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El sitio de Cuautla

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I<br />

<strong>El</strong> Tcio I<br />

I<br />

EL SITIO<br />

DE CUAUTLA<br />

DR UN CR?OLLO 18I2<br />

Tomo I<br />

Se-zt;z.i 1a,-!<br />

- -•--i<br />

lititut,ü <strong>de</strong> Investigacions Hktiricas j<br />

FONDO RE SE<br />

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857<br />

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1<br />

I -<br />

Entridii triunfal <strong>de</strong> Callcja en Mexico (pkg. 104).<br />

EL SITIO DE CUAUTLA<br />

L año <strong>de</strong> 1812 habla comenzado halagador para los realis.<br />

tas: la Villa imperial <strong>de</strong> Zitácuaro no era ya otra Cosa<br />

•i e un irimenso campo <strong>de</strong> calcinados escombros, que<br />

:arecIa <strong>de</strong>cir al viajero que medroso circulaba a sus in-<br />

111L1 lunCs, aquellas tremendas palabras, por todos repetidas, <strong>de</strong><br />

Sépase quien es Ca lie/a.<br />

D. José Maria Morelos recibió la noticja <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong> la Junta<br />

Sin cólera ni SOrpresa.<br />

—No podia sorpren<strong>de</strong>rle,_me dijo el compadre Mascarilla,porque<br />

;amás espero nada bueno <strong>de</strong> las pretendidas dotes guerre-


988 Eptsodios HistOricos Mexicanos<br />

ras <strong>de</strong> los <strong>de</strong> la Junta: tampoco le dió cólera ci suceso porque en<br />

su mano estaba tomar, como tomaria se propuso, la revancha.<br />

—Veamos, compadre,—dije vo que me encantaba con las senci-<br />

Has narraciones <strong>de</strong>l andaluz insurgente;—veamos Jo que bicieron<br />

uste<strong>de</strong>s.<br />

—Muchacho, Jo quc nosotros hicimos fué lo quc siempre haclamos,<br />

estar listos para seguir a niestro general seguro-s <strong>de</strong> que él<br />

sabrca conducirnos a Ia victoria.<br />

—Y cuál fué ella?<br />

—La <strong>de</strong>l jueves 23 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1812 en Tenancingo.<br />

—Pero entendámonos, ;fuë una victoria en regla?<br />

—Escucha.<br />

—Venga la historia compadre.<br />

—Has <strong>de</strong> saber que ci virey habla <strong>de</strong>stacado sobre nosotros al<br />

buen marino D. Rosendo PorJier, que acostumbrado it moler a<br />

golpes a los insurgentes <strong>de</strong>l primer eTercito. Jlego no solo it creerse<br />

un Cid, que esto ningün perjuicio nos hacia, sino un azole <strong>de</strong> los<br />

insurgentes en general: esto ya nos tocaba muy <strong>de</strong> cet-ca y no podrIamos<br />

haberlo consentido durante mucho tiempo: preciso nos<br />

tuë, pues, <strong>de</strong>mostrarie que las cosas babian ya cambiado y que el<br />

gran jefe in<strong>de</strong>pendiente en nada se parecIa al Sr. Hidalgo, si no<br />

es que fuese en el amor acendrado a su patria.<br />

—Compadre,—observe yo interrumpindoie,—pareceme que no<br />

habla con todo ci rcspeto que <strong>de</strong>biera <strong>de</strong>l amigo <strong>de</strong> mi padre, <strong>de</strong>l<br />

valeroso D. Miguel.<br />

—Muchacho, no suelo gustar <strong>de</strong> que nadie me interrumpa, pero<br />

tampoco puedo consentir que imagines que no sé dar lo suyo a<br />

cada cual. No le niego sus méritos a D. Miguel, pero conste seor<br />

muchacho, que ante Ia gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l Sr. D. José Maria Morelos,<br />

no hay j vive Cristo! quien pueda entre nosotros alegar mentos<br />

dignos <strong>de</strong> cornpararJos it Jos suyos: pero a ti te pasa, es ciaro, Jo<br />

que a todos, habláis sin saber Jo que habláis, repetIs sin conciencia<br />

<strong>de</strong> Jo que <strong>de</strong>cIs lo que <strong>de</strong>cir habeis oldo, y nuestro gran Morelos,<br />

compara bie solo a los Alejandros. los Césares y los Napoleones. se<br />

pier<strong>de</strong> casi en la sombra <strong>de</strong> vuesira ingratitud. Entién<strong>de</strong>io bien,<br />

muchacho, si Dios no nos hubiera enviado un Morelos, la obra<br />

<strong>de</strong>l benemérito cura <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> los Dolores no hubiera sobrcvivido<br />

a su fusilamiento en Chihuahua. Quien quebranto la piedra


V <strong>El</strong><br />

Sifzø <strong>de</strong> Cuaula 989<br />

angular <strong>de</strong>l editicio colonial fuë ci Sr. .Morelos, el Sr. Morelos,<br />

;lo entien<strong>de</strong>s? ci y nadie rnás que él. Y como yo le conoci, y<br />

como a su lado estuve y testigo fuI <strong>de</strong> sus hechos, yo bien sd lo<br />

que me digo y... clarito, chicuelo, no admito discusión, pues fuera<br />

poner a prueba si el sol es el astro que nos alumbra, cuando<br />

diariamente vemos que lo mismo es escon<strong>de</strong>rse ci <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l horizonte<br />

que quedarnos a oscuras: victor, pues, al Sr. Hidalgo y<br />

victor a! Sr. Morelos, pero entindse que aquel fu6 la voz <strong>de</strong>l<br />

trueno y éste el rayo: asusta ci primero, hiere el segundo: llama a<br />

D. Miguel In cuna <strong>de</strong> Ia patria, pero reconoce en el Sr. Morelos<br />

ci padre <strong>de</strong> esa patria. jVive Cristo! que esta es In verdad: solo un<br />

leOn como l podia haberla cngendrado.<br />

Era ci compadre Mascarjlja hombre <strong>de</strong> malas pulgas y ni por la<br />

mente me pasO entablar discusión con dl.<br />

En primer lugar su rudo lenguaje convencIa a cualquiera, mxime<br />

a ml que era un muchacho fácil <strong>de</strong> convencer<br />

En segundo. siempre que Se irritaha ci compadre, lenia la perra<br />

costumbre <strong>de</strong> accionar con su pata <strong>de</strong> palo, que era al pegar tan<br />

dura Comb el hiem-ro, y sin excepciOn cuantas veces accionaba con<br />

ella, pegaba con seguridad.<br />

Dejtfle, pues. que tomase ci hilo <strong>de</strong> su narración y escuché:<br />

—Porlier <strong>de</strong>biO haber concurrido por disposiciOn <strong>de</strong> Caileja al<br />

ataque <strong>de</strong> Zitàcuaro, pero Venegas que en todo 'e metIa y siempre<br />

traló <strong>de</strong> disgustai al jefe reaiista, dispuso que Porlier marchase sobre<br />

Tenango, cuartel general <strong>de</strong>l inmrpido insurgente Oviedo:<br />

hizolo asI saliendo <strong>de</strong> Toluca el iS <strong>de</strong> Diciembre, y ci 29 entrO en<br />

Tenango. que durante In noche anterior habia sido abandonado<br />

por los insurgentes: entretOvose en arrasar y <strong>de</strong>struir Ins fortilica-<br />

Clones y fábricas <strong>de</strong> pólvora y cahones, y ci dIa 3 <strong>de</strong> Enero sostuvo<br />

Contra Oviedo una reñida acción en Ia barranca <strong>de</strong> Tecualoya quedando<br />

vencedores los realistas y muerto ci pobre Oviedo. Retiróse<br />

Porlier a Tenancingo y antes <strong>de</strong> que hubiese podido saborear su<br />

triunfo, Ic !lego la noticia <strong>de</strong> que el niismo Sr. Morelos en persona<br />

habiase encargado <strong>de</strong> vengar a Oviedo. En efecto, ci señor<br />

Galeana no tardó en presentarse en el campo precediendo al Gran<br />

Caudi llo con sus dos brazos <strong>de</strong>rechos D. Nicolás Bravo y don<br />

Mariano Matamoros Porijer tuvo un golpe <strong>de</strong> audacia y queriendo<br />

ganar tiempo se lanzó sobre Galeana a quien halló en la barranca


990 Episodios Hisiórjcos Mexicanos<br />

<strong>de</strong> Teualoya ci 17 <strong>de</strong> Enero y la cosa anduvo mal por arnbas par.<br />

tes, pero al fin los realistas hubieron <strong>de</strong> recogerse en la, noche a<br />

Tenancingo rnaltrechos y cariacontecidos. <strong>El</strong> 22 Cl Sr. Morelos<br />

se presentó con su ejërcito ante la plaza realista y no pudiendo<br />

montar a caballo <strong>de</strong> resultas <strong>de</strong> una calda que se dió en lzicar,<br />

^,n<br />

:<br />

-<br />

N..<br />

...dando a !a una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> Ia seal dc ataque<br />

hizo que le colocasen, en lugar que <strong>de</strong>terrninó, una caja <strong>de</strong> guerra<br />

y en ella se sentó dando a la una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> la señal <strong>de</strong>l htaque.<br />

Realistas ë insurgentes se portaron aquel dIa, la verdad, en toda<br />

regln: la Victoria estuvo mucho tiempo sin <strong>de</strong>cidirse por ninguno<br />

<strong>de</strong> los dos handos: tales fueron los prodigios <strong>de</strong> valor en ambos.<br />

Tan pronto Porlier se metia en nuestro campo y se lievaba los canones<br />

que volvia contra Ilosotros, como Galeana y D. Nicolãs<br />

Bravo los recobraban corifundiéndose con supremo arrojo con los<br />

enemigos: nos daban sobre todo rnucho que hacer Jos picaros negros<br />

<strong>de</strong> las haciendas <strong>de</strong> D. Gabriel Yermo, que se batlan coma


tigres al mando <strong>de</strong> su administrador D. José Acha: malditos , jque<br />

arroados y valientes eran! Repito que en pocas situaciones <strong>de</strong> mi<br />

vida, vi Ia muerte tan <strong>de</strong> cerca como en aquel dia: al fin nosotros<br />

fuimos los vencedores, pero 1 cuánto no nos costó lograrlo! P"riier<br />

se portó como los marinos sabemos portarnos siempre, pero Ia<br />

suerte no quiso serle favorable y no solo viO caer uno a uno sus<br />

soldados, sino que perdió también sus principales jeres , entre elios<br />

los dos tenientes <strong>de</strong> navio D. Pedro Toro y D. Francisco Michelena.<br />

Ni Ia noche pudo poner fin a aquella reñida y sangrienta<br />

acción; ci combate continuó hasta más dé las diez <strong>de</strong> la<br />

noche, hora en que Porlier, convencido <strong>de</strong> Ia inutilidad <strong>de</strong> In resistencia,<br />

<strong>de</strong>terminO retirarse, como lo hizo, entre los resplandores<br />

<strong>de</strong>l incendio que se cehaba en Ins casas <strong>de</strong> Tenancingo; a los<br />

pocos dias entró en Toluca. sin artilierfa, sin tropas casi y con un<br />

gran nOmero <strong>de</strong> heridos, en estado tol <strong>de</strong> gravedad que Ia mayor<br />

pane no pudieron resistir con vida ni In primera curación.<br />

<strong>El</strong> botmn que en tal acciOn se recogiO fuë muy consi<strong>de</strong>rable, pero<br />

<strong>de</strong> pocu nos sirviO In artiilerIa realista porque Ia hizo clavar Porher<br />

al verse obligado a abandonanla.<br />

II<br />

No recuerdo pithicas familiares tan entretenidos como Ins que en<br />

nuestro cómodo hogar, reclinando yo la cabeza en ci hombro <strong>de</strong><br />

mi buena madre v viendo a mi padre rerearse en las miradas <strong>de</strong><br />

su sawn esposa, tenian lugar cuando siendo yo casi un niño <strong>de</strong>mostraba<br />

a los idolatrados autores <strong>de</strong> mi existencia, cuán digno era<br />

<strong>de</strong>l cariño sin limite que me pi-ofesahan.<br />

Todo era calma en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong> nosotros; Ia paz <strong>de</strong> Ins conciencias,<br />

for y fruto <strong>de</strong> Ins almas, perfumaba Ia atmOsfera en clue vi-<br />

VIamos y ci mutuo cariño convertia nuestra morada en ci templo<br />

en que rnejor se adora i Di -s. e tLfl!<br />

dC una lam ii :i di-<br />

ch osa.<br />

No éralnos rios pero gzatarn c;m:i aunuc mdsta<br />

POsición: no necesitan más para ser felies aqudlos que no tienen<br />

ha d esgracia <strong>de</strong> haber sentido anudarse alguna vez a su garganta la


Episodios Histór,cos Mexscano'<br />

sierpe <strong>de</strong> Is ambición. Solo los que han sido pobres pue<strong>de</strong>n darse<br />

cuenta <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> una córnoda mediania.<br />

<strong>El</strong> recuerdo <strong>de</strong> las miserias pasadas acrecienta el valor <strong>de</strong>l bien<br />

presente, y Is niemoria terrorIfica <strong>de</strong> los males <strong>de</strong> otros dIas, inspira<br />

tal gratitud a Dios por haberlos alejado <strong>de</strong> nosotros. que creerIamos<br />

ofen<strong>de</strong>rle pidindole aigo más que el olvido <strong>de</strong> ellos: 13<br />

conformidad surge entonces magnanima v po<strong>de</strong>rosa. entonces. SI,<br />

solo entonces, pues pox- más que los moralistas nos la recomien<strong>de</strong>n<br />

en todos los instantes <strong>de</strong> Is vida, no pue<strong>de</strong> ni podra nunca exi-tir<br />

pars el que no posee aquello que su educación y sus costumbres<br />

exigen: con formarse con his miserias y ]as <strong>de</strong>sgracias podrá ser muy<br />

cristiano, pero es imposible; is conformidad solo pue<strong>de</strong> existir en Is<br />

cc,modidad relativa, sin que <strong>de</strong>je por esto <strong>de</strong> ser una virtud. pues natural<br />

es en ci hombre Is ambición, a Is cual los unos ilanian envidia<br />

y en-xulaciOn los otros: innata en 61 Is i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Is igualdad predicada<br />

pox- Is religion que profesamos, Is humanidad <strong>de</strong>sgraciada protestará<br />

siempre por Is voz <strong>de</strong> su miseria contra Ins injusticias <strong>de</strong> Is<br />

suerte. y la falta <strong>de</strong> equilibrio social Is lanzará sicmpe también a<br />

esas tremendas luchas <strong>de</strong>l proletariado y Is opulencia: los hombres<br />

no tienen Is culpa <strong>de</strong> que ci alma y sus aspiraciones sean las mismas<br />

en todas las capas socioles; ellas se tendrán Ia culpa si se quiere,<br />

por no haber acertado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ci primer instante a conservar Is<br />

igualdad en quc todas fueran crcdas, pero In razón <strong>de</strong> ]as causas<br />

<strong>de</strong>sapaece frecuentemente ante Is violencia <strong>de</strong> Jos electos. No<br />

se nos digs que expeditos estári los caminos pars Is inteligencia y<br />

el mérito: rnrito é inteligencia vienen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el mundo es<br />

mundo sucumbiendo ante Is ceguedad <strong>de</strong> una suerte contraria: Is<br />

suerte; este es ci secreto. ci enigma in<strong>de</strong>scitrable; pox- in<strong>de</strong>scifrable<br />

irrita al hombre. i Ic lnnza a Is violencia. y engendro en él ci odio<br />

contra tan patente injusticia. v Ic arrastra a Is vengauza, bálsamo y<br />

consuelo <strong>de</strong> las heridas <strong>de</strong> csa injusticia.<br />

Pero <strong>de</strong>jémonos <strong>de</strong> ,filosofias, vedadas a los hombres sencillos y<br />

casi sin instrucción como yo: quienes nunca nos hemos visto en<br />

sjtuaciOn <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> Is ciencia un oticio, solemos <strong>de</strong>cir muchas<br />

tonteria3 porquc hablamos con el corazOn que es lo primero que<br />

<strong>de</strong>be faltarie a un buen lilOsofo, quien segün Is mods <strong>de</strong>be no sOlo<br />

no creer cosa alguna, sino negarlo todo, religion, familia, <strong>de</strong>beres,<br />

obligaciones: todo, en tin, cuanto constituye un hombre honrado.


4-<br />

<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauths<br />

993<br />

—Qua tiempos aqueflos,-_me <strong>de</strong>cla mi buen padre;—no diera ni<br />

ci negro <strong>de</strong> una uña por volver a ellos, y esto no obstante, me<br />

atrcverIa a <strong>de</strong>cir quc en algunas, quizás en muchas cosas, hemos<br />

empeorado. Jamás olvidaré los ratos <strong>de</strong> agradable diversion que<br />

tengo pasados en ci coliseo 6 teatro como poco a poco fué nornbrándole<br />

Ia gente. Por 10 que a la fzlbrica <strong>de</strong>l editicio respecta pu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>cir, hijo mb, que le conociste tal cual estuvo en tiempo <strong>de</strong> los<br />

vireyes, pues hasta la reforma que se Ic hizo en 1824 poco 6 casi<br />

nada habIa cambiado.<br />

Ali padre <strong>de</strong>cIa bien: en 1824 contaba yo catorce afios, y recuerdo<br />

las obras que se hicieron en mejora <strong>de</strong>l coliseo, hasta 1845<br />

en que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que fué transformado por compieto, sin per-<br />

- <strong>de</strong>r, no obstante, la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus muros que aun en nuestros dIas<br />

e,dstcn.<br />

—Pocos dIas <strong>de</strong>spus dc la toma y <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Zitácuaro,<br />

<strong>de</strong>cia mi padre, inc encontraba yo en Mexico, don<strong>de</strong> habia venido<br />

a ver a tu buena madrc y hacerte unas caricias antes <strong>de</strong> rcgrcsar a<br />

unirme con ci ejército <strong>de</strong>l Sr. Morelos: eras td, me <strong>de</strong>cia, un diabulb,<br />

todo lo que pue<strong>de</strong> Ilamarse un diablilbo: dicciscis meses<br />

contabas <strong>de</strong> vida, no Itegabas I una vara <strong>de</strong> estatura y ya hasta los<br />

colmilbos habIas echado: no hablabas mucho que digamos, cmi<br />

cuanto al nümero <strong>de</strong> palabras que poseias sc entien<strong>de</strong>; pero, en<br />

carnbio, las <strong>de</strong> tu caudal las repetIas sin cesar, y otras invcntabas 6<br />

las grunias <strong>de</strong> tal modo, que, por Dios, era necesarlo ser tus<br />

padres para acertar a compren<strong>de</strong>rlas; pero Jo repito, Csto no te irnpedia<br />

ser una verdadcra taravilia, en medio <strong>de</strong> la cual no te faltaba<br />

cierta elocuencia, que tu madre y yo comparábamnos a la que habiamos<br />

oido elogiar en un rnosiu Mirabeau, que habia hecho en<br />

Paris diablura y media por aquellos dias en que los franceses iban a<br />

<strong>de</strong>gollar ó habian <strong>de</strong>gollado ya .-i sus reyes.<br />

Perdonen mis lectores que haya transcrito aquI ]as antcriores<br />

palabras <strong>de</strong> mi padre; Ic quise mucho y a ml me parecieron<br />

Siemnpre tan buenas como se Jo parecieron a él mis infantiles<br />

charlas<br />

La verdad es, que el mismo compadre Mascarifla rue d Uo mu-<br />

Chas veces que cuando chiquito tenla yo mucho talento: <strong>de</strong>sgra-<br />

Cla damente con Ia edad fué todo éI <strong>de</strong>sapareciendo, como bien<br />

podran juzgarbo mis lectores.<br />

Touo I


994 Episodios Hisfóricos Mexicanos<br />

Pero tomemos <strong>de</strong> nuevo la narración <strong>de</strong> mi padre, el inolvidable<br />

Benito Arias.<br />

—Pues bien, hijo mb, vuelvo a <strong>de</strong>cir quo a mediados <strong>de</strong> Enero<br />

do 1812, me encontraba yo en la capital: todo era en ella agitacion,<br />

contento y alegrIa: <strong>de</strong>l martes 14 <strong>de</strong> aquel mes al jueves 16 <strong>de</strong>l<br />

mismo, habian liegado a Veracruz los navios ,Vino y Aigeciras<br />

- -. I<br />

primeros cuerpos expedicionarios españoles...<br />

proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Coruna, conduciendo al tercer batallón <strong>de</strong>l regimiento<br />

do Asturias y al primero <strong>de</strong> Lovera, primeros cuerpos oxpedicionarios<br />

espafioles mandados por la regencia <strong>de</strong> Espana en<br />

auxilio <strong>de</strong>l gobierno do Mexico.<br />

Pero cómo pudo hacer tat cosa la regencia?<br />

—Pues ahI verás t: Jos espafioles europeos <strong>de</strong> Mtxico quisieron<br />

hacer una nueva ofensa a los criotlos 31 se salieron con Ia Suya.<br />

—No entiendo.<br />

—To lo explicaré, hijo mb: habIase dado el caso do que algunas<br />

tropas realistas se pasasen a los insurgentes, como ya <strong>de</strong>jé referido<br />

en mis anteriores relaciones; y el temor <strong>de</strong> que otras pudiesen<br />

hacer lo mismo, sugirió a muchos particularcs la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> precisar


I<br />

<strong>El</strong> Sitio do Cuatilla -<br />

99,<br />

al consulado a qua se dirigiese oficialmente a Espana, pidiendo<br />

tropas do la-Peninsula por no <strong>de</strong>berse confiar mitcho <strong>de</strong> los<br />

criollos.<br />

—;Pero eso fué una injustjcja!<br />

—Y tanto quo Si: los realistas nos venban haciendo hasta entonces<br />

una guerra formidable con sóIo tropas criollas, pero qué quicres<br />

hijo, asi paga ci diablo a quien mejor Ic sirve. Lo ciorto<br />

<strong>de</strong>l caso es, quc Ia población <strong>de</strong> Veracruz recibió con ilimitadas<br />

muestras <strong>de</strong> entusiasmo a los cuerpos expedicionarjos, esperandolos<br />

an ci rnuelle, pues era al anochecer, con innumcrables hachas<br />

do viento, conduciéndoies entre vftores y aciamaciones al local quo<br />

para alojamiento so les prcparó; convites, frascas y ohsequios se<br />

sucedieron an nümero ta!, quo D. José Enriquez, mayor <strong>de</strong>l primer<br />

batalidn <strong>de</strong> Lovera, antes do salir para Jalapa, dió oficialmente ]as<br />

gracias a Ia pobIacián por rnedio <strong>de</strong> un papei qua dirigio a don<br />

Carlos <strong>de</strong> TJrrutia, coniandante <strong>de</strong> Ia plaza. Esto no obstante, los<br />

amigos do los insurgentes, qua no faltaban an Veracruz, compusieron<br />

ci siguiente pasquin quo tuvieron ci valor <strong>de</strong> fijar an el palo<br />

mayor do uno do los buques:<br />

4.<br />

IS<br />

De Veracruz IIegó al Puerto<br />

ci veloz navo Algeciras,<br />

con Quijotes que traen miras<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sfacer un entuerto.<br />

Pero yo tengo por cici-to<br />

clue nada conseguirán,<br />

y cump1umdose ci refrn<br />

unos hoy, otros mañana,<br />

los clue Vinieron por lana<br />

trasquiiados quedarán.<br />

Observancia <strong>de</strong> la icy,<br />

justicia bien distribuida,<br />

pondrin en paz nuestra grey:<br />

<strong>de</strong> no, pronto está perdkla<br />

la aihaja mejor <strong>de</strong>l rev.<br />

Si rnucho fué el cntusjasmo con quo an Veracruz so rccibió a ]as<br />

tropas españolas, no to digo nada <strong>de</strong>l extremo al qua ese entusiasmo<br />

Ilegaria an Jalapa, don<strong>de</strong> el elemento espafiol dominaba casi an ab-<br />

S Qiuto: las rnismas señoras salieron zi la entrada <strong>de</strong>l pueblo y an<br />

raitad <strong>de</strong> la plaza abrjeron una colecta <strong>de</strong> dinero an obsequio <strong>de</strong>


996 Episodios His! óricos Mexicano<br />

las tropas, colecta que produjo en aigunos minuto g ochocientos<br />

pesos, que Sc distribuycron entre los soldados, cabos y sargentos:<br />

esto sucedió ci 23 <strong>de</strong> aquel mes: tres dIas antes, el 20, el famoso<br />

navIo Asia arribó tarnbitn a Veracruz, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Cádiz, conduciendo<br />

al primer batallón <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> infanterfa amcricano<br />

y al brigadier D. Juan José <strong>de</strong> Olazabal, y mariscal <strong>de</strong> campo<br />

con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Castro Tcrrefto. Con esto, y con la victoria <strong>de</strong> D. Felix<br />

Maria Calieja en Zitácuaro, punto menos se creyó que la paz <strong>de</strong>l<br />

reino habIasc restablecjdo.<br />

TI'<br />

Repito que todo era en Mexico regocijo en ocasión <strong>de</strong> Jos sucesos<br />

apuntados. -<br />

No obstante, algo como una gran nube negra se cernIa sobre<br />

aquel malamente <strong>de</strong>spejado ciclo.<br />

Por una parte, Ia <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> Porlier, que hasta entonces en todos<br />

lados habia vencido i los insurgentes, daba bien claro a enten<strong>de</strong>r<br />

que ci Sr. Morelos estaba por la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>stinado a propagar<br />

ci incendio, cuya chispa habia brotado en Dolores: por otra los disgustos<br />

entre ci Virey y Calkja tomaban alarmantes proporciones.<br />

<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong>l ejército Ilamado <strong>de</strong>l centro, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su corta permanencia<br />

en Zitácuaro y su <strong>de</strong>scanso en MaravatIo, saiió <strong>de</strong> Cste<br />

CI 23 <strong>de</strong> Enero con intención <strong>de</strong> situarse con todas sus fuerzas en<br />

Celaya, y <strong>de</strong>dicarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aIlI a la cornpIeta pacificación <strong>de</strong> las provincias<br />

internas. Venegas no Jo estimó asI conveniente, y le or<strong>de</strong>nó<br />

se dirigiera a Tasco y en él atacase al Sr. Morelos, antes <strong>de</strong> que<br />

Cste cayese sobre Tenancingo: respondió Calleja quc esta comisión<br />

se le diera a algün otro jefe a cuyas ór<strong>de</strong>nes podrian ponerse ]as<br />

tropas que se esperaban <strong>de</strong> Espana; Venegas no quiso hacerlo asl,<br />

y cnfuiiinado Calleja, pidió se Ic separase <strong>de</strong>l mando, a Jo cual<br />

contestó ci vircy accediendo, pero reiterando las ór<strong>de</strong>nes ya dadas,<br />

por cuyo inotivo ci campeón realista insistió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ixtiahuaca en<br />

su renuncia en oficio <strong>de</strong>l 26.<br />

Venegas, que con la liegada <strong>de</strong> las tropas españolas se creyd<br />

menos solo que lo habfa estado hasta entonccs, aprovechó la ocasión<br />

y nombró para suce<strong>de</strong>r a Caileja a D. Santiago Irisarri, brigadier<br />

<strong>de</strong> marina.


Pero aquI fué lo bueno, porque sus fropa, apenas <strong>de</strong> esto tuvieron<br />

noticia, dirigieron una representación al vircy, diciéndole sin<br />

ernbozos ni evasivas que no reconocIan a! nuevo jefe ni servirIan i<br />

las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> nadie que no fuese D. Felix Maria Calleja.<br />

Vcnegas hubo <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r por micdo a un alzarnicnto militar, y <strong>de</strong>vorando<br />

las ofensas en su arnor propio resentidas, punto nienos<br />

que suplicó a su temible rival no insistiese en su renuncia, por patriotisrno<br />

y por correspondncia al arnor qu le prokaban sus<br />

tropas.<br />

Calleja contestó en los siuient t':rrninos:<br />

tExcmo. Sr.: Me ha sorprendido Ia copia <strong>de</strong> representación <strong>de</strong><br />

los jefes <strong>de</strong> este cjército, adjunta al superior oticio <strong>de</strong> V. E. <strong>de</strong> ayer<br />

las once <strong>de</strong> la mañana, en la quo entre otros, dan por ori gen <strong>de</strong><br />

las cnfermcdadcs que sufro, la sensacidn que puc<strong>de</strong>n haber hecho<br />

en mi espiritu rnurmuracjones y hablilias <strong>de</strong>spreciables, a las que<br />

soy tan superior, que rniro con lastima al dCbil, que no encontrando<br />

ci camino <strong>de</strong>l honor y <strong>de</strong> la gloria, entra por ]as sendas tenebrosas<br />

<strong>de</strong> Ia negra calumnia.<br />

Este ejárcito, restaurador <strong>de</strong>l reino, vencedor en cuatro acciones<br />

generales y treinta y cinco parciales, está mu y a cubierto <strong>de</strong><br />

toda murmuracjón racional, y yo muy tranquilo sobre este punto.<br />

'Vo he hecho por mi patria cuantos sacrificios ella tiene <strong>de</strong>recho<br />

exigir do m(, sin pretension ni aun a que Se conozcan, y si ahora<br />

hablo <strong>de</strong> dos, es porque la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>svanccer ci más love<br />

indicio <strong>de</strong> que los econornizo por resentimientos, me obliga a ello.<br />

Yo he sido el ünico jefe en el reino que ha levantado y conservado<br />

tropas, arrancandolas <strong>de</strong>l seno misrno <strong>de</strong> la insurrecciOn, y<br />

este propio cjCrcjto, cuyo mando me hizo V. E. ci honor dc conflame,<br />

se compone <strong>de</strong> ellas en la mayor parte. Abandon-4 mis intereses<br />

que hubiera podido salvar como otros, y que fueron presa <strong>de</strong>l<br />

enernigo; <strong>de</strong>jO mi familia en ci lugar <strong>de</strong> mi resi<strong>de</strong>ncia, para alejar<br />

<strong>de</strong> SUS habitantes la sospecha <strong>de</strong> que temIa se perdiese: la expuse al<br />

mayor riesgo, y con efecto, perseguida por Jos montes, cayó en sus<br />

manos y por rniras interesadas me Ia volvieron escoltada por sus<br />

tropas, con la propuesta <strong>de</strong> que si yo <strong>de</strong>jaba ]as armas <strong>de</strong> Ia mano,<br />

inc <strong>de</strong>volvemian mis inters, me asignarian una buena hacienda,<br />

Inc Se ialarjan veinte rail pesos <strong>de</strong> renta anual, y me acordarian la<br />

graduaci6n <strong>de</strong> general americano.


998 Episodios His tjricos Mexicanos<br />

Soy tambin ci ünico jefe quo ha batido y <strong>de</strong>sharatadolas gran<strong>de</strong>s<br />

masas do rebei<strong>de</strong>s, y soy finalmente ci ünico, quo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

ataquc quo pa<strong>de</strong>ció mi salud ocho dIas antes <strong>de</strong> Ia batalia (le Cal<strong>de</strong>rdn,<br />

so puso a la caheza do sus tropas, casi mortal, y ha continuado<br />

tin ano a la <strong>de</strong>l ejército en los misrnos términos.<br />

Todo es notorio, como ci sincero <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l bien pi.thlico quo<br />

me ha conducido; y si los miserables restos <strong>de</strong> salud quo me quodan<br />

fucren dtiles a ml patria, no du<strong>de</strong> V. E. un rnomonto<br />

on que los sacrificaré; pero ella me ha reducido a término que<br />

por ahora me es absolutamente iniposibic continuar con un mando<br />

quo tantos obsticu1os pone a mi restablecimiento. Si puesto<br />

on sosiego, regimen y curación mctddica (lo que no Cs combinable<br />

con Ia situacidn actual) restableciose mi salud, Jo manifcstarC<br />

a V. E. sin per<strong>de</strong>r instante, a fin <strong>de</strong> que me emplee cuando me<br />

crea titii; Por to quo ruego a V. E. nuevamente se sirva nombrarme<br />

sucesor.<br />

<strong>El</strong> anterior documonto fuC fechado en Toluca ci r. * do Febrero<br />

<strong>de</strong> 1812 a la una y media <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

IV<br />

Irisarri, ci brigadier <strong>de</strong> marina con quien segün ya dije quiso<br />

Venegas sustituir a Calleja, expedicionaba mientras tanto on la provincia<br />

do Puebla con una division a la cual se agregO ci primer<br />

batailón <strong>de</strong> infanteria americano quo el navIo Asia condujo, como,<br />

ya queda dicho, a Veracruz: ci 2 <strong>de</strong> Febrero sus tropas vencieron<br />

en las inmediaciones do Zacapuaxtia a algunas partidas insurgentes<br />

quo tenfan en constante jaque a aquella poblaciOn.<br />

Esto no era, sin embargo, to bastante para acreditar un nombre<br />

enteramente <strong>de</strong>sconocido en ci ejército, y ci virey hubo <strong>de</strong> sucumbir<br />

nuevamente at prestigio <strong>de</strong> Calleja, reiterándole Ia süplica <strong>de</strong><br />

quo permaneciera at frente <strong>de</strong> sus tropas, invitándole a pasar con<br />

ellas a Mexico, en tanto que Porlier quedarIa encargado <strong>de</strong> la guar.<br />

da y <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Toluca.<br />

Era ci miércoles 5 <strong>de</strong> Febrero, conmemoraciOn <strong>de</strong>l mártir mexicano<br />

San Felipe <strong>de</strong>jesus. -<br />

Nuestros amigos los tertulianos <strong>de</strong> Ia rebotica <strong>de</strong>l licenciado


PF<br />

<strong>El</strong> Si/jo dc Cuaulla<br />

999<br />

en farrnacia D. Cleofs Madana, que tuvimos el gusto <strong>de</strong> conocer<br />

en ci Episodic que a dste prece<strong>de</strong>, caminaban en alegre grupo<br />

por la carrera que habIa Ilevado la proce.sión que, partiendo <strong>de</strong> la<br />

Catedral, tenia su término en la opulenta iglesia <strong>de</strong> San Francisco.<br />

D. Martin Cabrera y Alba, ci yerno <strong>de</strong> D. Sóstcncs <strong>de</strong> Pantoja,<br />

abrIa la marcha dando ci brazo a su esposa doña Beatriz, radiante<br />

<strong>de</strong> lujo ya que no <strong>de</strong> belleza, y escoltahan a la feliz pareja D. Sostenes,<br />

D. Cleofás y D. Buenaventura <strong>de</strong>l Valle que lucia su flamante<br />

unilorme <strong>de</strong> comandante en retiro <strong>de</strong> ]as tropas <strong>de</strong>l capitán general<br />

<strong>de</strong> Guatemala.<br />

Todos ellos, y con especialidad D. Martin, lucian sus mejores<br />

galas: doña Bcatriz se recreaba más que en sus propias joyas, que<br />

Jos transeuntes celebraban al paso, en la gallarda presencia <strong>de</strong> su<br />

marido. ConstituIan las principales piezas <strong>de</strong> su traje, sombrero<br />

<strong>de</strong> prirnera, casaca <strong>de</strong> pano finisirno, caniisa <strong>de</strong> olán corno lavada,<br />

almidonada y planchada en Paris, corbata correspondiente, chale-<br />

Co y pantaiOn más blanco que ci armiño, medias botas con lustre<br />

brillante, caña <strong>de</strong> China, sortija <strong>de</strong> diamantes, reloj <strong>de</strong> trescientos<br />

pesos con ca<strong>de</strong>na y iguetiIlos <strong>de</strong> igual precio, entendido que ci<br />

reloj era <strong>de</strong> oro y a la moda, hecho en Génova, con un circulo <strong>de</strong><br />

punta <strong>de</strong> diamantes figurandcr cocolitos; la ca<strong>de</strong>na y Jos dijes estaban<br />

formados <strong>de</strong> toda suerte <strong>de</strong> l)icdras preciosas, alguna <strong>de</strong> muy<br />

regular tam aflo.<br />

—Felices nosotros,—<strong>de</strong>cia D. Sóstenes,—quc hemos alcanzado<br />

estos tiempos que, segün espero, habrán <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scritos con ietras<br />

<strong>de</strong> oro en las páginas <strong>de</strong> la historia.<br />

—Dice muy bien mi señor <strong>de</strong> Pantoja,—ohservO D. Buenaventura,<br />

que, como se recordará, era siempre <strong>de</strong> la opiniOn <strong>de</strong> los hombres<br />

ricos.<br />

—No harán mal efecto esas letras <strong>de</strong> oro sobrc ci fondo rojo <strong>de</strong><br />

]as páginas,—dijo a su vez D. Cleofás.<br />

—Por qué rojo?—pregunto D. Sóstencs.<br />

—Ahi es nada,—contestó D. Cleofás,—parecc a uste<strong>de</strong>s poca la<br />

sangre <strong>de</strong>ri-arnada en ci mundo en los ültimos anos?<br />

— Tiene razón ci Sr. Madana,—_dijo D. Sóstenes,—no le parece<br />

a Usted asI, Sr. D. Buenaventura'<br />

—V tanto que si, mi señor <strong>de</strong> Pantoja, y tanto que sI. Pero convengamos<br />

en que tal <strong>de</strong>rramarniento no habri sido initi: la hu-


i 000 Episodios HisIrjcos Mcxica,,os<br />

man idad como at individuo necesita <strong>de</strong> vez an cuando una sangria,<br />

para conservar ci equilibrio <strong>de</strong> la vida.<br />

—D. Buenaventura habla como militar qua es: por fortuna no se<br />

halla an servicjo.<br />

—Estuvi&alo a no habérme!o impedido ci mal estado <strong>de</strong> mi sa-<br />

Itid: porque, convcngámosio asI, señores, que nada hay tan envi<br />

diabie como Ia gloria <strong>de</strong> un mititar <strong>de</strong> la talla <strong>de</strong>l Sr. Calleja, cuya<br />

entrada an la capital <strong>de</strong>bemos presenciar boy a rncdio dia, y an<br />

cuyo honor hállanse adornaclas las calles y lucen los balcones cotgaduras<br />

<strong>de</strong> mil diversos matices y tal cual <strong>de</strong> fabuloso precio.<br />

—A proposito,—.observó D. Sóstenes,—,crcern uste<strong>de</strong>s que ]as<br />

malas gentes andan diciendo pot ahI, qua se ha clegido ci dla <strong>de</strong><br />

boy para Ia entrada <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Sr. Caileja, para qua at adorno<br />

<strong>de</strong> las cafles <strong>de</strong>stinado d Ia procesión, sirva para dat mas gran<strong>de</strong>e<br />

csplendor at recibimiento <strong>de</strong>l Sr. Calleja?<br />

—No, si Ic dio a usted qua estos revolucionarios teóricos son<br />

incorregibles: todo to convierten an sstancia.<br />

—Mi señor dc Pantoja, no se sulfure usted pot tan poca cosa, y<br />

<strong>de</strong>je <strong>de</strong>cir. For más vueltas qua le <strong>de</strong>n, ci espectácu!o qua boy va<br />

i ofrecernos Ia entrada an Mexico <strong>de</strong> los vencedores <strong>de</strong> Aculco,<br />

Guanajuato, Cai<strong>de</strong>rón y Zitácuaro, es uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s espectacuos<br />

qua ha admirado la Nueva Espafia: asi lo afirmo como<br />

soy militar y me ilamo Buenaventura <strong>de</strong>l Valle.<br />

—Tiene usted razón, mi cornandante,—dijo D. Sóstenes;—a<strong>de</strong>.<br />

mis supongo qua no consi<strong>de</strong>rarán los <strong>de</strong>scontentos qua ci magniflco<br />

arco levantado por D. José Mariano Beristain, arcediano <strong>de</strong><br />

Mxico...<br />

—: Qué arco as ese?<br />

—LTno magnitico qua se aiza an at lin<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong><br />

Becerra, próxima al Pasco Nuevo, con esta inscripcion:<br />

AL VICTOR IOSO EJRC!TO XOVO- H ISPAXO.<br />

SC ISVICTO GENERAL.<br />

A LA FORMIDABLE COLUMNA DE ORAXADEROS.<br />

A LA VALIEXTE COMPAiA DE GASTADORES.<br />

A LA MEMORIA DE SC DIFUNTO CAP1TAN VIZCAYA.<br />

FM EL LINDERO DE ss TIERRAS COMSAGRA ESTE A.R :O<br />

EL \_ .X DE MEXICO.


F_ <strong>El</strong><br />

-<br />

- -<br />

1 /r<br />

Slijo <strong>de</strong> Cua:tLz loot<br />

—Pobre D. Jose Ignacio Vizcaya,—exclamó con sentida voz don<br />

Buenaventura;—era en efecto un bravo capitán que, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong><br />

haberse distinguido en toda la campafia, tuvo el disgusto <strong>de</strong> morir<br />

en San Luis, <strong>de</strong> muerte natural, COfflO Si no hubiera podido satiric<br />

al encuentro en cualesquiera <strong>de</strong> ]as acciones en que tornó parte.<br />

—Estos militares son terribtes,—observó D. Cleofás;—véanio<br />

—Aprobado.thjo D. Marta<br />

uste<strong>de</strong>s; compa<strong>de</strong>ce a Vizcaya porque Dios Ic perrnitió morir tranquilamente<br />

en su carna, en vez <strong>de</strong> haber hecho que una b3la le<br />

partiese por mitad <strong>de</strong>l espinazo.<br />

—Amigo D. Clcofás, —rcplicó D. Buenaventura; —uste<strong>de</strong>s no<br />

pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r esto: al soldado le suce<strong>de</strong> aigo parecido a Jo<br />

que suce<strong>de</strong> a los marinos, quienes no se mueren a gusto si no mueren<br />

ahogados.<br />

— La verdad es que ci aspecto <strong>de</strong> las calles es magnifico.<br />

—Como que ha tornado especial ernpeño en que Jo parezca ci<br />

oflcio <strong>de</strong> plateros, a cuyo arte se <strong>de</strong>di: en su uve iks años San<br />

Felipe <strong>de</strong> Jesus,<br />

Toga


1002 Episodios Hislóricos Mexicanos<br />

—Los altares <strong>de</strong> los tales plateros son <strong>de</strong> una riqueza maravi-<br />

Ilosa.<br />

—Como que hay mucho dinero an esta capital.<br />

—Cicrto, y ojalá sea siempre asI.<br />

—Eso 51 qua no lo asegurarIa yo,—observó D. Sdstenes.<br />

—Ni yo,—afiadió cl ex-comand ante, —eco fiel <strong>de</strong> la opinion <strong>de</strong>l<br />

señor <strong>de</strong> Pantoja.<br />

—Pero otra cosa me ocurre a mI,—dijo D. Cieofás Madana.<br />

—Vcarnos qu6 es ello.<br />

—Quo puesto que pasamos frentc a un café y novena, y la mañana<br />

está <strong>de</strong>liciosa y picante el sol, obsequiernos a nucstra excelente<br />

señora doña Beatriz do I'antoja <strong>de</strong> Cabrera, con un refresco.<br />

—Aprobado,—dijo D. Martin, mientras su esposa agra<strong>de</strong>cla con<br />

pulidas frases la galentcrIa <strong>de</strong>l licenciado an Farmacia.<br />

Cuando todos hubiOronsc sentado an <strong>de</strong>rredor do una mesa cuadrada<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, cuidadosamente cubierta con un iimpio mantel<br />

quo an sus dos extremos terminaba una punta 6 faja do tan primoroso<br />

trabajo quo una blonda parecIa, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verse todos servidos,<br />

la convcrsaciOn continuO asI, tocándoie aquella vez el abriria<br />

a doña Beatriz.<br />

—;Vieron uste<strong>de</strong>s qué hermosa iba an su coche <strong>de</strong> maque la hermosa<br />

marquesa do Cervera, con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Orizaba?<br />

—Cierto qua si,—respondió Madana;—por más señas qua ci<br />

magnIfico tronco <strong>de</strong> mulas retinto golondrino quo lievaba, Ic ha<br />

costado mil doscientos pesos an la carroceria <strong>de</strong> la calle do San<br />

Juan.<br />

—Bien pue<strong>de</strong> pagat- eso y mucho más; el con<strong>de</strong> su manido as<br />

uno <strong>de</strong> los mds fuertes capitalistas <strong>de</strong> Nueva Espafia.<br />

—.V por fin, han hecho ]as paces ci con<strong>de</strong>, la marquesa y don<br />

Alvaro?<br />

—Dicen qua si.<br />

—Lo cual yo no creo,—observó D. Buenaventura:—la broma<br />

qua D. Alvaro jugd al con<strong>de</strong> sacándole <strong>de</strong> su casa Ia noche misma<br />

do sus bodas, no pudo ser <strong>de</strong> peor gusto.<br />

—Pero siguen uste<strong>de</strong>s creyendo quo fué bromal<br />

—AsI se ha dicho al menos.<br />

—Va; pero yo sd qua si provi<strong>de</strong>ncialmente no acu<strong>de</strong> an su auxiho<br />

un negro Ilamado Carlos quo hoy tiene a su servicio y qua en


IWI-1,<br />

<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuaul/a 1003<br />

otros dIas to estuvo at <strong>de</strong> D. Alvaro, tstc hubiera dado algo que<br />

sentir at señor con<strong>de</strong>.<br />

En fin, to cierto es que una hora <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> haber salido <strong>de</strong> la<br />

sala, v cuando ya Ia marquesa y todos Jos convidados ernpezába-.<br />

mos a temer una <strong>de</strong>sgracia, ci con<strong>de</strong> regresó tranquilizándonos a<br />

todos.<br />

—Pero at dIa siguiente ocurrió entre cilos un <strong>de</strong>safio.<br />

—Eso fu6 cuento.<br />

—Cuento eh pues por POCO no to cuenta. D. Alvaro, pues se<br />

paso en cama ocho dIas.<br />

—10h! ci tal D. Alvaro es una aihaja que lucirIa adrnirablemen.<br />

te at extremo <strong>de</strong> Ia cuerda <strong>de</strong> la horca; pero ci bribOn ha nacido <strong>de</strong><br />

pie, y ahi Ic tienen uste<strong>de</strong>s gastando la fortuna que Ic ha cedido la<br />

marquesa, en zambras, jaus y obsequios a las cOrnicas <strong>de</strong>l coliseo.<br />

En este momento las savas <strong>de</strong> artilleria y los bulliciosos repiques<br />

<strong>de</strong> las carnpanas <strong>de</strong> las iglesias, anunciaron que !as vanguardias<br />

<strong>de</strong>l ejrcito <strong>de</strong> Caileja, hablan llegado a Ia garita.<br />

Acababan <strong>de</strong> sonar las doce y media <strong>de</strong>l dIa.<br />

V<br />

Q uien se hubiese atrevido aqucila mañana a no manifestar sus<br />

sirnpatIas a Espana y a sus tropas, habrIa sido sin duda asesinado<br />

por cuantos Ic ro<strong>de</strong>asen y oycsen: tal era ci jCibilo y entusiasmo <strong>de</strong><br />

la rnuchedumbre que por primera vez asistIa a un imponente cs-<br />

Pectáculo militar.<br />

En Ia garita<br />

<strong>de</strong>l Paseo Nuevo esperaban zi Caileja todos Jos jefes<br />

ruilitares <strong>de</strong> la plaza v un lucido cortejo que rompió en aclamaciones<br />

que no <strong>de</strong>bfin cesar hasta ci palacio niismo <strong>de</strong> los vireyes,<br />

en el cual \Tefleras esI)crai)a<br />

ran uniforme a su feliz antagonista.<br />

Rompia Ia rnarclia Ca]i con su escolta costosamente vestida,<br />

Y montada en caballos prie/o.c todos iguales: ro<strong>de</strong>ábale un lujoso<br />

estado mayor y formaban Ia cabeza <strong>de</strong> la columna Jos grana<strong>de</strong>ros,<br />

en cuya primera fila marchaba corno soldado raso D. Domingo<br />

Mioo natural <strong>de</strong> Galicia, en Espana.<br />

I


i co. Episodios Hisóricos Mxica,:os<br />

—Bravo!-1e gritaban los criolios,—hc ahI un cspañol rico que<br />

da ejemplo I sus paisanos, <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>ben portarse los verda<strong>de</strong>ros<br />

patriotas!<br />

Efectivamente, D. Domingo Miono liabIa tenido tal intención al<br />

alistarse en las tropas <strong>de</strong> Calieja, quien un dIa Ic dijo:<br />

—Señor Mioño, cumple usted con su <strong>de</strong>ber y nada rnás: no obs.<br />

tante, corno por dcsgracia son pocos Jos quo tal hacen, usted merece<br />

un prcmio y quiero dárselo.<br />

—Usted dirá, mi general,—respondió Miono.<br />

—Pues bien; es usted capitán, Sr. Mioño.<br />

—Mi general...<br />

es eso! :acaso <strong>de</strong>sea uted otra cosa?<br />

—Si, nii general.<br />

—;Qu6 es ello? qud quiere usted ser?<br />

—Mi generai, nada más que ci primer grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la columna,<br />

nada mis; soldado raso nada mis, pero lo repito, ci primero <strong>de</strong> Ia<br />

colu m na.<br />

Calleja se conmovió con esta respuesta, pero sercnándose bien<br />

pronto, partió en dos pedazos ci nombramiento <strong>de</strong> capitán quo habIa<br />

cornenzado a exten<strong>de</strong>r, y dijo:<br />

—Sea como usted lo quiere. Es usted ci primer grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la<br />

columna, pero yea <strong>de</strong> hacerse digno <strong>de</strong> tal distinción.<br />

Des<strong>de</strong> entonces D. Domingo Miono fguró siempre como ci primer<br />

grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la columna y primero fué siempre en batirse<br />

contra los insurgentes.<br />

Detrás dc los grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>sfilaron entre las aclamaciones <strong>de</strong> la,<br />

muititud, aquclias temibles tropas levantadas por Caileja en San<br />

Luis, Jos farnosos yedras, asI liamados por ci color azulado <strong>de</strong> sus<br />

uniformes, los tremendos tamari,zdos al rnando <strong>de</strong> su cororel ci<br />

con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul: ci cjército <strong>de</strong> Calleja se componIa <strong>de</strong> tres mu<br />

novecientos ochenta y dos hombres, dos mil ciento cincuenta <strong>de</strong><br />

ellos infantes y mil ochocientos treinta y dos cabailos: a su paso ]as<br />

calles se nubiaban con la inmensa cantidad <strong>de</strong> flores y tiras <strong>de</strong><br />

papel <strong>de</strong> color que los espectadores arrojaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> baicones y<br />

azoteas, literalmente rebosando <strong>de</strong> curiosos.<br />

Todo marchaba a maravilla cuando on la esquina <strong>de</strong>l portal <strong>de</strong><br />

Merca<strong>de</strong>res, y frente a la ültima casa <strong>de</strong> la calie <strong>de</strong> Plateros, ci<br />

cabailo quo montaba ci director <strong>de</strong> artiiieria D. Judas Ta<strong>de</strong>o Tor-


IWFI 'A-, <strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuanila !005<br />

nos, se asustd con el vocerIo y los repiques y alzmndosc do rnanos<br />

did con ellas en la cabeza <strong>de</strong> Calieja y le hizo caer en tierra, en la<br />

cual recibió tan fucrte golpe que fud preciso trasladarle a la casa<br />

<strong>de</strong>l platero Rodallega y esperar a!lI un rato a quo se repusiese.<br />

Al paso <strong>de</strong>l ej&cito frente a los balcones <strong>de</strong>l i'a!acio, ci virey<br />

<strong>de</strong>scubrid su cabeza y victorcó a las tropas, al roy y a Espana.<br />

Cuando Calleja se trasladd con toda su plana mayor a la cimara<br />

vireinal, Venegas Ic abrazd y so dirigió con éi y su séquito a la Catedral,<br />

magnfficamente iiuminada y adornada, y en ella canto ci<br />

cabildo eciesiástjco un Ta Deum en accidn do gracias.<br />

Caiteja en los coches do palacio se trasladó a Ia casa ntimero 12<br />

<strong>de</strong> la caile <strong>de</strong> Capuchinas, habitaciOn <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> do Casa Rul, don<strong>de</strong><br />

so ic habfa preparado espléndido alojarniento.<br />

<strong>El</strong> resto <strong>de</strong> la tropa se alojd en los conventos, tocandole al regimiento<br />

do Grana<strong>de</strong>ros ci <strong>de</strong> San Agustin, en ci cual habia estado<br />

la tar<strong>de</strong> anterior ci mjsno virey on persona, disponiendo quo todo<br />

so preparase <strong>de</strong>l modo más conveniente y cómodo.<br />

La multitud permanccjó ain rnucho rato forrnapdo corrilios on<br />

las calics, cubiertas con una gruesa alfombra <strong>de</strong> ramas y fibres.<br />

En uno do aquellos corrillos, formado en su totalidad do afectos<br />

a Ia revolucidn, se <strong>de</strong>cia con regocijo y en voz baja:<br />

—No hay quo dudarlo, ci sol realista comienza a ilegar i Sn<br />

ocaso.<br />

—SI, eh? pues hay?<br />

—;No lo han visto uste<strong>de</strong>s?<br />

—Que cosa?<br />

—Que en medjo do su triunfo, Calleja ha venido al suelo pisoteado<br />

por un cabailo.<br />

—Pero eso -qu,5 tiene que ver?<br />

—Qué tiene que vet? Ahi es nada. Esta caIda es un presagio<br />

fatal para los realistas.<br />

—Bien pudiera set que la Provi<strong>de</strong>ncia...<br />

—No lo du<strong>de</strong>n uste<strong>de</strong>s, Ia Provi<strong>de</strong>ncia nos anuncia cuc esta<br />

dispuesta a retirar su favor a los ralitas.<br />

sea.<br />

—No obstante, no hay quo fiar much en agLieros.<br />

—;Por qué no? No les salici a los realistas a pedir do boca ci <strong>de</strong><br />

las supuestas palmas quo so vieron en el cielo <strong>de</strong> Zitdcuaro?<br />

_-i '.f. -


I oo6 Episodios Hisidricos M€xicanos<br />

—Cierto.<br />

—Pues amigos, sigamos su ejemplo, y aguero por aguero, hagamos<br />

a nuestra vez servir an nuestro provecho ci qua tan maravillosamente<br />

nos ha ofrecido el porrazo <strong>de</strong> D. Fdlix Calleja <strong>de</strong>l Rey.<br />

<strong>El</strong> ejército tardó an <strong>de</strong>sfitar por ]as calles <strong>de</strong> Plateros nada menos<br />

<strong>de</strong> tres horas y media, pues marchaban <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> las tropas<br />

mil quinientas cargas <strong>de</strong> vlveres, toda la artillerta tomada en Zitácuaro<br />

y un nümero inmenso <strong>de</strong> solda<strong>de</strong>ras cargadas con los <strong>de</strong>spojos<br />

<strong>de</strong> aquella villa.<br />

Al distribuirse a ]as tropas los premios qua el virey les otorgó,<br />

se hizo circular con profusion el siguiente soneto an su eiogio:<br />

Ejército valiente, hijos <strong>de</strong> Marte,<br />

terror y espanto <strong>de</strong> Ia vil canalla,<br />

<strong>de</strong> este reino feliz fuertc muralla<br />

y cada cual un héroe por su parte:<br />

Ved cômo con los premios que reparte<br />

os llama nuevamente i la batalla<br />

el gran Venegas: satisfecho Se halla<br />

<strong>de</strong> vuestro brio, lealtad, bravura y arte.<br />

Sabio, justo, benético y premiando<br />

vuestras hazailas os alienta y <strong>de</strong>ja<br />

vuestro honor la causa <strong>de</strong> Fernando.<br />

Gratitud y valor! mayores glorias<br />

os prepara Venegas, y Calleja<br />

en los campos <strong>de</strong> honor nuevas victorias.<br />

Tal era ci fruto dc la musa <strong>de</strong>l entusiasmo an aquellos dIas; tal<br />

la canija inspiracion <strong>de</strong> aquellos poetas; y aun hay por ahI quien<br />

se ha atrevido a <strong>de</strong>cir qua no pue<strong>de</strong> sostenerse a la luz <strong>de</strong> Ia sana<br />

critica nii opiniOn <strong>de</strong> qua durante Ia dominación espanola no hubo<br />

an A16xico poeta que valiese titulo <strong>de</strong> tal, excepciOn hecha <strong>de</strong><br />

D. Juan Ruiz <strong>de</strong> AlarcOn y Sor Juana Inds <strong>de</strong> Ia Cruz.<br />

No me abandonen mis lectores y <strong>de</strong> ello les dare pruebas y motivos<br />

para reir.<br />

VI<br />

Ufano por <strong>de</strong>más con la honra qua Ic resultaba <strong>de</strong> alojar an su<br />

casa al jefe espanol, ci condo <strong>de</strong> Casa Rul <strong>de</strong>splegO an su obsequio


kr<br />

<strong>El</strong> Stizo <strong>de</strong> Cuoufla I007<br />

un lujo verda<strong>de</strong>ramente oriental: todo era regocijo y alegrIa en Ia<br />

gran casa <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> Capuchinas, máxime cuando con motivo<br />

<strong>de</strong> la Ilegada dc Calleja, Ia esposa <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, que <strong>de</strong> resultas <strong>de</strong> la<br />

irregular conducta <strong>de</strong> su marido habIase retirado al convento <strong>de</strong><br />

Regina, se dignó regresar a su casa que era sin ella triste y melancólico<br />

<strong>de</strong>sierto.<br />

<strong>El</strong> convite <strong>de</strong>l dIa ç en aqueltos vastos salones, fué verda<strong>de</strong>ramente<br />

fastuoso y se sirvieron los abundantes manjares en una primorosa<br />

vajilla <strong>de</strong> plata sobredorada <strong>de</strong> inmenso valor, no tanto<br />

por ci metal <strong>de</strong> que estaba formada, sino por su niaravilloso cincelado,<br />

obra do artistas italianos.<br />

No faltaron, por supuesto, los brindis encomisticos, y voy a<br />

transcribir aquf algunos <strong>de</strong> ellos, para <strong>de</strong>mostrar una vez ms<br />

a mis lectores el rnérito y alcances <strong>de</strong> los poetas <strong>de</strong> aquellos dIas.<br />

He aqui ci pronunciado por ci arcediano <strong>de</strong> Mexico Dr. D. Jos6<br />

Mariano Beristain:<br />

Bebamos, señores,<br />

con las copas Ilenas,<br />

alegres brindando<br />

por Ia pafria egregia.<br />

Bebarnos, brin<strong>de</strong>mos,<br />

con las copas Ilenas,<br />

por ci rev Fernando,<br />

seflor <strong>de</strong> esta tierra.<br />

Bebamos, señores,<br />

con his copas lienas,<br />

alegres brindando<br />

por nuestro Venegas.<br />

Bebamos, brin<strong>de</strong>mos<br />

con las copas ilenas,<br />

por la generala<br />

que hoy honra esta mesa.<br />

- Bebamos, brin<strong>de</strong>mos<br />

con las copas Ilenas,<br />

- por la heróica tropa<br />

i • que en Mico hov entra.<br />

I


s ooS Episodios Hisióricos Mxicanos<br />

Bebamos, brin<strong>de</strong>nios<br />

con Ns copas Ilenas,<br />

porque tenga fin<br />

esta tan cruel guerra.<br />

Bebarnos, brin<strong>de</strong>mos<br />

con las copas Ilenas,<br />

y <strong>de</strong>spués gocemos<br />

<strong>de</strong> la vida eterna.<br />

Estupendos brindis habrn oido mis lectores an Jos convites a<br />

quo an su vida havan asistido, pero ninguno quizã tan original<br />

como ci citado, obra do una persona <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> posición y nombradia,<br />

ilustrada sin discusión an aquella sociedad, y atrevida como<br />

pocas, scgtmn pue<strong>de</strong> colcgirse do la muestra, para forjar nialos<br />

brindis y peores versos. No se estirnaban sin duda asI an aquelios<br />

dias, y 10 <strong>de</strong>muestra el quo el periódico do Ia dpoca, at Diana <strong>de</strong><br />

Mexico, Jos publicara ccdindo1cs ci lugar <strong>de</strong> honor.<br />

Mucha fe tcndrIa el arcediano an su inspiración poética y mucho<br />

<strong>de</strong>bIanse celebrar sus obras, puesto quo a seguida <strong>de</strong> Jos aplausos<br />

con qua so acogió su brindis, es/do la siguiente irnprovisación:<br />

Es adagio muy vulgar<br />

quo solo al inteligente,<br />

correspon<strong>de</strong> propiamente<br />

caiificar y elogiar.<br />

No me toca, pues, habiar<br />

ni aun siquiera discurrir,<br />

puesto que he liegado a oir<br />

a un militar diestro y sabio,<br />

que es Calleja nuestro Fabio,<br />

y no hay ya mas quo <strong>de</strong>cir.<br />

A cuya dcima respondió prontamente ci Sr. Dr. D. -Melchor <strong>de</strong><br />

Froncerrada, oidor <strong>de</strong> la Real Audiencia, con Ia siguiente:<br />

Fabio ganó retirando,<br />

Callejas acomctiendo:<br />

ci Fabio triunfó cansando<br />

pero Cailejas venciendo:<br />

y a lo poco que yo entiendo<br />

en ci arie militar,


F <strong>El</strong><br />

Sitio <strong>de</strong> Cuau/L:<br />

no se pue<strong>de</strong> comparar<br />

un Fabio con un Cailejas,<br />

aflá hubo acciones perplejas,<br />

todo aqul purl triunfar.<br />

1009<br />

Los poctas <strong>de</strong> aquellos dias habIan formado para cultivo v a<strong>de</strong>lantarniento<br />

d la poesIa una socicdad quc se titulaba Arcadia<br />

.Llcxicana, su presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>norninábase mayoral y los tirca<strong>de</strong>s 6<br />

socios :agaies: sus composiciones publicabanse en ci Diarlo <strong>de</strong><br />

Jhxico y se firmaban con los seudónimos <strong>de</strong> F/a castro Cicnc,<br />

Batilo, .-iminto, Cioslapa, Tirsis, Damon, Ascanlo, ci aplicado An -<br />

riso y otros por ci estilo. Fué su presi<strong>de</strong>nte ó mayoral por aque.<br />

lbs dias el P. F. Jose LaI <strong>de</strong> Gavic, que cscribia epigrarnas como<br />

ci siguientc:<br />

Antes 1ue yo me casara<br />

era Un angel mi mujer:<br />

;ué hun,ildad! señor! qu cara!<br />

-<br />

iquel modito <strong>de</strong> 'er!<br />

vaya; si era cosa<br />

Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> casado,<br />

;qu genio! iqu altaneria!<br />

;u hocico tan retobado!<br />

màs que con ella valia<br />

vivir con un con<strong>de</strong>nado!<br />

En otros nrncros, ci Diana apadrinaba y dábanse a luz prodigios<br />

<strong>de</strong> cuitura é ingenio corno ci siguiente:<br />

Un maestro dijo a un mu:hacho;<br />

rne tienes por macho? di!<br />

U<br />

y ci chico respodió: si<br />

- porque quien no es hembra es macho.<br />

A faita d más espontáneos elogios, los arca<strong>de</strong>s mismos se felicitaban<br />

por sus mutuos talentos, en cornposicioncs que, como <strong>de</strong>jo<br />

dicho, vetan la iuz en ci Diana, siempre a la cabeza <strong>de</strong>l periódico,<br />

Y segcin los tales, estrecho les venia ci Pat-naso para albergar ]as<br />

gran<strong>de</strong>zag <strong>de</strong> sus méritos: mucho he registrado aqueilos papeles <strong>de</strong><br />

los que mi padre formaba colección, v humil<strong>de</strong> y <strong>de</strong> pobre ingefliO<br />

COO soy, y xnas asequible por tanto a adrnirarrnc <strong>de</strong> cualquier<br />

Cosa, ni Ia rirIs !eve sorpresa rue causS nunca el ncnio dc aque-<br />

To I


1010 Episodios Hi1dricos Mexicauos<br />

lbs señores; su inspiracián raquItica corrIa pareja con lo baladI<br />

<strong>de</strong> Jos asuntos quc- elegian para sus composiciones, escritas casi<br />

constantcmente on versitos <strong>de</strong> arte menor, que la mayor parte dc.<br />

mostraban su <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> Ia prosodia, 6 su falta <strong>de</strong> oIdo<br />

conio <strong>de</strong>cimos los <strong>de</strong>l vulgo: vaya otra muestra <strong>de</strong>l irigcnio <strong>de</strong> un<br />

Arca<strong>de</strong>, quo firmaba zVoatino Giosado:<br />

Yo vi, Tania, inconstarite,<br />

en ci ciprs erguido<br />

A una tórtola amante<br />

que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el triste nido<br />

a Ji'piter Tonante<br />

dirigia su quejido:<br />

Porque on el hosqce hjoso<br />

un implo cazador,<br />

con el arpón Ilioso<br />

<strong>de</strong>l arco <strong>de</strong>structor,<br />

le dió muerte a su esposo<br />

sordo 6 tanto clamor.<br />

De compasión cubierto<br />

la dije con blandura:<br />

lioremos <strong>de</strong> concierto<br />

nuestra igual <strong>de</strong>svcntura,<br />

tt'i it tu consorte muerto,<br />

yo a ml viva perjura.<br />

Pongo fin a este asunto con la siguiente composicion suscrita<br />

por Anthnio, quo con ser la mejor que a Ia vista he tenido, 110 CS,<br />

a la verdad, para. envidiada:<br />

Prstame, suave Orfco,<br />

tu <strong>de</strong>licada lira,<br />

para cantar las gracias<br />

<strong>de</strong> una discreta nina.<br />

A quien naturaleza<br />

en su obra compiacida<br />

Ic prodigó sus dones<br />

y la hizo sus <strong>de</strong>licias.<br />

Es una honesta Diana,<br />

una hermosa Ericina,<br />

una sabia Minerva<br />

y una Safo poetisa.


<strong>El</strong> Sillo dc Cunulla loll<br />

Su tino trato encania,<br />

su amable aspecto hechiza,<br />

u virtud prcsta ejemplos<br />

y su talento admira.<br />

Hasta su bello nombre<br />

<strong>de</strong> lo divino es cifra,<br />

pues se llama ioh misterio!<br />

Ia sin par Angeflta.<br />

Celestial cut usiasmo<br />

clue en el Olimpo habitas<br />

al valle rnexicano<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> en este dia.<br />

Descicn<strong>de</strong>, si. <strong>de</strong>scien<strong>de</strong><br />

y conceptos me dicta,<br />

dignos <strong>de</strong> su alabanza<br />

que oiga afable y ber.igna.<br />

Ven, entusiasmo, yen,<br />

que ya las cuerdas vibran<br />

<strong>de</strong> mi laud, en aplauso<br />

<strong>de</strong> tan preciosa nifla.<br />

En nustros dIas, que no son en verdad los <strong>de</strong> Homero, con<br />

Poemzs corno ci anterior felicitan nuestros muchachos ci santo i<br />

su papa, 6 pi<strong>de</strong> el repartidor dc periódicos su calavera ó su tarascez.<br />

_i__ VII<br />

<strong>El</strong> dia 5 <strong>de</strong> Febrero que ha venido ocupándonos, terrninó con<br />

una solemnidad rns, que <strong>de</strong>jó imperece<strong>de</strong>ra memoria. D. Fdlix<br />

Maria Calleja asistjó a Ia funcjón <strong>de</strong>l coliseo, siendo <strong>de</strong> tal modo<br />

a plaudido y aclamado, que Venegas sintió celos y <strong>de</strong>terrninó no<br />

Volver a concurrir al teatro mientras Calleja permaneciera en Mexico,<br />

puesto que asi se le <strong>de</strong>jaba hacer un papel secundario y <strong>de</strong>sai<br />

rado.<br />

En aqudilos dIas se canto con cxtraordjnarjo (xito la 6pera <strong>de</strong><br />

Paisiello <strong>El</strong> Barb.ro <strong>de</strong> Sevilla, que produjo al asentista 6 Cmpre-<br />

Sario P in --Vies utilida<strong>de</strong>s.<br />

<strong>El</strong> teatro habfa skin adornado coil todas a q uellas galas con quc


1013 Episodic's His!drwos Mexicanos<br />

so disfrazaba en Jos dias <strong>de</strong>l santo 6 cumplcanos do los rycs: colgaduras<br />

do muselina y seda primorosamente bordadas do oro v<br />

estambre do colores, cubrian los antepechos; coronas y guirnaldas<br />

<strong>de</strong> fibres <strong>de</strong> tela, so entrelazaban con Jos trofeos, aiegorIas ó los<br />

tarjetones con ]as iniciales <strong>de</strong> Fernando VII: ]as aratas que pendicntes<br />

<strong>de</strong>l cielo raso <strong>de</strong>rramaban Ia luz producida por Ia combustión<br />

<strong>de</strong>l accite, habIan sido aumentadas, y gran<strong>de</strong>s albortantes do<br />

rna<strong>de</strong>ra sostenIan grupos <strong>de</strong> olorosas velas <strong>de</strong> cera con aran<strong>de</strong>las<br />

do papel encarrujado.<br />

En los palcos, que so nombrahan aposentos 6 cuartos, lucIan su<br />

belleza y joyas, do tal valor como no son boy muy comunes, las<br />

damas y señores <strong>de</strong> la córtc y Ia buena sociedad.<br />

En este puno no estarnos, lo repito, corno entonces: la riqueza<br />

en aquellos dias era gran<strong>de</strong>: no dirernos otro tanto <strong>de</strong>l gusto; pero<br />

aunque mal engarzadas ó montadas, ]as perlas, los brillantes y !as<br />

piedras prociosas usábanse con profusion por nuestras abuelas: al<br />

metal blanco quo hoy usarnos, sustituIa entonces la plata, <strong>de</strong> la<br />

cual cran ]as vajillas enteras, Jos Utiles <strong>de</strong> tocador, las escupi<strong>de</strong>ras,<br />

]as escudilias, y mil y miI otros objetos domésticos, sin exceptuar<br />

los vasos, 6 como pueda ilamárseles, que so colocaban <strong>de</strong>bajo do<br />

]as camas para el servicio do noche. Mucha era entonces la riqueza<br />

acumulada en Mexico.<br />

Por aquellos dIas el teatro ofrecIa en sus localida<strong>de</strong>s una disposición<br />

aigo diversa <strong>de</strong> la actual. <strong>El</strong> proscenio se a<strong>de</strong>lantaba unas<br />

dos varas sobre ci patio, afectando la forma <strong>de</strong> un trapccio, <strong>de</strong><br />

cuyos vertices partIan las dos cailes 6 pasos para el püblico do<br />

bancas 6 lunetas: cinco eran las filas <strong>de</strong> Cstas y venIan siendo tanto<br />

más largas cuanto más se acercaban a la mitad <strong>de</strong> la sala; CXCCpción<br />

hecha <strong>de</strong> la prinlera, que contaba veinte asientos, seguia la<br />

segunda con diecinueve, Ia tercera con veinte, la cuarta con veintidos<br />

y con veintitrés la quinta; oblicuas a los palcos contabanse a<br />

uno y otro lado otras tantas pequefias filas <strong>de</strong> lunetas, contando en<br />

total ciento diccinueve asientos.<br />

Detrás <strong>de</strong> la tiltima banca hallábase ci mosquete, capaz para 369<br />

personas que permaneclan en pie durante toda la funciOn: alguna<br />

vez quo en el mosquete se pusicron bancas, pudieron en dos tomar<br />

asiento doscientas ochenta y ocho personas.<br />

Los palcos primeros 6 cuartos <strong>de</strong>primera andanada, eran dieci-


- <strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> C:iauIla 1013<br />

ocho, ocupando los vireyes Jos nümeros i, 2 y 3; segunda y tercera<br />

andanadas contaban igualmente dieciocho palcos ó cuartos, pero<br />

en los teceros, Los nümeros <strong>de</strong>l 8 al 13, quo Se liamaban <strong>de</strong> cornuriidad,<br />

se venclian por asientos, <strong>de</strong>bienclo tornarse por entero los<br />

<strong>de</strong>más.<br />

<strong>El</strong> paraiso 6 caz,eia estaba dividido on dos partes enteramente<br />

separadas y sin comunicación alguna, la ca:ueia <strong>de</strong> hombres con<br />

cinto cincuenta y nueve asientos y cazuela <strong>de</strong> mujeres con doscientos<br />

treinta y SCIS.<br />

En los cuartos primeros cablan ciento setenta y cuatro personas;<br />

en los segundos, ciento noventa y nuevc, y en los terceros ciento<br />

cuarenta v tres.<br />

Las temporadas cómicas se abrian ci domingo <strong>de</strong> Pascua <strong>de</strong> Resurrección<br />

y se cerraban ci rniércolcs <strong>de</strong> ceniza, dandose funciones<br />

sin intcrrupci6n todos los clIas <strong>de</strong> la semana, excepto los sIbados.<br />

Un cuarto <strong>de</strong> primera 6' segunda andanada, costaba <strong>de</strong> abono,<br />

por toda Ia temporada, trescientos pesos, y doscientos por solo los<br />

dIas <strong>de</strong> fiesta: se pagaba a<strong>de</strong>mas por entrada diana por persona, dos<br />

reales los dIas on quo se dobiaban los precios, un real on clias <strong>de</strong><br />

fiesta ó trahajo, y nada en los quo se liamaban <strong>de</strong> coca, quo eran<br />

funciones a bajo precio ó on obsequio <strong>de</strong>l p6blico como ahora<br />

se dice.<br />

<strong>El</strong> abono a banca 6 luneta costaba seis pesos at mes; la entrada<br />

eventual 6 afquiler <strong>de</strong> una luneta vaila seis reales en los dIas dol'fes,<br />

cuatro or los dfas <strong>de</strong> fiesta, tres on los <strong>de</strong> trabajo y uno en los<br />

<strong>de</strong> coca.<br />

La enti-ada al mosquete, un real on los dobles y medio en los <strong>de</strong>mas;<br />

]as cazuefas dos reales on dIas dobles, un real on los <strong>de</strong> fiesta<br />

V trabajo y medio on los <strong>de</strong> coca.<br />

La entrada eventual ó aiquiler <strong>de</strong> mi paico costaba cinco pesos<br />

en dias dobles, tres y medio en los <strong>de</strong> fiesta y trabajo y doce en los<br />

<strong>de</strong> coca.<br />

Por lo regular estaban abonados todos los palcos primeros y SCgundos,<br />

con excepción <strong>de</strong> cinco 6 sets quo se ponIan a la yenta, y<br />

todas las lunctas, excepto cincuenta.<br />

Descontada la parte correspondiente al abono, ci teatro hacIa, <strong>de</strong><br />

lo que po<strong>de</strong>mos Ilamar entraJa evta, seiscintos 1S0S en das<br />

dobis<br />

'I


1014 Episodios Hisfóricos Mexicanos<br />

En los tres afios <strong>de</strong> 1783 a 85, durante cuyastemporadas cxpiotó<br />

ci colisco una sociedad <strong>de</strong> particulares abonados, los beneficios<br />

lIquidos que resultaron fueron doscientos mil cuatrocientos setcnta<br />

y Un pesos, habiendo importado los gastos un miIIón veintithi<br />

mil ochocientos cuarenta pesos, y las entradas totales un milión<br />

doscientos setenta y un mil trcscientos doce pesos.<br />

No he temido molestar a mis kctores, apuntando los citaclos nth<br />

meros, ya por lo que ellos tienen tie curioso, ya porque la inniensa<br />

generalidad los ignoraba <strong>de</strong> seguro, ya en fin para quc se estime<br />

con aigtn fundamento ci <strong>de</strong>scenso y miscria 1 que en nuestros dIas<br />

ha ilegado entrc nosotros la iitil y civilizadora diversián <strong>de</strong>l teatro.<br />

Y no se crea que ci gusto <strong>de</strong> aquella dpoca fucse tan nlalo corno<br />

han dado en <strong>de</strong>cir los que <strong>de</strong> todo hablan sin tomarse ci trabajo <strong>de</strong><br />

estudiarlo: en nuestro csccnario se vcIan con general contento ]as<br />

obras maestras do los gran<strong>de</strong>s poetas <strong>de</strong>l si-lo do oro do la literatura<br />

drarnática espaflola, y a nadie fastidiaban <strong>El</strong> escondido y la<br />

tapada, <strong>El</strong> gaidnfantasi,za, Dana lo<strong>de</strong> y no dan nada, La dama<br />

duendo, La vida es sueño y otras muchas obras <strong>de</strong> D. Pedro Cal<strong>de</strong>ron<br />

do la Barca; <strong>El</strong> d-sdén con ci <strong>de</strong>sdén, <strong>de</strong> Moreto; todas ]as <strong>de</strong><br />

Lope <strong>de</strong> Vega, alternandose unas y otras con La ninjer lionrada y<br />

cuerda vence al manido, <strong>de</strong> D. Juan PisOn y Vargas; <strong>El</strong> mjor par<br />

do las dccc, do D. Juan dc Matos Fragoso; <strong>El</strong> mdgico do Salerno,<br />

<strong>El</strong> negvo <strong>de</strong>l cucipo blanco, y otr as no tan apreciables.<br />

No faltó vez en quo poctas criollos hiciesen tarnbién representar<br />

comcdias originales, y notable fué por los inci<strong>de</strong>ntes a que did lugar<br />

la titulada: lfexi:o sewnda vez conquistado, cuyo argumento<br />

se basaba en las <strong>de</strong>sgracias do Cuatimotzin, y en ci <strong>de</strong>scontento Con<br />

que en Jos prirneros dias do la conquista se vid la muerte <strong>de</strong>l ltimo<br />

y gigante rcy azteca.<br />

Las compaiIIas estaban forrnadas <strong>de</strong> un gran ndrnero do individuos,<br />

y las constituIan tres secciones: (IC' representado, <strong>de</strong> canto y<br />

do balk.<br />

Una primera clama, con obligaciOn do trabajar en cinco comedias<br />

sernanarias, ganaba anualmente, aparte do los beneficios, cuyas<br />

funciones conccdia ci rnismo virey, previa solicitud y exposicidn<br />

do méritos, dos mil setecientos pesos; mil ochocientos un primer<br />

galán; una prinlera cantarina, mil ochocientos 6 dos mil; una priinera<br />

bailarina, ochocientos 6 mu.


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> CzIau//.7 101 5<br />

<strong>El</strong> teatro que era propiedad y rcnta <strong>de</strong>l Hospital Real <strong>de</strong> Naturales,<br />

producia <strong>de</strong> arrendamiento ocho mil doscientos 6 nueve mu<br />

to on<br />

pesos, cosa quo boy a la verdad no pue<strong>de</strong> contar; Jos gastos <strong>de</strong> escenario<br />

importaban cuatro mil quinientos pesos; mil quinientos<br />

los <strong>de</strong> alumbrado, y trcs mil cuatrocientos cuarenta los do orquesta.<br />

Por no cansar a mis lectores no entro mayores dctalles; pero<br />

bastan los apuntados para <strong>de</strong>mostrar quo <strong>de</strong>jo dicho.<br />

on at VIII<br />

Démonos ahora un inocente rato <strong>de</strong> gusto penetrando foro ó<br />

vestuario do los actores.<br />

Entonces, como ahora, abundaban él<br />

on on maridos mo<strong>de</strong>los y solteros<br />

alegres, quo con niás 6 menos sanas intenciones, pero en<br />

busca <strong>de</strong> un entretenimiento sul izeris, visitaban los tablados<br />

con gran<strong>de</strong> satisfacción <strong>de</strong> actorcs y actrices, que cada amigo<br />

von un regalo do bcneficio, tanto más consi<strong>de</strong>rable cuanto más on<br />

su conlianza so insinüan.<br />

Entonces, como ahora, las virtu<strong>de</strong>s eran la escena tan escasas,<br />

corno abundantes los vicios más 6 menos bien disfrazados.<br />

Entonces, corno ahora, pot ültimo, era ci tabiado un lugar <strong>de</strong><br />

gozosa y radiante alegria, quo solo se mo<strong>de</strong>ra 6 <strong>de</strong>saparece cuando<br />

ci püblico so obstina en no concurrir con ci precio <strong>de</strong> entrada a las<br />

utilida<strong>de</strong>s do la compañfa.<br />

Penetremos, penetremos, que no habrán <strong>de</strong> faltarnos amigos 6<br />

con ocid Os.<br />

He ahI, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, zi D. Alvaro <strong>de</strong> Cervera, <strong>de</strong>partiendo on<br />

amable confianza con nuestro buen D. Martin Cabrera y ci bravo<br />

to<br />

D. Buenaventura.<br />

—EsplCndida ha estado Ia función,—dice don Alvaro.<br />

—Espléndida, si,—repitió D. Martin,— y <strong>de</strong>liciosa Inés Garcia<br />

en la sirnpática Rosina.<br />

—FIola! hola!—exc1am6 ricndo D. Alvaro,—parece quo a ml<br />

senor D. Martin no to estorba para admirar bueno ci amor quo<br />

a su cspo;a doña Beatriz do Pantoja profesa.<br />

—Por la ianza do San Jorge,—dijo D. Buenaventura,—no tan


1016 Episodios HishJrios A1xica,zos<br />

sáIo no le estorba, sino que Ia misma D.a Beatriz nos ha enviado<br />

a feiictar a su nombre a la Incsita.<br />

—;Bravo! amigos; mis plácemes, señor D. Martin: no suelen por<br />

to regular las mujeres <strong>de</strong>jar on tanta libertad a sus maridos.<br />

—Por Santiago, señor D. Alvaro, quo tampoco en todas partes<br />

se escucha asI como se quiera una duizura <strong>de</strong> voz corno Ia <strong>de</strong> mesilla,<br />

ni se contemplan on actrices como ella, empeflo tat en ci tra.<br />

bajo ni apiicación más constante.<br />

—Asl es la verdad, y si a todo eso uninios su espléndida belleza...<br />

—Lo dicho, a D. Martin to gusta la Garcia.<br />

—Por qué he <strong>de</strong> negarlo? muciio quo si me gusta.<br />

—v a nil tanibién, voto a Cribas,—anacljó D. Buenaventura:_<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> Gertrudis Soils y dcspués <strong>de</strong> Cecilia Ortiz,<br />

nada he oldo on cantarinas quo niás me agra<strong>de</strong>: tenla yo entonces...<br />

(el.comandante se dctuvo y prosiguio diciendo): Ia edad no hace al<br />

caso: pero Ia sangre estaba caliente y ligera, y señores, rue enanioré<br />

<strong>de</strong> Cecilia Ortiz: era bailarina, pTo vivo Dios, ;qué bailarina!<br />

en ci jalco <strong>de</strong> Jerez aquclia mujer se movIa como una culubra, y a<br />

cada quiebro <strong>de</strong> cintura, a cada inclinación <strong>de</strong> su linda cabeza encerrada<br />

on ]as curvas <strong>de</strong>liciosas <strong>de</strong> sus mórbidos brazos, las almas<br />

se <strong>de</strong>sprendlan <strong>de</strong> los cuerpos 6 iban a caer a Sus pies, ly qué pies!<br />

señores, Jos dos juntos cablan en ni caja <strong>de</strong> rape y se hubiesen<br />

necesitado labios do angeles para besarios, y... on fin, sefiores, tin<br />

polvo; gustan uste<strong>de</strong>s?—dijo don Buenaventura sacando y abriendo<br />

su caja <strong>de</strong> rape y sorbiCndole media onza <strong>de</strong> una vez.<br />

D. Alvaro rcla a carcajadas, y D. Martin contemplaba con <strong>de</strong>sniesura'Jos<br />

ojos at buen ex-cornandante que tan transformado \'cia<br />

at infiujo oninipotente do sus recuerdos juveniles.<br />

—Salud, sefiores,-._dijo en aquel instante Un hombre <strong>de</strong> buen parecer,<br />

ataviado con ci traje <strong>de</strong> majo <strong>de</strong>l Barbero.<br />

—Vengan esos brazos, señor D. Luciano CortCs,—respondió<br />

D. Alvaro:—;rnagiiutico barbero, amigo mb, rnagnhfico barbero!<br />

—y <strong>de</strong>spuCs anadió dirigiCndosc a D. Martin y a D. Buenaventura:<br />

—tengo, señores, ci honor <strong>de</strong> presentarles at rev <strong>de</strong> los ,a1ancs d<br />

másica <strong>de</strong>l coliseo.<br />

—jOh!—exclamó el ex-comandante:_tengo ci gusto dc conoeerie<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ticmpo: ;no es cierto, señor CortCs, quo Cecilia Ortiz<br />

era una cantarina <strong>de</strong> prirnera fuerza? Sz acuerda usted <strong>de</strong> ella?


p.<br />

<strong>El</strong> Sit to <strong>de</strong> Cuau(la<br />

10t7<br />

—<br />

Efcctivarnente, señor mb, lo era y no podré olvidarlo jamás,<br />

porque en cierta ocasi6n me valiO un disgusto que par poco me<br />

Ileva al otro mundo.<br />

_Z_Q ul6n liace cuenta <strong>de</strong> eS o—observó el ex-cornandante visiblenjente<br />

contrarjado<br />

—;SI, eh?—dIjo D. Alvaro para quien no paso <strong>de</strong>sapercibida Ia<br />

turbacjii <strong>de</strong> D. l)uenavcntura;reficra usted la ocurrencia, amigo<br />

Corts, refiérala usted mientras Ia Inesilla acaba <strong>de</strong> vestirse y<br />

puedo presentarje estos Señores.<br />

<strong>El</strong> ex-corriandante hizo cuanto pudo para cortar aquella conversacin<br />

que más <strong>de</strong>sen1bozadanente cada vez <strong>de</strong>rnostraba contrariarle,<br />

pero todo fuO ini.til y Cortcs prosiguiO diciendo:<br />

—F'igürense uste<strong>de</strong>s que andaba yo con Jos vientos perdidos por<br />

la Cecilia cuaiido me apercibi <strong>de</strong> que cierto niilitar, cuyo nombre<br />

callo porque sin duda alguna vive aim, era mi rival.<br />

D. Bu enaventura quiso hablar, pero se <strong>de</strong>cidiO a no hacerlo,<br />

en vista <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>rite reserva que al parecer se proponia guardar<br />

Cortés; éste contjnuO asi:<br />

—Mi rival, señores, se prcstaba gran<strong>de</strong>mente al ridIculo, y yo<br />

fortmi nd partido <strong>de</strong> atacarle por este lado, y con tal fin compuse<br />

ci Siguiente sOneto.<br />

D. Buen aventura estaba en ascuas y su agitaciOn iba cambián_<br />

dose en rnanifiesta cOlera.<br />

—'Venga ci SOn eto,dijo D. Alvaro que to Jo habia ya cornprendjdo<br />

—Decja asi:<br />

c<br />

-4<br />

Toto 1<br />

Mucho buclerjzado en el cairel,<br />

corbatin sobre ci hombro volador,<br />

casaca con botn <strong>de</strong> similor,<br />

Y venera fingida en tin clavel.<br />

Un sombrero ojaidrado cual pastel,<br />

un relox que es archivo <strong>de</strong>l prinior,<br />

una caja <strong>de</strong> poivos con olor.<br />

y tin hablar en más lenguas que un Babel:<br />

Unos pasos medidos a el andar,<br />

un coituTh afectado presumir,<br />

tin d.e todo y <strong>de</strong> todos murmurar.<br />

Un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> tin asno on discurrir,<br />

tin soneto en que quise retra tar<br />

un militar con sucido y sin seryir.<br />

123


j o i & Ebisodios Hisiôrico.c Mexicanos<br />

-. -<br />

D. Buenaventura no pudo más y an at paroxismo <strong>de</strong> la rabia<br />

dio una trernenda patada an at tabiado; pero rnal dije, no fuá at<br />

tablado at qua Ia recibió sino at <strong>de</strong>licioso piececito <strong>de</strong> la mismIsima<br />

Inesilla, qua Ianzó un lay! lastimero y cayó <strong>de</strong>smayada an los brazos<br />

<strong>de</strong> D. Alvaro, qua an vez <strong>de</strong> entregarse a los transportes <strong>de</strong> la<br />

cornpasidn rela con estruendosas carcajadas.<br />

D. Martin se quedd como un bobo: igndrase si por to imprevisto<br />

<strong>de</strong>l caso 6 efecto <strong>de</strong> la admiracidn qua Ic causó at contemplar<br />

<strong>de</strong> cerca a la Inesilla.<br />

Luciano Cortés abrió sus labios para dirigir cargos a D. Buenaventura,<br />

pero ëstc no Ic perrnitid habiar, porque tornándole con<br />

energia <strong>de</strong> un brazo, y haciéndole a un lado, le dijo echando chispas<br />

pOr los ojos:<br />

—Sailor mb, penso usted muy bien at pensar qua la victima <strong>de</strong><br />

su soneto vivIa, aün viva, viva efectivarnente, y to soy yo, qua asi<br />

como entonces atravesé a usted un brazo con mi espadmn, le atravesaré<br />

ahora la Iengua, si no se comprometc a olvidar para siempre<br />

su in<strong>de</strong>cente soneto.<br />

Sin esperar respuesta aiguna at ex-cornandantc salió <strong>de</strong>l escenario<br />

sin <strong>de</strong>spedirse <strong>de</strong> nadie, y aun sin esperar a D. Martin, qua, conio<br />

estatua <strong>de</strong> sal, permanecIa an muda contempiación ante la hermosa<br />

Inds Garcia.<br />

Ix<br />

<strong>El</strong> mismo dIa S <strong>de</strong> Febrero an qua at virey dió a Calieja la or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> ponerse nuevarnentc an marcha, <strong>de</strong>bia at sailor Morelos cntrar<br />

an <strong>Cuautla</strong>, segdn noticias dadas a Venegas por dos soldados <strong>de</strong>l<br />

batallón <strong>de</strong> Tula, liegados at dIa anterior <strong>de</strong> Cuxyoacan, y fugados<br />

<strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l caudillo insurgente, qua habiales hecho prisioneros<br />

an Tasco.<br />

Se hacia, pues, indispensable qua at terrible vencedor<strong>de</strong> Aculco,<br />

Guanajuato y Caldardn no tardase an caer sobre at ternible enernigo<br />

<strong>de</strong> las instituciones coloniales.<br />

Venegas rnismo nos ha <strong>de</strong>jado Ia siguientc pintura <strong>de</strong>l poco satisfactorio<br />

cuadro <strong>de</strong> su situacidn.<br />

La ciudad <strong>de</strong> Mexico se hallaba ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> gavillas qua tenian


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaulia<br />

por todos rumbos interceptadas las comunicaciones, tanto <strong>de</strong> pro.<br />

visiones como do correos, siendo notable la escasez do las primeras,<br />

ternible ci caso <strong>de</strong> quo quedasen completarnente obstruidos los<br />

carninos <strong>de</strong> Texcoco y Toluca, que verda<strong>de</strong>rarnente nunca hablan<br />

estado en completa franquicia.<br />

La gran reunion compuesta <strong>de</strong> las gavillas do los Villagranes, y<br />

cura Correa, <strong>de</strong> Nopala, <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> haber tornado, no sin hallar<br />

en él vigorosa resistencia, el real do Zirnapan, amenazaban a Ixmiquilpan,<br />

ramiflcándose por todo aquel rumbo hasta unirse con<br />

los cabecilias <strong>de</strong> las inrnediacjones do Querétaro, que tenfan aniquilado<br />

at cornercio <strong>de</strong> tierra a<strong>de</strong>ntro: imposibilitada Ia rernisión<br />

do azogues, póivora y <strong>de</strong>rnás efectos indispcnsabies para la elaboraciOn<br />

<strong>de</strong> la plata, resentIanse sobre todo <strong>de</strong> esos daños las provincias<br />

<strong>de</strong> Guanajuato, San Luis, Zacatecas, Nueva Galicia y las<br />

internas. La cnca<strong>de</strong>nacidn do aquellos insurgentes con los <strong>de</strong> la<br />

Villa do CarbOn, Tepeji, Chapa do Mota,Jilotepec, Santa Maria <strong>de</strong><br />

Tixrna<strong>de</strong>j, y <strong>de</strong>rnás pueblos y ranchos, hacIa fáciles sus correrias<br />

por el Montealto, Cuautitlan, Cuesta do Barrientos, Tialnepantla,<br />

Atzcapotzalco, los Remedios, Tacuba y hasta ]as garitas <strong>de</strong> la capital.<br />

Los <strong>de</strong> Santa Maria Tixrna<strong>de</strong>jé y algunos otros pueblos do Ia<br />

dirccciOn do Valladolid, interceptaban Ia correspon<strong>de</strong>neja y giro<br />

con aquella ciudad, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> i-etirado el ejército do Toluca,<br />

v olvieron a aparecer gavillas en Tenancingo, mantenjéndose en<br />

rebelión los ranchos y tierras inrnediatas a aquella ciudad, el real<br />

<strong>de</strong> Ternascattepec Sultepec y lugares conlinantes.<br />

Poor aspecto presentaba todavia el carnino <strong>de</strong> Puebla por Aparn<br />

I., toda la provincia: los insurgentes ocupaban con fuerzas consi<strong>de</strong>rabies<br />

Jos pueblos <strong>de</strong> Teotihuacán, Otumba, Aparn, Calpulalpan,<br />

y ]as haciendas <strong>de</strong>l territorio, con grave riesgo 0 inquietud do los<br />

adicto a Ia administracjOn espafiola.<br />

Tlaxcala habia sido invadjda distintas veces, obligando a sus<br />

mor adores a vivir en ella corno en plaza sitiada: Ia provincia do<br />

Tepeaca estaba dominada casi en general por los in<strong>de</strong>pendientes y<br />

efecto <strong>de</strong> la suspensiOn <strong>de</strong> los trabajos do campo y siernbra, ternIase<br />

Ia plaga <strong>de</strong>l harnbre para el año siguiente.<br />

A tat estado <strong>de</strong> trastorno püblico unIase Ia absoluta incornunica.<br />

d On <strong>de</strong> la capital con la provincia do Oaxaca y el temor do que otro<br />

1019


I OO Episodios His/trios Mexica ns<br />

tanto sucediese con la plaza y puerto <strong>de</strong> Veracruz, ültimo goipe<br />

qua hubiera podido darse at comercio <strong>de</strong>l reino.<br />

Las transacciones mercantiles habIanse paralizado: existian an<br />

Ia capital friás <strong>de</strong> dos miliones <strong>de</strong> pesos, qua <strong>de</strong>blan haberse exportado<br />

ya, no habinclosc asi vcriIicado an at cspacio <strong>de</strong> aigunos meses<br />

por la diticultad qua ofrccIan los caminos y la falta <strong>de</strong> tropa<br />

para superarla.<br />

Todos estos males, ci perjuicio <strong>de</strong> estar interceptado ci cornercio<br />

<strong>de</strong> Acapulco, 6 imposibilitadas Ia <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> la nao y Ia traslación<br />

<strong>de</strong> sus efectos at interior <strong>de</strong>l reino, privándose el real erario en<br />

medio <strong>de</strong> su penuria, <strong>de</strong> un milton <strong>de</strong> pesos qua dcberIan reportar-<br />

Ic los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> aquel cargamento, y la inminencia <strong>de</strong> qua aqua.<br />

ha plaza y su puerto pudieran sucumbir a la fuerza <strong>de</strong> la insurrección,<br />

to consi<strong>de</strong>raba ci virey, apoyado en la persona <strong>de</strong>l señor Mo.<br />

relos, <strong>de</strong> quien <strong>de</strong>cla ser cprincipal corifco <strong>de</strong> Ia insurrección an la<br />

actualidad, y po<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>cir que ha sido en ella ci genio <strong>de</strong> mayor<br />

firnieza, recursos y astucias,' envalentonado con sus victorias.<br />

Venegas consi<strong>de</strong>raba, pues, indispensable combinar un plan para<br />

<strong>de</strong>struir at señor Morelos, 6 hacer escarmiento tal qua, aterradas<br />

sus tropas, Ic abandonasen si no se lograba aprehen<strong>de</strong>rk.<br />

Segün las noticias qua tenia Ia cOrte vireinat, Jos principales<br />

puntos ocupados por el señor Morelos, eran Izücar, <strong>Cuautla</strong> y<br />

Tasco; a ha vez ocupaba los pueblos <strong>de</strong> Topata, Buenavista, Juchi,<br />

Tlalmanalco y Chaico, y su vanguardia habIase retirado a Topa!a<br />

y <strong>Cuautla</strong> teniendo avanzadas an Buenavista.<br />

<strong>El</strong> plan era atacar simultáneamente a Izcar y <strong>Cuautla</strong>, con el<br />

fin <strong>de</strong> impedir Ia reuniOn <strong>de</strong> los insurgentes, y aunquc Sc creyO<br />

oportuno atacar con la misma simultaneidad i Tasco, se <strong>de</strong>sistio<br />

<strong>de</strong> ello por no subdividir las fuerzas realistas, escasas <strong>de</strong> oficiales<br />

sobre todo.<br />

Dispuso, por to tanto, Venegas qua ci ej.rcito emprcndicsc su<br />

martha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Mexico, por Chalco, Tenango, Amcca, Ozumba v<br />

Atlatlauca, que, segtmn persona práctica, era la ruta adaptable a Ia<br />

artilleria, <strong>de</strong>biendo lievar algunos indios zapadores para la habili.<br />

tación <strong>de</strong> un crto trecho <strong>de</strong> camino más allã <strong>de</strong> Ozumba, don<strong>de</strong><br />

habia qua dar una corta vuelta a los Cedritos C introducir las fuerzas<br />

por tierras dc labor, pues las veredas disponibles eran angostas<br />

cubiertas <strong>de</strong> bosques an sus dos costados, los qua se quiso evitar


WI"<br />

<strong>El</strong> Silo do Cuaull., io,<br />

por si acaso el eneniigo se aprovechaba dc esta venaja para irnpcdir<br />

la marcha <strong>de</strong>l ejército.<br />

En consecuencia dc lo acordado en este plan que he transcrito<br />

casi con la-; mismas palabras <strong>de</strong>l virey, ci to <strong>de</strong> Febrero saiiO dc<br />

Mexico una vanguardia compuesta <strong>de</strong>l segundo batallón <strong>de</strong> grana.<br />

<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la Corona y la correspondiente caballeria y se situO en<br />

Chaico, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se retiraron las prin-zeras avanzadas <strong>de</strong>l señor Morelos,<br />

quien, no el dIa 8, sino ci 9, entrO con sus tropas en <strong>Cuautla</strong>.<br />

En la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l miércoles 12 los balcones y ventanas voivicron a<br />

engalanarse con colgaduras, para <strong>de</strong>spedir dignarnente at ejCrcito<br />

<strong>de</strong> Calleja, cuyas tropas acamparon en ci ilano <strong>de</strong> San Lázaro,<br />

transformado con este motivo en un paseo, at que Se trasladO Ia<br />

mitad <strong>de</strong> la población, que nunca habfa visto un campamento, y<br />

toda La noche se paso en fiestas y regocijos, en los cuales el paisanaje<br />

hizo ci gasto fraternizando con la tropa y entre gándose i Los<br />

locos transportes <strong>de</strong> entusiasmo y alegria. Los pueblos son asi; siryen<br />

to mismo para un fregado que para un barrido, como dice ci<br />

refrán, y con tal que el pan y las fiestas no fatten, estáasiempre at<br />

lado <strong>de</strong>l que manda 6 triunfa.<br />

• A la salida <strong>de</strong>l so!, que fud. espindida, pues el astro rey se presentó<br />

vivido y centellante entre pabeilones <strong>de</strong> ptrpura roja y girones<br />

<strong>de</strong> oro<strong>de</strong> los rnás belios matices, las müsicas y clarines <strong>de</strong>jaron<br />

oir los dukes y arrnonjosos acor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Las dianas militares, y adamado<br />

por gigantes vitores, D. Felix Maria Calleja <strong>de</strong>l Rey con su<br />

estado mayor y palatina escolta, se presentO en el campamento y<br />

diO las voces <strong>de</strong> marcha, entre ci estruendo <strong>de</strong> las salvas <strong>de</strong> Jaguarnición<br />

<strong>de</strong> Mexico y los repiques <strong>de</strong> los entonces multiplicados tern-<br />

PI S <strong>de</strong> la capital.<br />

X<br />

Ob e<strong>de</strong>ciendo en tin todo las ór<strong>de</strong>ncs <strong>de</strong> \negas y sin ha',),--r<br />

OCurrido en ci camino cosa alguna particular, ci 17 <strong>de</strong> Febrro<br />

alleja se situaba en Pasuico, a dos leguas cortas <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>.<br />

Sus i ncesantes triunfos, las muestras <strong>de</strong> acendrada sirnpatia que<br />

on Mx1c0 acababa <strong>de</strong> recibjr, Ia conflanza quc tenia en sus tropas,<br />

4 todos y cada uno <strong>de</strong> cuyos soldados querla como a hijos, pues 0


02 Episadios His1ric's Mxi:.iuos<br />

habialos forrnado 6 irnbuIdo si.i arrojo militar; todas estas circuns.<br />

tancias juntas, le hicieron creer qua, nuevo César, su victoria no<br />

se retardaria sino at tiempo necesario para librar la primera accion.<br />

Dcjó, pues, a Pasuico at dla iS y so a<strong>de</strong>lantó sobrc <strong>Cuautla</strong> con<br />

objeto <strong>de</strong> intentar un reconocimiento y elegir los puntos do ata<br />

quo; pero con gran sorpresa suya se vió <strong>de</strong> improviso atacado por<br />

• las tropas <strong>de</strong> Ia plaza, ganosas do habérselas con at famoso caudillo<br />

realista; tanto éste corno ci campcón insurgonte habian hecho n-ial<br />

sus cá[culos: uno y otro to esperabari todo do una sola acción: Ca.<br />

lieja esperaba ser dueño do <strong>Cuautla</strong> at siguiente dia, y at Sr. Morelos<br />

esperaba tambidn para la misma próxima fecha, encontrarse en<br />

camino <strong>de</strong> Mexico por efecto <strong>de</strong> su victoria sobre los realistas.<br />

Dejo an to <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lante Ia palabra at compadre Mascarilla:<br />

—No hablase aün disipado,—<strong>de</strong>cia,—Ia nube do polvo levantada<br />

por at enemigo, cuando at Sr. Morelos, transfigurándosc A nuostra<br />

vista, gritó:<br />

—1Mi caballo! j Mi cscolta! A su puesto cada uno.<br />

—Señor,—exclamó Galeana,—;quC preten<strong>de</strong> usted?<br />

—Medir por ml niismo la talia do Calleja.<br />

—;Con solo la escolta?—observó D. Mariano Matamoros.<br />

—:Que Ic extraña a usted? Acaso, por to qua po<strong>de</strong>rnos distin.<br />

guir, acompana a Caileja otra cosa qua su escolta? iValc acasomzi3<br />

la suya qua la mia?<br />

—Senor...—murmuró D. Leonardo Bravo sin atreverse a prose.<br />

guir.<br />

—Al menos, djonos usted acompanarle,—suplicO Galeana.<br />

—1)e ningün modo,—contestó at caudii!o,—seria <strong>de</strong>masiado<br />

honor para Callcja qua saliesc yo ai recibirie con todos mis jefes.<br />

—Señor...<br />

—Ni una palabra más.<br />

—Señor...<br />

—DCjeme usted, Galeana; s510 voy at Caivario a reconocer con<br />

mi anteojo a! enemigo.<br />

Nadia se atrevió a aventurar una nueva observación, y dando la<br />

voz do marcha, at Sr. Morelos saliO <strong>de</strong> Ia población tomando Ia<br />

carretera <strong>de</strong> Mexico.<br />

La nube <strong>de</strong> polvo levantada por los reaiistas <strong>de</strong>sapareció enton


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cu.iufla<br />

ces: habianse <strong>de</strong>tenido, pero por otras que a la distancia se aiza.<br />

ban, podia colegirsc que el grueso <strong>de</strong>l ejército realista, 6 at menos<br />

su vanguardia, seguIa at general; pero tarnbién aquei!as nubes<br />

<strong>de</strong>saparccieron bien pronto dctrás <strong>de</strong> los matorrales.<br />

D. 1-Tcrmenegilclo Galeana, que <strong>de</strong> todo estaba pendiente, gritó<br />

entonccs:<br />

—Listo, vive Dios, todo el rnundo: ]as vanguardias enemigas se<br />

han eml)oscado en aqucUos matorrales; no ha podido verlas ci señor<br />

Morelos, pero, vive Dios, ml vista no me engaa.<br />

<strong>El</strong> Sr. Morelos continuaba mientras tanto avanzando a todo ci<br />

galooe dc los caballos <strong>de</strong> su escolta, que no pasaba <strong>de</strong> cien hornbres.<br />

Dc pronto Ilcg a nosutros Un ruido seco y breve: ci Sr. Morelos<br />

habia disparado una <strong>de</strong> sus pistoias: to conocirnos porque vimos<br />

cacr un enernigo y salir disparado ci caballo que montaba:<br />

s510 el Sr. Morelos podia haber disparado; era hombre que jarnás<br />

erraba un tiro.<br />

Dc <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los rnatorrales virnos entonces salir un relárnpagG<br />

y aizarse una inmensa bola <strong>de</strong> humo: unos segundos <strong>de</strong>spués sc<br />

escuchd la <strong>de</strong>to nacjón <strong>de</strong>l cañonazo y en nuestra escolta Sc trastornó<br />

la forrnacjón: la bala habia abierto en sus filas un claro <strong>de</strong><br />

cinco hornbres; ci fuego se hizo entonces general.<br />

—; A cilos!—gritó D. Hermenegildo, saliendo a su vez <strong>de</strong> la plaza<br />

seguido por doscientos soldados.<br />

La escolta <strong>de</strong> nuestro caudillo se batIa mientras tanto con <strong>de</strong>sesperación,<br />

v sus hombres caiaij sin cesar, como heridos por ci rayo:<br />

aquello era horrible. Galeana no liegaba y el Sr. Morelos casi solo,<br />

distintamente to virnos, habIa sido envuelto por ci enemigo.<br />

nos cogen at general!—grito entonces con voz terrible<br />

fluestro atalava.<br />

A este grito respondieron en Ia plaza miflares <strong>de</strong> bocas que Ian.<br />

zaban acentos <strong>de</strong> angustia y <strong>de</strong>sesperación.<br />

Espantados <strong>de</strong>l estrago causado por los realistas, los pocos soldados<br />

<strong>de</strong> Ia escoita que quedaron vivos dironse a la fuga, sin escuchar<br />

la voz <strong>de</strong>l Sr. Morelos que <strong>de</strong>cIa:<br />

T; Muchachos , no con-an, que por Ia cspalda no se yen las balas!<br />

Ln niornento rnas y todo se hubiera perdido, pero Ia fortuna estaba<br />

<strong>de</strong> nuestra parte v en ci instante en que un grana<strong>de</strong>ro echaba


1024 Episodios Históricos Mxica,,os<br />

mano a las riendas <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong>l Sr. Morelos, D. Hermenegildo<br />

<strong>de</strong>rramó las doscientas balas <strong>de</strong> ]as carabinas dc sus costeños sobre<br />

ci enernigo, y <strong>de</strong>tuvo al caudillo qua en su ciego arrojo pretcndió<br />

resistirse exciamando:<br />

—;Mzis honroso es mont matando, qua entrar an <strong>Cuautla</strong> corriendo!<br />

<strong>El</strong> triunfo quedd pot nosotros: los realistas se retiraron <strong>de</strong>spus<br />

<strong>de</strong> haber visto segar gran nümero <strong>de</strong> sus cabezas al espantoso machete<br />

suriano.<br />

D. Hermenegildo regresó a <strong>Cuautla</strong> trayendo coisigo al Sr. Mo.<br />

rclos, qua no fué por los suyos recibido con vitores ni aclamacio.<br />

nes, sino con mudas pero elocuentes protestas contra su temerario<br />

arroj o.<br />

—Tenéis razón, hijos mIos,—exclamó ci gran caudillo,—pero yo<br />

no podia presentanic a Caileja sino mi cara.<br />

Pero auello, con todo y el peligro <strong>de</strong>scrito, no habia pasado <strong>de</strong><br />

una simple escaramuza: lo bueno nos lo habia rcservado Dios para<br />

el siguiente dIa, miércoles i6 <strong>de</strong> Febrero.<br />

Apcnas amaneció, los ataiayas avisaron qua ci ej6rcito <strong>de</strong> Calleja,<br />

dividido en cuatro columnas, avanzaba sobre <strong>Cuautla</strong>, trayendo<br />

an ci centro la artilienia y la caballerIa an los flancos.<br />

Todos nos hallábamos an nuestro lugar: yo me encontraba con<br />

D. Hcrmcnegildo en la plaza <strong>de</strong> San Diego, D. Leonardo Bravo en<br />

Ia <strong>de</strong> Santo Domingo, y an la hacienda <strong>de</strong> Buena-vista D. Victor<br />

Bravo y D. Mariano Matamoros.<br />

Como si Ilevasen Ia seguridad <strong>de</strong>l triunfo, los grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Ca.<br />

lieja avanzaron como quien marcha an formación por la calla Real,<br />

situada al extremo norte <strong>de</strong> la ciudad, d hicieron alto frente a nuestra<br />

trinchcra <strong>de</strong> San Diego, enfilando sus cationes, qua al toque <strong>de</strong><br />

ciarin hicieron fucgo, dando La senal <strong>de</strong> Ia acción: contestaron inmediatarnente<br />

los nuestros, y no se disipaba aun ci bumo, cuando<br />

pudimos sorpren<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>l arrojo <strong>de</strong> los grana<strong>de</strong>ros realistas qua<br />

se encontraban al pie <strong>de</strong>l parapeto: Jos gnitos <strong>de</strong> iviva ci rev! eran<br />

lanzados casi an nuestro carnpo: D. J-Icrmcnegildo quiso entonces<br />

no ser menos an aqucilas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> valor, y sa!tó sobre la<br />

trinchera a tiempo qua igual cosa hacia ci coronel realista Sagarra,<br />

quien, conociendo a Galeana, disparó sobre ël su pistola a quema<br />

ropa: ileso milagrosamente quedd D. Hermenegildo y tomando la


<strong>El</strong> Sitio do Cuaulia 1 02<br />

carabina <strong>de</strong>l soldado mas próximo, apuntó a Sagarra, y Sagarra<br />

rodó <strong>de</strong>l parapeto <strong>de</strong>jando en 61 La tapa <strong>de</strong> los sesos.<br />

Lanzándose entonces a vengar su rnucrte se presentó en ci lugar<br />

dcl comandante realista otro bravo hombre que montaba un magnffico<br />

cabailo blanco. Galeana dió La or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> fuego y ci jinete<br />

vino a ticrra mortalrnente herido: los soldados que seguian lanzaron<br />

una terrible imprecación <strong>de</strong> dolor, y tomando su cuerpo se<br />

retiraron con él: era ci con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul.<br />

Irnposiblc me es <strong>de</strong>scribir menudamente los <strong>de</strong>tailes <strong>de</strong> aquel<br />

asaito: los realistas cargaban cada vez con más gran<strong>de</strong> furor, y<br />

también cada vez y con niis gran<strong>de</strong> furor los rechazabamos nosotros:<br />

ci piso temblaba a los golpes <strong>de</strong> Jos cuerpos muertos que<br />

sobre ci caIan: los lamentos <strong>de</strong> los heridos, las maldicioncs <strong>de</strong> los<br />

moribundos, sobre cuyos miembros pisaban espoleados los caba-<br />

Ilos, competian en ci conjunto <strong>de</strong> su ruido con ci estrépito <strong>de</strong> Jos<br />

disparos <strong>de</strong> las piezas: algunas casas, 6 mejor dicho jacaics <strong>de</strong> zacate,<br />

ardlan y nos ahogaban con su humo: otras <strong>de</strong> mis sólida<br />

construcción, sin <strong>de</strong>jar por eso <strong>de</strong> set débiles fábricas, se <strong>de</strong>rrum.<br />

baban sobre los zapadores realistas quc pretendIan penetrar en la<br />

plaza <strong>de</strong> San Diego, horadando las pare<strong>de</strong>s divisorias: en alguno<br />

<strong>de</strong> estos casos hundIanse las azoteas arrastrando tras <strong>de</strong> si a los<br />

grupos <strong>de</strong> nuestros hon<strong>de</strong>ros que mataban i pedradas a los realis.<br />

tas. En otras partes no htbia tiempo para voiver a cargar los fusiles<br />

y se combatla a culatazos: por aquf D. Pablo Galeana nos <strong>de</strong>s.<br />

embarazaha <strong>de</strong> los asaltantes, arrojándoies granadas <strong>de</strong> mano que<br />

estailaban con estrépito y ci famo3o Viño, ci primer cañon que<br />

tuvo ci Sr. Morelos, ametrallaba a la vez a amigos y enemigos,<br />

pues tal era Ia confusiOn en que envueltos Sc encontraban.<br />

<strong>El</strong> cornbate revestia los mismos horribles caracteres en otros<br />

puntos <strong>de</strong> Ia ciudad: los crueles, aunque <strong>de</strong>nodados tamarindos<br />

ilegaron a apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> una gran parte <strong>de</strong>l recinto insurgente,<br />

Pero su jefe, D. Juan Nepomuceno Oviedo, que ellos ilarnaban ci<br />

amo, pot haber sido su admjnjstrador en La Hacienda <strong>de</strong> las Bocas,<br />

en ]as Irmediaciones <strong>de</strong> San Luis, cavó muerto en ci asalto, produciendo<br />

su <strong>de</strong>sgracia, entre sus patriotas. ci misino efecto producido<br />

pot Ia <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul entre Los suyos.<br />

Mientras uno y otto daban ejem10 <strong>de</strong> su natural, aunquc infor.<br />

tunado valor, ci brigaiir rz' otum•<br />

TONO I


1o26 Ep isodios His!Jrics Mcxicjnc's<br />

brado a cornbatir en Espana contra los franceses, se hacIa acreedor<br />

por su cobardia a quc Calleja le quitase ci rnando y le reprendiera<br />

pü hi i cam en te.<br />

Sis horas lievaba ya <strong>de</strong> duración aquel treniendo combate y aun<br />

Ia victoria PernaflecIa in<strong>de</strong>cisa, cuando <strong>de</strong> pronto la VOZ <strong>de</strong> un infame<br />

ó <strong>de</strong> un traidor, gritó cerca <strong>de</strong> la trinchera <strong>de</strong> San Diego,<br />

punto principal <strong>de</strong>l ataque:<br />

—jTodo se ha perdido, han <strong>de</strong>rrotado a Galeana!<br />

Oh! lo que entonces !pasó no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribirse: nadie supo ya<br />

lo quc sucedla, ci fuego se suspendió, las voces <strong>de</strong> entusiasmo enmu<strong>de</strong>cieron,<br />

y los que en nuestro puesto nos conservábamos eramos<br />

arroliados por los que huIan sin saber <strong>de</strong> quién ni i dón<strong>de</strong>:<br />

los hasta entonces <strong>de</strong>nodados <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> nuestra trinchera, re•<br />

tiráronse a su vez <strong>de</strong> ella, obligando al capitán Larios a abandonar<br />

una pieza en ci momento mismo en que iba a dispararla, y los<br />

dragones realistas se posesionaban <strong>de</strong>l punto abandonado, cuando<br />

un niño ilamado Narciso Mendoza, corre a la pieza cargada <strong>de</strong><br />

metralla, Ic da fuego y causa horrible mortandad en los asaltantes<br />

que retroce<strong>de</strong>n con espanto.<br />

D. Hermenegildo Galeana vuelve sobre Ia trinchera con tropas<br />

<strong>de</strong> refresco conducidas por el mismo Sr. Morelos, y por fin,<br />

]as tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spuCs <strong>de</strong> tres asaltos, agotado el parque<br />

y muertos sus principales oficiales, Caileja da la senal <strong>de</strong> retirada,<br />

y sin que los irisurgentes tengamos ánimo <strong>de</strong> perseguirle<br />

va a situarse con sus diezmados batallones en La Hacienda <strong>de</strong><br />

Santa InCs.<br />

Apenas unos cuantos hombres rnenos fatigados que los <strong>de</strong>mds,<br />

nos atrevemos a salir <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> y a<strong>de</strong>lantarnos por la carretera<br />

que vemos cubierta <strong>de</strong> heridos.<br />

No habiamos a<strong>de</strong>lantado gran cosa, cuando Ilamó nuestra atención<br />

ci cadaver <strong>de</strong> un hombre coigado <strong>de</strong> un árbol cerca <strong>de</strong> una.<br />

choza al ]ado izquierdo <strong>de</strong>l camino. Un papel blanco con gruesos<br />

caracteres manuscritos estaba prendido <strong>de</strong> sus ropas y <strong>de</strong>cIa: cFusilado<br />

por traidor,.<br />

Pobre! ci cadaver era ci <strong>de</strong> un andaluz a quien llamábamos<br />

compadrc Currc'.<br />

<strong>El</strong> Sr. Morelos le habia echado mario, aiiá al principio <strong>de</strong> su alzamiento,<br />

perdonándole, por inofensivo, la vida, y tomádole por


POP<br />

<strong>El</strong> Sub dc Cuauila 1027<br />

criado; era ocurrente y chistoso por <strong>de</strong>rnás, a nadie hizo nunca<br />

rnal, y vino a ser fusilado por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Caileja, su conipatriota.<br />

iBravas justicias hacIa el buen senor!<br />

XI<br />

La noticia <strong>de</strong>l infructuoso ataque dado a Cuautia por ]as tropas<br />

<strong>de</strong> Cafleja, Ia recibiO ci virrey en los niomentos en que visitaba la<br />

Casa <strong>de</strong> monada y Apartado <strong>de</strong> Mexico, y a no haber sido porque<br />

la divuigaciOn <strong>de</strong>l suceso podrIa haber ejercido una influencia fatal<br />

en Ia opinion pübiica, Venegas se hubiese apresurado a pubiicaria<br />

corno un medio <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir ci ascendiente <strong>de</strong> su tcrnibie y odiado<br />

rival; los pormenores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre quedaron, pues, en ci mayor secreto<br />

posible, y ci parte <strong>de</strong> Calieja no vió la iuz en Ia Gaceta.<br />

Por primera vez en su vida, ci jefe cspañoi no se atrevió d <strong>de</strong>ternhinar<br />

cosa alguna por sI mismo, y en la noche siguiente a la<br />

acciOn, IlarnO a junta a todos los principales jefes con ci fin <strong>de</strong><br />

consultarles. La lecciOn habIa sido <strong>de</strong>rnasiado fuerte para privar a<br />

todos y cada uno <strong>de</strong> altos <strong>de</strong> todo sentimiento <strong>de</strong> vanidad y orguho:<br />

la generalidad convino en la inutilidad <strong>de</strong> intentar un nuevo<br />

asalto con los pequenos elernentos rni!itares <strong>de</strong> que podia disponer<br />

un ejército formado para cornbatjr en canipo raso, y no para asaltar<br />

plazas iii aun medianarnente fortiticadas.<br />

<strong>Cuautla</strong> se hallaba en efecto en un regular estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa,<br />

merced a ]a-.obras con tal fin emprendidas por D. Leonardo<br />

Bravo, durante la expediciOn <strong>de</strong>l Sr. Morelos a Taxco y Tenancingo:<br />

no obstante, sus ligeras fortificaciones <strong>de</strong> nada hubiesen p0dd0<br />

servir, sin la muralla como hemos visto inexpugnable, formada<br />

por los pechos <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nodadas tropas insurgentes: éstas podian<br />

estimarse en unos cuatro mil hombres, pues aun cuando ci total<br />

<strong>de</strong> 103 encerrados en Cuautia fuese numeroso, la inmensa mayoria<br />

c arecIa <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> instrucciOn mititar, sj bien fueron muy Utiles<br />

para todos los trabajos que hubieron <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>rse durantc ci<br />

Sitio: su artilleria era escasa, no pasando <strong>de</strong> unas diez y seis piezas<br />

<strong>de</strong> dtvei-sos c alibres. La ciudad estaba situada sobre una meseta liger<br />

amente elevada sobre los terrenos circunvecinos que formaban<br />

una especie <strong>de</strong> baj(o bastante hlano: at Oriente, entre la pob!aciOn y<br />

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1028 Episodios Histórieos Mxicnos<br />

las lomas <strong>de</strong> acatepec, y en ci fondo <strong>de</strong> un profundo cauce dc<br />

doscientas varas <strong>de</strong> ancho, se <strong>de</strong>slizaba con abundante y rápida Co.<br />

rriente ci rio, que nacia en las cumbres elevadas <strong>de</strong>l majestuoso<br />

Popocatepet!: <strong>de</strong> su caudal surtiase una extensa atarjea construIda<br />

con rnurallones <strong>de</strong> marnposterIa <strong>de</strong> vara y media dc grueso, que al<br />

Ilegar a la hacienda <strong>de</strong> Buenavista, cu ya casa y ouicina se en contraban<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la pobiación, aicanzaba a una altura <strong>de</strong> doce varas:<br />

menos por ci lado <strong>de</strong>l Poniente, i-odcaba al caserfo una tupida IInea<br />

d exuberantes bosques quc ostentaban en todo su esplendor Ia<br />

rica y maravillosa vejetacidn <strong>de</strong> la tierra caliente: la ciudad, cuya<br />

mayor longitud era <strong>de</strong> media legua por un cuarto <strong>de</strong> anchura, estaba<br />

formada <strong>de</strong> pohrcs cdificios, en su mayor partc jacales, en<br />

medio <strong>de</strong> pequenas huertas con cercados <strong>de</strong> piedras: como <strong>de</strong> costumbre,<br />

en aquelios dias, sus rnás sólidos ediuicios cran las iglesias<br />

y capilias y las Casas Reales situadas en Ia plaza <strong>de</strong> Santo Domingo.<br />

Con Ufl mediano tren <strong>de</strong> batir, <strong>Cuautla</strong> hubiese quedado en pocos<br />

momentos <strong>de</strong>struida, a pesar y a <strong>de</strong>specho <strong>de</strong> todo ci heroismo<br />

<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>fensores.<br />

AsI lo comprendió la junta <strong>de</strong> ofIciales, y lo comunicó Calleja al<br />

virrey, diciéndole: <strong>Cuautla</strong> está situada, fortiiicada y guarnecida<br />

<strong>de</strong> on modo, que no es empresa <strong>de</strong> pocas horas, <strong>de</strong> poca gente y<br />

<strong>de</strong> pocos auxilios: exige on <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> seis ü ocho dias, con tropas suficientes<br />

para diriir tres ataques y circunvalar un pueblo, que<br />

aunque su recinto ocupa dos leguas, pue<strong>de</strong> reducirse a la tercera<br />

parte. Estas tropas neccsitan acopios <strong>de</strong> subsistencias, forrajes, algunos<br />

morteros, artillerfa <strong>de</strong> más calibre, on hospital do sangre en<br />

ci mismo paraje en que lo están las provisiones y forrajes, y quinientos<br />

ó seiscientos trabajadores.<br />

Conozco que todo esto exige gastos, tiempo y mucho trabajo,<br />

pero los talentos politicos y militares <strong>de</strong> V. E. compararán ]as<br />

ventajis que producen, con los males que <strong>de</strong> no hacerlo nos <strong>de</strong>ben<br />

resuitar.<br />

Para evitar estas funestas consecuencias, Cuautia <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>molida,<br />

y si es posible, sepultados los facciosos en su recinto, y<br />

todos los efectos serán contrarios: nadie se atreverá en a<strong>de</strong>lante a<br />

encerrarse en los pueblos, ni encontrarán otro medio para librarse<br />

<strong>de</strong> la muerte que el <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar las arrnas.


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<strong>El</strong> Silso <strong>de</strong> Cuan/la 1031<br />

Si Cuautia no quedase <strong>de</strong>rnoljda como Zit4cuaro, el eneniigo<br />

creerfa haber hailado un medio seguro <strong>de</strong> sostenerse: multiplicaria<br />

sus fortificaciones en parajes convenientes, en los que reuniria el<br />

inmenso nümero que <strong>de</strong> temor se Ic separa, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellas intercepta.<br />

na los caniinos y <strong>de</strong>struiria los pueblos y haciendas: ]as pocas tropas<br />

con que contamos se aniquilarian, y Ia insurrección que se halia en<br />

su ültinio término, cundirla rIpidamente y tomaria un nuevo y vigoroso<br />

aspecto.<br />

Calleja se retiró at pueblo <strong>de</strong> Cuautlixto en espera <strong>de</strong> las resoluciones<br />

<strong>de</strong>l virrey: <strong>de</strong>sistiendo éste <strong>de</strong> su proyecto <strong>de</strong> atacar a Izicar<br />

al mismo tiernpo que a <strong>Cuautla</strong>, dió sus ór<strong>de</strong>nes al brigadier Llano<br />

para que acudiese a reforzar ci ejército <strong>de</strong> Calleja.<br />

Para Llano esta or<strong>de</strong>n fué la salvación, Si no personal, Si at<br />

menos <strong>de</strong> su honor.<br />

Dire par qué.<br />

En c umplirnjento <strong>de</strong> suprernas disposiciones, y at frente <strong>de</strong> lo<br />

que se tituió 'Ejércjto <strong>de</strong>l Sur, compuesto <strong>de</strong> dos mil hombres,<br />

Llano se sitné frente a Jzücar en ci cerro <strong>de</strong>l Calvario, y Cl 23 <strong>de</strong><br />

Febrero a la una <strong>de</strong> Ia tar<strong>de</strong>, rompió ci fuego sobre la población,<br />

hacicndo a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> avanzar dos columnas, al mando la<br />

una <strong>de</strong>l mayor D. José EnrIquez y la segunda <strong>de</strong> Francisco Caminero:<br />

dos escuadrones <strong>de</strong> caballerla formaban Ia retaguardia al<br />

niando <strong>de</strong>l coronet D. Jos Antonio Andra<strong>de</strong>. Tan vigorosa fué la<br />

resistencia que el Padre Sanchez, Guerrero y Sandoval le opusieron,<br />

que Llano hubo <strong>de</strong> retirarse a su campamento <strong>de</strong>l Calvario,<br />

<strong>de</strong>spues <strong>de</strong> dos horas <strong>de</strong> infructuoso ataque; Ic repitió no obstante,<br />

at siguiente dia 24, y no con mejor fortuna, pues fuC segunda vez<br />

rechazado Sin inconvenjente obe<strong>de</strong>ció en cOflsecuencja la or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>l v1rre ' y ci 26 se puso en camino para Cuautia; pero ni aun<br />

m archarse en paz Ic <strong>de</strong>jaron los valientes sitiados en Izijear, que hicleron<br />

sobre CI un vivo fuego at tener a Jos realistas al alcance <strong>de</strong><br />

SUs Parapetos, y no se lirnitaron a esto, sino que saliendo <strong>de</strong> la po.<br />

biacion, motestáronle <strong>de</strong> tal modo en su retirada, que en la barranca<br />

<strong>de</strong> Ttavacaque hubo Llano <strong>de</strong> sostener una acción en regla con<br />

ci enemigo, Vj ndose precjsado a abandonarle un cañdn, cuya cu<br />

rena se inUtjljzd en aquellos dificiles pasos.<br />

<strong>El</strong> dfa 29 <strong>de</strong> Febrero Llano lIegó al campo <strong>de</strong> Calteja, <strong>de</strong>spués<br />

d e haber segu!d O el djffcjly escabroso camino, que pasando por ci<br />

'IL


I 032 Epi.sodios Thslóricos Mexica,sos<br />

rancho <strong>de</strong> Temascalapa y las haciendas <strong>de</strong> San Ignacio y Santa<br />

Clara, da vuelta al grandioso volcán <strong>de</strong>l Popocatepeti.<br />

Aprovechãndose <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong> Llano, y obrando por su propia<br />

cuenta, sin que <strong>de</strong> ello pueda resultar culpa alguna a los verda<strong>de</strong>ros<br />

caudillos insurgentes, un salteador y bandido liamado Vicente Gomez,<br />

mas conocido por un repugnante apodo conquistado mutilando<br />

bárbaramente a sus prisioneros, a los cuales no quitaba la vida, cayó<br />

el 25 <strong>de</strong> Febrero sobre San Martin Texmelücan, entrando en Ia población<br />

y cometiendo en ella los crueles actos a que le impulsaba<br />

su sanguinario instinto; poco duró no obstante alit, pues<br />

sabido en Puebla el suceso, salió dc ella con un corto <strong>de</strong>stacamento<br />

el coronel D. Francisco Ordóñez, y Vicente Gómez huyO,<br />

prendiendo fuego a unas casas <strong>de</strong>l pueblo y zi la hacienda <strong>de</strong> San<br />

CristObal.<br />

Con el refuerzo <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Llano y algunas municiones,<br />

pertrechos y auxilios quc Venegas le remitió, Calleja se <strong>de</strong>cidió a<br />

empren<strong>de</strong>r el <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> Cuautia: EL JUEVES 5 DE MARZO DE 1812,<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que comenzó el asedio, pues en dicho dia circunvaió<br />

ci ejército Ia plaza, situándose ci general en jefe al Poniente, en tierras<br />

<strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong> Buenavista y Llano al Oriente en las lomas<br />

<strong>de</strong> Zacatepec: Las trincheras (la <strong>de</strong>scripción estã tomada <strong>de</strong>l mismo<br />

Calleja), se abrieron a! Sur entre la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l general en jefe y<br />

la izquierda <strong>de</strong> D. Ciriaco Llano, a medio tiro <strong>de</strong> fusil <strong>de</strong> las baterIas<br />

enernigas: a! Norte, en el punto <strong>de</strong>l Calvario, se construyó un<br />

fuerte reducto bien guarnecido con infanterla y artilleria, y en las<br />

lomas <strong>de</strong> Zacatepec, en ci centro <strong>de</strong> la divisiOn <strong>de</strong> Llano, se lcvantó<br />

otro para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la caja <strong>de</strong>l rio. Los intervalos <strong>de</strong> unos a otros<br />

<strong>de</strong> estos puntos, se cubrian con partidas <strong>de</strong> caballeria <strong>de</strong> veinticinco<br />

hombres <strong>de</strong> dIa y cincuenta <strong>de</strong> noche, y para la fadl comunicaciOn<br />

entre ellos, se abrieron <strong>de</strong> unos a otros caminos <strong>de</strong> veinte<br />

varas <strong>de</strong> ancho a tiro <strong>de</strong> fusil <strong>de</strong> Cuaut!a, atravesando suertes <strong>de</strong><br />

cafa y echando puentes sobre los apant/es 6 canaics <strong>de</strong>stinados al<br />

riego: se abriO tambiSn un camino en Ia quebrada 6 barranca<br />

liarnada <strong>de</strong>l Agua hedionda, por correr por ella los <strong>de</strong>rrames <strong>de</strong> un<br />

manantial azufroso, y en ci pueblo <strong>de</strong> Arneicingo, a la <strong>de</strong>recha<br />

<strong>de</strong> la barranca, acarnparon ci batailOn <strong>de</strong> Lobera y cscuadrOn <strong>de</strong><br />

Puebla a las Or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l mayor D. José Enriquez: se puso en comunicación<br />

este punto con ci <strong>de</strong>l Calvario por medio <strong>de</strong> un puente


<strong>El</strong> Sf(ac' fr Cuaulla 1033<br />

sobre ci rio, protegido por un fuerte espaldón: lo miSmo Sc hizo al<br />

Sur entre la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> Calieja s. izquierda <strong>de</strong> Llano, y asi quedo<br />

formada una linea <strong>de</strong> circunvalación <strong>de</strong> más <strong>de</strong> dos leguas, aunque<br />

con gran<strong>de</strong>s intervalos entre los cuerpos que la <strong>de</strong>fendian, por no<br />

bastar su nümero a guarnecer tan dilatado espacio.<br />

Al lado <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> Calleja 6 en sus inmediaciones, se<br />

encontraban el alojamiento <strong>de</strong>l cuartel maestre, los <strong>de</strong> Jos mayores<br />

generales <strong>de</strong> infanterIa y cabailerIa, los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> parque,<br />

La proveedurIa y el hospital: forrnaban un semicirculo dando frente<br />

a la plaza y protegiendo los citados lugares, la columna <strong>de</strong> grana<strong>de</strong>ros,<br />

ci batailón <strong>de</strong> Guanajuato, ci escuadrón <strong>de</strong> lanceros <strong>de</strong> Meneso,<br />

el batallón <strong>de</strong> la Corona, ci regimiento <strong>de</strong> caballerla <strong>de</strong> San<br />

Luis, los patriotas <strong>de</strong> San Luis, el regimiento <strong>de</strong> caballerIa <strong>de</strong> San<br />

Carlos, los escuadrones <strong>de</strong> lanceros <strong>de</strong> Zarzosa y Armijo y los <strong>de</strong><br />

Mxico y Espafia. tJn camino <strong>de</strong> comunicación unla ci cuartel general<br />

con las baterfas <strong>de</strong> Buenavista y <strong>de</strong>l coronet Gordoncillo Situado<br />

at Sur <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>; otro cubierto iba <strong>de</strong> ella a Ia <strong>de</strong>l capitán<br />

Murga, y a corta distancia alzábasc la trinchera construfda en ci<br />

camino <strong>de</strong> Coahuixia: <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> La baterIa <strong>de</strong>l capitán Murga se<br />

encontraba un espaldón para morteros, y siguiendo la linea <strong>de</strong> circunvalación,<br />

ci puente que daba acceso al campo <strong>de</strong> D. Ciriaco <strong>de</strong>l<br />

Llano: en las faldas <strong>de</strong>l Zacatcpec acampaban el batallón <strong>de</strong> Asturias,<br />

ci escuadrón <strong>de</strong> Tulancingo y ci batailón mixto: al otro lado<br />

<strong>de</strong> La barranca <strong>de</strong>l Agua hedionda, y comunicados por un camino<br />

cubierto y próximo at pueblo <strong>de</strong> Amelcingo, estaban situados ci<br />

eScuadrón <strong>de</strong> los dragones <strong>de</strong> Puebla y ci batalldn expedicionario<br />

<strong>de</strong> Lobera, a cuyo cargo corrIan la ilamada baterIa <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> Juchitcngo,<br />

y un espaidón para. la infanterla alzados a su frente: un<br />

Puente sobre ci rio <strong>de</strong>sernbocaba en ci camino <strong>de</strong>l reducto <strong>de</strong>l Calvario<br />

en ci camino Real <strong>de</strong> Mexico y, protegido por un espaidón<br />

que sostenjan infantiles y artilleros, iba a terminar la lmnea militar<br />

en Ia habitacjón <strong>de</strong> Calteja.<br />

Tat era Ia disposicion dada por 103 realistas a sus obras <strong>de</strong> asedio,<br />

como mejor he podido <strong>de</strong>scribirlac para suplir la presencia dl<br />

piano respectivo.<br />

TomoI<br />

5')


1034 Episodios His?âricos Mexicanos<br />

XII<br />

Aun no registra en sus páginas nuestra historia <strong>de</strong>fensa más gbriosa<br />

que la que <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> hizo ci Sr. D. José Maria Morelos;<br />

no <strong>de</strong>be, pues, extrafiarse que me extienda en pormenores sobre<br />

aquella monumental gloria <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacionab, cuyo relato<br />

<strong>de</strong>biera hacerse apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> memoria a los ninos que asisten<br />

a nuestras escuelas, acostumbrándoles a pronunciar ci nombre <strong>de</strong><br />

<strong>Cuautla</strong>, con la misma veneración que pronuncian los <strong>de</strong> Sagunto<br />

y Numancia, Gerona y Zaragoza.<br />

S610 un dIa y una noche, durante los cuales Llano y Calieja<br />

ocuparon sin excepción <strong>de</strong> individuo a todo su ejército, habIan<br />

bastado A los realistas pat-a empren<strong>de</strong>r y terminar sus obras <strong>de</strong><br />

asedlo.<br />

No habfan en verdad mostrado menor actividad los insurgentes<br />

en rnejorar las do su <strong>de</strong>fensa, encaminadas más bien que a hacer<br />

inexpugnable la plaza, Jo cuai no era posible, a diticultar los avances<br />

<strong>de</strong>l enemigo caso do quo intentase un nuevo asalto; en los quo<br />

Cableja diese estaban las ünicas probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> victoria <strong>de</strong> los<br />

in<strong>de</strong>pendientes: no pudiendo competir ni en nümero ni en ciementos<br />

con los realistas, qucrer batir a éstos en campo liano equivaiIa<br />

a Ilevar la pérdida por segura; asf lo comprendió Calieja que, con<br />

el fin do sacar al señor Morelos <strong>de</strong> la plaza, recurriO al ardid <strong>de</strong> hacer<br />

caer en manos <strong>de</strong>l insurgente Larios una comunicación dirigida<br />

al virrey, participandole la perdida sufrida por sus tropas en ci<br />

ataque ci 19 do Febrero y la poco menos que absobuta escasez <strong>de</strong><br />

municiones <strong>de</strong> su ejército.<br />

Todos los oficiales generales insurgentes se enteraron do la tal<br />

comunicación con inmcnso rcgocijo y ci entusiasmo <strong>de</strong> D. Hermenegildo<br />

fut tan gran<strong>de</strong>, que propuso salir inrnediatamentc do<br />

<strong>Cuautla</strong> y atacar a Caileja en su campo, dándole <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego pot<br />

<strong>de</strong>struldo: sus camaradas opinaron <strong>de</strong>l mismo modo y todos con-fan<br />

a ceñirse sus espadas y tomar sus cabalbos, cuando la voz <strong>de</strong>l<br />

señor Morelos les <strong>de</strong>tuvo, impidiéndoles salir.<br />

Gran<strong>de</strong> fué la sorpresa que les causó aquel quo ellos suponIan<br />

acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, y con mayor asombro todavIa se convencieron


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaulla 1035<br />

<strong>de</strong>l talento prodigioso <strong>de</strong>l caudillo, que les hizo ver La asechanza<br />

tendida a sus valientes enemigos pot ci astuto y pérfido realista.<br />

Su prodigiosa vista fué tat, que algunos dIas <strong>de</strong>spués los sitiados<br />

surtian su rnaestranza con los fragmentos <strong>de</strong> Los innurnerabies proyectiles<br />

que los sitiadores hicieron hover sobre <strong>Cuautla</strong>.<br />

<strong>El</strong> entusiasrno <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> ósta era extraordinario; todos<br />

contribufan ó con rnaterialcs 6 con su trabajo personal a La construcción<br />

<strong>de</strong> las fortificaciones <strong>de</strong> la casa y oficinas <strong>de</strong> la hacienda<br />

<strong>de</strong> Buenavista, en cuyos terrenos acampaba Calleja, y a la formadon<br />

<strong>de</strong>l reducto que frentc al carnpo <strong>de</strong> Llano unia un platanar<br />

con la orilla <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l rio: <strong>de</strong> las plazas <strong>de</strong> San Diego y Santo<br />

omingo se formó un fuerte recinto circunvalado pot cortaduras,<br />

parapetos y baterias amerlonadas, guarnecidas en to posibie con<br />

las piezas <strong>de</strong> que disponian; todos, Jo repito, tomahan parte en<br />

estas obras, hombres, mujeres y niños: con los üitimos se habf a<br />

formado una compania infantil, que se titulaba CompanIa <strong>de</strong> los<br />

emulantes Era su capitan D. Juan Nepomuceno Almonte, hijo<br />

mayor <strong>de</strong> D. Jost Maria Morelos, amante entonces, corno su propio<br />

padre, <strong>de</strong> su patria, por más que aun fuese un pequeftuelo.<br />

<strong>El</strong> muchacho era listo y simpático por <strong>de</strong>más, y tat su penetración,<br />

que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que veIa las intenciones y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> los<br />

hombres con solo verles ci rostro, razón por La cual Ia sencilla<br />

gentc suriana le Ilamaba ci zdivino, y Ic adoraba pot valiente y<br />

por hijo <strong>de</strong> su general; los infantiles militares hallábanse perfectamente<br />

instruidos en su arte, y era cosa <strong>de</strong> morirse <strong>de</strong> gusto, ci<br />

verbs rnaniobrar ante la casa, habitaciOn <strong>de</strong>l general, armados todos<br />

con carabinas <strong>de</strong> cabailerIa y pequeflos sables.<br />

En una ocasiOn estos muchachos se empenaron en un ataque<br />

que sostenjan los sitiados contra los realistas, y enredándose a los<br />

pies <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong> un grana<strong>de</strong>ro, le sorprendieron <strong>de</strong> tat modo que<br />

le hicieron dar en tierra y se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> su persona <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sarmado y Ic metieron en triunfo a la plaza: el Sr. Morelos perdono<br />

at grana<strong>de</strong>ro y le <strong>de</strong>jO en hibertad: pero 61 no quiso marcharse<br />

y fut en Lo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lante uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> Cuautia.<br />

Quiso no obstante el caudillo castigar ci temerario arrojo <strong>de</strong> ha<br />

Comañta <strong>de</strong> e,nujantes y dispuso que su capitán quedase arrestado<br />

Y d eten:dos en una s:ila <strong>de</strong> D. Francisco Cardoso y Padilla, alcai<strong>de</strong><strong>de</strong>la<br />

1 4<br />

carce,, ulez y ocho <strong>de</strong> los niftos mas traviesos.


1036 E/'isodis His! dricos Mexicanos<br />

<strong>El</strong> pequeno capitán tornO muy a mal tanta severidad y amante<br />

padre <strong>de</strong> sus diminutos soldados reuniO a los más <strong>de</strong>cididos que<br />

quedaban libres y subiéndose- a la azotea <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l alcai<strong>de</strong>, por<br />

medio <strong>de</strong> reatas que echO a los prisioneros sacó cuatro <strong>de</strong> ellos,<br />

pero a punto <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scubierto antes <strong>de</strong> haber podido salvar a los<br />

catorce restantes, tuvo con mucho pesar que <strong>de</strong>jarlos abandonados<br />

a su suerte.<br />

Esto dió motivo a que el alcai<strong>de</strong> rindiese al general ci siguiente<br />

parte:<br />


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<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauul.3 1037<br />

ante las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> Cuautia, y escriblale reliriéndose al Sitlo,<br />

<strong>de</strong>bió empren<strong>de</strong>rse con todos los medios oportunos para asegurar<br />

ci suceso: pero las circunstancias, las distancias, las noticias equi-.<br />

vocadas y el concepto qua so tenia <strong>de</strong>l enernigo lo impidicron: propongo<br />

an consecuencia so haga venir artillerla gruesa do Perote y<br />

todo cuanto pueda necesitarse, sin perdcr instante, pretiriendo ésta<br />

A todas las <strong>de</strong>rnás atenciones, a las qua so podrá <strong>de</strong>spues ocurrir: y<br />

si V. E. no estuviese conforme con estas i<strong>de</strong>as, pido me prevenga<br />

terminantemente lo qua <strong>de</strong>bo ejecutar an circunstancias qua por<br />

cualquier parte qua so niiren, ofrecen niuchas diliculta<strong>de</strong>s para ci<br />

acierto.<br />

Por primera vez Caileja, cuyo orgullo era rival do su valor, pc.<br />

dia consejo a otra autoridad, hallándose perplejo an sus resoluclones.<br />

Pero al hacer tales caros al virrey, se olvidaba <strong>de</strong> qua an su parte<br />

<strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> Febrero, habia t.scrito a Venegas: c<strong>Cuautla</strong> exige Un <strong>sitio</strong><br />

do se-is ñ ocke dias., Estos seis ü ocho dfas iban a rivalizar con las<br />

famosas semanas <strong>de</strong> Daniel.<br />

Oft- XII'<br />

Venegas, ya lo he dicho, so cornplacIa an su interior <strong>de</strong>l fracaso<br />

<strong>de</strong> su rival, pero viendo an ello comprometido ci honor <strong>de</strong> su ejército<br />

y ci prestigio <strong>de</strong>l gobierno, hizo cuanto an su rnano estuvo<br />

para remitir a Calleja los auxilios y pertrechos qua pedla.<br />

Los prirneros dIas do fuego espantaron, a qué negarlo, al paclfico<br />

vecjndjo <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>: cada bornba hacIa venir al suelo alguno <strong>de</strong><br />

los pobres jacales qua constitufan la mayoria <strong>de</strong> dos barrios, y las<br />

gentes con-Ian a refugiarse en is icsias como ci más propio y<br />

seguro albergue.<br />

Pero como todos los disparos tn:i:i quo hacerse por elevación,<br />

l a punteña <strong>de</strong> los realjstas no era segura y solo asi se explica que<br />

do lag granadas qua <strong>de</strong>seaban hacer caer sobre la casa habitación<br />

<strong>de</strong> Morelos casi ninguna fuese a dar al punto a qua iban diii.<br />

gidas.<br />

La confianza fué poco a poco renacjendo, y al fin todo ci rnundo<br />

perdio ci miedod los proyectiles, máxime cuando ci general anun-


I 038 Episodios Históricos Mexicanos<br />

ció que pagarIa a un peso cada granada que se le presentase,<br />

cuatz-o reales la bala <strong>de</strong> cañon y a real la docena <strong>de</strong> balas <strong>de</strong> fusil.<br />

A la <strong>de</strong>tonaciOn <strong>de</strong> cada disparo, las mujeres y muchachos Icvantaban<br />

la vista at cielo, observaban la caIda <strong>de</strong>l proycctil, se tenthan<br />

a to largo en ci suelo a esperar la, explosion y arrebatábanse<br />

<strong>de</strong>spuós los cascos.<br />

Por este rnedio suplió el caudillo su falta <strong>de</strong> municiones, y los<br />

proyectiles realistas, <strong>de</strong>spuës <strong>de</strong> fundidos en la maestranza, eran<br />

<strong>de</strong>vueltos at campo <strong>de</strong> Caileja por las bocas <strong>de</strong> la artillcrIa.<br />

Mientras tanto los soldados surianos, guarecidos <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus<br />

trincheras, pulsaban tranquilos sus guitarras, haciendo a un lado el<br />

fusil y can taban:<br />

Rema, nanita y rema:<br />

y rema y vamos rernando,<br />

que los gachupines vienen<br />

y nos vienen avanzando.<br />

For un cabo doy dos reales,<br />

O1 Un sargento Un doblón,<br />

por ml general Morelos<br />

doy todo mi corazón.<br />

Los muchachos <strong>de</strong> la eCompailia <strong>de</strong> emulantes recorrIan los<br />

barrios haciendo diabluras y asustando con petardos a las mujeres,<br />

y se retiraban cantando con sus chillonas voces:<br />

Ahi viene Calleja<br />

por ci callejón,<br />

cogiendo a las viejas<br />

para hacer jabón,<br />

y a las jovencitas<br />

para ci batallón.<br />

Contrastando con ci general contento y como muda protesta<br />

contra él, un hombre, joven aOn, y no obstante serb, cubierto <strong>de</strong><br />

abundantes canas, solIa pasear silencioso por los reductos <strong>de</strong> los<br />

in<strong>de</strong>pendientes. Indiferente at parecer a todo, no lograban sacarle<br />

rnuchas veces <strong>de</strong> su abstracciOn ni la griteria <strong>de</strong> sus camaradas ni<br />

ci estrépito <strong>de</strong> los disparos enernigos, cuyas balas más <strong>de</strong> una vez<br />

cayeron a sus pies sin inrnutarle en to mas mlnimo.<br />

En otras ocasiones, por ci contrario, ci estallido <strong>de</strong> una bomba


-<br />

<strong>El</strong> SiSio <strong>de</strong> Cuaufla 1039<br />

parecia <strong>de</strong>spertarie <strong>de</strong> su pesadilia, y trepando sobre la trinchera<br />

como quien <strong>de</strong>sprecia a la muerte, <strong>de</strong>scubrIa todo su cuerpo,<br />

y echándosc a La cara su fusil, apuntaba a lt encmigo y solo disparaba<br />

cuando era seguro ci tiro; en tal caso hacIa in<strong>de</strong>fectiblemente<br />

bianco, y ci realista amenazado quedaba casi siernpre muerto,<br />

nunca solo herido.<br />

r<br />

-<br />

--<br />

H<br />

So1i, p.sear 5iIencIoso.<br />

Cuantas veces lograba su objeto <strong>de</strong> matar Un enemigo, solia sonreirse,<br />

pronunejar un nümero <strong>de</strong> ordcn, ver <strong>de</strong>sjus ci cielo y enjugar<br />

una lágrirna, que nunca jams ocultO a nadie ni al mismo señor<br />

Morelos, que mostraba por a: 1 ue-i hombre extrano, marcada prediieccjón.<br />

Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquellos mernorables dlas, ci personaje quc nos<br />

Ocupa, permanecia sobre la trinchera clue daba frente al reducto<br />

<strong>de</strong>l Calvarlo, como sierripre abstrajdo, como nunca vi gilante, cuai1<br />

do ci caudjilo, scguido <strong>de</strong> pequena escolta, acertó a pasar por<br />

aquel sitlo, haciendo recogerse a sus tropas y colocando centinelas.<br />

Todo ci murido hab(a obe<strong>de</strong>cjdo la or<strong>de</strong>n: solo nuestro hombre<br />

parecla no haberla escuchado: su vista no se apartaba un segundo<br />

*<br />

-<br />

:


1040 Episodios His tóricos Mexicanos<br />

do un grupo <strong>de</strong> trcs grana<strong>de</strong>ros rcaiistas quo solo sus cabezas <strong>de</strong>jaban<br />

ver por dma <strong>de</strong>l reducto enemigo, marchando on direcciOn<br />

<strong>de</strong>l Calvario.<br />

—jHijo miol—le gritO ci general,—baja do ahi, basta por hay.<br />

Al oir Ia palabra ibastal ci hombre se volvió hacia ci Sr. Morelos,<br />

Ic arrojd una mirada iracunda, y echindose a los ojos ci fusil,<br />

apuntó a los grana<strong>de</strong>ros y dispard: una <strong>de</strong> las tres cabezas so hundió<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l parapeto para janiás volver i levantarse.<br />

—Trcinta y dos!—exclamd ci hombre, mirO at cielo y cnjugd on<br />

Sus ojos una idgrima.<br />

—jRctIrate, hijo mb, ó to matan!—grito ci general con cncrgica<br />

voz.<br />

<strong>El</strong> peligro era gran<strong>de</strong> on efecto: los grana<strong>de</strong>ros reaiistas asornaban<br />

por ci rcducto, no ya sus cabezas solas, sino sus dos fusiies.<br />

Lejos do intimidarse nuestro hombre, consi<strong>de</strong>rando que no tonIa<br />

tiempo para cargar su arma, tornó, 6 por mejor <strong>de</strong>cir, arrancá<br />

do manos <strong>de</strong> uno do los soldados do la escolta <strong>de</strong>l general, uria Carabina,<br />

y rdpidamente apuntd do nuevo y un segundo grana<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong>sapareció.<br />

—Treinta y tres!—exclarnó sonriendo.<br />

Casi at mismo tiempo que esto pasaba, otro do los soldados <strong>de</strong><br />

la escolta habia apuntado at tercer grana<strong>de</strong>ro y dádoie niucrte<br />

también, y siguiendo la manIa <strong>de</strong>l extraflo personaje, cuando cste<br />

hubo acabado do <strong>de</strong>cir treinta y tres, afiadió él:<br />

—iTreinta y cuatrol<br />

—No:—exclamd ci diestro tirador;—trejnta y tres, treinta y tres.<br />

nada más, sOlo cuento los que por ml mano mucren!<br />

Dcspues bajO do la trinchera y acercándose at general to besó ia<br />

mano antes <strong>de</strong> quehubiese podido retirarla.<br />

Las dltimas luces <strong>de</strong>l crepOsculo habianse <strong>de</strong>svanecido hasta<br />

trocarse on ci oscuro azul que es ci ropaje dc quo las sombras se<br />

Visten en aquella zona.<br />

<strong>El</strong> Sr. Morelos invitO a scguirle at héroe do esta pequena avontura;<br />

como a mitad <strong>de</strong> Ia calle Real se <strong>de</strong>smontó <strong>de</strong> su alazán, cu<br />

yas riendas entrego a su or<strong>de</strong>nanza, y <strong>de</strong>spidjendo a su escolta se<br />

apoyó en ci brazo <strong>de</strong> su silencioso compafiero, y mudos arnbos,<br />

fueron a hacer alto on una banca <strong>de</strong> ladrillos <strong>de</strong> la plaza do San<br />

Diego.


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuau/la 1041<br />

La noche era purisima: sobre su <strong>de</strong>nso manto brillaban las estrellas<br />

corno miradas <strong>de</strong> seres SUpCriOrCS, y con su luz <strong>de</strong> color t<br />

incesante movimiento, los planetas parecian hahiar en <strong>de</strong>sconocido<br />

idioma: ci ambiente era fresco, hümedo y saturado <strong>de</strong> aromas todos<br />

<strong>de</strong>licados: <strong>de</strong> vez en cuando una rãfaga <strong>de</strong> aire corria impregnada<br />

<strong>de</strong> un resinoso perfume <strong>de</strong> mangles, benéfico sobre todo punto<br />

para todo el que Ic respira: siguiendo ci inipulso que habIale<br />

impreso <strong>de</strong>sconocida mano, la ráfaga se dcslizaba <strong>de</strong>spués entre<br />

los platanares que la reciblan sacudiendo los gigantescos abanicos<br />

<strong>de</strong> sus hojas, que rechinaban sobre sus gruesos tailos, a la vez que<br />

los palrneros, estremeciendo su tronco, saludaban con sus penachos<br />

reales la sublime majestad <strong>de</strong> aquella cspbndida noche, liena<br />

toda do esos ruidos a quo contribufan a Ia vez todos los elementos,<br />

ci agua corriendo rápida en ci cauce <strong>de</strong>l rio, ci aire susurrando entre<br />

las rarnas 6 arrancando tenues notas at bronce <strong>de</strong> las campanas<br />

<strong>de</strong> los templos, ci fuego chisporroteando en ]as hogueras <strong>de</strong>l soidado,<br />

la tierra con ci roce <strong>de</strong> todo cuanto en ella tienc movimiento<br />

y vida.<br />

—AsI era,—dijo;—sicndo ci primero en hablar nuestro <strong>de</strong>sconocido,<br />

Ia noche en que la conoci: volvia yo con mi acordada a mi residcncja<br />

do la hacienda <strong>de</strong> Mapaxtian, no muy distante <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>:<br />

la encontré profundamente dormida zi la orilia <strong>de</strong>l nianantial <strong>de</strong>l<br />

que solla Ilenar su jarro, que flotaba sobre los circulos <strong>de</strong>l agua<br />

brotante: uno do mis hombres la <strong>de</strong>spertó Ilamándola rcpetidas<br />

veces por su nombre: Salomé, que asI so ilamaba, clespertó sobresaltada:<br />

yo me senti atraldo por su vOz armoniosa y dulce, me<br />

acerque, procur6 tranquilizarla y la invit6 a acompanarse con flOSotros<br />

hasta ci Real <strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong> Maxtiapa, en la quo dijo<br />

resjdja.<br />

Nada habiamos <strong>de</strong> particular, nada que no fuese fütil y sin interés;<br />

no obstante, recordaré siempre aquella conversación corno una<br />

<strong>de</strong> las m:is amenas y gratas <strong>de</strong> mi vida. i Ali! dijo at pronto exaltándose<br />

ci <strong>de</strong>sconocido: maidjto no ci jnstante en que Ia conoci, pero<br />

si ci do ml nacimiento, lmaidito! lmaldito cien veces!<br />

—Hijo mIo,-_-excjamó con meiancólica voz ci general,— nadie<br />

<strong>de</strong>bemal<strong>de</strong>cir ci instante <strong>de</strong> su nacimiento, porque ese instante es<br />

ci rnas gran<strong>de</strong> y santo do los <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nustr:L madre, a Ia cual<br />

d ebemos rospeto y adoracj(n<br />

TOMO


10.1 2 /;pt'd:o /-IiIrico M'XIC,lflO<br />

—Mi general...<br />

—No, no soy, hio mb, en este momento tu general: soy ci sacerdot2<br />

que acu<strong>de</strong> al socorro <strong>de</strong> Un alma enferma: da, hijo mb, iibre<br />

salida a tu mat: yo quiero curarte, yo puedo curarte, lo puedo,<br />

si, to puedo, pues nii conciencia me dice con la voz <strong>de</strong> su tranqui.<br />

lidad, quc aun soy digno <strong>de</strong> hacer bajar hasta mis manos a ese<br />

Dios gran<strong>de</strong> y ruisericordioso <strong>de</strong> quien ayer ful sacerdote en sus<br />

tempios, y hoy lo soy en los campos <strong>de</strong> bataila.<br />

—Si, si,—exclarn6 exaitado su interiocutor,—asI e la verdad,<br />

tambin son su tempio los carnpos <strong>de</strong> batalla, porque en ellos toma<br />

ci oprimdo una venganza que...<br />

—Corazones tan gran<strong>de</strong>s como ci tuyo, hijo mb, no pronuncian<br />

jamIs esa paiabra,—dijo el general interrumpi6ndole,-1 0 entien<strong>de</strong>s,<br />

Francisco Ayala?<br />

—jPor mi nombre <strong>de</strong> Francisco AvalaL..—exclamO ci personaje<br />

cuyo nonibre acabamos <strong>de</strong> saber, —que si en mI no es santa la yenganza,<br />

no hay, ni ha habido, ni pue<strong>de</strong> haber venganza que lo sea.<br />

—No, hijo mb, no Ia hay.<br />

en Dios —pregunto Ayala.<br />

—Ni en dl,—contestó ci saccrdote,—porque la <strong>de</strong> Dios se llama<br />

justicia y no venganza.<br />

en ci opriniido?—<strong>de</strong>mandó D. Francisco.<br />

—Ni en 61,—opuso ci general,—porque la <strong>de</strong>l oprimido se llama<br />

rcparacidn.<br />

XI NI'<br />

Ayala puso sus manos sobre su corazdn, respird con energIa,<br />

como quien se encuentra libre <strong>de</strong> un peso superior a sus fuerzas, y<br />

dijo al fin:<br />

—1S1, si, esa es la palabra; reparacidn!<br />

—Pobre Ayala, pobre hijo mio!—exclamó ci general conmovido:<br />

iqu6 <strong>de</strong>sgraciado eres!<br />

—Si, padre mb! ;lo soy! 1Av <strong>de</strong>l que ama y pier<strong>de</strong> ci objeto <strong>de</strong><br />

su amor! iera yo tan feliz!... La voz <strong>de</strong> las nuevas i<strong>de</strong>as con que<br />

Un pufiado <strong>de</strong> hombres habia hecho <strong>de</strong>spertar en los criollos el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y ci amor <strong>de</strong> la patria, sonó dulce y


W."',<br />

<strong>El</strong> Si/ia <strong>de</strong> Cua uIl.j 1043<br />

grata en mis oIdos: pero aquello era tan nuevo como peligroso, y<br />

yo era tan feliz con mi Salomé, que no quise lanzarme en aquel<br />

piélago <strong>de</strong> riesgos que se habIa tragado millares <strong>de</strong> existencias cii<br />

unos cuantos dias <strong>de</strong> lucha civil: seguI, pues, <strong>de</strong>l ]ado do los rcalistas<br />

y acepté ci titulo do teniente do la Acordada <strong>de</strong>l Valle do las<br />

Amilpas, pero limitándome a Ia persecución do maihechores quo a<br />

pretexto <strong>de</strong> las nuevas i<strong>de</strong>as se lanzaron a <strong>de</strong>sacreditarias, convirtiéndose<br />

en comunes y viles ladrones. A nadie, hasta entonces, habIa<br />

hecho yo mal aiguno; no obstante pesaba sobre mi una mala<br />

voluntad, la <strong>de</strong>l sub<strong>de</strong>legado <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>, un europco ilamado Garcilaso:<br />

quiso 6stc hacerme alistar en las tropas quo levantô contra<br />

los in<strong>de</strong>pendientes, y yo me excuse: Salomé, mi mujer, estaba en<br />

cinta y yo no queria abaudonarla, ya porque la amaba, ya porque<br />

qucria recrearme con la milsica <strong>de</strong>liciosa <strong>de</strong>l primer Ilanto <strong>de</strong> ml<br />

hijo: intiics fueron instancias, ór<strong>de</strong>nes y amenazas: Garcilaso so<br />

regocijó con ello y pretendid hacerme sospechoso: pero inütiks<br />

fueron sus tcntativas, mi conducta era limpia y clara como las<br />

aguas <strong>de</strong> los manantiales: no obstante habIa sembraclo una calumnia,<br />

y esta planta maldjta, tar<strong>de</strong> pero nunca <strong>de</strong>ja do dar fruto. Paso<br />

tiempo, no sO cuánto, porque yo era muy feliz con mi mujer y mi<br />

hijo, y no contaba las horas, trabajo que sOlo so toma el quo pa<strong>de</strong>-<br />

Ce; pero, lo repito, paso tiempo y aconteciO quo ci cornandante<br />

realista Moreno, alcanzO y dió niuerte en la hacienda <strong>de</strong> Jalmolonga<br />

al capitán insurgente Toledano, sobre cuyo cadaver encontró<br />

una carta <strong>de</strong> D. Ignacio Ayala...<br />

—Si, a quicn yo habia nombrado inten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong><br />

Tecpan.<br />

—Sin fijarse Moreno en que uno era I gnacio y otro Francisco, y<br />

haciOndolo sOlo en el apellido Ayala, so acordó <strong>de</strong> mi y <strong>de</strong> las sospcchas<br />

quo circulado habja Garcilaso, y <strong>de</strong>terminO pren<strong>de</strong>rme, a lo<br />

cual Garcilaso ayudO franqucando a Moreno un auxilio <strong>de</strong> tropas.<br />

Eran ellos ti-res y supusjOronme a mI una pantera, y como a tal<br />

pret endjeroit darn-ic caza: emboscandose en los maton-ales, disminuyendo<br />

el ruido do sus pisadas, y con las armas listas a disparar,<br />

r o<strong>de</strong>aron mi hurriil<strong>de</strong> jacal, tejido con cañas y bejucos, y encontr<br />

ándomo sentado con ml mujer a Ia mesa, al invitar a dos <strong>de</strong> elios<br />

que distingui a gustar do mi frugal alimento hiciOronse oir hasta<br />

Cincuenta <strong>de</strong>tonaciones y mi esposa, mi angel, mi SalomO, quo te-<br />

A.:-j


Episothos I-/is!Jncos M-':cs,;o'<br />

nia a mi hijo on su regazo, cayó atravesada por un balazo. Oli! vo<br />

no sé Jo que por ml paso, no recuerdo lo quc pcns, dije ó hice:<br />

sOlo tengo memoria <strong>de</strong> que mis armas se encontraban on mi caba<br />

Ilo aniarrado a un arbol a Ia puerta <strong>de</strong>l jacal, y quo cuando sail<br />

buscarlas mi cabailo no estaba aili. Sin duda on aquel trance <strong>de</strong>bl<br />

volvernie loco, porque, Jo repito, nada sé, nada recuerdo y sOlo<br />

pu<strong>de</strong> darune d nil mismo razOn <strong>de</strong> ml mismo, tres dias <strong>de</strong>spuds<br />

on quo me encontrd solo en medio <strong>de</strong> Un bosque todo ensangrentado<br />

y muerto <strong>de</strong> hambre y <strong>de</strong> cansancio. Yo creo quo si on ci instante<br />

<strong>de</strong>l ataquc matt uno 6 muchos <strong>de</strong> mis bárbaros enemigos Jo<br />

hice sin duda sin más arnias quo mis uñas y mis dientes: sail <strong>de</strong>l<br />

bosque corno leon quo busca sus prendas robadas y supe... no sé<br />

por qui&i, quo mi mujer, mi angel, ml Salome, habia sido conducida<br />

con mi hijo al <strong>Cuautla</strong>, con horribles heridas la infeliz, pucs<br />

aqucilas l)cstias feroces hablan prendido fuego al ml jacal, sin consi<strong>de</strong>rar<br />

quo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él mi Sabomé nadaba on su propia sangre, y<br />

mi hijo Iboraba <strong>de</strong> niiedo y <strong>de</strong> terror. Atroces eran ]as noticias,<br />

pero aquellas queridas preridas vivIan, y Ia esperanza <strong>de</strong> reunirme<br />

con ellas <strong>de</strong>hiera haberme consolado; Pero no fué asI, ml razOn<br />

volviO zI trastornarse, y por ahi cuentan quo yo hice no sé cuantas<br />

cosas, quo no recuerdo, que quizal ellos han inveutado; lo quo yo<br />

sé es que, perseguido por los rcalistas, fui a dar al pueblo <strong>de</strong> Nene.<br />

cuilco, que alli me oculté on la iglesia con algunos camaradas que<br />

tuvieron compasión <strong>de</strong> ml: que atacado por aquelios implacables<br />

inquisidores me hice fuerte on Ia iglesia, y quo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haher<br />

muerto si muchos <strong>de</strong> mis enemigos, cuando concluI con mi parque<br />

sail <strong>de</strong> la iglesia, me abri paso por medio <strong>de</strong> las flias realistas, corn<br />

al don<strong>de</strong> me dijeron que el general Morelos estaba, y me present<br />

a éi y...<br />

—Vo to abri entonces mis brazos, como to los abro ahora, y te<br />

dije...<br />

—cDios es gran<strong>de</strong> y tiene consuelos para los mals gran<strong>de</strong>s dolo.<br />

res, si, ml general, padre mb, lo recuerdo, cDios es gran<strong>de</strong> y<br />

tiene consuelos para los mals gran<strong>de</strong>s dolores, y por Dios, padre<br />

mb, quo no fué asi, pues al fin entranios on <strong>Cuautla</strong> y busqué<br />

al mi mujer, al mi angel, a mi Salomé y solo encontrd el sepulcro<br />

on quo Ia habfan sepultado, muerta <strong>de</strong> resulta <strong>de</strong> sus hendas,<br />

sin quo Dios la hubiera dado el consuelo <strong>de</strong> hacerla morir on


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1045<br />

mis brazos diciéndola yo: muere tranquila porque ya estás vengada<br />

y yo to amo. No, padre mb, no, mi general, la palabra no es reparac:ón,<br />

es venanza, venganza! jvenganza, sb, solo venganza!<br />

Cuando D. Francisco Ayala <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> hablar, sus fuerzas Ic abandonaron<br />

y rompiendo en sollozos, <strong>de</strong>jó caer su cabcza on los brazos<br />

<strong>de</strong>l Sr. Morelos, Ilorando a la vez como un niño.<br />

<strong>El</strong> general guardó siiencio, no queriendo estorbar con sus palabras<br />

aquel benéfico <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> un espantoso dolor.<br />

Cuando la crisis comenzó a pasar, D. Francisco fud ci primero<br />

en tomar la palabra diciendo:<br />

—Perdón, padre mb, soy más pequeio que gran<strong>de</strong> es mi pena.<br />

— I A) ala! jmi bravo Ayala!—repitió el caudillo,—valor, quo ese<br />

Dios cuyo po<strong>de</strong>r niegas nos ye.<br />

—Oh! padre mb, dcmuéstremelo usted, porque iay <strong>de</strong> mI! Jo<br />

necesito.<br />

—Si, hijo mb, sI; to lo <strong>de</strong>mostraré: vamos a tu casa, quiero<br />

acompanarte a ella, y alli sobre la cama <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> tu hijo que<br />

Dios te ha conservado, me dirás si aun pue<strong>de</strong>s negar a Dios: vamos<br />

a ver a tu hijo.<br />

<strong>El</strong> caudjilo habia tocado ci corazOn <strong>de</strong> D. Francisco, y éste<br />

murmuró <strong>de</strong> nuevo Ia palabra perddn; <strong>de</strong>jándose caer i los pies <strong>de</strong>l<br />

sacerdote<br />

<strong>El</strong> caudillo Ic levantó amorosamente, v mientras un nuevo V COp1050<br />

lianto SL ctrdl)j. 11 iI)11 T . C nfla,<br />

le dijo:<br />

SI, Ayala, Dios cxistc v rt,t t.i Li 1J )CCt') t<br />

hijo, y por sus tabios to sonrie, y con sus Ojos to mira, y con sus<br />

brazos to liga a esta tierra y esta vida quo malamente acusas <strong>de</strong><br />

Pesada: tu hijo es ci cuerpo <strong>de</strong> tu esposa, el alma <strong>de</strong> tu Saiomd,<br />

quepor rnedio <strong>de</strong> ese angel to envia las bendiciones quo ella <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el cielo pi<strong>de</strong> a Dios para ti. Tu hijo es Ia prenda <strong>de</strong> recuerdo que tu<br />

Salome to <strong>de</strong>jó antes <strong>de</strong> partir para la otra vida: recuerdo no falto<br />

<strong>de</strong> elocuencia y vida, como la mayor parte <strong>de</strong> los quo ci hombre<br />

<strong>de</strong>ja al ausentarse <strong>de</strong> este mundo, sino recuerdo dotado <strong>de</strong> movimiento<br />

y voz, quo to festeja con sus sonrisas quo aun no conocan<br />

C1 dolor, y sale a tu encuCntro con todas ]as gracias que con prodig<br />

maflo pone Dios en los niños: tu hijo, angelical trasunto <strong>de</strong><br />

e otro angel Cuya auseneja floras, quedO on Ia tierra para hacerte<br />

.


1046 Episodios His 11i1105 Mexianos<br />

ver que con 61 han vivido hasta hoy los habitantes do esta Amárica,<br />

sin rnadre que los haya alinientado a sus pechos en los dias <strong>de</strong> Ia<br />

infancia, y amado y sacriuicádose por ellos: ese nio te dice quo no<br />

Pue<strong>de</strong>n ser buenos señores <strong>de</strong> esta tierra los que le han matado Ia<br />

madre quo aquI le did a Iuz; ese niflo te dice, dame una patria quo<br />

me ame si ti niueres; ese niño, en fin, te exige que vengues ii Salomé,<br />

cubricndo con ]as palmas conquistadas en una lucha santa y<br />

noble, ci sepuicro en que <strong>de</strong>scansa en tierra esciava hoy, en tierra,<br />

mañana quizit, in<strong>de</strong>pendiente y libre: Si, Ayala, sI, hijo mb, en ci<br />

alma <strong>de</strong> un hombre como tü no pue<strong>de</strong>n negarse a entrar ci consuelo<br />

y La resignacidn, si los ganas con méritos conquistados amando it<br />

Dios y it la patria.<br />

Cuando ci caudillo concluyd <strong>de</strong> hablar, Ayala levantó su cabeza,<br />

mird en torno suyo y no pudo por rnenos do ce<strong>de</strong>r it la magnificencia<br />

<strong>de</strong>l espectitculo que contemplaba: la noche, en efecto, conio ya<br />

dije, era purisirna: sobre su <strong>de</strong>nso manto briliaban las estrellas como<br />

miradas <strong>de</strong> seres superiores, y con su luz do color é incesante movirniento,<br />

Ios planetas parecian hablar en <strong>de</strong>sconocido idioma.<br />

xv<br />

Recatitndosc convenientemente y <strong>de</strong> mnodo do no ser observados,<br />

dos hombrcs habIan seguido en casi todos sus acci<strong>de</strong>ntes Ia escena<br />

que en ci anterior capItuio he <strong>de</strong>scrito: cuando ci caudillo y<br />

D. Francisco Ayala hubiéronse alejado, nuestros hombres salieron<br />

<strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lfas 6 laureles-rosa tras <strong>de</strong> los cuai3s habanse<br />

escondido.<br />

—Escuchaste bien, Felipe,—preguntd uno <strong>de</strong> ellos.<br />

—Si, Juan, si escuché, y LojalI que nada hubiese oido!<br />

—Por qué?<br />

-----Porque ahora mits que nunca estoy <strong>de</strong>cidido it no escuchar tus<br />

prfldos consejos.<br />

—Harias mal, pues pudiera costarte caro.<br />

—No me amenaces, Juan, porque con solo una voz que yo dé,<br />

puedo per<strong>de</strong>rte y librarme <strong>de</strong> Ia vergUenza <strong>de</strong> haber dado oIdo<br />

tus proposiciones.


F<br />

<strong>El</strong> Sub d Cu3ulla 1047<br />

—No serIa sin que antes yo te hubiese atravesado el corazón<br />

con un punal; pero, en fin, searnos amigos, que a los dos pucdc<br />

convenirnos.<br />

—Como quieras, pero no hablemos rnás <strong>de</strong>l asunto.<br />

—Pero -por que?<br />

—Porque la relación que acabo <strong>de</strong> escuchar <strong>de</strong> labios <strong>de</strong>l mismo<br />

Ayala me <strong>de</strong>muestra que los rcalistas son unas bestias feroces que<br />

ante ninguna atrocidad se <strong>de</strong>tienen.<br />

--Pero qué tiene <strong>de</strong> particular lo acontecido a Ayala?<br />

—Cómo, Juan, no lo encuentras th?<br />

—Te to juro.<br />

—Cabe mayor crucidad en gente hurnana?<br />

No te divagucs, Felipe; has ofdo <strong>de</strong>cir a Ayala que las autoridadcs<br />

espaflolas le tenian por sospechoso.<br />

—Si, pero sin haber dado di motivo aiguno.<br />

—Ddmoslo por cierto si lo quieres; pero Sin causa ó con ella<br />

Ayala se habIa hecho sospechoso, y la ligereza <strong>de</strong>l comandante<br />

Moreno, engai'iado por ci papel que encontró sobre ci cadaver <strong>de</strong><br />

Toledano, dcterminó su ruina: todo cilo fué obra <strong>de</strong> una ciga<br />

fatalidad. Tu en cambio -qu6 pue<strong>de</strong>s temcr , nada, y antes por el<br />

contrarjo te sobrarán entre los realistas toda clase <strong>de</strong> garantIas.<br />

Por otra parte qud es lo que se exige <strong>de</strong> ti? nada que no te sea<br />

fácii: los insurgentes ticnen en ti una absoluta confianza, y por eso<br />

te han encargado <strong>de</strong>l mando y vigilancia <strong>de</strong> Ia trinchera que queda<br />

frente at campo <strong>de</strong>l brigadier D. Ciriaco <strong>de</strong>l Llano: qué peligro<br />

pue<strong>de</strong>s correr en permitir que los realistas penetren en <strong>Cuautla</strong><br />

por ella, una <strong>de</strong> estas noches?<br />

—Te digo quc no cornctcré yo semejante traición.<br />

----;Traicion! traici6n a quien? .á Morelos? no la has cometido<br />

acaso contra ci ünjco dueño natural <strong>de</strong> estos reinos ci Sr. D. Fernando<br />

VII? Ahora bien cua1 <strong>de</strong> estas dos traicioncs es la más<br />

criminal y cuál <strong>de</strong> ellas pue<strong>de</strong> proporcionartc mayorcs ventajas?<br />

Crees a tu general Morelos más fuerte v po<strong>de</strong>roso que al monarca<br />

CSpanoI', jNo has visto ya que los primeros cabecillas que Sc Ic-<br />

Vantaron contra Espana ban sido muertos todos y disipados sus<br />

ei e<br />

rcitos, y esto cuando ci virrey no tenia tropas que oponerles, y<br />

a Op ini6n Ic era contrarja, merced a los errores y traiciones <strong>de</strong>l<br />

usurero Iturrigara)?? Porque ci 19 do Febrero rechazasteis a los


1048 Episodios Históricos Mexicanos<br />

realistas matándoles at con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul y a otros jefes, os creéis<br />

ya invencibies? ;Supones tü que si Calleja hubiese querido intcntar<br />

un nuevo asaito, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habérseie reunido los dos mil hombres<br />

<strong>de</strong> Llano, no habria tornado a <strong>Cuautla</strong>?<br />

—Por qu6 no to ha hecho ya entonces?<br />

—Por una razón muy sencilla, porque no quiere que Se le escape<br />

ninguno <strong>de</strong> Los que aquI estuis enccrrados, especialmente los jcfcs<br />

quo son siempre los cineros en huir <strong>de</strong>jando en ci abandono a<br />

sus tropas. Con este fin está resuelto a prolongar ci asedlo cuanto<br />

sea posible, a fin <strong>de</strong> mataros <strong>de</strong> hambre como i perros, sin exceptuar<br />

ni a los nifios flj a las mujeres.<br />

—10h! leso es una infame crueldad!<br />

—Te enganas, Felipe, es un recurso <strong>de</strong> guerra como cualquiera<br />

otro.<br />

—No, no se trata asi d los enemigos.<br />

—Cuando ci enemigo es to que pue<strong>de</strong> liamarse un betigerante,<br />

claro que no; pero nadie ha reconocido vuestra beligerancia y no<br />

pasáis <strong>de</strong> ser unos rebel<strong>de</strong>s comunes y corrientes: no tenéis, en<br />

corsecuencia, <strong>de</strong>recho para ser tratados sino corno rebel<strong>de</strong>s y traidores<br />

at rey.<br />

—Mientes, Juan, mientes y Si no te callas...<br />

—Comprendo tu exaltacidn y la dispenso, amigo Felipe; por rnás<br />

que to hayas afihiado entre los insurgentes, cres un hombre <strong>de</strong><br />

honor y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>s tu causa, solo porque es tuya, sin poncrte a<br />

pensar si es ó no es noble y justa.<br />

—Juan, no me tientes; Juan no me lisonjees; Juan, calla.<br />

—No callard aun cuando quisieras per<strong>de</strong>rme, que no querras,<br />

porque, en fin, <strong>de</strong> to ünico que yo trato es <strong>de</strong> tu inters, solamente<br />

<strong>de</strong> tu intercs.<br />

—Querrás hacerme creer que <strong>de</strong>l tuyo no,—observO irónicamente<br />

Felipe.<br />

—Asf es la verdad, como to dices y voy a <strong>de</strong>mostrártelo: bien<br />

sabes que yo vivIa mo<strong>de</strong>sta pero tranquilarnente en mi rancho <strong>de</strong><br />

San MatIas cerca <strong>de</strong> Valladolid. Lo mismo me importaba a mI ci<br />

rey <strong>de</strong> Espafia, que ci gran turco, y to mismo que ci gran turco los<br />

insurgentes. En naia, pues, me metIa y la pasaha contento y feiiz<br />

sin dãrsenic nada un ardite. Sc acerca en estas ci cura Hidalgo a<br />

Valladolid, y por <strong>de</strong>sgracia mi rancho se encuentra en su camino,


w_;__I<br />

<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cuauila 1049<br />

y... excuso pormenores sin provocacidn <strong>de</strong> ml parte, sin causa<br />

alguna ni chica ni gran<strong>de</strong>, ni justificada ni porjustificar, La chusrna<br />

quo formaba el grueso <strong>de</strong> su ej&cito, entra a saco en mu rancho,<br />

roba cuanto cree ütil y pega fuego a to <strong>de</strong>más, matzindorne dos<br />

hijos v <strong>de</strong>jándornc a nil mal herido. Ya yes quo no solo los realistas<br />

corneten atrocida<strong>de</strong>s. Alia como Dios quiso, recobré Ia salud y me<br />

presenté at cura Hidalgo a exponerle Ia sinrazOn y crueldad con quo<br />

habia sido tratado: el cura me dijo quo se me pagaria todo, cuando<br />

las tropas se apo<strong>de</strong>raran <strong>de</strong> Mexico, y me diO or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> alistarme on<br />

su ejército. Yo toniC, y creo quo con justicia, por insulto todo es1o,<br />

pero tuve miedo y callC. Cuando Jos insurgentes salieron <strong>de</strong> Valladolid<br />

corri a presentarmc at Sr. Catleja, le referI mis <strong>de</strong>sgracias,<br />

escribiO at virrey, y por la munificencia <strong>de</strong> uno y otro me encontrC<br />

<strong>de</strong> nuevo on aptitud <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r vivir <strong>de</strong> mis propios recursos, pues<br />

me entregaron una fuerte cantidad <strong>de</strong> dinero on buenos pesos,<br />

'nerced a la cual ni siquiera trabajar para cuidarla necesito. Crees<br />

tü quo no <strong>de</strong>bo yo querer a Los reatistas y serviries en cuanto <strong>de</strong><br />

nil <strong>de</strong>penda?<br />

—Y qu6 premio to han ofrecido por comprarme?<br />

—Ninguno, to to juro, y <strong>de</strong>bes creenme porque nada necesito.<br />

—Entonces quC te ha impulsado a aceptar ci riesgo <strong>de</strong> venirte a<br />

nuestro canipo?<br />

—<strong>El</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> contribuir en cuanto <strong>de</strong> nil <strong>de</strong>penda a alirmar en<br />

estos rejnos la Pacifica domjnacjón <strong>de</strong> mis bienhechores; :no cornpren<strong>de</strong>s<br />

que si vosotros triunfaseis y Espafla fuese arrojada <strong>de</strong> esta<br />

A merica, pronto Seria sabida mi histoniaa, y consi<strong>de</strong>rado yo como<br />

europco y privado por Oltjrno <strong>de</strong> mis bienes, quo valen en la actuahdad<br />

cinco veces más quo to quo valia mi rancho <strong>de</strong> San Matias?<br />

—Y por qué me has elegido a nil como auxjljar <strong>de</strong> tus planes?<br />

—Porque to he juzgado más bueno quo los <strong>de</strong>mãs.<br />

—Repito que no me adules.<br />

— Está bien, no quiero que liames adulación a to que no es más<br />

que Pura Justicia, y paso a darte mis <strong>de</strong>más razones; te he elegido<br />

a t, porque he visto quo a ti como a nadie espantan los peligros a<br />

que estájs expuestos<br />

-Acaso me crees cobar<strong>de</strong>?_pregunto Felipe con man ifiesta ira.<br />

: estos peligros te espantan, no lor ti, Siflo por tu mujer Y<br />

hijo a quienes adoras con positiva I:atra.<br />

TOM O I<br />

tu No<br />

-<br />

.-


1050<br />

Ep:sodios Hisiôricoc Mexicanos<br />

—jOhi si, si, iprendas queridas <strong>de</strong> mi corazón<br />

—;to yes? to conozco bicn?<br />

—;Oh! icaila, el <strong>de</strong>monio to inspira!<br />

—No ci <strong>de</strong>rnonio, sino el mismo Dios que por mi medio quiere<br />

salvarte. Si, Felipe, Si, este <strong>sitio</strong> to espanta por tu pobre mujer,<br />

sobre la cual pesa una enfermedad terrible, la tisis, no obstante<br />

lo cual, se ha visto precisada a criar a sus pechos al hijo quc to<br />

nació pocos dias antes <strong>de</strong>l <strong>sitio</strong>, porquc ninguna otra mujer quiso<br />

hacerse cargo <strong>de</strong> él por temor a las contigencias <strong>de</strong>l cerco: th has<br />

creIdo po<strong>de</strong>r salvarlo todo adquiriendo una vaca que, aunque<br />

mal alirnentada, pues los pastos escasean, to proporciona leche<br />

para sustento <strong>de</strong> tu mujer y <strong>de</strong> tu hijo: pero las provisiones Cmienzan<br />

a faltar, y si ci <strong>sitio</strong> se prolonga, ci hambre va a ser<br />

espantosa, y t(.i no podrás conservar tu vaca, porque la muchedurnbre<br />

se apo<strong>de</strong>rará <strong>de</strong> ella, to la arrancarán, Ia dividirán on pedazos<br />

y por alimentar su harnbre egoista <strong>de</strong>jarán rnorir a tu mujer y a tu<br />

hijo. —Oh! exciainó Felipe exaltado, antes tendrian quc matarme.<br />

—Lo creo, y no creas quc ellos <strong>de</strong>jarIan <strong>de</strong> rnatarte; el suplicie<br />

<strong>de</strong>l hambre es el más bárbaro <strong>de</strong> los suplicios; dicen que on ci sitiO<br />

quc a Gerona pusieron los franceses a principios <strong>de</strong> i8rn hubo padres<br />

que, instigados por ci hambre, se comieron a sus propios<br />

hijos.<br />

—10h! icallal 1calla por piedad, Juan, amigo mb!<br />

—Por qu6 he <strong>de</strong> callar si hablando puedo saivarte <strong>de</strong> un crimes<br />

semejante, y, que no obstante su magnitud, ni los hombres ni Dios<br />

pue<strong>de</strong>n castigar?<br />

—Dios mio,—exclamó sollozando Felipe,—para merecer castigO<br />

tal, 1cuái es mi <strong>de</strong>lito!<br />

—N inguno ,—se apresuró a respon<strong>de</strong>r Juan ,—ni nguno, puestO<br />

que Dios to vicne a ofrecer por ml conducto la mancra <strong>de</strong> huir <strong>de</strong>l<br />

peligro.<br />

—No sé Si serã Dios quinn to envia,—dijo Felipe;—lo ünico que<br />

puedo asegurar es que me has <strong>de</strong>sgarrado ci corazón.<br />

—Cuipa <strong>de</strong> ello, no a ml, sino a Ia situación en que to encuefl<br />

tras.<br />

—Pero bien, sepa yo qu6 Cs lo quo piensas hacer.<br />

—Prcgunta.


<strong>El</strong> Silia dc Cuaulla 1051<br />

—.-Vas a permanecer con nosotros an <strong>Cuautla</strong>?<br />

—Dc ningfin modo: hayas ó no aceptado mi plan, yo regresaré<br />

al campo realista tan pronto como se empefie una acción ó combate<br />

qua haga aproximarse a Calleja d la plaza.<br />

—SerIas, pucs, capaz <strong>de</strong> abandonarme <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hecho<br />

mayor mi infelicidad?<br />

—Bien sabe Dios qua no ha sido ese mi objeto.<br />

—1No, til no partirás!<br />

—Si, an cuanto se presente la ocasión.<br />

—Antes te dclataré como espIa.<br />

—No lo creo.<br />

—Por qué?<br />

—Porque tU no pue<strong>de</strong>s pagar con sem'bjantc infamia el servicio<br />

qua he pretendido hacerte: los medios podrán, si tü quieres, parecerte<br />

reprobados, puesto qua te he propuesto una traición, qua<br />

todo, absolutamente todo, disculparla; Pero solo asI pue<strong>de</strong>s salvar,<br />

no ya tu persona, qua dueflo eres <strong>de</strong> estimar an nada 6 menos qua<br />

nada, sino a tu infeliz y hermosa mujer y a tu juguetOn pcquenuelo.<br />

Pero an fin, se hace tar<strong>de</strong>, las gentes se han retirado ya a sus<br />

casas y podrIarnos parecer sospechosos. Vámonos, pues; y piénsalo<br />

bien esta noche, que as ci plazo qua te doy: mañana texnprano nos<br />

veremos, y si no aceptas, yo quedaré an libertad Para cscapar <strong>de</strong> aqul<br />

en cuanto Ia ocasiOn se me ofrczca.<br />

Un rnonento dcspués nuestros dos interlocutores habIanse separado<br />

y <strong>de</strong>saparecido por diferentes rumbos.<br />

.uI<br />

XVI<br />

Reto rciéndose <strong>de</strong> dolor, Felipe saliO una hora <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su casa<br />

Para acudir a relevar la guardia <strong>de</strong> la trinchera, qua le habfa sido<br />

efleomendada<br />

Serlan como las diez <strong>de</strong> la noche.<br />

Entrado habia an un callejOn qua <strong>de</strong>sembocaba en la trinchera,<br />

Cuando hubo <strong>de</strong> hacerse a un lad:> para lar paso ;i un jinete qua al<br />

reconocerle dijo:<br />

— Buenas noches, señor capitiin D. 1clipc Mans:i.<br />

-


£052 Episodios Hisiórscos Mexicanas<br />

—Salud, mi general!—contestó Felipe,—reconocicndo en eiji.<br />

nete al niismo Sr. Morelos.<br />

—;Que tal,—dfjole éste,—qué tal van la mujer y el chiquitin?<br />

—Mal, mi general,—contestó casi Ilorando el Ilamado capitán<br />

\Ianso.<br />

T<br />

IL<br />

4<br />

mi geacrai<br />

—C6mo es eso? no Ic prueba la saludable casa que proporcion<br />

a usted, queriendo evitarle ci peligro que ofrecIa, en caso <strong>de</strong> asalto,<br />

Ia que ocupaban a la entrada <strong>de</strong> la villa?<br />

—Mi general, no es Ia casa la culpable, sino la pIcara enfermedad<br />

<strong>de</strong> mi mujer.<br />

—Cierto: cruel pa<strong>de</strong>cimiento es ese <strong>de</strong>l pecho.<br />

—Me parece que con cada dia que pasa se klestruye más y más.<br />

—Pues qut, ya no da leche la vaca?<br />

—Si, mi general, pero poca, y el niño <strong>de</strong>vora, y apenas basta<br />

para1.<br />

'


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuoula 1053<br />

—Lo creo: el tal muchacho CS Ufl becerro, y parece imposible<br />

quc una macire tan débil haya dado a Iuz tin muchacho tan sano y<br />

grueSo.<br />

—Es eso lo que me inquieta, mi general.<br />

—Pero usted se tiene Ia culpa, Sr. Manso.<br />

—;Yo, señor? -por qué?<br />

—;No Ic habla yo cncargado que si algo necesitaba fuese a<br />

verme?<br />

—Mi general.....<br />

—En mis caballerizas hay precisamente dos vacas quc si i la verdad<br />

no valen mucho, alguna leche producen: capitán Manso, vaya<br />

usted mañana por una <strong>de</strong> ellas.<br />

Felipe sintió que sus Ojos SC inundaban <strong>de</strong> lágrimas <strong>de</strong> gratitud<br />

y tomd la mano <strong>de</strong>l general para besarla.<br />

—lEa! capitán!—exclamó conmovido €1 Sr. Morelos,—no hay<br />

que per<strong>de</strong>r ci valor por tan poca cosa: Dios es gran<strong>de</strong> y no ha <strong>de</strong><br />

abandonarnos: cualquier dia se nos ocurre zurrar las espaidas a los<br />

c/ta quetas <strong>de</strong> Calleja, y, 6 rompemos ci cerco ó introducimos a la<br />

villa las provisioneS necesarias para aguardar en ella a ver quidn es<br />

quien primero se cansa, si Calleja <strong>de</strong> acribillarnos a balazos 6 nosotros<br />

<strong>de</strong> amar a nuestra pobre y qucrida patria. Con que buenas<br />

noches, capitán, y hasta mañana que esperaré a usted para entregarle<br />

la vaca.<br />

— iMi general!—dijo soilozando Felipe,—no rue espere usted!<br />

—Por qué?<br />

—Porque no ire por la vaca.<br />

—Está bueno: como quiera, capitdn: yo se Ia enviaré a usted.<br />

—Mi general, yo no puedo admitirla.<br />

—Comprendo: cree usted que con tan pequefia cosa pretendo yo<br />

premiar la adhesidn <strong>de</strong> usted a nuestra causa y esto Ic ofen<strong>de</strong>: perddn,<br />

capitan, es usted injusto, no me conoce bien, y en eSte caso Sc<br />

la enviar6 <strong>de</strong> regalo a la señora.<br />

—Tarnpoco ella Ia admjtjrá, ni general.<br />

—Como es eso,-.-.exclamó con cariñosa entonación ci gran caudiatreve<br />

usted a entrar en contestaciones COnmigo yd faltarme<br />

a la obedjencia?<br />

Felipe estaba próximo J sucumbir ii las emociones que Ic ahogaban,<br />

y Sus labios iban a entregar al castigo <strong>de</strong>l general ci nombre<br />

ft


1054 Episodios Histôvicos Mxicanos<br />

do Juan, do aquel prfido Juan que querfa comprarie con seductoras<br />

dádivas Ia vida y perdición <strong>de</strong> su bravo y generoso general,<br />

pero <strong>de</strong> sübito acudió a su irnaginación la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que ci <strong>sitio</strong> podia<br />

prolongarse, y entonces, no solo la vaca que se le ofrecia sino la<br />

suya propia, Ic serIan arrancadas quizás por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l mismo general,<br />

para aliviar ci hambre <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensorcs <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>.<br />

Rápido fuO todo esto, tan rápido como es todo aquello quo suce<strong>de</strong><br />

en ci mundo <strong>de</strong> Ia imaginación y ci pensamiento: no obstante, ci<br />

caudillo se apercibiO <strong>de</strong> algo; pero por forturia dc Felipe, ci caudilb<br />

so equivocó como Jo <strong>de</strong>mostraron las siguientes palabras que<br />

pronunciO con gravedad:<br />

—Comprendo, capitzin, ci mOvil <strong>de</strong> su negativa: ha visto usted<br />

mi cabcza amarrada corno <strong>de</strong> costumbre con ml mascada <strong>de</strong> seda,<br />

y supone usted que la jaqueca me martiriza. Tiene ustcd razOn,<br />

estoy rual, rnuy rnal, jpero qué diablosl soy hombre, y todo puedo<br />

aguantarlo: no me <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rIa yo pot usted <strong>de</strong> mi vaca, pero silo<br />

hare por su mujer y por su hijo, y no hablemos más <strong>de</strong>l asunto:<br />

vaya usted mañana por Ia vaca, y no me obligue i <strong>de</strong>mostrar a mis<br />

soidados, enviándoseia yo con uno <strong>de</strong> cilos, que tengo preferencia<br />

por usted.<br />

Sin aguardar respuesta, ci general picó espuelas a su caballo y<br />

se alejó a todo trote <strong>de</strong> su majestuoso alazán.<br />

rvrenos tranquilo quo nunca Felipe continuO marchando hacia la<br />

trinchera.<br />

—1Que hacer, Dios mio!—se dccIa a sI mismo;—con heroes como<br />

tste no hay esperanzas <strong>de</strong> saivaciOn; ci sacrificio es para ellos una<br />

insignfficante bagatela: todo lo posponen al triunfo <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a, y<br />

como a todo fanãtico, nada les importa sucumbir en Ia <strong>de</strong>manda:<br />

jOh! Patria, icon cuántos dolores naces para aqucilos que te quieren<br />

bien!<br />

Felipe, <strong>de</strong>spués do pronunciar estas palabras, miró en tomb suyo<br />

como buscando en los objctosexteriores algo clue pudiera distraerle<br />

<strong>de</strong> si mismo.<br />

La noche continuaba creciendo en hermosura; ci concierto <strong>de</strong> la<br />

naturaleza dormida, podia invitar a todo menos ;i ocuparse do<br />

asuntos <strong>de</strong> guerra.<br />

Aquella noche parccia hecha para ci arnor.<br />

Bajo aquci cielo tachonado <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> diarnante sin rnás luz


<strong>El</strong> Stho <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong><br />

1055<br />

que la <strong>de</strong> los rayos blancos, ci aire saturado <strong>de</strong> aromas embriagaba<br />

los sentidos, c irispiraba cnsueios <strong>de</strong> color <strong>de</strong> rosa: instintivarnente<br />

las cabezas se inclinaban como buscando un seno <strong>de</strong> mujcr en<br />

don<strong>de</strong> reposar, y los labios temblaban COfflO Si Ufl beso se hubiera<br />

<strong>de</strong>positado en ellos.<br />

Felipe vió pasar en Un instante todas las mernorias <strong>de</strong> sus dias<br />

<strong>de</strong> felicidad.<br />

En ci escenario <strong>de</strong> sus recuerdos aparecia Emilia, antes <strong>de</strong> ser<br />

su mujer, indolentemente tendida en una hamaca: su rostro tenucmentc<br />

sonrosado acusaba los sufrimientos do su corazón enferrno,<br />

en Ia amargura dc su duke sonrisa: cdmo podlan to amargo y Jo<br />

dulce mezclarse en la sonrisa <strong>de</strong> una nina <strong>de</strong> catorce primavcras?<br />

no puedo yo <strong>de</strong>cirlo; pero Ia verdad es quc más <strong>de</strong> una vez he visto<br />

en los labios <strong>de</strong> los que pa<strong>de</strong>cen, mezclarse la miel. con ci acibar:<br />

cste es Un rnistcrio como ci que mIs do upa vez he notado en las<br />

fibres at arrancarlas <strong>de</strong> su tallo: al aspirar ci perfume do una for<br />

próxima a mont he percibido no sé qué mczcla extrana do tcrnura<br />

y dolor: esto me ha hecho pensar quc también ci dolor tienc su<br />

aroma que carecc do nombre y no ha sido <strong>de</strong>scrito, porque no se<br />

percibe con ci olfato sino con ci alma. Pero no nos metamos en<br />

dificutta<strong>de</strong>s: soy hombre rudo y <strong>de</strong>masiado poco instruido v me<br />

faltan palabras para explicar mis sentimientos. Otro tanto Ic pasaba<br />

a Felipe, que continuaha avanzando, teniendo siempre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

sus ojos la bclla irnagen <strong>de</strong> Emilia reclinada muellemente en su hamaca:<br />

ci traje blanco do aquella mujer tomaba un tjnte verdoso,<br />

reflejo <strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> los árholes que la sombreaban; su seno, que<br />

en parte <strong>de</strong>scubria el escote <strong>de</strong>l vestido, parecIa dc marfli ligeramente<br />

rosa, Jo mismo que sus brazos que venfan á.terminar en urioS<br />

<strong>de</strong>dos largos y finos como dicen que <strong>de</strong>ben scr los <strong>de</strong> las razas rvilegiadas:<br />

entre los pliegues <strong>de</strong> su traje pendlan sus pequefios piC5<br />

caizados con diminutos zapatos bajos <strong>de</strong> seda azul: parecIan dos<br />

vedras en un ramo <strong>de</strong> nardos.<br />

Aquel 5cr <strong>de</strong>licado, tenue, pudiéramos <strong>de</strong>cir, parecfa una oración<br />

suspendjda entre los dos extremos en que se juntan la muerte y la<br />

vida.<br />

Emilia era hija <strong>de</strong> padres espanoles, muertos hacia muchos afios:<br />

quizas Ia soledad en que pequena habianla <strong>de</strong>jado era la causa <strong>de</strong><br />

su enf ermedad- yo al rnenos asi lo creo: nada rue parece mzis natu-


1056 Episodios Hisi!óricos Mexica,,o<br />

rat quc ver enfermarse <strong>de</strong>l corazón a un s er creado para arnar y<br />

sin objeto at cual amar.<br />

For eso fueron breves las relaciones <strong>de</strong> Emilia y Felipe; pocos<br />

mcses dcspués <strong>de</strong> haberse conocido eran ya esposos, maxime cuando<br />

uno y otro se vieron anirnados por los facuitativos, quienes dieron<br />

por segura con ci matrimonio la radical curación <strong>de</strong> Emilia.<br />

Todo marchó bien hastacl instante en quc Dios bendijo aquella<br />

unión dãndole un hijo: an otras circunstancias Emilia no hubiese<br />

ni siquicra pensado en eriar ella rnisma a su pcquenuelo, pero<br />

corno ya dije arriba, ninguna rnujer <strong>de</strong> Ia villa quiso a ningI.n precio<br />

cncargarse <strong>de</strong>l niño.<br />

Pobre Emilia! para saciar el hambre <strong>de</strong> su hijo daba lo ünico<br />

que posefa, los restos <strong>de</strong> su vida.<br />

Felipe quiso haberla hecho salir <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>, pero Emilia, por 10<br />

rnisrno que era fcliz, tenta miedo a Ia niuerte y no querIa mont<br />

sino en brazos <strong>de</strong> su marido.<br />

Este habia hecho por ella cuanto Ic era dable, y estaba dispuesto<br />

a hacer cuanto necesario fuesc y fucse lo quc fuese.<br />

—Todo?—se prcguntaba a si mismo,—.todo? cstoy seguro <strong>de</strong><br />

ello?<br />

,Si, todo,—se respondla a si rnismo también. -<br />

—Sea lo que sea?<br />

S1, sea lo que sea.<br />

•—Hasta Ia ingratitud? hasta Ia traición?<br />

Y ci rebel<strong>de</strong> y amante corazón contestaba a la conciencia:<br />

cSI, sI, Si: i hasta Ia ingratitud! jhasta la traición!<br />

En aquel rnomento Felipe ilegaba a su trinchera.<br />

Un sargento se a<strong>de</strong>lantó hasta él, y sacandole dc si mismo le<br />

dij 0:<br />

—Mi capitän: en la trinchera enemiga que queda frente a Ia<br />

nuestra han encendido una hoguera y parece como que nos hacen<br />

señalcs: ci cabo MartIn, que era realista y se no3 paso en ci asaito<br />

<strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> Febrero, dice que esa hoguera indica que algtin traidor<br />

hay en la tninchera, con quien los cliaquetas quieren enten<strong>de</strong>rse, y<br />

como usted tardaba mi capitzin...<br />

—jQue! lqu6 quicres dccirl—exclamó Felipe arrojzindose sobre<br />

ci sargento como si por él hubiera sido ya <strong>de</strong>scubierto.<br />

—Perdón, mi capitán, pero como aquI todos somos hechur:L 6


<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cuauflo 107<br />

hijos <strong>de</strong> mi general Morelos, y por lo mismo no po<strong>de</strong>mos serie<br />

traidores, mientras usted venia he mandado arrestar a! cabo Martin,<br />

que es el Onico <strong>de</strong> nosotros que pudicra sernos sospechoso.<br />

Felipe rcspiró, y dijo:<br />

—No, no pue<strong>de</strong> sec, déj ale libre: jese hombre no pue<strong>de</strong> haber<br />

pa<strong>de</strong>cido tanto quc <strong>de</strong>ba tomárseie por traidor!<br />

-<br />

Ill xvii<br />

Imposibilitado Calleja para moverse <strong>de</strong>l lugar en que le mantenia<br />

ci herolsmo <strong>de</strong>l gran caudillo insurgente, ci virrey hacia esfuerzos<br />

<strong>de</strong>sesperados para avenirselas con la multitud <strong>de</strong> partidas<br />

in<strong>de</strong>pendientes que por todo ci pals pululaban.<br />

Ta! era la osadIa <strong>de</strong> aigunas <strong>de</strong> elias, que eijueves 12 <strong>de</strong> Marzo<br />

<strong>de</strong> aquel aflo, un grupo armado se atrevió a entrar en la villa <strong>de</strong><br />

Guadalupe a eso <strong>de</strong> las nueve <strong>de</strong> Ia noche: ci suceso no tuvo más<br />

consecuencia que un pequeno tiroreto que a nadie hizo mal, y un<br />

susto <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n quc se llevó el cura <strong>de</strong> la colegiata, con ci<br />

cual y en ocasiOn en quc rcgrcsaba <strong>de</strong> administrar ci viático a Ufl<br />

enfermo, se encontraron los insurgentes, quienes ilevaron su <strong>de</strong>vocjtjn<br />

y atenciones at extremo <strong>de</strong> escoitar ci cochL ic! !iucn cura<br />

hasta Ia pucrta <strong>de</strong>l tempio.<br />

Nadie volvjó a ver a la tal :iartida, .: cI t mi5 jUC SU<br />

intento hubieta sido apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> La imagen <strong>de</strong> la \Tirgen (jUC Cfl<br />

ci santuarjo se venera, y ci dIa 14 dispuso que fuese trasladada a la<br />

catedral <strong>de</strong> Mtxico, a to cual se resistió ci cabildo <strong>de</strong> Ia colegiata,<br />

a no ser que se pusiera a su disposición la iglesia <strong>de</strong> Regina,:'A fin<br />

<strong>de</strong> que en ella pudiese <strong>de</strong>sempenar sus funciones por si solo y con<br />

absol uta in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l metropolitano -<br />

La cosa quedo asI por entonces, Jimitándose ci virrey a reforzar<br />

ci <strong>de</strong>stacanento <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong> la villa.<br />

Mientras tanto ni un solo da dcjaban <strong>de</strong> molestar a Calieja los<br />

in surgentes que habIan quedado fuera <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> al rnando <strong>de</strong> don<br />

Nicolü Bravo y ci cura Tapia: a cada momento las avanzadas <strong>de</strong><br />

la linca exterior <strong>de</strong> cii cunvalacjdn ten tan quc habérselas con atre-<br />

Vidos ue1.x.jlleros que cazaban a los soldados realistas, sin que és-<br />

tos pudiesen hacer gran daño al enemigo convenientemente forti-<br />

TOMO I<br />

'33


I o5S Episcdios Hisióricos Mexica,1o5<br />

ficado on Ocuitusco y Tlayacaque, <strong>de</strong>dicado con especialidad a<br />

ocupar los caminos é interceptar las comunicaciones.<br />

<strong>El</strong> dia 15 <strong>de</strong> Marzo Calleja dió a sus tropas el espectáculo <strong>de</strong><br />

una ejecución, siendo Ia victima un norte-americano liamado Nicolas<br />

Cole, al cual sin duda no han olvidado mis lectores, pues ic<br />

vimos pasarse al Sr. Morelos frente a los muros <strong>de</strong> Acapulco, en<br />

ocasión on quc ci caudillo habla concertado con Gago Ia sorpresa<br />

<strong>de</strong> la plaza durante la noche <strong>de</strong>l S <strong>de</strong> Febrero <strong>de</strong> ISI I.<br />

Nicoiás CoI6 fud hecho prisionero on el ataque que dieron los<br />

sitiados al reducto <strong>de</strong>l Calvario ci i i <strong>de</strong> Marzo, y aunque quiso<br />

salvar su vida poniendo a Calleja al tanto <strong>de</strong> los recursos y elementos<br />

<strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>l Sr. Morelos, no Ic valió <strong>de</strong> cosa alguna su<br />

nucva traición, y fuC, como ya dije, ejecutado.<br />

Algo sin duda <strong>de</strong>bió dar a enten<strong>de</strong>r sobre la probabilidad <strong>de</strong> un<br />

movimiento combinado entre los insurgentes d <strong>de</strong>ntro y fuera dc<br />

la plaza, porquc ci jcfc espafiol, <strong>de</strong>sistiendo <strong>de</strong> su propósito <strong>de</strong> no<br />

sepal-ar <strong>de</strong>l punto <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino a ninguno <strong>de</strong> los cuerpos sitiadores,<br />

hizo salir durante Ia noche <strong>de</strong>l i, al mayor Enrlquez con<br />

batallón <strong>de</strong> Lobera, cuatrocientos caballos y dos cat-tones a Sorpren<strong>de</strong>r<br />

a ]as tropas <strong>de</strong> D. Miguel Bravo y ci cura Tapia; quiso<br />

avudarle on la empresa Ia ciega fortuna, y los insurgcntcs tuvicron<br />

una consi<strong>de</strong>rable pCrdida <strong>de</strong> gente on ci rancho <strong>de</strong> Mayotepec, que<br />

pertenecIa a la hacienda <strong>de</strong> Tenestepango: esto ocuraió en la madrugada<br />

<strong>de</strong>l i6.<br />

En cambio dos dias <strong>de</strong>spués estuvo a Iunto <strong>de</strong> caer en manos <strong>de</strong><br />

los insurgentes un convoy compuesto <strong>de</strong>armas, municiones y viveres,<br />

quo conducia con <strong>de</strong>stino I Callcja D. Jos(' Martin <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong>,<br />

teniente <strong>de</strong> dragoncs <strong>de</strong> Tulancingo: la acción se jugó a<br />

cuatro leguas <strong>de</strong> Ozumba en ci punto Ilamado Malpais, y ii no ha<br />

ber sido por ci valor y bravura <strong>de</strong> los negros <strong>de</strong> ]as haciendas <strong>de</strong><br />

D. Gabriel Vermo y su comandante Acha, los in<strong>de</strong>pcndientes habrianse<br />

apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l convoy: no lo consiguieron, pero tampoco<br />

Andra<strong>de</strong> se atrevió a pasar a<strong>de</strong>lante.<br />

<strong>El</strong> virrcy qucrIa quo a toda costa tomase Calleja a <strong>Cuautla</strong>, pcS<br />

ocupado en asediarla todo el cjCrcito <strong>de</strong> que podia disponcr, ]S<br />

partidas y reuniones <strong>de</strong> insurgentes se lanzaban a acometer toja<br />

clase <strong>de</strong> actos <strong>de</strong> arrojo, como lo fuC ci ataque y torna y saquco dc<br />

Huamantla, que no pudo saivar ci capitán <strong>de</strong> realistas D. Antonio


J <strong>El</strong><br />

__--<br />

•<br />

(,-<br />

t -:<br />

•--:<br />

Sitio <strong>de</strong> Cuanila 1059<br />

Garcia Casal, hecho prisioncro ell ci dfa 20 <strong>de</strong> Marzo, <strong>de</strong>biendo<br />

su libertad al influjo <strong>de</strong> aigunos eclesiásticos, y a que dos dIas<br />

<strong>de</strong>spués el capitän D. Antonio Conti <strong>de</strong>sbarató a los indcpendientes<br />

ell inniediaciones dc Nopalucan.<br />

Pero no eran solamente estas escaramuzas rnás ó menos insignificantes<br />

lo que rnis inquictaba a Venegas: la opinion publica pare.<br />

-'-j.<br />

ij<br />

...un convoy cornpuest, dc<br />

-<br />

-<br />

;q& -<br />

Cia pronu1ciarse mas y rnás en contra <strong>de</strong> los europeos, que no sin<br />

gran<strong>de</strong> terror vieron por prinlera vez <strong>de</strong>tenerse a Calleja ell setie<br />

<strong>de</strong> sus ficilcs triunfos, ante las improvisadas fortificaciones <strong>de</strong><br />

<strong>Cuautla</strong><br />

A fines <strong>de</strong> Marzo ci estado <strong>de</strong> los ánimos en la capital ofrecIa serios<br />

peligros: con objeto <strong>de</strong> ver <strong>de</strong> rernediar ell los perjuiciOs<br />

c ausados a los particularcs y aun al gobierno mismo con la paraliz<br />

aci6n casi absoluta <strong>de</strong>l iaboreo <strong>de</strong> minas a consecuencia <strong>de</strong> la<br />

rev otucjOti ci Tribunal <strong>de</strong>l ramo cclebrd juntas con los mineros<br />

resj<strong>de</strong>ntes ell ciudad, y ell <strong>de</strong> ellas propuso el fiscal D. JosO


io6o Episodios Histôricos Mxicanos<br />

Domingo Laso <strong>de</strong> La Vega, que se representase at virrey sobre Ia<br />

necesidad <strong>de</strong> pacificar ci reino, celebrando convenios con los in<br />

surgentes, a imitación <strong>de</strong> to hecho con los <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o por ci<br />

general <strong>El</strong>io, virrey <strong>de</strong> Buenos Aires, en Octubre <strong>de</strong> z8n.<br />

Venegas se negó a hacer tat cosa y no volvió a verificarse Junta<br />

<strong>de</strong> MinerIa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong> 24 <strong>de</strong> Marzo, pero esto no impidió<br />

que la gente se afirinase en La creencia <strong>de</strong> que más 6 menos pronto<br />

scrIa indispensable entrar en transacciones, corno üniCo recurso<br />

para poner fin a aquella <strong>de</strong>vastadora guerra civil.<br />

Los parásitos y vividores que toda conmoción polItica hace brotar<br />

a la sombra <strong>de</strong> los triunfos ajenos, crcyeron liegada La hora <strong>de</strong><br />

preten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jos in<strong>de</strong>pendientes loos empleos y ventajas que mas<br />

halagaban su ambición, y comenzaron a emigrar <strong>de</strong> Mexico: guar.<br />

thironse no obstant<strong>de</strong> dirigirse a <strong>Cuautla</strong> C hiciéronlo a Sultepec,<br />

don<strong>de</strong> la Junta se encontraba <strong>de</strong>spuCs <strong>de</strong> su fuga <strong>de</strong> Zitácuaro.<br />

Cosa fuC csta quc mcreciô la cornplcta <strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong> los tertulianos<br />

<strong>de</strong> La botica <strong>de</strong> D. Cleofás Madana.<br />

—En lugar yo <strong>de</strong> Ravón,—<strong>de</strong>cIa D. Martin,—ataria <strong>de</strong>l pesczo<br />

a todos los ernigrados que se me presentasen y se Los enviaria at<br />

Sr. Morelos para quc los pusiese <strong>de</strong> centinelas en las trincheras.<br />

—Después <strong>de</strong> todo,—obscrvó D. Buenaventura,—no le servirian<br />

para mucho, pues solo a los valientes les correspon<strong>de</strong> ci honor dc<br />

ser <strong>de</strong>stinados a una trinchera.<br />

— ,.Sc saben por fin los nombres <strong>de</strong> todos los emigrados?<br />

—Si, hombre.<br />

—Quidnes son?<br />

—Abrieron la marcha los licenciados Reyes, Jimenez y Cuéllar.<br />

—Que Cuéllar? <strong>El</strong> hijo <strong>de</strong> D. Bonito, administrador <strong>de</strong> la<br />

Aduana <strong>de</strong> Mexico?<br />

—<strong>El</strong> mismo.<br />

—No sC por qué me liabia a mi disgustado verie en estrambótiCa<br />

intimidad con D. Manuel Cañedo, teniente <strong>de</strong>l regimiento tie<br />

Nueva Espana y hermano <strong>de</strong>l rico hacendado Cafiedo <strong>de</strong> Guadalajara.<br />

Sin duda querIa hacerse a los hábitos militares 6 ver si se lei<br />

pegaba algo <strong>de</strong> su valor.<br />

—Nada <strong>de</strong> eso: to que hubo fuC que con 461 tratO, para emigraf<br />

aco mpanado -<br />

—Pues quC, itambi6n Canedo se ha pasado a los insurgentes?


FToma<br />

!<strong>El</strong> Sub <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> ioói<br />

toma! y hasta dicen que ya volvió y se encuentra en<br />

Chaico, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> ha escrito at virrey pidindole indulto.<br />

—.Tan mat Ic recibiá Rayon?<br />

—Dicen quo ye con ci mayor <strong>de</strong>sprecio I los emigrados.<br />

—Pues yo sé que no ha hecho otro tanto con D. Felipe Lailson,<br />

ci francis aquel quo on tiempo <strong>de</strong> Iturrigaray daba iccclones<br />

<strong>de</strong> equitaciOn en un pica<strong>de</strong>ro quo construyO junto i la Acordada.<br />

—Sin duda Ic liabri tornado para arnaestrar los caballos <strong>de</strong>l coche<br />

en quo <strong>de</strong>ba entrar on triunfo en Mexico la Junta,—dijo rnuy<br />

satisfecho <strong>de</strong> su hurla D. Clcofás.<br />

—Para ese dia,—observO D. SOstenes,—sin duda habrá recobrado<br />

ya la voz y podrá cantar el Te-Deum ci canOnigo <strong>de</strong> Guadalupe y<br />

tarnbién emigrado, D. Francisco Lorenzo <strong>de</strong> Velasco.<br />

—AhI tienen ustc<strong>de</strong>s,—dijc D. Martin,—una fuga quo me ha ha.<br />

mado Ia atenciOn.<br />

—Por qué?<br />

—Hornbre, porque el tal canOnigo es hijo <strong>de</strong> D. Francisco Antonio<br />

<strong>de</strong> Velasco, actual inten<strong>de</strong>nte interino <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong><br />

Guadalajara, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> su Junta <strong>de</strong> Seguridad y enernigo<br />

<strong>de</strong> los rnás acCrrjrnos <strong>de</strong> la revoiucjOn.<br />

—Pucs hijo,—observO D. SOstenes,—<strong>de</strong> eso su proplo padre<br />

tiene la cuipa.<br />

—No comprendo.<br />

—To Jo explicarC: su padre siempre Ic quiso y trató con excesivo<br />

mirno y consentirniento : era un muchacho cuando le mandá a Es-<br />

Paña a estudjar en Ia Universidad <strong>de</strong> AIcaJá, don<strong>de</strong> se recibió <strong>de</strong><br />

doctor: ci muchaciio se acostumbrO a ha vida disipada y licenciosa<br />

<strong>de</strong> los estudjantes <strong>de</strong> nuestra tierra, Ic hizo ver miudo <strong>de</strong>spertó en<br />

el ambiciones quo aquf no Se conocen, y <strong>de</strong> pronto Ic trasladO a<br />

Nueva España, consjuiCr-dole como gaje para su ociosidad, una<br />

p<br />

asf<br />

rebenda<br />

com<br />

en Ia colegiata <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> Guadalupe. No es<br />

b<br />

Con<br />

dbe <strong>de</strong>mostrarse ci cariño a los hijos, ya Jo yen ustc<strong>de</strong>s<br />

m1\Iai-tjn . es mi yerno marido <strong>de</strong> mi querida hija, hombre<br />

formna a toda ley y no obstante esto y quo )'o soy, gracias A Dios y<br />

a mi trabaj o, más quo rcgularmnente rico, Ic obligo a trabajar y ahf<br />

C<br />

tiencn ustds bueno, sano v contento, porque como dice mi<br />

ci Padre Morales, mcii; sana in corpore sane.<br />

- COflfeso.


1o62 Episodios Hislóricos Mcxia,,os<br />

—i!as que no me quicras tanto,—añadió para sus a<strong>de</strong>ntros don<br />

Martin.<br />

—Dice muy bien mi señor <strong>de</strong> Pantoja,—dijo a su vez D. Buena.<br />

ventura,—hdrne aqui zi ml quo tuve quo trahajar como un burro, v<br />

perdonen ci vocabto, porque a mi señor padre se to ocurrid morirse<br />

<strong>de</strong>jándome nis pobrc quo una rata, y que he ilegado a una rnis<br />

que regular edad sin más enfcrrneda<strong>de</strong>s quo una gota cruel contralda<br />

en ci scrvicio en Guatemala, que es, créanio uste<strong>de</strong>s, tin<br />

clima dc dos mil <strong>de</strong>rnonios.<br />

Aqul <strong>de</strong>jaremos por ci pronto la conversación, ya que. succsos<br />

<strong>de</strong>l mayor interés reclaman cuanto antes nuestro regreso i <strong>Cuautla</strong>. J<br />

x V III<br />

Apurada por <strong>de</strong>más era la situación <strong>de</strong> los in<strong>de</strong>pendientes: la<br />

falta <strong>de</strong> vlveres comeozaba a hacerse sentir y era necesario intentar<br />

un supremo esfuerzo.<br />

La ocasión era oportuna: continuaba <strong>de</strong>tenido en Malpais ci convoy<br />

<strong>de</strong> vIveres y muiliciones enviado por ci virrey a Caileja.<br />

Un feliz golpe <strong>de</strong> mano podia ser Ia saivación <strong>de</strong> la plaza: <strong>de</strong> dar<br />

este golpe se encargaron D. Miguel Bravo, ci cura Tapia y ci capitzn<br />

Larios; todo hubiérales salido a pedir <strong>de</strong> boca, si la fatalidad<br />

no hubiese hecho que un espia avisara at comandante <strong>de</strong> Chalco, y<br />

éste at capitán D. Gabriel Armigo, <strong>de</strong>stacado por Calleja <strong>de</strong> sUJ<br />

campo escoltando a unos heridos y cnfermos, que on ci <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> Malpais se encontraba una gran reunión <strong>de</strong> insurgentes.<br />

Dispuesto a no dcjarse sorpren<strong>de</strong>r, Armigo recogió ci convoy<br />

que Andra<strong>de</strong> habla vuelto a Ameca, y ci 28 do Marzo so encontró<br />

con quc efectivarncntc los insurgentes ocupaban ci paso, teniendO<br />

en las aituras cuatro cañones, tres a un lado <strong>de</strong>l camino y al otro<br />

ci cuarto; ti-es horas durd la accidn quo Calleja on su parte at virrc,<br />

dijo, no Iaber tenido vzuc/as en aquelia campana qut' pua7ra%<br />

compardrsefe, siendo Armigo tan feliz on sus disposicionc . , que<br />

mientras los in<strong>de</strong>pendientes batian a los realistas, ét hizo aclelafl<br />

tarse ci convoy sin que ni notarlo pudicse ci eneruigo. No por cStO<br />

Sc dcsanirnaron los insurgcntes, y continuaron combatiendo siB<br />

lograr otra cosa que haber sufrido pdrdidas consi<strong>de</strong>rables.


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaiilla toG;<br />

Los sitiados vieron con suprema angustia aquella misma tar<strong>de</strong> liegar<br />

ci convoy al campo <strong>de</strong> Calieja, y sus exciarnaciones dc ira y encono<br />

Ilegaron a oIdos <strong>de</strong>l Sr. Morelos, quo por arnor a sus tropas<br />

se <strong>de</strong>cidió a intentar un acto <strong>de</strong> sorprcndcnte arrojo, convencido <strong>de</strong><br />

quo cada uno <strong>de</strong> süs soidados iba a ser tin lean on ello.<br />

Al caer la luz <strong>de</strong>l lunes 30 dc Marzo los toques <strong>de</strong> guerra se generalizaron<br />

on todo ci perImetro dc las fortificaciones, y por cicn<br />

puntos a la vez los insurgentes invitaron al con-ibate a los rcalistas:<br />

ni Calleja ni Llano sabIan A dón<strong>de</strong> acudir, y Ia extensa linca <strong>de</strong> su<br />

cerco, por lo rnisrno quo era extensa, nunca corno entonces Ics<br />

pareco rnis débil y quchradiza.<br />

Cuando ci general vió conscguido su primer objeto <strong>de</strong>stacó a<br />

D. José Maria Aguayo con un piquete <strong>de</strong> bravIsimos costeños sobre<br />

ci reducto <strong>de</strong>l Calvario, quo estaba a cargo <strong>de</strong>l cornandante <strong>de</strong> gra.<br />

na<strong>de</strong>ros D. Agustin <strong>de</strong> Ia Vifia: <strong>de</strong>tras do esta vanguardia, quo atravcsó<br />

comb una exhalación ci cspacio quo <strong>de</strong>l fuerte la separaba, salió<br />

<strong>de</strong> la plaza D. I-Iern-icnegildo Galcana, ci Icon do los combates ,con<br />

una sección corta pero do escogidas tropas, uno do cuyos grupos iba<br />

mandado por el capitán Felipe Manso, tan enjuto, <strong>de</strong>igado y <strong>de</strong>struIdo<br />

quo causaba cspanto su rostro, cuyos rasgos indicaban Ia ticbre<br />

<strong>de</strong>l sentimiento quo Jo <strong>de</strong>voraba: este sentirniento no era otro quo<br />

ci <strong>de</strong> libertar do su prision a su mujer y a su hijo, costara lo quo costasc.<br />

Mas do una vez ci mismo D. Hermenegildo hubo <strong>de</strong> cogerle<br />

por Un brazo para evitarle ci riesgo <strong>de</strong> set- muerto: Felipe no veIa iii<br />

Pensaba mis quo en matar realistas sin cuidarse <strong>de</strong> quo éstos pudieran<br />

mataric a su vez: fué, por Jo tanto, <strong>de</strong> los prirneros on subir<br />

sobre ci reducto <strong>de</strong>l Calvat •jo, cuvo recinto cayó al fin en po<strong>de</strong>r dc<br />

los Insurgcntes, quo pcnetraron por él por las troneras y agarrándose<br />

a las bocas <strong>de</strong> los cafiones: la mnortandad causada on los rcaiistas<br />

fud horrible, )• alit murió como un valiente ci capitán D. Gil<br />

Riaño, digno hijo <strong>de</strong>l valicnte y <strong>de</strong>sventurado <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> Ia Alhóndiga<br />

do Granaditas: la fatalidad <strong>de</strong> su sino no Ic permitto satisfacer<br />

SUS <strong>de</strong>scos <strong>de</strong> venganza filial, con cuyo fin servia on las tropas dc<br />

(_aileja.<br />

Actamaban 10 vencedores a su general y con gritos <strong>de</strong> entusiasmo<br />

trataban do Ii ama su atencion, cuando do irnproviso veronsc aco-<br />

Tn ettdos por ci batailOn Guanajuato enviado por Llano y cuyo<br />

gula era aquel Juan quo conocimos tratando <strong>de</strong> ganarse al capitin


1064 Episodios Histôricos Mexic3,:os<br />

Felipe Manso: pronto hubieron dc compren<strong>de</strong>r Jos insurgentes que<br />

estaban perdidos, y sóIo so pensó en la retirada, cuya or<strong>de</strong>n dió don<br />

Hermenegildo: nadie, sin embargo, escuchO esta or<strong>de</strong>n en el primer.<br />

instante; Ia causa fué la siguiente: Felipe, cubierto <strong>de</strong> sangre yhe.<br />

ridas que causaban espanto, habIa <strong>de</strong>scubierto una caja <strong>de</strong> vIveres<br />

y arrojádosc sobre ella dando alaridos <strong>de</strong> salvajc.gozo y ilamando<br />

con ellas Ia atención <strong>de</strong> sus camaradas que, impuisados por ci hambre,<br />

Sc ianzaron también sobre ci codiciado tesoro. Durante ,nos<br />

segundos los realistas hicieron fuego sobre aquel grupo sin que nadie<br />

pcnsara en dcfen<strong>de</strong>rse: Felipe salió entonces do <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> aquct<br />

montón <strong>de</strong> cadáveres y heridos, tievando rellenos sus vestidos <strong>de</strong><br />

cuanto pudo abarcar, y tomando su espada, <strong>de</strong> la cual solo media<br />

hoja Ic habIa quedado, so abrió cam mo entre los realistas y se <strong>de</strong>j6<br />

caer <strong>de</strong>l parapeto, arrastrando consigo a un hombre que quiso <strong>de</strong>teneric<br />

y que con ci goipe quedo <strong>de</strong>smayado.<br />

Felipe iba a continuar huyendo cuando Ic ocurriO que ci hombre<br />

por él arrastrado en su caida, podia ser un camarada: no queriendo<br />

<strong>de</strong>jarle abandonado, se <strong>de</strong>tuvo a veric y lanzO un grito inexplicable.<br />

—Juan!--exciamO <strong>de</strong>spués, y ci hombre <strong>de</strong>smayado sin dud<br />

próximo a voiver en si, al oir su nombre trató <strong>de</strong> incorporarse,<br />

voiviendo a caer <strong>de</strong> nuevo pesadamente.<br />

—Ah! 1estás vivol—dijo Felipe con satanica satisfacciOn, y tomándole<br />

sobre sus hombros dió a huir con hacia la plaza, repitiendo<br />

como un <strong>de</strong>mente, no te escaparás aün, no te escaparás aün..<br />

<strong>El</strong> intento <strong>de</strong>l Sr. Morelos habia quedado frustrado y aquci supremo<br />

esfucrzo <strong>de</strong> los insurgentes solo diO por resultado ci haber per<br />

dido una esperanza mas, y <strong>de</strong>jado muertos en el campo realista<br />

unos cuantos hombres valientes, que serIan otras tantas bocas <strong>de</strong><br />

menos en agotar los escasos vIveres <strong>de</strong> los sitiados.<br />

XIX<br />

Va no podia más y asI fuã quo al llegar at dintel <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong><br />

su casa ci capitán Felipe Manso sintiO a su vez un <strong>de</strong>svanecimicnto<br />

que apenas le permitió acomodar sobre un arca antigua el cuerpO<br />

<strong>de</strong> Juan. -


i:i .':t: - (j:,auIl: i 065<br />

La habitación on quo Felipe habia entrado era uta CSpCCiO do<br />

sala baja: pocas eran entonces ]as casas quo en <strong>Cuautla</strong> tenIan rnás<br />

do un piso. Detrás do una cortina quo ocultaba una puerta, oIase<br />

ci Ilanto triste y sostenido do una criatura <strong>de</strong> pocos rneses: una voz<br />

duke y suave do mujer procuraba consolarla con esas frases sendhas<br />

quo tan elocuentes son en los labios <strong>de</strong> una madre.<br />

Felipe <strong>de</strong>scorrid la cortina y penetrd en la rccámara: su esposa<br />

Ianzó un grito do espanto: no le faltaba razón para ello; ci rostro<br />

<strong>de</strong> su marido estaba terriblemente <strong>de</strong>sencajado, su paii<strong>de</strong>z excedla<br />

l toda pon<strong>de</strong>ración, y su traje <strong>de</strong> blanco lino parecIa por sus manchas<br />

do sangre rnandil do carnicero.<br />

- Fehipe, Felipe mb !—xcarn6 1,L rnujer,—pareccs un cadaver,<br />

;estás herido?<br />

—No, mi idolatrada Ernia, llada tnco, no nos ocupemos <strong>de</strong> mI,<br />

he luchado como una hjena: corno una hiena he <strong>de</strong>strozado cuerpos<br />

<strong>de</strong> realistas; pero to traigo la saivación, torna, toma, hila mba,<br />

come, c5metelotodo, todo; toma, yo no tengo hambre.<br />

V diciendo asi Felipe arrojó sobre ha cama toclos los comestibles<br />

do quo habia hecho presa on ci reducto <strong>de</strong>l Calvario: Emilia <strong>de</strong><br />

nada so acordó en aquel momento y a invitación <strong>de</strong> su marido <strong>de</strong>voró<br />

con positiva ansia ho primero que estuvo al alcance <strong>de</strong> su<br />

mano.<br />

—Oh! esto Os la vida,-_-dijo al fin,—y notando entonces quo su<br />

hijo continuaba ilorando, Ic acercó a su pecho diciéndole; toma,<br />

tomna ti tambjén hijo mb, ya no me matarás.<br />

Los <strong>de</strong>svanec j mjontos do Felipe continuaban mientras tanto, su<br />

eabeza giraba en el vacIo, su g oIdos se ensor<strong>de</strong>clan con Ci ruido<br />

que <strong>de</strong>ntro do cilos mismflos proclucIa ci atarantanijento, pudo sin<br />

embargo escuchar a Juan que <strong>de</strong>cIa con <strong>de</strong>sesperado acento:<br />

—En Cuautia otra vez, qué es esto, Dios mb!<br />

— iQue Dios no ha querido quo nos abandonases todavia!—con<br />

testó Felipe recobrindose y saliendo a Ia sala.<br />

— En tu casa!__cxclamó con espanto Juan.<br />

—En ml casa si, dSn<strong>de</strong> mejol- quo on ella?<br />

— ;Luego tü has sido quien aquI me trajo?<br />

—Vo mismo, Juan, yo mismilo.<br />

—;Ah si b r ecuerdo; yo estaba on ci roducto <strong>de</strong>l Calvario cuando<br />

to vi huir y quise <strong>de</strong>tenerte<br />

TOMO I<br />

'34


o66 Episodios Hisléricos Mexicanos<br />

*<br />

— Si, sl, y yo te arrastrAg tras dc nil...<br />

—Justo. y me pareció volar en ci vaclo...<br />

—AsI fué, volaste cOnmigo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el parapeto a cuyo pie te recof<br />

yo, que no quise abandonarte.<br />

—Ahl maldito seas, Felipe: he querido ser tu salvador y tu me<br />

pagas con la más atroz <strong>de</strong> ]as perfidias! ;Eres un miserable!<br />

—Desahogate, Juan, no me ofen<strong>de</strong>n tus palabras, pero recóbratc<br />

y verás que solo soy un <strong>de</strong>sgraciadoi<br />

Apenas acababa <strong>de</strong> pronunciar la ültima sliaba, cuando Felipe<br />

agitO sus brazos en ci aire y se <strong>de</strong>jO caer sobre Juan, que se asustO<br />

al sentir que su infeliz amigo abrasaba como un hicrro can<strong>de</strong>nte.<br />

—Emilia,—gritO Juan,—ayü<strong>de</strong>me usted; Felipe esta muy rnalo.<br />

Emilia acudió inmcdiatamente; a Juan Ic pareció ci angel <strong>de</strong>l sufrimiento<br />

que <strong>de</strong>scendia <strong>de</strong>l cielo: tan hermosisima cstaba con su<br />

traje blanquisirno y su rostro transparente como un husto <strong>de</strong> alabastro<br />

en un mcdalión <strong>de</strong> ébano.<br />

Felipe fué coiocado en su ]echo: al <strong>de</strong>snudarle se notO que tenia<br />

una herida en ci cuello, tres en ci brazo <strong>de</strong>rccho y las manos verda<strong>de</strong>ramente<br />

<strong>de</strong>strozadas.<br />

La flebre <strong>de</strong>l capitán era horrible y no tardó mucho en producirie<br />

un intenso <strong>de</strong>lirio.<br />

Los campesinos <strong>de</strong>l Sur poseen mil remedios ignorados para<br />

quien no ha habitado aquelias maravillosas cornarcas: Emilia yJuan<br />

hicieron en cortos momentos ]as primeras curaciones: ninguna <strong>de</strong><br />

las cuatro heridas principales era grave, pero todas elias hablanle<br />

hecho per<strong>de</strong>r sangre en abundancia.<br />

Juan trataba <strong>de</strong> consolar a la infcliz Emilia, v hacIalo tan <strong>de</strong> buena<br />

f, que sus paiabras eran realmente un balsamo para Ia pobre<br />

madre.<br />

Profundamente preocupados uno y otro, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sobresaltaries<br />

ci oir <strong>de</strong> sübito y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> eilos una voz gruesa y entonada que<br />

dijo:<br />

—Bien se lo dije a usted, Galeana; solo por muy grave causa podia<br />

haber faltado el capit1n Manso al reievo <strong>de</strong> su guardia.<br />

Emilia y Juan volvieron la cabeza y pusiéronsc inmediatamente<br />

en pie: eran ci mismo general Morelos y su segundo D. Hermenegildo,<br />

quicnes aili se encontraban.<br />

—;Qué tiene ci capitán?—preguntO ci caudillo.


I_,' .',;tio d, Luau/ia 10b7<br />

- Seftor, —contestó Emilia, —una fiebre espantosa<br />

_y cuatro heridas do consi<strong>de</strong>ración y diez y seis más leves,aitadi><br />

Juan.<br />

ye usted, Galeana?—dijo ci Sr. Morelos.<br />

—En verdad que el uümero no me extraña,—respondió D. Hermencgildo:—cI<br />

capitãn Manso entrd con tat <strong>de</strong>cision an et comba-.<br />

tc, qua a no haber sido por ml, muerto hubiese quedado an ci Calvario:<br />

ci hombre estaba ciego y ocupándosc sOlo do matar, no<br />

pensó ni un solo instante an qua podia ser matado: nadie trepO<br />

antes qua ël at reducto, nadie continuó luchando como él <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l recinto enemigo, pero ci fué quien introdujo ci <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n en<br />

nuestras tropas lanzándose sobre una caja <strong>de</strong> provisiones cuya vista<br />

dcsmoralizO a mis surianos. iPor ml ''ida quo todos clios parecIan<br />

rnás quo insurgentes, hambrientos lobos! En aquel instante se<br />

perdiO toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> subordinación y respeto y nadie obc<strong>de</strong>ciO mi<br />

ordcn <strong>de</strong> retirada, dando asi lugar a que los citaquetas do Guanajuato<br />

nos <strong>de</strong>strozaran y cercasen en un circulo <strong>de</strong> hierro qua sob<br />

por rnilagro pudimos romper.<br />

Mi general, juro a usted, qua ci capitán Felipe Manso <strong>de</strong>mostrO<br />

entonces qua no luchaba por salvar a su patz-ia sino por satisfacer<br />

su hambre, y esto, vive Dios, as indigno...<br />

—No, Galeana, no; no ofenda usted at major <strong>de</strong> mis hijos; usted<br />

habla do éì como su jefe, yo como su padre.<br />

—Dc ese modo, setor Morelos, nada bueno po<strong>de</strong>mos hacer.<br />

—Sf, mi valiente D. Hermcnegildo; conozco a missoldadosy al<br />

capitán Manso tanto como a ml mismo: y siento quo di no pueda<br />

afirniar lo quo yo voy a dccir, pero le aseguro usted quo do esos<br />

comestibles <strong>de</strong> qua se apodcró, no ievó a sus labios iii la más pequefla<br />

particula, sino qua todos, absolutamente todos, so los trajo<br />

su esposa y a su hijo: ambos son su más gran<strong>de</strong> amor, su mayor<br />

<strong>de</strong>bilidad, si usted quiere, pero <strong>de</strong>bilidad quo yo <strong>de</strong>bo respetar y<br />

rcspeto efectivamente.<br />

D. Hermenegildo nada respondiO y el general, acercándose a<br />

Emilia, qua con la cabcza inclinada hacia ci suelo trataba do ocultar<br />

Sus iágrimas a los circunstantes, le dijo:<br />

--Hija tnia: no hay por qué temerle ni a la fiebre ni a las hcridas<br />

<strong>de</strong>l capitá.n, no Ic matarán ni la una ni las otras mientras usted y<br />

SU hijo vivan: vean uste<strong>de</strong>s, pues, do cuidarse qua <strong>de</strong> ello <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>


1068 Episodios His ldyicos M'X1CanOS<br />

Ja vida <strong>de</strong> \Ianso: yo tengo aün an mi habitación más provisiones<br />

<strong>de</strong> las que necesito: mañana enviaré a usted algunas. Y... a propósito:<br />

qué tat estári ]as dos Yacas <strong>de</strong>l capitán<br />

—Señor,—respondió Emilia,—esta tar<strong>de</strong> murió una <strong>de</strong> ellas.<br />

—Malo cstá eso: pero an fin, pártanla uste<strong>de</strong>s an trozos, pónganle<br />

sal y con las patas háganlc uste<strong>de</strong>s un caldo at capitán y <strong>de</strong>nle<br />

un pozuelo do él cada tres horas: y la otra vaca quc tat martha?<br />

—Hace tres dias, senor, qua no produce leche ninguna.<br />

—Eso sI as ex-traflo! iy por qué?<br />

—Porque hace mis <strong>de</strong> ocho qua no ha encontrado Felipe pasto<br />

ni cosa alguna con qué alimentarla.<br />

—<strong>El</strong> capitán as una mala gente pat-a conmigo; Ic tengo encargado<br />

quo cuando Jo haga falta alguna cosa vaya a verme. Pero, an<br />

tin, todo pue<strong>de</strong> reniediarse: cómo se llama usted?—prcgunto din-.<br />

giCndose l Juan.<br />

—Juan Sainchez,—mi general, —respond ió.<br />

—Está bien, Juan Sanchez, <strong>de</strong>ntro do una hora vaya usted a mi<br />

casa habitación y allI hare qua Ic entreguen unos cuantos manojos<br />

<strong>de</strong> buen pasto qua esta mañana me trajeron para mis caballos.<br />

—Pero, senor...<br />

—Nada, hija rriia, no admito observaciones: mis caballos han<br />

comido bien hasta hoy y no per<strong>de</strong>rãn mucho con ce<strong>de</strong>r la mitad<br />

<strong>de</strong> su comida para una obra do canidad. Adios, pues, y ya to sabes,<br />

hija mIa, si algo ocurre esta noche me avisas inmediatamente: mañana<br />

at amanecer yo mismo vendré a saber <strong>de</strong>l enferrno; no me<br />

quedo esta noche a velarle porque la verdad as qua con los tristes<br />

sucesos <strong>de</strong>l dia, mi cabeza se vuela; los dolores son esta noche mis<br />

ten-ibles qua nunca. Con qu; adiós, hija mLa, hasta mañana.<br />

Emilia no pudo respon<strong>de</strong>r, los sollozos la ahogaban: se'limitO,<br />

pues, a tomar la rnano <strong>de</strong>l cut-a y, postrada an tierra, la besó ropetidas<br />

veces.<br />

xx<br />

Felizmente para aquella familia, la naturaleza <strong>de</strong> Felipe era <strong>de</strong><br />

aquellas an las cuales parece qua iii la muerte so atreve a hacer<br />

presa.<br />

Do3 dias <strong>de</strong>spucs <strong>de</strong> aquel an qua tuvo lugar Ia acción <strong>de</strong>l Cal-


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuz,tla 1069<br />

vario, la fiebrz casi habia <strong>de</strong>saparecido y tan mejorado se sintiá el<br />

capitán que quiso levantarse, lo quc Emilia impidió, si bien para<br />

ser obe<strong>de</strong>cida neccsitó que la apoyase con una or<strong>de</strong>n verbal, pero<br />

terminarte, el mismo Sr. Morelos.<br />

—I-by por hoy,—habIale dicho el caudillo,—y mientras acaba<br />

usted <strong>de</strong> restablecerse, que no pasará <strong>de</strong> tres 6 cuatro clias, no nos<br />

hace usted falta.<br />

r W'1! •'li<br />

I77-I: i'd'2.<br />

Emilia no pudo respon<strong>de</strong>r...<br />

— Cómo, mi general!<br />

—No se alarme usted, capitán, solo lo he dicho por consolarle.<br />

—No cOfliprendo, ml general.<br />

—Pues es muy sencillo: las faltas <strong>de</strong> usted las suple a toda ml<br />

Satisfacción su amigo Juan Sanchez.<br />

— ;Dios mfo!—exclamó con espanto Felipe,—él ocupa ml<br />

pUesto?<br />

—Si, ca.pitán, pero interinamente nada más; en cuanto usted esté<br />

buc 0 le darernos-<strong>de</strong> baja, a no ser que quiera continuar sirviendo<br />

A las Or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> usted.<br />

-


070 Episcdios HisIóricis Mcxicanos<br />

—Pero él rnanda an mi trinchera?<br />

—iPor qué no! para servir <strong>de</strong> capitán an mi ejdrcito, basta con<br />

ser valiente y arnar mucho a la patria.<br />

_\T él...<br />

—Ni tiene nada <strong>de</strong> cobar<strong>de</strong>, iii persona alguna pue<strong>de</strong> rivalizar<br />

con dl an <strong>de</strong>cision por nuestra justa causa; con él estuve hablando<br />

ayer tar<strong>de</strong> y, crdalo, quedO encantado, tanto, qua <strong>de</strong>bo repren<strong>de</strong>r a<br />

usted por no haberme dicho nunca iii una palabra <strong>de</strong> su instruldo<br />

y valeroso carnarada, qua bien merece qua usted Ic ilame hcrmano,<br />

pues solo siéndoIo pue<strong>de</strong> haber hecho lo qua ha hecho por<br />

Emilia y su hijo.<br />

—Pues qué ha hecho?—preguntó Felipe asombrado.<br />

—AhI as nada: sabe usted, capitan, qua hace tiempo qua Calleja<br />

ha empezado a dificultarnos la entrada <strong>de</strong>l agua a la villa, resultando<br />

<strong>de</strong> aqui qua la <strong>de</strong> los pozos no ha sido bastante para satisfa.<br />

cer la sed <strong>de</strong>l vecindario. En estos tIltirnos dias sc ha hecho indispensable<br />

sostener una batila an cada una <strong>de</strong> las cuatro tomas <strong>de</strong><br />

agua para hacer cntrar la nccesaria a la pobiación y <strong>de</strong> tres <strong>de</strong><br />

eflas ya no po<strong>de</strong>mos disponer. Pero aun nos queda ci ojo <strong>de</strong> agua<br />

<strong>de</strong> Juchitengo, <strong>de</strong>l cual no as tan ficil qua nos priven.<br />

Aquf ilegaba ci general, cuando un inmcnso vocerIo se <strong>de</strong>jó oir<br />

an la calle y a la puerta <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l capitan.<br />

<strong>El</strong> Sr. Morelos saiió inrnediatarnerrte: la multitud compucsta <strong>de</strong><br />

soidados, mujeres y niños, gritaba <strong>de</strong> un modo horrible; parec(a<br />

aquello una rebeiiOn.<br />

D. Herrnenegildo entcró a su jefe <strong>de</strong> lo qua pasaba.<br />

La entrada <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> Juchitengo habIase suspendido <strong>de</strong> pronto,<br />

y algo grave era <strong>de</strong> temerse porque so percibla a los reaiistas<br />

emprendiendo algtin trabajo en ci apantle 6 zanja.<br />

En aquella noche nada fud posibie hacer: al siguiente dIa se vió<br />

qua la zanja habIa sido terraplenada y qua al agua <strong>de</strong> Juchitengo<br />

se Ic habla dado otra corriente.<br />

<strong>El</strong> calor era espantoso, y aunque asI no lo hubiese sido, efccto<br />

<strong>de</strong> la privaciOn, todo ci rnundo ten ía sod y an un instante quedaron<br />

agotados los pozos, habidndoie costado la vida a más <strong>de</strong> un hornbra<br />

at haberse disputado con otros un pobre jarro <strong>de</strong> agua.<br />

Al medio dIa <strong>de</strong>l viernes 3 do Abril, D. Hermenegildo Gaicafla<br />

tomó ci ndmero do hombres qua cstimO necesario, hizo cargar a


<strong>El</strong> Sub <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1071<br />

los unos con unos gran<strong>de</strong>s sacos <strong>de</strong> tierra, a otros con materiales<br />

é instrumentos <strong>de</strong> construcción, y protegido por las batcrias <strong>de</strong>l<br />

bosquc que hacia el carnpo <strong>de</strong> Llano <strong>de</strong>fendfa a <strong>Cuautla</strong>, salió resucitamente<br />

<strong>de</strong> sta, entre las ruidosas exciarnaciones <strong>de</strong> los que<br />

en la plaza quedaron.<br />

De to que en aquel dia paso enteraré a mis lectores copiando<br />

aqul la carta <strong>de</strong> Calieja at virrey. fecha 4 <strong>de</strong> Abril.<br />

A1 amanecer <strong>de</strong> ayer queclO cortada ci agua <strong>de</strong> Juchitengo que<br />

entraba en Cuautia, y terraplcnadas sesenta varas <strong>de</strong> la zanja que<br />

la conducia, con or<strong>de</strong>n at Sr. Llano, por hallarse prOxirna a su<br />

carnpo, <strong>de</strong> que <strong>de</strong>stinase ci batallón <strong>de</strong> Lobera con su comandante,<br />

a sOlo ci objeto <strong>de</strong> impedir que ci enemico rompicsc la toma; pero<br />

a pesar <strong>de</strong> todas mis prevenciones y en el medio <strong>de</strong>l dIa, permitiO,<br />

por dcscuido, que no sOlo la soitase ci cnemigo, sino que construyera<br />

sobre Ia niisrna presa, un caballero ó torreOn cuadrado y cerrado,<br />

y a<strong>de</strong>más un espaldón que comunica ci bosque con ci<br />

torrcOn, para cuyas obras cargO un grail nOmero <strong>de</strong> trabajadores,<br />

so ,tenidoi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ci bosque. A pesar <strong>de</strong> si.i ventajosa situaciOn, dis.<br />

pusc que el mismo batallón <strong>de</strong> Lobcra, ciento cincuenta patriotas <strong>de</strong><br />

San Luis y <strong>de</strong>n granadcros, todo at cargo <strong>de</strong>l Sr. coronet D. Jose<br />

Antonio Andra<strong>de</strong>, atacase ci torreón y parapcto a las once <strong>de</strong> la<br />

noche, lo que vcrilicO sin efecto y tuvimos cuatro heridos y un<br />

muerto.<br />

AsI habia sido en efecto, 'salvo el nOmero <strong>de</strong> heridos y muertos<br />

que Caileja, segün su co,tumbre, disminuye COfl1O to hizo siempre<br />

a cifras imposibles por lo cortas.<br />

<strong>El</strong> herolsmo <strong>de</strong> los sitiados acababa <strong>de</strong> realizar una acción verda<strong>de</strong>ramente<br />

sin sernejante, construyendo las obras <strong>de</strong>scritas por<br />

Caileja en la citada carta, en mitad <strong>de</strong>l dia, bajo los fucgos <strong>de</strong>l eriemigo<br />

y con ci más absoluto y sin ejemplar <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l peligro.<br />

En vano los realistas pretendicron echar abajo aquci monumento<br />

<strong>de</strong> maravilloso arrojo y hubieron <strong>de</strong> <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> su intento, rcchazados<br />

por ci nutrido fuego <strong>de</strong> los surianos <strong>de</strong> Gaicana, qu fortiic6<br />

Cl torreOn con tres piezas dc artillerfa, librando asi d los sitiados <strong>de</strong><br />

las angustjas horribles <strong>de</strong> la sed.<br />

<strong>El</strong> reducto <strong>de</strong>l agua fu6 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ci lugar <strong>de</strong> recreo y re-<br />

Union <strong>de</strong>l vecindario que todas ]as tar<strong>de</strong>s se trasladaba a éi a surtirse<br />

<strong>de</strong>l precioso elemento.


1072 Epiwdios Hisidricos Mexicanos<br />

Llano quiso rernediar su <strong>de</strong>scuido atacando diariarnente at reducto,<br />

v más <strong>de</strong> una vez sus dcfensores rnczciaron su generosa sangre<br />

con ]as aguas dcl manantial, sin qua quizzs to notasen aquellos<br />

qua con cicleite la bebIan.<br />

Q uien hubiese penetrado an C uautia an aquellos dias, hubiera<br />

dudado, aun viéndolo, si Ia plaza estaba sitiada 6 locos sus rnorad<br />

ores.<br />

Canciones alegres, himnos <strong>de</strong> próxirna victoria, hacIanse escuchar<br />

por todos lados, y at pie dc ]as trincheras, bajo los fuegos <strong>de</strong>l<br />

enernigo, se improvisaban bailes y jamaicas <strong>de</strong> fibres, cual si Ia<br />

paz y la abundancja tuviesen a todo at rnundo alegre y satisfecho.<br />

Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> los primeros dIas <strong>de</strong> Abrit, un soidado hambriento<br />

se presentó an uno do estos bailes pidiendo algo qua corner y ofreciendo<br />

on cambio su caballo qua habIa liegado a un cxtrerno <strong>de</strong><br />

flacura casi inverosImil.<br />

<strong>El</strong> grupo at quc so acercô so cntretenIa an ver bailar a una buena<br />

moza surjana con un enorme muñeco <strong>de</strong> trapo, vestido con piezas<br />

tie trajes dc distintos <strong>de</strong> los circunstantes: oyó uno do éstos Ia süplica<br />

<strong>de</strong>l soidado y <strong>de</strong> una boisa <strong>de</strong> su blusa sacó envuelta an unas<br />

hojas do piátano una cabeza, quo, aunque se dijo ser do liebre, todos<br />

convinieron an quo <strong>de</strong>bIa haber pertenecido a un gato: la ca<br />

beza estaba asada at horno y su vista sedujo at soldado qua dió por<br />

ella su caballo.<br />

La yenta 6 carnbio fué recibido con la mayor rcchifla: an efecto,<br />

at caballo olrecIa bastante menos came qua corner qua la cabeza<br />

<strong>de</strong> Ia supuesta liebre.<br />

Entre las brornas y carcajadas a qua dió lugar la discusión, at<br />

baile se suspendió, y la joven heroIna <strong>de</strong> la fiesta, no sabiendo i<br />

qukn entregar ci muficco, to montó sobre at cabàllo y con su mascada<br />

to sujetó atándole las piemnas por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la panza <strong>de</strong>l miserable<br />

penco.<br />

La algazara quc la ocurrencia produjo fué atronadora, y tanto,<br />

qua el caballo so espantó, y sacando brios <strong>de</strong> no se sabe dón<strong>de</strong>, diá<br />

un saito sobre la trinchera y otro <strong>de</strong>spués sobre at carnpo, y como<br />

una exhalación se dirigió at galope sobre at campo <strong>de</strong> CaIleja: los<br />

realistas qua vieron a<strong>de</strong>lantarse Un jinete cuya naturaleza no pothan<br />

adivinar, dieron toque do alarma y rompiel-on un nutrido fuego<br />

sobre at mu fleco.


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuautlo io<br />

Aturdidora rechifla celcbró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la trinchera insurgente aquella<br />

original escaramuza y no se habló en <strong>Cuautla</strong> <strong>de</strong> otra cosa durante<br />

todo ci dia.<br />

La ocurrencia pareció excelente y se repitió en varias tar<strong>de</strong>s más<br />

<strong>de</strong> una vez, con el mismo efecto siempre y con regocijo sin limite<br />

<strong>de</strong> los insurentcs.<br />

I<br />

XXI<br />

<strong>El</strong> mismo dia que D. Hcrniencgildo Gaieana, con su admirable<br />

golpe <strong>de</strong> arrojo salvaba <strong>de</strong> los atroces sufrimicntos <strong>de</strong> la sed a los<br />

sitiados <strong>de</strong> Cuautia, un nuevo insurgente, el Lic. D. Juan Nepomuceno<br />

Rosains se aizaba contra el gobierno espanoi, at cual se<br />

hahia hecho ya sospechoso <strong>de</strong> adicto a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

fines <strong>de</strong>l aflo anterior a aquel cuyos sucesos relato on ci presente<br />

libro. Dc Tehuacan <strong>de</strong> las Granadas, su habitual resi<strong>de</strong>ncia, Rosains<br />

paso a la hacienda <strong>de</strong> Ia Rinconada, y allI tuvo con ci Padre<br />

D. José Rafael Tarelo largas conferencias que le <strong>de</strong>cidieron a rebelarse<br />

contra ci virre y, como ya to hernos dicho, ci dIa 3 <strong>de</strong> Abril<br />

<strong>de</strong> 18 i. Des<strong>de</strong> luego se propuso atraer a so partido i gentes honradas<br />

v <strong>de</strong> moralidad, capaces <strong>de</strong> acreditar las nuevas i<strong>de</strong>as quo<br />

haclan punto menos que abor?ecibles en toda la provincia <strong>de</strong> Puebla<br />

los asaltos, robos, saqueos y atrocida<strong>de</strong>s cometidas por Arroyo,<br />

Maximo Machoro y Antonio Bocardo, que no eran rnás que unos<br />

fuiserabics bandidos, cobar<strong>de</strong>s ]adrones y feroces asesinos.<br />

También el 2 <strong>de</strong> Abril se pasó a los insurgentes en los are<strong>de</strong>dores<br />

<strong>de</strong> Pachuca, ci alférez <strong>de</strong> dragones <strong>de</strong> Mexico D. Juan Jose<br />

Andra<strong>de</strong> noticia quo afligió mucho a so padre ci coronet D. José<br />

Antonio, quo servIa en las tropas <strong>de</strong> Calleja, y at coal éste encargó,<br />

COrno ya hemos visto, la dirccción <strong>de</strong>l infructuoso ataquc dado at<br />

reducto <strong>de</strong>l agua construIdo por Galeana.<br />

<strong>El</strong> virrey se ocupaba mientras en ver <strong>de</strong> realizar so proyecto <strong>de</strong><br />

trasiadar <strong>de</strong> Ia villa a la capital la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, y dando<br />

estaha el abad sus disposiciones cuando recibió aviso <strong>de</strong> que los<br />

ladio5 <strong>de</strong> nueve pueblos comarcanos estaban resueltos zi impedir la<br />

traslacjOn, cortarido las calzadas, a la vez quo se ofrecian a custodiar<br />

la imagcn si Sc la clejaba en su santuario: esto paso ci dia 5.<br />

To,ej 1 135


074 Episoclios Hitóricos M'xicaz:os<br />

<strong>El</strong> virrcy, que a todo Ic tenla miedo, volvió a <strong>de</strong>jar las cosas en tal<br />

cstado, y para distraer su contrariedad, dispuso el cha 7 que fuesen<br />

quemados en Ia plaza principal, y por mano <strong>de</strong> verdugo, los Planes<br />

<strong>de</strong>paz y guerra que, impresos y por encargo <strong>de</strong> Ia Junta <strong>de</strong><br />

Sultepec, habIa rcn-iiticlo al virrcy y autorida<strong>de</strong>s su autor el Dr. Cos:<br />

A estos planes acompafiaba otro impreso titulado: Manifiesto <strong>de</strong><br />

la Nación Americana a los europeos habitantes en este continente<br />

A vucita <strong>de</strong> algunas i<strong>de</strong>as oportunas y justas, ci doctor proponIa<br />

Ia reunion <strong>de</strong> un congreso ó Junta soberana formacla por americanos,<br />

la cual gobernase al nombre <strong>de</strong> Fernando VII, asegurando a<br />

los europeos que serlan separados <strong>de</strong> la administración, sus vidas,<br />

haciendas, honores s' una parte <strong>de</strong> sus sueldos al los que fuesen<br />

empleados: estas eran las bases <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> paz, V no tenIan en<br />

verdad mucho <strong>de</strong> nuevo, pues no fueron otras las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> las famosas<br />

Juntas <strong>de</strong>l tiernpo <strong>de</strong> Iturrigaray, cuva historia hice en el Episoc/jO<br />

titulado LAS PERLAS DE LA REINA LUIsA. En su Plan <strong>de</strong>uerra<br />

proponia el doctor cosas en extrerno justas y racionales, tales<br />

corno ci acatamiento al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes, en lo que al los prisioncros<br />

se efiriese, y la abstenciOn <strong>de</strong> la Igiesia en mezclar en asuntos<br />

politicos sus armas y anatemas.<br />

La coritcstacidn que i estos planes dió el virrey, ya he dicho que<br />

fu6 mandar queniar sus ejemplares, por mano <strong>de</strong> verdugo, en Ia<br />

plaza <strong>de</strong> rrexico.<br />

A Ia vez se encargo <strong>de</strong> impui-narlos en un periOdico que, con ci<br />

tItulo <strong>de</strong> <strong>El</strong> Filopatra, se publicaba en la capital, ci arcediano<br />

Dr. D. José Mariano Beristain, <strong>de</strong> cuyas dotes literarias han podido<br />

juzgar mis lectores por ci brindis que en ci hanquete <strong>de</strong> Calleja<br />

pronunciO y di al conocer en los primeros capItulos <strong>de</strong> este 1/sodio.<br />

<strong>El</strong> dIa iS dc Abril, D. Ignacio RayOn, con una grucsa divisiOn<br />

<strong>de</strong> tropas, pero con escasa artilleria, intentO apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> Toluca,<br />

que D. Rosendo Porlier <strong>de</strong>fendiO <strong>de</strong>sesperadamente: Ia victoria<br />

estuvo por mucho tiempo in<strong>de</strong>cisa, pues los in<strong>de</strong>pendientes se hicieron<br />

<strong>de</strong> casi toda la ciudad, pero les fué imposibk penetrar en<br />

la plaza <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> San Francisco, perfectarnente bien fortificado<br />

por los realistas: la batalla habIa durado casi todo ci dia, los<br />

combatientes sucumbIan al cansancio, y era tal ci estrago quo la<br />

artillerIa <strong>de</strong> Porlier causaba en ci encmigo, que Rayon se viO obli


<strong>El</strong> SiUo <strong>de</strong> Cuaut/a 1075<br />

gado a <strong>de</strong>sistir y tocó retirada <strong>de</strong>jando a los realistas uno <strong>de</strong> sus<br />

cafiones quo se hundió con Ia azotea <strong>de</strong> una casa a la que pretendi6<br />

subirle. Rayon se dirigid al pueblo <strong>de</strong> Ametepec entre Toluca<br />

y Lerrna; prendiendo antes fuego a la hacienda do la Garcesa, propiedad<br />

<strong>de</strong>l corregidor D. Nicolás Gutiérrez, cnernigo jurado do los<br />

insurgentes. La noticia <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong>l ataque a Toluca no fué<br />

muy <strong>de</strong>l agrado do la Junta, quo al salir do Zitácuaro se habia dotenido<br />

algn tiernpo on Tiachapa, pasando <strong>de</strong> allI a Sultepec, don<strong>de</strong><br />

tijo su resi<strong>de</strong>ncia.<br />

Venegas quo, como vulgarmente se dice, juzgaba <strong>de</strong> los toros<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ban-era, no podia explicarse la inacción <strong>de</strong> Calleja y do su<br />

ejército quo estaba costando enormes sumas a las ya por entonccs<br />

exhaustas cajas reales; asi es que, on sus frecucutes cornunicaciones<br />

instaba al jefe espanol a fiarlo todo al xito d Ufl flueVO<br />

asaito.<br />

A esto rcspondid Calleja el iS <strong>de</strong> Abril lo siuicntc:<br />

c<strong>El</strong> 19 <strong>de</strong> Febrero asa!td por cuatro dikrcntcs puntos a Cuauta,<br />

que no estaba ni con mucho fortilicada conio hoy dia: mi tropa<br />

acostumbrada 1 la victoria no dudaba obtenerla, y d La <strong>de</strong>sfilada<br />

por las dos aceras <strong>de</strong> cada caile, se fué <strong>de</strong>recha a las trincheras;<br />

otras, segdn lo dispuse, rompieron con barras las casas intermedias<br />

Y so apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> algunas azoteas. La artillcrIa, convenientemente<br />

situada, protcgIa los ataques con tin fuego vivo, certero y bien servido,<br />

pero nada bastO y tres veces fueron rechazadas y vueltas a la<br />

carga, y en La dltima fué neccsario quo yo misrno condujese A los<br />

grana<strong>de</strong>ros acobarciados. <strong>El</strong> fuego do fusil <strong>de</strong> las torres <strong>de</strong> las igle-<br />

Sias, do casas atroneradas y <strong>de</strong> las trincheras niultiplicadas on cada<br />

calle y <strong>de</strong>fendidas las unas por las otras, esto Cs, ]as dc las avanzadas<br />

pot Las do la retaguardia, era tal, sin quo pudidsemos <strong>de</strong>scubrir<br />

fli ufl hombre, quo <strong>de</strong>spués dc haberme sacado <strong>de</strong> combate ciento<br />

setenta y tres hombres, tuve quo retirarme, lo quo no hubiera sucedido<br />

si me hubiera <strong>de</strong>jado guiar do mis principios. A lo dicho<br />

PodrIa añadir la poca confianza quc me merecen Ia mayor parte do<br />

los jefes <strong>de</strong> ml infanteria quo <strong>de</strong>ben obrar por si en puntos distantes.<br />

<strong>El</strong> problema so reduce a resolver si conviene arriesgar ci eér-<br />

Cito por tomar a Uuautla, sin seguridad positiva <strong>de</strong> conseguirlo, ó<br />

Si Convjene más cstrechar ci <strong>sitio</strong> ha.sta don<strong>de</strong> lo permita Ia estadon<br />

y los medios con quo cuento, ' salvar ci ejrcito cuando ella


1076 Episodios Históricos Mcxicanos<br />

nos obligue a abandonarlo: problema importante y reservado a los<br />

conocimientos y superiores faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> V. E. que, coma jefe superior<br />

<strong>de</strong>l reino, no cifie sus miras a Un solo punto, 6 ventajas v<br />

conveniencias parciales.<br />

La abundancia y el <strong>de</strong>scanso habIan entr tanto <strong>de</strong>smoralizado<br />

gran<strong>de</strong>rnente ci ejrcito <strong>de</strong> Calieja, sin quo éste pensase, al pare.<br />

cer, en poner un correctivo, tal vez por no disgustar a sus soidados,<br />

en medio <strong>de</strong> los cuales se crefa y aun se daba ]as mnfuias<br />

<strong>de</strong> rey.<br />

Cada Sección <strong>de</strong>l camparnento era un garito don<strong>de</strong> unos y otros<br />

jugaban cuanto poselan, originárdose los escándalos consiguientes.<br />

La abundancia <strong>de</strong> mujeres era gran<strong>de</strong>, y Jos bailes y ]as fiestas<br />

irnprovisadas se sucedlan sin interrupción: inn umerables eran<br />

también los mercilleros y pequefios merca<strong>de</strong>res ambulantes que<br />

acudIan al campo rcaiista, y Jos duiceros y ven<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> fruta <strong>de</strong><br />

los aire<strong>de</strong>dores tenian invadido ci campamcnto.<br />

Los rcsultados fatales no se hicicron esperar y ]as enfermeda<strong>de</strong>s<br />

cornenzaron a causar gran<strong>de</strong>s bajas en aquel ejército, compuesto<br />

<strong>de</strong> gente nacida on climnas templados 6 frIos, ó recienternente liegada<br />

<strong>de</strong> Espana, siéndoles mortal, por consecuencia, el clima <strong>de</strong> la<br />

tierra caliente.<br />

A fines <strong>de</strong> Abril pasaban <strong>de</strong> ochocientos los enfermos quo Ca- I<br />

Ileja tenia on los hospitales: si ci tiempo <strong>de</strong> aguas se hubiese a<strong>de</strong>lantado<br />

tin poco, ]as liuvias se hubiesen encargado <strong>de</strong> hacer a los<br />

realistas levantar el prolongado <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>. AsI Jo tern ía Calieja<br />

y lo indicaba al virrey, en su carta <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> Abril.<br />

XXII<br />

Reducidos a Ia mayor miseria los sitiados, todos Jos dIas era Ia<br />

ciudad teatro <strong>de</strong> conmovedoras escenas V acciones <strong>de</strong> admirable<br />

heroisrno: ci mismo Caileja <strong>de</strong>cIa al virrey:<br />

'Si la constancia y actividad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> fuese<br />

con moralidad y dirigida a una justa causa, merecerIa aigt'in dIa an<br />

lugar distinguido on Ia historia. Estrechados por nuestras tropas<br />

y afligidos por Ia necesidad manifiestan alegrIa on todos los sucesos:<br />

entierran sus cadáveres con repiques, en celebridad <strong>de</strong> su


V <strong>El</strong><br />

Si€io <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1077<br />

muerte gloriosa y festejan con aigazara, bailes y borrachera el regreso<br />

<strong>de</strong> sus frccuentes salidas, cualquicra que haya sido ci éxito,<br />

imponiendo pna <strong>de</strong> la vida at quo iiabk <strong>de</strong> dcsgracias 6 rendidon.'<br />

Tiempo liacIa quo los vivercs so habian agotado aun para aquelbs<br />

quo los pagaban i peso do oro: solo el azOcar y el aguardiente<br />

abundaban, y at Oltirno recurrian aquellos a quienes el harnbrc<br />

<strong>de</strong>strozaba las ontrañas, buscando an Ia embriaguez el consuelo <strong>de</strong><br />

algunas horas <strong>de</strong> tormento: esto originaba terribics enferrueda<strong>de</strong>s<br />

y Ia peste so <strong>de</strong>claró at fin, causando en los i1timos dIas <strong>de</strong>l <strong>sitio</strong><br />

veinticinco y treinta <strong>de</strong>funciones en cada veinticuatro horas.<br />

Una caja do cigarros llego a valer veinte reales, y cuando el tabaco<br />

escaseó chupábanse las hojas dc los arbobes, alfalfa, rape v<br />

polvos colorados do tabaco y lechuguilla <strong>de</strong> jarcia: entonces so conoció,<br />

dice un historiador <strong>de</strong> aquelbos dIas, el imperio quo tiene<br />

el vicjo do furnar tabaco.<br />

Dice ci mismo esritor quo, sacados a plaza los alimentos rnás<br />

inrnundos, ci mercado ofrecla el más terrible y <strong>de</strong>sconsolador aspccto:<br />

un gato valIa seis pesos, una iguana, especie do repugnante<br />

y colosal lagarto, veinte reales, las Jagartijas y ratas se vendIan 1<br />

precios muv altos. Acabáronse los cucros, pues rernojados y tostados<br />

parcel an más sabrosos que laspajarillas dc puerco y chicharrones<br />

quo ilarnaban <strong>de</strong> guitarra v en tanto eran apreciados. Acabados<br />

los cueros se comieron las patas viejas do toro, tornándose<br />

su agua caliente como si hubiese sido rico caldo <strong>de</strong> gallina. Solo<br />

abundaban ci maiz, aguardiente, azOcar y mieles corrompidas, au-<br />

Iflentos quo acabaron <strong>de</strong> apestar a los ncgros costeños.<br />

Uno <strong>de</strong> Cstos so presentaba todas las tar<strong>de</strong>s frente at reducto <strong>de</strong>l<br />

Calvarlo, y saltancto la trinchera <strong>de</strong> Ia plaza, insultaba con palabras<br />

y canciones i los realistas, hasta quo exasperados Cstos, CO-<br />

Tflenzaban a hacerle fue go; entonces el negro, quc so ilamaba José<br />

AndrCs Carranza, evitaba las balas dando saltos, brincos y quiebros<br />

con una <strong>de</strong>streza tal, quo parccIa obra <strong>de</strong> magia. Tanto esta<br />

b urla exaltO la cOlera <strong>de</strong> Calleja, que cuando at fin vino <strong>Cuautla</strong> a<br />

caer en SUS nanos, una do las niás especiales recornendaciones que<br />

hzo at Gobernador Echegaray, fuC la do quo buscase por ticrra y<br />

Celo at negro Cat-ranza y lc hiciese ahorcar, sin dare más tiempo<br />

quo ci preciso para disponerse cristianamente. Para fortuna suya


1078 E/'isodis HisIóri0s Mexicanos<br />

y mayor enojo <strong>de</strong> Calieja, el negro Carranza no fu46 habido por<br />

Echegaray.<br />

Una do las noches do aquel terrible mes, ci centinela <strong>de</strong> la trinchera<br />

que mandaba ci capitán <strong>de</strong> guerrilleros Anzurcs, un indio<br />

Ilarnado Marcelino Rodriguez, dcscubrio que ci jefe do aquel punto<br />

cenarIa un gato, por ci cual habia dado nada menos quc un rcloj<br />

do plata: sin consi<strong>de</strong>ración alguna at hambre <strong>de</strong> su jefe y cediendo<br />

a las atenciones do la suya, Marcelino se propuso apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l<br />

sabroso asado, y hubiéralo conseguido si SU inquieto estómago no<br />

hubiese avisado <strong>de</strong>l peligro al capitán Anzures: el primer impulso<br />

<strong>de</strong> éste fué el do matar at indio <strong>de</strong> un pistoletazo, pero ruovido a<br />

compasión, Jo duo:<br />

—Has abandonado tu puesto <strong>de</strong> centinela y <strong>de</strong>bes ser fusilado.<br />

—Pucs a eIlo, mi capitán,—contestó el indio,—es un recurso<br />

como otro cuatquiera para matar ci harnbre.<br />

—Pero eres un valiente,—continuó diciendo Anzures,—y bastantes<br />

nos mata diariamente Ia peste para que yo quiera privar at general<br />

<strong>de</strong> tus servicios.<br />

—Entonces ml capitán,—observó MarccIino,—déjerne usted siquiera<br />

los huesos <strong>de</strong> csc animal y me consolaré royéndolos.<br />

—Estoy dispuesto 1 hacer mucho más por ti, si te atreves...<br />

—A todo, mi capitan.<br />

—Pues bien; te ofrczco religiosamente uva pata <strong>de</strong> mi asado si<br />

consigues matar media docena siquiera <strong>de</strong> chaquetas.<br />

—Pues délos usted por muertos, mi capitán, y venga la ofrenda.<br />

-_Y si te la doy y <strong>de</strong>spués no cumples?<br />

—Me manda usted fusilar, y negocio concluIdo.<br />

_Está bien,—contestó Anzurcs, y sacando su asado dió a Marcelino<br />

Ia porcidn prometida, y capitán y centinela pusiéronse alegremente<br />

a cenar: cuando hubieron terminado, ci indiá tomó varias<br />

rajas <strong>de</strong> ocote, una <strong>de</strong> cilas hecha brasa, y dijo al capitán:<br />

—Voy a traer a los realistas casi hasta el pie <strong>de</strong> la trinchera:<br />

cuando estén cerca, usted tocará con un tambor a <strong>de</strong>gUeilo, asi,<br />

como a cincuenta varas <strong>de</strong> la trinchera: correrá usted <strong>de</strong>spués otras<br />

cincuenta varas más y rcpetirá ci mismo toque.<br />

—No comprendo.<br />

—Mi capitán, haga usted Jo que digo, y déjerne a mI Jo <strong>de</strong>mãs.


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1079<br />

Sin aguardar respuesta Marcelino Rodriguez saitó al campo extenor<br />

y corrió durante algunos segundos: <strong>de</strong>spus se Ic viO levantar<br />

una llama, bastante viva con dos rajas <strong>de</strong> ocote y apagarla unos<br />

instantes <strong>de</strong>spués: rcpitió esta operación unas tres veces y no tardó<br />

en escucharse ci rnedido paso <strong>de</strong> una fuerza <strong>de</strong> realistas que, imaginandose<br />

sin duda que al-6n traidor les vendIa la entrada a la plaza,<br />

avanzaban con ]as convenientes precauciones: Ia luz <strong>de</strong> los ocotes<br />

brilló entonces nuevamente i espaldas <strong>de</strong> los rcalistas que<br />

avanzaban y otro grupo se <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong>l real <strong>de</strong> Calleja.<br />

En cuanto Anzures pudo distinguir <strong>de</strong> un modo menos incierto<br />

A los enemigos tocó, segün habIa convenido, a <strong>de</strong>gucilo a la vez<br />

quo Marcelino gritaba:<br />

—A ellos, mis bravos surianos, no me <strong>de</strong>jéis ni un gachupin!<br />

<strong>El</strong> toque <strong>de</strong> <strong>de</strong>guello resonó <strong>de</strong> nuevo a cincuenta varas <strong>de</strong>l primer<br />

puntG on quo por primera vez se escuchó, y los realistas, crcyndosc<br />

atacados por rctaguardia por ci se-undo grupo que <strong>de</strong> Sn<br />

campo habla salido, volvieron sus armas y dispararon contcstándoles<br />

sus camaradas que tornaron a los heridores por insurgentes: ci<br />

fuego duró mis <strong>de</strong> diez minutos hasta que los realistas salieron <strong>de</strong><br />

su error que les costó Ia prdida dc algunos hombres.<br />

A la vez que ellos se retiraban, Marcelino trepaba con dificultad<br />

ii la trinchera, cargado con nueve fusiles que presentó a Anzures<br />

diciéndoie:<br />

—No pu<strong>de</strong> recoger más que estos nueve, pero aseguro a rni capitan,<br />

quo si otro hombre me hubiera ayudaclo habriamos traido diez<br />

y ocho.<br />

SucedIa esto la noche <strong>de</strong>l 2 i <strong>de</strong> Abril y casi al mismo tiernpo en<br />

que D. Mariano Matamoros y ci coronel Perdiz, fiel amigo <strong>de</strong>l señor<br />

Morelos, rompian la ilnea <strong>de</strong> los sitiadorcs para ver <strong>de</strong> combinat<br />

con D. Miguel Bravo la manera <strong>de</strong> hacer entrar vIveres y mu-<br />

Tlicjones on <strong>Cuautla</strong>. <strong>El</strong> combate quc Matamoros hubo <strong>de</strong> sostener<br />

Con l ' s rcalistas fué breve pero sangriento, y en l perdió casi la<br />

mitad <strong>de</strong> los hombres quo habIa sacado <strong>de</strong> la plaza, entre ellos el<br />

valiente Perdjz, quc qucdó acrjbjflado a balazos: Callcja tuvo Ia<br />

Crueldad <strong>de</strong> mandar <strong>de</strong>snudar aquel cadaver y atarle sobre una<br />

rnula que hizo entrar on (2uautla, asustándoia con varios disparos<br />

Con cartuchos <strong>de</strong> arena: al dIa siguiente los sitiados dieron<br />

m ayor solemnidad posible, sepultura a los restos <strong>de</strong>l vali<br />

Ilsi. 0g.'


i oSo Episodios Históricos Mcxicauos<br />

nd, quedándose on cruel incertidurnbre acerca <strong>de</strong> la suerte que<br />

hubiera podido caber a D. Mariano Matamoros.<br />

Pero éste habia salvado las lineas enernigas y reunhdose con don<br />

Miguel Bravo on ci pueblo <strong>de</strong> Tlayacac, próxinlo a las lornas <strong>de</strong><br />

Zacatepec: sabida por D. Miguel la triste situación <strong>de</strong> Jos dcfensores<br />

<strong>de</strong> Cuautia, con suprerna actividad reunió una consi<strong>de</strong>rable<br />

OUe!.'<br />

cantidad <strong>de</strong> vIvcres y municiones y se preparó a introducir ci convoy<br />

por Ia barranca <strong>de</strong>l Agua hedionda y el pueblo <strong>de</strong> Arnelcingo,<br />

scgLIn lo convenido con Matamoros por el Sr. Morelos, at cual habia<br />

<strong>de</strong> avisarse por medio <strong>de</strong> una hoguera, el dIa preciso <strong>de</strong>l ataque<br />

a fin <strong>de</strong> quo as tropas <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> acorn etiesen a la vez a Jos realistas<br />

<strong>de</strong>l camparnento <strong>de</strong> Llano.<br />

Lucid por fin en la noche dcl 26 Ia convenida hoguera, que fu<br />

saludada en <strong>Cuautla</strong> con una aclamacidn general; pero un espia<br />

avisó a Ia vez a Calleja, quien puso a su ejrcito sobre las arrna,<br />

preparándose a <strong>de</strong>jar burlada aquella ültirna esperanza do los sitiados.


<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuau/la toS<br />

Con la actividad que le era caracteristica ci jefe espanol hizo levantar<br />

en Arnelcingo una baterIa <strong>de</strong> cuatro cafiones y escalonar en<br />

la barranca secciones <strong>de</strong>l hatallón <strong>de</strong> Lobera y escuadrón <strong>de</strong> Puebla.....y<br />

esperó.<br />

XXIII<br />

Radiante luz y como en tantos otros dIas sonriendo a la regoci-.<br />

jada naturaleza y quebrando sus horizontales rayos sobre el aljófar<br />

<strong>de</strong> las dors, aparcció ca los fingidos confines <strong>de</strong> la tierra ci reverberante<br />

disco <strong>de</strong>l sol. Nada en aquel solernnc y bello cuadro era indicio<br />

<strong>de</strong> muerte y <strong>de</strong>solación, y no obstante, los angeles <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción<br />

y <strong>de</strong> la guerra Ilenaban todo ci espacio con la extension<br />

<strong>de</strong> sus alas <strong>de</strong>splegadas.<br />

Los cafioncs <strong>de</strong> los fusiles, las hayonetas y los sables, formaban<br />

a retaguardia <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Llano un carnpo <strong>de</strong> <strong>de</strong>solaciOn, sobre<br />

el que flotaban como sangrientas aniapolas los ban<strong>de</strong>rines insurgentes:<br />

las lomas <strong>de</strong> Zacatepec habIanse tarnbién erizado <strong>de</strong> espinas<br />

<strong>de</strong> z&ero, y no paso mucho tiempo sin quc por don<strong>de</strong> quiera se atzasen<br />

lOS C0OS <strong>de</strong> humo <strong>de</strong> los disparos <strong>de</strong> las avanzadas.<br />

La batalla so gencralizO bien pronto: unos y otros combatientes<br />

tenian inters en quc aquel ültinio csfuerzo <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> ser lo niás<br />

pronto posible un probiema: como movidos por un solo resorte los<br />

soldados <strong>de</strong> D. Miguel Bravo y D. Mariano Matamoros y ]as fame'licas<br />

tropas <strong>de</strong>l Sr. Morelos, oprimieron entre dos pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acero<br />

zi los batallones <strong>de</strong> D. Cjj-iaco <strong>de</strong>l Llano.<br />

Daba Calleja sus ór<strong>de</strong>nes para acudir al refuerzo <strong>de</strong> su se-undo,<br />

cuando a sus espaldas se alzó otra IInea <strong>de</strong> insurgentes que a'anzaban<br />

con <strong>de</strong>nuedo y bizarria.<br />

A la VCZ, <strong>Cuautla</strong> apareció rodada <strong>de</strong> una corona do humo pro.<br />

ducida por los disparos dc todas sus baterIas.<br />

Al primer embate ci batallOn do Lobera, recin llcgado dè Es -<br />

pa1a, y saboreando ain sus vjctorjas sobre los veteranos <strong>de</strong>l primer<br />

N apo1c 11 , se viO envuelto y <strong>de</strong>sbaratado por los surianos <strong>de</strong>l señor<br />

Morelos, que casi flego a ponerse al habla Con SUS valientes amigos:<br />

<strong>de</strong> pronto tronaron los cañones dc la baterias <strong>de</strong> Amcicingo, cuya<br />

TOMO


1 082 Ep is'dios I1, tIi:OS .','1x1 anas<br />

existencia ignoraban los in<strong>de</strong>pendientes, y éstos comenzaron a alfombrar<br />

con sus cadáveres ci real enemigo.<br />

Pero <strong>de</strong> nada sirven valor, <strong>de</strong>cision, santidad y justicia <strong>de</strong> una<br />

causa cuando el reioj caprichoso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino no ha marcado elmstante<br />

<strong>de</strong> su triunfo.<br />

Al-tin tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cornenzada Ia batalla, los insurgentes<br />

hablan sido batidos por los realistas y el coronel Andra<strong>de</strong> persegula<br />

a los dispersos hasta Ia barranca <strong>de</strong> Tiayacac, viándosc obligado a<br />

hacer alto y retroce<strong>de</strong>r ante las fortificaciones <strong>de</strong>l cuartel general<br />

<strong>de</strong> D. Miguel Bravo.<br />

<strong>El</strong> herolsmo <strong>de</strong> los sitiados, ci valor <strong>de</strong> sus amigos libres, habian<br />

sido inütiles y a <strong>Cuautla</strong> habian regresado apenas Ia mitad d. los<br />

hombres que <strong>de</strong> ella salieron en Ia mañana: en ci instante en que<br />

consi<strong>de</strong>raron segura su pérdida muchos se hicieron matar como un<br />

alivio a su <strong>de</strong>sesperación y sufrimientos.<br />

No en todo ci pals érales contraria Ia fortuna: Ia vispera <strong>de</strong> aqueha<br />

infructuosa acción, uno <strong>de</strong> los rnilitares recientemente liegados<br />

<strong>de</strong> Espafia, ci brigadier D. Juan José <strong>de</strong> Olazabal, tenido por soldado<br />

experto, perdIa en Nopatucan un rico convoy confiado a su<br />

custodia y cuyo valor ascendla a mis <strong>de</strong> dos miliones <strong>de</strong> pesos: en<br />

este <strong>de</strong>scalabro Olazábal perdiO Ia artihlerla <strong>de</strong> batir que por or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>l virrey habia sacado <strong>de</strong> Perote para conduciria al campo <strong>de</strong><br />

Cahleia.<br />

Al regresar a <strong>Cuautla</strong> los vencidos en Ia acción <strong>de</strong>l 27 <strong>de</strong> Abril,<br />

ci <strong>de</strong>salknto <strong>de</strong> los sitiados no rcconociO llmite: ya no habla esperanza<br />

alguna <strong>de</strong> socorro, aquelia t'iitirna tentativa habIa agotado Las<br />

fuerzas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores: ci hambre, Ia peste y todas ]as calarnida<strong>de</strong>s<br />

eran to ünico que no habIa cc-,ado. <strong>El</strong> Sr. Morelos creyó necesario<br />

reanimar a sus <strong>de</strong>cafdos amigos y sahiO a recorrer las calles:<br />

su sola presencia bastó para conseguir su objeto: algunas palabras<br />

<strong>de</strong> sus elocuentes labios concluyeron <strong>de</strong> realizar ci milagro, y los<br />

vitorcs y las aciamaciones a ha naciente patria resonaron en el vasto<br />

cementerio <strong>de</strong> las calles, en las cuales permanecIan insepuitos los<br />

cadáveres <strong>de</strong> hombres, mujeres y niños que hablan sucumbido<br />

cntre tormentos horribics, como lo indicaban sus <strong>de</strong>sesperadas actitu<strong>de</strong>s.<br />

Sonriendo Ia naturaleza a tanto heroIsmo, la tar<strong>de</strong> fu,-' una <strong>de</strong> las<br />

mis esplendorosas dc aquella pnvilegiada zona: los ánimos se tran-


WF<br />

<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuaulla<br />

quill zaron y an aquellos semblantes <strong>de</strong>rnacrados an qua la muerte<br />

se miraba corno en espejo, ilegaron a dihujarse muecas qua pretendian<br />

semejarse a sonrisas.<br />

Retirado ci general en su alojamiento y en conferencia con don<br />

Hermenegildo, salió a recorrer los fucrtes D. Leonardo Bravo: al<br />

atravesar la calle Real un soldado subla an opuesta dircccidn comiendo<br />

con positivo <strong>de</strong>leite un trozo <strong>de</strong> cuero tostado.<br />

D. Leonardo Ic preguntó <strong>de</strong>teniéndole:<br />

—;Qué tal, amigo? Parece qua está sabroso ese cuero.<br />

—Como Si fuera un marndn,—respondió ci soldado sonriendo.<br />

D. Leonardo sintió ante tal respuesta aigo que le conmovió profundamente,<br />

y dijo para Si:<br />

—'Iucho <strong>de</strong>bes valer, oh patria, para el hombre, cuando el hom<br />

bre hace esto por ti!<br />

Trasladdrnonos a Ia casa do nuestro amigo Felipe.<br />

Todo ds an ella <strong>de</strong>soiación y silcncio.<br />

No obstante, todos sus habitantes viven: jpero qud vida aquellal<br />

Emilia, la hermosa Emilia, está arrodillada cerca <strong>de</strong> una carna;<br />

apoya su barba entre sus manos y sus aguzados codos sobre ci colchón:<br />

con mirada casi esthpida sigue uno a uno los estrcrnecirnientos<br />

ne1'iosos <strong>de</strong> su pequeflo hijo que en mitad do la carna abrc y cierra<br />

sus ojitos y su boca como un pez qua sacado <strong>de</strong>l agua se ahoga.<br />

Felipe se arrastra mientras tanto an ci pequeno corral <strong>de</strong> la casa<br />

y registra como un perro ci rincdn <strong>de</strong>l muladar; con sus manos revuelve<br />

las basuras y reune en un tepalcate los gusanos qua <strong>de</strong>scubre,<br />

partiendo an dos cuantos halla para qua no se Ic escapen.<br />

Concluye por fin su tarea y con trabajo atroz logra ponerse an<br />

pie, salir <strong>de</strong>l corral y dar algunos pasos an la sala.<br />

En este niornento otro hurnano espectro penetra por la puerta <strong>de</strong><br />

la caile.<br />

—Traes aigo, Juan?—le preguntd Felipe.<br />

—;Nada! nada! nada!—respon<strong>de</strong> éste.<br />

—,Qu4 es, pues, lo qua te has propuesto, miserabie!—grita Felipe,<br />

si grito pue<strong>de</strong> Ilarnarse ci ronquido quo do sus labios sale.<br />

—Yo miserable! -qu6 eres tü, cntonces, Felipe-'—le pregunta<br />

Juan casi Ilorando.<br />

—;Llora, flora cobar<strong>de</strong>! illora maldito! illora infame!—dice ci<br />

pobre capitán Manso, sonriendo corno un <strong>de</strong>monio.<br />

108


1084 Episodios Hislóricos Mxican'c<br />

—; Calla, asesino! —contesta Juan retrocediendo espantado.<br />

—;Juan!...<br />

—;SI, asesino ;asesino! :asesino! tü me volviste a traer a este<br />

i nfierno.<br />

—TO tuviste la culpa: proponiéndomc una traición me hiciste<br />

entrever ci paraiso <strong>de</strong> Ia libertad: quién te mandó hablar <strong>de</strong>elia al<br />

oprimido?<br />

—;Maidito sea ci instante an qua tuve compasión <strong>de</strong> ti! cuaiquier<br />

otro hombre a quien me hubiera dirigido hubiese sido menos feroz<br />

clue t.<br />

—Yo feroz!<br />

—Si, tü feroz, td hiena, td verdugo <strong>de</strong> tu mujer, tu asesino <strong>de</strong> tu<br />

hijo.<br />

—Ah!---grito Felipe,—cal1a, calla' aqui Ilevo su salvación!—y<br />

al <strong>de</strong>cir esto mostró a Juan ci tepalcate con los gusanos moviéndose<br />

ain.<br />

Apenas hüboios distinguido, Juan se arrojó sobre Felipe y ambos<br />

rodaron sobrc ci piso produciendo un ruido espantoso y extrafo,<br />

como ci producido por ci goipe <strong>de</strong> dos esqueietos envueltos an una<br />

manta 6 zarape.<br />

—;Caiiaos! ca1Iaos!—dijo Emilia saliendo y presentándose an<br />

la puerta <strong>de</strong> la recámara; mi hijo está próximo a dorrnirse, no<br />

vayáis a <strong>de</strong>spertarie.<br />

Pero ni Juan ni Felipe la escuchaban y seguian peleandose, ci<br />

uno por apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> los gusanos y ci otro por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlos.<br />

Emilia quiso entonces separarios: al acercarse distinguió ci disputado<br />

y horrible manjar, y excitándose su hambre se echo sobre éi<br />

y con sus <strong>de</strong>licados dodos recogió los gusanos, los ilevO a su boca<br />

y... los comiO con avi<strong>de</strong>z...<br />

Después corrió <strong>de</strong> nuevo a su recámara y al ]ado <strong>de</strong> su hijo.<br />

Juan y Felipe suspendieron cntonces una lucha qua ya no tenla<br />

objeto.<br />

Juan recogió ci te/alcat, Ic observO por todos lados y exclamó<br />

con tristeza:<br />

—;Ni uno!<br />

—1Ni uno!—repitió Felipe. — Ingrata! no ha tenido compasiOn<br />

<strong>de</strong> mi qua hace quince dias que nada como!


17 Si/no <strong>de</strong> (:u7u/!. oS<br />

XXIV<br />

Al cabo <strong>de</strong> un rato <strong>de</strong> profundo <strong>de</strong>saliento Felipe se dirigi6 a<br />

-una alacena cmpotrada en la pared, la abrió, tomó <strong>de</strong> ella dos<br />

frascos <strong>de</strong> vidrip, dió uno <strong>de</strong> elios a Juan y Ic dijo:<br />

—;Toma! bebe: es aguarcliente.<br />

Uno y otro vaciaron hien pronto ci contenido <strong>de</strong> los frascos.<br />

Los efectos <strong>de</strong> Ia embriaguez fueron casi instantneos.<br />

—Escucha, Felipe,—dijo Juan.<br />

' —Qué quieres que escuche.<br />

—Eres un loco.<br />

—Si ya no lo soy, no tardaré en serb; habla, hahia pronto antes<br />

que acabe <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la razón.<br />

—i\'Ic prornetes no enojarte?<br />

—Te lo pronleto, pobre Juan.<br />

—Aun po<strong>de</strong>mos salvarnos.<br />

— Loco! No lo creas; he visto ya a la muerte en esta casa y ann<br />

me paece que la distingo todavIa sentada en ci dintel <strong>de</strong> esa puerta.<br />

—;n ci dintei?<br />

—Si: en ci dintel.<br />

—Pues mientras no penetre en la sala, no <strong>de</strong>bemos temeria.<br />

Escucha.<br />

—Di.<br />

—Tengo aquI, mIrala,—dijo Juan sacando <strong>de</strong> su pecho un papei,<br />

—una carta <strong>de</strong>l brigadier D. Ciriaco <strong>de</strong>l Llano.<br />

–jQue Dios confunda al maldito reaiista!<br />

—No, no: la salvación cs Jo que nos propone.<br />

—iNo Ia quiero!<br />

—Bien; muere td si Jo <strong>de</strong>seas, pero por qué quieres matar a tu<br />

Emilia y a tu hijo?<br />

—;Tiencs razón, Juan, soy un miserable! Prosigue.<br />

—<strong>El</strong> general tiene rnandado que en todas las trincheras haya una<br />

ban<strong>de</strong>ro l ita roja.<br />

—Va lo sé, y qué?<br />

—Yo cambié esta manana la ban<strong>de</strong>rita roja por una amarilla.<br />

— V qué?


i o86 Episodios HisIóriccs Alcxicanos<br />

Llano comprendió Ia senal y con Un muchacho me envió esta<br />

carta.<br />

—Continua.<br />

—En eta carta, que está dirigida a ti, dice Llano que si quieres<br />

dar entrada t los realistas por tu trinchera, en nombre <strong>de</strong>l virrev te<br />

prornete induito absoluto para ti, para todos los tuyos y para tres<br />

personas rnás que tii <strong>de</strong>signes, aun cuando una <strong>de</strong> ellas sea ci<br />

mismo general Morelos.<br />

—Eso dice?—pregunto Felipe admirado.<br />

—Léelo tü niismo,—cont.estó Juan, —entregándole el papel.<br />

Cuando Felipe lo huho leldo, dijo:<br />

—Es cierto: pero curnpiirán esos traidores su palabra?<br />

.—Por qué no?<br />

—Porque no les conviene.<br />

—Te engañas.<br />

—Explicate.<br />

—La peste se ha <strong>de</strong>clarado en ci campamento <strong>de</strong> Calleja, y si<br />

una semana niás pasan aire<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> no quedará vivo ni<br />

un realista.<br />

—Esperemos entonces esta sernana y quedaremos libres <strong>de</strong> elios.<br />

—.Pero crees ti., que ni td, ni yo, ni tu mujer, ni tu hijo po<strong>de</strong>mos<br />

esperar una semana mis?<br />

—Tienes razón, no podrIarnos: ila muerte no se aparta <strong>de</strong>l dintel<br />

<strong>de</strong> esa puerta; alli está, si, aill está, aili la veol jAh!l—gritó <strong>de</strong><br />

pronto Felipe con tan terrible angustia que obligó a salir a Emilia<br />

<strong>de</strong> su recámara.<br />

—jFelipe, Felipe mio!—exclamd,_.no grites, nuestro hijo duerme<br />

mis tranquilo, pu<strong>de</strong> dare ci pecho: se agarro <strong>de</strong> él con <strong>de</strong>sesperación<br />

y algo estrajo, si; no sé qué, sangre sin duda, pero esto le<br />

consoló y sus convulsiones han cesado: yo creo quc éi y yo podrcmos<br />

esperar otro dIa más a que este <strong>sitio</strong> concluva; pero calla, no<br />

Ic <strong>de</strong>spiertes, porque si <strong>de</strong>spierta pedirá <strong>de</strong> corner y yo no tengo ya<br />

que dare.<br />

Emilia se retiró, y Felipe que no habla apartado su vista <strong>de</strong> la<br />

puerta, dijo a Juan:<br />

—SI, Emilia <strong>de</strong>be tener razón, aun po<strong>de</strong>mos vivir un dia: Ia<br />

muerte, que alif está, en el dintel <strong>de</strong> la puerta, ha vuelto a quedarse<br />

quiéta: cuando lance ci grito que oiste me pareció que la muerte,


<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cun ui/a 1087<br />

que la muerte que aün está all, habla pasado uno <strong>de</strong> sus pies <strong>de</strong><br />

este lado <strong>de</strong>l dintel: pero no, all está, quieta todavia: 1continlia,<br />

continua!<br />

—Los realistas tienen tanto interés como tii en que ci <strong>sitio</strong> se<br />

conciuya.<br />

—Pero su interés Ilega al extremo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirlos a induitar al<br />

Sr. Morelos?<br />

—Ya lo yes.<br />

—Ohl jsi no me engaftasen!...<br />

—Conozco bien a Calieja y no faitará a su palabra.<br />

—Bueno, consultaré al Sr. Morelos.<br />

--Te dirá que no, te hará fusilar y tu mujer y tus hijos quedarán<br />

sin amparo.<br />

—Tienes razcSn: me harla fusilar, es tan severo como valiente:<br />

prosigue;<br />

.—Nada mzis tengo que <strong>de</strong>cir.<br />

—Entonces...<br />

—.Adrnites ó no adruites?<br />

—Después <strong>de</strong> todo, si yo puedo salvar al general mi traición es<br />

disc pable.<br />

—No le Ilames traición, llárnale recurso xtrenio.<br />

—Tienes razón; cuál es la senal que Llano propone?<br />

--Quc encendamos una lumbrada en la trinchera, a ]as diez en<br />

punt0 <strong>de</strong> la nochc.<br />

—IQ uieres tü encargarte <strong>de</strong> ello?<br />

—Si, amigo nib, sl.<br />

—Está bien: a las diez en punto harernos la scñaI.<br />

—G racias, amigo mb, gracias; ttI vas a saivarnos a todos y a<br />

r esarcirme con usura <strong>de</strong>l daño quc me has hecho: tI.i me trajiste z<br />

<strong>Cuautla</strong> cuando yo habia logrado ya escapar, rnerced al ataque <strong>de</strong>l<br />

re ducto <strong>de</strong>l Calvarjo: tti fuiste mi sombra para impedirrue intentar<br />

Una nueva fu- ,':W, ohligI ndori-)e zi permanecer en <strong>Cuautla</strong>, has<br />

sido la causa <strong>de</strong> que los horrore <strong>de</strong> la necesidad me havan quitado<br />

las fueI-zas y reducjdo a una terrible agonia.<br />

— Bien, bien: esta noche quedarás libre.<br />

—Pero CS ind ispensable quc tü acudas a la trinchera para que<br />

Obligues a los sokjados zi retirarse.<br />

Acudiré, Juan, acudjré.<br />

..-1'


£ o88 Episodios Hislôykos Mexicanos<br />

—l3ueno, amigo mb, me VOy: no tardaré en volver.<br />

—Vc con Dios, y l tenga PiCdad <strong>de</strong> todos.<br />

xxv<br />

Repen tinamentc, y coros instantes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber salido<br />

Juan, la puerta <strong>de</strong> la casa se abrió presentandose ante Felipe ci<br />

Sr. Morelos.<br />

—Traidor!---1c dijo,—coxi voz terrible, con severo acento.<br />

—Si, merezco la muertc,—contestó Felipe sin inrnutarse.<br />

—iV la tendrás ahora mismo!—açadjó ci general.<br />

—Pero antes,—observó Felipe,—nij general, yea usted esta carta:<br />

en ella se <strong>de</strong>jaha a mi arbitrjo <strong>de</strong>signar tres personas que habIan <strong>de</strong><br />

scr indultadas y yo pensaba <strong>de</strong>signar a tisted: hacia mat, lo sá; pero<br />

ni me acobardo, ni me disculpo; sereno recibir Ia muerte, pero<br />

antes, ml general, permItame dcspcdirme <strong>de</strong> ml mujer y <strong>de</strong> mi hijo:<br />

sin eSperar respuesta Felipe ievantó la cortina y penetró en Ia<br />

recámara.<br />

<strong>El</strong> gran caudillo recorrió rápidarnente Ia carta <strong>de</strong> Llano y su<br />

alma gran<strong>de</strong> y generosa recibió un golpe tremendo at escuchar en<br />

la rccánlara inmediata los gritos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperacida <strong>de</strong> Ia infeliz<br />

Emilia.<br />

<strong>El</strong> capitári Felipe Manso se presentó <strong>de</strong> nuevo, diciendo al<br />

Sr. Morelos:<br />

—Mi general, si usted <strong>de</strong>sea imponer a sus soldados con ci espectaculo<br />

<strong>de</strong> mi justa ejecución, no pierda usted un instante: mi hijo,<br />

mi querido, mi pequeño hijito acaba <strong>de</strong> rnorir <strong>de</strong> hambre en este<br />

momento: mi Emilia, ml angel, mi angel idolatrado no tardará en<br />

seguirle a la eternidad, yo no puedo sufrir más <strong>de</strong> lo que sufro,<br />

sicnto que mi vida se quiebra por si sola, y si un momento mis<br />

aguarda usted, llegaré muerto al lugar <strong>de</strong>l suplicio: mi general, no<br />

pierda usted un instante, quiero que ml muerte sirva siquicra <strong>de</strong><br />

escarmjento.<br />

<strong>El</strong> general Morelos rccibió como una estatua aquel dlluvio <strong>de</strong><br />

palabras y nada pudo contestar, la voz se ahogó en su garganta, y<br />

cuando Galeana entró en la saia y se llego A éi, retrocedió con


Fw<br />

<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuanila 1089<br />

asombro: Morelos, ci general, ci caudillo, ci héroe, en fin, iloraba...<br />

como Horan los leones: contra toda su voluntad.<br />

—<strong>El</strong> miserable ha enganado a usted,—dijo Galeana,—pero yo le<br />

fusilaré.<br />

—jAtrás, Sr. Gaieana!—gritó con voz <strong>de</strong> trueno el general,—et<br />

capitan Felipe Manso es sagrado: ;yo Ic protejo!<br />

V tomando <strong>de</strong> una mano a D. Flermenegildo, ci Sr. Morelos<br />

sali6 <strong>de</strong> la casa cerrando la puerta tras <strong>de</strong> sI.<br />

A ]as diez <strong>de</strong> la noche tin fuerte tirotco se <strong>de</strong>jó oir en la trinchera<br />

<strong>de</strong>l capitán Manso: Juan habIa encendido Ia lumbrada convenida<br />

con Llano y una gruesa columna realista avanzó en silencio sobre<br />

la plaza. Pero Galeana habia apostado convenientemente su gente<br />

y los europeos fueron recibidos a balazos, costándoles su arrojo<br />

mas <strong>de</strong> doscientos muertos.<br />

En camhio <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scalabro, ci teniente D. Mateo Oviedo se<br />

apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> Tlavacac ci dia 30 <strong>de</strong> Abril, cayendo en su po<strong>de</strong>r los<br />

ciento cincuenta y cinco tercios <strong>de</strong> comestibles que D. Miguel<br />

Bravo y D. Mariano Matamoros habian ti-atado inütilmente dc<br />

introducjr en Cuautia en ci combate <strong>de</strong>l 27.<br />

A La vez que Oviedo conducIa ci convoy expresado al campo <strong>de</strong><br />

Calleja, recbIa éste cartas <strong>de</strong>l virrey en que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pintarle Ia<br />

cifficil situación <strong>de</strong>l reino, Ic <strong>de</strong>cla: atal es ci estado <strong>de</strong> ]as cosas y<br />

a pesar <strong>de</strong> ellas, <strong>Cuautla</strong> es ci punto principal y ci centro <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

ha <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r ci <strong>de</strong>sembarazo <strong>de</strong> Las restantes: es cuanto tengo<br />

que <strong>de</strong>cir a V. S. sobre La importancia <strong>de</strong> lievar a cabo Ia empresa.<br />

César dijo <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Munda que en otras habia peiea.<br />

do pot obtener victoria, pero en aquella por salvar Ia vida: no<br />

djtjere niucho nuestra situación.<br />

V Calleja Ic contestaba:<br />

cEn efecto, La situación <strong>de</strong> César en Munda diferIa poco <strong>de</strong> La<br />

fluestra; pero yo espero que el suceso será muy semejante al suyo,<br />

Si apuramos nuestros recursos y ]as aguas se retardan..'<br />

A partir <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong>l 28 casi Ilegaron a <strong>de</strong>saparecer en Cuautia<br />

las rnuestras dc actividad que tanto habian asombrado a los realistas.<br />

Calleja creyó que Liegada al üitimo extrerno la <strong>de</strong>plorable<br />

Sltuación <strong>de</strong> los sitiados, una propuesta <strong>de</strong> indulto seria en el acto<br />

admitida, y el dIa i o dc Mayo, envió Un ociai a la plaza con dos<br />

ej e mplares <strong>de</strong>l indulto acordado por !as Cortes Espafiolas en 9 <strong>de</strong><br />

TOMOI


1090 Episodios His(óricos Mexic,a,:os<br />

Noviembre <strong>de</strong>l aiio anterior, publicado por bando <strong>de</strong>l virrey.<br />

Al corto rato el oficial regresó at cuartel real <strong>de</strong> Cafleja, trayen.<br />

do <strong>de</strong>vueltos los ejernplares <strong>de</strong>l indulto, con la siguiente nota 6<br />

contestación <strong>de</strong>l Sr. Morelos:<br />

Oroaoo IGUAL GRACrA A CALLEJA.><br />

XXVI<br />

Imposible pareclale at jefe realista un herofsnio lievado A término<br />

tal, y asI to manifestaba A su consejo <strong>de</strong> oficiales, cuando A<br />

las dos <strong>de</strong> la madrugada <strong>de</strong>l SABADO DOS DE MAYO DE 1812, SC<br />

escuchd un fuerte tirotco en el reducto <strong>de</strong>l Calvario.<br />

—Sc nos van <strong>de</strong> entre las rnanos!—gritó Calleja; é inrnediatamente<br />

dictó sus ór<strong>de</strong>nes para acudir en auxilio <strong>de</strong>l punto en<br />

peligro.<br />

Efectivarnente, algtin tiempo antes hablanse reunido en la plaza<br />

<strong>de</strong> San Diego, las merruadas fuerzas insurgentes, formando una<br />

coiurnna que cornenzó A marchar en el siguiente or<strong>de</strong>n: Galeana A<br />

la vanguardia; <strong>de</strong>trAs ci Sr. Morelos; en ci centro D. Leonardo y<br />

D. Victor Bravo, y A retaguardia ci capitAn Anzures.<br />

Al principio la ruarcha se verificó sin acci<strong>de</strong>nte y el ejrcito<br />

avanzó sin ser sentido, hasta Ilegar al cspaldón que a to largo <strong>de</strong><br />

Ia caja <strong>de</strong>l rio <strong>de</strong>fendIan cincuenta granadcros que se pusicron<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego en retirada: pero at pasar cerca <strong>de</strong>l reducto <strong>de</strong>l Calva'<br />

rio, un centinela dió la voz <strong>de</strong> alto, y aunque inmediatamente fué<br />

niuerto por D. Herrncnegildo, la alarrna cundió y cornenzó ci<br />

cornbate: las fuerzas insurgentes sin per<strong>de</strong>r un instante, atravesando<br />

sobre un puente <strong>de</strong> vigas so posesionaron <strong>de</strong>l caniino <strong>de</strong> la hacienda<br />

<strong>de</strong> la Gualupita, A Ia vez que los batallories <strong>de</strong> Asturias y<br />

Guanajuato envolvIan a los in<strong>de</strong>pendientes en un circulo <strong>de</strong> fuego,<br />

v la caballerfa causaba un horrible <strong>de</strong>strozo en los vecinos mdcfensos<br />

que habIan salido <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> <strong>de</strong>trAs <strong>de</strong> las tropas.<br />

<strong>El</strong> irnpulso <strong>de</strong>l ataque fué tal, que ci Sr. Morelos, terniendo ver<br />

<strong>de</strong>saparecer su reducido ejército, mandó hacer alto y rechazar at<br />

enemigo, parapetAndose <strong>de</strong>trAs <strong>de</strong> unas cercas <strong>de</strong> piedra: contenidos<br />

asi los realistas, los in<strong>de</strong>pendientcs eniprendieron <strong>de</strong> nuevo Ia


<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauila 1091<br />

retirada, ocurriendo an medjo <strong>de</strong> ella un acci<strong>de</strong>nte quo pudo haber<br />

sido <strong>de</strong> inmensa importancia: el acci<strong>de</strong>nte fué qua el caballo <strong>de</strong>l<br />

Sr. Morelos tropezó an las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l terreno arrastrando<br />

tras do st al caudillo, qua a no haber sido por la <strong>de</strong>cision do Galeana<br />

v Bravo, hubiera sido muerto, ó caIdo an po<strong>de</strong>r do los encrnigo<br />

éstos se cebaron en 1a ültirnas filas <strong>de</strong> los fugitivos, gentc<br />

indicnsa an su mayorIa, y tal fué at bárbaro <strong>de</strong>guello qua, segün<br />

Calleja, so contaron al siguiente dia ochocientos diez y seis cadáveres.<br />

Al dIa siguiente ci coronel José Maria <strong>de</strong> Echegaray con los<br />

batallones <strong>de</strong> Guanajuato y Asturias entró por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Calieja an<br />

la villa abandonada por sus <strong>de</strong>fensores, y he aquf extractados algunos<br />

párrafos <strong>de</strong>l parte respectivo:<br />

(<strong>El</strong> pueblo presentaba la vista rnás horrorosa: la mayor parte<br />

do las casás estaban <strong>de</strong>strindas por el cañOn y la bomba: <strong>de</strong> entre<br />

los escombros salia un heclor insufrible, provenido <strong>de</strong> los cadáveres<br />

do hombres y bestias en putrefacckn qua se observaban por<br />

todas partes: los ayes y clamores <strong>de</strong> los que andaban por las calks<br />

solicitando alirnento, extenuados v reducidos al ültimo extrerno <strong>de</strong><br />

misca, cxcitaban a compasiOn: los conventos <strong>de</strong> Santo Domingo<br />

y San Diego estaban ocupados an su totalidad con enfermos, acogidos<br />

sin distinción do sexo ni edad, an las sacristIas, las iglesias y<br />

aun ]as torres. Se encontraron an el primero 223 y el se-undo 362.<br />

Tristeza infundla encontrar entre ellos, cadáveres <strong>de</strong> dos 6 tres<br />

dIas, otros <strong>de</strong> menos tiempo y algunos qua acababan <strong>de</strong> fallecer; a<br />

Ia Vez quo so vela agonizar a los unos, olanse los lamentos y quejidos<br />

<strong>de</strong> los qua agobiados por las enfermeda<strong>de</strong>s solo esperaban<br />

haijar consuelo an la muerte.<br />

<strong>El</strong> bachjllcr D. José Mariano Ruiz Calado, cura <strong>de</strong> Vautepec,<br />

se encargO do socorrer con alirnentos y medicinas a los qua do ellas<br />

flecesitaban, y el sargento Juan Gamboa, con una cuadrilla do<br />

indios prisioneros, abrió las za1jas an qua so diO sepultura a los<br />

rnuertos,<br />

Echegaray hizo 492 prisioneros: <strong>de</strong> éstos cuatrocientos cuarenta<br />

Y uno <strong>de</strong>stinó a los trabajos qua se juzgaron indispensables, y a los<br />

reos <strong>de</strong> mayor gravedad aseguró con prisiones para no entretener<br />

COfl SU custodja a la tropa.<br />

Con esta gente se <strong>de</strong>struyeron veintidOs trincheras tijas y diez


109 Episodios Hislôricos Mexica,,os<br />

movibies, se recogieron veintinueve cañones y alguna cantidad <strong>de</strong><br />

otras armas y pertrechos clue se encontraban en la TesorerIa Real,<br />

en la cual habia fijado su habitación D. Leonardo Bravo.<br />

Por temor a la peste mortifera que reinaba en <strong>Cuautla</strong>, Calleja<br />

prohibió term inanternente a los individuos <strong>de</strong> su ejército la entrada<br />

en la ciudad, y tan apurada habfa sido su situación que en la madrugada<br />

<strong>de</strong>l dia 2 <strong>de</strong> Mayo, y cuando ignoraba aün que la audaz<br />

retirada <strong>de</strong>l Sr. Morelos iba a <strong>de</strong>jarle dueflo <strong>de</strong>l campo, escribió<br />

al virrey lo siguiente:<br />

Conviene mucho que el ejrcito salga <strong>de</strong> este infernal pafi g lo<br />

más pronto posible, y por lo que respecta a mi salud, se haUa en<br />

tal estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, que si no le acudo en el corto término<br />

que ella pue<strong>de</strong> darme, llegarán tar<strong>de</strong> los auilios.<br />

Tal fué ci término que tuvo aqtclIa gloriosa epopeya que hará<br />

imperece<strong>de</strong>ra la memoria <strong>de</strong> EL SITIO DE CUALJTLA.<br />

I

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