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9 de marzo 1879 - Institución Fernando el Católico

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REVISTA DE ARAGON. 65<br />

por esto <strong>de</strong>bemos negar á los esmaltadores aragoneses sima, <strong>de</strong> la juventud, y así lo prueban las obras <strong>de</strong> sus<br />

la gloria que r<strong>el</strong>ativamente les corresponda entre los brillantes discípulos. Leyó un dia Espronceda su pri-<br />

artistas <strong>de</strong> su tiempo.<br />

mer trabajo poético, la oda A los héroes <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Julio,<br />

y <strong>el</strong> ilustre sevillano animó <strong>el</strong> infantil númen <strong>de</strong>l<br />

TORIBIO DEL CAMPILLO.<br />

vate, que entonces, como <strong>el</strong> Rafa<strong>el</strong> niño <strong>de</strong> Florencia,<br />

soñaba llamando á la puerta <strong>de</strong> la vida.<br />

Cerrado <strong>el</strong> colegio, Espronceda continuó estudiando<br />

privadamente con <strong>el</strong> insigne humanista, sano<br />

E S P R O N C E D A .<br />

historiador, admirable erudito y crítico eminentísimo,<br />

á quien <strong>el</strong> cantor <strong>de</strong> la Imprenta buscó para ennoblecer<br />

su célebre Semanario y confirió Jov<strong>el</strong>lanos la no-<br />

SU VIDA.<br />

ticia biográfica <strong>de</strong> Florida-Blanca, y leyó M<strong>el</strong>en<strong>de</strong>z<br />

su sensible lira:—figurando siempre entre los que es-<br />

(Continuación.)<br />

tudiaban poco y lucian mucho, en casa <strong>de</strong> D. Alberto,<br />

en aqu<strong>el</strong>la casa idolatrada <strong>de</strong> las letras españolas,<br />

¡Ah! señores; las emociones, que conmueven <strong>el</strong><br />

don<strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> humanida<strong>de</strong>s empezaron á ser<br />

santuario don<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la maternidad amanece,<br />

cimentados en principios filosóficos y se puso la pri-<br />

mientras en él se alberga <strong>el</strong> boceto <strong>de</strong> un hombre,<br />

mera piedra <strong>de</strong>l diamantino alcázar <strong>de</strong> la Estética en<br />

influyen muy mucho en la naturaleza <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>l<br />

la nacion perínclita <strong>de</strong> Luzan. Epoca fué aqu<strong>el</strong>la, que<br />

sér que ha <strong>de</strong> venir á la vida, y quizá las que conmo-<br />

Espronceda veneró siempre. Discreta, me parece esta<br />

vieran á la madre <strong>de</strong> Espronceda, miéntras fué parte <strong>de</strong><br />

veneracion, por lo mismo que ninguna edad es á sus<br />

sus entrañas <strong>el</strong> futuro cantor <strong>de</strong> la duda, imprimieron<br />

ojos más hermosa y santa que aqu<strong>el</strong>la en que aún<br />

sobre <strong>el</strong> génio <strong>de</strong>l vate <strong>de</strong> Extremadura <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo que<br />

dura <strong>el</strong> espíritu poético <strong>de</strong> la inocencia; en que la fé<br />

otro dia intentaré <strong>de</strong>terminar.<br />

no ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> sonreirnos y todo nos produce encanto;<br />

en que <strong>el</strong> espiritu no dá fruto, porque en esa<br />

Qué<strong>de</strong>se para trabajos <strong>de</strong> otra índole <strong>el</strong> referir las primavera <strong>de</strong>l alma, que se llama ilusiones, <strong>el</strong> espí-<br />

puerilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong> Espronceda. ritu está cubierto <strong>de</strong> flores, en que <strong>el</strong> ánimo, en fin,<br />

Esta tarea acometióla poco tiempo há un hombre que, no sabe examinar, sino crecer. Lo nuevo, lo hermoso,<br />

como Hurtado <strong>de</strong> Mendoza, fué militar bizarro, y poeta lo bueno, impresionándonos profundamente, nos lle-<br />

eminente, y erudito, y nov<strong>el</strong>ista, y consejero <strong>de</strong> renan <strong>de</strong> <strong>de</strong>liciosa emocion, sin i<strong>de</strong>as; nada se piensa,<br />

yes, y diplomático hábil, historiador, y ornato <strong>de</strong> la ni se razona; los sentidos reciben las impresiones, en-<br />

mo<strong>de</strong>rna prosa. Aludo, señores, á D. Patricio <strong>de</strong> la cargan á la memoria su custodia y aplazan <strong>el</strong> anali-<br />

Escosura, á quien escasas horas hace visteis asaltar zarlas; la amistad más íntima nace fácilmente, pues<br />

casi solo los muros <strong>de</strong> la eternidad. Descanse en paz<br />

no se reflexiona acerca <strong>de</strong> los atractivos; la más pe-<br />

aqu<strong>el</strong> varon digno <strong>de</strong>l Renacimiento, y no aflijamos queña chispa <strong>de</strong> la ingénita poesía <strong>de</strong> las almas pro-<br />

á las enlutadas letras con alabanzas fúnebres, que duce en <strong>el</strong> corazon voraz incendio.<br />

harto saben <strong>el</strong> valor <strong>de</strong> lo que han perdido. Por respeto<br />

á la memoria <strong>de</strong>l que ya vivió, no terminaré <strong>el</strong> Dichosa edad, señores, esta edad! ¿Quién <strong>de</strong> vosotros<br />

brillante cuadro que él empezó á trazar y <strong>de</strong>jó sin no recuerda enternecido, aqu<strong>el</strong>los dias en que pobla-<br />

concluir. Si tal hiciese, sería tan digno <strong>de</strong> censura, ban vuestra mente, pensamientos ang<strong>el</strong>icales, ambi-<br />

como <strong>el</strong> que osara terminar la Eneida <strong>de</strong> Virgilio, y ciones purísimas, las historias más b<strong>el</strong>las, los sueños<br />

la Transfiguracion <strong>de</strong> Sanzio. Mas, aunque pudiese más rosados, los anh<strong>el</strong>os más cándidos por lo mismo<br />

hacer tal cosa sin incurrir en pecado <strong>de</strong> profanacion, que eran infantiles? ¿Quién <strong>de</strong> vosotros no saluda con<br />

nunca historiaria la niñez <strong>de</strong> Espronceda.<br />

júbilo, aqu<strong>el</strong>las horas <strong>de</strong> la adolescencia, en que la<br />

«El hombre empieza á vivir cuando siente y piensa. pureza llenaba <strong>de</strong> perfumes y <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos sin nombre<br />

El árbol comienza en las raíces, que cual nuestros vuestra alma dorada por la luz tierna <strong>de</strong> la esperanza<br />

instintos están <strong>de</strong>stinadas á no ver la luz. La natura- perfecta..... aqu<strong>el</strong>las horas, en que los nacidos para<br />

leza las oculta adre<strong>de</strong>, porque allí se cobija su secre- pulsar la lira, sueñan, lo que soñaba Gustavo Becto.<br />

Pero á la simple vista sólo empieza <strong>el</strong> árbol, en <strong>el</strong> quer, bajo un álamo blanco <strong>de</strong>l gran rio que corre al<br />

punto en que sale á la tierra, y se presenta con su Atlántico, escapándose, con una corona <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lfas y<br />

tronco, con su corteza, sus ramas, sus hojas para <strong>el</strong> espadañas, <strong>de</strong> un pebetero <strong>de</strong> cristal y plata cince-<br />

bosque, para la sombra ó para <strong>el</strong> fruto, que <strong>de</strong>bo salada, orgulloso <strong>de</strong> haber enviado c<strong>el</strong>estes reflejos sozonar.<br />

Lo propio acaece con <strong>el</strong> hombre. Sea, pues, la bre la fantasía <strong>de</strong> Rioja, <strong>de</strong> V<strong>el</strong>azquez, <strong>de</strong> Herrera, <strong>el</strong><br />

cuna para la nodriza, las primeras sonrisas, lágrimas dios <strong>de</strong> la lira <strong>el</strong>egiaca?<br />

y vagidos, para <strong>el</strong> éxtasis <strong>de</strong> la madre.» No quiero Ninguno extrañará que soñase Espronceda. Bendi-<br />

presentar á Espronceda sino con la primera palabra jo siempre <strong>el</strong> aula <strong>de</strong> D. Alberto, porque en <strong>el</strong>la habia<br />

razonada que salió <strong>de</strong> sus lábios. Os le presentaré poseido <strong>el</strong> carácter caballeresco <strong>de</strong> la primera juven-<br />

alumno <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> S. Mateo, establecimiento <strong>de</strong> tud, rociado con <strong>el</strong> perfume <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> la inocen-<br />

enseñanza al cual <strong>de</strong>ben las letras <strong>de</strong> este siglo tanto cia, porque allí habia poseido la pasion llena <strong>de</strong> ilu-<br />

como <strong>el</strong> arte h<strong>el</strong>énico al jardin <strong>de</strong> Lorenzo <strong>de</strong> Médisiones, la fé sin c<strong>el</strong>ajes, la esperanza sin cuidados;<br />

cis, y como al Ateneo <strong>de</strong> Atenas la sublime, amorosa porque allí habia fingido un mundo iluminado por la<br />

y poética filosofía <strong>de</strong> la pátria <strong>de</strong> Homero, <strong>de</strong> Platon virtud, abierto á toda gran<strong>de</strong>za; porque allí habia<br />

y <strong>de</strong> Polinoto.<br />

acariciado la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la gloria, y ni en sus ojos habian<br />

Colegial á los quince años <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong> Instituto, <strong>el</strong> faltado lágrimas, ni en su corazon calor; porque allí<br />

adolescente tardó tanto tiempo en adquirir fama <strong>de</strong> habia ignorado que existieran penas, hastío y las tor-<br />

<strong>de</strong>saplicado y buscar ruidos, como en captarse <strong>el</strong> mentas que conociera más tar<strong>de</strong>, cuando á la edad <strong>de</strong><br />

afecto <strong>de</strong> sus camaradas y la predileccion <strong>de</strong>l socrá- las creencias sucedió esa otra en que la juventud inautico<br />

D. Alberto Lista... prócer <strong>de</strong> nuestro Parnaso, gura su reinado, dudando <strong>de</strong> todo, <strong>de</strong>spreciando la na-<br />

que vivió aprendiendo en <strong>el</strong> retiro <strong>de</strong> su biblioteca y turaleza, aislándose en su personalidad, midiendo por<br />

enseñando en la cátedra, para la cual tenia especiales esta todo <strong>el</strong> mundo, por sus i<strong>de</strong>as todos los espíritus,<br />

aptitu<strong>de</strong>s; maestro <strong>el</strong> más obe<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> cuantos se han por sus pasiones la moral toda... edad, señores, en que<br />

consagrado al apostolado <strong>de</strong> la ciencia, bastándole la vida <strong>de</strong>l individuo brota y se fortifica. Esta segunda<br />

blandas insinuaciones para lograrlo; mano la más edad, sorpren<strong>de</strong> á Espronceda en las aulas <strong>de</strong> D. Alber-<br />

piadosa, entre las que han palpado <strong>el</strong> alma <strong>de</strong>licadíto y convierte su vida en agitado y tempestuoso mar.

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