02.07.2013 Views

9 de marzo 1879 - Institución Fernando el Católico

9 de marzo 1879 - Institución Fernando el Católico

9 de marzo 1879 - Institución Fernando el Católico

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

REVISTA DE ARAGON.<br />

tenido ocasion <strong>de</strong> f<strong>el</strong>icitarse más <strong>de</strong> una vez por haberle<br />

<strong>el</strong>egido.<br />

No son los annamitas muy comunicativos ni hospitalarios<br />

con los extranjeros segun han <strong>de</strong>mostrado<br />

con triste frecuencia, y Yao, conocedor <strong>de</strong> este pequeño<br />

<strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> sus compatriotas, <strong>el</strong>egía siempre los<br />

caminos extraviados, evitaba las gran<strong>de</strong>s poblaciones<br />

y cuidaba <strong>de</strong> presentar á Jáime como un protegido <strong>de</strong><br />

un gran potentado <strong>de</strong>l imperio, callando cuidadosamente<br />

su proce<strong>de</strong>ncia española, porque aún estaban<br />

muy recientes en la memoria <strong>de</strong> sus rencorosos paisanos<br />

los frecuentes <strong>de</strong>scalabros que las tropas imperiales<br />

habian sufrido en justa expiacion <strong>de</strong> la inícua<br />

muerte que hacia tres años dieron á los <strong>de</strong>sventurados<br />

misioneros que, en alas <strong>de</strong> su fé, habian ido á<br />

aqu<strong>el</strong> remoto país á recibir la muerte y á alcanzar la<br />

corona <strong>de</strong>l martirio.<br />

Esta solicitud <strong>de</strong> Yao no dimanaba tan solo <strong>de</strong> la<br />

prodigalidad con que veia recompensados sus servicios,<br />

sino tambien <strong>de</strong> la gratitud, porque habiéndose<br />

un dia a<strong>de</strong>lantado á perseguir un enorme búfalo,<br />

éste, al sentirse herido levemente, se precipitó furioso<br />

contra su agresor, que no tuvo tiempo <strong>de</strong> volver á<br />

cargar su fusil. Afortunadamente <strong>el</strong> mismo ímpetu y<br />

violencia <strong>de</strong>l colérico animal salvaron momentáneamente<br />

á Yao que cayó á impulsos <strong>de</strong>l rudo choque<br />

que sufriera, dando lugar á que <strong>el</strong> búfalo pasára por<br />

encima <strong>de</strong> él, y cuando se volvió <strong>de</strong> nuevo á completar<br />

su venganza, una bala magistralmente dirigida<br />

por <strong>el</strong> jóven español, lo tendió muerto sobre <strong>el</strong> que un<br />

minuto más tar<strong>de</strong> hubiera sido víctima <strong>de</strong> su impru<strong>de</strong>ncia.<br />

Dolorosas contusiones en <strong>el</strong> cuerpo y una profunda<br />

gratitud y afeccion en <strong>el</strong> alma respecto á su libertador,<br />

fué lo que <strong>el</strong> exc<strong>el</strong>ente Yao adquirió á consecuencia<br />

<strong>de</strong> esta aventura. El alma humana toma en<br />

aqu<strong>el</strong>las comarcas <strong>el</strong> temple <strong>de</strong> su clima escepcional,<br />

y las pasiones un carácter <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za en armonía<br />

con su colosal vejetacion: allí se ama ó se aborrece<br />

sin que nunca se halle <strong>el</strong> término medio, la indiferencia<br />

<strong>de</strong> nuestras gastadas socieda<strong>de</strong>s; <strong>el</strong> odio allí es<br />

irreconciliable, como sin límites la abnegacion y <strong>el</strong><br />

cariño.<br />

Jaime, impaciente como enamorado, espoleaba con<br />

violencia á su caballo tan pronto como la menor espesura<br />

<strong>de</strong> los árboles y arbustos se lo permitian. Yao<br />

le seguia <strong>de</strong> cerca y ambos parecian dos <strong>de</strong> esas sombras<br />

que, arrastradas por <strong>el</strong> vertiginoso galope <strong>de</strong> corc<strong>el</strong>es<br />

fantásticos y al través <strong>de</strong> opacas é inextricables<br />

sendas, se complace en evocar <strong>el</strong> sombrio genio septentrional<br />

en sus m<strong>el</strong>ancólicas baladas.<br />

— Hé aquí un buen espacio <strong>de</strong>spejado <strong>de</strong> árboles y<br />

matorrales, — esclamó <strong>el</strong> aventurero; — aprovechémoslo<br />

para a<strong>de</strong>lantar nuestra jornada.<br />

— No es preciso! — contestó Yao con <strong>el</strong> laconismo<br />

tradicional en su nacion.<br />

— De modo que hoy llegaremos al término <strong>de</strong> nuestro<br />

viage.....<br />

—Cuando <strong>el</strong> sol toque en pié <strong>el</strong> <strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os. (Por<br />

medio <strong>de</strong> esta caprichosa imágen indican los annamitas<br />

lo mismo que nosotros con la palabra horizonte).<br />

—Justo es entonces que <strong>de</strong>mos un leve <strong>de</strong>scanso á<br />

nuestras cabalgaduras, —esclamó Jaime poniendo la<br />

suya al paso y siendo imitado por su acompañante.<br />

Luégo añadió:—Estás seguro <strong>de</strong> que no te han informado<br />

mal los que te han dicho que es á la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Asidmay á don<strong>de</strong> se dirigen aqu<strong>el</strong>los en cuyo seguimiento<br />

vamos?<br />

—Lo estoy: quien me lo ha dicho es un habitante<br />

<strong>de</strong> esa al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> don<strong>de</strong> es natural Tay-su <strong>el</strong> joyero. A<br />

don<strong>de</strong> sino á <strong>el</strong>la pue<strong>de</strong> dirigirse?<br />

—Y habrán seguido este mismo camino?<br />

— He visto hace poco las hu<strong>el</strong>las <strong>de</strong> sus caballos y<br />

<strong>de</strong> un <strong>el</strong>efante que tambien llevan consigo.<br />

Jaime entonces sintió en <strong>el</strong> alma un placer mezclado<br />

<strong>de</strong> pesar: acaso no <strong>de</strong>bia haber adivinado que<br />

la presencia <strong>de</strong> su adorada habia emb<strong>el</strong>lecido aqu<strong>el</strong>los<br />

lugares? Asaltado por estas y otras i<strong>de</strong>as no menos<br />

extrañas, recayó <strong>de</strong> nuevo en su anterior distraccion<br />

con gran contentamiento <strong>de</strong> Yao que se hallaba<br />

bastante fatigado á consecuencia <strong>de</strong> los esfuerzos que<br />

para sostener aqu<strong>el</strong> inusitado diálogo habia hecho.<br />

II.<br />

UN ENCUENTRO INESPERADO.<br />

Una legua escasa habrian andado los dos viajeros,<br />

cuando con una rapi<strong>de</strong>z, que es otro <strong>de</strong> los encantos<br />

<strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>los maravillosos climas, se cambió la <strong>de</strong>coracion<br />

que <strong>el</strong> terreno presentaba. A los <strong>el</strong>evadísimos<br />

árboles y enmarañados setos y matorrales que acababan<br />

<strong>de</strong> atravesar, sucedió un vasto espacio <strong>de</strong> rocas<br />

grises y apiñadas, <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong> vegetacion, y alfombrado,<br />

no por fragantes flores como <strong>el</strong> que abandonaban,<br />

sino por guijarros calizos y arena calcinada por<br />

<strong>el</strong> sol.— Jaime admiraba con asombro aqu<strong>el</strong> contraste<br />

motivado sin duda por alguna terrible y <strong>de</strong>sconocida<br />

convulsion <strong>de</strong> la tierra en su época genesiaca, mientras<br />

que su guia, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> orientarse, se puso á inspeccionar<br />

con minucioso esmero algunas concavida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> las que formaban las rocas en su caprichoso<br />

conjunto.<br />

Como compren<strong>de</strong>rá <strong>el</strong> lector, no era <strong>el</strong> exámen geológico<br />

<strong>de</strong> las rocas lo que cautivaba la atencion <strong>de</strong> Yao.<br />

— ¿Qué es lo que ocurre? preguntó Jáime.<br />

— ¡Silencio! le contestó con la mirada su guia <strong>de</strong>smontando<br />

y dirigiéndose caut<strong>el</strong>osamente á un lado<br />

<strong>de</strong>l camino <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> requerir su ancho puñal...<br />

Mas apenas habia andado algunos pasos se pintó en<br />

su rostro tal espresion <strong>de</strong> extrañeza, que su jóven<br />

señor, alarmado, pensó interiormente.<br />

— ¡Solo una cosa muy grave pue<strong>de</strong> asombrar al impasible<br />

Yao! ¡Veamos! Y con un rewólver en cada<br />

mano fué á unirse a él...<br />

Mas apenas se colocó en <strong>el</strong> mismo punto <strong>de</strong> vista<br />

en que se hallaba <strong>el</strong> admirado annamita, <strong>de</strong>jó caer<br />

los dos rewólvers á impulsos <strong>de</strong> una carcajada homérica<br />

que le acometió.<br />

Disparóse al caer al su<strong>el</strong>o una <strong>de</strong> las dos armas, y<br />

al mismo tiempo se oyó una formidable interjeccion<br />

británica, precursora <strong>de</strong> la presentacion <strong>de</strong> una extraña<br />

figura que justificaba <strong>el</strong> asombro <strong>de</strong> Yao.<br />

Era un hombre alto y robusto, ya entrado en años,<br />

vestido á la europea, aunque en mangas <strong>de</strong> camisa,<br />

<strong>de</strong> cab<strong>el</strong>los rojizos y cuyas restantes facciones se<br />

ocultaban bajo una blanquísima y espesa capa <strong>de</strong> espuma<br />

<strong>de</strong> jabon que le cubria <strong>el</strong> rostro. Con una mano<br />

agitaba una navaja <strong>de</strong> afeitar y en la otra empuñaba<br />

un rifle que asestó hácia los dos viajeros, gritando al<br />

mismo tiempo, y en español:<br />

— ¡Deteneos! ¿Quién sois?<br />

— ¡Amigos! respondió Jaime.<br />

Tranquilizado por completo <strong>el</strong> excéntrico solitario<br />

por la inofensiva actitud <strong>de</strong> sus dos visitantes y por la<br />

simpática y jovial fisonomía <strong>de</strong>l europeo, les hizo seña<br />

<strong>de</strong> que se a<strong>de</strong>lantaran, <strong>de</strong>smontó <strong>el</strong> rifle y esperó tranquilamente.<br />

— Dispensad, caballero, — dijo Jaime en correcto<br />

inglés, — nuestra poco respetuosa aparicion...<br />

— En efecto, no estaba yo presentable, más al creerme<br />

sorprendido he tenido que prescindir <strong>de</strong> la etiqueta<br />

social y <strong>de</strong> las conveniencias propias <strong>de</strong> una buena<br />

educacion, — contestó con gran calma <strong>el</strong> nuevo personaje.<br />

69

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!