, los síntomas, para ver si se<br />

viola el principio de la propiedad privada y cómo. Para mayor evidencia,<br />

examinemos su técnica y tal y como sospechamos la intención de robar a<br />

partir de la pos<strong>es</strong>ión de herramientas eficac<strong>es</strong>, igualmente las encontraremos<br />

en la técnica del <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong>, <strong>un</strong>a historia reveladora. La carga de <strong>es</strong>ta<br />

crítica intransigente al <strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong> será, por tanto, probar su inmoralidad<br />

por sus consecuencias y sus métodos.<br />

A modo de introducción, podríamos fijarnos en el origen del <strong>sistema</strong><br />

<strong>tributario</strong>, bajo la teoría de que los inicios determinan los final<strong>es</strong> y aquí<br />

encontramos <strong>un</strong> montón de injusticias. Un <strong>es</strong>tudio histórico de la fiscalidad<br />

lleva inevitablemente a botin<strong>es</strong>, tributos, r<strong>es</strong>cat<strong>es</strong>: los propósitos económicos<br />

de las conquistas. Los baron<strong>es</strong> que pusieron barreras de peaje en el Rin eran<br />

cobrador<strong>es</strong> de impu<strong>es</strong>tos. Como lo eran las bandas que “protegían”, a cambio<br />

de <strong>un</strong> precio fijo, a las caravanas que iban al mercado. Los dan<strong>es</strong><strong>es</strong><br />

periódicamente se invitaban a Inglaterra y permanecían como invitados no<br />

d<strong>es</strong>eados hasta que se l<strong>es</strong> pagaba el llamado “impu<strong>es</strong>to danés” (“dane geld”):<br />

durante mucho tiempo permaneció como la base de los impu<strong>es</strong>tos de<br />

2


propiedad ingl<strong>es</strong><strong>es</strong>. Los conquistador<strong>es</strong> romanos introdujeron la idea de que lo<br />

que recaudaban de los pueblos sometidos era sencillamente <strong>un</strong> pago por<br />

mantener “la ley y el orden”. Durante mucho tiempo, los conquistador<strong>es</strong><br />

normandos recaudaron tributos arbitrarios a los ingl<strong>es</strong><strong>es</strong>, pero cuando, por el<br />

proc<strong>es</strong>o natural de amalgama de los dos pueblos, apareció la nación, las<br />

recaudacion<strong>es</strong> se regularizaron mediante costumbr<strong>es</strong> y ley<strong>es</strong> y se llamaron<br />

impu<strong>es</strong>tos. Llevó siglos eliminar la idea de que <strong>es</strong>tas exaccion<strong>es</strong> no servían<br />

más que para mantener cómodamente <strong>un</strong>a clase privilegiada y para financiar<br />

sus guerras sangrientas: de hecho, <strong>es</strong>te propósito n<strong>un</strong>ca se negó u ocultó hasta<br />

que el constitucionalismo difuminó el poder político.<br />

Todo <strong>es</strong>o pasó, salvo que tengamos la temeridad de comparar <strong>es</strong>ta antigua<br />

palabrería con reparacion<strong>es</strong>, extraterritorialidad, cargas para mantener<br />

ejércitos de ocupación, huídas con propiedad<strong>es</strong>, toma de recursos natural<strong>es</strong>,<br />

control de vías de comercio y otras técnicas de conquista. Puede argüirse que<br />

a<strong>un</strong>que el <strong>sistema</strong> fiscal tuviera <strong>un</strong> principio tan d<strong>es</strong>agradable podría haber<br />

rectificado y convertirse en algo ciudadano, decente y útil. Así que debemos<br />

aplicarnos a la teoría y práctica de la fiscalidad para probar que en realidad <strong>es</strong><br />

el tipo de cosa arriba d<strong>es</strong>crita.<br />

Primero, r<strong>es</strong>pecto de método de recaudación, los impu<strong>es</strong>tos se dividen en dos<br />

categorías: directos e indirectos. Los impu<strong>es</strong>tos indirectos se llaman así<br />

porque llegan al <strong>es</strong>tado a través de recaudador<strong>es</strong> privados, mientras que los<br />

directos llegan sin intermediarios. Los primeros se asocian a bien<strong>es</strong> y servicios<br />

ant<strong>es</strong> de que lleguen al consumidor, mientras que los seg<strong>un</strong>dos son<br />

principalmente demandas ante la acumulación de riqueza.<br />

Veremos que los impu<strong>es</strong>tos indirectos son <strong>un</strong> precio por <strong>un</strong> permiso para vivir.<br />

No se puede encontrar en el mercado <strong>un</strong>a sola satisfacción a la que no <strong>es</strong>tén<br />

asociados varios de <strong>es</strong>tos impu<strong>es</strong>tos, ocultos en el precio y nos vemos en la<br />

obligación de pagarlos o irnos sin ellos: como irnos equivale a privarse del<br />

sentido de la vida o incluso de la propia vida, pagamos. La inevitabilidad de la<br />

existencia de <strong>es</strong>ta carga se expr<strong>es</strong>a en la asociación popular de la muerte y los<br />

impu<strong>es</strong>tos. Y <strong>es</strong> <strong>es</strong>ta característica la que atribuye los impu<strong>es</strong>tos indirectos al<br />

<strong>es</strong>tado, de forma que cuando examinamos los precios de los productos básicos<br />

nos asombramos de la d<strong>es</strong>proporción entre el coste de producción y la carga<br />

para permitir su compra. Alguien ha <strong>es</strong>timado el número de impu<strong>es</strong>tos que<br />

lleva <strong>un</strong>a barra de pan en más de cien: obviamente alg<strong>un</strong>os no le son<br />

atribuibl<strong>es</strong>, porque sería imposible definir en cada barra su parte de impu<strong>es</strong>tos<br />

sobre la <strong>es</strong>coba usada en la panadería o la gasolina utilizada por el camión de<br />

3


eparto. <strong>El</strong> whisky <strong>es</strong> probablemente el ejemplo más notorio de la forma en<br />

que los productos se han convertido de satisfaccion<strong>es</strong> en objetos de impu<strong>es</strong>tos.<br />

<strong>El</strong> coste de fabricación de <strong>un</strong> galón de whisky, por el que el consumidor paga<br />

alrededor de veinte dólar<strong>es</strong> <strong>es</strong> de menos de medio dólar: el r<strong>es</strong>to corr<strong>es</strong>ponde<br />

parcialmente a los cost<strong>es</strong> de distribución, pero la mayoría del dinero que<br />

atravi<strong>es</strong>a el mostrador va a mantener los f<strong>un</strong>cionarios de la ciudad, el condado,<br />

el <strong>es</strong>tado y la nación.<br />

<strong>El</strong> revuelo sobre el coste de la vida tendría más sentido si se dirigiera a los<br />

impu<strong>es</strong>tos, el principal componente del coste. Debería también advertirse que<br />

a<strong>un</strong>que el problema del coste de la vida afecta principalmente a los pobr<strong>es</strong>, <strong>es</strong><br />

además en <strong>es</strong>te segmento de la sociedad donde inciden más los impu<strong>es</strong>tos<br />

indirectos. Es nec<strong>es</strong>ariamente así, porque quien<strong>es</strong> <strong>es</strong>tán en los <strong>es</strong>tratos de<br />

menos ingr<strong>es</strong>os constituye la mayor porción de la sociedad que debe contar<br />

con la mayor parte del consumo y por tanto con la mayor parte de los<br />

impu<strong>es</strong>tos. <strong>El</strong> <strong>es</strong>tado reconoce <strong>es</strong>te hecho al gravar bien de uso más extendido.<br />

Un impu<strong>es</strong>to sobre la sal, no importa lo pequeño que sea, comparativamente,<br />

recauda mucho más que <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to sobre los diamant<strong>es</strong> y <strong>es</strong> de mayor<br />

significación social y económica.<br />

No <strong>es</strong> el volumen de la recaudación, ni la certidumbre de su cobro lo que da<br />

preeminencia a los impu<strong>es</strong>tos indirectos en el <strong>es</strong>quema de apropiación del<br />

<strong>es</strong>tado. Su cualidad más recomendable <strong>es</strong> que son subrepticios. Es como si<br />

dijéramos tomar mientras la víctima no mira. Quien<strong>es</strong> se <strong>es</strong>fuerzan por dar a<br />

los impu<strong>es</strong>tos <strong>un</strong> carácter moral <strong>es</strong>tán en la obligación de explicar la<br />

preocupación por parte del Estado por <strong>es</strong>conder los impu<strong>es</strong>tos en el precio de<br />

los bien<strong>es</strong>. ¿Hay en ello <strong>un</strong>a conf<strong>es</strong>ión de culpabilidad? En los últimos años,<br />

en su búsqueda de ingr<strong>es</strong>os adicional<strong>es</strong>, el Estado jugueteando con la idea de<br />

<strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to a las ventas, <strong>un</strong> precio por el permiso a vivir directo e<br />

inequívoco: los <strong>es</strong>tadistas más inteligent<strong>es</strong> se han opu<strong>es</strong>to a <strong>es</strong>ta medida por<br />

razon<strong>es</strong> de conveniencia política. ¿Por qué? Si el Estado sirve a <strong>un</strong> buen fin<br />

los productor<strong>es</strong> difícilmente se opondrán a pagar su sostenimiento.<br />

Simplemente por razón del método, no deliberadamente, la tasación indirecta<br />

genera <strong>un</strong> beneficio a los recaudador<strong>es</strong> privados y por <strong>es</strong>ta razón difícilmente<br />

puede <strong>es</strong>perarse <strong>un</strong>a oposición a los pagos d<strong>es</strong>de <strong>es</strong>e rincón. Cuando el<br />

impu<strong>es</strong>to se paga ant<strong>es</strong> de la venta se convierte en <strong>un</strong> elemento de coste que<br />

debe añadirse a todos los demás cost<strong>es</strong> al calcular el precio. Como el beneficio<br />

<strong>es</strong>perado <strong>es</strong> <strong>un</strong> porcentaje del total, se aprecia que el propio impu<strong>es</strong>to se<br />

convierte en <strong>un</strong>a fuente de ingr<strong>es</strong>os. Cuando la mercancía debe pasar por las<br />

4


manos de varios proc<strong>es</strong>ador<strong>es</strong> y distribuidor<strong>es</strong>, los beneficios acumulados por<br />

el impu<strong>es</strong>to pueden ser tan altos como la cantidad recaudada por el Estado, o<br />

incluso mayor<strong>es</strong>. <strong>El</strong> consumidor paga el impu<strong>es</strong>to más los beneficios<br />

compu<strong>es</strong>tos. En <strong>es</strong>te aspecto son particularmente notorios los pagos<br />

aduaneros. Si seguimos la importación de seda en bruto, del importador al<br />

limpiador, el hilador, el tejedor, el acabador, el fabricante, el mayorista, el<br />

vendedor, cada <strong>un</strong>o añadiendo su parte al precio pagado por su predec<strong>es</strong>or,<br />

vemos que en el precio que paga la señora por su v<strong>es</strong>tido hay mucho más de lo<br />

que requiere el plan arancelario. Sólo <strong>es</strong>te hecho ayuda a hacer a los<br />

mercader<strong>es</strong> y fabricant<strong>es</strong> indiferent<strong>es</strong> al los mal<strong>es</strong> del proteccionismo.<br />

<strong>El</strong> apoyo tácito a los impu<strong>es</strong>tos indirectos deriva de otro subproducto. Cuando<br />

<strong>un</strong> d<strong>es</strong>embolso considerable en impu<strong>es</strong>tos <strong>es</strong> <strong>un</strong> prerrequisito para iniciar <strong>un</strong><br />

negocio, las grand<strong>es</strong> acumulacion<strong>es</strong> de capital tienen <strong>un</strong>a evidente ventaja<br />

competitiva y difícilmente podríamos <strong>es</strong>perar de <strong>es</strong>tos capitalistas que<br />

defiendan <strong>un</strong>a rebaja en los impu<strong>es</strong>tos. Cualquier granjero puede fabricar<br />

whisky y muchos lo hacen, pero la inversión nec<strong>es</strong>aria en timbr<strong>es</strong> fiscal<strong>es</strong> y<br />

distintas tasas de licencia hacen que apertura de <strong>un</strong>a d<strong>es</strong>tilería y la<br />

organización de agencias de distribución sea <strong>un</strong> negocio sólo para grand<strong>es</strong><br />

capital<strong>es</strong>. Los impu<strong>es</strong>tos han obligado a las agradabl<strong>es</strong> cantinas de propiedad<br />

individual a dar paso al bar de lujo bajo hipoteca a la cervecera o la d<strong>es</strong>tilería.<br />

Igualmente, la fabricación de cigarrillos se ha concentrado en las manos de<br />

<strong>un</strong>as pocas corporacion<strong>es</strong> gigant<strong>es</strong>cas con la ayuda de nu<strong>es</strong>tro <strong>sistema</strong> fiscal:<br />

cerca de tr<strong>es</strong> cuartas part<strong>es</strong> del precio de venta de <strong>un</strong> paquete de cigarrillos son<br />

<strong>un</strong>a recarga por impu<strong>es</strong>tos. Realmente sería extraños que <strong>es</strong>os inter<strong>es</strong><strong>es</strong> fueran<br />

a oponerse a los impu<strong>es</strong>tos indirectos (lo que n<strong>un</strong>ca harán), así que el<br />

consumidor d<strong>es</strong>informado, sin voz y d<strong>es</strong>organizado se ve forzado a pagar el<br />

precio superior generado por la competencia limitada.<br />

Los impu<strong>es</strong>tos directos se diferencian de los indirectos no sólo en la forma de<br />

recaudación, sino asimismo en el hecho más importante de que no pueden<br />

trasladarse: quien<strong>es</strong> los pagan no pueden reclamar su reembolso a otros. La<br />

incidencia de los impu<strong>es</strong>tos directos recae principalmente en rentas y<br />

acumulacion<strong>es</strong>, en lugar de en bien<strong>es</strong> en el proc<strong>es</strong>o de intercambio. Se nos<br />

grava por lo que tenemos, no por lo que compramos, en las ganancias<br />

empr<strong>es</strong>arial<strong>es</strong> o los pagos por servicios ya pr<strong>es</strong>tados, no los ingr<strong>es</strong>os<br />

anticipados. Así que no hay manera de pasar la carga. <strong>El</strong> pagador no tiene<br />

alternativa.<br />

5


Los claros impu<strong>es</strong>tos directos son los que se recaudan en rentas, herencias,<br />

donacion<strong>es</strong>, valor del terreno. Veremos que <strong>es</strong>as apropiacion<strong>es</strong> se pr<strong>es</strong>tan a la<br />

propaganda de que paguen los ricos y se apoyan en la envidia de los<br />

incompetent<strong>es</strong>, la amargura de la pobreza, la sensación de injusticia que<br />

engendra nu<strong>es</strong>tra economía monopolística. Se ha defendido la fiscalidad<br />

directa d<strong>es</strong>de los tiempos colonial<strong>es</strong> (j<strong>un</strong>to con el sufragio <strong>un</strong>iversal), como<br />

<strong>un</strong>a implantación nec<strong>es</strong>aria para la democracia, como el instrumento <strong>es</strong>encial<br />

de “nivelación”. La oposición de los ricos a los impu<strong>es</strong>tos directos añadió<br />

virulencia a los reformistas que defendían éstos. En tiempos normal<strong>es</strong>, el<br />

Estado <strong>es</strong> incapaz de superar <strong>es</strong>ta oposición bien trenzada, organizada y plena<br />

de recursos. Pero cuando la guerra o la nec<strong>es</strong>idad de mejorar la pobreza<br />

masiva exprimen la bolsa del Estado hasta su límite y nuevos impu<strong>es</strong>tos<br />

indirectos se hacen imposibl<strong>es</strong> o amenazan la paz social, la oposición debe<br />

ceder. <strong>El</strong> Estado n<strong>un</strong>ca ren<strong>un</strong>cia completamente a las prerrogativas que<br />

adquiere durante <strong>un</strong>a “emergencia” y así, d<strong>es</strong>pués de <strong>un</strong>a serie de guerras y<br />

depr<strong>es</strong>ion<strong>es</strong>, los impu<strong>es</strong>tos directos se convirtieron en parte integrante de<br />

nu<strong>es</strong>tra política fiscal y aquéllos en quien<strong>es</strong> recaen deben contentarse con<br />

recortar los gravámen<strong>es</strong> o tratar de transferirlos de <strong>un</strong> hombro a otro.<br />

A<strong>un</strong>que se había previsto, durante los debat<strong>es</strong> del impu<strong>es</strong>to sobre la renta en la<br />

primera parte del siglo, la etiqueta de que paguen los ricos r<strong>es</strong>ultó ser <strong>un</strong><br />

término malévolamente equivocado. Era imposible que el Estado se<br />

contuviera <strong>un</strong>a vez que <strong>es</strong>te instrumento de obtener ingr<strong>es</strong>os adicional<strong>es</strong><br />

<strong>es</strong>tuviera en sus manos. Una renta <strong>es</strong> <strong>un</strong>a renta, venga de dividendos,<br />

operacion<strong>es</strong> del mercado negro, ganancias del juego o simpl<strong>es</strong> salarios. A<br />

medida que aumentan los gastos del Estado, lo que siempre ocurre, las<br />

inhibicion<strong>es</strong> legal<strong>es</strong> y consideracion<strong>es</strong> de justicia o compasión se dejan de<br />

lado y el <strong>es</strong>tado mete mano a todos los bolsillos. Así, en Filadelfia, el poder<br />

político reclama que el empr<strong>es</strong>ario deduzca <strong>un</strong>a cantidad del sobre de la paga,<br />

no sólo como retención del salario, sino aún más mediante los llamados<br />

impu<strong>es</strong>tos de seguridad social. Por cierto que éstos demu<strong>es</strong>tran la completa<br />

inmoralidad del poder político. Los impu<strong>es</strong>tos de seguridad social no son sino<br />

impu<strong>es</strong>tos a los salarios en toda su extensión y se l<strong>es</strong> dio <strong>un</strong> nombre equívoco<br />

deliberada y maliciosamente. Incluso la parte que “paga” el empr<strong>es</strong>ario acaba<br />

siendo abonada por el trabajador en el precio de los bien<strong>es</strong> que consume, pu<strong>es</strong><br />

<strong>es</strong> obvio que <strong>es</strong>ta parte <strong>es</strong> <strong>un</strong> mero coste de operación y se repercute con <strong>un</strong><br />

recargo. La recaudación de los impu<strong>es</strong>tos de la seguridad social no se deja<br />

aparte para pagar “beneficios” social<strong>es</strong>, sino que se incluye en el fondo fiscal<br />

general, sujeto a cualquier apropiación, y cuando se acaba autorizando <strong>un</strong>a<br />

miseria a <strong>un</strong> anciano, se paga con la recaudación fiscal actual. No <strong>es</strong><br />

6


comparable en modo alg<strong>un</strong>o con <strong>un</strong> seguro, ficción que se ha abierto paso en<br />

nu<strong>es</strong>tra política fiscal, sino que <strong>es</strong> <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to directo a los salarios.<br />

Hay más gente en los tramos de bajos ingr<strong>es</strong>os que los altos; hay más legados<br />

pequeños que grand<strong>es</strong>. Por tanto, en el total, aquéllos que son menos capac<strong>es</strong><br />

de soportar las cargas de que paguen los ricos, son los que las sufren. <strong>El</strong><br />

intento de ocultar <strong>es</strong>ta d<strong>es</strong>igualdad por <strong>un</strong> <strong>sistema</strong> de graduacion<strong>es</strong> no <strong>es</strong> real.<br />

Incluso <strong>un</strong> pequeño impu<strong>es</strong>to a <strong>un</strong>a renta de mil dólar<strong>es</strong> anual<strong>es</strong> causará al<br />

pagador alg<strong>un</strong>a dificultad, mientras que <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to del 50% sobre cincuenta<br />

mil dólar<strong>es</strong> deja suficiente para vivir confortablemente. Hay <strong>un</strong>a enorme<br />

diferencia entre arreglárselas sin <strong>un</strong> nuevo automóvil y seguir usando <strong>un</strong>os<br />

pantalon<strong>es</strong> con remiendos. También debería recordarse que el ingr<strong>es</strong>o del<br />

trabajador casi siempre <strong>es</strong>tá limitado a los salarios, que son fácil<strong>es</strong> de registrar,<br />

mientras que las grand<strong>es</strong> rentas derivan principalmente de negocios u<br />

operacion<strong>es</strong> de juego y no son tan fácil<strong>es</strong> de percibir; ya sea por intentar pagar<br />

todo el impu<strong>es</strong>to o por las nec<strong>es</strong>arias ambigüedad<strong>es</strong> que hacen que la cantidad<br />

exacta sea as<strong>un</strong>to de conjeturas en la contabilidad, quien<strong>es</strong> tengan grand<strong>es</strong><br />

rentas se ven favorecidos. Son los pobr<strong>es</strong> los que pagan más por los impu<strong>es</strong>tos<br />

para que paguen los ricos.<br />

Los impu<strong>es</strong>tos de todo tipo d<strong>es</strong>alientan la producción. <strong>El</strong> hombre trabaja para<br />

satisfacer sus d<strong>es</strong>eos, no para financiar el Estado. Cuando se le quitan los<br />

r<strong>es</strong>ultados de sus trabajos, sea por bandidos o por la sociedad organizada, su<br />

inclinación <strong>es</strong> limitar su producción a la cantidad que puede quedarse y<br />

disfrutar. Durante la guerra, cuando se introdujo la retención en las nóminas,<br />

los trabajador<strong>es</strong> tuvieron que adivinar la paga que llagaba a casa y se<br />

d<strong>es</strong>pedían cuando <strong>es</strong>te neto, d<strong>es</strong>pués de impu<strong>es</strong>tos, no mostraba ningún<br />

incremento comparado con el trabajo extra que costaría: el ocio también <strong>es</strong><br />

<strong>un</strong>a satisfacción. <strong>El</strong> que busca premios rechaza otro compromiso lucrativo<br />

porque el ingr<strong>es</strong>o adicional llevaría a su renta anual a <strong>un</strong> tramo impositivo más<br />

alto. De forma parecida, todo empr<strong>es</strong>ario debe tener en consideración, cuando<br />

sop<strong>es</strong>a el ri<strong>es</strong>go y la posibilidad de ganancia en <strong>un</strong>a nueva empr<strong>es</strong>a, la<br />

certidumbre de <strong>un</strong>a compensación en impu<strong>es</strong>tos en caso de éxito, y el tamaño<br />

de las acumulacion<strong>es</strong> de capital abortadas por los impu<strong>es</strong>tos de suc<strong>es</strong>ion<strong>es</strong>.<br />

Mientras nos ocupamos del as<strong>un</strong>to del d<strong>es</strong>aliento de la producción por los<br />

impu<strong>es</strong>tos, no deberíamos olvidar el mayor p<strong>es</strong>o de los impu<strong>es</strong>tos indirectos,<br />

a<strong>un</strong>que <strong>es</strong>to no sea tan obvio. <strong>El</strong> nivel de producción de <strong>un</strong>a nación viene<br />

determinado por el poder de compra de sus ciudadanos y en la medida en que<br />

<strong>es</strong>te poder viene minado por los gravámen<strong>es</strong>, el nivel de la producción se<br />

7


educe proporcionalmente. Es <strong>un</strong> silogismo <strong>es</strong>túpido y perfectamente<br />

indecente mantener que lo que recauda el Estado lo gasta y que por tanto no<br />

hay rebaja en el poder total de compra. Los ladron<strong>es</strong> también gastan su botín<br />

con mucha más generosidad que los verdaderos propietarios y basándose en el<br />

gasto podríamos hacer <strong>un</strong>a defensa del valor social del <strong>robo</strong>. Es la producción,<br />

no el gasto, lo que engendra producción. Sólo mediante la aportación de<br />

contribucion<strong>es</strong> comercializabl<strong>es</strong> al fondo general de riqueza se aceleran los<br />

engranaj<strong>es</strong> de la industria. Por el contrario, toda deducción de <strong>es</strong>te fondo<br />

general de riqueza ralentiza la industria y todo gravamen a los ahorros<br />

d<strong>es</strong>anima la acumulación de capital. ¿Por qué trabajar si no se gana nada?<br />

¿Por qué abrir <strong>un</strong> negocio para sostener a los políticos?<br />

En principio, como percibieron los redactor<strong>es</strong> de la Constitución, el impu<strong>es</strong>to<br />

directo <strong>es</strong> el peor, pu<strong>es</strong> niega directamente la sacralidad de la propiedad<br />

privada. Por su mismo sigilo, el impu<strong>es</strong>to indirecto <strong>es</strong> <strong>un</strong> reconocimiento<br />

ambiguo del derecho del individuo a sus ganancias: el Estado se acerca<br />

sigilosamente al propietario, por decirlo así, y se lleva lo que nec<strong>es</strong>ita<br />

alegando dicha nec<strong>es</strong>idad, pero no tiene la temeridad de cu<strong>es</strong>tionar el derecho<br />

del propietario a sus bien<strong>es</strong>. Sin embargo el impu<strong>es</strong>to directo proclama<br />

rot<strong>un</strong>da y d<strong>es</strong>caradamente el derecho prioritario del Estado sobre todas las<br />

propiedad<strong>es</strong>. La propiedad privada se convierte en <strong>un</strong>a conc<strong>es</strong>ión temporal y<br />

revocable. <strong>El</strong> ideal jeffersoniano de derechos inalienabl<strong>es</strong> se ve así liquidado y<br />

sustituido por el concepto marxista de la supremacía del <strong>es</strong>tado. Es mediante<br />

la política fiscal, más que mediante la revolución violenta o la apelación a la<br />

razón o la educación popular o cualquier fuerza histórica ineluctable, mediante<br />

la que se lleva a cabo lo sustancial del socialismo. Advirtamos cómo se ha<br />

logrado la centralización que d<strong>es</strong>eaba Alexander Hamilton a partir de la<br />

implantación del impu<strong>es</strong>to federal sobre la renta, cómo se ha disuelto en la<br />

práctica la <strong>un</strong>ión de com<strong>un</strong>idad<strong>es</strong> independient<strong>es</strong>. Las com<strong>un</strong>idad<strong>es</strong> se han<br />

reducido al <strong>es</strong>tado de distritos, el individuo ya no <strong>es</strong> <strong>un</strong> ciudadano de su<br />

com<strong>un</strong>idad, sino <strong>un</strong> súbdito del gobierno federal.<br />

Una inmoralidad básica se convierte en el centro de <strong>un</strong> vórtice de<br />

inmoralidad<strong>es</strong>. Cuando el Estado invade el derecho del individuo al producto<br />

de su trabajo se apropia de <strong>un</strong>a autoridad contraria a la naturaleza de las cosas<br />

y por tanto <strong>es</strong>tablece <strong>un</strong> modelo no ético de comportamiento, tanto para él<br />

como para aquéllos contra los que ejercita su autoridad. Así que el impu<strong>es</strong>to<br />

sobre la renta ha hecho al Estado cómplice de lo obtenido del crimen; la ley no<br />

puede distinguir entre rentas derivadas de la producción y rentas derivadas del<br />

<strong>robo</strong>; no le preocupa su origen. Igualmente <strong>es</strong>ta negación de la propiedad<br />

8


genera <strong>un</strong> r<strong>es</strong>entimiento que se convierte en perjurio y falta de honradez.<br />

Hombr<strong>es</strong> que en sus as<strong>un</strong>tos personal<strong>es</strong> difícilmente recurrirían a <strong>es</strong>os<br />

métodos, o que se verían en el ostracismo social por practicarlos, se<br />

enorgullecen y l<strong>es</strong> felicitan al evadir las ley<strong>es</strong> del impu<strong>es</strong>to de la renta: se<br />

considera adecuado emplear las ment<strong>es</strong> más hábil<strong>es</strong> para <strong>es</strong>to. A<strong>un</strong> más<br />

degradante <strong>es</strong> animar al <strong>es</strong>pionaje mutuo mediante sobornos. Ning<strong>un</strong>a otra<br />

medida en la historia de <strong>es</strong>te país ha causado <strong>un</strong>a indiferencia de principios<br />

comparable en los as<strong>un</strong>tos públicos o ha tenido <strong>un</strong> efecto tan deteriorante en la<br />

moralidad.<br />

Para abrirse paso a la buena vol<strong>un</strong>tad de sus víctimas, los impu<strong>es</strong>tos se han<br />

rodeado de doctrinas de justificación. Ning<strong>un</strong>a ley que no tenga la aprobación<br />

o aqui<strong>es</strong>cencia pública puede implantarse y para obtener <strong>es</strong>e apoyo debe<br />

dirigirse a nu<strong>es</strong>tro sentido de la rectitud. Esto <strong>es</strong> particularmente nec<strong>es</strong>ario<br />

para normas que autoricen a llevarse la propiedad privada.<br />

Hasta hace poco, los impu<strong>es</strong>tos se defendían por la nec<strong>es</strong>idad de mantener las<br />

f<strong>un</strong>cion<strong>es</strong> nec<strong>es</strong>arias del gobierno, llamadas generalmente “servicios<br />

social<strong>es</strong>”. Pero, al ser parte de la naturaleza del poder político que no puede<br />

r<strong>es</strong>tringirse el área de su actividad, su expansión se produce en proporción a la<br />

falta de r<strong>es</strong>istencia que encuentra. La r<strong>es</strong>istencia al ejercicio de <strong>es</strong>te poder<br />

refleja <strong>un</strong> <strong>es</strong>píritu de confianza en sí mismo, que a su vez depende de <strong>un</strong><br />

sentimiento de seguridad económica. Cuando falla <strong>un</strong>a economía en general,<br />

la inclinación de la gente, d<strong>es</strong>concertada por no entender sus causas básicas, <strong>es</strong><br />

dirigirse a cualquier curandero que prometa alivio. <strong>El</strong> político sirve con gusto<br />

para <strong>es</strong>to: sus honorarios son el poder, implantado con dinero. Ocultas a la<br />

opinión pública <strong>es</strong>tán las accion<strong>es</strong> del poder político en el fondo del mal<br />

económico, como los privilegios de monopolio, las guerras y los propios<br />

impu<strong>es</strong>tos. Por tanto la prom<strong>es</strong>a de alivio <strong>es</strong> suficiente por sí misma y se<br />

produce el acuerdo. Así ha r<strong>es</strong>ultado que el área del poder político ha invadido<br />

cada vez más actividad<strong>es</strong> social<strong>es</strong> y con cada expansión se añade otra<br />

justificación para los impu<strong>es</strong>tos. La actual filosofía tiende hacia la<br />

identificación de la política con la sociedad, la erradicación del individuo<br />

como <strong>un</strong>idad <strong>es</strong>encial y la sustitución de <strong>un</strong> total metafísico y por tanto la<br />

eliminación del concepto de propiedad privada. Ahora los impu<strong>es</strong>tos se<br />

justifican no por la nec<strong>es</strong>idad de ingr<strong>es</strong>ar para g<strong>es</strong>tionar los servicios social<strong>es</strong><br />

<strong>es</strong>pecíficos, sino como <strong>un</strong> medio nec<strong>es</strong>ario para <strong>un</strong> mejoramiento social no<br />

<strong>es</strong>pecificado.<br />

9


Ambos postulados de los impu<strong>es</strong>tos son en realidad idénticos en que derivan<br />

de la aceptación de <strong>un</strong> derecho prioritario del <strong>es</strong>tado a los productos del<br />

trabajo, pero a afectos del análisis <strong>es</strong> mejor tratarlos por separado.<br />

Los impu<strong>es</strong>tos para servicios social<strong>es</strong> dan a entender <strong>un</strong> intercambio<br />

equitativo. Sugiere <strong>un</strong> quid pro quo, <strong>un</strong>a relación de justicia. Pero la condición<br />

<strong>es</strong>encial de los intercambios, que <strong>es</strong> que deben realizarse vol<strong>un</strong>tariamente, <strong>es</strong>tá<br />

ausente en los impu<strong>es</strong>tos: su mismo uso de la compulsión elimina a los<br />

impu<strong>es</strong>tos del campo del comercio y l<strong>es</strong> pone directamente en el de la política.<br />

Los impu<strong>es</strong>tos no pueden compararse a deudas pagadas a <strong>un</strong>a organización<br />

vol<strong>un</strong>taria por <strong>es</strong>os servicios como cabe <strong>es</strong>perar de ser miembros, porque no<br />

existe la posibilidad de abandono. Al rechazar <strong>un</strong> intercambio podemos<br />

denegarnos <strong>un</strong> beneficio, pero la única alternativa al pago de impu<strong>es</strong>tos <strong>es</strong> la<br />

cárcel. La sugerencia de la equidad en la tasación <strong>es</strong> falaz. Si obtenemos algo<br />

de los impu<strong>es</strong>tos que pagamos no <strong>es</strong> porque queramos: nos viene impu<strong>es</strong>to.<br />

En relación con los servicios social<strong>es</strong>, <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad puede compararse con<br />

<strong>un</strong> gran edificio de oficinas en el que los ocupant<strong>es</strong>, realizando negocios muy<br />

diversos, hacen uso de instalacion<strong>es</strong> com<strong>un</strong><strong>es</strong>, como ascensor<strong>es</strong>, limpieza,<br />

calefacción, etc. Cuantos más inquilinos haya en el edificio, más dependient<strong>es</strong><br />

son todos de <strong>es</strong>tas <strong>es</strong>pecializacion<strong>es</strong> general<strong>es</strong> y los operador<strong>es</strong> del edificio las<br />

suministran en <strong>un</strong>a tarifa a prorrata: la tarifa se incluye en el alquiler. Cada<br />

<strong>un</strong>o de los inquilinos puede realizar sus negocios más eficientemente porque<br />

no tiene que ocuparse de su parte en las tareas general<strong>es</strong>.<br />

Así son los ciudadanos de <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad más capac<strong>es</strong> de d<strong>es</strong>arrollar sus<br />

distintas ocupacion<strong>es</strong> porque se mantienen las call<strong>es</strong>, los bomberos <strong>es</strong>tán<br />

alerta, el departamento de policía ofrece protección a la vida y la propiedad.<br />

Cuando <strong>un</strong>a sociedad se <strong>es</strong>tá organizando, como <strong>un</strong> pueblo fronterizo, la<br />

nec<strong>es</strong>idad de <strong>es</strong>tos servicios general<strong>es</strong> se cubre mediante trabajo vol<strong>un</strong>tario.<br />

La carretera se mantiene abierta por sus usuarios, hay <strong>un</strong> departamento<br />

vol<strong>un</strong>tario de bomberos, el anciano r<strong>es</strong>petado realiza las tareas de <strong>un</strong> juez. A<br />

medida que crece el pueblo, <strong>es</strong>tos trabajos extra se convierten en demasiado<br />

onerosos y complicados para los vol<strong>un</strong>tarios, cuyos as<strong>un</strong>tos privados deben<br />

sufrir por el aumento en la demanda, así que aparece la nec<strong>es</strong>idad de contratar<br />

<strong>es</strong>pecialistas. Para cubrir el gasto, se dice, debe recurrirse a los impu<strong>es</strong>tos<br />

obligatorios y la preg<strong>un</strong>ta <strong>es</strong> ¿por qué deben los r<strong>es</strong>ident<strong>es</strong> verse obligados a<br />

pagar por quitarl<strong>es</strong> el trabajo que ant<strong>es</strong> realizaban por propia vol<strong>un</strong>tad? ¿Por<br />

qué la coerción <strong>es</strong> correlativa a los impu<strong>es</strong>tos?<br />

10


No <strong>es</strong> verdad que los servicios serían imposibl<strong>es</strong> sin los impu<strong>es</strong>tos: <strong>es</strong>a<br />

afirmación viene negada por el hecho de que los servicios aparecen ant<strong>es</strong> de<br />

que se introduzcan los impu<strong>es</strong>tos. Los servicios aparecen porque se nec<strong>es</strong>itan.<br />

Se pagan porque hay <strong>un</strong>a nec<strong>es</strong>idad de ellos al principio con trabajo y, en<br />

alg<strong>un</strong>os pocos casos, con contribucion<strong>es</strong> vol<strong>un</strong>tarias de bien<strong>es</strong> y dinero: el<br />

intercambio <strong>es</strong> sin coacción y por tanto justo. Sólo cuando el poder político se<br />

apropia de la g<strong>es</strong>tión de <strong>es</strong>tos servicios aparece el impu<strong>es</strong>to obligatorio. No <strong>es</strong><br />

el coste de los servicios lo que obliga a los impu<strong>es</strong>tos, <strong>es</strong> el coste del<br />

mantenimiento del poder político.<br />

En el caso de los servicios general<strong>es</strong> en el edificio, el coste se cubre mediante<br />

el pago de la renta en proporción de acuerdo con el tamaño y ubicación del<br />

<strong>es</strong>pacio ocupado y la cantidad la fija el único árbitro equitativo del valor, la<br />

competencia. Igualmente en la com<strong>un</strong>idad en crecimiento el coste de los<br />

servicios social<strong>es</strong> podría cobrarse equitativamente por la ocupación de pu<strong>es</strong>tos<br />

dentro de la com<strong>un</strong>idad y <strong>es</strong>ta carga se fijaría inmediatamente porque los<br />

<strong>es</strong>tablece la negociación y operación del mercado. Cuando buscamos el origen<br />

del valor de <strong>es</strong>tas ubicacion<strong>es</strong> d<strong>es</strong>cubrimos que deriva de la pr<strong>es</strong>encia y<br />

actividad de la población: cuanta más gente compita por el uso de <strong>es</strong>as<br />

posicion<strong>es</strong>, mayor será su valor. También <strong>es</strong> cierto que con el crecimiento de<br />

la población se produce <strong>un</strong> aumento de la nec<strong>es</strong>idad de servicios social<strong>es</strong>, y<br />

parecería que los valor<strong>es</strong> que aparecen por la integración deberían en justicia<br />

ser aplicados a la nec<strong>es</strong>idad que también deriva de ella. En <strong>un</strong>a polis libre de<br />

coacción política se aplicaría <strong>un</strong> acuerdo así y en alg<strong>un</strong>os casos históricos de<br />

poder político débil d<strong>es</strong>cubrimos que la renta inmobiliaria se usó de <strong>es</strong>ta forma<br />

social.<br />

Toda la historia ap<strong>un</strong>ta al fin económico del poder político. Es el instrumento<br />

efectivo de las prácticas de explotación. Hablando en general, la evolución de<br />

la explotación política sigue <strong>un</strong> patrón fijo: <strong>robo</strong> dándose a la fuga, tributos<br />

regular<strong>es</strong>, <strong>es</strong>clavitud, percepción de rentas. En la etapa final, y d<strong>es</strong>pués de <strong>un</strong>a<br />

larga experiencia, la percepción de rentas se convierte en el principal método<br />

de explotación y el poder político nec<strong>es</strong>ario para ello se financia con los<br />

tributos a la producción, Siglos de acomodamiento nos han habituado al<br />

negocio, la ley y la costumbre le han dado <strong>un</strong> aura de rectitud: la apropiación<br />

pública de la propiedad privada mediante los impu<strong>es</strong>tos y la apropiación<br />

privada de la propiedad pública mediante percepción de rentas se han<br />

convertido en institucion<strong>es</strong> incu<strong>es</strong>tionabl<strong>es</strong>. Son nu<strong>es</strong>tras mor<strong>es</strong>.<br />

11


Y así, a medida que crecen las integracion<strong>es</strong> social<strong>es</strong> y la nec<strong>es</strong>idad de<br />

servicios general<strong>es</strong> crece a la vez, nos dirigimos a los impu<strong>es</strong>tos por <strong>un</strong> largo<br />

hábito. No conocemos otro camino. Entonc<strong>es</strong>, ¿por qué prot<strong>es</strong>tamos por pagar<br />

impu<strong>es</strong>tos? ¿Puede ser que seamos, en el fondo, concient<strong>es</strong> de <strong>un</strong>a iniquidad?<br />

Están las facilidad<strong>es</strong> de las call<strong>es</strong>, mantenerlas limpias y luminosas, el<br />

suministro de agua, el alcantarillado, etc., que hacen a todos nu<strong>es</strong>tra<br />

permanencia en la com<strong>un</strong>idad cómoda y confortable y el coste debe<br />

sufragarse. <strong>El</strong> coste se sufraga con nu<strong>es</strong>tros salarios. Pero luego d<strong>es</strong>cubrimos<br />

que por <strong>un</strong>a determinada cantidad de trabajo no ganaríamos más de lo que<br />

podríamos en <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad que no tenga <strong>es</strong>tas ventajas. En la periferia, la<br />

tarifa por hora, para el mismo tipo de trabajo, <strong>es</strong> el mismo que en la<br />

metrópolis. <strong>El</strong> capital no gana menos, por dólar invertido, en Main Street que<br />

en Broadway. Es cierto que en <strong>un</strong>a metrópolis tenemos más oport<strong>un</strong>idad<strong>es</strong> de<br />

trabajar y podemos trabajar más duro. En el pueblo, el tempo <strong>es</strong> más lento,<br />

trabajan menos y ganan menos. Pero cuando oponemos a nu<strong>es</strong>tras mayor<strong>es</strong><br />

ganancias el coste de rentas e impu<strong>es</strong>tos de la gran ciudad, ¿tenemos más<br />

satisfaccion<strong>es</strong>? No nec<strong>es</strong>itamos ser economistas para apreciar la<br />

incongruencia.<br />

Si trabajamos más en la ciudad, producimos más. Si, por otro lado, no<br />

tenemos más en neto ¿a dónde va el aumento? Bueno, donde <strong>es</strong>tá ahora el<br />

edificio del banco había en otros tiempos <strong>un</strong>a pocilga y en lo que <strong>un</strong>a vez fue<br />

el terreno de <strong>un</strong> <strong>es</strong>tablo ahora <strong>es</strong>tán los grand<strong>es</strong> almacen<strong>es</strong>. <strong>El</strong> valor de <strong>es</strong>tos<br />

sitios ha aumentado tremendamente, en realidad en proporción a la<br />

multiplicidad de los servicios social<strong>es</strong> que reclama la floreciente población.<br />

Así que el lugar en que acaba nu<strong>es</strong>tro incremento de productividad <strong>es</strong> en los<br />

terrenos y los propietarios de éstos son de hecho los beneficiarios de los<br />

servicios social<strong>es</strong> para el mantenimiento de los cual<strong>es</strong> nos vemos obligados a<br />

ren<strong>un</strong>ciar a nu<strong>es</strong>tros salarios.<br />

Por tanto <strong>es</strong> el terrateniente el que se beneficia de los impu<strong>es</strong>tos. Realmente él<br />

posee los servicios social<strong>es</strong> pagados por la producción, Lo sabe, actúa<br />

d<strong>es</strong>caradamente, nos lo dice siempre que pone su propiedad en venta. En sus<br />

an<strong>un</strong>cios habla acerca de las facilidad<strong>es</strong> de transporte de las que disfruta, la<br />

<strong>es</strong>cuela cercana, la eficiente protección de bomberos y policía pagados por la<br />

com<strong>un</strong>idad: capitaliza todas <strong>es</strong>tas ventajas en su precio. Todo <strong>es</strong>ta claro y<br />

encima de la m<strong>es</strong>a. Lo que no se an<strong>un</strong>cia <strong>es</strong> que los servicios social<strong>es</strong> que<br />

ofrece en venta se han pagado mediante cargas obligatorias recaudadas de lo<br />

que produce el público. Esta gente recibe por sus mol<strong>es</strong>tias el vacuo placer de<br />

<strong>es</strong>cribir a sus primos del pueblo acerca de las maravillas de la gran ciudad,<br />

12


<strong>es</strong>pecialmente la maravilla de ser capaz de trabajar más intensamente para<br />

poder pagar las maravillas.<br />

Llegamos a que en la moderna doctrina tributaria su justificación <strong>es</strong> el fin<br />

social al que se dedica el ingr<strong>es</strong>o. A<strong>un</strong>que se ha an<strong>un</strong>ciado d<strong>es</strong>caradamente<br />

como <strong>un</strong> principio d<strong>es</strong>cubierto en los últimos años, la práctica de los<br />

impu<strong>es</strong>tos para la mejora de las condicion<strong>es</strong> social<strong>es</strong> <strong>es</strong> muy antigua: Roma lo<br />

hacía en su decadencia y los impu<strong>es</strong>tos para mantener las casas de pobr<strong>es</strong> se<br />

recaudaban mucho ant<strong>es</strong> de que el trabajador social <strong>un</strong>iversitario l<strong>es</strong> diera<br />

proporcion<strong>es</strong> de panacea. Es inter<strong>es</strong>ante advertir que <strong>es</strong>ta doctrina se convirtió<br />

en <strong>un</strong>a filosofía de los impu<strong>es</strong>tos durante la década de la Depr<strong>es</strong>ión, la de<br />

1930. Así que se califica a sí misma como el remedio humanitario para la<br />

enfermedad de los pobr<strong>es</strong> en medio de la ab<strong>un</strong>dancia, el tratamiento caritativo<br />

de primeros auxilios ante la injusticia aparente. Como todas las propu<strong>es</strong>tas que<br />

nacen de la bondad de corazón, la tributación para fin<strong>es</strong> social<strong>es</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong> fácil<br />

tratamiento superficial de <strong>un</strong>a enfermedad de raíc<strong>es</strong> prof<strong>un</strong>das y como tal <strong>es</strong>tá<br />

d<strong>es</strong>tinado a hacer más mal que bien.<br />

En primer lugar, <strong>es</strong>ta doctrina rechaza inequívocamente el derecho de la<br />

persona a su propiedad. Eso <strong>es</strong> básico. Habiendo <strong>es</strong>tablecido <strong>es</strong>ta premisa<br />

importante, se salta a la conclusión de que la “nec<strong>es</strong>idad social” <strong>es</strong> el fin de<br />

toda producción, que el hombre trabaja, o debería trabajar, por el bien de la<br />

masa. Los impu<strong>es</strong>tos son el medio apropiado para dif<strong>un</strong>dir el r<strong>es</strong>ultado del<br />

trabajo. No preocupa el control de la producción o los medios de adquirir la<br />

propiedad, sino sólo su distribución. Por lo tanto, <strong>es</strong>trictamente hablando, la<br />

doctrina no <strong>es</strong> socialista y sus defensor<strong>es</strong> normalmente se apr<strong>es</strong>uran a negar<br />

<strong>es</strong>a acusación. Lo que proponen, según dicen, <strong>es</strong> <strong>un</strong>a reforma, no <strong>un</strong>a<br />

revolución, como los niños cuyas inocent<strong>es</strong> hogueras incendian el bosque.<br />

La doctrina no distingue entre propiedad adquirida por privilegio y propiedad<br />

adquirida por producción. No puede, no debe, hacerlo, pu<strong>es</strong> al hacerlo<br />

cu<strong>es</strong>tionaría la validez de la tributación en general. Por ejemplo, si se aboliera<br />

la tributación, el coste de mantener los servicios social<strong>es</strong> de <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad no<br />

tendrían financiación (no hay otras fuent<strong>es</strong>) y el privilegio de apropiarse de las<br />

rentas d<strong>es</strong>aparecería. Si se aboliera la tributación, las sinecuras de los<br />

f<strong>un</strong>cionarios se d<strong>es</strong>vanecerían y <strong>es</strong>to constituye en el total <strong>un</strong> privilegio que<br />

recae más duramente sobre la producción. Si se aboliera la tributación, le<br />

deuda pública sería imposible, para consternación de los tenedor<strong>es</strong> de bonos.<br />

La tributación para fin<strong>es</strong> social<strong>es</strong> no contempla la abolición del privilegio<br />

13


existente, sino que contempla el <strong>es</strong>tablecimiento de nuevos privilegios<br />

burocráticos. Por <strong>es</strong>o no se atreve a ocuparse del problema básico.<br />

Además, al d<strong>es</strong>animar la producción como consecuencia de la imposición de<br />

<strong>es</strong>te plan, se agrava la condición que se <strong>es</strong>peraba corregir. Si Tom, Dick y<br />

Harry se dedican a fabricar bien<strong>es</strong> y pr<strong>es</strong>tar servicios, quitarl<strong>es</strong> algo a alg<strong>un</strong>o,<br />

a<strong>un</strong>que lo que se l<strong>es</strong> quite se le entregue a otro, debe rebajar la economía de<br />

todos ellos. La opulencia de Tom, como fabricante, se debe al hecho de que ha<br />

servido a Dick y Harry de <strong>un</strong>a forma que éstos encontraban d<strong>es</strong>eable. Puede<br />

ser más trabajador o tener mejor<strong>es</strong> habilidad<strong>es</strong> y por <strong>es</strong>o le favorecen siendo<br />

sus client<strong>es</strong>; a<strong>un</strong>que ha adquirido ab<strong>un</strong>dancia no la ha hecho a su costa: tiene<br />

porque ellos tienen. En cualquier intercambio equitativo hay dos beneficios, el<br />

del comprador y el del vendedor. Cada <strong>un</strong>o entrega lo que quiere menos por lo<br />

que d<strong>es</strong>ea más ambos consiguen <strong>un</strong> aumento en el valor. Pero cuando el poder<br />

político priva a Tom de sus pos<strong>es</strong>ion<strong>es</strong>, éste c<strong>es</strong>a de ser cliente de Dick y<br />

Harry en la cantidad d<strong>es</strong>falcada. Pierden a <strong>un</strong> cliente por el importe del<br />

impu<strong>es</strong>to y en consecuencia pierden el empleo. <strong>El</strong> subsidio que se l<strong>es</strong> da<br />

realmente l<strong>es</strong> empobrece, igual que ha empobrecido a Tom. La economía de<br />

<strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad no mejora con la distribución de lo que ya se ha producido<br />

sino por <strong>un</strong> aumento en la ab<strong>un</strong>dancia de las cosas de las que vive la gente;<br />

vivimos de la producción actual, no de la pasada. Por tanto cualquier medida<br />

que d<strong>es</strong>anime, r<strong>es</strong>trinja o interfiera en la producción debe rebajar la economía<br />

en general y <strong>es</strong>tá claro que la tributación para fin<strong>es</strong> social<strong>es</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong>a medida de<br />

<strong>es</strong>te tipo.<br />

Dejando aparte su economía, las implicacion<strong>es</strong> políticas de <strong>es</strong>ta política fiscal<br />

filantrópica no llevan a <strong>un</strong>a revolución de primera magnitud. Como la<br />

tributación, incluso cuando se disfraza de mejora social, debe venir<br />

acompañada de compulsión, sus límit<strong>es</strong> deben coincidir con los del poder<br />

político. Si el fin a alcanzar <strong>es</strong> el “bien social” el poder de apropiación puede<br />

perfectamente extenderse a toda la producción, pu<strong>es</strong> ¿quién puede decir dónde<br />

termina el “bien social”? Actualmente el “bien social” incluye la<br />

<strong>es</strong>colarización gratuita incluyendo cursos de postgrado y prof<strong>es</strong>ional<strong>es</strong>, la<br />

hospitalización y servicios médicos gratuitos, seguro de d<strong>es</strong>empleo y pensión<br />

de jubilación, subvencion<strong>es</strong> al campo y ayudas a las industrias nacient<strong>es</strong>,<br />

servicios de empleo gratuito y casas de renta baja, contribucion<strong>es</strong> a la marina<br />

mercante y proyectos para el avance en las art<strong>es</strong> y las ciencias y así<br />

suc<strong>es</strong>ivamente, aproximándose al infinito. <strong>El</strong> “bien social” se ha<br />

d<strong>es</strong>parramado de <strong>un</strong>a materia privada a otra y la definición de <strong>es</strong>te término<br />

indeterminado se hace cada vez más elástica. <strong>El</strong> derecho democrático a <strong>es</strong>tar<br />

14


equivocado, mal informado, mal aconsejado o incluso a ser <strong>es</strong>túpido no<br />

supone <strong>un</strong>a r<strong>es</strong>tricción a la imaginación de quien<strong>es</strong> se dedican a interpretar la<br />

frase, y adonde va la interpretación, va el poder de obligar al cumplimiento.<br />

<strong>El</strong> final de la tributación para fin<strong>es</strong> social<strong>es</strong> <strong>es</strong> el absolutismo, no sólo porque<br />

el creciente poder fiscal conlleva <strong>un</strong> aumento igual en el poder político, sino<br />

porque la inversión de los ingr<strong>es</strong>os en la persona por parte del Estado le da <strong>un</strong><br />

interés pec<strong>un</strong>iario a aquél. Si el Estado le cubre todas sus nec<strong>es</strong>idad<strong>es</strong> y le<br />

mantiene sano y con cierto grado de confort, debe considerarlo <strong>un</strong> activo<br />

valioso, <strong>un</strong>a pieza de capital. Cualquier reclamación de derechos individual<strong>es</strong><br />

se liquida por la inversión de dinero de la sociedad. <strong>El</strong> Estado se ocupa de<br />

proteger la inversión de la sociedad, como el reembolso y el beneficio, por<br />

medio de los impu<strong>es</strong>tos. <strong>El</strong> poderoso motor alojado en cada individuo debe<br />

dedicarse al mejor uso para la mejora de los fin<strong>es</strong> social<strong>es</strong>, tal y como prevé la<br />

dirección. Así que el plan fiscal que empieza con la distribución se ve forzado<br />

por la lógica de los acontecimientos al control de la producción. Y el concepto<br />

de derechos natural<strong>es</strong> r<strong>es</strong>ulta inconsistente con la obligación social del<br />

individuo. Vive para el Estado que le alimenta. Pertenece al Estado por<br />

derecho de compra.<br />

La declaración final de rectitud de la tributación <strong>es</strong> la fórmula de capacidad de<br />

pago y r<strong>es</strong>ulta ser <strong>un</strong> caso con demasiada objecion<strong>es</strong>. En los gravámen<strong>es</strong> a los<br />

bien<strong>es</strong>, de los que el <strong>es</strong>tado obtiene la mayoría de sus ingr<strong>es</strong>os, la fórmula no<br />

<strong>es</strong> aplicable. Ya sea nu<strong>es</strong>tro ingr<strong>es</strong>o de mil dólar<strong>es</strong> al año o al día, el impu<strong>es</strong>to<br />

en <strong>un</strong>a barra de pan <strong>es</strong> el mismo: la capacidad de pago no interviene. A causa<br />

de los impu<strong>es</strong>tos en los productos de primera nec<strong>es</strong>idad, el hombre pobre<br />

puede verse privado de alg<strong>un</strong>a satisfacción marginal, como <strong>un</strong>a pipa de<br />

tabaco, mientras que el rico, que paga los mismos impu<strong>es</strong>tos en <strong>es</strong>os<br />

productos, difícilmente se verá tentado de dejar su puro. En los más<br />

important<strong>es</strong> impu<strong>es</strong>tos indirectos, por tanto, la fórmula mágica de la justicia<br />

social no existe.<br />

Sólo <strong>es</strong> aplicable para gravar ingr<strong>es</strong>os ant<strong>es</strong> de su gasto y aquí de nuevo su<br />

declaración de equidad r<strong>es</strong>ulta ser falsa. Todo impu<strong>es</strong>to a los salarios, no<br />

importa lo pequeño que sea, afecta al nivel de vida del trabajador, mientras<br />

que el impu<strong>es</strong>to al rico sólo afecta a sus lujos. La proclamación de equidad<br />

que implica la fórmula viene negada por <strong>es</strong>te hecho. De hecho <strong>es</strong>ta afirmación<br />

sólo sería válida si el <strong>es</strong>tado confiscara todo por encima de <strong>un</strong> nivel de vida<br />

predeterminado e igual para todos, pero entonc<strong>es</strong>, claro, se habría <strong>es</strong>tablecido<br />

la igualdad en la confiscación.<br />

15


Pero de la capacidad de pago no puede venir nada bueno, porque <strong>es</strong> en sí<br />

misma <strong>un</strong>a inmoralidad. ¿Qué <strong>es</strong> sino la norma del bandolero de robar donde<br />

le viene mejor? Ni el bandolero ni el recaudador de impu<strong>es</strong>tos piensan en el<br />

origen de la riqueza de la víctima, sólo en su cantidad. <strong>El</strong> Estado no <strong>es</strong> muy<br />

distinto, al llevarse lo que puede, de ladron<strong>es</strong>, as<strong>es</strong>inos o prostitutas real<strong>es</strong> o<br />

pr<strong>es</strong><strong>un</strong>tos y su vigilancia sobre <strong>es</strong>te aspecto <strong>es</strong>tá tan firmemente <strong>es</strong>tablecida<br />

que los que quebrantan otras ley<strong>es</strong> encuentran sensato cumplir<br />

<strong>es</strong>crupulosamente con el impu<strong>es</strong>to de la renta. Sin embargo, la capacidad de<br />

pago tiene apoyo popular (y debe reconocerse como la razón de su<br />

promulgación) a causa de cualidad implícita de justicia. Es <strong>un</strong>a apelación a la<br />

envidia de los incompetent<strong>es</strong> así como al d<strong>es</strong>afecto de las masas otorgado a la<br />

pobreza invol<strong>un</strong>taria por nu<strong>es</strong>tro <strong>sistema</strong> de privilegios.<br />

Para apoyar la fórmula existe el argumento de que las rentas <strong>es</strong>tán<br />

relacionadas con las oport<strong>un</strong>idad<strong>es</strong> permitidas por el Estado y que la cantidad<br />

del impu<strong>es</strong>to <strong>es</strong> meramente <strong>un</strong> pago por <strong>es</strong>tas oport<strong>un</strong>idad<strong>es</strong>. De nuevo el quid<br />

pro quo. Esto <strong>es</strong> sólo parcialmente cierto y en <strong>un</strong> sentido no pretendido por los<br />

defensor<strong>es</strong> de <strong>es</strong>ta fórmula fiscal. Allá donde el ingr<strong>es</strong>o deriva del privilegio<br />

(y todo privilegio se basa en el poder del <strong>es</strong>tado) <strong>es</strong> evidentemente justo que el<br />

<strong>es</strong>tado confisque lo recaudado, a<strong>un</strong>que sería más justo si el <strong>es</strong>tado no<br />

<strong>es</strong>tableciera el privilegio en primer lugar. La renta de monopolio de recursos<br />

natural<strong>es</strong>, por ejemplo, <strong>es</strong> <strong>un</strong> ingr<strong>es</strong>o por el que no se rinde ningún servicio a<br />

la sociedad y se recauda sólo porque el <strong>es</strong>tado lo apoya: <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to del 100%<br />

sería por tanto igual de equitativo. Los beneficios de de los arancel<strong>es</strong><br />

proteccionistas serían justos para el recaudador de impu<strong>es</strong>tos. Un gravamen a<br />

todos los negocios subvencionados por la cantidad total de las subvencion<strong>es</strong>,<br />

tendría sentido, a<strong>un</strong>que seguiría requiriendo explicación el otorgamiento de<br />

subvencion<strong>es</strong>. Recompensas, subsidios de d<strong>es</strong>empleo, beneficios del “mercado<br />

negro” posibilitados por las r<strong>es</strong>triccion<strong>es</strong> políticas, los beneficios sobre<br />

contratos con el gobierno… todo ingr<strong>es</strong>o que d<strong>es</strong>aparecería si el <strong>es</strong>tado<br />

suprimiera su apoyo, podría ser adecuadamente gravado. En <strong>es</strong>e caso, el<br />

Estado <strong>es</strong>taría llevándose aquello de lo que <strong>es</strong> r<strong>es</strong>ponsable.<br />

Pero <strong>es</strong>e no <strong>es</strong> el argumento de los energúmenos de la capacidad de pago.<br />

Éstos insisten en que el Estado <strong>es</strong> <strong>un</strong> factor que contribuye a la producción y<br />

que sus servicios tendrían que rem<strong>un</strong>erarse adecuadamente; la medida del<br />

valor de <strong>es</strong>tos servicios <strong>es</strong> el ingr<strong>es</strong>o de sus ciudadanos y <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to gradual<br />

sobre <strong>es</strong>tos ingr<strong>es</strong>os <strong>es</strong> sólo la compensación debida. Si las ganancias reflejan<br />

los servicios del Estado, se deduce que las mayor<strong>es</strong> ganancias derivan de<br />

mayor<strong>es</strong> servicios y la conclusión lógica <strong>es</strong> que el Estado <strong>es</strong> <strong>un</strong> mejor servidor<br />

16


de los ricos que de los pobr<strong>es</strong>. Puede que sea así, pero <strong>es</strong> dudoso que los<br />

expertos fiscal<strong>es</strong> d<strong>es</strong>een llegar a <strong>es</strong>a conclusión: lo que quieren que creamos<br />

<strong>es</strong> que el Estado nos ayuda a mejorar nu<strong>es</strong>tras circ<strong>un</strong>stancias. Esa idea da<br />

lugar a alg<strong>un</strong>as preg<strong>un</strong>tas provocativas. ¿Por el impu<strong>es</strong>to que paga el granjero<br />

disfruta de mejor clima? ¿O el mercader de <strong>un</strong> mercado más activo? ¿Mejora<br />

la habilidad del mecánico por algo que hace el Estado con lo que le quita?<br />

¿Cómo puede el Estado <strong>es</strong>timular la imaginación del genio creativo o añadir<br />

inteligencia al filósofo? ¿Cuándo el Estado se lleva <strong>un</strong> dinero del jugador<br />

mejora su suerte? ¿Aumentan las ganancias de la prostituta porque su<br />

comercio se legalice y grave? ¿Qué papel d<strong>es</strong>empeña el Estado en la<br />

producción para justificar su tajada? <strong>El</strong> Estado no da, simplemente toma.<br />

Sin embargo, todo <strong>es</strong>te argumento <strong>es</strong> <strong>un</strong>a conc<strong>es</strong>ión a la confusión con la que<br />

la costumbre, la ley y los sofismas han ocultado el verdadero carácter del<br />

<strong>sistema</strong> <strong>tributario</strong>. No puede haber <strong>un</strong> impu<strong>es</strong>to bueno ni justo: todo impu<strong>es</strong>to<br />

se basa en la coacción.<br />

---------------------------------------------------------<br />

Frank <strong>Chodorov</strong> (1887-1966) fue <strong>un</strong> defensor del libre mercado, el<br />

individualismo y la paz. Empezó apoyando a Henry George y editó la revista<br />

georgista The Freeman ant<strong>es</strong> de f<strong>un</strong>dar su propio periódico, que fue el<br />

influyente Human Events. D<strong>es</strong>pués f<strong>un</strong>dó otra versión de The Freeman para la<br />

Fo<strong>un</strong>dation for Economic Education y dio clas<strong>es</strong> en la Freedom School en<br />

Colorado.<br />

Este artículo se publicó originalmente en 1947 como folleto de Human Events<br />

Associat<strong>es</strong>. Se reimprimió en 1962 como capítulo 22 de Out of Step: The<br />

Autobiography of an Individualist.<br />

Published Thu, Feb 25 2010 5:28 PM by euribe<br />

Filed <strong>un</strong>der: Frank <strong>Chodorov</strong>, Out of Step, impu<strong>es</strong>tos<br />

17

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!