Afectividad y vida religiosa
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de los pobres, sus derechos y sus luchas constituyen<br />
ahora la pasión de los religiosos. Casi no queda tiempo<br />
para los problemas de las relaciones internas —los<br />
que se han visto redimensionados en favor de los primeros—.<br />
Este compromiso con las causas de los marginados<br />
constituye una forma de encarnación del amor<br />
evangélico, dar la <strong>vida</strong> por el reino. Claro está—como<br />
ya lo hemos dicho— que esta conversión afectiva al<br />
pueblo tiene que pasar por el camino interior del encuentro<br />
consigo mismo, con el propósito de que no se<br />
reduzca simplemente a una repetición de las relaciones<br />
anteriores, las que hoy ya no tienen sentido.<br />
Por lo demás, el trabajo de los religiosos insertos<br />
en búsqueda de un nuevo orden social abre otro campo<br />
de realización humana dentro de la <strong>vida</strong> consagrada.<br />
La identificación con las causas del pueblo en<br />
procura de un mundo más justo, representa una forma<br />
nueva de generar personas solidarias, capaces de darse<br />
ellas mismas en función de los demás, lo cual libera y<br />
permite el crecimiento de las personas consagradas.<br />
Los pequeños gestos, —que son portadores de esperanza<br />
para los oprimidos— van generando <strong>vida</strong>, forjando<br />
personas nuevas, libres, dueñas de sí, capaces de<br />
donación en el servicio de una causa mayor.<br />
4. Experiencias de Dios:<br />
i comunidad de personas consagradas,<br />
sacramento de amistad<br />
La experiencia afectiva comunitaria cobra sentido<br />
y se integra en la experiencia de Dios. Los religiosos<br />
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aparecen en la Iglesia como un estado de amor, una<br />
forma de manifestar el amor del reino. Frente a otros<br />
tipos de vinculación humana, los consagrados proclaman<br />
que es posible la creación de lazos profundos y la<br />
realización afectiva desde el evangelio, mucho más<br />
allá de los lazos de la carne y de la sangre.<br />
4.1. Comunidad de personas consagradas,<br />
sacramento de la amistad<br />
La <strong>vida</strong> <strong>religiosa</strong> avanza actualmente hacia la inserción,<br />
pretendiendo ser una presencia liberadora en<br />
medio del pueblo oprimido. La reflexión teológica<br />
interpreta este hecho a partir del empobrecido, a partir<br />
de la misión de la <strong>vida</strong> consagrada. Entre tanto, la <strong>vida</strong><br />
contemplativa expresa la dimensión de verticalidad y<br />
de trascendencia —celebrando la victoria de Jesús glorificado—,<br />
por lo cual se centra en la oración y la alabanza.<br />
Oración y compromiso son dos elementos inherentes<br />
a la <strong>vida</strong> <strong>religiosa</strong>. Pero ambos dejan en la penumbra<br />
otra dimensión esencial a la persona y a la <strong>vida</strong><br />
consagrada; la comunión entre los consagrados<br />
bajo la forma de una relación interpersonal profunda.<br />
Cuando falta esta dimensión, las personas consagradas<br />
se ven mutiladas, pierden su condición de personas<br />
afectivas, destinadas a amar y a ser amadas. Aunque<br />
individualmente puedan ser místicos o militantes, con<br />
todo, no tienen calidad humana: las personas se alienan<br />
y la relación interpersonal es inexistente.<br />
Sin que pretendamos en ninguna forma negar la<br />
importancia de la oración y el compromiso, es com-<br />
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