La serena hierba - Monte Ávila Editores

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<strong>La</strong> casa Siempre entramos en la casa con los ojos cerrados <strong>La</strong> casa nos toca de seda nos viste de armadura No hay teléfono más extenso que el suyo ni talle más pleno que su luz De la cama subimos al aroma del tinto del tinto por las ramas al mantel perdido Una voz nos llama desde la sangre es el árbol el que habla en el centro del patio Tomamos entonces el lento ascensor de la sombra mientras la mano cae en la forma pura del agua Tan dulce nos oprime la casa que la llevamos a cuestas como la tortuga 7
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Judith Judith vuelve a los suyos Un
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La cabeza de Juan Salomé flota sob
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La puerta del poema Entra ahora que
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Rinoceronte Miren qué esfuerzos ha
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Interesante Se ha olvidado un poco
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Día entero Las muchachas del servi
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Sombra de agua
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En las puertas del agua Sentada en
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Piedra Piedra tatuada por ligeros a
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Caricia Un soplo de viento tibio po
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Éxtasis Hunde su pico en el polen
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Pradera sin límites Como acabada d
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Eras el mundo Estabas frente a mí
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Por encantamiento Extensa la noche
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Imposible Se acerca a la flor y qui
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Donde la Bella duerme Busco la cám
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Oyéndote aullar Pequeño era mi pa
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Murciélago Bébete la noche extens
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Baja el niño Baja el niño la esca
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3. Tú que la has visto guarda de s
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8. Baja el cuerpo se corrompe El ag
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14. Por la escalera del árbol baja
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La aldea desvelada
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1 Escucharás en el bosque un pája
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9 Solo va el hombre solo en su mula
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13 Sentada en el andén la muerte s
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19 Ah si el alma pudiera despedirse
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26 Cuando la aguja del sol marque e
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34 Escucho risas en la hondonada re
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38 Dónde dejé mi brazo dónde mi
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40 ¿Oyes ese vuelo ese aletear en
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44 Oigo en la hondonada un perro un
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46 Lo escucho galopar silbo y lo es
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49 Duerme tranquila mientras velo d
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56 Que haya para ti un banco en la
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58 Yo barquero del río sin límite
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Sin razón florecer
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El amor que nos redime Días de sol
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Para quien ve por primera vez el ma
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La tierra prometida Enamorado de la
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Lo que un día fue Yo que un día a
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Dios juguetón y perverso Yo que no
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Yo que ya no soy sin ti Como si alg
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Aún está aquí Dolor de lo perdid
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Sus palabras como piedras hasta el
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Una pausa en el atormentado corazó
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Un instante y no volverá a brillar
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Aleja de mí tu mal Madurada al sol
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Sin razón florecer Irá floreciend
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Curado al fin Curado al fin me digo
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Duerme en la sombra, incierto coraz
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La música que nos acelera el coraz
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Donde estuvo el sueño Has vuelto T
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Dices lo que no dices Déjame oírt
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Tanto hemos cambiado Es ahora cuand
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Tan fácil como no poder decirlo An
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Mientras el corazón duerme Duerme
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Ricardo Reis ha vuelto a Lisboa He
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¿La mano de quién tomo cuando tom
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La mariposa de tu alma cruzando el
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Para una muchacha que sabe y no se
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Como quien intenta detener con la m
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Amo a Yalúa Una tarde di con el ar
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Bajo la hierba o el cielo
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En manos del silencio El tiempo se
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Una torre para tocar el cielo Nos d
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Una hoja cruza la ventana Abre las
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Lecho seco Las piedras no olvidan R
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Bajo la hierba o el cielo En su sue
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Promesa No ya bajo el resplandor os
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Red para un cuerpo inmóvil De los
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Tocar lo que no se ve Si la palabra
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Canción de nada Noche puerta abier
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La aldea en el alma de Horacio Bena
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Deseo de viejo 64 Interesante 65 Po
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Para quien ve por primera vez el ma
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Promesa 207 El aire de la página 2
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