Afectividad y vida religiosa
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yecto comunitario debe prever diferentes tipos de diálogo<br />
comunitario:<br />
—las revisiones comunitarias de <strong>vida</strong>, donde los<br />
religiosos celebran la <strong>vida</strong> y ponen en común su fe. Con<br />
frecuencia una oración bien preparada, que muy espontáneamente<br />
pueda circular la <strong>vida</strong> y los sentimientos<br />
vividos en el momento, constituye un excelente y privilegiado<br />
momento de comunicación comunitaria;<br />
—las reuniones profesionales, donde se ponen en<br />
común el trabajo y el apostolado, y se planean y revisan<br />
las labores en forma espontánea, constituyen otro<br />
factor que interesa tener en cuenta y valorar en la<br />
comunicación;<br />
—el recreo y el ocio comunitario es, sin duda, otro<br />
tipo de comunicación de carácter espontáneo y participativo,<br />
imprescindible para mantener los lazos comunitarios<br />
y reponer las fuerzas de Ja comunidad;<br />
—los grupos de vivencia: en varias partes han comenzado<br />
a surgir grupos de vivencia o para compartir<br />
la <strong>vida</strong>, fuera de un ambiente formal y funcional,<br />
donde se propone que los religiosos comuniquen entre<br />
sí sus vivencias y en los que cada cual va revelando su<br />
propio ser, habla de sí mismo, de sus sentimientos y<br />
vivencias hasta cuando sienta que pueda hacerlo y el<br />
clima del grupo lo propicia o facilita. En tales grupos<br />
conviene siempre la presencia de alguien que haya<br />
vivido esta experiencia, pueda y tenga condiciones<br />
para orientar el proceso;<br />
—la comunicación por fuera de la comunidad: la<br />
comunidad es un organismo, cuya <strong>vida</strong> exige intimidad<br />
e intercambio con el medio, en un movimiento de<br />
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sístole y diástole, propio de los seres vivos. Una relación<br />
dialéctica entre la interioridad y la exterioridad.<br />
Cualquiera de los dos polos que se elimine o se debilite<br />
hace que la <strong>vida</strong> desfallezca, que el corazón deje<br />
de latir y muera.<br />
El elemento de cohesión interna confiere al grupo<br />
comunitario su "identidad". En el interior del grupo,<br />
las personas necesitan tiempo para sí mismas, para una<br />
comunicación profunda a nivel de relación interpersonal.<br />
No obstante, cuando el grupo se cierra sobre sí<br />
mismo, pierde la oxigenación de la atmósfera exterior,<br />
se asfixia y muere.<br />
El elemento de apertura hacia el mundo social, es<br />
decir su exterioridad, constituye la oxigenación y la<br />
interacción con la realidad exterior; cuando el grupo<br />
privilegia y únicamente vive en esta dimensión queda<br />
vacío y pierde su identidad, se diluye y puede morir.<br />
La comunicación hacia fuera debe ser regulada<br />
por una fuerza de equilibrio pendular entre la interioridad<br />
y la exterioridad, la cual pone a salvo los dos elementos<br />
de la relación: —la comunicación superiorsubdito:<br />
la comunicación comunitaria, por razón del<br />
voto de obediencia, se estructura en forma del diálogo<br />
superior-subdito, situado en una nueva dimensión la<br />
relación de poder y la comunicación dentro de la <strong>vida</strong><br />
<strong>religiosa</strong>. A nivel teológico, luego del Vativano II,<br />
estamos reaprendiendo a transformar el poder diabólico<br />
en servicio evangélico. Dicho proceso —a nivel<br />
sicológico— supone que los interlocutores —superior<br />
y subdito— hayan elaborado dentro de sí mismos las<br />
figuras introyectadas de la autoridad que llevan en su<br />
propio interior, identificando y comprendiendo los ele-<br />
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