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I<br />
<strong>El</strong> Tcio I<br />
I<br />
EL SITIO<br />
DE CUAUTLA<br />
DR UN CR?OLLO 18I2<br />
Tomo I<br />
Se-zt;z.i 1a,-!<br />
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lititut,ü <strong>de</strong> Investigacions Hktiricas j<br />
FONDO RE SE<br />
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1<br />
I -<br />
Entridii triunfal <strong>de</strong> Callcja en Mexico (pkg. 104).<br />
EL SITIO DE CUAUTLA<br />
L año <strong>de</strong> 1812 habla comenzado halagador para los realis.<br />
tas: la Villa imperial <strong>de</strong> Zitácuaro no era ya otra Cosa<br />
•i e un irimenso campo <strong>de</strong> calcinados escombros, que<br />
:arecIa <strong>de</strong>cir al viajero que medroso circulaba a sus in-<br />
111L1 lunCs, aquellas tremendas palabras, por todos repetidas, <strong>de</strong><br />
Sépase quien es Ca lie/a.<br />
D. José Maria Morelos recibió la noticja <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong> la Junta<br />
Sin cólera ni SOrpresa.<br />
—No podia sorpren<strong>de</strong>rle,_me dijo el compadre Mascarilla,porque<br />
;amás espero nada bueno <strong>de</strong> las pretendidas dotes guerre-
988 Eptsodios HistOricos Mexicanos<br />
ras <strong>de</strong> los <strong>de</strong> la Junta: tampoco le dió cólera ci suceso porque en<br />
su mano estaba tomar, como tomaria se propuso, la revancha.<br />
—Veamos, compadre,—dije vo que me encantaba con las senci-<br />
Has narraciones <strong>de</strong>l andaluz insurgente;—veamos Jo que bicieron<br />
uste<strong>de</strong>s.<br />
—Muchacho, Jo quc nosotros hicimos fué lo quc siempre haclamos,<br />
estar listos para seguir a niestro general seguro-s <strong>de</strong> que él<br />
sabrca conducirnos a Ia victoria.<br />
—Y cuál fué ella?<br />
—La <strong>de</strong>l jueves 23 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1812 en Tenancingo.<br />
—Pero entendámonos, ;fuë una victoria en regla?<br />
—Escucha.<br />
—Venga la historia compadre.<br />
—Has <strong>de</strong> saber que ci virey habla <strong>de</strong>stacado sobre nosotros al<br />
buen marino D. Rosendo PorJier, que acostumbrado it moler a<br />
golpes a los insurgentes <strong>de</strong>l primer eTercito. Jlego no solo it creerse<br />
un Cid, que esto ningün perjuicio nos hacia, sino un azole <strong>de</strong> los<br />
insurgentes en general: esto ya nos tocaba muy <strong>de</strong> cet-ca y no podrIamos<br />
haberlo consentido durante mucho tiempo: preciso nos<br />
tuë, pues, <strong>de</strong>mostrarie que las cosas babian ya cambiado y que el<br />
gran jefe in<strong>de</strong>pendiente en nada se parecIa al Sr. Hidalgo, si no<br />
es que fuese en el amor acendrado a su patria.<br />
—Compadre,—observe yo interrumpindoie,—pareceme que no<br />
habla con todo ci rcspeto que <strong>de</strong>biera <strong>de</strong>l amigo <strong>de</strong> mi padre, <strong>de</strong>l<br />
valeroso D. Miguel.<br />
—Muchacho, no suelo gustar <strong>de</strong> que nadie me interrumpa, pero<br />
tampoco puedo consentir que imagines que no sé dar lo suyo a<br />
cada cual. No le niego sus méritos a D. Miguel, pero conste seor<br />
muchacho, que ante Ia gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l Sr. D. José Maria Morelos,<br />
no hay j vive Cristo! quien pueda entre nosotros alegar mentos<br />
dignos <strong>de</strong> cornpararJos it Jos suyos: pero a ti te pasa, es ciaro, Jo<br />
que a todos, habláis sin saber Jo que habláis, repetIs sin conciencia<br />
<strong>de</strong> Jo que <strong>de</strong>cIs lo que <strong>de</strong>cir habeis oldo, y nuestro gran Morelos,<br />
compara bie solo a los Alejandros. los Césares y los Napoleones. se<br />
pier<strong>de</strong> casi en la sombra <strong>de</strong> vuesira ingratitud. Entién<strong>de</strong>io bien,<br />
muchacho, si Dios no nos hubiera enviado un Morelos, la obra<br />
<strong>de</strong>l benemérito cura <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> los Dolores no hubiera sobrcvivido<br />
a su fusilamiento en Chihuahua. Quien quebranto la piedra
V <strong>El</strong><br />
Sifzø <strong>de</strong> Cuaula 989<br />
angular <strong>de</strong>l editicio colonial fuë ci Sr. .Morelos, el Sr. Morelos,<br />
;lo entien<strong>de</strong>s? ci y nadie rnás que él. Y como yo le conoci, y<br />
como a su lado estuve y testigo fuI <strong>de</strong> sus hechos, yo bien sd lo<br />
que me digo y... clarito, chicuelo, no admito discusión, pues fuera<br />
poner a prueba si el sol es el astro que nos alumbra, cuando<br />
diariamente vemos que lo mismo es escon<strong>de</strong>rse ci <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l horizonte<br />
que quedarnos a oscuras: victor, pues, al Sr. Hidalgo y<br />
victor a! Sr. Morelos, pero entindse que aquel fu6 la voz <strong>de</strong>l<br />
trueno y éste el rayo: asusta ci primero, hiere el segundo: llama a<br />
D. Miguel In cuna <strong>de</strong> Ia patria, pero reconoce en el Sr. Morelos<br />
ci padre <strong>de</strong> esa patria. jVive Cristo! que esta es In verdad: solo un<br />
leOn como l podia haberla cngendrado.<br />
Era ci compadre Mascarjlja hombre <strong>de</strong> malas pulgas y ni por la<br />
mente me pasO entablar discusión con dl.<br />
En primer lugar su rudo lenguaje convencIa a cualquiera, mxime<br />
a ml que era un muchacho fácil <strong>de</strong> convencer<br />
En segundo. siempre que Se irritaha ci compadre, lenia la perra<br />
costumbre <strong>de</strong> accionar con su pata <strong>de</strong> palo, que era al pegar tan<br />
dura Comb el hiem-ro, y sin excepciOn cuantas veces accionaba con<br />
ella, pegaba con seguridad.<br />
Dejtfle, pues. que tomase ci hilo <strong>de</strong> su narración y escuché:<br />
—Porlier <strong>de</strong>biO haber concurrido por disposiciOn <strong>de</strong> Caileja al<br />
ataque <strong>de</strong> Zitàcuaro, pero Venegas que en todo 'e metIa y siempre<br />
traló <strong>de</strong> disgustai al jefe reaiista, dispuso que Porlier marchase sobre<br />
Tenango, cuartel general <strong>de</strong>l inmrpido insurgente Oviedo:<br />
hizolo asI saliendo <strong>de</strong> Toluca el iS <strong>de</strong> Diciembre, y ci 29 entrO en<br />
Tenango. que durante In noche anterior habia sido abandonado<br />
por los insurgentes: entretOvose en arrasar y <strong>de</strong>struir Ins fortilica-<br />
Clones y fábricas <strong>de</strong> pólvora y cahones, y ci dIa 3 <strong>de</strong> Enero sostuvo<br />
Contra Oviedo una reñida acción en Ia barranca <strong>de</strong> Tecualoya quedando<br />
vencedores los realistas y muerto ci pobre Oviedo. Retiróse<br />
Porlier a Tenancingo y antes <strong>de</strong> que hubiese podido saborear su<br />
triunfo, Ic !lego la noticia <strong>de</strong> que el niismo Sr. Morelos en persona<br />
habiase encargado <strong>de</strong> vengar a Oviedo. En efecto, ci señor<br />
Galeana no tardó en presentarse en el campo precediendo al Gran<br />
Caudi llo con sus dos brazos <strong>de</strong>rechos D. Nicolás Bravo y don<br />
Mariano Matamoros Porijer tuvo un golpe <strong>de</strong> audacia y queriendo<br />
ganar tiempo se lanzó sobre Galeana a quien halló en la barranca
990 Episodios Hisiórjcos Mexicanos<br />
<strong>de</strong> Teualoya ci 17 <strong>de</strong> Enero y la cosa anduvo mal por arnbas par.<br />
tes, pero al fin los realistas hubieron <strong>de</strong> recogerse en la, noche a<br />
Tenancingo rnaltrechos y cariacontecidos. <strong>El</strong> 22 Cl Sr. Morelos<br />
se presentó con su ejërcito ante la plaza realista y no pudiendo<br />
montar a caballo <strong>de</strong> resultas <strong>de</strong> una calda que se dió en lzicar,<br />
^,n<br />
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-<br />
N..<br />
...dando a !a una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> Ia seal dc ataque<br />
hizo que le colocasen, en lugar que <strong>de</strong>terrninó, una caja <strong>de</strong> guerra<br />
y en ella se sentó dando a la una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> la señal <strong>de</strong>l htaque.<br />
Realistas ë insurgentes se portaron aquel dIa, la verdad, en toda<br />
regln: la Victoria estuvo mucho tiempo sin <strong>de</strong>cidirse por ninguno<br />
<strong>de</strong> los dos handos: tales fueron los prodigios <strong>de</strong> valor en ambos.<br />
Tan pronto Porlier se metia en nuestro campo y se lievaba los canones<br />
que volvia contra Ilosotros, como Galeana y D. Nicolãs<br />
Bravo los recobraban corifundiéndose con supremo arrojo con los<br />
enemigos: nos daban sobre todo rnucho que hacer Jos picaros negros<br />
<strong>de</strong> las haciendas <strong>de</strong> D. Gabriel Yermo, que se batlan coma
tigres al mando <strong>de</strong> su administrador D. José Acha: malditos , jque<br />
arroados y valientes eran! Repito que en pocas situaciones <strong>de</strong> mi<br />
vida, vi Ia muerte tan <strong>de</strong> cerca como en aquel dia: al fin nosotros<br />
fuimos los vencedores, pero 1 cuánto no nos costó lograrlo! P"riier<br />
se portó como los marinos sabemos portarnos siempre, pero Ia<br />
suerte no quiso serle favorable y no solo viO caer uno a uno sus<br />
soldados, sino que perdió también sus principales jeres , entre elios<br />
los dos tenientes <strong>de</strong> navio D. Pedro Toro y D. Francisco Michelena.<br />
Ni Ia noche pudo poner fin a aquella reñida y sangrienta<br />
acción; ci combate continuó hasta más dé las diez <strong>de</strong> la<br />
noche, hora en que Porlier, convencido <strong>de</strong> Ia inutilidad <strong>de</strong> In resistencia,<br />
<strong>de</strong>terminO retirarse, como lo hizo, entre los resplandores<br />
<strong>de</strong>l incendio que se cehaba en Ins casas <strong>de</strong> Tenancingo; a los<br />
pocos dias entró en Toluca. sin artilierfa, sin tropas casi y con un<br />
gran nOmero <strong>de</strong> heridos, en estado tol <strong>de</strong> gravedad que Ia mayor<br />
pane no pudieron resistir con vida ni In primera curación.<br />
<strong>El</strong> botmn que en tal acciOn se recogiO fuë muy consi<strong>de</strong>rable, pero<br />
<strong>de</strong> pocu nos sirviO In artiilerIa realista porque Ia hizo clavar Porher<br />
al verse obligado a abandonanla.<br />
II<br />
No recuerdo pithicas familiares tan entretenidos como Ins que en<br />
nuestro cómodo hogar, reclinando yo la cabeza en ci hombro <strong>de</strong><br />
mi buena madre v viendo a mi padre rerearse en las miradas <strong>de</strong><br />
su sawn esposa, tenian lugar cuando siendo yo casi un niño <strong>de</strong>mostraba<br />
a los idolatrados autores <strong>de</strong> mi existencia, cuán digno era<br />
<strong>de</strong>l cariño sin limite que me pi-ofesahan.<br />
Todo era calma en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong> nosotros; Ia paz <strong>de</strong> Ins conciencias,<br />
for y fruto <strong>de</strong> Ins almas, perfumaba Ia atmOsfera en clue vi-<br />
VIamos y ci mutuo cariño convertia nuestra morada en ci templo<br />
en que rnejor se adora i Di -s. e tLfl!<br />
dC una lam ii :i di-<br />
ch osa.<br />
No éralnos rios pero gzatarn c;m:i aunuc mdsta<br />
POsición: no necesitan más para ser felies aqudlos que no tienen<br />
ha d esgracia <strong>de</strong> haber sentido anudarse alguna vez a su garganta la
Episodios Histór,cos Mexscano'<br />
sierpe <strong>de</strong> Is ambición. Solo los que han sido pobres pue<strong>de</strong>n darse<br />
cuenta <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> una córnoda mediania.<br />
<strong>El</strong> recuerdo <strong>de</strong> las miserias pasadas acrecienta el valor <strong>de</strong>l bien<br />
presente, y Is niemoria terrorIfica <strong>de</strong> los males <strong>de</strong> otros dIas, inspira<br />
tal gratitud a Dios por haberlos alejado <strong>de</strong> nosotros. que creerIamos<br />
ofen<strong>de</strong>rle pidindole aigo más que el olvido <strong>de</strong> ellos: 13<br />
conformidad surge entonces magnanima v po<strong>de</strong>rosa. entonces. SI,<br />
solo entonces, pues pox- más que los moralistas nos la recomien<strong>de</strong>n<br />
en todos los instantes <strong>de</strong> Is vida, no pue<strong>de</strong> ni podra nunca exi-tir<br />
pars el que no posee aquello que su educación y sus costumbres<br />
exigen: con formarse con his miserias y ]as <strong>de</strong>sgracias podrá ser muy<br />
cristiano, pero es imposible; is conformidad solo pue<strong>de</strong> existir en Is<br />
cc,modidad relativa, sin que <strong>de</strong>je por esto <strong>de</strong> ser una virtud. pues natural<br />
es en ci hombre Is ambición, a Is cual los unos ilanian envidia<br />
y en-xulaciOn los otros: innata en 61 Is i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Is igualdad predicada<br />
pox- Is religion que profesamos, Is humanidad <strong>de</strong>sgraciada protestará<br />
siempre por Is voz <strong>de</strong> su miseria contra Ins injusticias <strong>de</strong> Is<br />
suerte. y la falta <strong>de</strong> equilibrio social Is lanzará sicmpe también a<br />
esas tremendas luchas <strong>de</strong>l proletariado y Is opulencia: los hombres<br />
no tienen Is culpa <strong>de</strong> que ci alma y sus aspiraciones sean las mismas<br />
en todas las capas socioles; ellas se tendrán Ia culpa si se quiere,<br />
por no haber acertado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ci primer instante a conservar Is<br />
igualdad en quc todas fueran crcdas, pero In razón <strong>de</strong> ]as causas<br />
<strong>de</strong>sapaece frecuentemente ante Is violencia <strong>de</strong> Jos electos. No<br />
se nos digs que expeditos estári los caminos pars Is inteligencia y<br />
el mérito: rnrito é inteligencia vienen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el mundo es<br />
mundo sucumbiendo ante Is ceguedad <strong>de</strong> una suerte contraria: Is<br />
suerte; este es ci secreto. ci enigma in<strong>de</strong>scitrable; pox- in<strong>de</strong>scifrable<br />
irrita al hombre. i Ic lnnza a Is violencia. y engendro en él ci odio<br />
contra tan patente injusticia. v Ic arrastra a Is vengauza, bálsamo y<br />
consuelo <strong>de</strong> las heridas <strong>de</strong> csa injusticia.<br />
Pero <strong>de</strong>jémonos <strong>de</strong> ,filosofias, vedadas a los hombres sencillos y<br />
casi sin instrucción como yo: quienes nunca nos hemos visto en<br />
sjtuaciOn <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> Is ciencia un oticio, solemos <strong>de</strong>cir muchas<br />
tonteria3 porquc hablamos con el corazOn que es lo primero que<br />
<strong>de</strong>be faltarie a un buen lilOsofo, quien segün Is mods <strong>de</strong>be no sOlo<br />
no creer cosa alguna, sino negarlo todo, religion, familia, <strong>de</strong>beres,<br />
obligaciones: todo, en tin, cuanto constituye un hombre honrado.
4-<br />
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauths<br />
993<br />
—Qua tiempos aqueflos,-_me <strong>de</strong>cla mi buen padre;—no diera ni<br />
ci negro <strong>de</strong> una uña por volver a ellos, y esto no obstante, me<br />
atrcverIa a <strong>de</strong>cir quc en algunas, quizás en muchas cosas, hemos<br />
empeorado. Jamás olvidaré los ratos <strong>de</strong> agradable diversion que<br />
tengo pasados en ci coliseo 6 teatro como poco a poco fué nornbrándole<br />
Ia gente. Por 10 que a la fzlbrica <strong>de</strong>l editicio respecta pu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>cir, hijo mb, que le conociste tal cual estuvo en tiempo <strong>de</strong> los<br />
vireyes, pues hasta la reforma que se Ic hizo en 1824 poco 6 casi<br />
nada habIa cambiado.<br />
Ali padre <strong>de</strong>cIa bien: en 1824 contaba yo catorce afios, y recuerdo<br />
las obras que se hicieron en mejora <strong>de</strong>l coliseo, hasta 1845<br />
en que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que fué transformado por compieto, sin per-<br />
- <strong>de</strong>r, no obstante, la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus muros que aun en nuestros dIas<br />
e,dstcn.<br />
—Pocos dIas <strong>de</strong>spus dc la toma y <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Zitácuaro,<br />
<strong>de</strong>cia mi padre, inc encontraba yo en Mexico, don<strong>de</strong> habia venido<br />
a ver a tu buena madrc y hacerte unas caricias antes <strong>de</strong> rcgrcsar a<br />
unirme con ci ejército <strong>de</strong>l Sr. Morelos: eras td, me <strong>de</strong>cia, un diabulb,<br />
todo lo que pue<strong>de</strong> Ilamarse un diablilbo: dicciscis meses<br />
contabas <strong>de</strong> vida, no Itegabas I una vara <strong>de</strong> estatura y ya hasta los<br />
colmilbos habIas echado: no hablabas mucho que digamos, cmi<br />
cuanto al nümero <strong>de</strong> palabras que poseias sc entien<strong>de</strong>; pero, en<br />
carnbio, las <strong>de</strong> tu caudal las repetIas sin cesar, y otras invcntabas 6<br />
las grunias <strong>de</strong> tal modo, que, por Dios, era necesarlo ser tus<br />
padres para acertar a compren<strong>de</strong>rlas; pero Jo repito, Csto no te irnpedia<br />
ser una verdadcra taravilia, en medio <strong>de</strong> la cual no te faltaba<br />
cierta elocuencia, que tu madre y yo comparábamnos a la que habiamos<br />
oido elogiar en un rnosiu Mirabeau, que habia hecho en<br />
Paris diablura y media por aquellos dias en que los franceses iban a<br />
<strong>de</strong>gollar ó habian <strong>de</strong>gollado ya .-i sus reyes.<br />
Perdonen mis lectores que haya transcrito aquI ]as antcriores<br />
palabras <strong>de</strong> mi padre; Ic quise mucho y a ml me parecieron<br />
Siemnpre tan buenas como se Jo parecieron a él mis infantiles<br />
charlas<br />
La verdad es, que el mismo compadre Mascarifla rue d Uo mu-<br />
Chas veces que cuando chiquito tenla yo mucho talento: <strong>de</strong>sgra-<br />
Cla damente con Ia edad fué todo éI <strong>de</strong>sapareciendo, como bien<br />
podran juzgarbo mis lectores.<br />
Touo I
994 Episodios Hisfóricos Mexicanos<br />
Pero tomemos <strong>de</strong> nuevo la narración <strong>de</strong> mi padre, el inolvidable<br />
Benito Arias.<br />
—Pues bien, hijo mb, vuelvo a <strong>de</strong>cir quo a mediados <strong>de</strong> Enero<br />
do 1812, me encontraba yo en la capital: todo era en ella agitacion,<br />
contento y alegrIa: <strong>de</strong>l martes 14 <strong>de</strong> aquel mes al jueves 16 <strong>de</strong>l<br />
mismo, habian liegado a Veracruz los navios ,Vino y Aigeciras<br />
- -. I<br />
primeros cuerpos expedicionarios españoles...<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Coruna, conduciendo al tercer batallón <strong>de</strong>l regimiento<br />
do Asturias y al primero <strong>de</strong> Lovera, primeros cuerpos oxpedicionarios<br />
espafioles mandados por la regencia <strong>de</strong> Espana en<br />
auxilio <strong>de</strong>l gobierno do Mexico.<br />
Pero cómo pudo hacer tat cosa la regencia?<br />
—Pues ahI verás t: Jos espafioles europeos <strong>de</strong> Mtxico quisieron<br />
hacer una nueva ofensa a los criotlos 31 se salieron con Ia Suya.<br />
—No entiendo.<br />
—To lo explicaré, hijo mb: habIase dado el caso do que algunas<br />
tropas realistas se pasasen a los insurgentes, como ya <strong>de</strong>jé referido<br />
en mis anteriores relaciones; y el temor <strong>de</strong> que otras pudiesen<br />
hacer lo mismo, sugirió a muchos particularcs la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> precisar
I<br />
<strong>El</strong> Sitio do Cuatilla -<br />
99,<br />
al consulado a qua se dirigiese oficialmente a Espana, pidiendo<br />
tropas do la-Peninsula por no <strong>de</strong>berse confiar mitcho <strong>de</strong> los<br />
criollos.<br />
—;Pero eso fué una injustjcja!<br />
—Y tanto quo Si: los realistas nos venban haciendo hasta entonces<br />
una guerra formidable con sóIo tropas criollas, pero qué quicres<br />
hijo, asi paga ci diablo a quien mejor Ic sirve. Lo ciorto<br />
<strong>de</strong>l caso es, quc Ia población <strong>de</strong> Veracruz recibió con ilimitadas<br />
muestras <strong>de</strong> entusiasmo a los cuerpos expedicionarjos, esperandolos<br />
an ci rnuelle, pues era al anochecer, con innumcrables hachas<br />
do viento, conduciéndoies entre vftores y aciamaciones al local quo<br />
para alojamiento so les prcparó; convites, frascas y ohsequios se<br />
sucedieron an nümero ta!, quo D. José Enriquez, mayor <strong>de</strong>l primer<br />
batalidn <strong>de</strong> Lovera, antes do salir para Jalapa, dió oficialmente ]as<br />
gracias a Ia pobIacián por rnedio <strong>de</strong> un papei qua dirigio a don<br />
Carlos <strong>de</strong> TJrrutia, coniandante <strong>de</strong> Ia plaza. Esto no obstante, los<br />
amigos do los insurgentes, qua no faltaban an Veracruz, compusieron<br />
ci siguiente pasquin quo tuvieron ci valor <strong>de</strong> fijar an el palo<br />
mayor do uno do los buques:<br />
4.<br />
IS<br />
De Veracruz IIegó al Puerto<br />
ci veloz navo Algeciras,<br />
con Quijotes que traen miras<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sfacer un entuerto.<br />
Pero yo tengo por cici-to<br />
clue nada conseguirán,<br />
y cump1umdose ci refrn<br />
unos hoy, otros mañana,<br />
los clue Vinieron por lana<br />
trasquiiados quedarán.<br />
Observancia <strong>de</strong> la icy,<br />
justicia bien distribuida,<br />
pondrin en paz nuestra grey:<br />
<strong>de</strong> no, pronto está perdkla<br />
la aihaja mejor <strong>de</strong>l rev.<br />
Si rnucho fué el cntusjasmo con quo an Veracruz so rccibió a ]as<br />
tropas españolas, no to digo nada <strong>de</strong>l extremo al qua ese entusiasmo<br />
Ilegaria an Jalapa, don<strong>de</strong> el elemento espafiol dominaba casi an ab-<br />
S Qiuto: las rnismas señoras salieron zi la entrada <strong>de</strong>l pueblo y an<br />
raitad <strong>de</strong> la plaza abrjeron una colecta <strong>de</strong> dinero an obsequio <strong>de</strong>
996 Episodios His! óricos Mexicano<br />
las tropas, colecta que produjo en aigunos minuto g ochocientos<br />
pesos, que Sc distribuycron entre los soldados, cabos y sargentos:<br />
esto sucedió ci 23 <strong>de</strong> aquel mes: tres dIas antes, el 20, el famoso<br />
navIo Asia arribó tarnbitn a Veracruz, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Cádiz, conduciendo<br />
al primer batallón <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> infanterfa amcricano<br />
y al brigadier D. Juan José <strong>de</strong> Olazabal, y mariscal <strong>de</strong> campo<br />
con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Castro Tcrrefto. Con esto, y con la victoria <strong>de</strong> D. Felix<br />
Maria Calieja en Zitácuaro, punto menos se creyó que la paz <strong>de</strong>l<br />
reino habIasc restablecjdo.<br />
TI'<br />
Repito que todo era en Mexico regocijo en ocasión <strong>de</strong> Jos sucesos<br />
apuntados. -<br />
No obstante, algo como una gran nube negra se cernIa sobre<br />
aquel malamente <strong>de</strong>spejado ciclo.<br />
Por una parte, Ia <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> Porlier, que hasta entonces en todos<br />
lados habia vencido i los insurgentes, daba bien claro a enten<strong>de</strong>r<br />
que ci Sr. Morelos estaba por la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>stinado a propagar<br />
ci incendio, cuya chispa habia brotado en Dolores: por otra los disgustos<br />
entre ci Virey y Calkja tomaban alarmantes proporciones.<br />
<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong>l ejército Ilamado <strong>de</strong>l centro, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su corta permanencia<br />
en Zitácuaro y su <strong>de</strong>scanso en MaravatIo, saiió <strong>de</strong> Cste<br />
CI 23 <strong>de</strong> Enero con intención <strong>de</strong> situarse con todas sus fuerzas en<br />
Celaya, y <strong>de</strong>dicarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aIlI a la cornpIeta pacificación <strong>de</strong> las provincias<br />
internas. Venegas no Jo estimó asI conveniente, y le or<strong>de</strong>nó<br />
se dirigiera a Tasco y en él atacase al Sr. Morelos, antes <strong>de</strong> que<br />
Cste cayese sobre Tenancingo: respondió Calleja quc esta comisión<br />
se le diera a algün otro jefe a cuyas ór<strong>de</strong>nes podrian ponerse ]as<br />
tropas que se esperaban <strong>de</strong> Espana; Venegas no quiso hacerlo asl,<br />
y cnfuiiinado Calleja, pidió se Ic separase <strong>de</strong>l mando, a Jo cual<br />
contestó ci vircy accediendo, pero reiterando las ór<strong>de</strong>nes ya dadas,<br />
por cuyo inotivo ci campeón realista insistió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ixtiahuaca en<br />
su renuncia en oficio <strong>de</strong>l 26.<br />
Venegas, que con la liegada <strong>de</strong> las tropas españolas se creyd<br />
menos solo que lo habfa estado hasta entonccs, aprovechó la ocasión<br />
y nombró para suce<strong>de</strong>r a Caileja a D. Santiago Irisarri, brigadier<br />
<strong>de</strong> marina.
Pero aquI fué lo bueno, porque sus fropa, apenas <strong>de</strong> esto tuvieron<br />
noticia, dirigieron una representación al vircy, diciéndole sin<br />
ernbozos ni evasivas que no reconocIan a! nuevo jefe ni servirIan i<br />
las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> nadie que no fuese D. Felix Maria Calleja.<br />
Vcnegas hubo <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r por micdo a un alzarnicnto militar, y <strong>de</strong>vorando<br />
las ofensas en su arnor propio resentidas, punto nienos<br />
que suplicó a su temible rival no insistiese en su renuncia, por patriotisrno<br />
y por correspondncia al arnor qu le prokaban sus<br />
tropas.<br />
Calleja contestó en los siuient t':rrninos:<br />
tExcmo. Sr.: Me ha sorprendido Ia copia <strong>de</strong> representación <strong>de</strong><br />
los jefes <strong>de</strong> este cjército, adjunta al superior oticio <strong>de</strong> V. E. <strong>de</strong> ayer<br />
las once <strong>de</strong> la mañana, en la quo entre otros, dan por ori gen <strong>de</strong><br />
las cnfermcdadcs que sufro, la sensacidn que puc<strong>de</strong>n haber hecho<br />
en mi espiritu rnurmuracjones y hablilias <strong>de</strong>spreciables, a las que<br />
soy tan superior, que rniro con lastima al dCbil, que no encontrando<br />
ci camino <strong>de</strong>l honor y <strong>de</strong> la gloria, entra por ]as sendas tenebrosas<br />
<strong>de</strong> Ia negra calumnia.<br />
Este ejárcito, restaurador <strong>de</strong>l reino, vencedor en cuatro acciones<br />
generales y treinta y cinco parciales, está mu y a cubierto <strong>de</strong><br />
toda murmuracjón racional, y yo muy tranquilo sobre este punto.<br />
'Vo he hecho por mi patria cuantos sacrificios ella tiene <strong>de</strong>recho<br />
exigir do m(, sin pretension ni aun a que Se conozcan, y si ahora<br />
hablo <strong>de</strong> dos, es porque la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>svanccer ci más love<br />
indicio <strong>de</strong> que los econornizo por resentimientos, me obliga a ello.<br />
Yo he sido el ünico jefe en el reino que ha levantado y conservado<br />
tropas, arrancandolas <strong>de</strong>l seno misrno <strong>de</strong> la insurrecciOn, y<br />
este propio cjCrcjto, cuyo mando me hizo V. E. ci honor dc conflame,<br />
se compone <strong>de</strong> ellas en la mayor parte. Abandon-4 mis intereses<br />
que hubiera podido salvar como otros, y que fueron presa <strong>de</strong>l<br />
enernigo; <strong>de</strong>jO mi familia en ci lugar <strong>de</strong> mi resi<strong>de</strong>ncia, para alejar<br />
<strong>de</strong> SUS habitantes la sospecha <strong>de</strong> que temIa se perdiese: la expuse al<br />
mayor riesgo, y con efecto, perseguida por Jos montes, cayó en sus<br />
manos y por rniras interesadas me Ia volvieron escoltada por sus<br />
tropas, con la propuesta <strong>de</strong> que si yo <strong>de</strong>jaba ]as armas <strong>de</strong> Ia mano,<br />
inc <strong>de</strong>volvemian mis inters, me asignarian una buena hacienda,<br />
Inc Se ialarjan veinte rail pesos <strong>de</strong> renta anual, y me acordarian la<br />
graduaci6n <strong>de</strong> general americano.
998 Episodios His tjricos Mexicanos<br />
Soy tambin ci ünico jefe quo ha batido y <strong>de</strong>sharatadolas gran<strong>de</strong>s<br />
masas do rebei<strong>de</strong>s, y soy finalmente ci ünico, quo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
ataquc quo pa<strong>de</strong>ció mi salud ocho dIas antes <strong>de</strong> Ia batalia (le Cal<strong>de</strong>rdn,<br />
so puso a la caheza do sus tropas, casi mortal, y ha continuado<br />
tin ano a la <strong>de</strong>l ejército en los misrnos términos.<br />
Todo es notorio, como ci sincero <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l bien pi.thlico quo<br />
me ha conducido; y si los miserables restos <strong>de</strong> salud quo me quodan<br />
fucren dtiles a ml patria, no du<strong>de</strong> V. E. un rnomonto<br />
on que los sacrificaré; pero ella me ha reducido a término que<br />
por ahora me es absolutamente iniposibic continuar con un mando<br />
quo tantos obsticu1os pone a mi restablecimiento. Si puesto<br />
on sosiego, regimen y curación mctddica (lo que no Cs combinable<br />
con Ia situacidn actual) restableciose mi salud, Jo manifcstarC<br />
a V. E. sin per<strong>de</strong>r instante, a fin <strong>de</strong> que me emplee cuando me<br />
crea titii; Por to quo ruego a V. E. nuevamente se sirva nombrarme<br />
sucesor.<br />
<strong>El</strong> anterior documonto fuC fechado en Toluca ci r. * do Febrero<br />
<strong>de</strong> 1812 a la una y media <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />
IV<br />
Irisarri, ci brigadier <strong>de</strong> marina con quien segün ya dije quiso<br />
Venegas sustituir a Calleja, expedicionaba mientras tanto on la provincia<br />
do Puebla con una division a la cual se agregO ci primer<br />
batailón <strong>de</strong> infanteria americano quo el navIo Asia condujo, como,<br />
ya queda dicho, a Veracruz: ci 2 <strong>de</strong> Febrero sus tropas vencieron<br />
en las inmediaciones do Zacapuaxtia a algunas partidas insurgentes<br />
quo tenfan en constante jaque a aquella poblaciOn.<br />
Esto no era, sin embargo, to bastante para acreditar un nombre<br />
enteramente <strong>de</strong>sconocido en ci ejército, y ci virey hubo <strong>de</strong> sucumbir<br />
nuevamente at prestigio <strong>de</strong> Calleja, reiterándole Ia süplica <strong>de</strong><br />
quo permaneciera at frente <strong>de</strong> sus tropas, invitándole a pasar con<br />
ellas a Mexico, en tanto que Porlier quedarIa encargado <strong>de</strong> la guar.<br />
da y <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Toluca.<br />
Era ci miércoles 5 <strong>de</strong> Febrero, conmemoraciOn <strong>de</strong>l mártir mexicano<br />
San Felipe <strong>de</strong>jesus. -<br />
Nuestros amigos los tertulianos <strong>de</strong> Ia rebotica <strong>de</strong>l licenciado
PF<br />
<strong>El</strong> Si/jo dc Cuaulla<br />
999<br />
en farrnacia D. Cleofs Madana, que tuvimos el gusto <strong>de</strong> conocer<br />
en ci Episodic que a dste prece<strong>de</strong>, caminaban en alegre grupo<br />
por la carrera que habIa Ilevado la proce.sión que, partiendo <strong>de</strong> la<br />
Catedral, tenia su término en la opulenta iglesia <strong>de</strong> San Francisco.<br />
D. Martin Cabrera y Alba, ci yerno <strong>de</strong> D. Sóstcncs <strong>de</strong> Pantoja,<br />
abrIa la marcha dando ci brazo a su esposa doña Beatriz, radiante<br />
<strong>de</strong> lujo ya que no <strong>de</strong> belleza, y escoltahan a la feliz pareja D. Sostenes,<br />
D. Cleofás y D. Buenaventura <strong>de</strong>l Valle que lucia su flamante<br />
unilorme <strong>de</strong> comandante en retiro <strong>de</strong> ]as tropas <strong>de</strong>l capitán general<br />
<strong>de</strong> Guatemala.<br />
Todos ellos, y con especialidad D. Martin, lucian sus mejores<br />
galas: doña Bcatriz se recreaba más que en sus propias joyas, que<br />
Jos transeuntes celebraban al paso, en la gallarda presencia <strong>de</strong> su<br />
marido. ConstituIan las principales piezas <strong>de</strong> su traje, sombrero<br />
<strong>de</strong> prirnera, casaca <strong>de</strong> pano finisirno, caniisa <strong>de</strong> olán corno lavada,<br />
almidonada y planchada en Paris, corbata correspondiente, chale-<br />
Co y pantaiOn más blanco que ci armiño, medias botas con lustre<br />
brillante, caña <strong>de</strong> China, sortija <strong>de</strong> diamantes, reloj <strong>de</strong> trescientos<br />
pesos con ca<strong>de</strong>na y iguetiIlos <strong>de</strong> igual precio, entendido que ci<br />
reloj era <strong>de</strong> oro y a la moda, hecho en Génova, con un circulo <strong>de</strong><br />
punta <strong>de</strong> diamantes figurandcr cocolitos; la ca<strong>de</strong>na y Jos dijes estaban<br />
formados <strong>de</strong> toda suerte <strong>de</strong> l)icdras preciosas, alguna <strong>de</strong> muy<br />
regular tam aflo.<br />
—Felices nosotros,—<strong>de</strong>cia D. Sóstenes,—quc hemos alcanzado<br />
estos tiempos que, segün espero, habrán <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scritos con ietras<br />
<strong>de</strong> oro en las páginas <strong>de</strong> la historia.<br />
—Dice muy bien mi señor <strong>de</strong> Pantoja,—ohservO D. Buenaventura,<br />
que, como se recordará, era siempre <strong>de</strong> la opiniOn <strong>de</strong> los hombres<br />
ricos.<br />
—No harán mal efecto esas letras <strong>de</strong> oro sobrc ci fondo rojo <strong>de</strong><br />
]as páginas,—dijo a su vez D. Cleofás.<br />
—Por qué rojo?—pregunto D. Sóstencs.<br />
—Ahi es nada,—contestó D. Cleofás,—parecc a uste<strong>de</strong>s poca la<br />
sangre <strong>de</strong>ri-arnada en ci mundo en los ültimos anos?<br />
— Tiene razón ci Sr. Madana,—_dijo D. Sóstenes,—no le parece<br />
a Usted asI, Sr. D. Buenaventura'<br />
—V tanto que si, mi señor <strong>de</strong> Pantoja, y tanto que sI. Pero convengamos<br />
en que tal <strong>de</strong>rramarniento no habri sido initi: la hu-
i 000 Episodios HisIrjcos Mcxica,,os<br />
man idad como at individuo necesita <strong>de</strong> vez an cuando una sangria,<br />
para conservar ci equilibrio <strong>de</strong> la vida.<br />
—D. Buenaventura habla como militar qua es: por fortuna no se<br />
halla an servicjo.<br />
—Estuvi&alo a no habérme!o impedido ci mal estado <strong>de</strong> mi sa-<br />
Itid: porque, convcngámosio asI, señores, que nada hay tan envi<br />
diabie como Ia gloria <strong>de</strong> un mititar <strong>de</strong> la talla <strong>de</strong>l Sr. Calleja, cuya<br />
entrada an la capital <strong>de</strong>bemos presenciar boy a rncdio dia, y an<br />
cuyo honor hállanse adornaclas las calles y lucen los balcones cotgaduras<br />
<strong>de</strong> mil diversos matices y tal cual <strong>de</strong> fabuloso precio.<br />
—A proposito,—.observó D. Sóstenes,—,crcern uste<strong>de</strong>s que ]as<br />
malas gentes andan diciendo pot ahI, qua se ha clegido ci dla <strong>de</strong><br />
boy para Ia entrada <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Sr. Caileja, para qua at adorno<br />
<strong>de</strong> las cafles <strong>de</strong>stinado d Ia procesión, sirva para dat mas gran<strong>de</strong>e<br />
csplendor at recibimiento <strong>de</strong>l Sr. Calleja?<br />
—No, si Ic dio a usted qua estos revolucionarios teóricos son<br />
incorregibles: todo to convierten an sstancia.<br />
—Mi señor dc Pantoja, no se sulfure usted pot tan poca cosa, y<br />
<strong>de</strong>je <strong>de</strong>cir. For más vueltas qua le <strong>de</strong>n, ci espectácu!o qua boy va<br />
i ofrecernos Ia entrada an Mexico <strong>de</strong> los vencedores <strong>de</strong> Aculco,<br />
Guanajuato, Cai<strong>de</strong>rón y Zitácuaro, es uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s espectacuos<br />
qua ha admirado la Nueva Espafia: asi lo afirmo como<br />
soy militar y me ilamo Buenaventura <strong>de</strong>l Valle.<br />
—Tiene usted razón, mi cornandante,—dijo D. Sóstenes;—a<strong>de</strong>.<br />
mis supongo qua no consi<strong>de</strong>rarán los <strong>de</strong>scontentos qua ci magniflco<br />
arco levantado por D. José Mariano Beristain, arcediano <strong>de</strong><br />
Mxico...<br />
—: Qué arco as ese?<br />
—LTno magnitico qua se aiza an at lin<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong><br />
Becerra, próxima al Pasco Nuevo, con esta inscripcion:<br />
AL VICTOR IOSO EJRC!TO XOVO- H ISPAXO.<br />
SC ISVICTO GENERAL.<br />
A LA FORMIDABLE COLUMNA DE ORAXADEROS.<br />
A LA VALIEXTE COMPAiA DE GASTADORES.<br />
A LA MEMORIA DE SC DIFUNTO CAP1TAN VIZCAYA.<br />
FM EL LINDERO DE ss TIERRAS COMSAGRA ESTE A.R :O<br />
EL \_ .X DE MEXICO.
F_ <strong>El</strong><br />
-<br />
- -<br />
1 /r<br />
Slijo <strong>de</strong> Cua:tLz loot<br />
—Pobre D. Jose Ignacio Vizcaya,—exclamó con sentida voz don<br />
Buenaventura;—era en efecto un bravo capitán que, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong><br />
haberse distinguido en toda la campafia, tuvo el disgusto <strong>de</strong> morir<br />
en San Luis, <strong>de</strong> muerte natural, COfflO Si no hubiera podido satiric<br />
al encuentro en cualesquiera <strong>de</strong> ]as acciones en que tornó parte.<br />
—Estos militares son terribtes,—observó D. Cleofás;—véanio<br />
—Aprobado.thjo D. Marta<br />
uste<strong>de</strong>s; compa<strong>de</strong>ce a Vizcaya porque Dios Ic perrnitió morir tranquilamente<br />
en su carna, en vez <strong>de</strong> haber hecho que una b3la le<br />
partiese por mitad <strong>de</strong>l espinazo.<br />
—Amigo D. Clcofás, —rcplicó D. Buenaventura; —uste<strong>de</strong>s no<br />
pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r esto: al soldado le suce<strong>de</strong> aigo parecido a Jo<br />
que suce<strong>de</strong> a los marinos, quienes no se mueren a gusto si no mueren<br />
ahogados.<br />
— La verdad es que ci aspecto <strong>de</strong> las calles es magnifico.<br />
—Como que ha tornado especial ernpeño en que Jo parezca ci<br />
oflcio <strong>de</strong> plateros, a cuyo arte se <strong>de</strong>di: en su uve iks años San<br />
Felipe <strong>de</strong> Jesus,<br />
Toga
1002 Episodios Hislóricos Mexicanos<br />
—Los altares <strong>de</strong> los tales plateros son <strong>de</strong> una riqueza maravi-<br />
Ilosa.<br />
—Como que hay mucho dinero an esta capital.<br />
—Cicrto, y ojalá sea siempre asI.<br />
—Eso 51 qua no lo asegurarIa yo,—observó D. Sdstenes.<br />
—Ni yo,—afiadió cl ex-comand ante, —eco fiel <strong>de</strong> la opinion <strong>de</strong>l<br />
señor <strong>de</strong> Pantoja.<br />
—Pero otra cosa me ocurre a mI,—dijo D. Cieofás Madana.<br />
—Vcarnos qu6 es ello.<br />
—Quo puesto que pasamos frentc a un café y novena, y la mañana<br />
está <strong>de</strong>liciosa y picante el sol, obsequiernos a nucstra excelente<br />
señora doña Beatriz do I'antoja <strong>de</strong> Cabrera, con un refresco.<br />
—Aprobado,—dijo D. Martin, mientras su esposa agra<strong>de</strong>cla con<br />
pulidas frases la galentcrIa <strong>de</strong>l licenciado an Farmacia.<br />
Cuando todos hubiOronsc sentado an <strong>de</strong>rredor do una mesa cuadrada<br />
<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, cuidadosamente cubierta con un iimpio mantel<br />
quo an sus dos extremos terminaba una punta 6 faja do tan primoroso<br />
trabajo quo una blonda parecIa, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verse todos servidos,<br />
la convcrsaciOn continuO asI, tocándoie aquella vez el abriria<br />
a doña Beatriz.<br />
—;Vieron uste<strong>de</strong>s qué hermosa iba an su coche <strong>de</strong> maque la hermosa<br />
marquesa do Cervera, con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Orizaba?<br />
—Cierto qua si,—respondió Madana;—por más señas qua ci<br />
magnIfico tronco <strong>de</strong> mulas retinto golondrino quo lievaba, Ic ha<br />
costado mil doscientos pesos an la carroceria <strong>de</strong> la calle do San<br />
Juan.<br />
—Bien pue<strong>de</strong> pagat- eso y mucho más; el con<strong>de</strong> su manido as<br />
uno <strong>de</strong> los mds fuertes capitalistas <strong>de</strong> Nueva Espafia.<br />
—.V por fin, han hecho ]as paces ci con<strong>de</strong>, la marquesa y don<br />
Alvaro?<br />
—Dicen qua si.<br />
—Lo cual yo no creo,—observó D. Buenaventura:—la broma<br />
qua D. Alvaro jugd al con<strong>de</strong> sacándole <strong>de</strong> su casa Ia noche misma<br />
do sus bodas, no pudo ser <strong>de</strong> peor gusto.<br />
—Pero siguen uste<strong>de</strong>s creyendo quo fué bromal<br />
—AsI se ha dicho al menos.<br />
—Va; pero yo sd qua si provi<strong>de</strong>ncialmente no acu<strong>de</strong> an su auxiho<br />
un negro Ilamado Carlos quo hoy tiene a su servicio y qua en
IWI-1,<br />
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuaul/a 1003<br />
otros dIas to estuvo at <strong>de</strong> D. Alvaro, tstc hubiera dado algo que<br />
sentir at señor con<strong>de</strong>.<br />
En fin, to cierto es que una hora <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> haber salido <strong>de</strong> la<br />
sala, v cuando ya Ia marquesa y todos Jos convidados ernpezába-.<br />
mos a temer una <strong>de</strong>sgracia, ci con<strong>de</strong> regresó tranquilizándonos a<br />
todos.<br />
—Pero at dIa siguiente ocurrió entre cilos un <strong>de</strong>safio.<br />
—Eso fu6 cuento.<br />
—Cuento eh pues por POCO no to cuenta. D. Alvaro, pues se<br />
paso en cama ocho dIas.<br />
—10h! ci tal D. Alvaro es una aihaja que lucirIa adrnirablemen.<br />
te at extremo <strong>de</strong> Ia cuerda <strong>de</strong> la horca; pero ci bribOn ha nacido <strong>de</strong><br />
pie, y ahi Ic tienen uste<strong>de</strong>s gastando la fortuna que Ic ha cedido la<br />
marquesa, en zambras, jaus y obsequios a las cOrnicas <strong>de</strong>l coliseo.<br />
En este momento las savas <strong>de</strong> artilleria y los bulliciosos repiques<br />
<strong>de</strong> las carnpanas <strong>de</strong> las iglesias, anunciaron que !as vanguardias<br />
<strong>de</strong>l ejrcito <strong>de</strong> Caileja, hablan llegado a Ia garita.<br />
Acababan <strong>de</strong> sonar las doce y media <strong>de</strong>l dIa.<br />
V<br />
Q uien se hubiese atrevido aqucila mañana a no manifestar sus<br />
sirnpatIas a Espana y a sus tropas, habrIa sido sin duda asesinado<br />
por cuantos Ic ro<strong>de</strong>asen y oycsen: tal era ci jCibilo y entusiasmo <strong>de</strong><br />
la rnuchedumbre que por primera vez asistIa a un imponente cs-<br />
Pectáculo militar.<br />
En Ia garita<br />
<strong>de</strong>l Paseo Nuevo esperaban zi Caileja todos Jos jefes<br />
ruilitares <strong>de</strong> la plaza v un lucido cortejo que rompió en aclamaciones<br />
que no <strong>de</strong>bfin cesar hasta ci palacio niismo <strong>de</strong> los vireyes,<br />
en el cual \Tefleras esI)crai)a<br />
ran uniforme a su feliz antagonista.<br />
Rompia Ia rnarclia Ca]i con su escolta costosamente vestida,<br />
Y montada en caballos prie/o.c todos iguales: ro<strong>de</strong>ábale un lujoso<br />
estado mayor y formaban Ia cabeza <strong>de</strong> la columna Jos grana<strong>de</strong>ros,<br />
en cuya primera fila marchaba corno soldado raso D. Domingo<br />
Mioo natural <strong>de</strong> Galicia, en Espana.<br />
I
i co. Episodios Hisóricos Mxica,:os<br />
—Bravo!-1e gritaban los criolios,—hc ahI un cspañol rico que<br />
da ejemplo I sus paisanos, <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>ben portarse los verda<strong>de</strong>ros<br />
patriotas!<br />
Efectivamente, D. Domingo Miono liabIa tenido tal intención al<br />
alistarse en las tropas <strong>de</strong> Calieja, quien un dIa Ic dijo:<br />
—Señor Mioño, cumple usted con su <strong>de</strong>ber y nada rnás: no obs.<br />
tante, corno por dcsgracia son pocos Jos quo tal hacen, usted merece<br />
un prcmio y quiero dárselo.<br />
—Usted dirá, mi general,—respondió Miono.<br />
—Pues bien; es usted capitán, Sr. Mioño.<br />
—Mi general...<br />
es eso! :acaso <strong>de</strong>sea uted otra cosa?<br />
—Si, nii general.<br />
—;Qu6 es ello? qud quiere usted ser?<br />
—Mi generai, nada más que ci primer grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la columna,<br />
nada mis; soldado raso nada mis, pero lo repito, ci primero <strong>de</strong> Ia<br />
colu m na.<br />
Calleja se conmovió con esta respuesta, pero sercnándose bien<br />
pronto, partió en dos pedazos ci nombramiento <strong>de</strong> capitán quo habIa<br />
cornenzado a exten<strong>de</strong>r, y dijo:<br />
—Sea como usted lo quiere. Es usted ci primer grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la<br />
columna, pero yea <strong>de</strong> hacerse digno <strong>de</strong> tal distinción.<br />
Des<strong>de</strong> entonces D. Domingo Miono fguró siempre como ci primer<br />
grana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la columna y primero fué siempre en batirse<br />
contra los insurgentes.<br />
Detrás dc los grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>sfilaron entre las aclamaciones <strong>de</strong> la,<br />
muititud, aquclias temibles tropas levantadas por Caileja en San<br />
Luis, Jos farnosos yedras, asI liamados por ci color azulado <strong>de</strong> sus<br />
uniformes, los tremendos tamari,zdos al rnando <strong>de</strong> su cororel ci<br />
con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul: ci cjército <strong>de</strong> Calleja se componIa <strong>de</strong> tres mu<br />
novecientos ochenta y dos hombres, dos mil ciento cincuenta <strong>de</strong><br />
ellos infantes y mil ochocientos treinta y dos cabailos: a su paso ]as<br />
calles se nubiaban con la inmensa cantidad <strong>de</strong> flores y tiras <strong>de</strong><br />
papel <strong>de</strong> color que los espectadores arrojaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> baicones y<br />
azoteas, literalmente rebosando <strong>de</strong> curiosos.<br />
Todo marchaba a maravilla cuando on la esquina <strong>de</strong>l portal <strong>de</strong><br />
Merca<strong>de</strong>res, y frente a la ültima casa <strong>de</strong> la calie <strong>de</strong> Plateros, ci<br />
cabailo quo montaba ci director <strong>de</strong> artiiieria D. Judas Ta<strong>de</strong>o Tor-
IWFI 'A-, <strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuanila !005<br />
nos, se asustd con el vocerIo y los repiques y alzmndosc do rnanos<br />
did con ellas en la cabeza <strong>de</strong> Calieja y le hizo caer en tierra, en la<br />
cual recibió tan fucrte golpe que fud preciso trasladarle a la casa<br />
<strong>de</strong>l platero Rodallega y esperar a!lI un rato a quo se repusiese.<br />
Al paso <strong>de</strong>l ej&cito frente a los balcones <strong>de</strong>l i'a!acio, ci virey<br />
<strong>de</strong>scubrid su cabeza y victorcó a las tropas, al roy y a Espana.<br />
Cuando Calleja se trasladd con toda su plana mayor a la cimara<br />
vireinal, Venegas Ic abrazd y so dirigió con éi y su séquito a la Catedral,<br />
magnfficamente iiuminada y adornada, y en ella canto ci<br />
cabildo eciesiástjco un Ta Deum en accidn do gracias.<br />
Caiteja en los coches do palacio se trasladó a Ia casa ntimero 12<br />
<strong>de</strong> la caile <strong>de</strong> Capuchinas, habitaciOn <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> do Casa Rul, don<strong>de</strong><br />
so ic habfa preparado espléndido alojarniento.<br />
<strong>El</strong> resto <strong>de</strong> la tropa se alojd en los conventos, tocandole al regimiento<br />
do Grana<strong>de</strong>ros ci <strong>de</strong> San Agustin, en ci cual habia estado<br />
la tar<strong>de</strong> anterior ci mjsno virey on persona, disponiendo quo todo<br />
so preparase <strong>de</strong>l modo más conveniente y cómodo.<br />
La multitud permanccjó ain rnucho rato forrnapdo corrilios on<br />
las calics, cubiertas con una gruesa alfombra <strong>de</strong> ramas y fibres.<br />
En uno do aquellos corrillos, formado en su totalidad do afectos<br />
a Ia revolucidn, se <strong>de</strong>cia con regocijo y en voz baja:<br />
—No hay quo dudarlo, ci sol realista comienza a ilegar i Sn<br />
ocaso.<br />
—SI, eh? pues hay?<br />
—;No lo han visto uste<strong>de</strong>s?<br />
—Que cosa?<br />
—Que en medjo do su triunfo, Calleja ha venido al suelo pisoteado<br />
por un cabailo.<br />
—Pero eso -qu,5 tiene que ver?<br />
—Qué tiene que vet? Ahi es nada. Esta caIda es un presagio<br />
fatal para los realistas.<br />
—Bien pudiera set que la Provi<strong>de</strong>ncia...<br />
—No lo du<strong>de</strong>n uste<strong>de</strong>s, Ia Provi<strong>de</strong>ncia nos anuncia cuc esta<br />
dispuesta a retirar su favor a los ralitas.<br />
sea.<br />
—No obstante, no hay quo fiar much en agLieros.<br />
—;Por qué no? No les salici a los realistas a pedir do boca ci <strong>de</strong><br />
las supuestas palmas quo so vieron en el cielo <strong>de</strong> Zitdcuaro?<br />
_-i '.f. -
I oo6 Episodios Hisidricos M€xicanos<br />
—Cierto.<br />
—Pues amigos, sigamos su ejemplo, y aguero por aguero, hagamos<br />
a nuestra vez servir an nuestro provecho ci qua tan maravillosamente<br />
nos ha ofrecido el porrazo <strong>de</strong> D. Fdlix Calleja <strong>de</strong>l Rey.<br />
<strong>El</strong> ejército tardó an <strong>de</strong>sfitar por ]as calles <strong>de</strong> Plateros nada menos<br />
<strong>de</strong> tres horas y media, pues marchaban <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> las tropas<br />
mil quinientas cargas <strong>de</strong> vlveres, toda la artillerta tomada en Zitácuaro<br />
y un nümero inmenso <strong>de</strong> solda<strong>de</strong>ras cargadas con los <strong>de</strong>spojos<br />
<strong>de</strong> aquella villa.<br />
Al distribuirse a ]as tropas los premios qua el virey les otorgó,<br />
se hizo circular con profusion el siguiente soneto an su eiogio:<br />
Ejército valiente, hijos <strong>de</strong> Marte,<br />
terror y espanto <strong>de</strong> Ia vil canalla,<br />
<strong>de</strong> este reino feliz fuertc muralla<br />
y cada cual un héroe por su parte:<br />
Ved cômo con los premios que reparte<br />
os llama nuevamente i la batalla<br />
el gran Venegas: satisfecho Se halla<br />
<strong>de</strong> vuestro brio, lealtad, bravura y arte.<br />
Sabio, justo, benético y premiando<br />
vuestras hazailas os alienta y <strong>de</strong>ja<br />
vuestro honor la causa <strong>de</strong> Fernando.<br />
Gratitud y valor! mayores glorias<br />
os prepara Venegas, y Calleja<br />
en los campos <strong>de</strong> honor nuevas victorias.<br />
Tal era ci fruto dc la musa <strong>de</strong>l entusiasmo an aquellos dIas; tal<br />
la canija inspiracion <strong>de</strong> aquellos poetas; y aun hay por ahI quien<br />
se ha atrevido a <strong>de</strong>cir qua no pue<strong>de</strong> sostenerse a la luz <strong>de</strong> Ia sana<br />
critica nii opiniOn <strong>de</strong> qua durante Ia dominación espanola no hubo<br />
an A16xico poeta que valiese titulo <strong>de</strong> tal, excepciOn hecha <strong>de</strong><br />
D. Juan Ruiz <strong>de</strong> AlarcOn y Sor Juana Inds <strong>de</strong> Ia Cruz.<br />
No me abandonen mis lectores y <strong>de</strong> ello les dare pruebas y motivos<br />
para reir.<br />
VI<br />
Ufano por <strong>de</strong>más con la honra qua Ic resultaba <strong>de</strong> alojar an su<br />
casa al jefe espanol, ci condo <strong>de</strong> Casa Rul <strong>de</strong>splegO an su obsequio
kr<br />
<strong>El</strong> Stizo <strong>de</strong> Cuoufla I007<br />
un lujo verda<strong>de</strong>ramente oriental: todo era regocijo y alegrIa en Ia<br />
gran casa <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> Capuchinas, máxime cuando con motivo<br />
<strong>de</strong> la Ilegada dc Calleja, Ia esposa <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, que <strong>de</strong> resultas <strong>de</strong> la<br />
irregular conducta <strong>de</strong> su marido habIase retirado al convento <strong>de</strong><br />
Regina, se dignó regresar a su casa que era sin ella triste y melancólico<br />
<strong>de</strong>sierto.<br />
<strong>El</strong> convite <strong>de</strong>l dIa ç en aqueltos vastos salones, fué verda<strong>de</strong>ramente<br />
fastuoso y se sirvieron los abundantes manjares en una primorosa<br />
vajilla <strong>de</strong> plata sobredorada <strong>de</strong> inmenso valor, no tanto<br />
por ci metal <strong>de</strong> que estaba formada, sino por su niaravilloso cincelado,<br />
obra do artistas italianos.<br />
No faltaron, por supuesto, los brindis encomisticos, y voy a<br />
transcribir aquf algunos <strong>de</strong> ellos, para <strong>de</strong>mostrar una vez ms<br />
a mis lectores el rnérito y alcances <strong>de</strong> los poetas <strong>de</strong> aquellos dIas.<br />
He aqui ci pronunciado por ci arcediano <strong>de</strong> Mexico Dr. D. Jos6<br />
Mariano Beristain:<br />
Bebamos, señores,<br />
con las copas Ilenas,<br />
alegres brindando<br />
por Ia pafria egregia.<br />
Bebarnos, brin<strong>de</strong>mos,<br />
con las copas Ilenas,<br />
por ci rev Fernando,<br />
seflor <strong>de</strong> esta tierra.<br />
Bebamos, señores,<br />
con his copas lienas,<br />
alegres brindando<br />
por nuestro Venegas.<br />
Bebamos, brin<strong>de</strong>mos<br />
con las copas ilenas,<br />
por la generala<br />
que hoy honra esta mesa.<br />
- Bebamos, brin<strong>de</strong>mos<br />
con las copas Ilenas,<br />
- por la heróica tropa<br />
i • que en Mico hov entra.<br />
I
s ooS Episodios Hisióricos Mxicanos<br />
Bebamos, brin<strong>de</strong>nios<br />
con Ns copas Ilenas,<br />
porque tenga fin<br />
esta tan cruel guerra.<br />
Bebarnos, brin<strong>de</strong>mos<br />
con las copas Ilenas,<br />
y <strong>de</strong>spués gocemos<br />
<strong>de</strong> la vida eterna.<br />
Estupendos brindis habrn oido mis lectores an Jos convites a<br />
quo an su vida havan asistido, pero ninguno quizã tan original<br />
como ci citado, obra do una persona <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> posición y nombradia,<br />
ilustrada sin discusión an aquella sociedad, y atrevida como<br />
pocas, scgtmn pue<strong>de</strong> colcgirse do la muestra, para forjar nialos<br />
brindis y peores versos. No se estirnaban sin duda asI an aquelios<br />
dias, y 10 <strong>de</strong>muestra el quo el periódico do Ia dpoca, at Diana <strong>de</strong><br />
Mexico, Jos publicara ccdindo1cs ci lugar <strong>de</strong> honor.<br />
Mucha fe tcndrIa el arcediano an su inspiración poética y mucho<br />
<strong>de</strong>bIanse celebrar sus obras, puesto quo a seguida <strong>de</strong> Jos aplausos<br />
con qua so acogió su brindis, es/do la siguiente irnprovisación:<br />
Es adagio muy vulgar<br />
quo solo al inteligente,<br />
correspon<strong>de</strong> propiamente<br />
caiificar y elogiar.<br />
No me toca, pues, habiar<br />
ni aun siquiera discurrir,<br />
puesto que he liegado a oir<br />
a un militar diestro y sabio,<br />
que es Calleja nuestro Fabio,<br />
y no hay ya mas quo <strong>de</strong>cir.<br />
A cuya dcima respondió prontamente ci Sr. Dr. D. -Melchor <strong>de</strong><br />
Froncerrada, oidor <strong>de</strong> la Real Audiencia, con Ia siguiente:<br />
Fabio ganó retirando,<br />
Callejas acomctiendo:<br />
ci Fabio triunfó cansando<br />
pero Cailejas venciendo:<br />
y a lo poco que yo entiendo<br />
en ci arie militar,
F <strong>El</strong><br />
Sitio <strong>de</strong> Cuau/L:<br />
no se pue<strong>de</strong> comparar<br />
un Fabio con un Cailejas,<br />
aflá hubo acciones perplejas,<br />
todo aqul purl triunfar.<br />
1009<br />
Los poctas <strong>de</strong> aquellos dias habIan formado para cultivo v a<strong>de</strong>lantarniento<br />
d la poesIa una socicdad quc se titulaba Arcadia<br />
.Llcxicana, su presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>norninábase mayoral y los tirca<strong>de</strong>s 6<br />
socios :agaies: sus composiciones publicabanse en ci Diarlo <strong>de</strong><br />
Jhxico y se firmaban con los seudónimos <strong>de</strong> F/a castro Cicnc,<br />
Batilo, .-iminto, Cioslapa, Tirsis, Damon, Ascanlo, ci aplicado An -<br />
riso y otros por ci estilo. Fué su presi<strong>de</strong>nte ó mayoral por aque.<br />
lbs dias el P. F. Jose LaI <strong>de</strong> Gavic, que cscribia epigrarnas como<br />
ci siguientc:<br />
Antes 1ue yo me casara<br />
era Un angel mi mujer:<br />
;ué hun,ildad! señor! qu cara!<br />
-<br />
iquel modito <strong>de</strong> 'er!<br />
vaya; si era cosa<br />
Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> casado,<br />
;qu genio! iqu altaneria!<br />
;u hocico tan retobado!<br />
màs que con ella valia<br />
vivir con un con<strong>de</strong>nado!<br />
En otros nrncros, ci Diana apadrinaba y dábanse a luz prodigios<br />
<strong>de</strong> cuitura é ingenio corno ci siguiente:<br />
Un maestro dijo a un mu:hacho;<br />
rne tienes por macho? di!<br />
U<br />
y ci chico respodió: si<br />
- porque quien no es hembra es macho.<br />
A faita d más espontáneos elogios, los arca<strong>de</strong>s mismos se felicitaban<br />
por sus mutuos talentos, en cornposicioncs que, como <strong>de</strong>jo<br />
dicho, vetan la iuz en ci Diana, siempre a la cabeza <strong>de</strong>l periódico,<br />
Y segcin los tales, estrecho les venia ci Pat-naso para albergar ]as<br />
gran<strong>de</strong>zag <strong>de</strong> sus méritos: mucho he registrado aqueilos papeles <strong>de</strong><br />
los que mi padre formaba colección, v humil<strong>de</strong> y <strong>de</strong> pobre ingefliO<br />
COO soy, y xnas asequible por tanto a adrnirarrnc <strong>de</strong> cualquier<br />
Cosa, ni Ia rirIs !eve sorpresa rue causS nunca el ncnio dc aque-<br />
To I
1010 Episodios Hi1dricos Mexicauos<br />
lbs señores; su inspiracián raquItica corrIa pareja con lo baladI<br />
<strong>de</strong> Jos asuntos quc- elegian para sus composiciones, escritas casi<br />
constantcmente on versitos <strong>de</strong> arte menor, que la mayor parte dc.<br />
mostraban su <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> Ia prosodia, 6 su falta <strong>de</strong> oIdo<br />
conio <strong>de</strong>cimos los <strong>de</strong>l vulgo: vaya otra muestra <strong>de</strong>l irigcnio <strong>de</strong> un<br />
Arca<strong>de</strong>, quo firmaba zVoatino Giosado:<br />
Yo vi, Tania, inconstarite,<br />
en ci ciprs erguido<br />
A una tórtola amante<br />
que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el triste nido<br />
a Ji'piter Tonante<br />
dirigia su quejido:<br />
Porque on el hosqce hjoso<br />
un implo cazador,<br />
con el arpón Ilioso<br />
<strong>de</strong>l arco <strong>de</strong>structor,<br />
le dió muerte a su esposo<br />
sordo 6 tanto clamor.<br />
De compasión cubierto<br />
la dije con blandura:<br />
lioremos <strong>de</strong> concierto<br />
nuestra igual <strong>de</strong>svcntura,<br />
tt'i it tu consorte muerto,<br />
yo a ml viva perjura.<br />
Pongo fin a este asunto con la siguiente composicion suscrita<br />
por Anthnio, quo con ser la mejor que a Ia vista he tenido, 110 CS,<br />
a la verdad, para. envidiada:<br />
Prstame, suave Orfco,<br />
tu <strong>de</strong>licada lira,<br />
para cantar las gracias<br />
<strong>de</strong> una discreta nina.<br />
A quien naturaleza<br />
en su obra compiacida<br />
Ic prodigó sus dones<br />
y la hizo sus <strong>de</strong>licias.<br />
Es una honesta Diana,<br />
una hermosa Ericina,<br />
una sabia Minerva<br />
y una Safo poetisa.
<strong>El</strong> Sillo dc Cunulla loll<br />
Su tino trato encania,<br />
su amable aspecto hechiza,<br />
u virtud prcsta ejemplos<br />
y su talento admira.<br />
Hasta su bello nombre<br />
<strong>de</strong> lo divino es cifra,<br />
pues se llama ioh misterio!<br />
Ia sin par Angeflta.<br />
Celestial cut usiasmo<br />
clue en el Olimpo habitas<br />
al valle rnexicano<br />
<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> en este dia.<br />
Descicn<strong>de</strong>, si. <strong>de</strong>scien<strong>de</strong><br />
y conceptos me dicta,<br />
dignos <strong>de</strong> su alabanza<br />
que oiga afable y ber.igna.<br />
Ven, entusiasmo, yen,<br />
que ya las cuerdas vibran<br />
<strong>de</strong> mi laud, en aplauso<br />
<strong>de</strong> tan preciosa nifla.<br />
En nustros dIas, que no son en verdad los <strong>de</strong> Homero, con<br />
Poemzs corno ci anterior felicitan nuestros muchachos ci santo i<br />
su papa, 6 pi<strong>de</strong> el repartidor dc periódicos su calavera ó su tarascez.<br />
_i__ VII<br />
<strong>El</strong> dia 5 <strong>de</strong> Febrero que ha venido ocupándonos, terrninó con<br />
una solemnidad rns, que <strong>de</strong>jó imperece<strong>de</strong>ra memoria. D. Fdlix<br />
Maria Calleja asistjó a Ia funcjón <strong>de</strong>l coliseo, siendo <strong>de</strong> tal modo<br />
a plaudido y aclamado, que Venegas sintió celos y <strong>de</strong>terrninó no<br />
Volver a concurrir al teatro mientras Calleja permaneciera en Mexico,<br />
puesto que asi se le <strong>de</strong>jaba hacer un papel secundario y <strong>de</strong>sai<br />
rado.<br />
En aqudilos dIas se canto con cxtraordjnarjo (xito la 6pera <strong>de</strong><br />
Paisiello <strong>El</strong> Barb.ro <strong>de</strong> Sevilla, que produjo al asentista 6 Cmpre-<br />
Sario P in --Vies utilida<strong>de</strong>s.<br />
<strong>El</strong> teatro habfa skin adornado coil todas a q uellas galas con quc
1013 Episodic's His!drwos Mexicanos<br />
so disfrazaba en Jos dias <strong>de</strong>l santo 6 cumplcanos do los rycs: colgaduras<br />
do muselina y seda primorosamente bordadas do oro v<br />
estambre do colores, cubrian los antepechos; coronas y guirnaldas<br />
<strong>de</strong> fibres <strong>de</strong> tela, so entrelazaban con Jos trofeos, aiegorIas ó los<br />
tarjetones con ]as iniciales <strong>de</strong> Fernando VII: ]as aratas que pendicntes<br />
<strong>de</strong>l cielo raso <strong>de</strong>rramaban Ia luz producida por Ia combustión<br />
<strong>de</strong>l accite, habIan sido aumentadas, y gran<strong>de</strong>s albortantes do<br />
rna<strong>de</strong>ra sostenIan grupos <strong>de</strong> olorosas velas <strong>de</strong> cera con aran<strong>de</strong>las<br />
do papel encarrujado.<br />
En los palcos, que so nombrahan aposentos 6 cuartos, lucIan su<br />
belleza y joyas, do tal valor como no son boy muy comunes, las<br />
damas y señores <strong>de</strong> la córtc y Ia buena sociedad.<br />
En este puno no estarnos, lo repito, corno entonces: la riqueza<br />
en aquellos dias era gran<strong>de</strong>: no dirernos otro tanto <strong>de</strong>l gusto; pero<br />
aunque mal engarzadas ó montadas, ]as perlas, los brillantes y !as<br />
piedras prociosas usábanse con profusion por nuestras abuelas: al<br />
metal blanco quo hoy usarnos, sustituIa entonces la plata, <strong>de</strong> la<br />
cual cran ]as vajillas enteras, Jos Utiles <strong>de</strong> tocador, las escupi<strong>de</strong>ras,<br />
]as escudilias, y mil y miI otros objetos domésticos, sin exceptuar<br />
los vasos, 6 como pueda ilamárseles, que so colocaban <strong>de</strong>bajo do<br />
]as camas para el servicio do noche. Mucha era entonces la riqueza<br />
acumulada en Mexico.<br />
Por aquellos dIas el teatro ofrecIa en sus localida<strong>de</strong>s una disposición<br />
aigo diversa <strong>de</strong> la actual. <strong>El</strong> proscenio se a<strong>de</strong>lantaba unas<br />
dos varas sobre ci patio, afectando la forma <strong>de</strong> un trapccio, <strong>de</strong><br />
cuyos vertices partIan las dos cailes 6 pasos para el püblico do<br />
bancas 6 lunetas: cinco eran las filas <strong>de</strong> Cstas y venIan siendo tanto<br />
más largas cuanto más se acercaban a la mitad <strong>de</strong> la sala; CXCCpción<br />
hecha <strong>de</strong> la prinlera, que contaba veinte asientos, seguia la<br />
segunda con diecinueve, Ia tercera con veinte, la cuarta con veintidos<br />
y con veintitrés la quinta; oblicuas a los palcos contabanse a<br />
uno y otro lado otras tantas pequefias filas <strong>de</strong> lunetas, contando en<br />
total ciento diccinueve asientos.<br />
Detrás <strong>de</strong> la tiltima banca hallábase ci mosquete, capaz para 369<br />
personas que permaneclan en pie durante toda la funciOn: alguna<br />
vez quo en el mosquete se pusicron bancas, pudieron en dos tomar<br />
asiento doscientas ochenta y ocho personas.<br />
Los palcos primeros 6 cuartos <strong>de</strong>primera andanada, eran dieci-
- <strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> C:iauIla 1013<br />
ocho, ocupando los vireyes Jos nümeros i, 2 y 3; segunda y tercera<br />
andanadas contaban igualmente dieciocho palcos ó cuartos, pero<br />
en los teceros, Los nümeros <strong>de</strong>l 8 al 13, quo Se liamaban <strong>de</strong> cornuriidad,<br />
se venclian por asientos, <strong>de</strong>bienclo tornarse por entero los<br />
<strong>de</strong>más.<br />
<strong>El</strong> paraiso 6 caz,eia estaba dividido on dos partes enteramente<br />
separadas y sin comunicación alguna, la ca:ueia <strong>de</strong> hombres con<br />
cinto cincuenta y nueve asientos y cazuela <strong>de</strong> mujeres con doscientos<br />
treinta y SCIS.<br />
En los cuartos primeros cablan ciento setenta y cuatro personas;<br />
en los segundos, ciento noventa y nuevc, y en los terceros ciento<br />
cuarenta v tres.<br />
Las temporadas cómicas se abrian ci domingo <strong>de</strong> Pascua <strong>de</strong> Resurrección<br />
y se cerraban ci rniércolcs <strong>de</strong> ceniza, dandose funciones<br />
sin intcrrupci6n todos los clIas <strong>de</strong> la semana, excepto los sIbados.<br />
Un cuarto <strong>de</strong> primera 6' segunda andanada, costaba <strong>de</strong> abono,<br />
por toda Ia temporada, trescientos pesos, y doscientos por solo los<br />
dIas <strong>de</strong> fiesta: se pagaba a<strong>de</strong>mas por entrada diana por persona, dos<br />
reales los dIas on quo se dobiaban los precios, un real on clias <strong>de</strong><br />
fiesta ó trahajo, y nada en los quo se liamaban <strong>de</strong> coca, quo eran<br />
funciones a bajo precio ó on obsequio <strong>de</strong>l p6blico como ahora<br />
se dice.<br />
<strong>El</strong> abono a banca 6 luneta costaba seis pesos at mes; la entrada<br />
eventual 6 afquiler <strong>de</strong> una luneta vaila seis reales en los dIas dol'fes,<br />
cuatro or los dfas <strong>de</strong> fiesta, tres on los <strong>de</strong> trabajo y uno en los<br />
<strong>de</strong> coca.<br />
La enti-ada al mosquete, un real on los dobles y medio en los <strong>de</strong>mas;<br />
]as cazuefas dos reales on dIas dobles, un real on los <strong>de</strong> fiesta<br />
V trabajo y medio on los <strong>de</strong> coca.<br />
La entrada eventual ó aiquiler <strong>de</strong> mi paico costaba cinco pesos<br />
en dias dobles, tres y medio en los <strong>de</strong> fiesta y trabajo y doce en los<br />
<strong>de</strong> coca.<br />
Por lo regular estaban abonados todos los palcos primeros y SCgundos,<br />
con excepción <strong>de</strong> cinco 6 sets quo se ponIan a la yenta, y<br />
todas las lunctas, excepto cincuenta.<br />
Descontada la parte correspondiente al abono, ci teatro hacIa, <strong>de</strong><br />
lo que po<strong>de</strong>mos Ilamar entraJa evta, seiscintos 1S0S en das<br />
dobis<br />
'I
1014 Episodios Hisfóricos Mexicanos<br />
En los tres afios <strong>de</strong> 1783 a 85, durante cuyastemporadas cxpiotó<br />
ci colisco una sociedad <strong>de</strong> particulares abonados, los beneficios<br />
lIquidos que resultaron fueron doscientos mil cuatrocientos setcnta<br />
y Un pesos, habiendo importado los gastos un miIIón veintithi<br />
mil ochocientos cuarenta pesos, y las entradas totales un milión<br />
doscientos setenta y un mil trcscientos doce pesos.<br />
No he temido molestar a mis kctores, apuntando los citaclos nth<br />
meros, ya por lo que ellos tienen tie curioso, ya porque la inniensa<br />
generalidad los ignoraba <strong>de</strong> seguro, ya en fin para quc se estime<br />
con aigtn fundamento ci <strong>de</strong>scenso y miscria 1 que en nuestros dIas<br />
ha ilegado entrc nosotros la iitil y civilizadora diversián <strong>de</strong>l teatro.<br />
Y no se crea que ci gusto <strong>de</strong> aquella dpoca fucse tan nlalo corno<br />
han dado en <strong>de</strong>cir los que <strong>de</strong> todo hablan sin tomarse ci trabajo <strong>de</strong><br />
estudiarlo: en nuestro csccnario se vcIan con general contento ]as<br />
obras maestras do los gran<strong>de</strong>s poetas <strong>de</strong>l si-lo do oro do la literatura<br />
drarnática espaflola, y a nadie fastidiaban <strong>El</strong> escondido y la<br />
tapada, <strong>El</strong> gaidnfantasi,za, Dana lo<strong>de</strong> y no dan nada, La dama<br />
duendo, La vida es sueño y otras muchas obras <strong>de</strong> D. Pedro Cal<strong>de</strong>ron<br />
do la Barca; <strong>El</strong> d-sdén con ci <strong>de</strong>sdén, <strong>de</strong> Moreto; todas ]as <strong>de</strong><br />
Lope <strong>de</strong> Vega, alternandose unas y otras con La ninjer lionrada y<br />
cuerda vence al manido, <strong>de</strong> D. Juan PisOn y Vargas; <strong>El</strong> mjor par<br />
do las dccc, do D. Juan dc Matos Fragoso; <strong>El</strong> mdgico do Salerno,<br />
<strong>El</strong> negvo <strong>de</strong>l cucipo blanco, y otr as no tan apreciables.<br />
No faltó vez en quo poctas criollos hiciesen tarnbién representar<br />
comcdias originales, y notable fué por los inci<strong>de</strong>ntes a que did lugar<br />
la titulada: lfexi:o sewnda vez conquistado, cuyo argumento<br />
se basaba en las <strong>de</strong>sgracias do Cuatimotzin, y en ci <strong>de</strong>scontento Con<br />
que en Jos prirneros dias do la conquista se vid la muerte <strong>de</strong>l ltimo<br />
y gigante rcy azteca.<br />
Las compaiIIas estaban forrnadas <strong>de</strong> un gran ndrnero do individuos,<br />
y las constituIan tres secciones: (IC' representado, <strong>de</strong> canto y<br />
do balk.<br />
Una primera clama, con obligaciOn do trabajar en cinco comedias<br />
sernanarias, ganaba anualmente, aparte do los beneficios, cuyas<br />
funciones conccdia ci rnismo virey, previa solicitud y exposicidn<br />
do méritos, dos mil setecientos pesos; mil ochocientos un primer<br />
galán; una prinlera cantarina, mil ochocientos 6 dos mil; una priinera<br />
bailarina, ochocientos 6 mu.
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> CzIau//.7 101 5<br />
<strong>El</strong> teatro que era propiedad y rcnta <strong>de</strong>l Hospital Real <strong>de</strong> Naturales,<br />
producia <strong>de</strong> arrendamiento ocho mil doscientos 6 nueve mu<br />
to on<br />
pesos, cosa quo boy a la verdad no pue<strong>de</strong> contar; Jos gastos <strong>de</strong> escenario<br />
importaban cuatro mil quinientos pesos; mil quinientos<br />
los <strong>de</strong> alumbrado, y trcs mil cuatrocientos cuarenta los do orquesta.<br />
Por no cansar a mis lectores no entro mayores dctalles; pero<br />
bastan los apuntados para <strong>de</strong>mostrar quo <strong>de</strong>jo dicho.<br />
on at VIII<br />
Démonos ahora un inocente rato <strong>de</strong> gusto penetrando foro ó<br />
vestuario do los actores.<br />
Entonces, como ahora, abundaban él<br />
on on maridos mo<strong>de</strong>los y solteros<br />
alegres, quo con niás 6 menos sanas intenciones, pero en<br />
busca <strong>de</strong> un entretenimiento sul izeris, visitaban los tablados<br />
con gran<strong>de</strong> satisfacción <strong>de</strong> actorcs y actrices, que cada amigo<br />
von un regalo do bcneficio, tanto más consi<strong>de</strong>rable cuanto más on<br />
su conlianza so insinüan.<br />
Entonces, como ahora, las virtu<strong>de</strong>s eran la escena tan escasas,<br />
corno abundantes los vicios más 6 menos bien disfrazados.<br />
Entonces, corno ahora, pot ültimo, era ci tabiado un lugar <strong>de</strong><br />
gozosa y radiante alegria, quo solo se mo<strong>de</strong>ra 6 <strong>de</strong>saparece cuando<br />
ci püblico so obstina en no concurrir con ci precio <strong>de</strong> entrada a las<br />
utilida<strong>de</strong>s do la compañfa.<br />
Penetremos, penetremos, que no habrán <strong>de</strong> faltarnos amigos 6<br />
con ocid Os.<br />
He ahI, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, zi D. Alvaro <strong>de</strong> Cervera, <strong>de</strong>partiendo on<br />
amable confianza con nuestro buen D. Martin Cabrera y ci bravo<br />
to<br />
D. Buenaventura.<br />
—EsplCndida ha estado Ia función,—dice don Alvaro.<br />
—Espléndida, si,—repitió D. Martin,— y <strong>de</strong>liciosa Inés Garcia<br />
en la sirnpática Rosina.<br />
—FIola! hola!—exc1am6 ricndo D. Alvaro,—parece quo a ml<br />
senor D. Martin no to estorba para admirar bueno ci amor quo<br />
a su cspo;a doña Beatriz do Pantoja profesa.<br />
—Por la ianza do San Jorge,—dijo D. Buenaventura,—no tan
1016 Episodios HishJrios A1xica,zos<br />
sáIo no le estorba, sino que Ia misma D.a Beatriz nos ha enviado<br />
a feiictar a su nombre a la Incsita.<br />
—;Bravo! amigos; mis plácemes, señor D. Martin: no suelen por<br />
to regular las mujeres <strong>de</strong>jar on tanta libertad a sus maridos.<br />
—Por Santiago, señor D. Alvaro, quo tampoco en todas partes<br />
se escucha asI como se quiera una duizura <strong>de</strong> voz corno Ia <strong>de</strong> mesilla,<br />
ni se contemplan on actrices como ella, empeflo tat en ci tra.<br />
bajo ni apiicación más constante.<br />
—Asl es la verdad, y si a todo eso uninios su espléndida belleza...<br />
—Lo dicho, a D. Martin to gusta la Garcia.<br />
—Por qué he <strong>de</strong> negarlo? muciio quo si me gusta.<br />
—v a nil tanibién, voto a Cribas,—anacljó D. Buenaventura:_<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> Gertrudis Soils y dcspués <strong>de</strong> Cecilia Ortiz,<br />
nada he oldo on cantarinas quo niás me agra<strong>de</strong>: tenla yo entonces...<br />
(el.comandante se dctuvo y prosiguio diciendo): Ia edad no hace al<br />
caso: pero Ia sangre estaba caliente y ligera, y señores, rue enanioré<br />
<strong>de</strong> Cecilia Ortiz: era bailarina, pTo vivo Dios, ;qué bailarina!<br />
en ci jalco <strong>de</strong> Jerez aquclia mujer se movIa como una culubra, y a<br />
cada quiebro <strong>de</strong> cintura, a cada inclinación <strong>de</strong> su linda cabeza encerrada<br />
on ]as curvas <strong>de</strong>liciosas <strong>de</strong> sus mórbidos brazos, las almas<br />
se <strong>de</strong>sprendlan <strong>de</strong> los cuerpos 6 iban a caer a Sus pies, ly qué pies!<br />
señores, Jos dos juntos cablan en ni caja <strong>de</strong> rape y se hubiesen<br />
necesitado labios do angeles para besarios, y... on fin, sefiores, tin<br />
polvo; gustan uste<strong>de</strong>s?—dijo don Buenaventura sacando y abriendo<br />
su caja <strong>de</strong> rape y sorbiCndole media onza <strong>de</strong> una vez.<br />
D. Alvaro rcla a carcajadas, y D. Martin contemplaba con <strong>de</strong>sniesura'Jos<br />
ojos at buen ex-cornandante que tan transformado \'cia<br />
at infiujo oninipotente do sus recuerdos juveniles.<br />
—Salud, sefiores,-._dijo en aquel instante Un hombre <strong>de</strong> buen parecer,<br />
ataviado con ci traje <strong>de</strong> majo <strong>de</strong>l Barbero.<br />
—Vengan esos brazos, señor D. Luciano CortCs,—respondió<br />
D. Alvaro:—;rnagiiutico barbero, amigo mb, rnagnhfico barbero!<br />
—y <strong>de</strong>spuCs anadió dirigiCndosc a D. Martin y a D. Buenaventura:<br />
—tengo, señores, ci honor <strong>de</strong> presentarles at rev <strong>de</strong> los ,a1ancs d<br />
másica <strong>de</strong>l coliseo.<br />
—jOh!—exclamó el ex-comandante:_tengo ci gusto dc conoeerie<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ticmpo: ;no es cierto, señor CortCs, quo Cecilia Ortiz<br />
era una cantarina <strong>de</strong> prirnera fuerza? Sz acuerda usted <strong>de</strong> ella?
p.<br />
<strong>El</strong> Sit to <strong>de</strong> Cuau(la<br />
10t7<br />
—<br />
Efcctivarnente, señor mb, lo era y no podré olvidarlo jamás,<br />
porque en cierta ocasi6n me valiO un disgusto que par poco me<br />
Ileva al otro mundo.<br />
_Z_Q ul6n liace cuenta <strong>de</strong> eS o—observó el ex-cornandante visiblenjente<br />
contrarjado<br />
—;SI, eh?—dIjo D. Alvaro para quien no paso <strong>de</strong>sapercibida Ia<br />
turbacjii <strong>de</strong> D. l)uenavcntura;reficra usted la ocurrencia, amigo<br />
Corts, refiérala usted mientras Ia Inesilla acaba <strong>de</strong> vestirse y<br />
puedo presentarje estos Señores.<br />
<strong>El</strong> ex-corriandante hizo cuanto pudo para cortar aquella conversacin<br />
que más <strong>de</strong>sen1bozadanente cada vez <strong>de</strong>rnostraba contrariarle,<br />
pero todo fuO ini.til y Cortcs prosiguiO diciendo:<br />
—F'igürense uste<strong>de</strong>s que andaba yo con Jos vientos perdidos por<br />
la Cecilia cuaiido me apercibi <strong>de</strong> que cierto niilitar, cuyo nombre<br />
callo porque sin duda alguna vive aim, era mi rival.<br />
D. Bu enaventura quiso hablar, pero se <strong>de</strong>cidiO a no hacerlo,<br />
en vista <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>rite reserva que al parecer se proponia guardar<br />
Cortés; éste contjnuO asi:<br />
—Mi rival, señores, se prcstaba gran<strong>de</strong>mente al ridIculo, y yo<br />
fortmi nd partido <strong>de</strong> atacarle por este lado, y con tal fin compuse<br />
ci Siguiente sOneto.<br />
D. Buen aventura estaba en ascuas y su agitaciOn iba cambián_<br />
dose en rnanifiesta cOlera.<br />
—'Venga ci SOn eto,dijo D. Alvaro que to Jo habia ya cornprendjdo<br />
—Decja asi:<br />
c<br />
-4<br />
Toto 1<br />
Mucho buclerjzado en el cairel,<br />
corbatin sobre ci hombro volador,<br />
casaca con botn <strong>de</strong> similor,<br />
Y venera fingida en tin clavel.<br />
Un sombrero ojaidrado cual pastel,<br />
un relox que es archivo <strong>de</strong>l prinior,<br />
una caja <strong>de</strong> poivos con olor.<br />
y tin hablar en más lenguas que un Babel:<br />
Unos pasos medidos a el andar,<br />
un coituTh afectado presumir,<br />
tin d.e todo y <strong>de</strong> todos murmurar.<br />
Un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> tin asno on discurrir,<br />
tin soneto en que quise retra tar<br />
un militar con sucido y sin seryir.<br />
123
j o i & Ebisodios Hisiôrico.c Mexicanos<br />
-. -<br />
D. Buenaventura no pudo más y an at paroxismo <strong>de</strong> la rabia<br />
dio una trernenda patada an at tabiado; pero rnal dije, no fuá at<br />
tablado at qua Ia recibió sino at <strong>de</strong>licioso piececito <strong>de</strong> la mismIsima<br />
Inesilla, qua Ianzó un lay! lastimero y cayó <strong>de</strong>smayada an los brazos<br />
<strong>de</strong> D. Alvaro, qua an vez <strong>de</strong> entregarse a los transportes <strong>de</strong> la<br />
cornpasidn rela con estruendosas carcajadas.<br />
D. Martin se quedd como un bobo: igndrase si por to imprevisto<br />
<strong>de</strong>l caso 6 efecto <strong>de</strong> la admiracidn qua Ic causó at contemplar<br />
<strong>de</strong> cerca a la Inesilla.<br />
Luciano Cortés abrió sus labios para dirigir cargos a D. Buenaventura,<br />
pero ëstc no Ic perrnitid habiar, porque tornándole con<br />
energia <strong>de</strong> un brazo, y haciéndole a un lado, le dijo echando chispas<br />
pOr los ojos:<br />
—Sailor mb, penso usted muy bien at pensar qua la victima <strong>de</strong><br />
su soneto vivIa, aün viva, viva efectivarnente, y to soy yo, qua asi<br />
como entonces atravesé a usted un brazo con mi espadmn, le atravesaré<br />
ahora la Iengua, si no se comprometc a olvidar para siempre<br />
su in<strong>de</strong>cente soneto.<br />
Sin esperar respuesta aiguna at ex-cornandantc salió <strong>de</strong>l escenario<br />
sin <strong>de</strong>spedirse <strong>de</strong> nadie, y aun sin esperar a D. Martin, qua, conio<br />
estatua <strong>de</strong> sal, permanecIa an muda contempiación ante la hermosa<br />
Inds Garcia.<br />
Ix<br />
<strong>El</strong> mismo dIa S <strong>de</strong> Febrero an qua at virey dió a Calieja la or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> ponerse nuevarnentc an marcha, <strong>de</strong>bia at sailor Morelos cntrar<br />
an <strong>Cuautla</strong>, segdn noticias dadas a Venegas por dos soldados <strong>de</strong>l<br />
batallón <strong>de</strong> Tula, liegados at dIa anterior <strong>de</strong> Cuxyoacan, y fugados<br />
<strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l caudillo insurgente, qua habiales hecho prisioneros<br />
an Tasco.<br />
Se hacia, pues, indispensable qua at terrible vencedor<strong>de</strong> Aculco,<br />
Guanajuato y Caldardn no tardase an caer sobre at ternible enernigo<br />
<strong>de</strong> las instituciones coloniales.<br />
Venegas rnismo nos ha <strong>de</strong>jado Ia siguientc pintura <strong>de</strong>l poco satisfactorio<br />
cuadro <strong>de</strong> su situacidn.<br />
La ciudad <strong>de</strong> Mexico se hallaba ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> gavillas qua tenian
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaulia<br />
por todos rumbos interceptadas las comunicaciones, tanto <strong>de</strong> pro.<br />
visiones como do correos, siendo notable la escasez do las primeras,<br />
ternible ci caso <strong>de</strong> quo quedasen completarnente obstruidos los<br />
carninos <strong>de</strong> Texcoco y Toluca, que verda<strong>de</strong>rarnente nunca hablan<br />
estado en completa franquicia.<br />
La gran reunion compuesta <strong>de</strong> las gavillas do los Villagranes, y<br />
cura Correa, <strong>de</strong> Nopala, <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> haber tornado, no sin hallar<br />
en él vigorosa resistencia, el real do Zirnapan, amenazaban a Ixmiquilpan,<br />
ramiflcándose por todo aquel rumbo hasta unirse con<br />
los cabecilias <strong>de</strong> las inrnediacjones do Querétaro, que tenfan aniquilado<br />
at cornercio <strong>de</strong> tierra a<strong>de</strong>ntro: imposibilitada Ia rernisión<br />
do azogues, póivora y <strong>de</strong>rnás efectos indispcnsabies para la elaboraciOn<br />
<strong>de</strong> la plata, resentIanse sobre todo <strong>de</strong> esos daños las provincias<br />
<strong>de</strong> Guanajuato, San Luis, Zacatecas, Nueva Galicia y las<br />
internas. La cnca<strong>de</strong>nacidn do aquellos insurgentes con los <strong>de</strong> la<br />
Villa do CarbOn, Tepeji, Chapa do Mota,Jilotepec, Santa Maria <strong>de</strong><br />
Tixrna<strong>de</strong>j, y <strong>de</strong>rnás pueblos y ranchos, hacIa fáciles sus correrias<br />
por el Montealto, Cuautitlan, Cuesta do Barrientos, Tialnepantla,<br />
Atzcapotzalco, los Remedios, Tacuba y hasta ]as garitas <strong>de</strong> la capital.<br />
Los <strong>de</strong> Santa Maria Tixrna<strong>de</strong>jé y algunos otros pueblos do Ia<br />
dirccciOn do Valladolid, interceptaban Ia correspon<strong>de</strong>neja y giro<br />
con aquella ciudad, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> i-etirado el ejército do Toluca,<br />
v olvieron a aparecer gavillas en Tenancingo, mantenjéndose en<br />
rebelión los ranchos y tierras inrnediatas a aquella ciudad, el real<br />
<strong>de</strong> Ternascattepec Sultepec y lugares conlinantes.<br />
Poor aspecto presentaba todavia el carnino <strong>de</strong> Puebla por Aparn<br />
I., toda la provincia: los insurgentes ocupaban con fuerzas consi<strong>de</strong>rabies<br />
Jos pueblos <strong>de</strong> Teotihuacán, Otumba, Aparn, Calpulalpan,<br />
y ]as haciendas <strong>de</strong>l territorio, con grave riesgo 0 inquietud do los<br />
adicto a Ia administracjOn espafiola.<br />
Tlaxcala habia sido invadjda distintas veces, obligando a sus<br />
mor adores a vivir en ella corno en plaza sitiada: Ia provincia do<br />
Tepeaca estaba dominada casi en general por los in<strong>de</strong>pendientes y<br />
efecto <strong>de</strong> la suspensiOn <strong>de</strong> los trabajos do campo y siernbra, ternIase<br />
Ia plaga <strong>de</strong>l harnbre para el año siguiente.<br />
A tat estado <strong>de</strong> trastorno püblico unIase Ia absoluta incornunica.<br />
d On <strong>de</strong> la capital con la provincia do Oaxaca y el temor do que otro<br />
1019
I OO Episodios His/trios Mexica ns<br />
tanto sucediese con la plaza y puerto <strong>de</strong> Veracruz, ültimo goipe<br />
qua hubiera podido darse at comercio <strong>de</strong>l reino.<br />
Las transacciones mercantiles habIanse paralizado: existian an<br />
Ia capital friás <strong>de</strong> dos miliones <strong>de</strong> pesos, qua <strong>de</strong>blan haberse exportado<br />
ya, no habinclosc asi vcriIicado an at cspacio <strong>de</strong> aigunos meses<br />
por la diticultad qua ofrccIan los caminos y la falta <strong>de</strong> tropa<br />
para superarla.<br />
Todos estos males, ci perjuicio <strong>de</strong> estar interceptado ci cornercio<br />
<strong>de</strong> Acapulco, 6 imposibilitadas Ia <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> la nao y Ia traslación<br />
<strong>de</strong> sus efectos at interior <strong>de</strong>l reino, privándose el real erario en<br />
medio <strong>de</strong> su penuria, <strong>de</strong> un milton <strong>de</strong> pesos qua dcberIan reportar-<br />
Ic los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> aquel cargamento, y la inminencia <strong>de</strong> qua aqua.<br />
ha plaza y su puerto pudieran sucumbir a la fuerza <strong>de</strong> la insurrección,<br />
to consi<strong>de</strong>raba ci virey, apoyado en la persona <strong>de</strong>l señor Mo.<br />
relos, <strong>de</strong> quien <strong>de</strong>cla ser cprincipal corifco <strong>de</strong> Ia insurrección an la<br />
actualidad, y po<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>cir que ha sido en ella ci genio <strong>de</strong> mayor<br />
firnieza, recursos y astucias,' envalentonado con sus victorias.<br />
Venegas consi<strong>de</strong>raba, pues, indispensable combinar un plan para<br />
<strong>de</strong>struir at señor Morelos, 6 hacer escarmiento tal qua, aterradas<br />
sus tropas, Ic abandonasen si no se lograba aprehen<strong>de</strong>rk.<br />
Segün las noticias qua tenia Ia cOrte vireinat, Jos principales<br />
puntos ocupados por el señor Morelos, eran Izücar, <strong>Cuautla</strong> y<br />
Tasco; a ha vez ocupaba los pueblos <strong>de</strong> Topata, Buenavista, Juchi,<br />
Tlalmanalco y Chaico, y su vanguardia habIase retirado a Topa!a<br />
y <strong>Cuautla</strong> teniendo avanzadas an Buenavista.<br />
<strong>El</strong> plan era atacar simultáneamente a Izcar y <strong>Cuautla</strong>, con el<br />
fin <strong>de</strong> impedir Ia reuniOn <strong>de</strong> los insurgentes, y aunquc Sc creyO<br />
oportuno atacar con la misma simultaneidad i Tasco, se <strong>de</strong>sistio<br />
<strong>de</strong> ello por no subdividir las fuerzas realistas, escasas <strong>de</strong> oficiales<br />
sobre todo.<br />
Dispuso, por to tanto, Venegas qua ci ej.rcito emprcndicsc su<br />
martha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Mexico, por Chalco, Tenango, Amcca, Ozumba v<br />
Atlatlauca, que, segtmn persona práctica, era la ruta adaptable a Ia<br />
artilleria, <strong>de</strong>biendo lievar algunos indios zapadores para la habili.<br />
tación <strong>de</strong> un crto trecho <strong>de</strong> camino más allã <strong>de</strong> Ozumba, don<strong>de</strong><br />
habia qua dar una corta vuelta a los Cedritos C introducir las fuerzas<br />
por tierras dc labor, pues las veredas disponibles eran angostas<br />
cubiertas <strong>de</strong> bosques an sus dos costados, los qua se quiso evitar
WI"<br />
<strong>El</strong> Silo do Cuaull., io,<br />
por si acaso el eneniigo se aprovechaba dc esta venaja para irnpcdir<br />
la marcha <strong>de</strong>l ejército.<br />
En consecuencia dc lo acordado en este plan que he transcrito<br />
casi con la-; mismas palabras <strong>de</strong>l virey, ci to <strong>de</strong> Febrero saiiO dc<br />
Mexico una vanguardia compuesta <strong>de</strong>l segundo batallón <strong>de</strong> grana.<br />
<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la Corona y la correspondiente caballeria y se situO en<br />
Chaico, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se retiraron las prin-zeras avanzadas <strong>de</strong>l señor Morelos,<br />
quien, no el dIa 8, sino ci 9, entrO con sus tropas en <strong>Cuautla</strong>.<br />
En la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l miércoles 12 los balcones y ventanas voivicron a<br />
engalanarse con colgaduras, para <strong>de</strong>spedir dignarnente at ejCrcito<br />
<strong>de</strong> Calleja, cuyas tropas acamparon en ci ilano <strong>de</strong> San Lázaro,<br />
transformado con este motivo en un paseo, at que Se trasladO Ia<br />
mitad <strong>de</strong> la población, que nunca habfa visto un campamento, y<br />
toda La noche se paso en fiestas y regocijos, en los cuales el paisanaje<br />
hizo ci gasto fraternizando con la tropa y entre gándose i Los<br />
locos transportes <strong>de</strong> entusiasmo y alegria. Los pueblos son asi; siryen<br />
to mismo para un fregado que para un barrido, como dice ci<br />
refrán, y con tal que el pan y las fiestas no fatten, estáasiempre at<br />
lado <strong>de</strong>l que manda 6 triunfa.<br />
• A la salida <strong>de</strong>l so!, que fud. espindida, pues el astro rey se presentó<br />
vivido y centellante entre pabeilones <strong>de</strong> ptrpura roja y girones<br />
<strong>de</strong> oro<strong>de</strong> los rnás belios matices, las müsicas y clarines <strong>de</strong>jaron<br />
oir los dukes y arrnonjosos acor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Las dianas militares, y adamado<br />
por gigantes vitores, D. Felix Maria Calleja <strong>de</strong>l Rey con su<br />
estado mayor y palatina escolta, se presentO en el campamento y<br />
diO las voces <strong>de</strong> marcha, entre ci estruendo <strong>de</strong> las salvas <strong>de</strong> Jaguarnición<br />
<strong>de</strong> Mexico y los repiques <strong>de</strong> los entonces multiplicados tern-<br />
PI S <strong>de</strong> la capital.<br />
X<br />
Ob e<strong>de</strong>ciendo en tin todo las ór<strong>de</strong>ncs <strong>de</strong> \negas y sin ha',),--r<br />
OCurrido en ci camino cosa alguna particular, ci 17 <strong>de</strong> Febrro<br />
alleja se situaba en Pasuico, a dos leguas cortas <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>.<br />
Sus i ncesantes triunfos, las muestras <strong>de</strong> acendrada sirnpatia que<br />
on Mx1c0 acababa <strong>de</strong> recibjr, Ia conflanza quc tenia en sus tropas,<br />
4 todos y cada uno <strong>de</strong> cuyos soldados querla como a hijos, pues 0
02 Episadios His1ric's Mxi:.iuos<br />
habialos forrnado 6 irnbuIdo si.i arrojo militar; todas estas circuns.<br />
tancias juntas, le hicieron creer qua, nuevo César, su victoria no<br />
se retardaria sino at tiempo necesario para librar la primera accion.<br />
Dcjó, pues, a Pasuico at dla iS y so a<strong>de</strong>lantó sobrc <strong>Cuautla</strong> con<br />
objeto <strong>de</strong> intentar un reconocimiento y elegir los puntos do ata<br />
quo; pero con gran sorpresa suya se vió <strong>de</strong> improviso atacado por<br />
• las tropas <strong>de</strong> Ia plaza, ganosas do habérselas con at famoso caudillo<br />
realista; tanto éste corno ci campcón insurgonte habian hecho n-ial<br />
sus cá[culos: uno y otro to esperabari todo do una sola acción: Ca.<br />
lieja esperaba ser dueño do <strong>Cuautla</strong> at siguiente dia, y at Sr. Morelos<br />
esperaba tambidn para la misma próxima fecha, encontrarse en<br />
camino <strong>de</strong> Mexico por efecto <strong>de</strong> su victoria sobre los realistas.<br />
Dejo an to <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lante Ia palabra at compadre Mascarilla:<br />
—No hablase aün disipado,—<strong>de</strong>cia,—Ia nube do polvo levantada<br />
por at enemigo, cuando at Sr. Morelos, transfigurándosc A nuostra<br />
vista, gritó:<br />
—1Mi caballo! j Mi cscolta! A su puesto cada uno.<br />
—Señor,—exclamó Galeana,—;quC preten<strong>de</strong> usted?<br />
—Medir por ml niismo la talia do Calleja.<br />
—;Con solo la escolta?—observó D. Mariano Matamoros.<br />
—:Que Ic extraña a usted? Acaso, por to qua po<strong>de</strong>rnos distin.<br />
guir, acompana a Caileja otra cosa qua su escolta? iValc acasomzi3<br />
la suya qua la mia?<br />
—Senor...—murmuró D. Leonardo Bravo sin atreverse a prose.<br />
guir.<br />
—Al menos, djonos usted acompanarle,—suplicO Galeana.<br />
—1)e ningün modo,—contestó at caudii!o,—seria <strong>de</strong>masiado<br />
honor para Callcja qua saliesc yo ai recibirie con todos mis jefes.<br />
—Señor...<br />
—Ni una palabra más.<br />
—Señor...<br />
—DCjeme usted, Galeana; s510 voy at Caivario a reconocer con<br />
mi anteojo a! enemigo.<br />
Nadia se atrevió a aventurar una nueva observación, y dando la<br />
voz do marcha, at Sr. Morelos saliO <strong>de</strong> Ia población tomando Ia<br />
carretera <strong>de</strong> Mexico.<br />
La nube <strong>de</strong> polvo levantada por los reaiistas <strong>de</strong>sapareció enton
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cu.iufla<br />
ces: habianse <strong>de</strong>tenido, pero por otras que a la distancia se aiza.<br />
ban, podia colegirsc que el grueso <strong>de</strong>l ejército realista, 6 at menos<br />
su vanguardia, seguIa at general; pero tarnbién aquei!as nubes<br />
<strong>de</strong>saparccieron bien pronto dctrás <strong>de</strong> los matorrales.<br />
D. 1-Tcrmenegilclo Galeana, que <strong>de</strong> todo estaba pendiente, gritó<br />
entonccs:<br />
—Listo, vive Dios, todo el rnundo: ]as vanguardias enemigas se<br />
han eml)oscado en aqucUos matorrales; no ha podido verlas ci señor<br />
Morelos, pero, vive Dios, ml vista no me engaa.<br />
<strong>El</strong> Sr. Morelos continuaba mientras tanto avanzando a todo ci<br />
galooe dc los caballos <strong>de</strong> su escolta, que no pasaba <strong>de</strong> cien hornbres.<br />
Dc pronto Ilcg a nosutros Un ruido seco y breve: ci Sr. Morelos<br />
habia disparado una <strong>de</strong> sus pistoias: to conocirnos porque vimos<br />
cacr un enernigo y salir disparado ci caballo que montaba:<br />
s510 el Sr. Morelos podia haber disparado; era hombre que jarnás<br />
erraba un tiro.<br />
Dc <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los rnatorrales virnos entonces salir un relárnpagG<br />
y aizarse una inmensa bola <strong>de</strong> humo: unos segundos <strong>de</strong>spués sc<br />
escuchd la <strong>de</strong>to nacjón <strong>de</strong>l cañonazo y en nuestra escolta Sc trastornó<br />
la forrnacjón: la bala habia abierto en sus filas un claro <strong>de</strong><br />
cinco hornbres; ci fuego se hizo entonces general.<br />
—; A cilos!—gritó D. Hermenegildo, saliendo a su vez <strong>de</strong> la plaza<br />
seguido por doscientos soldados.<br />
La escolta <strong>de</strong> nuestro caudillo se batIa mientras tanto con <strong>de</strong>sesperación,<br />
v sus hombres caiaij sin cesar, como heridos por ci rayo:<br />
aquello era horrible. Galeana no liegaba y el Sr. Morelos casi solo,<br />
distintamente to virnos, habIa sido envuelto por ci enemigo.<br />
nos cogen at general!—grito entonces con voz terrible<br />
fluestro atalava.<br />
A este grito respondieron en Ia plaza miflares <strong>de</strong> bocas que Ian.<br />
zaban acentos <strong>de</strong> angustia y <strong>de</strong>sesperación.<br />
Espantados <strong>de</strong>l estrago causado por los realistas, los pocos soldados<br />
<strong>de</strong> Ia escoita que quedaron vivos dironse a la fuga, sin escuchar<br />
la voz <strong>de</strong>l Sr. Morelos que <strong>de</strong>cIa:<br />
T; Muchachos , no con-an, que por Ia cspalda no se yen las balas!<br />
Ln niornento rnas y todo se hubiera perdido, pero Ia fortuna estaba<br />
<strong>de</strong> nuestra parte v en ci instante en que un grana<strong>de</strong>ro echaba
1024 Episodios Históricos Mxica,,os<br />
mano a las riendas <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong>l Sr. Morelos, D. Hermenegildo<br />
<strong>de</strong>rramó las doscientas balas <strong>de</strong> ]as carabinas dc sus costeños sobre<br />
ci enernigo, y <strong>de</strong>tuvo al caudillo qua en su ciego arrojo pretcndió<br />
resistirse exciamando:<br />
—;Mzis honroso es mont matando, qua entrar an <strong>Cuautla</strong> corriendo!<br />
<strong>El</strong> triunfo quedd pot nosotros: los realistas se retiraron <strong>de</strong>spus<br />
<strong>de</strong> haber visto segar gran nümero <strong>de</strong> sus cabezas al espantoso machete<br />
suriano.<br />
D. Hermenegildo regresó a <strong>Cuautla</strong> trayendo coisigo al Sr. Mo.<br />
rclos, qua no fué por los suyos recibido con vitores ni aclamacio.<br />
nes, sino con mudas pero elocuentes protestas contra su temerario<br />
arroj o.<br />
—Tenéis razón, hijos mIos,—exclamó ci gran caudillo,—pero yo<br />
no podia presentanic a Caileja sino mi cara.<br />
Pero auello, con todo y el peligro <strong>de</strong>scrito, no habia pasado <strong>de</strong><br />
una simple escaramuza: lo bueno nos lo habia rcservado Dios para<br />
el siguiente dIa, miércoles i6 <strong>de</strong> Febrero.<br />
Apcnas amaneció, los ataiayas avisaron qua ci ej6rcito <strong>de</strong> Calleja,<br />
dividido en cuatro columnas, avanzaba sobre <strong>Cuautla</strong>, trayendo<br />
an ci centro la artilienia y la caballerIa an los flancos.<br />
Todos nos hallábamos an nuestro lugar: yo me encontraba con<br />
D. Hcrmcnegildo en la plaza <strong>de</strong> San Diego, D. Leonardo Bravo en<br />
Ia <strong>de</strong> Santo Domingo, y an la hacienda <strong>de</strong> Buena-vista D. Victor<br />
Bravo y D. Mariano Matamoros.<br />
Como si Ilevasen Ia seguridad <strong>de</strong>l triunfo, los grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Ca.<br />
lieja avanzaron como quien marcha an formación por la calla Real,<br />
situada al extremo norte <strong>de</strong> la ciudad, d hicieron alto frente a nuestra<br />
trinchcra <strong>de</strong> San Diego, enfilando sus cationes, qua al toque <strong>de</strong><br />
ciarin hicieron fucgo, dando La senal <strong>de</strong> Ia acción: contestaron inmediatarnente<br />
los nuestros, y no se disipaba aun ci bumo, cuando<br />
pudimos sorpren<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>l arrojo <strong>de</strong> los grana<strong>de</strong>ros realistas qua<br />
se encontraban al pie <strong>de</strong>l parapeto: Jos gnitos <strong>de</strong> iviva ci rev! eran<br />
lanzados casi an nuestro carnpo: D. J-Icrmcnegildo quiso entonces<br />
no ser menos an aqucilas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> valor, y sa!tó sobre la<br />
trinchera a tiempo qua igual cosa hacia ci coronel realista Sagarra,<br />
quien, conociendo a Galeana, disparó sobre ël su pistola a quema<br />
ropa: ileso milagrosamente quedd D. Hermenegildo y tomando la
<strong>El</strong> Sitio do Cuaulia 1 02<br />
carabina <strong>de</strong>l soldado mas próximo, apuntó a Sagarra, y Sagarra<br />
rodó <strong>de</strong>l parapeto <strong>de</strong>jando en 61 La tapa <strong>de</strong> los sesos.<br />
Lanzándose entonces a vengar su rnucrte se presentó en ci lugar<br />
dcl comandante realista otro bravo hombre que montaba un magnffico<br />
cabailo blanco. Galeana dió La or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> fuego y ci jinete<br />
vino a ticrra mortalrnente herido: los soldados que seguian lanzaron<br />
una terrible imprecación <strong>de</strong> dolor, y tomando su cuerpo se<br />
retiraron con él: era ci con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul.<br />
Irnposiblc me es <strong>de</strong>scribir menudamente los <strong>de</strong>tailes <strong>de</strong> aquel<br />
asaito: los realistas cargaban cada vez con más gran<strong>de</strong> furor, y<br />
también cada vez y con niis gran<strong>de</strong> furor los rechazabamos nosotros:<br />
ci piso temblaba a los golpes <strong>de</strong> Jos cuerpos muertos que<br />
sobre ci caIan: los lamentos <strong>de</strong> los heridos, las maldicioncs <strong>de</strong> los<br />
moribundos, sobre cuyos miembros pisaban espoleados los caba-<br />
Ilos, competian en ci conjunto <strong>de</strong> su ruido con ci estrépito <strong>de</strong> Jos<br />
disparos <strong>de</strong> las piezas: algunas casas, 6 mejor dicho jacaics <strong>de</strong> zacate,<br />
ardlan y nos ahogaban con su humo: otras <strong>de</strong> mis sólida<br />
construcción, sin <strong>de</strong>jar por eso <strong>de</strong> set débiles fábricas, se <strong>de</strong>rrum.<br />
baban sobre los zapadores realistas quc pretendIan penetrar en la<br />
plaza <strong>de</strong> San Diego, horadando las pare<strong>de</strong>s divisorias: en alguno<br />
<strong>de</strong> estos casos hundIanse las azoteas arrastrando tras <strong>de</strong> si a los<br />
grupos <strong>de</strong> nuestros hon<strong>de</strong>ros que mataban i pedradas a los realis.<br />
tas. En otras partes no htbia tiempo para voiver a cargar los fusiles<br />
y se combatla a culatazos: por aquf D. Pablo Galeana nos <strong>de</strong>s.<br />
embarazaha <strong>de</strong> los asaltantes, arrojándoies granadas <strong>de</strong> mano que<br />
estailaban con estrépito y ci famo3o Viño, ci primer cañon que<br />
tuvo ci Sr. Morelos, ametrallaba a la vez a amigos y enemigos,<br />
pues tal era Ia confusiOn en que envueltos Sc encontraban.<br />
<strong>El</strong> cornbate revestia los mismos horribles caracteres en otros<br />
puntos <strong>de</strong> Ia ciudad: los crueles, aunque <strong>de</strong>nodados tamarindos<br />
ilegaron a apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> una gran parte <strong>de</strong>l recinto insurgente,<br />
Pero su jefe, D. Juan Nepomuceno Oviedo, que ellos ilarnaban ci<br />
amo, pot haber sido su admjnjstrador en La Hacienda <strong>de</strong> las Bocas,<br />
en ]as Irmediaciones <strong>de</strong> San Luis, cavó muerto en ci asalto, produciendo<br />
su <strong>de</strong>sgracia, entre sus patriotas. ci misino efecto producido<br />
pot Ia <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul entre Los suyos.<br />
Mientras uno y otto daban ejem10 <strong>de</strong> su natural, aunquc infor.<br />
tunado valor, ci brigaiir rz' otum•<br />
TONO I
1o26 Ep isodios His!Jrics Mcxicjnc's<br />
brado a cornbatir en Espana contra los franceses, se hacIa acreedor<br />
por su cobardia a quc Calleja le quitase ci rnando y le reprendiera<br />
pü hi i cam en te.<br />
Sis horas lievaba ya <strong>de</strong> duración aquel treniendo combate y aun<br />
Ia victoria PernaflecIa in<strong>de</strong>cisa, cuando <strong>de</strong> pronto la VOZ <strong>de</strong> un infame<br />
ó <strong>de</strong> un traidor, gritó cerca <strong>de</strong> la trinchera <strong>de</strong> San Diego,<br />
punto principal <strong>de</strong>l ataque:<br />
—jTodo se ha perdido, han <strong>de</strong>rrotado a Galeana!<br />
Oh! lo que entonces !pasó no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribirse: nadie supo ya<br />
lo quc sucedla, ci fuego se suspendió, las voces <strong>de</strong> entusiasmo enmu<strong>de</strong>cieron,<br />
y los que en nuestro puesto nos conservábamos eramos<br />
arroliados por los que huIan sin saber <strong>de</strong> quién ni i dón<strong>de</strong>:<br />
los hasta entonces <strong>de</strong>nodados <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> nuestra trinchera, re•<br />
tiráronse a su vez <strong>de</strong> ella, obligando al capitán Larios a abandonar<br />
una pieza en ci momento mismo en que iba a dispararla, y los<br />
dragones realistas se posesionaban <strong>de</strong>l punto abandonado, cuando<br />
un niño ilamado Narciso Mendoza, corre a la pieza cargada <strong>de</strong><br />
metralla, Ic da fuego y causa horrible mortandad en los asaltantes<br />
que retroce<strong>de</strong>n con espanto.<br />
D. Hermenegildo Galeana vuelve sobre Ia trinchera con tropas<br />
<strong>de</strong> refresco conducidas por el mismo Sr. Morelos, y por fin,<br />
]as tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spuCs <strong>de</strong> tres asaltos, agotado el parque<br />
y muertos sus principales oficiales, Caileja da la senal <strong>de</strong> retirada,<br />
y sin que los irisurgentes tengamos ánimo <strong>de</strong> perseguirle<br />
va a situarse con sus diezmados batallones en La Hacienda <strong>de</strong><br />
Santa InCs.<br />
Apenas unos cuantos hombres rnenos fatigados que los <strong>de</strong>mds,<br />
nos atrevemos a salir <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> y a<strong>de</strong>lantarnos por la carretera<br />
que vemos cubierta <strong>de</strong> heridos.<br />
No habiamos a<strong>de</strong>lantado gran cosa, cuando Ilamó nuestra atención<br />
ci cadaver <strong>de</strong> un hombre coigado <strong>de</strong> un árbol cerca <strong>de</strong> una.<br />
choza al ]ado izquierdo <strong>de</strong>l camino. Un papel blanco con gruesos<br />
caracteres manuscritos estaba prendido <strong>de</strong> sus ropas y <strong>de</strong>cIa: cFusilado<br />
por traidor,.<br />
Pobre! ci cadaver era ci <strong>de</strong> un andaluz a quien llamábamos<br />
compadrc Currc'.<br />
<strong>El</strong> Sr. Morelos le habia echado mario, aiiá al principio <strong>de</strong> su alzamiento,<br />
perdonándole, por inofensivo, la vida, y tomádole por
POP<br />
<strong>El</strong> Sub dc Cuauila 1027<br />
criado; era ocurrente y chistoso por <strong>de</strong>rnás, a nadie hizo nunca<br />
rnal, y vino a ser fusilado por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Caileja, su conipatriota.<br />
iBravas justicias hacIa el buen senor!<br />
XI<br />
La noticia <strong>de</strong>l infructuoso ataque dado a Cuautia por ]as tropas<br />
<strong>de</strong> Cafleja, Ia recibiO ci virrey en los niomentos en que visitaba la<br />
Casa <strong>de</strong> monada y Apartado <strong>de</strong> Mexico, y a no haber sido porque<br />
la divuigaciOn <strong>de</strong>l suceso podrIa haber ejercido una influencia fatal<br />
en Ia opinion pübiica, Venegas se hubiese apresurado a pubiicaria<br />
corno un medio <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir ci ascendiente <strong>de</strong> su tcrnibie y odiado<br />
rival; los pormenores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre quedaron, pues, en ci mayor secreto<br />
posible, y ci parte <strong>de</strong> Calieja no vió la iuz en Ia Gaceta.<br />
Por primera vez en su vida, ci jefe cspañoi no se atrevió d <strong>de</strong>ternhinar<br />
cosa alguna por sI mismo, y en la noche siguiente a la<br />
acciOn, IlarnO a junta a todos los principales jefes con ci fin <strong>de</strong><br />
consultarles. La lecciOn habIa sido <strong>de</strong>rnasiado fuerte para privar a<br />
todos y cada uno <strong>de</strong> altos <strong>de</strong> todo sentimiento <strong>de</strong> vanidad y orguho:<br />
la generalidad convino en la inutilidad <strong>de</strong> intentar un nuevo<br />
asalto con los pequenos elernentos rni!itares <strong>de</strong> que podia disponer<br />
un ejército formado para cornbatjr en canipo raso, y no para asaltar<br />
plazas iii aun medianarnente fortiticadas.<br />
<strong>Cuautla</strong> se hallaba en efecto en un regular estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa,<br />
merced a ]a-.obras con tal fin emprendidas por D. Leonardo<br />
Bravo, durante la expediciOn <strong>de</strong>l Sr. Morelos a Taxco y Tenancingo:<br />
no obstante, sus ligeras fortificaciones <strong>de</strong> nada hubiesen p0dd0<br />
servir, sin la muralla como hemos visto inexpugnable, formada<br />
por los pechos <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nodadas tropas insurgentes: éstas podian<br />
estimarse en unos cuatro mil hombres, pues aun cuando ci total<br />
<strong>de</strong> 103 encerrados en Cuautia fuese numeroso, la inmensa mayoria<br />
c arecIa <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> instrucciOn mititar, sj bien fueron muy Utiles<br />
para todos los trabajos que hubieron <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>rse durantc ci<br />
Sitio: su artilleria era escasa, no pasando <strong>de</strong> unas diez y seis piezas<br />
<strong>de</strong> dtvei-sos c alibres. La ciudad estaba situada sobre una meseta liger<br />
amente elevada sobre los terrenos circunvecinos que formaban<br />
una especie <strong>de</strong> baj(o bastante hlano: at Oriente, entre la pob!aciOn y<br />
•<br />
_1I..
1028 Episodios Histórieos Mxicnos<br />
las lomas <strong>de</strong> acatepec, y en ci fondo <strong>de</strong> un profundo cauce dc<br />
doscientas varas <strong>de</strong> ancho, se <strong>de</strong>slizaba con abundante y rápida Co.<br />
rriente ci rio, que nacia en las cumbres elevadas <strong>de</strong>l majestuoso<br />
Popocatepet!: <strong>de</strong> su caudal surtiase una extensa atarjea construIda<br />
con rnurallones <strong>de</strong> marnposterIa <strong>de</strong> vara y media dc grueso, que al<br />
Ilegar a la hacienda <strong>de</strong> Buenavista, cu ya casa y ouicina se en contraban<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la pobiación, aicanzaba a una altura <strong>de</strong> doce varas:<br />
menos por ci lado <strong>de</strong>l Poniente, i-odcaba al caserfo una tupida IInea<br />
d exuberantes bosques quc ostentaban en todo su esplendor Ia<br />
rica y maravillosa vejetacidn <strong>de</strong> la tierra caliente: la ciudad, cuya<br />
mayor longitud era <strong>de</strong> media legua por un cuarto <strong>de</strong> anchura, estaba<br />
formada <strong>de</strong> pohrcs cdificios, en su mayor partc jacales, en<br />
medio <strong>de</strong> pequenas huertas con cercados <strong>de</strong> piedras: como <strong>de</strong> costumbre,<br />
en aquelios dias, sus rnás sólidos ediuicios cran las iglesias<br />
y capilias y las Casas Reales situadas en Ia plaza <strong>de</strong> Santo Domingo.<br />
Con Ufl mediano tren <strong>de</strong> batir, <strong>Cuautla</strong> hubiese quedado en pocos<br />
momentos <strong>de</strong>struida, a pesar y a <strong>de</strong>specho <strong>de</strong> todo ci heroismo<br />
<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>fensores.<br />
AsI lo comprendió la junta <strong>de</strong> ofIciales, y lo comunicó Calleja al<br />
virrey, diciéndole: <strong>Cuautla</strong> está situada, fortiiicada y guarnecida<br />
<strong>de</strong> on modo, que no es empresa <strong>de</strong> pocas horas, <strong>de</strong> poca gente y<br />
<strong>de</strong> pocos auxilios: exige on <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> seis ü ocho dias, con tropas suficientes<br />
para diriir tres ataques y circunvalar un pueblo, que<br />
aunque su recinto ocupa dos leguas, pue<strong>de</strong> reducirse a la tercera<br />
parte. Estas tropas neccsitan acopios <strong>de</strong> subsistencias, forrajes, algunos<br />
morteros, artillerfa <strong>de</strong> más calibre, on hospital do sangre en<br />
ci mismo paraje en que lo están las provisiones y forrajes, y quinientos<br />
ó seiscientos trabajadores.<br />
Conozco que todo esto exige gastos, tiempo y mucho trabajo,<br />
pero los talentos politicos y militares <strong>de</strong> V. E. compararán ]as<br />
ventajis que producen, con los males que <strong>de</strong> no hacerlo nos <strong>de</strong>ben<br />
resuitar.<br />
Para evitar estas funestas consecuencias, Cuautia <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>molida,<br />
y si es posible, sepultados los facciosos en su recinto, y<br />
todos los efectos serán contrarios: nadie se atreverá en a<strong>de</strong>lante a<br />
encerrarse en los pueblos, ni encontrarán otro medio para librarse<br />
<strong>de</strong> la muerte que el <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar las arrnas.
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<strong>El</strong> Silso <strong>de</strong> Cuan/la 1031<br />
Si Cuautia no quedase <strong>de</strong>rnoljda como Zit4cuaro, el eneniigo<br />
creerfa haber hailado un medio seguro <strong>de</strong> sostenerse: multiplicaria<br />
sus fortificaciones en parajes convenientes, en los que reuniria el<br />
inmenso nümero que <strong>de</strong> temor se Ic separa, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellas intercepta.<br />
na los caniinos y <strong>de</strong>struiria los pueblos y haciendas: ]as pocas tropas<br />
con que contamos se aniquilarian, y Ia insurrección que se halia en<br />
su ültinio término, cundirla rIpidamente y tomaria un nuevo y vigoroso<br />
aspecto.<br />
Calleja se retiró at pueblo <strong>de</strong> Cuautlixto en espera <strong>de</strong> las resoluciones<br />
<strong>de</strong>l virrey: <strong>de</strong>sistiendo éste <strong>de</strong> su proyecto <strong>de</strong> atacar a Izicar<br />
al mismo tiernpo que a <strong>Cuautla</strong>, dió sus ór<strong>de</strong>nes al brigadier Llano<br />
para que acudiese a reforzar ci ejército <strong>de</strong> Calleja.<br />
Para Llano esta or<strong>de</strong>n fué la salvación, Si no personal, Si at<br />
menos <strong>de</strong> su honor.<br />
Dire par qué.<br />
En c umplirnjento <strong>de</strong> suprernas disposiciones, y at frente <strong>de</strong> lo<br />
que se tituió 'Ejércjto <strong>de</strong>l Sur, compuesto <strong>de</strong> dos mil hombres,<br />
Llano se sitné frente a Jzücar en ci cerro <strong>de</strong>l Calvario, y Cl 23 <strong>de</strong><br />
Febrero a la una <strong>de</strong> Ia tar<strong>de</strong>, rompió ci fuego sobre la población,<br />
hacicndo a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> avanzar dos columnas, al mando la<br />
una <strong>de</strong>l mayor D. José EnrIquez y la segunda <strong>de</strong> Francisco Caminero:<br />
dos escuadrones <strong>de</strong> caballerla formaban Ia retaguardia al<br />
niando <strong>de</strong>l coronet D. Jos Antonio Andra<strong>de</strong>. Tan vigorosa fué la<br />
resistencia que el Padre Sanchez, Guerrero y Sandoval le opusieron,<br />
que Llano hubo <strong>de</strong> retirarse a su campamento <strong>de</strong>l Calvario,<br />
<strong>de</strong>spues <strong>de</strong> dos horas <strong>de</strong> infructuoso ataque; Ic repitió no obstante,<br />
at siguiente dia 24, y no con mejor fortuna, pues fuC segunda vez<br />
rechazado Sin inconvenjente obe<strong>de</strong>ció en cOflsecuencja la or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>l v1rre ' y ci 26 se puso en camino para Cuautia; pero ni aun<br />
m archarse en paz Ic <strong>de</strong>jaron los valientes sitiados en Izijear, que hicleron<br />
sobre CI un vivo fuego at tener a Jos realistas al alcance <strong>de</strong><br />
SUs Parapetos, y no se lirnitaron a esto, sino que saliendo <strong>de</strong> la po.<br />
biacion, motestáronle <strong>de</strong> tal modo en su retirada, que en la barranca<br />
<strong>de</strong> Ttavacaque hubo Llano <strong>de</strong> sostener una acción en regla con<br />
ci enemigo, Vj ndose precjsado a abandonarle un cañdn, cuya cu<br />
rena se inUtjljzd en aquellos dificiles pasos.<br />
<strong>El</strong> dfa 29 <strong>de</strong> Febrero Llano lIegó al campo <strong>de</strong> Calteja, <strong>de</strong>spués<br />
d e haber segu!d O el djffcjly escabroso camino, que pasando por ci<br />
'IL
I 032 Epi.sodios Thslóricos Mexica,sos<br />
rancho <strong>de</strong> Temascalapa y las haciendas <strong>de</strong> San Ignacio y Santa<br />
Clara, da vuelta al grandioso volcán <strong>de</strong>l Popocatepeti.<br />
Aprovechãndose <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong> Llano, y obrando por su propia<br />
cuenta, sin que <strong>de</strong> ello pueda resultar culpa alguna a los verda<strong>de</strong>ros<br />
caudillos insurgentes, un salteador y bandido liamado Vicente Gomez,<br />
mas conocido por un repugnante apodo conquistado mutilando<br />
bárbaramente a sus prisioneros, a los cuales no quitaba la vida, cayó<br />
el 25 <strong>de</strong> Febrero sobre San Martin Texmelücan, entrando en Ia población<br />
y cometiendo en ella los crueles actos a que le impulsaba<br />
su sanguinario instinto; poco duró no obstante alit, pues<br />
sabido en Puebla el suceso, salió dc ella con un corto <strong>de</strong>stacamento<br />
el coronel D. Francisco Ordóñez, y Vicente Gómez huyO,<br />
prendiendo fuego a unas casas <strong>de</strong>l pueblo y zi la hacienda <strong>de</strong> San<br />
CristObal.<br />
Con el refuerzo <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Llano y algunas municiones,<br />
pertrechos y auxilios quc Venegas le remitió, Calleja se <strong>de</strong>cidió a<br />
empren<strong>de</strong>r el <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> Cuautia: EL JUEVES 5 DE MARZO DE 1812,<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que comenzó el asedio, pues en dicho dia circunvaió<br />
ci ejército Ia plaza, situándose ci general en jefe al Poniente, en tierras<br />
<strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong> Buenavista y Llano al Oriente en las lomas<br />
<strong>de</strong> Zacatepec: Las trincheras (la <strong>de</strong>scripción estã tomada <strong>de</strong>l mismo<br />
Calleja), se abrieron a! Sur entre la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l general en jefe y<br />
la izquierda <strong>de</strong> D. Ciriaco Llano, a medio tiro <strong>de</strong> fusil <strong>de</strong> las baterIas<br />
enernigas: a! Norte, en el punto <strong>de</strong>l Calvario, se construyó un<br />
fuerte reducto bien guarnecido con infanterla y artilleria, y en las<br />
lomas <strong>de</strong> Zacatepec, en ci centro <strong>de</strong> la divisiOn <strong>de</strong> Llano, se lcvantó<br />
otro para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la caja <strong>de</strong>l rio. Los intervalos <strong>de</strong> unos a otros<br />
<strong>de</strong> estos puntos, se cubrian con partidas <strong>de</strong> caballeria <strong>de</strong> veinticinco<br />
hombres <strong>de</strong> dIa y cincuenta <strong>de</strong> noche, y para la fadl comunicaciOn<br />
entre ellos, se abrieron <strong>de</strong> unos a otros caminos <strong>de</strong> veinte<br />
varas <strong>de</strong> ancho a tiro <strong>de</strong> fusil <strong>de</strong> Cuaut!a, atravesando suertes <strong>de</strong><br />
cafa y echando puentes sobre los apant/es 6 canaics <strong>de</strong>stinados al<br />
riego: se abriO tambiSn un camino en Ia quebrada 6 barranca<br />
liarnada <strong>de</strong>l Agua hedionda, por correr por ella los <strong>de</strong>rrames <strong>de</strong> un<br />
manantial azufroso, y en ci pueblo <strong>de</strong> Arneicingo, a la <strong>de</strong>recha<br />
<strong>de</strong> la barranca, acarnparon ci batailOn <strong>de</strong> Lobera y cscuadrOn <strong>de</strong><br />
Puebla a las Or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l mayor D. José Enriquez: se puso en comunicación<br />
este punto con ci <strong>de</strong>l Calvario por medio <strong>de</strong> un puente
<strong>El</strong> Sf(ac' fr Cuaulla 1033<br />
sobre ci rio, protegido por un fuerte espaldón: lo miSmo Sc hizo al<br />
Sur entre la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> Calieja s. izquierda <strong>de</strong> Llano, y asi quedo<br />
formada una linea <strong>de</strong> circunvalación <strong>de</strong> más <strong>de</strong> dos leguas, aunque<br />
con gran<strong>de</strong>s intervalos entre los cuerpos que la <strong>de</strong>fendian, por no<br />
bastar su nümero a guarnecer tan dilatado espacio.<br />
Al lado <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> Calleja 6 en sus inmediaciones, se<br />
encontraban el alojamiento <strong>de</strong>l cuartel maestre, los <strong>de</strong> Jos mayores<br />
generales <strong>de</strong> infanterIa y cabailerIa, los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> parque,<br />
La proveedurIa y el hospital: forrnaban un semicirculo dando frente<br />
a la plaza y protegiendo los citados lugares, la columna <strong>de</strong> grana<strong>de</strong>ros,<br />
ci batailón <strong>de</strong> Guanajuato, ci escuadrón <strong>de</strong> lanceros <strong>de</strong> Meneso,<br />
el batallón <strong>de</strong> la Corona, ci regimiento <strong>de</strong> caballerla <strong>de</strong> San<br />
Luis, los patriotas <strong>de</strong> San Luis, el regimiento <strong>de</strong> caballerIa <strong>de</strong> San<br />
Carlos, los escuadrones <strong>de</strong> lanceros <strong>de</strong> Zarzosa y Armijo y los <strong>de</strong><br />
Mxico y Espafia. tJn camino <strong>de</strong> comunicación unla ci cuartel general<br />
con las baterfas <strong>de</strong> Buenavista y <strong>de</strong>l coronet Gordoncillo Situado<br />
at Sur <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>; otro cubierto iba <strong>de</strong> ella a Ia <strong>de</strong>l capitán<br />
Murga, y a corta distancia alzábasc la trinchera construfda en ci<br />
camino <strong>de</strong> Coahuixia: <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> La baterIa <strong>de</strong>l capitán Murga se<br />
encontraba un espaldón para morteros, y siguiendo la linea <strong>de</strong> circunvalación,<br />
ci puente que daba acceso al campo <strong>de</strong> D. Ciriaco <strong>de</strong>l<br />
Llano: en las faldas <strong>de</strong>l Zacatcpec acampaban el batallón <strong>de</strong> Asturias,<br />
ci escuadrón <strong>de</strong> Tulancingo y ci batailón mixto: al otro lado<br />
<strong>de</strong> La barranca <strong>de</strong>l Agua hedionda, y comunicados por un camino<br />
cubierto y próximo at pueblo <strong>de</strong> Amelcingo, estaban situados ci<br />
eScuadrón <strong>de</strong> los dragones <strong>de</strong> Puebla y ci batalldn expedicionario<br />
<strong>de</strong> Lobera, a cuyo cargo corrIan la ilamada baterIa <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> Juchitcngo,<br />
y un espaidón para. la infanterla alzados a su frente: un<br />
Puente sobre ci rio <strong>de</strong>sernbocaba en ci camino <strong>de</strong>l reducto <strong>de</strong>l Calvario<br />
en ci camino Real <strong>de</strong> Mexico y, protegido por un espaidón<br />
que sostenjan infantiles y artilleros, iba a terminar la lmnea militar<br />
en Ia habitacjón <strong>de</strong> Calteja.<br />
Tat era Ia disposicion dada por 103 realistas a sus obras <strong>de</strong> asedio,<br />
como mejor he podido <strong>de</strong>scribirlac para suplir la presencia dl<br />
piano respectivo.<br />
TomoI<br />
5')
1034 Episodios His?âricos Mexicanos<br />
XII<br />
Aun no registra en sus páginas nuestra historia <strong>de</strong>fensa más gbriosa<br />
que la que <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> hizo ci Sr. D. José Maria Morelos;<br />
no <strong>de</strong>be, pues, extrafiarse que me extienda en pormenores sobre<br />
aquella monumental gloria <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacionab, cuyo relato<br />
<strong>de</strong>biera hacerse apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> memoria a los ninos que asisten<br />
a nuestras escuelas, acostumbrándoles a pronunciar ci nombre <strong>de</strong><br />
<strong>Cuautla</strong>, con la misma veneración que pronuncian los <strong>de</strong> Sagunto<br />
y Numancia, Gerona y Zaragoza.<br />
S610 un dIa y una noche, durante los cuales Llano y Calieja<br />
ocuparon sin excepción <strong>de</strong> individuo a todo su ejército, habIan<br />
bastado A los realistas pat-a empren<strong>de</strong>r y terminar sus obras <strong>de</strong><br />
asedlo.<br />
No habfan en verdad mostrado menor actividad los insurgentes<br />
en rnejorar las do su <strong>de</strong>fensa, encaminadas más bien que a hacer<br />
inexpugnable la plaza, Jo cuai no era posible, a diticultar los avances<br />
<strong>de</strong>l enemigo caso do quo intentase un nuevo asalto; en los quo<br />
Cableja diese estaban las ünicas probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> victoria <strong>de</strong> los<br />
in<strong>de</strong>pendientes: no pudiendo competir ni en nümero ni en ciementos<br />
con los realistas, qucrer batir a éstos en campo liano equivaiIa<br />
a Ilevar la pérdida por segura; asf lo comprendió Calieja que, con<br />
el fin do sacar al señor Morelos <strong>de</strong> la plaza, recurriO al ardid <strong>de</strong> hacer<br />
caer en manos <strong>de</strong>l insurgente Larios una comunicación dirigida<br />
al virrey, participandole la perdida sufrida por sus tropas en ci<br />
ataque ci 19 do Febrero y la poco menos que absobuta escasez <strong>de</strong><br />
municiones <strong>de</strong> su ejército.<br />
Todos los oficiales generales insurgentes se enteraron do la tal<br />
comunicación con inmcnso rcgocijo y ci entusiasmo <strong>de</strong> D. Hermenegildo<br />
fut tan gran<strong>de</strong>, que propuso salir inrnediatamentc do<br />
<strong>Cuautla</strong> y atacar a Caileja en su campo, dándole <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego pot<br />
<strong>de</strong>struldo: sus camaradas opinaron <strong>de</strong>l mismo modo y todos con-fan<br />
a ceñirse sus espadas y tomar sus cabalbos, cuando la voz <strong>de</strong>l<br />
señor Morelos les <strong>de</strong>tuvo, impidiéndoles salir.<br />
Gran<strong>de</strong> fué la sorpresa que les causó aquel quo ellos suponIan<br />
acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, y con mayor asombro todavIa se convencieron
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaulla 1035<br />
<strong>de</strong>l talento prodigioso <strong>de</strong>l caudillo, que les hizo ver La asechanza<br />
tendida a sus valientes enemigos pot ci astuto y pérfido realista.<br />
Su prodigiosa vista fué tat, que algunos dIas <strong>de</strong>spués los sitiados<br />
surtian su rnaestranza con los fragmentos <strong>de</strong> Los innurnerabies proyectiles<br />
que los sitiadores hicieron hover sobre <strong>Cuautla</strong>.<br />
<strong>El</strong> entusiasrno <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> ósta era extraordinario; todos<br />
contribufan ó con rnaterialcs 6 con su trabajo personal a La construcción<br />
<strong>de</strong> las fortificaciones <strong>de</strong> la casa y oficinas <strong>de</strong> la hacienda<br />
<strong>de</strong> Buenavista, en cuyos terrenos acampaba Calleja, y a la formadon<br />
<strong>de</strong>l reducto que frentc al carnpo <strong>de</strong> Llano unia un platanar<br />
con la orilla <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l rio: <strong>de</strong> las plazas <strong>de</strong> San Diego y Santo<br />
omingo se formó un fuerte recinto circunvalado pot cortaduras,<br />
parapetos y baterias amerlonadas, guarnecidas en to posibie con<br />
las piezas <strong>de</strong> que disponian; todos, Jo repito, tomahan parte en<br />
estas obras, hombres, mujeres y niños: con los üitimos se habf a<br />
formado una compania infantil, que se titulaba CompanIa <strong>de</strong> los<br />
emulantes Era su capitan D. Juan Nepomuceno Almonte, hijo<br />
mayor <strong>de</strong> D. Jost Maria Morelos, amante entonces, corno su propio<br />
padre, <strong>de</strong> su patria, por más que aun fuese un pequeftuelo.<br />
<strong>El</strong> muchacho era listo y simpático por <strong>de</strong>más, y tat su penetración,<br />
que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que veIa las intenciones y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> los<br />
hombres con solo verles ci rostro, razón por La cual Ia sencilla<br />
gentc suriana le Ilamaba ci zdivino, y Ic adoraba pot valiente y<br />
por hijo <strong>de</strong> su general; los infantiles militares hallábanse perfectamente<br />
instruidos en su arte, y era cosa <strong>de</strong> morirse <strong>de</strong> gusto, ci<br />
verbs rnaniobrar ante la casa, habitaciOn <strong>de</strong>l general, armados todos<br />
con carabinas <strong>de</strong> cabailerIa y pequeflos sables.<br />
En una ocasiOn estos muchachos se empenaron en un ataque<br />
que sostenjan los sitiados contra los realistas, y enredándose a los<br />
pies <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong> un grana<strong>de</strong>ro, le sorprendieron <strong>de</strong> tat modo que<br />
le hicieron dar en tierra y se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> su persona <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarmado y Ic metieron en triunfo a la plaza: el Sr. Morelos perdono<br />
at grana<strong>de</strong>ro y le <strong>de</strong>jO en hibertad: pero 61 no quiso marcharse<br />
y fut en Lo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lante uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> Cuautia.<br />
Quiso no obstante el caudillo castigar ci temerario arrojo <strong>de</strong> ha<br />
Comañta <strong>de</strong> e,nujantes y dispuso que su capitán quedase arrestado<br />
Y d eten:dos en una s:ila <strong>de</strong> D. Francisco Cardoso y Padilla, alcai<strong>de</strong><strong>de</strong>la<br />
1 4<br />
carce,, ulez y ocho <strong>de</strong> los niftos mas traviesos.
1036 E/'isodis His! dricos Mexicanos<br />
<strong>El</strong> pequeno capitán tornO muy a mal tanta severidad y amante<br />
padre <strong>de</strong> sus diminutos soldados reuniO a los más <strong>de</strong>cididos que<br />
quedaban libres y subiéndose- a la azotea <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l alcai<strong>de</strong>, por<br />
medio <strong>de</strong> reatas que echO a los prisioneros sacó cuatro <strong>de</strong> ellos,<br />
pero a punto <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scubierto antes <strong>de</strong> haber podido salvar a los<br />
catorce restantes, tuvo con mucho pesar que <strong>de</strong>jarlos abandonados<br />
a su suerte.<br />
Esto dió motivo a que el alcai<strong>de</strong> rindiese al general ci siguiente<br />
parte:<br />
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<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauul.3 1037<br />
ante las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> Cuautia, y escriblale reliriéndose al Sitlo,<br />
<strong>de</strong>bió empren<strong>de</strong>rse con todos los medios oportunos para asegurar<br />
ci suceso: pero las circunstancias, las distancias, las noticias equi-.<br />
vocadas y el concepto qua so tenia <strong>de</strong>l enernigo lo impidicron: propongo<br />
an consecuencia so haga venir artillerla gruesa do Perote y<br />
todo cuanto pueda necesitarse, sin perdcr instante, pretiriendo ésta<br />
A todas las <strong>de</strong>rnás atenciones, a las qua so podrá <strong>de</strong>spues ocurrir: y<br />
si V. E. no estuviese conforme con estas i<strong>de</strong>as, pido me prevenga<br />
terminantemente lo qua <strong>de</strong>bo ejecutar an circunstancias qua por<br />
cualquier parte qua so niiren, ofrecen niuchas diliculta<strong>de</strong>s para ci<br />
acierto.<br />
Por primera vez Caileja, cuyo orgullo era rival do su valor, pc.<br />
dia consejo a otra autoridad, hallándose perplejo an sus resoluclones.<br />
Pero al hacer tales caros al virrey, se olvidaba <strong>de</strong> qua an su parte<br />
<strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> Febrero, habia t.scrito a Venegas: c<strong>Cuautla</strong> exige Un <strong>sitio</strong><br />
do se-is ñ ocke dias., Estos seis ü ocho dfas iban a rivalizar con las<br />
famosas semanas <strong>de</strong> Daniel.<br />
Oft- XII'<br />
Venegas, ya lo he dicho, so cornplacIa an su interior <strong>de</strong>l fracaso<br />
<strong>de</strong> su rival, pero viendo an ello comprometido ci honor <strong>de</strong> su ejército<br />
y ci prestigio <strong>de</strong>l gobierno, hizo cuanto an su rnano estuvo<br />
para remitir a Calleja los auxilios y pertrechos qua pedla.<br />
Los prirneros dIas do fuego espantaron, a qué negarlo, al paclfico<br />
vecjndjo <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>: cada bornba hacIa venir al suelo alguno <strong>de</strong><br />
los pobres jacales qua constitufan la mayoria <strong>de</strong> dos barrios, y las<br />
gentes con-Ian a refugiarse en is icsias como ci más propio y<br />
seguro albergue.<br />
Pero como todos los disparos tn:i:i quo hacerse por elevación,<br />
l a punteña <strong>de</strong> los realjstas no era segura y solo asi se explica que<br />
do lag granadas qua <strong>de</strong>seaban hacer caer sobre la casa habitación<br />
<strong>de</strong> Morelos casi ninguna fuese a dar al punto a qua iban diii.<br />
gidas.<br />
La confianza fué poco a poco renacjendo, y al fin todo ci rnundo<br />
perdio ci miedod los proyectiles, máxime cuando ci general anun-
I 038 Episodios Históricos Mexicanos<br />
ció que pagarIa a un peso cada granada que se le presentase,<br />
cuatz-o reales la bala <strong>de</strong> cañon y a real la docena <strong>de</strong> balas <strong>de</strong> fusil.<br />
A la <strong>de</strong>tonaciOn <strong>de</strong> cada disparo, las mujeres y muchachos Icvantaban<br />
la vista at cielo, observaban la caIda <strong>de</strong>l proycctil, se tenthan<br />
a to largo en ci suelo a esperar la, explosion y arrebatábanse<br />
<strong>de</strong>spuós los cascos.<br />
Por este rnedio suplió el caudillo su falta <strong>de</strong> municiones, y los<br />
proyectiles realistas, <strong>de</strong>spuës <strong>de</strong> fundidos en la maestranza, eran<br />
<strong>de</strong>vueltos at campo <strong>de</strong> Caileja por las bocas <strong>de</strong> la artillcrIa.<br />
Mientras tanto los soldados surianos, guarecidos <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus<br />
trincheras, pulsaban tranquilos sus guitarras, haciendo a un lado el<br />
fusil y can taban:<br />
Rema, nanita y rema:<br />
y rema y vamos rernando,<br />
que los gachupines vienen<br />
y nos vienen avanzando.<br />
For un cabo doy dos reales,<br />
O1 Un sargento Un doblón,<br />
por ml general Morelos<br />
doy todo mi corazón.<br />
Los muchachos <strong>de</strong> la eCompailia <strong>de</strong> emulantes recorrIan los<br />
barrios haciendo diabluras y asustando con petardos a las mujeres,<br />
y se retiraban cantando con sus chillonas voces:<br />
Ahi viene Calleja<br />
por ci callejón,<br />
cogiendo a las viejas<br />
para hacer jabón,<br />
y a las jovencitas<br />
para ci batallón.<br />
Contrastando con ci general contento y como muda protesta<br />
contra él, un hombre, joven aOn, y no obstante serb, cubierto <strong>de</strong><br />
abundantes canas, solIa pasear silencioso por los reductos <strong>de</strong> los<br />
in<strong>de</strong>pendientes. Indiferente at parecer a todo, no lograban sacarle<br />
rnuchas veces <strong>de</strong> su abstracciOn ni la griteria <strong>de</strong> sus camaradas ni<br />
ci estrépito <strong>de</strong> los disparos enernigos, cuyas balas más <strong>de</strong> una vez<br />
cayeron a sus pies sin inrnutarle en to mas mlnimo.<br />
En otras ocasiones, por ci contrario, ci estallido <strong>de</strong> una bomba
-<br />
<strong>El</strong> SiSio <strong>de</strong> Cuaufla 1039<br />
parecia <strong>de</strong>spertarie <strong>de</strong> su pesadilia, y trepando sobre la trinchera<br />
como quien <strong>de</strong>sprecia a la muerte, <strong>de</strong>scubrIa todo su cuerpo,<br />
y echándosc a La cara su fusil, apuntaba a lt encmigo y solo disparaba<br />
cuando era seguro ci tiro; en tal caso hacIa in<strong>de</strong>fectiblemente<br />
bianco, y ci realista amenazado quedaba casi siernpre muerto,<br />
nunca solo herido.<br />
r<br />
-<br />
--<br />
H<br />
So1i, p.sear 5iIencIoso.<br />
Cuantas veces lograba su objeto <strong>de</strong> matar Un enemigo, solia sonreirse,<br />
pronunejar un nümero <strong>de</strong> ordcn, ver <strong>de</strong>sjus ci cielo y enjugar<br />
una lágrirna, que nunca jams ocultO a nadie ni al mismo señor<br />
Morelos, que mostraba por a: 1 ue-i hombre extrano, marcada prediieccjón.<br />
Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquellos mernorables dlas, ci personaje quc nos<br />
Ocupa, permanecia sobre la trinchera clue daba frente al reducto<br />
<strong>de</strong>l Calvarlo, como sierripre abstrajdo, como nunca vi gilante, cuai1<br />
do ci caudjilo, scguido <strong>de</strong> pequena escolta, acertó a pasar por<br />
aquel sitlo, haciendo recogerse a sus tropas y colocando centinelas.<br />
Todo ci murido hab(a obe<strong>de</strong>cjdo la or<strong>de</strong>n: solo nuestro hombre<br />
parecla no haberla escuchado: su vista no se apartaba un segundo<br />
*<br />
-<br />
:
1040 Episodios His tóricos Mexicanos<br />
do un grupo <strong>de</strong> trcs grana<strong>de</strong>ros rcaiistas quo solo sus cabezas <strong>de</strong>jaban<br />
ver por dma <strong>de</strong>l reducto enemigo, marchando on direcciOn<br />
<strong>de</strong>l Calvario.<br />
—jHijo miol—le gritO ci general,—baja do ahi, basta por hay.<br />
Al oir Ia palabra ibastal ci hombre se volvió hacia ci Sr. Morelos,<br />
Ic arrojd una mirada iracunda, y echindose a los ojos ci fusil,<br />
apuntó a los grana<strong>de</strong>ros y dispard: una <strong>de</strong> las tres cabezas so hundió<br />
<strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l parapeto para janiás volver i levantarse.<br />
—Trcinta y dos!—exclamd ci hombre, mirO at cielo y cnjugd on<br />
Sus ojos una idgrima.<br />
—jRctIrate, hijo mb, ó to matan!—grito ci general con cncrgica<br />
voz.<br />
<strong>El</strong> peligro era gran<strong>de</strong> on efecto: los grana<strong>de</strong>ros reaiistas asornaban<br />
por ci rcducto, no ya sus cabezas solas, sino sus dos fusiies.<br />
Lejos do intimidarse nuestro hombre, consi<strong>de</strong>rando que no tonIa<br />
tiempo para cargar su arma, tornó, 6 por mejor <strong>de</strong>cir, arrancá<br />
do manos <strong>de</strong> uno do los soldados do la escolta <strong>de</strong>l general, uria Carabina,<br />
y rdpidamente apuntd do nuevo y un segundo grana<strong>de</strong>ro<br />
<strong>de</strong>sapareció.<br />
—Treinta y tres!—exclarnó sonriendo.<br />
Casi at mismo tiempo que esto pasaba, otro do los soldados <strong>de</strong><br />
la escolta habia apuntado at tercer grana<strong>de</strong>ro y dádoie niucrte<br />
también, y siguiendo la manIa <strong>de</strong>l extraflo personaje, cuando cste<br />
hubo acabado do <strong>de</strong>cir treinta y tres, afiadió él:<br />
—iTreinta y cuatrol<br />
—No:—exclamd ci diestro tirador;—trejnta y tres, treinta y tres.<br />
nada más, sOlo cuento los que por ml mano mucren!<br />
Dcspues bajO do la trinchera y acercándose at general to besó ia<br />
mano antes <strong>de</strong> quehubiese podido retirarla.<br />
Las dltimas luces <strong>de</strong>l crepOsculo habianse <strong>de</strong>svanecido hasta<br />
trocarse on ci oscuro azul que es ci ropaje dc quo las sombras se<br />
Visten en aquella zona.<br />
<strong>El</strong> Sr. Morelos invitO a scguirle at héroe do esta pequena avontura;<br />
como a mitad <strong>de</strong> Ia calle Real se <strong>de</strong>smontó <strong>de</strong> su alazán, cu<br />
yas riendas entrego a su or<strong>de</strong>nanza, y <strong>de</strong>spidjendo a su escolta se<br />
apoyó en ci brazo <strong>de</strong> su silencioso compafiero, y mudos arnbos,<br />
fueron a hacer alto on una banca <strong>de</strong> ladrillos <strong>de</strong> la plaza do San<br />
Diego.
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuau/la 1041<br />
La noche era purisima: sobre su <strong>de</strong>nso manto brillaban las estrellas<br />
corno miradas <strong>de</strong> seres SUpCriOrCS, y con su luz <strong>de</strong> color t<br />
incesante movimiento, los planetas parecian hahiar en <strong>de</strong>sconocido<br />
idioma: ci ambiente era fresco, hümedo y saturado <strong>de</strong> aromas todos<br />
<strong>de</strong>licados: <strong>de</strong> vez en cuando una rãfaga <strong>de</strong> aire corria impregnada<br />
<strong>de</strong> un resinoso perfume <strong>de</strong> mangles, benéfico sobre todo punto<br />
para todo el que Ic respira: siguiendo ci inipulso que habIale<br />
impreso <strong>de</strong>sconocida mano, la ráfaga se dcslizaba <strong>de</strong>spués entre<br />
los platanares que la reciblan sacudiendo los gigantescos abanicos<br />
<strong>de</strong> sus hojas, que rechinaban sobre sus gruesos tailos, a la vez que<br />
los palrneros, estremeciendo su tronco, saludaban con sus penachos<br />
reales la sublime majestad <strong>de</strong> aquella cspbndida noche, liena<br />
toda do esos ruidos a quo contribufan a Ia vez todos los elementos,<br />
ci agua corriendo rápida en ci cauce <strong>de</strong>l rio, ci aire susurrando entre<br />
las rarnas 6 arrancando tenues notas at bronce <strong>de</strong> las campanas<br />
<strong>de</strong> los templos, ci fuego chisporroteando en ]as hogueras <strong>de</strong>l soidado,<br />
la tierra con ci roce <strong>de</strong> todo cuanto en ella tienc movimiento<br />
y vida.<br />
—AsI era,—dijo;—sicndo ci primero en hablar nuestro <strong>de</strong>sconocido,<br />
Ia noche en que la conoci: volvia yo con mi acordada a mi residcncja<br />
do la hacienda <strong>de</strong> Mapaxtian, no muy distante <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>:<br />
la encontré profundamente dormida zi la orilia <strong>de</strong>l nianantial <strong>de</strong>l<br />
que solla Ilenar su jarro, que flotaba sobre los circulos <strong>de</strong>l agua<br />
brotante: uno do mis hombres la <strong>de</strong>spertó Ilamándola rcpetidas<br />
veces por su nombre: Salomé, que asI so ilamaba, clespertó sobresaltada:<br />
yo me senti atraldo por su vOz armoniosa y dulce, me<br />
acerque, procur6 tranquilizarla y la invit6 a acompanarse con flOSotros<br />
hasta ci Real <strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong> Maxtiapa, en la quo dijo<br />
resjdja.<br />
Nada habiamos <strong>de</strong> particular, nada que no fuese fütil y sin interés;<br />
no obstante, recordaré siempre aquella conversación corno una<br />
<strong>de</strong> las m:is amenas y gratas <strong>de</strong> mi vida. i Ali! dijo at pronto exaltándose<br />
ci <strong>de</strong>sconocido: maidjto no ci jnstante en que Ia conoci, pero<br />
si ci do ml nacimiento, lmaidito! lmaldito cien veces!<br />
—Hijo mIo,-_-excjamó con meiancólica voz ci general,— nadie<br />
<strong>de</strong>bemal<strong>de</strong>cir ci instante <strong>de</strong> su nacimiento, porque ese instante es<br />
ci rnas gran<strong>de</strong> y santo do los <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nustr:L madre, a Ia cual<br />
d ebemos rospeto y adoracj(n<br />
TOMO
10.1 2 /;pt'd:o /-IiIrico M'XIC,lflO<br />
—Mi general...<br />
—No, no soy, hio mb, en este momento tu general: soy ci sacerdot2<br />
que acu<strong>de</strong> al socorro <strong>de</strong> Un alma enferma: da, hijo mb, iibre<br />
salida a tu mat: yo quiero curarte, yo puedo curarte, lo puedo,<br />
si, to puedo, pues nii conciencia me dice con la voz <strong>de</strong> su tranqui.<br />
lidad, quc aun soy digno <strong>de</strong> hacer bajar hasta mis manos a ese<br />
Dios gran<strong>de</strong> y ruisericordioso <strong>de</strong> quien ayer ful sacerdote en sus<br />
tempios, y hoy lo soy en los campos <strong>de</strong> bataila.<br />
—Si, si,—exclarn6 exaitado su interiocutor,—asI e la verdad,<br />
tambin son su tempio los carnpos <strong>de</strong> batalla, porque en ellos toma<br />
ci oprimdo una venganza que...<br />
—Corazones tan gran<strong>de</strong>s como ci tuyo, hijo mb, no pronuncian<br />
jamIs esa paiabra,—dijo el general interrumpi6ndole,-1 0 entien<strong>de</strong>s,<br />
Francisco Ayala?<br />
—jPor mi nombre <strong>de</strong> Francisco AvalaL..—exclamO ci personaje<br />
cuyo nonibre acabamos <strong>de</strong> saber, —que si en mI no es santa la yenganza,<br />
no hay, ni ha habido, ni pue<strong>de</strong> haber venganza que lo sea.<br />
—No, hijo mb, no Ia hay.<br />
en Dios —pregunto Ayala.<br />
—Ni en dl,—contestó ci saccrdote,—porque la <strong>de</strong> Dios se llama<br />
justicia y no venganza.<br />
en ci opriniido?—<strong>de</strong>mandó D. Francisco.<br />
—Ni en 61,—opuso ci general,—porque la <strong>de</strong>l oprimido se llama<br />
rcparacidn.<br />
XI NI'<br />
Ayala puso sus manos sobre su corazdn, respird con energIa,<br />
como quien se encuentra libre <strong>de</strong> un peso superior a sus fuerzas, y<br />
dijo al fin:<br />
—1S1, si, esa es la palabra; reparacidn!<br />
—Pobre Ayala, pobre hijo mio!—exclamó ci general conmovido:<br />
iqu6 <strong>de</strong>sgraciado eres!<br />
—Si, padre mb! ;lo soy! 1Av <strong>de</strong>l que ama y pier<strong>de</strong> ci objeto <strong>de</strong><br />
su amor! iera yo tan feliz!... La voz <strong>de</strong> las nuevas i<strong>de</strong>as con que<br />
Un pufiado <strong>de</strong> hombres habia hecho <strong>de</strong>spertar en los criollos el<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y ci amor <strong>de</strong> la patria, sonó dulce y
W."',<br />
<strong>El</strong> Si/ia <strong>de</strong> Cua uIl.j 1043<br />
grata en mis oIdos: pero aquello era tan nuevo como peligroso, y<br />
yo era tan feliz con mi Salomé, que no quise lanzarme en aquel<br />
piélago <strong>de</strong> riesgos que se habIa tragado millares <strong>de</strong> existencias cii<br />
unos cuantos dias <strong>de</strong> lucha civil: seguI, pues, <strong>de</strong>l ]ado do los rcalistas<br />
y acepté ci titulo do teniente do la Acordada <strong>de</strong>l Valle do las<br />
Amilpas, pero limitándome a Ia persecución do maihechores quo a<br />
pretexto <strong>de</strong> las nuevas i<strong>de</strong>as se lanzaron a <strong>de</strong>sacreditarias, convirtiéndose<br />
en comunes y viles ladrones. A nadie, hasta entonces, habIa<br />
hecho yo mal aiguno; no obstante pesaba sobre mi una mala<br />
voluntad, la <strong>de</strong>l sub<strong>de</strong>legado <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>, un europco ilamado Garcilaso:<br />
quiso 6stc hacerme alistar en las tropas quo levantô contra<br />
los in<strong>de</strong>pendientes, y yo me excuse: Salomé, mi mujer, estaba en<br />
cinta y yo no queria abaudonarla, ya porque la amaba, ya porque<br />
qucria recrearme con la milsica <strong>de</strong>liciosa <strong>de</strong>l primer Ilanto <strong>de</strong> ml<br />
hijo: intiics fueron instancias, ór<strong>de</strong>nes y amenazas: Garcilaso so<br />
regocijó con ello y pretendid hacerme sospechoso: pero inütiks<br />
fueron sus tcntativas, mi conducta era limpia y clara como las<br />
aguas <strong>de</strong> los manantiales: no obstante habIa sembraclo una calumnia,<br />
y esta planta maldjta, tar<strong>de</strong> pero nunca <strong>de</strong>ja do dar fruto. Paso<br />
tiempo, no sO cuánto, porque yo era muy feliz con mi mujer y mi<br />
hijo, y no contaba las horas, trabajo que sOlo so toma el quo pa<strong>de</strong>-<br />
Ce; pero, lo repito, paso tiempo y aconteciO quo ci cornandante<br />
realista Moreno, alcanzO y dió niuerte en la hacienda <strong>de</strong> Jalmolonga<br />
al capitán insurgente Toledano, sobre cuyo cadaver encontró<br />
una carta <strong>de</strong> D. Ignacio Ayala...<br />
—Si, a quicn yo habia nombrado inten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong><br />
Tecpan.<br />
—Sin fijarse Moreno en que uno era I gnacio y otro Francisco, y<br />
haciOndolo sOlo en el apellido Ayala, so acordó <strong>de</strong> mi y <strong>de</strong> las sospcchas<br />
quo circulado habja Garcilaso, y <strong>de</strong>terminO pren<strong>de</strong>rme, a lo<br />
cual Garcilaso ayudO franqucando a Moreno un auxilio <strong>de</strong> tropas.<br />
Eran ellos ti-res y supusjOronme a mI una pantera, y como a tal<br />
pret endjeroit darn-ic caza: emboscandose en los maton-ales, disminuyendo<br />
el ruido do sus pisadas, y con las armas listas a disparar,<br />
r o<strong>de</strong>aron mi hurriil<strong>de</strong> jacal, tejido con cañas y bejucos, y encontr<br />
ándomo sentado con ml mujer a Ia mesa, al invitar a dos <strong>de</strong> elios<br />
que distingui a gustar do mi frugal alimento hiciOronse oir hasta<br />
Cincuenta <strong>de</strong>tonaciones y mi esposa, mi angel, mi SalomO, quo te-<br />
A.:-j
Episothos I-/is!Jncos M-':cs,;o'<br />
nia a mi hijo on su regazo, cayó atravesada por un balazo. Oli! vo<br />
no sé Jo que por ml paso, no recuerdo lo quc pcns, dije ó hice:<br />
sOlo tengo memoria <strong>de</strong> que mis armas se encontraban on mi caba<br />
Ilo aniarrado a un arbol a Ia puerta <strong>de</strong>l jacal, y quo cuando sail<br />
buscarlas mi cabailo no estaba aili. Sin duda on aquel trance <strong>de</strong>bl<br />
volvernie loco, porque, Jo repito, nada sé, nada recuerdo y sOlo<br />
pu<strong>de</strong> darune d nil mismo razOn <strong>de</strong> ml mismo, tres dias <strong>de</strong>spuds<br />
on quo me encontrd solo en medio <strong>de</strong> Un bosque todo ensangrentado<br />
y muerto <strong>de</strong> hambre y <strong>de</strong> cansancio. Yo creo quo si on ci instante<br />
<strong>de</strong>l ataquc matt uno 6 muchos <strong>de</strong> mis bárbaros enemigos Jo<br />
hice sin duda sin más arnias quo mis uñas y mis dientes: sail <strong>de</strong>l<br />
bosque corno leon quo busca sus prendas robadas y supe... no sé<br />
por qui&i, quo mi mujer, mi angel, ml Salome, habia sido conducida<br />
con mi hijo al <strong>Cuautla</strong>, con horribles heridas la infeliz, pucs<br />
aqucilas l)cstias feroces hablan prendido fuego al ml jacal, sin consi<strong>de</strong>rar<br />
quo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él mi Sabomé nadaba on su propia sangre, y<br />
mi hijo Iboraba <strong>de</strong> niiedo y <strong>de</strong> terror. Atroces eran ]as noticias,<br />
pero aquellas queridas preridas vivIan, y Ia esperanza <strong>de</strong> reunirme<br />
con ellas <strong>de</strong>hiera haberme consolado; Pero no fué asI, ml razOn<br />
volviO zI trastornarse, y por ahi cuentan quo yo hice no sé cuantas<br />
cosas, quo no recuerdo, que quizal ellos han inveutado; lo quo yo<br />
sé es que, perseguido por los rcalistas, fui a dar al pueblo <strong>de</strong> Nene.<br />
cuilco, que alli me oculté on la iglesia con algunos camaradas que<br />
tuvieron compasión <strong>de</strong> ml: que atacado por aquelios implacables<br />
inquisidores me hice fuerte on Ia iglesia, y quo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haher<br />
muerto si muchos <strong>de</strong> mis enemigos, cuando concluI con mi parque<br />
sail <strong>de</strong> la iglesia, me abri paso por medio <strong>de</strong> las flias realistas, corn<br />
al don<strong>de</strong> me dijeron que el general Morelos estaba, y me present<br />
a éi y...<br />
—Vo to abri entonces mis brazos, como to los abro ahora, y te<br />
dije...<br />
—cDios es gran<strong>de</strong> y tiene consuelos para los mals gran<strong>de</strong>s dolo.<br />
res, si, ml general, padre mb, lo recuerdo, cDios es gran<strong>de</strong> y<br />
tiene consuelos para los mals gran<strong>de</strong>s dolores, y por Dios, padre<br />
mb, quo no fué asi, pues al fin entranios on <strong>Cuautla</strong> y busqué<br />
al mi mujer, al mi angel, a mi Salomé y solo encontrd el sepulcro<br />
on quo Ia habfan sepultado, muerta <strong>de</strong> resulta <strong>de</strong> sus hendas,<br />
sin quo Dios la hubiera dado el consuelo <strong>de</strong> hacerla morir on
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1045<br />
mis brazos diciéndola yo: muere tranquila porque ya estás vengada<br />
y yo to amo. No, padre mb, no, mi general, la palabra no es reparac:ón,<br />
es venanza, venganza! jvenganza, sb, solo venganza!<br />
Cuando D. Francisco Ayala <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> hablar, sus fuerzas Ic abandonaron<br />
y rompiendo en sollozos, <strong>de</strong>jó caer su cabcza on los brazos<br />
<strong>de</strong>l Sr. Morelos, Ilorando a la vez como un niño.<br />
<strong>El</strong> general guardó siiencio, no queriendo estorbar con sus palabras<br />
aquel benéfico <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> un espantoso dolor.<br />
Cuando la crisis comenzó a pasar, D. Francisco fud ci primero<br />
en tomar la palabra diciendo:<br />
—Perdón, padre mb, soy más pequeio que gran<strong>de</strong> es mi pena.<br />
— I A) ala! jmi bravo Ayala!—repitió el caudillo,—valor, quo ese<br />
Dios cuyo po<strong>de</strong>r niegas nos ye.<br />
—Oh! padre mb, dcmuéstremelo usted, porque iay <strong>de</strong> mI! Jo<br />
necesito.<br />
—Si, hijo mb, sI; to lo <strong>de</strong>mostraré: vamos a tu casa, quiero<br />
acompanarte a ella, y alli sobre la cama <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> tu hijo que<br />
Dios te ha conservado, me dirás si aun pue<strong>de</strong>s negar a Dios: vamos<br />
a ver a tu hijo.<br />
<strong>El</strong> caudjilo habia tocado ci corazOn <strong>de</strong> D. Francisco, y éste<br />
murmuró <strong>de</strong> nuevo Ia palabra perddn; <strong>de</strong>jándose caer i los pies <strong>de</strong>l<br />
sacerdote<br />
<strong>El</strong> caudillo Ic levantó amorosamente, v mientras un nuevo V COp1050<br />
lianto SL ctrdl)j. 11 iI)11 T . C nfla,<br />
le dijo:<br />
SI, Ayala, Dios cxistc v rt,t t.i Li 1J )CCt') t<br />
hijo, y por sus tabios to sonrie, y con sus Ojos to mira, y con sus<br />
brazos to liga a esta tierra y esta vida quo malamente acusas <strong>de</strong><br />
Pesada: tu hijo es ci cuerpo <strong>de</strong> tu esposa, el alma <strong>de</strong> tu Saiomd,<br />
quepor rnedio <strong>de</strong> ese angel to envia las bendiciones quo ella <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el cielo pi<strong>de</strong> a Dios para ti. Tu hijo es Ia prenda <strong>de</strong> recuerdo que tu<br />
Salome to <strong>de</strong>jó antes <strong>de</strong> partir para la otra vida: recuerdo no falto<br />
<strong>de</strong> elocuencia y vida, como la mayor parte <strong>de</strong> los quo ci hombre<br />
<strong>de</strong>ja al ausentarse <strong>de</strong> este mundo, sino recuerdo dotado <strong>de</strong> movimiento<br />
y voz, quo to festeja con sus sonrisas quo aun no conocan<br />
C1 dolor, y sale a tu encuCntro con todas ]as gracias que con prodig<br />
maflo pone Dios en los niños: tu hijo, angelical trasunto <strong>de</strong><br />
e otro angel Cuya auseneja floras, quedO on Ia tierra para hacerte<br />
.
1046 Episodios His 11i1105 Mexianos<br />
ver que con 61 han vivido hasta hoy los habitantes do esta Amárica,<br />
sin rnadre que los haya alinientado a sus pechos en los dias <strong>de</strong> Ia<br />
infancia, y amado y sacriuicádose por ellos: ese nio te dice quo no<br />
Pue<strong>de</strong>n ser buenos señores <strong>de</strong> esta tierra los que le han matado Ia<br />
madre quo aquI le did a Iuz; ese niflo te dice, dame una patria quo<br />
me ame si ti niueres; ese niño, en fin, te exige que vengues ii Salomé,<br />
cubricndo con ]as palmas conquistadas en una lucha santa y<br />
noble, ci sepuicro en que <strong>de</strong>scansa en tierra esciava hoy, en tierra,<br />
mañana quizit, in<strong>de</strong>pendiente y libre: Si, Ayala, sI, hijo mb, en ci<br />
alma <strong>de</strong> un hombre como tü no pue<strong>de</strong>n negarse a entrar ci consuelo<br />
y La resignacidn, si los ganas con méritos conquistados amando it<br />
Dios y it la patria.<br />
Cuando ci caudillo concluyd <strong>de</strong> hablar, Ayala levantó su cabeza,<br />
mird en torno suyo y no pudo por rnenos do ce<strong>de</strong>r it la magnificencia<br />
<strong>de</strong>l espectitculo que contemplaba: la noche, en efecto, conio ya<br />
dije, era purisirna: sobre su <strong>de</strong>nso manto briliaban las estrellas como<br />
miradas <strong>de</strong> seres superiores, y con su luz do color é incesante movirniento,<br />
Ios planetas parecian hablar en <strong>de</strong>sconocido idioma.<br />
xv<br />
Recatitndosc convenientemente y <strong>de</strong> mnodo do no ser observados,<br />
dos hombrcs habIan seguido en casi todos sus acci<strong>de</strong>ntes Ia escena<br />
que en ci anterior capItuio he <strong>de</strong>scrito: cuando ci caudillo y<br />
D. Francisco Ayala hubiéronse alejado, nuestros hombres salieron<br />
<strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lfas 6 laureles-rosa tras <strong>de</strong> los cuai3s habanse<br />
escondido.<br />
—Escuchaste bien, Felipe,—preguntd uno <strong>de</strong> ellos.<br />
—Si, Juan, si escuché, y LojalI que nada hubiese oido!<br />
—Por qué?<br />
-----Porque ahora mits que nunca estoy <strong>de</strong>cidido it no escuchar tus<br />
prfldos consejos.<br />
—Harias mal, pues pudiera costarte caro.<br />
—No me amenaces, Juan, porque con solo una voz que yo dé,<br />
puedo per<strong>de</strong>rte y librarme <strong>de</strong> Ia vergUenza <strong>de</strong> haber dado oIdo<br />
tus proposiciones.
F<br />
<strong>El</strong> Sub d Cu3ulla 1047<br />
—No serIa sin que antes yo te hubiese atravesado el corazón<br />
con un punal; pero, en fin, searnos amigos, que a los dos pucdc<br />
convenirnos.<br />
—Como quieras, pero no hablemos rnás <strong>de</strong>l asunto.<br />
—Pero -por que?<br />
—Porque la relación que acabo <strong>de</strong> escuchar <strong>de</strong> labios <strong>de</strong>l mismo<br />
Ayala me <strong>de</strong>muestra que los rcalistas son unas bestias feroces que<br />
ante ninguna atrocidad se <strong>de</strong>tienen.<br />
--Pero qué tiene <strong>de</strong> particular lo acontecido a Ayala?<br />
—Cómo, Juan, no lo encuentras th?<br />
—Te to juro.<br />
—Cabe mayor crucidad en gente hurnana?<br />
No te divagucs, Felipe; has ofdo <strong>de</strong>cir a Ayala que las autoridadcs<br />
espaflolas le tenian por sospechoso.<br />
—Si, pero sin haber dado di motivo aiguno.<br />
—Ddmoslo por cierto si lo quieres; pero Sin causa ó con ella<br />
Ayala se habIa hecho sospechoso, y la ligereza <strong>de</strong>l comandante<br />
Moreno, engai'iado por ci papel que encontró sobre ci cadaver <strong>de</strong><br />
Toledano, dcterminó su ruina: todo cilo fué obra <strong>de</strong> una ciga<br />
fatalidad. Tu en cambio -qu6 pue<strong>de</strong>s temcr , nada, y antes por el<br />
contrarjo te sobrarán entre los realistas toda clase <strong>de</strong> garantIas.<br />
Por otra parte qud es lo que se exige <strong>de</strong> ti? nada que no te sea<br />
fácii: los insurgentes ticnen en ti una absoluta confianza, y por eso<br />
te han encargado <strong>de</strong>l mando y vigilancia <strong>de</strong> Ia trinchera que queda<br />
frente at campo <strong>de</strong>l brigadier D. Ciriaco <strong>de</strong>l Llano: qué peligro<br />
pue<strong>de</strong>s correr en permitir que los realistas penetren en <strong>Cuautla</strong><br />
por ella, una <strong>de</strong> estas noches?<br />
—Te digo quc no cornctcré yo semejante traición.<br />
----;Traicion! traici6n a quien? .á Morelos? no la has cometido<br />
acaso contra ci ünjco dueño natural <strong>de</strong> estos reinos ci Sr. D. Fernando<br />
VII? Ahora bien cua1 <strong>de</strong> estas dos traicioncs es la más<br />
criminal y cuál <strong>de</strong> ellas pue<strong>de</strong> proporcionartc mayorcs ventajas?<br />
Crees a tu general Morelos más fuerte v po<strong>de</strong>roso que al monarca<br />
CSpanoI', jNo has visto ya que los primeros cabecillas que Sc Ic-<br />
Vantaron contra Espana ban sido muertos todos y disipados sus<br />
ei e<br />
rcitos, y esto cuando ci virrey no tenia tropas que oponerles, y<br />
a Op ini6n Ic era contrarja, merced a los errores y traiciones <strong>de</strong>l<br />
usurero Iturrigara)?? Porque ci 19 do Febrero rechazasteis a los
1048 Episodios Históricos Mexicanos<br />
realistas matándoles at con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa Rul y a otros jefes, os creéis<br />
ya invencibies? ;Supones tü que si Calleja hubiese querido intcntar<br />
un nuevo asaito, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habérseie reunido los dos mil hombres<br />
<strong>de</strong> Llano, no habria tornado a <strong>Cuautla</strong>?<br />
—Por qu6 no to ha hecho ya entonces?<br />
—Por una razón muy sencilla, porque no quiere que Se le escape<br />
ninguno <strong>de</strong> Los que aquI estuis enccrrados, especialmente los jcfcs<br />
quo son siempre los cineros en huir <strong>de</strong>jando en ci abandono a<br />
sus tropas. Con este fin está resuelto a prolongar ci asedlo cuanto<br />
sea posible, a fin <strong>de</strong> mataros <strong>de</strong> hambre como i perros, sin exceptuar<br />
ni a los nifios flj a las mujeres.<br />
—10h! leso es una infame crueldad!<br />
—Te enganas, Felipe, es un recurso <strong>de</strong> guerra como cualquiera<br />
otro.<br />
—No, no se trata asi d los enemigos.<br />
—Cuando ci enemigo es to que pue<strong>de</strong> liamarse un betigerante,<br />
claro que no; pero nadie ha reconocido vuestra beligerancia y no<br />
pasáis <strong>de</strong> ser unos rebel<strong>de</strong>s comunes y corrientes: no tenéis, en<br />
corsecuencia, <strong>de</strong>recho para ser tratados sino corno rebel<strong>de</strong>s y traidores<br />
at rey.<br />
—Mientes, Juan, mientes y Si no te callas...<br />
—Comprendo tu exaltacidn y la dispenso, amigo Felipe; por rnás<br />
que to hayas afihiado entre los insurgentes, cres un hombre <strong>de</strong><br />
honor y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>s tu causa, solo porque es tuya, sin poncrte a<br />
pensar si es ó no es noble y justa.<br />
—Juan, no me tientes; Juan no me lisonjees; Juan, calla.<br />
—No callard aun cuando quisieras per<strong>de</strong>rme, que no querras,<br />
porque, en fin, <strong>de</strong> to ünico que yo trato es <strong>de</strong> tu inters, solamente<br />
<strong>de</strong> tu intercs.<br />
—Querrás hacerme creer que <strong>de</strong>l tuyo no,—observO irónicamente<br />
Felipe.<br />
—Asf es la verdad, como to dices y voy a <strong>de</strong>mostrártelo: bien<br />
sabes que yo vivIa mo<strong>de</strong>sta pero tranquilarnente en mi rancho <strong>de</strong><br />
San MatIas cerca <strong>de</strong> Valladolid. Lo mismo me importaba a mI ci<br />
rey <strong>de</strong> Espafia, que ci gran turco, y to mismo que ci gran turco los<br />
insurgentes. En naia, pues, me metIa y la pasaha contento y feiiz<br />
sin dãrsenic nada un ardite. Sc acerca en estas ci cura Hidalgo a<br />
Valladolid, y por <strong>de</strong>sgracia mi rancho se encuentra en su camino,
w_;__I<br />
<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cuauila 1049<br />
y... excuso pormenores sin provocacidn <strong>de</strong> ml parte, sin causa<br />
alguna ni chica ni gran<strong>de</strong>, ni justificada ni porjustificar, La chusrna<br />
quo formaba el grueso <strong>de</strong> su ej&cito, entra a saco en mu rancho,<br />
roba cuanto cree ütil y pega fuego a to <strong>de</strong>más, matzindorne dos<br />
hijos v <strong>de</strong>jándornc a nil mal herido. Ya yes quo no solo los realistas<br />
corneten atrocida<strong>de</strong>s. Alia como Dios quiso, recobré Ia salud y me<br />
presenté at cura Hidalgo a exponerle Ia sinrazOn y crueldad con quo<br />
habia sido tratado: el cura me dijo quo se me pagaria todo, cuando<br />
las tropas se apo<strong>de</strong>raran <strong>de</strong> Mexico, y me diO or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> alistarme on<br />
su ejército. Yo toniC, y creo quo con justicia, por insulto todo es1o,<br />
pero tuve miedo y callC. Cuando Jos insurgentes salieron <strong>de</strong> Valladolid<br />
corri a presentarmc at Sr. Catleja, le referI mis <strong>de</strong>sgracias,<br />
escribiO at virrey, y por la munificencia <strong>de</strong> uno y otro me encontrC<br />
<strong>de</strong> nuevo on aptitud <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r vivir <strong>de</strong> mis propios recursos, pues<br />
me entregaron una fuerte cantidad <strong>de</strong> dinero on buenos pesos,<br />
'nerced a la cual ni siquiera trabajar para cuidarla necesito. Crees<br />
tü quo no <strong>de</strong>bo yo querer a Los reatistas y serviries en cuanto <strong>de</strong><br />
nil <strong>de</strong>penda?<br />
—Y qu6 premio to han ofrecido por comprarme?<br />
—Ninguno, to to juro, y <strong>de</strong>bes creenme porque nada necesito.<br />
—Entonces quC te ha impulsado a aceptar ci riesgo <strong>de</strong> venirte a<br />
nuestro canipo?<br />
—<strong>El</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> contribuir en cuanto <strong>de</strong> nil <strong>de</strong>penda a alirmar en<br />
estos rejnos la Pacifica domjnacjón <strong>de</strong> mis bienhechores; :no cornpren<strong>de</strong>s<br />
que si vosotros triunfaseis y Espafla fuese arrojada <strong>de</strong> esta<br />
A merica, pronto Seria sabida mi histoniaa, y consi<strong>de</strong>rado yo como<br />
europco y privado por Oltjrno <strong>de</strong> mis bienes, quo valen en la actuahdad<br />
cinco veces más quo to quo valia mi rancho <strong>de</strong> San Matias?<br />
—Y por qué me has elegido a nil como auxjljar <strong>de</strong> tus planes?<br />
—Porque to he juzgado más bueno quo los <strong>de</strong>mãs.<br />
—Repito que no me adules.<br />
— Está bien, no quiero que liames adulación a to que no es más<br />
que Pura Justicia, y paso a darte mis <strong>de</strong>más razones; te he elegido<br />
a t, porque he visto quo a ti como a nadie espantan los peligros a<br />
que estájs expuestos<br />
-Acaso me crees cobar<strong>de</strong>?_pregunto Felipe con man ifiesta ira.<br />
: estos peligros te espantan, no lor ti, Siflo por tu mujer Y<br />
hijo a quienes adoras con positiva I:atra.<br />
TOM O I<br />
tu No<br />
-<br />
.-
1050<br />
Ep:sodios Hisiôricoc Mexicanos<br />
—jOhi si, si, iprendas queridas <strong>de</strong> mi corazón<br />
—;to yes? to conozco bicn?<br />
—;Oh! icaila, el <strong>de</strong>monio to inspira!<br />
—No ci <strong>de</strong>rnonio, sino el mismo Dios que por mi medio quiere<br />
salvarte. Si, Felipe, Si, este <strong>sitio</strong> to espanta por tu pobre mujer,<br />
sobre la cual pesa una enfermedad terrible, la tisis, no obstante<br />
lo cual, se ha visto precisada a criar a sus pechos al hijo quc to<br />
nació pocos dias antes <strong>de</strong>l <strong>sitio</strong>, porquc ninguna otra mujer quiso<br />
hacerse cargo <strong>de</strong> él por temor a las contigencias <strong>de</strong>l cerco: th has<br />
creIdo po<strong>de</strong>r salvarlo todo adquiriendo una vaca que, aunque<br />
mal alirnentada, pues los pastos escasean, to proporciona leche<br />
para sustento <strong>de</strong> tu mujer y <strong>de</strong> tu hijo: pero las provisiones Cmienzan<br />
a faltar, y si ci <strong>sitio</strong> se prolonga, ci hambre va a ser<br />
espantosa, y t(.i no podrás conservar tu vaca, porque la muchedurnbre<br />
se apo<strong>de</strong>rará <strong>de</strong> ella, to la arrancarán, Ia dividirán on pedazos<br />
y por alimentar su harnbre egoista <strong>de</strong>jarán rnorir a tu mujer y a tu<br />
hijo. —Oh! exciainó Felipe exaltado, antes tendrian quc matarme.<br />
—Lo creo, y no creas quc ellos <strong>de</strong>jarIan <strong>de</strong> rnatarte; el suplicie<br />
<strong>de</strong>l hambre es el más bárbaro <strong>de</strong> los suplicios; dicen que on ci sitiO<br />
quc a Gerona pusieron los franceses a principios <strong>de</strong> i8rn hubo padres<br />
que, instigados por ci hambre, se comieron a sus propios<br />
hijos.<br />
—10h! icallal 1calla por piedad, Juan, amigo mb!<br />
—Por qu6 he <strong>de</strong> callar si hablando puedo saivarte <strong>de</strong> un crimes<br />
semejante, y, que no obstante su magnitud, ni los hombres ni Dios<br />
pue<strong>de</strong>n castigar?<br />
—Dios mio,—exclamó sollozando Felipe,—para merecer castigO<br />
tal, 1cuái es mi <strong>de</strong>lito!<br />
—N inguno ,—se apresuró a respon<strong>de</strong>r Juan ,—ni nguno, puestO<br />
que Dios to vicne a ofrecer por ml conducto la mancra <strong>de</strong> huir <strong>de</strong>l<br />
peligro.<br />
—No sé Si serã Dios quinn to envia,—dijo Felipe;—lo ünico que<br />
puedo asegurar es que me has <strong>de</strong>sgarrado ci corazón.<br />
—Cuipa <strong>de</strong> ello, no a ml, sino a Ia situación en que to encuefl<br />
tras.<br />
—Pero bien, sepa yo qu6 Cs lo quo piensas hacer.<br />
—Prcgunta.
<strong>El</strong> Silia dc Cuaulla 1051<br />
—.-Vas a permanecer con nosotros an <strong>Cuautla</strong>?<br />
—Dc ningfin modo: hayas ó no aceptado mi plan, yo regresaré<br />
al campo realista tan pronto como se empefie una acción ó combate<br />
qua haga aproximarse a Calleja d la plaza.<br />
—SerIas, pucs, capaz <strong>de</strong> abandonarme <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hecho<br />
mayor mi infelicidad?<br />
—Bien sabe Dios qua no ha sido ese mi objeto.<br />
—1No, til no partirás!<br />
—Si, an cuanto se presente la ocasión.<br />
—Antes te dclataré como espIa.<br />
—No lo creo.<br />
—Por qué?<br />
—Porque tU no pue<strong>de</strong>s pagar con sem'bjantc infamia el servicio<br />
qua he pretendido hacerte: los medios podrán, si tü quieres, parecerte<br />
reprobados, puesto qua te he propuesto una traición, qua<br />
todo, absolutamente todo, disculparla; Pero solo asI pue<strong>de</strong>s salvar,<br />
no ya tu persona, qua dueflo eres <strong>de</strong> estimar an nada 6 menos qua<br />
nada, sino a tu infeliz y hermosa mujer y a tu juguetOn pcquenuelo.<br />
Pero an fin, se hace tar<strong>de</strong>, las gentes se han retirado ya a sus<br />
casas y podrIarnos parecer sospechosos. Vámonos, pues; y piénsalo<br />
bien esta noche, que as ci plazo qua te doy: mañana texnprano nos<br />
veremos, y si no aceptas, yo quedaré an libertad Para cscapar <strong>de</strong> aqul<br />
en cuanto Ia ocasiOn se me ofrczca.<br />
Un rnonento dcspués nuestros dos interlocutores habIanse separado<br />
y <strong>de</strong>saparecido por diferentes rumbos.<br />
.uI<br />
XVI<br />
Reto rciéndose <strong>de</strong> dolor, Felipe saliO una hora <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su casa<br />
Para acudir a relevar la guardia <strong>de</strong> la trinchera, qua le habfa sido<br />
efleomendada<br />
Serlan como las diez <strong>de</strong> la noche.<br />
Entrado habia an un callejOn qua <strong>de</strong>sembocaba en la trinchera,<br />
Cuando hubo <strong>de</strong> hacerse a un lad:> para lar paso ;i un jinete qua al<br />
reconocerle dijo:<br />
— Buenas noches, señor capitiin D. 1clipc Mans:i.<br />
-
£052 Episodios Hisiórscos Mexicanas<br />
—Salud, mi general!—contestó Felipe,—reconocicndo en eiji.<br />
nete al niismo Sr. Morelos.<br />
—;Que tal,—dfjole éste,—qué tal van la mujer y el chiquitin?<br />
—Mal, mi general,—contestó casi Ilorando el Ilamado capitán<br />
\Ianso.<br />
T<br />
IL<br />
4<br />
mi geacrai<br />
—C6mo es eso? no Ic prueba la saludable casa que proporcion<br />
a usted, queriendo evitarle ci peligro que ofrecIa, en caso <strong>de</strong> asalto,<br />
Ia que ocupaban a la entrada <strong>de</strong> la villa?<br />
—Mi general, no es Ia casa la culpable, sino la pIcara enfermedad<br />
<strong>de</strong> mi mujer.<br />
—Cierto: cruel pa<strong>de</strong>cimiento es ese <strong>de</strong>l pecho.<br />
—Me parece que con cada dia que pasa se klestruye más y más.<br />
—Pues qut, ya no da leche la vaca?<br />
—Si, mi general, pero poca, y el niño <strong>de</strong>vora, y apenas basta<br />
para1.<br />
'
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuoula 1053<br />
—Lo creo: el tal muchacho CS Ufl becerro, y parece imposible<br />
quc una macire tan débil haya dado a Iuz tin muchacho tan sano y<br />
grueSo.<br />
—Es eso lo que me inquieta, mi general.<br />
—Pero usted se tiene Ia culpa, Sr. Manso.<br />
—;Yo, señor? -por qué?<br />
—;No Ic habla yo cncargado que si algo necesitaba fuese a<br />
verme?<br />
—Mi general.....<br />
—En mis caballerizas hay precisamente dos vacas quc si i la verdad<br />
no valen mucho, alguna leche producen: capitán Manso, vaya<br />
usted mañana por una <strong>de</strong> ellas.<br />
Felipe sintió que sus Ojos SC inundaban <strong>de</strong> lágrimas <strong>de</strong> gratitud<br />
y tomd la mano <strong>de</strong>l general para besarla.<br />
—lEa! capitán!—exclamó conmovido €1 Sr. Morelos,—no hay<br />
que per<strong>de</strong>r ci valor por tan poca cosa: Dios es gran<strong>de</strong> y no ha <strong>de</strong><br />
abandonarnos: cualquier dia se nos ocurre zurrar las espaidas a los<br />
c/ta quetas <strong>de</strong> Calleja, y, 6 rompemos ci cerco ó introducimos a la<br />
villa las provisioneS necesarias para aguardar en ella a ver quidn es<br />
quien primero se cansa, si Calleja <strong>de</strong> acribillarnos a balazos 6 nosotros<br />
<strong>de</strong> amar a nuestra pobre y qucrida patria. Con que buenas<br />
noches, capitán, y hasta mañana que esperaré a usted para entregarle<br />
la vaca.<br />
— iMi general!—dijo soilozando Felipe,—no rue espere usted!<br />
—Por qué?<br />
—Porque no ire por la vaca.<br />
—Está bueno: como quiera, capitdn: yo se Ia enviaré a usted.<br />
—Mi general, yo no puedo admitirla.<br />
—Comprendo: cree usted que con tan pequefia cosa pretendo yo<br />
premiar la adhesidn <strong>de</strong> usted a nuestra causa y esto Ic ofen<strong>de</strong>: perddn,<br />
capitan, es usted injusto, no me conoce bien, y en eSte caso Sc<br />
la enviar6 <strong>de</strong> regalo a la señora.<br />
—Tarnpoco ella Ia admjtjrá, ni general.<br />
—Como es eso,-.-.exclamó con cariñosa entonación ci gran caudiatreve<br />
usted a entrar en contestaciones COnmigo yd faltarme<br />
a la obedjencia?<br />
Felipe estaba próximo J sucumbir ii las emociones que Ic ahogaban,<br />
y Sus labios iban a entregar al castigo <strong>de</strong>l general ci nombre<br />
ft
1054 Episodios Histôvicos Mxicanos<br />
do Juan, do aquel prfido Juan que querfa comprarie con seductoras<br />
dádivas Ia vida y perdición <strong>de</strong> su bravo y generoso general,<br />
pero <strong>de</strong> sübito acudió a su irnaginación la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que ci <strong>sitio</strong> podia<br />
prolongarse, y entonces, no solo la vaca que se le ofrecia sino la<br />
suya propia, Ic serIan arrancadas quizás por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l mismo general,<br />
para aliviar ci hambre <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensorcs <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>.<br />
Rápido fuO todo esto, tan rápido como es todo aquello quo suce<strong>de</strong><br />
en ci mundo <strong>de</strong> Ia imaginación y ci pensamiento: no obstante, ci<br />
caudillo se apercibiO <strong>de</strong> algo; pero por forturia dc Felipe, ci caudilb<br />
so equivocó como Jo <strong>de</strong>mostraron las siguientes palabras que<br />
pronunciO con gravedad:<br />
—Comprendo, capitzin, ci mOvil <strong>de</strong> su negativa: ha visto usted<br />
mi cabcza amarrada corno <strong>de</strong> costumbre con ml mascada <strong>de</strong> seda,<br />
y supone usted que la jaqueca me martiriza. Tiene ustcd razOn,<br />
estoy rual, rnuy rnal, jpero qué diablosl soy hombre, y todo puedo<br />
aguantarlo: no me <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rIa yo pot usted <strong>de</strong> mi vaca, pero silo<br />
hare por su mujer y por su hijo, y no hablemos más <strong>de</strong>l asunto:<br />
vaya usted mañana por Ia vaca, y no me obligue i <strong>de</strong>mostrar a mis<br />
soidados, enviándoseia yo con uno <strong>de</strong> cilos, que tengo preferencia<br />
por usted.<br />
Sin aguardar respuesta, ci general picó espuelas a su caballo y<br />
se alejó a todo trote <strong>de</strong> su majestuoso alazán.<br />
rvrenos tranquilo quo nunca Felipe continuO marchando hacia la<br />
trinchera.<br />
—1Que hacer, Dios mio!—se dccIa a sI mismo;—con heroes como<br />
tste no hay esperanzas <strong>de</strong> saivaciOn; ci sacrificio es para ellos una<br />
insignfficante bagatela: todo lo posponen al triunfo <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a, y<br />
como a todo fanãtico, nada les importa sucumbir en Ia <strong>de</strong>manda:<br />
jOh! Patria, icon cuántos dolores naces para aqucilos que te quieren<br />
bien!<br />
Felipe, <strong>de</strong>spués do pronunciar estas palabras, miró en tomb suyo<br />
como buscando en los objctosexteriores algo clue pudiera distraerle<br />
<strong>de</strong> si mismo.<br />
La noche continuaba creciendo en hermosura; ci concierto <strong>de</strong> la<br />
naturaleza dormida, podia invitar a todo menos ;i ocuparse do<br />
asuntos <strong>de</strong> guerra.<br />
Aquella noche parccia hecha para ci arnor.<br />
Bajo aquci cielo tachonado <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> diarnante sin rnás luz
<strong>El</strong> Stho <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong><br />
1055<br />
que la <strong>de</strong> los rayos blancos, ci aire saturado <strong>de</strong> aromas embriagaba<br />
los sentidos, c irispiraba cnsueios <strong>de</strong> color <strong>de</strong> rosa: instintivarnente<br />
las cabezas se inclinaban como buscando un seno <strong>de</strong> mujcr en<br />
don<strong>de</strong> reposar, y los labios temblaban COfflO Si Ufl beso se hubiera<br />
<strong>de</strong>positado en ellos.<br />
Felipe vió pasar en Un instante todas las mernorias <strong>de</strong> sus dias<br />
<strong>de</strong> felicidad.<br />
En ci escenario <strong>de</strong> sus recuerdos aparecia Emilia, antes <strong>de</strong> ser<br />
su mujer, indolentemente tendida en una hamaca: su rostro tenucmentc<br />
sonrosado acusaba los sufrimientos do su corazón enferrno,<br />
en Ia amargura dc su duke sonrisa: cdmo podlan to amargo y Jo<br />
dulce mezclarse en la sonrisa <strong>de</strong> una nina <strong>de</strong> catorce primavcras?<br />
no puedo yo <strong>de</strong>cirlo; pero Ia verdad es quc más <strong>de</strong> una vez he visto<br />
en los labios <strong>de</strong> los que pa<strong>de</strong>cen, mezclarse la miel. con ci acibar:<br />
cste es Un rnistcrio como ci que mIs do upa vez he notado en las<br />
fibres at arrancarlas <strong>de</strong> su tallo: al aspirar ci perfume do una for<br />
próxima a mont he percibido no sé qué mczcla extrana do tcrnura<br />
y dolor: esto me ha hecho pensar quc también ci dolor tienc su<br />
aroma que carecc do nombre y no ha sido <strong>de</strong>scrito, porque no se<br />
percibe con ci olfato sino con ci alma. Pero no nos metamos en<br />
dificutta<strong>de</strong>s: soy hombre rudo y <strong>de</strong>masiado poco instruido v me<br />
faltan palabras para explicar mis sentimientos. Otro tanto Ic pasaba<br />
a Felipe, que continuaha avanzando, teniendo siempre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />
sus ojos la bclla irnagen <strong>de</strong> Emilia reclinada muellemente en su hamaca:<br />
ci traje blanco do aquella mujer tomaba un tjnte verdoso,<br />
reflejo <strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> los árholes que la sombreaban; su seno, que<br />
en parte <strong>de</strong>scubria el escote <strong>de</strong>l vestido, parecIa dc marfli ligeramente<br />
rosa, Jo mismo que sus brazos que venfan á.terminar en urioS<br />
<strong>de</strong>dos largos y finos como dicen que <strong>de</strong>ben scr los <strong>de</strong> las razas rvilegiadas:<br />
entre los pliegues <strong>de</strong> su traje pendlan sus pequefios piC5<br />
caizados con diminutos zapatos bajos <strong>de</strong> seda azul: parecIan dos<br />
vedras en un ramo <strong>de</strong> nardos.<br />
Aquel 5cr <strong>de</strong>licado, tenue, pudiéramos <strong>de</strong>cir, parecfa una oración<br />
suspendjda entre los dos extremos en que se juntan la muerte y la<br />
vida.<br />
Emilia era hija <strong>de</strong> padres espanoles, muertos hacia muchos afios:<br />
quizas Ia soledad en que pequena habianla <strong>de</strong>jado era la causa <strong>de</strong><br />
su enf ermedad- yo al rnenos asi lo creo: nada rue parece mzis natu-
1056 Episodios Hisi!óricos Mexica,,o<br />
rat quc ver enfermarse <strong>de</strong>l corazón a un s er creado para arnar y<br />
sin objeto at cual amar.<br />
For eso fueron breves las relaciones <strong>de</strong> Emilia y Felipe; pocos<br />
mcses dcspués <strong>de</strong> haberse conocido eran ya esposos, maxime cuando<br />
uno y otro se vieron anirnados por los facuitativos, quienes dieron<br />
por segura con ci matrimonio la radical curación <strong>de</strong> Emilia.<br />
Todo marchó bien hastacl instante en quc Dios bendijo aquella<br />
unión dãndole un hijo: an otras circunstancias Emilia no hubiese<br />
ni siquicra pensado en eriar ella rnisma a su pcquenuelo, pero<br />
corno ya dije arriba, ninguna rnujer <strong>de</strong> Ia villa quiso a ningI.n precio<br />
cncargarse <strong>de</strong>l niño.<br />
Pobre Emilia! para saciar el hambre <strong>de</strong> su hijo daba lo ünico<br />
que posefa, los restos <strong>de</strong> su vida.<br />
Felipe quiso haberla hecho salir <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>, pero Emilia, por 10<br />
rnisrno que era fcliz, tenta miedo a Ia niuerte y no querIa mont<br />
sino en brazos <strong>de</strong> su marido.<br />
Este habia hecho por ella cuanto Ic era dable, y estaba dispuesto<br />
a hacer cuanto necesario fuesc y fucse lo quc fuese.<br />
—Todo?—se prcguntaba a si mismo,—.todo? cstoy seguro <strong>de</strong><br />
ello?<br />
,Si, todo,—se respondla a si rnismo también. -<br />
—Sea lo que sea?<br />
S1, sea lo que sea.<br />
•—Hasta Ia ingratitud? hasta Ia traición?<br />
Y ci rebel<strong>de</strong> y amante corazón contestaba a la conciencia:<br />
cSI, sI, Si: i hasta Ia ingratitud! jhasta la traición!<br />
En aquel rnomento Felipe ilegaba a su trinchera.<br />
Un sargento se a<strong>de</strong>lantó hasta él, y sacandole dc si mismo le<br />
dij 0:<br />
—Mi capitän: en la trinchera enemiga que queda frente a Ia<br />
nuestra han encendido una hoguera y parece como que nos hacen<br />
señalcs: ci cabo MartIn, que era realista y se no3 paso en ci asaito<br />
<strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> Febrero, dice que esa hoguera indica que algtin traidor<br />
hay en la tninchera, con quien los cliaquetas quieren enten<strong>de</strong>rse, y<br />
como usted tardaba mi capitzin...<br />
—jQue! lqu6 quicres dccirl—exclamó Felipe arrojzindose sobre<br />
ci sargento como si por él hubiera sido ya <strong>de</strong>scubierto.<br />
—Perdón, mi capitán, pero como aquI todos somos hechur:L 6
<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cuauflo 107<br />
hijos <strong>de</strong> mi general Morelos, y por lo mismo no po<strong>de</strong>mos serie<br />
traidores, mientras usted venia he mandado arrestar a! cabo Martin,<br />
que es el Onico <strong>de</strong> nosotros que pudicra sernos sospechoso.<br />
Felipe rcspiró, y dijo:<br />
—No, no pue<strong>de</strong> sec, déj ale libre: jese hombre no pue<strong>de</strong> haber<br />
pa<strong>de</strong>cido tanto quc <strong>de</strong>ba tomárseie por traidor!<br />
-<br />
Ill xvii<br />
Imposibilitado Calleja para moverse <strong>de</strong>l lugar en que le mantenia<br />
ci herolsmo <strong>de</strong>l gran caudillo insurgente, ci virrey hacia esfuerzos<br />
<strong>de</strong>sesperados para avenirselas con la multitud <strong>de</strong> partidas<br />
in<strong>de</strong>pendientes que por todo ci pals pululaban.<br />
Ta! era la osadIa <strong>de</strong> aigunas <strong>de</strong> elias, que eijueves 12 <strong>de</strong> Marzo<br />
<strong>de</strong> aquel aflo, un grupo armado se atrevió a entrar en la villa <strong>de</strong><br />
Guadalupe a eso <strong>de</strong> las nueve <strong>de</strong> Ia noche: ci suceso no tuvo más<br />
consecuencia que un pequeno tiroreto que a nadie hizo mal, y un<br />
susto <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n quc se llevó el cura <strong>de</strong> la colegiata, con ci<br />
cual y en ocasiOn en quc rcgrcsaba <strong>de</strong> administrar ci viático a Ufl<br />
enfermo, se encontraron los insurgentes, quienes ilevaron su <strong>de</strong>vocjtjn<br />
y atenciones at extremo <strong>de</strong> escoitar ci cochL ic! !iucn cura<br />
hasta Ia pucrta <strong>de</strong>l tempio.<br />
Nadie volvjó a ver a la tal :iartida, .: cI t mi5 jUC SU<br />
intento hubieta sido apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> La imagen <strong>de</strong> la \Tirgen (jUC Cfl<br />
ci santuarjo se venera, y ci dIa 14 dispuso que fuese trasladada a la<br />
catedral <strong>de</strong> Mtxico, a to cual se resistió ci cabildo <strong>de</strong> Ia colegiata,<br />
a no ser que se pusiera a su disposición la iglesia <strong>de</strong> Regina,:'A fin<br />
<strong>de</strong> que en ella pudiese <strong>de</strong>sempenar sus funciones por si solo y con<br />
absol uta in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l metropolitano -<br />
La cosa quedo asI por entonces, Jimitándose ci virrey a reforzar<br />
ci <strong>de</strong>stacanento <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong> la villa.<br />
Mientras tanto ni un solo da dcjaban <strong>de</strong> molestar a Calieja los<br />
in surgentes que habIan quedado fuera <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> al rnando <strong>de</strong> don<br />
Nicolü Bravo y ci cura Tapia: a cada momento las avanzadas <strong>de</strong><br />
la linca exterior <strong>de</strong> cii cunvalacjdn ten tan quc habérselas con atre-<br />
Vidos ue1.x.jlleros que cazaban a los soldados realistas, sin que és-<br />
tos pudiesen hacer gran daño al enemigo convenientemente forti-<br />
TOMO I<br />
'33
I o5S Episcdios Hisióricos Mexica,1o5<br />
ficado on Ocuitusco y Tlayacaque, <strong>de</strong>dicado con especialidad a<br />
ocupar los caminos é interceptar las comunicaciones.<br />
<strong>El</strong> dia 15 <strong>de</strong> Marzo Calleja dió a sus tropas el espectáculo <strong>de</strong><br />
una ejecución, siendo Ia victima un norte-americano liamado Nicolas<br />
Cole, al cual sin duda no han olvidado mis lectores, pues ic<br />
vimos pasarse al Sr. Morelos frente a los muros <strong>de</strong> Acapulco, en<br />
ocasión on quc ci caudillo habla concertado con Gago Ia sorpresa<br />
<strong>de</strong> la plaza durante la noche <strong>de</strong>l S <strong>de</strong> Febrero <strong>de</strong> ISI I.<br />
Nicoiás CoI6 fud hecho prisionero on el ataque que dieron los<br />
sitiados al reducto <strong>de</strong>l Calvario ci i i <strong>de</strong> Marzo, y aunque quiso<br />
salvar su vida poniendo a Calleja al tanto <strong>de</strong> los recursos y elementos<br />
<strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>l Sr. Morelos, no Ic valió <strong>de</strong> cosa alguna su<br />
nucva traición, y fuC, como ya dije, ejecutado.<br />
Algo sin duda <strong>de</strong>bió dar a enten<strong>de</strong>r sobre la probabilidad <strong>de</strong> un<br />
movimiento combinado entre los insurgentes d <strong>de</strong>ntro y fuera dc<br />
la plaza, porquc ci jcfc espafiol, <strong>de</strong>sistiendo <strong>de</strong> su propósito <strong>de</strong> no<br />
sepal-ar <strong>de</strong>l punto <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino a ninguno <strong>de</strong> los cuerpos sitiadores,<br />
hizo salir durante Ia noche <strong>de</strong>l i, al mayor Enrlquez con<br />
batallón <strong>de</strong> Lobera, cuatrocientos caballos y dos cat-tones a Sorpren<strong>de</strong>r<br />
a ]as tropas <strong>de</strong> D. Miguel Bravo y ci cura Tapia; quiso<br />
avudarle on la empresa Ia ciega fortuna, y los insurgcntcs tuvicron<br />
una consi<strong>de</strong>rable pCrdida <strong>de</strong> gente on ci rancho <strong>de</strong> Mayotepec, que<br />
pertenecIa a la hacienda <strong>de</strong> Tenestepango: esto ocuraió en la madrugada<br />
<strong>de</strong>l i6.<br />
En cambio dos dias <strong>de</strong>spués estuvo a Iunto <strong>de</strong> caer en manos <strong>de</strong><br />
los insurgentes un convoy compuesto <strong>de</strong>armas, municiones y viveres,<br />
quo conducia con <strong>de</strong>stino I Callcja D. Jos(' Martin <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong>,<br />
teniente <strong>de</strong> dragoncs <strong>de</strong> Tulancingo: la acción se jugó a<br />
cuatro leguas <strong>de</strong> Ozumba en ci punto Ilamado Malpais, y ii no ha<br />
ber sido por ci valor y bravura <strong>de</strong> los negros <strong>de</strong> ]as haciendas <strong>de</strong><br />
D. Gabriel Vermo y su comandante Acha, los in<strong>de</strong>pcndientes habrianse<br />
apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l convoy: no lo consiguieron, pero tampoco<br />
Andra<strong>de</strong> se atrevió a pasar a<strong>de</strong>lante.<br />
<strong>El</strong> virrcy qucrIa quo a toda costa tomase Calleja a <strong>Cuautla</strong>, pcS<br />
ocupado en asediarla todo el cjCrcito <strong>de</strong> que podia disponcr, ]S<br />
partidas y reuniones <strong>de</strong> insurgentes se lanzaban a acometer toja<br />
clase <strong>de</strong> actos <strong>de</strong> arrojo, como lo fuC ci ataque y torna y saquco dc<br />
Huamantla, que no pudo saivar ci capitán <strong>de</strong> realistas D. Antonio
J <strong>El</strong><br />
__--<br />
•<br />
(,-<br />
t -:<br />
•--:<br />
Sitio <strong>de</strong> Cuanila 1059<br />
Garcia Casal, hecho prisioncro ell ci dfa 20 <strong>de</strong> Marzo, <strong>de</strong>biendo<br />
su libertad al influjo <strong>de</strong> aigunos eclesiásticos, y a que dos dIas<br />
<strong>de</strong>spués el capitän D. Antonio Conti <strong>de</strong>sbarató a los indcpendientes<br />
ell inniediaciones dc Nopalucan.<br />
Pero no eran solamente estas escaramuzas rnás ó menos insignificantes<br />
lo que rnis inquictaba a Venegas: la opinion publica pare.<br />
-'-j.<br />
ij<br />
...un convoy cornpuest, dc<br />
-<br />
-<br />
;q& -<br />
Cia pronu1ciarse mas y rnás en contra <strong>de</strong> los europeos, que no sin<br />
gran<strong>de</strong> terror vieron por prinlera vez <strong>de</strong>tenerse a Calleja ell setie<br />
<strong>de</strong> sus ficilcs triunfos, ante las improvisadas fortificaciones <strong>de</strong><br />
<strong>Cuautla</strong><br />
A fines <strong>de</strong> Marzo ci estado <strong>de</strong> los ánimos en la capital ofrecIa serios<br />
peligros: con objeto <strong>de</strong> ver <strong>de</strong> rernediar ell los perjuiciOs<br />
c ausados a los particularcs y aun al gobierno mismo con la paraliz<br />
aci6n casi absoluta <strong>de</strong>l iaboreo <strong>de</strong> minas a consecuencia <strong>de</strong> la<br />
rev otucjOti ci Tribunal <strong>de</strong>l ramo cclebrd juntas con los mineros<br />
resj<strong>de</strong>ntes ell ciudad, y ell <strong>de</strong> ellas propuso el fiscal D. JosO
io6o Episodios Histôricos Mxicanos<br />
Domingo Laso <strong>de</strong> La Vega, que se representase at virrey sobre Ia<br />
necesidad <strong>de</strong> pacificar ci reino, celebrando convenios con los in<br />
surgentes, a imitación <strong>de</strong> to hecho con los <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o por ci<br />
general <strong>El</strong>io, virrey <strong>de</strong> Buenos Aires, en Octubre <strong>de</strong> z8n.<br />
Venegas se negó a hacer tat cosa y no volvió a verificarse Junta<br />
<strong>de</strong> MinerIa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong> 24 <strong>de</strong> Marzo, pero esto no impidió<br />
que la gente se afirinase en La creencia <strong>de</strong> que más 6 menos pronto<br />
scrIa indispensable entrar en transacciones, corno üniCo recurso<br />
para poner fin a aquella <strong>de</strong>vastadora guerra civil.<br />
Los parásitos y vividores que toda conmoción polItica hace brotar<br />
a la sombra <strong>de</strong> los triunfos ajenos, crcyeron liegada La hora <strong>de</strong><br />
preten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jos in<strong>de</strong>pendientes loos empleos y ventajas que mas<br />
halagaban su ambición, y comenzaron a emigrar <strong>de</strong> Mexico: guar.<br />
thironse no obstant<strong>de</strong> dirigirse a <strong>Cuautla</strong> C hiciéronlo a Sultepec,<br />
don<strong>de</strong> la Junta se encontraba <strong>de</strong>spuCs <strong>de</strong> su fuga <strong>de</strong> Zitácuaro.<br />
Cosa fuC csta quc mcreciô la cornplcta <strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong> los tertulianos<br />
<strong>de</strong> La botica <strong>de</strong> D. Cleofás Madana.<br />
—En lugar yo <strong>de</strong> Ravón,—<strong>de</strong>cIa D. Martin,—ataria <strong>de</strong>l pesczo<br />
a todos los ernigrados que se me presentasen y se Los enviaria at<br />
Sr. Morelos para quc los pusiese <strong>de</strong> centinelas en las trincheras.<br />
—Después <strong>de</strong> todo,—obscrvó D. Buenaventura,—no le servirian<br />
para mucho, pues solo a los valientes les correspon<strong>de</strong> ci honor dc<br />
ser <strong>de</strong>stinados a una trinchera.<br />
— ,.Sc saben por fin los nombres <strong>de</strong> todos los emigrados?<br />
—Si, hombre.<br />
—Quidnes son?<br />
—Abrieron la marcha los licenciados Reyes, Jimenez y Cuéllar.<br />
—Que Cuéllar? <strong>El</strong> hijo <strong>de</strong> D. Bonito, administrador <strong>de</strong> la<br />
Aduana <strong>de</strong> Mexico?<br />
—<strong>El</strong> mismo.<br />
—No sC por qué me liabia a mi disgustado verie en estrambótiCa<br />
intimidad con D. Manuel Cañedo, teniente <strong>de</strong>l regimiento tie<br />
Nueva Espana y hermano <strong>de</strong>l rico hacendado Cafiedo <strong>de</strong> Guadalajara.<br />
Sin duda querIa hacerse a los hábitos militares 6 ver si se lei<br />
pegaba algo <strong>de</strong> su valor.<br />
—Nada <strong>de</strong> eso: to que hubo fuC que con 461 tratO, para emigraf<br />
aco mpanado -<br />
—Pues quC, itambi6n Canedo se ha pasado a los insurgentes?
FToma<br />
!<strong>El</strong> Sub <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> ioói<br />
toma! y hasta dicen que ya volvió y se encuentra en<br />
Chaico, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> ha escrito at virrey pidindole indulto.<br />
—.Tan mat Ic recibiá Rayon?<br />
—Dicen quo ye con ci mayor <strong>de</strong>sprecio I los emigrados.<br />
—Pues yo sé que no ha hecho otro tanto con D. Felipe Lailson,<br />
ci francis aquel quo on tiempo <strong>de</strong> Iturrigaray daba iccclones<br />
<strong>de</strong> equitaciOn en un pica<strong>de</strong>ro quo construyO junto i la Acordada.<br />
—Sin duda Ic liabri tornado para arnaestrar los caballos <strong>de</strong>l coche<br />
en quo <strong>de</strong>ba entrar on triunfo en Mexico la Junta,—dijo rnuy<br />
satisfecho <strong>de</strong> su hurla D. Clcofás.<br />
—Para ese dia,—observO D. SOstenes,—sin duda habrá recobrado<br />
ya la voz y podrá cantar el Te-Deum ci canOnigo <strong>de</strong> Guadalupe y<br />
tarnbién emigrado, D. Francisco Lorenzo <strong>de</strong> Velasco.<br />
—AhI tienen ustc<strong>de</strong>s,—dijc D. Martin,—una fuga quo me ha ha.<br />
mado Ia atenciOn.<br />
—Por qué?<br />
—Hornbre, porque el tal canOnigo es hijo <strong>de</strong> D. Francisco Antonio<br />
<strong>de</strong> Velasco, actual inten<strong>de</strong>nte interino <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong><br />
Guadalajara, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> su Junta <strong>de</strong> Seguridad y enernigo<br />
<strong>de</strong> los rnás acCrrjrnos <strong>de</strong> la revoiucjOn.<br />
—Pucs hijo,—observO D. SOstenes,—<strong>de</strong> eso su proplo padre<br />
tiene la cuipa.<br />
—No comprendo.<br />
—To Jo explicarC: su padre siempre Ic quiso y trató con excesivo<br />
mirno y consentirniento : era un muchacho cuando le mandá a Es-<br />
Paña a estudjar en Ia Universidad <strong>de</strong> AIcaJá, don<strong>de</strong> se recibió <strong>de</strong><br />
doctor: ci muchaciio se acostumbrO a ha vida disipada y licenciosa<br />
<strong>de</strong> los estudjantes <strong>de</strong> nuestra tierra, Ic hizo ver miudo <strong>de</strong>spertó en<br />
el ambiciones quo aquf no Se conocen, y <strong>de</strong> pronto Ic trasladO a<br />
Nueva España, consjuiCr-dole como gaje para su ociosidad, una<br />
p<br />
asf<br />
rebenda<br />
com<br />
en Ia colegiata <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> Guadalupe. No es<br />
b<br />
Con<br />
dbe <strong>de</strong>mostrarse ci cariño a los hijos, ya Jo yen ustc<strong>de</strong>s<br />
m1\Iai-tjn . es mi yerno marido <strong>de</strong> mi querida hija, hombre<br />
formna a toda ley y no obstante esto y quo )'o soy, gracias A Dios y<br />
a mi trabaj o, más quo rcgularmnente rico, Ic obligo a trabajar y ahf<br />
C<br />
tiencn ustds bueno, sano v contento, porque como dice mi<br />
ci Padre Morales, mcii; sana in corpore sane.<br />
- COflfeso.
1o62 Episodios Hislóricos Mcxia,,os<br />
—i!as que no me quicras tanto,—añadió para sus a<strong>de</strong>ntros don<br />
Martin.<br />
—Dice muy bien mi señor <strong>de</strong> Pantoja,—dijo a su vez D. Buena.<br />
ventura,—hdrne aqui zi ml quo tuve quo trahajar como un burro, v<br />
perdonen ci vocabto, porque a mi señor padre se to ocurrid morirse<br />
<strong>de</strong>jándome nis pobrc quo una rata, y que he ilegado a una rnis<br />
que regular edad sin más enfcrrneda<strong>de</strong>s quo una gota cruel contralda<br />
en ci scrvicio en Guatemala, que es, créanio uste<strong>de</strong>s, tin<br />
clima dc dos mil <strong>de</strong>rnonios.<br />
Aqul <strong>de</strong>jaremos por ci pronto la conversación, ya que. succsos<br />
<strong>de</strong>l mayor interés reclaman cuanto antes nuestro regreso i <strong>Cuautla</strong>. J<br />
x V III<br />
Apurada por <strong>de</strong>más era la situación <strong>de</strong> los in<strong>de</strong>pendientes: la<br />
falta <strong>de</strong> vlveres comeozaba a hacerse sentir y era necesario intentar<br />
un supremo esfuerzo.<br />
La ocasión era oportuna: continuaba <strong>de</strong>tenido en Malpais ci convoy<br />
<strong>de</strong> vIveres y muiliciones enviado por ci virrey a Caileja.<br />
Un feliz golpe <strong>de</strong> mano podia ser Ia saivación <strong>de</strong> la plaza: <strong>de</strong> dar<br />
este golpe se encargaron D. Miguel Bravo, ci cura Tapia y ci capitzn<br />
Larios; todo hubiérales salido a pedir <strong>de</strong> boca, si la fatalidad<br />
no hubiese hecho que un espia avisara at comandante <strong>de</strong> Chalco, y<br />
éste at capitán D. Gabriel Armigo, <strong>de</strong>stacado por Calleja <strong>de</strong> sUJ<br />
campo escoltando a unos heridos y cnfermos, que on ci <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro<br />
<strong>de</strong> Malpais se encontraba una gran reunión <strong>de</strong> insurgentes.<br />
Dispuesto a no dcjarse sorpren<strong>de</strong>r, Armigo recogió ci convoy<br />
que Andra<strong>de</strong> habla vuelto a Ameca, y ci 28 do Marzo so encontró<br />
con quc efectivarncntc los insurgentes ocupaban ci paso, teniendO<br />
en las aituras cuatro cañones, tres a un lado <strong>de</strong>l camino y al otro<br />
ci cuarto; ti-es horas durd la accidn quo Calleja on su parte at virrc,<br />
dijo, no Iaber tenido vzuc/as en aquelia campana qut' pua7ra%<br />
compardrsefe, siendo Armigo tan feliz on sus disposicionc . , que<br />
mientras los in<strong>de</strong>pendientes batian a los realistas, ét hizo aclelafl<br />
tarse ci convoy sin que ni notarlo pudicse ci eneruigo. No por cStO<br />
Sc dcsanirnaron los insurgcntes, y continuaron combatiendo siB<br />
lograr otra cosa que haber sufrido pdrdidas consi<strong>de</strong>rables.
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuaiilla toG;<br />
Los sitiados vieron con suprema angustia aquella misma tar<strong>de</strong> liegar<br />
ci convoy al campo <strong>de</strong> Calieja, y sus exciarnaciones dc ira y encono<br />
Ilegaron a oIdos <strong>de</strong>l Sr. Morelos, quo por arnor a sus tropas<br />
se <strong>de</strong>cidió a intentar un acto <strong>de</strong> sorprcndcnte arrojo, convencido <strong>de</strong><br />
quo cada uno <strong>de</strong> süs soidados iba a ser tin lean on ello.<br />
Al caer la luz <strong>de</strong>l lunes 30 dc Marzo los toques <strong>de</strong> guerra se generalizaron<br />
on todo ci perImetro dc las fortificaciones, y por cicn<br />
puntos a la vez los insurgentes invitaron al con-ibate a los rcalistas:<br />
ni Calleja ni Llano sabIan A dón<strong>de</strong> acudir, y Ia extensa linca <strong>de</strong> su<br />
cerco, por lo rnisrno quo era extensa, nunca corno entonces Ics<br />
pareco rnis débil y quchradiza.<br />
Cuando ci general vió conscguido su primer objeto <strong>de</strong>stacó a<br />
D. José Maria Aguayo con un piquete <strong>de</strong> bravIsimos costeños sobre<br />
ci reducto <strong>de</strong>l Calvario, quo estaba a cargo <strong>de</strong>l cornandante <strong>de</strong> gra.<br />
na<strong>de</strong>ros D. Agustin <strong>de</strong> Ia Vifia: <strong>de</strong>tras do esta vanguardia, quo atravcsó<br />
comb una exhalación ci cspacio quo <strong>de</strong>l fuerte la separaba, salió<br />
<strong>de</strong> la plaza D. I-Iern-icnegildo Galcana, ci Icon do los combates ,con<br />
una sección corta pero do escogidas tropas, uno do cuyos grupos iba<br />
mandado por el capitán Felipe Manso, tan enjuto, <strong>de</strong>igado y <strong>de</strong>struIdo<br />
quo causaba cspanto su rostro, cuyos rasgos indicaban Ia ticbre<br />
<strong>de</strong>l sentimiento quo Jo <strong>de</strong>voraba: este sentirniento no era otro quo<br />
ci <strong>de</strong> libertar do su prision a su mujer y a su hijo, costara lo quo costasc.<br />
Mas do una vez ci mismo D. Hermenegildo hubo <strong>de</strong> cogerle<br />
por Un brazo para evitarle ci riesgo <strong>de</strong> set- muerto: Felipe no veIa iii<br />
Pensaba mis quo en matar realistas sin cuidarse <strong>de</strong> quo éstos pudieran<br />
mataric a su vez: fué, por Jo tanto, <strong>de</strong> los prirneros on subir<br />
sobre ci reducto <strong>de</strong>l Calvat •jo, cuvo recinto cayó al fin en po<strong>de</strong>r dc<br />
los Insurgcntes, quo pcnetraron por él por las troneras y agarrándose<br />
a las bocas <strong>de</strong> los cafiones: la mnortandad causada on los rcaiistas<br />
fud horrible, )• alit murió como un valiente ci capitán D. Gil<br />
Riaño, digno hijo <strong>de</strong>l valicnte y <strong>de</strong>sventurado <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> Ia Alhóndiga<br />
do Granaditas: la fatalidad <strong>de</strong> su sino no Ic permitto satisfacer<br />
SUS <strong>de</strong>scos <strong>de</strong> venganza filial, con cuyo fin servia on las tropas dc<br />
(_aileja.<br />
Actamaban 10 vencedores a su general y con gritos <strong>de</strong> entusiasmo<br />
trataban do Ii ama su atencion, cuando do irnproviso veronsc aco-<br />
Tn ettdos por ci batailOn Guanajuato enviado por Llano y cuyo<br />
gula era aquel Juan quo conocimos tratando <strong>de</strong> ganarse al capitin
1064 Episodios Histôricos Mexic3,:os<br />
Felipe Manso: pronto hubieron dc compren<strong>de</strong>r Jos insurgentes que<br />
estaban perdidos, y sóIo so pensó en la retirada, cuya or<strong>de</strong>n dió don<br />
Hermenegildo: nadie, sin embargo, escuchO esta or<strong>de</strong>n en el primer.<br />
instante; Ia causa fué la siguiente: Felipe, cubierto <strong>de</strong> sangre yhe.<br />
ridas que causaban espanto, habIa <strong>de</strong>scubierto una caja <strong>de</strong> vIveres<br />
y arrojádosc sobre ella dando alaridos <strong>de</strong> salvajc.gozo y ilamando<br />
con ellas Ia atención <strong>de</strong> sus camaradas que, impuisados por ci hambre,<br />
Sc ianzaron también sobre ci codiciado tesoro. Durante ,nos<br />
segundos los realistas hicieron fuego sobre aquel grupo sin que nadie<br />
pcnsara en dcfen<strong>de</strong>rse: Felipe salió entonces do <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> aquct<br />
montón <strong>de</strong> cadáveres y heridos, tievando rellenos sus vestidos <strong>de</strong><br />
cuanto pudo abarcar, y tomando su espada, <strong>de</strong> la cual solo media<br />
hoja Ic habIa quedado, so abrió cam mo entre los realistas y se <strong>de</strong>j6<br />
caer <strong>de</strong>l parapeto, arrastrando consigo a un hombre que quiso <strong>de</strong>teneric<br />
y que con ci goipe quedo <strong>de</strong>smayado.<br />
Felipe iba a continuar huyendo cuando Ic ocurriO que ci hombre<br />
por él arrastrado en su caida, podia ser un camarada: no queriendo<br />
<strong>de</strong>jarle abandonado, se <strong>de</strong>tuvo a veric y lanzO un grito inexplicable.<br />
—Juan!--exciamO <strong>de</strong>spués, y ci hombre <strong>de</strong>smayado sin dud<br />
próximo a voiver en si, al oir su nombre trató <strong>de</strong> incorporarse,<br />
voiviendo a caer <strong>de</strong> nuevo pesadamente.<br />
—Ah! 1estás vivol—dijo Felipe con satanica satisfacciOn, y tomándole<br />
sobre sus hombros dió a huir con hacia la plaza, repitiendo<br />
como un <strong>de</strong>mente, no te escaparás aün, no te escaparás aün..<br />
<strong>El</strong> intento <strong>de</strong>l Sr. Morelos habia quedado frustrado y aquci supremo<br />
esfucrzo <strong>de</strong> los insurgentes solo diO por resultado ci haber per<br />
dido una esperanza mas, y <strong>de</strong>jado muertos en el campo realista<br />
unos cuantos hombres valientes, que serIan otras tantas bocas <strong>de</strong><br />
menos en agotar los escasos vIveres <strong>de</strong> los sitiados.<br />
XIX<br />
Va no podia más y asI fuã quo al llegar at dintel <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong><br />
su casa ci capitán Felipe Manso sintiO a su vez un <strong>de</strong>svanecimicnto<br />
que apenas le permitió acomodar sobre un arca antigua el cuerpO<br />
<strong>de</strong> Juan. -
i:i .':t: - (j:,auIl: i 065<br />
La habitación on quo Felipe habia entrado era uta CSpCCiO do<br />
sala baja: pocas eran entonces ]as casas quo en <strong>Cuautla</strong> tenIan rnás<br />
do un piso. Detrás do una cortina quo ocultaba una puerta, oIase<br />
ci Ilanto triste y sostenido do una criatura <strong>de</strong> pocos rneses: una voz<br />
duke y suave do mujer procuraba consolarla con esas frases sendhas<br />
quo tan elocuentes son en los labios <strong>de</strong> una madre.<br />
Felipe <strong>de</strong>scorrid la cortina y penetrd en la rccámara: su esposa<br />
Ianzó un grito do espanto: no le faltaba razón para ello; ci rostro<br />
<strong>de</strong> su marido estaba terriblemente <strong>de</strong>sencajado, su paii<strong>de</strong>z excedla<br />
l toda pon<strong>de</strong>ración, y su traje <strong>de</strong> blanco lino parecIa por sus manchas<br />
do sangre rnandil do carnicero.<br />
- Fehipe, Felipe mb !—xcarn6 1,L rnujer,—pareccs un cadaver,<br />
;estás herido?<br />
—No, mi idolatrada Ernia, llada tnco, no nos ocupemos <strong>de</strong> mI,<br />
he luchado como una hjena: corno una hiena he <strong>de</strong>strozado cuerpos<br />
<strong>de</strong> realistas; pero to traigo la saivación, torna, toma, hila mba,<br />
come, c5metelotodo, todo; toma, yo no tengo hambre.<br />
V diciendo asi Felipe arrojó sobre ha cama toclos los comestibles<br />
do quo habia hecho presa on ci reducto <strong>de</strong>l Calvario: Emilia <strong>de</strong><br />
nada so acordó en aquel momento y a invitación <strong>de</strong> su marido <strong>de</strong>voró<br />
con positiva ansia ho primero que estuvo al alcance <strong>de</strong> su<br />
mano.<br />
—Oh! esto Os la vida,-_-dijo al fin,—y notando entonces quo su<br />
hijo continuaba ilorando, Ic acercó a su pecho diciéndole; toma,<br />
tomna ti tambjén hijo mb, ya no me matarás.<br />
Los <strong>de</strong>svanec j mjontos do Felipe continuaban mientras tanto, su<br />
eabeza giraba en el vacIo, su g oIdos se ensor<strong>de</strong>clan con Ci ruido<br />
que <strong>de</strong>ntro do cilos mismflos proclucIa ci atarantanijento, pudo sin<br />
embargo escuchar a Juan que <strong>de</strong>cIa con <strong>de</strong>sesperado acento:<br />
—En Cuautia otra vez, qué es esto, Dios mb!<br />
— iQue Dios no ha querido quo nos abandonases todavia!—con<br />
testó Felipe recobrindose y saliendo a Ia sala.<br />
— En tu casa!__cxclamó con espanto Juan.<br />
—En ml casa si, dSn<strong>de</strong> mejol- quo on ella?<br />
— ;Luego tü has sido quien aquI me trajo?<br />
—Vo mismo, Juan, yo mismilo.<br />
—;Ah si b r ecuerdo; yo estaba on ci roducto <strong>de</strong>l Calvario cuando<br />
to vi huir y quise <strong>de</strong>tenerte<br />
TOMO I<br />
'34
o66 Episodios Hisléricos Mexicanos<br />
*<br />
— Si, sl, y yo te arrastrAg tras dc nil...<br />
—Justo. y me pareció volar en ci vaclo...<br />
—AsI fué, volaste cOnmigo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el parapeto a cuyo pie te recof<br />
yo, que no quise abandonarte.<br />
—Ahl maldito seas, Felipe: he querido ser tu salvador y tu me<br />
pagas con la más atroz <strong>de</strong> ]as perfidias! ;Eres un miserable!<br />
—Desahogate, Juan, no me ofen<strong>de</strong>n tus palabras, pero recóbratc<br />
y verás que solo soy un <strong>de</strong>sgraciadoi<br />
Apenas acababa <strong>de</strong> pronunciar la ültima sliaba, cuando Felipe<br />
agitO sus brazos en ci aire y se <strong>de</strong>jO caer sobre Juan, que se asustO<br />
al sentir que su infeliz amigo abrasaba como un hicrro can<strong>de</strong>nte.<br />
—Emilia,—gritO Juan,—ayü<strong>de</strong>me usted; Felipe esta muy rnalo.<br />
Emilia acudió inmcdiatamente; a Juan Ic pareció ci angel <strong>de</strong>l sufrimiento<br />
que <strong>de</strong>scendia <strong>de</strong>l cielo: tan hermosisima cstaba con su<br />
traje blanquisirno y su rostro transparente como un husto <strong>de</strong> alabastro<br />
en un mcdalión <strong>de</strong> ébano.<br />
Felipe fué coiocado en su ]echo: al <strong>de</strong>snudarle se notO que tenia<br />
una herida en ci cuello, tres en ci brazo <strong>de</strong>rccho y las manos verda<strong>de</strong>ramente<br />
<strong>de</strong>strozadas.<br />
La flebre <strong>de</strong>l capitán era horrible y no tardó mucho en producirie<br />
un intenso <strong>de</strong>lirio.<br />
Los campesinos <strong>de</strong>l Sur poseen mil remedios ignorados para<br />
quien no ha habitado aquelias maravillosas cornarcas: Emilia yJuan<br />
hicieron en cortos momentos ]as primeras curaciones: ninguna <strong>de</strong><br />
las cuatro heridas principales era grave, pero todas elias hablanle<br />
hecho per<strong>de</strong>r sangre en abundancia.<br />
Juan trataba <strong>de</strong> consolar a la infcliz Emilia, v hacIalo tan <strong>de</strong> buena<br />
f, que sus paiabras eran realmente un balsamo para Ia pobre<br />
madre.<br />
Profundamente preocupados uno y otro, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sobresaltaries<br />
ci oir <strong>de</strong> sübito y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> eilos una voz gruesa y entonada que<br />
dijo:<br />
—Bien se lo dije a usted, Galeana; solo por muy grave causa podia<br />
haber faltado el capit1n Manso al reievo <strong>de</strong> su guardia.<br />
Emilia y Juan volvieron la cabeza y pusiéronsc inmediatamente<br />
en pie: eran ci mismo general Morelos y su segundo D. Hermenegildo,<br />
quicnes aili se encontraban.<br />
—;Qué tiene ci capitán?—preguntO ci caudillo.
I_,' .',;tio d, Luau/ia 10b7<br />
- Seftor, —contestó Emilia, —una fiebre espantosa<br />
_y cuatro heridas do consi<strong>de</strong>ración y diez y seis más leves,aitadi><br />
Juan.<br />
ye usted, Galeana?—dijo ci Sr. Morelos.<br />
—En verdad que el uümero no me extraña,—respondió D. Hermencgildo:—cI<br />
capitãn Manso entrd con tat <strong>de</strong>cision an et comba-.<br />
tc, qua a no haber sido por ml, muerto hubiese quedado an ci Calvario:<br />
ci hombre estaba ciego y ocupándosc sOlo do matar, no<br />
pensó ni un solo instante an qua podia ser matado: nadie trepO<br />
antes qua ël at reducto, nadie continuó luchando como él <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l recinto enemigo, pero ci fué quien introdujo ci <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n en<br />
nuestras tropas lanzándose sobre una caja <strong>de</strong> provisiones cuya vista<br />
dcsmoralizO a mis surianos. iPor ml ''ida quo todos clios parecIan<br />
rnás quo insurgentes, hambrientos lobos! En aquel instante se<br />
perdiO toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> subordinación y respeto y nadie obc<strong>de</strong>ciO mi<br />
ordcn <strong>de</strong> retirada, dando asi lugar a que los citaquetas do Guanajuato<br />
nos <strong>de</strong>strozaran y cercasen en un circulo <strong>de</strong> hierro qua sob<br />
por rnilagro pudimos romper.<br />
Mi general, juro a usted, qua ci capitán Felipe Manso <strong>de</strong>mostrO<br />
entonces qua no luchaba por salvar a su patz-ia sino por satisfacer<br />
su hambre, y esto, vive Dios, as indigno...<br />
—No, Galeana, no; no ofenda usted at major <strong>de</strong> mis hijos; usted<br />
habla do éì como su jefe, yo como su padre.<br />
—Dc ese modo, setor Morelos, nada bueno po<strong>de</strong>mos hacer.<br />
—Sf, mi valiente D. Hermcnegildo; conozco a missoldadosy al<br />
capitán Manso tanto como a ml mismo: y siento quo di no pueda<br />
afirniar lo quo yo voy a dccir, pero le aseguro usted quo do esos<br />
comestibles <strong>de</strong> qua se apodcró, no ievó a sus labios iii la más pequefla<br />
particula, sino qua todos, absolutamente todos, so los trajo<br />
su esposa y a su hijo: ambos son su más gran<strong>de</strong> amor, su mayor<br />
<strong>de</strong>bilidad, si usted quiere, pero <strong>de</strong>bilidad quo yo <strong>de</strong>bo respetar y<br />
rcspeto efectivamente.<br />
D. Hermenegildo nada respondiO y el general, acercándose a<br />
Emilia, qua con la cabcza inclinada hacia ci suelo trataba do ocultar<br />
Sus iágrimas a los circunstantes, le dijo:<br />
--Hija tnia: no hay por qué temerle ni a la fiebre ni a las hcridas<br />
<strong>de</strong>l capitá.n, no Ic matarán ni la una ni las otras mientras usted y<br />
SU hijo vivan: vean uste<strong>de</strong>s, pues, do cuidarse qua <strong>de</strong> ello <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>
1068 Episodios His ldyicos M'X1CanOS<br />
Ja vida <strong>de</strong> \Ianso: yo tengo aün an mi habitación más provisiones<br />
<strong>de</strong> las que necesito: mañana enviaré a usted algunas. Y... a propósito:<br />
qué tat estári ]as dos Yacas <strong>de</strong>l capitán<br />
—Señor,—respondió Emilia,—esta tar<strong>de</strong> murió una <strong>de</strong> ellas.<br />
—Malo cstá eso: pero an fin, pártanla uste<strong>de</strong>s an trozos, pónganle<br />
sal y con las patas háganlc uste<strong>de</strong>s un caldo at capitán y <strong>de</strong>nle<br />
un pozuelo do él cada tres horas: y la otra vaca quc tat martha?<br />
—Hace tres dias, senor, qua no produce leche ninguna.<br />
—Eso sI as ex-traflo! iy por qué?<br />
—Porque hace mis <strong>de</strong> ocho qua no ha encontrado Felipe pasto<br />
ni cosa alguna con qué alimentarla.<br />
—<strong>El</strong> capitán as una mala gente pat-a conmigo; Ic tengo encargado<br />
quo cuando Jo haga falta alguna cosa vaya a verme. Pero, an<br />
tin, todo pue<strong>de</strong> reniediarse: cómo se llama usted?—prcgunto din-.<br />
giCndose l Juan.<br />
—Juan Sainchez,—mi general, —respond ió.<br />
—Está bien, Juan Sanchez, <strong>de</strong>ntro do una hora vaya usted a mi<br />
casa habitación y allI hare qua Ic entreguen unos cuantos manojos<br />
<strong>de</strong> buen pasto qua esta mañana me trajeron para mis caballos.<br />
—Pero, senor...<br />
—Nada, hija rriia, no admito observaciones: mis caballos han<br />
comido bien hasta hoy y no per<strong>de</strong>rãn mucho con ce<strong>de</strong>r la mitad<br />
<strong>de</strong> su comida para una obra do canidad. Adios, pues, y ya to sabes,<br />
hija mIa, si algo ocurre esta noche me avisas inmediatamente: mañana<br />
at amanecer yo mismo vendré a saber <strong>de</strong>l enferrno; no me<br />
quedo esta noche a velarle porque la verdad as qua con los tristes<br />
sucesos <strong>de</strong>l dia, mi cabeza se vuela; los dolores son esta noche mis<br />
ten-ibles qua nunca. Con qu; adiós, hija mLa, hasta mañana.<br />
Emilia no pudo respon<strong>de</strong>r, los sollozos la ahogaban: se'limitO,<br />
pues, a tomar la rnano <strong>de</strong>l cut-a y, postrada an tierra, la besó ropetidas<br />
veces.<br />
xx<br />
Felizmente para aquella familia, la naturaleza <strong>de</strong> Felipe era <strong>de</strong><br />
aquellas an las cuales parece qua iii la muerte so atreve a hacer<br />
presa.<br />
Do3 dias <strong>de</strong>spucs <strong>de</strong> aquel an qua tuvo lugar Ia acción <strong>de</strong>l Cal-
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuz,tla 1069<br />
vario, la fiebrz casi habia <strong>de</strong>saparecido y tan mejorado se sintiá el<br />
capitán que quiso levantarse, lo quc Emilia impidió, si bien para<br />
ser obe<strong>de</strong>cida neccsitó que la apoyase con una or<strong>de</strong>n verbal, pero<br />
terminarte, el mismo Sr. Morelos.<br />
—I-by por hoy,—habIale dicho el caudillo,—y mientras acaba<br />
usted <strong>de</strong> restablecerse, que no pasará <strong>de</strong> tres 6 cuatro clias, no nos<br />
hace usted falta.<br />
r W'1! •'li<br />
I77-I: i'd'2.<br />
Emilia no pudo respon<strong>de</strong>r...<br />
— Cómo, mi general!<br />
—No se alarme usted, capitán, solo lo he dicho por consolarle.<br />
—No cOfliprendo, ml general.<br />
—Pues es muy sencillo: las faltas <strong>de</strong> usted las suple a toda ml<br />
Satisfacción su amigo Juan Sanchez.<br />
— ;Dios mfo!—exclamó con espanto Felipe,—él ocupa ml<br />
pUesto?<br />
—Si, ca.pitán, pero interinamente nada más; en cuanto usted esté<br />
buc 0 le darernos-<strong>de</strong> baja, a no ser que quiera continuar sirviendo<br />
A las Or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> usted.<br />
-
070 Episcdios HisIóricis Mcxicanos<br />
—Pero él rnanda an mi trinchera?<br />
—iPor qué no! para servir <strong>de</strong> capitán an mi ejdrcito, basta con<br />
ser valiente y arnar mucho a la patria.<br />
_\T él...<br />
—Ni tiene nada <strong>de</strong> cobar<strong>de</strong>, iii persona alguna pue<strong>de</strong> rivalizar<br />
con dl an <strong>de</strong>cision por nuestra justa causa; con él estuve hablando<br />
ayer tar<strong>de</strong> y, crdalo, quedO encantado, tanto, qua <strong>de</strong>bo repren<strong>de</strong>r a<br />
usted por no haberme dicho nunca iii una palabra <strong>de</strong> su instruldo<br />
y valeroso carnarada, qua bien merece qua usted Ic ilame hcrmano,<br />
pues solo siéndoIo pue<strong>de</strong> haber hecho lo qua ha hecho por<br />
Emilia y su hijo.<br />
—Pues qué ha hecho?—preguntó Felipe asombrado.<br />
—AhI as nada: sabe usted, capitan, qua hace tiempo qua Calleja<br />
ha empezado a dificultarnos la entrada <strong>de</strong>l agua a la villa, resultando<br />
<strong>de</strong> aqui qua la <strong>de</strong> los pozos no ha sido bastante para satisfa.<br />
cer la sed <strong>de</strong>l vecindario. En estos tIltirnos dias sc ha hecho indispensable<br />
sostener una batila an cada una <strong>de</strong> las cuatro tomas <strong>de</strong><br />
agua para hacer cntrar la nccesaria a la pobiación y <strong>de</strong> tres <strong>de</strong><br />
eflas ya no po<strong>de</strong>mos disponer. Pero aun nos queda ci ojo <strong>de</strong> agua<br />
<strong>de</strong> Juchitengo, <strong>de</strong>l cual no as tan ficil qua nos priven.<br />
Aquf ilegaba ci general, cuando un inmcnso vocerIo se <strong>de</strong>jó oir<br />
an la calle y a la puerta <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l capitan.<br />
<strong>El</strong> Sr. Morelos saiió inrnediatarnerrte: la multitud compucsta <strong>de</strong><br />
soidados, mujeres y niños, gritaba <strong>de</strong> un modo horrible; parec(a<br />
aquello una rebeiiOn.<br />
D. Herrnenegildo entcró a su jefe <strong>de</strong> lo qua pasaba.<br />
La entrada <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> Juchitengo habIase suspendido <strong>de</strong> pronto,<br />
y algo grave era <strong>de</strong> temerse porque so percibla a los reaiistas<br />
emprendiendo algtin trabajo en ci apantle 6 zanja.<br />
En aquella noche nada fud posibie hacer: al siguiente dIa se vió<br />
qua la zanja habIa sido terraplenada y qua al agua <strong>de</strong> Juchitengo<br />
se Ic habla dado otra corriente.<br />
<strong>El</strong> calor era espantoso, y aunque asI no lo hubiese sido, efccto<br />
<strong>de</strong> la privaciOn, todo ci rnundo ten ía sod y an un instante quedaron<br />
agotados los pozos, habidndoie costado la vida a más <strong>de</strong> un hornbra<br />
at haberse disputado con otros un pobre jarro <strong>de</strong> agua.<br />
Al medio dIa <strong>de</strong>l viernes 3 do Abril, D. Hermenegildo Gaicafla<br />
tomó ci ndmero do hombres qua cstimO necesario, hizo cargar a
<strong>El</strong> Sub <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1071<br />
los unos con unos gran<strong>de</strong>s sacos <strong>de</strong> tierra, a otros con materiales<br />
é instrumentos <strong>de</strong> construcción, y protegido por las batcrias <strong>de</strong>l<br />
bosquc que hacia el carnpo <strong>de</strong> Llano <strong>de</strong>fendfa a <strong>Cuautla</strong>, salió resucitamente<br />
<strong>de</strong> sta, entre las ruidosas exciarnaciones <strong>de</strong> los que<br />
en la plaza quedaron.<br />
De to que en aquel dia paso enteraré a mis lectores copiando<br />
aqul la carta <strong>de</strong> Calieja at virrey. fecha 4 <strong>de</strong> Abril.<br />
A1 amanecer <strong>de</strong> ayer queclO cortada ci agua <strong>de</strong> Juchitengo que<br />
entraba en Cuautia, y terraplcnadas sesenta varas <strong>de</strong> la zanja que<br />
la conducia, con or<strong>de</strong>n at Sr. Llano, por hallarse prOxirna a su<br />
carnpo, <strong>de</strong> que <strong>de</strong>stinase ci batallón <strong>de</strong> Lobera con su comandante,<br />
a sOlo ci objeto <strong>de</strong> impedir que ci enemico rompicsc la toma; pero<br />
a pesar <strong>de</strong> todas mis prevenciones y en el medio <strong>de</strong>l dIa, permitiO,<br />
por dcscuido, que no sOlo la soitase ci cnemigo, sino que construyera<br />
sobre Ia niisrna presa, un caballero ó torreOn cuadrado y cerrado,<br />
y a<strong>de</strong>más un espaldón que comunica ci bosque con ci<br />
torrcOn, para cuyas obras cargO un grail nOmero <strong>de</strong> trabajadores,<br />
so ,tenidoi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ci bosque. A pesar <strong>de</strong> si.i ventajosa situaciOn, dis.<br />
pusc que el mismo batallón <strong>de</strong> Lobcra, ciento cincuenta patriotas <strong>de</strong><br />
San Luis y <strong>de</strong>n granadcros, todo at cargo <strong>de</strong>l Sr. coronet D. Jose<br />
Antonio Andra<strong>de</strong>, atacase ci torreón y parapcto a las once <strong>de</strong> la<br />
noche, lo que vcrilicO sin efecto y tuvimos cuatro heridos y un<br />
muerto.<br />
AsI habia sido en efecto, 'salvo el nOmero <strong>de</strong> heridos y muertos<br />
que Caileja, segün su co,tumbre, disminuye COfl1O to hizo siempre<br />
a cifras imposibles por lo cortas.<br />
<strong>El</strong> herolsmo <strong>de</strong> los sitiados acababa <strong>de</strong> realizar una acción verda<strong>de</strong>ramente<br />
sin sernejante, construyendo las obras <strong>de</strong>scritas por<br />
Caileja en la citada carta, en mitad <strong>de</strong>l dia, bajo los fucgos <strong>de</strong>l eriemigo<br />
y con ci más absoluto y sin ejemplar <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l peligro.<br />
En vano los realistas pretendicron echar abajo aquci monumento<br />
<strong>de</strong> maravilloso arrojo y hubieron <strong>de</strong> <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> su intento, rcchazados<br />
por ci nutrido fuego <strong>de</strong> los surianos <strong>de</strong> Gaicana, qu fortiic6<br />
Cl torreOn con tres piezas dc artillerfa, librando asi d los sitiados <strong>de</strong><br />
las angustjas horribles <strong>de</strong> la sed.<br />
<strong>El</strong> reducto <strong>de</strong>l agua fu6 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ci lugar <strong>de</strong> recreo y re-<br />
Union <strong>de</strong>l vecindario que todas ]as tar<strong>de</strong>s se trasladaba a éi a surtirse<br />
<strong>de</strong>l precioso elemento.
1072 Epiwdios Hisidricos Mexicanos<br />
Llano quiso rernediar su <strong>de</strong>scuido atacando diariarnente at reducto,<br />
v más <strong>de</strong> una vez sus dcfensores rnczciaron su generosa sangre<br />
con ]as aguas dcl manantial, sin qua quizzs to notasen aquellos<br />
qua con cicleite la bebIan.<br />
Q uien hubiese penetrado an C uautia an aquellos dias, hubiera<br />
dudado, aun viéndolo, si Ia plaza estaba sitiada 6 locos sus rnorad<br />
ores.<br />
Canciones alegres, himnos <strong>de</strong> próxirna victoria, hacIanse escuchar<br />
por todos lados, y at pie dc ]as trincheras, bajo los fuegos <strong>de</strong>l<br />
enernigo, se improvisaban bailes y jamaicas <strong>de</strong> fibres, cual si Ia<br />
paz y la abundancja tuviesen a todo at rnundo alegre y satisfecho.<br />
Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> los primeros dIas <strong>de</strong> Abrit, un soidado hambriento<br />
se presentó an uno do estos bailes pidiendo algo qua corner y ofreciendo<br />
on cambio su caballo qua habIa liegado a un cxtrerno <strong>de</strong><br />
flacura casi inverosImil.<br />
<strong>El</strong> grupo at quc so acercô so cntretenIa an ver bailar a una buena<br />
moza surjana con un enorme muñeco <strong>de</strong> trapo, vestido con piezas<br />
tie trajes dc distintos <strong>de</strong> los circunstantes: oyó uno do éstos Ia süplica<br />
<strong>de</strong>l soidado y <strong>de</strong> una boisa <strong>de</strong> su blusa sacó envuelta an unas<br />
hojas do piátano una cabeza, quo, aunque se dijo ser do liebre, todos<br />
convinieron an quo <strong>de</strong>bIa haber pertenecido a un gato: la ca<br />
beza estaba asada at horno y su vista sedujo at soldado qua dió por<br />
ella su caballo.<br />
La yenta 6 carnbio fué recibido con la mayor rcchifla: an efecto,<br />
at caballo olrecIa bastante menos came qua corner qua la cabeza<br />
<strong>de</strong> Ia supuesta liebre.<br />
Entre las brornas y carcajadas a qua dió lugar la discusión, at<br />
baile se suspendió, y la joven heroIna <strong>de</strong> la fiesta, no sabiendo i<br />
qukn entregar ci muficco, to montó sobre at cabàllo y con su mascada<br />
to sujetó atándole las piemnas por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la panza <strong>de</strong>l miserable<br />
penco.<br />
La algazara quc la ocurrencia produjo fué atronadora, y tanto,<br />
qua el caballo so espantó, y sacando brios <strong>de</strong> no se sabe dón<strong>de</strong>, diá<br />
un saito sobre la trinchera y otro <strong>de</strong>spués sobre at carnpo, y como<br />
una exhalación se dirigió at galope sobre at campo <strong>de</strong> CaIleja: los<br />
realistas qua vieron a<strong>de</strong>lantarse Un jinete cuya naturaleza no pothan<br />
adivinar, dieron toque do alarma y rompiel-on un nutrido fuego<br />
sobre at mu fleco.
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuautlo io<br />
Aturdidora rechifla celcbró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la trinchera insurgente aquella<br />
original escaramuza y no se habló en <strong>Cuautla</strong> <strong>de</strong> otra cosa durante<br />
todo ci dia.<br />
La ocurrencia pareció excelente y se repitió en varias tar<strong>de</strong>s más<br />
<strong>de</strong> una vez, con el mismo efecto siempre y con regocijo sin limite<br />
<strong>de</strong> los insurentcs.<br />
I<br />
XXI<br />
<strong>El</strong> mismo dia que D. Hcrniencgildo Gaieana, con su admirable<br />
golpe <strong>de</strong> arrojo salvaba <strong>de</strong> los atroces sufrimicntos <strong>de</strong> la sed a los<br />
sitiados <strong>de</strong> Cuautia, un nuevo insurgente, el Lic. D. Juan Nepomuceno<br />
Rosains se aizaba contra el gobierno espanoi, at cual se<br />
hahia hecho ya sospechoso <strong>de</strong> adicto a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
fines <strong>de</strong>l aflo anterior a aquel cuyos sucesos relato on ci presente<br />
libro. Dc Tehuacan <strong>de</strong> las Granadas, su habitual resi<strong>de</strong>ncia, Rosains<br />
paso a la hacienda <strong>de</strong> Ia Rinconada, y allI tuvo con ci Padre<br />
D. José Rafael Tarelo largas conferencias que le <strong>de</strong>cidieron a rebelarse<br />
contra ci virre y, como ya to hernos dicho, ci dIa 3 <strong>de</strong> Abril<br />
<strong>de</strong> 18 i. Des<strong>de</strong> luego se propuso atraer a so partido i gentes honradas<br />
v <strong>de</strong> moralidad, capaces <strong>de</strong> acreditar las nuevas i<strong>de</strong>as quo<br />
haclan punto menos que abor?ecibles en toda la provincia <strong>de</strong> Puebla<br />
los asaltos, robos, saqueos y atrocida<strong>de</strong>s cometidas por Arroyo,<br />
Maximo Machoro y Antonio Bocardo, que no eran rnás que unos<br />
fuiserabics bandidos, cobar<strong>de</strong>s ]adrones y feroces asesinos.<br />
También el 2 <strong>de</strong> Abril se pasó a los insurgentes en los are<strong>de</strong>dores<br />
<strong>de</strong> Pachuca, ci alférez <strong>de</strong> dragones <strong>de</strong> Mexico D. Juan Jose<br />
Andra<strong>de</strong> noticia quo afligió mucho a so padre ci coronet D. José<br />
Antonio, quo servIa en las tropas <strong>de</strong> Calleja, y at coal éste encargó,<br />
COrno ya hemos visto, la dirccción <strong>de</strong>l infructuoso ataquc dado at<br />
reducto <strong>de</strong>l agua construIdo por Galeana.<br />
<strong>El</strong> virrey se ocupaba mientras en ver <strong>de</strong> realizar so proyecto <strong>de</strong><br />
trasiadar <strong>de</strong> Ia villa a la capital la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, y dando<br />
estaha el abad sus disposiciones cuando recibió aviso <strong>de</strong> que los<br />
ladio5 <strong>de</strong> nueve pueblos comarcanos estaban resueltos zi impedir la<br />
traslacjOn, cortarido las calzadas, a la vez quo se ofrecian a custodiar<br />
la imagcn si Sc la clejaba en su santuario: esto paso ci dia 5.<br />
To,ej 1 135
074 Episoclios Hitóricos M'xicaz:os<br />
<strong>El</strong> virrcy, que a todo Ic tenla miedo, volvió a <strong>de</strong>jar las cosas en tal<br />
cstado, y para distraer su contrariedad, dispuso el cha 7 que fuesen<br />
quemados en Ia plaza principal, y por mano <strong>de</strong> verdugo, los Planes<br />
<strong>de</strong>paz y guerra que, impresos y por encargo <strong>de</strong> Ia Junta <strong>de</strong><br />
Sultepec, habIa rcn-iiticlo al virrcy y autorida<strong>de</strong>s su autor el Dr. Cos:<br />
A estos planes acompafiaba otro impreso titulado: Manifiesto <strong>de</strong><br />
la Nación Americana a los europeos habitantes en este continente<br />
A vucita <strong>de</strong> algunas i<strong>de</strong>as oportunas y justas, ci doctor proponIa<br />
Ia reunion <strong>de</strong> un congreso ó Junta soberana formacla por americanos,<br />
la cual gobernase al nombre <strong>de</strong> Fernando VII, asegurando a<br />
los europeos que serlan separados <strong>de</strong> la administración, sus vidas,<br />
haciendas, honores s' una parte <strong>de</strong> sus sueldos al los que fuesen<br />
empleados: estas eran las bases <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> paz, V no tenIan en<br />
verdad mucho <strong>de</strong> nuevo, pues no fueron otras las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> las famosas<br />
Juntas <strong>de</strong>l tiernpo <strong>de</strong> Iturrigaray, cuva historia hice en el Episoc/jO<br />
titulado LAS PERLAS DE LA REINA LUIsA. En su Plan <strong>de</strong>uerra<br />
proponia el doctor cosas en extrerno justas y racionales, tales<br />
corno ci acatamiento al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes, en lo que al los prisioncros<br />
se efiriese, y la abstenciOn <strong>de</strong> la Igiesia en mezclar en asuntos<br />
politicos sus armas y anatemas.<br />
La coritcstacidn que i estos planes dió el virrey, ya he dicho que<br />
fu6 mandar queniar sus ejemplares, por mano <strong>de</strong> verdugo, en Ia<br />
plaza <strong>de</strong> rrexico.<br />
A Ia vez se encargo <strong>de</strong> impui-narlos en un periOdico que, con ci<br />
tItulo <strong>de</strong> <strong>El</strong> Filopatra, se publicaba en la capital, ci arcediano<br />
Dr. D. José Mariano Beristain, <strong>de</strong> cuyas dotes literarias han podido<br />
juzgar mis lectores por ci brindis que en ci hanquete <strong>de</strong> Calleja<br />
pronunciO y di al conocer en los primeros capItulos <strong>de</strong> este 1/sodio.<br />
<strong>El</strong> dIa iS dc Abril, D. Ignacio RayOn, con una grucsa divisiOn<br />
<strong>de</strong> tropas, pero con escasa artilleria, intentO apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> Toluca,<br />
que D. Rosendo Porlier <strong>de</strong>fendiO <strong>de</strong>sesperadamente: Ia victoria<br />
estuvo por mucho tiempo in<strong>de</strong>cisa, pues los in<strong>de</strong>pendientes se hicieron<br />
<strong>de</strong> casi toda la ciudad, pero les fué imposibk penetrar en<br />
la plaza <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> San Francisco, perfectarnente bien fortificado<br />
por los realistas: la batalla habIa durado casi todo ci dia, los<br />
combatientes sucumbIan al cansancio, y era tal ci estrago quo la<br />
artillerIa <strong>de</strong> Porlier causaba en ci encmigo, que Rayon se viO obli
<strong>El</strong> SiUo <strong>de</strong> Cuaut/a 1075<br />
gado a <strong>de</strong>sistir y tocó retirada <strong>de</strong>jando a los realistas uno <strong>de</strong> sus<br />
cafiones quo se hundió con Ia azotea <strong>de</strong> una casa a la que pretendi6<br />
subirle. Rayon se dirigid al pueblo <strong>de</strong> Ametepec entre Toluca<br />
y Lerrna; prendiendo antes fuego a la hacienda do la Garcesa, propiedad<br />
<strong>de</strong>l corregidor D. Nicolás Gutiérrez, cnernigo jurado do los<br />
insurgentes. La noticia <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong>l ataque a Toluca no fué<br />
muy <strong>de</strong>l agrado do la Junta, quo al salir do Zitácuaro se habia dotenido<br />
algn tiernpo on Tiachapa, pasando <strong>de</strong> allI a Sultepec, don<strong>de</strong><br />
tijo su resi<strong>de</strong>ncia.<br />
Venegas quo, como vulgarmente se dice, juzgaba <strong>de</strong> los toros<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ban-era, no podia explicarse la inacción <strong>de</strong> Calleja y do su<br />
ejército quo estaba costando enormes sumas a las ya por entonccs<br />
exhaustas cajas reales; asi es que, on sus frecucutes cornunicaciones<br />
instaba al jefe espanol a fiarlo todo al xito d Ufl flueVO<br />
asaito.<br />
A esto rcspondid Calleja el iS <strong>de</strong> Abril lo siuicntc:<br />
c<strong>El</strong> 19 <strong>de</strong> Febrero asa!td por cuatro dikrcntcs puntos a Cuauta,<br />
que no estaba ni con mucho fortilicada conio hoy dia: mi tropa<br />
acostumbrada 1 la victoria no dudaba obtenerla, y d La <strong>de</strong>sfilada<br />
por las dos aceras <strong>de</strong> cada caile, se fué <strong>de</strong>recha a las trincheras;<br />
otras, segdn lo dispuse, rompieron con barras las casas intermedias<br />
Y so apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> algunas azoteas. La artillcrIa, convenientemente<br />
situada, protcgIa los ataques con tin fuego vivo, certero y bien servido,<br />
pero nada bastO y tres veces fueron rechazadas y vueltas a la<br />
carga, y en La dltima fué neccsario quo yo misrno condujese A los<br />
grana<strong>de</strong>ros acobarciados. <strong>El</strong> fuego do fusil <strong>de</strong> las torres <strong>de</strong> las igle-<br />
Sias, do casas atroneradas y <strong>de</strong> las trincheras niultiplicadas on cada<br />
calle y <strong>de</strong>fendidas las unas por las otras, esto Cs, ]as dc las avanzadas<br />
pot Las do la retaguardia, era tal, sin quo pudidsemos <strong>de</strong>scubrir<br />
fli ufl hombre, quo <strong>de</strong>spués dc haberme sacado <strong>de</strong> combate ciento<br />
setenta y tres hombres, tuve quo retirarme, lo quo no hubiera sucedido<br />
si me hubiera <strong>de</strong>jado guiar do mis principios. A lo dicho<br />
PodrIa añadir la poca confianza quc me merecen Ia mayor parte do<br />
los jefes <strong>de</strong> ml infanteria quo <strong>de</strong>ben obrar por si en puntos distantes.<br />
<strong>El</strong> problema so reduce a resolver si conviene arriesgar ci eér-<br />
Cito por tomar a Uuautla, sin seguridad positiva <strong>de</strong> conseguirlo, ó<br />
Si Convjene más cstrechar ci <strong>sitio</strong> ha.sta don<strong>de</strong> lo permita Ia estadon<br />
y los medios con quo cuento, ' salvar ci ejrcito cuando ella
1076 Episodios Históricos Mcxicanos<br />
nos obligue a abandonarlo: problema importante y reservado a los<br />
conocimientos y superiores faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> V. E. que, coma jefe superior<br />
<strong>de</strong>l reino, no cifie sus miras a Un solo punto, 6 ventajas v<br />
conveniencias parciales.<br />
La abundancia y el <strong>de</strong>scanso habIan entr tanto <strong>de</strong>smoralizado<br />
gran<strong>de</strong>rnente ci ejrcito <strong>de</strong> Calieja, sin quo éste pensase, al pare.<br />
cer, en poner un correctivo, tal vez por no disgustar a sus soidados,<br />
en medio <strong>de</strong> los cuales se crefa y aun se daba ]as mnfuias<br />
<strong>de</strong> rey.<br />
Cada Sección <strong>de</strong>l camparnento era un garito don<strong>de</strong> unos y otros<br />
jugaban cuanto poselan, originárdose los escándalos consiguientes.<br />
La abundancia <strong>de</strong> mujeres era gran<strong>de</strong>, y Jos bailes y ]as fiestas<br />
irnprovisadas se sucedlan sin interrupción: inn umerables eran<br />
también los mercilleros y pequefios merca<strong>de</strong>res ambulantes que<br />
acudIan al campo rcaiista, y Jos duiceros y ven<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> fruta <strong>de</strong><br />
los aire<strong>de</strong>dores tenian invadido ci campamcnto.<br />
Los rcsultados fatales no se hicicron esperar y ]as enfermeda<strong>de</strong>s<br />
cornenzaron a causar gran<strong>de</strong>s bajas en aquel ejército, compuesto<br />
<strong>de</strong> gente nacida on climnas templados 6 frIos, ó recienternente liegada<br />
<strong>de</strong> Espana, siéndoles mortal, por consecuencia, el clima <strong>de</strong> la<br />
tierra caliente.<br />
A fines <strong>de</strong> Abril pasaban <strong>de</strong> ochocientos los enfermos quo Ca- I<br />
Ileja tenia on los hospitales: si ci tiempo <strong>de</strong> aguas se hubiese a<strong>de</strong>lantado<br />
tin poco, ]as liuvias se hubiesen encargado <strong>de</strong> hacer a los<br />
realistas levantar el prolongado <strong>sitio</strong> <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong>. AsI Jo tern ía Calieja<br />
y lo indicaba al virrey, en su carta <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> Abril.<br />
XXII<br />
Reducidos a Ia mayor miseria los sitiados, todos Jos dIas era Ia<br />
ciudad teatro <strong>de</strong> conmovedoras escenas V acciones <strong>de</strong> admirable<br />
heroisrno: ci mismo Caileja <strong>de</strong>cIa al virrey:<br />
'Si la constancia y actividad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> fuese<br />
con moralidad y dirigida a una justa causa, merecerIa aigt'in dIa an<br />
lugar distinguido on Ia historia. Estrechados por nuestras tropas<br />
y afligidos por Ia necesidad manifiestan alegrIa on todos los sucesos:<br />
entierran sus cadáveres con repiques, en celebridad <strong>de</strong> su
V <strong>El</strong><br />
Si€io <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1077<br />
muerte gloriosa y festejan con aigazara, bailes y borrachera el regreso<br />
<strong>de</strong> sus frccuentes salidas, cualquicra que haya sido ci éxito,<br />
imponiendo pna <strong>de</strong> la vida at quo iiabk <strong>de</strong> dcsgracias 6 rendidon.'<br />
Tiempo liacIa quo los vivercs so habian agotado aun para aquelbs<br />
quo los pagaban i peso do oro: solo el azOcar y el aguardiente<br />
abundaban, y at Oltirno recurrian aquellos a quienes el harnbrc<br />
<strong>de</strong>strozaba las ontrañas, buscando an Ia embriaguez el consuelo <strong>de</strong><br />
algunas horas <strong>de</strong> tormento: esto originaba terribics enferrueda<strong>de</strong>s<br />
y Ia peste so <strong>de</strong>claró at fin, causando en los i1timos dIas <strong>de</strong>l <strong>sitio</strong><br />
veinticinco y treinta <strong>de</strong>funciones en cada veinticuatro horas.<br />
Una caja do cigarros llego a valer veinte reales, y cuando el tabaco<br />
escaseó chupábanse las hojas dc los arbobes, alfalfa, rape v<br />
polvos colorados do tabaco y lechuguilla <strong>de</strong> jarcia: entonces so conoció,<br />
dice un historiador <strong>de</strong> aquelbos dIas, el imperio quo tiene<br />
el vicjo do furnar tabaco.<br />
Dice ci mismo esritor quo, sacados a plaza los alimentos rnás<br />
inrnundos, ci mercado ofrecla el más terrible y <strong>de</strong>sconsolador aspccto:<br />
un gato valIa seis pesos, una iguana, especie do repugnante<br />
y colosal lagarto, veinte reales, las Jagartijas y ratas se vendIan 1<br />
precios muv altos. Acabáronse los cucros, pues rernojados y tostados<br />
parcel an más sabrosos que laspajarillas dc puerco y chicharrones<br />
quo ilarnaban <strong>de</strong> guitarra v en tanto eran apreciados. Acabados<br />
los cueros se comieron las patas viejas do toro, tornándose<br />
su agua caliente como si hubiese sido rico caldo <strong>de</strong> gallina. Solo<br />
abundaban ci maiz, aguardiente, azOcar y mieles corrompidas, au-<br />
Iflentos quo acabaron <strong>de</strong> apestar a los ncgros costeños.<br />
Uno <strong>de</strong> Cstos so presentaba todas las tar<strong>de</strong>s frente at reducto <strong>de</strong>l<br />
Calvarlo, y saltancto la trinchera <strong>de</strong> Ia plaza, insultaba con palabras<br />
y canciones i los realistas, hasta quo exasperados Cstos, CO-<br />
Tflenzaban a hacerle fue go; entonces el negro, quc so ilamaba José<br />
AndrCs Carranza, evitaba las balas dando saltos, brincos y quiebros<br />
con una <strong>de</strong>streza tal, quo parccIa obra <strong>de</strong> magia. Tanto esta<br />
b urla exaltO la cOlera <strong>de</strong> Calleja, que cuando at fin vino <strong>Cuautla</strong> a<br />
caer en SUS nanos, una do las niás especiales recornendaciones que<br />
hzo at Gobernador Echegaray, fuC la do quo buscase por ticrra y<br />
Celo at negro Cat-ranza y lc hiciese ahorcar, sin dare más tiempo<br />
quo ci preciso para disponerse cristianamente. Para fortuna suya
1078 E/'isodis HisIóri0s Mexicanos<br />
y mayor enojo <strong>de</strong> Calieja, el negro Carranza no fu46 habido por<br />
Echegaray.<br />
Una do las noches do aquel terrible mes, ci centinela <strong>de</strong> la trinchera<br />
que mandaba ci capitán <strong>de</strong> guerrilleros Anzurcs, un indio<br />
Ilarnado Marcelino Rodriguez, dcscubrio que ci jefe do aquel punto<br />
cenarIa un gato, por ci cual habia dado nada menos quc un rcloj<br />
do plata: sin consi<strong>de</strong>ración alguna at hambre <strong>de</strong> su jefe y cediendo<br />
a las atenciones do la suya, Marcelino se propuso apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l<br />
sabroso asado, y hubiéralo conseguido si SU inquieto estómago no<br />
hubiese avisado <strong>de</strong>l peligro al capitán Anzures: el primer impulso<br />
<strong>de</strong> éste fué el do matar at indio <strong>de</strong> un pistoletazo, pero ruovido a<br />
compasión, Jo duo:<br />
—Has abandonado tu puesto <strong>de</strong> centinela y <strong>de</strong>bes ser fusilado.<br />
—Pucs a eIlo, mi capitán,—contestó el indio,—es un recurso<br />
como otro cuatquiera para matar ci harnbre.<br />
—Pero eres un valiente,—continuó diciendo Anzures,—y bastantes<br />
nos mata diariamente Ia peste para que yo quiera privar at general<br />
<strong>de</strong> tus servicios.<br />
—Entonces ml capitán,—observó MarccIino,—déjerne usted siquiera<br />
los huesos <strong>de</strong> csc animal y me consolaré royéndolos.<br />
—Estoy dispuesto 1 hacer mucho más por ti, si te atreves...<br />
—A todo, mi capitan.<br />
—Pues bien; te ofrczco religiosamente uva pata <strong>de</strong> mi asado si<br />
consigues matar media docena siquiera <strong>de</strong> chaquetas.<br />
—Pues délos usted por muertos, mi capitán, y venga la ofrenda.<br />
-_Y si te la doy y <strong>de</strong>spués no cumples?<br />
—Me manda usted fusilar, y negocio concluIdo.<br />
_Está bien,—contestó Anzurcs, y sacando su asado dió a Marcelino<br />
Ia porcidn prometida, y capitán y centinela pusiéronse alegremente<br />
a cenar: cuando hubieron terminado, ci indiá tomó varias<br />
rajas <strong>de</strong> ocote, una <strong>de</strong> cilas hecha brasa, y dijo al capitán:<br />
—Voy a traer a los realistas casi hasta el pie <strong>de</strong> la trinchera:<br />
cuando estén cerca, usted tocará con un tambor a <strong>de</strong>gUeilo, asi,<br />
como a cincuenta varas <strong>de</strong> la trinchera: correrá usted <strong>de</strong>spués otras<br />
cincuenta varas más y rcpetirá ci mismo toque.<br />
—No comprendo.<br />
—Mi capitán, haga usted Jo que digo, y déjerne a mI Jo <strong>de</strong>mãs.
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> 1079<br />
Sin aguardar respuesta Marcelino Rodriguez saitó al campo extenor<br />
y corrió durante algunos segundos: <strong>de</strong>spus se Ic viO levantar<br />
una llama, bastante viva con dos rajas <strong>de</strong> ocote y apagarla unos<br />
instantes <strong>de</strong>spués: rcpitió esta operación unas tres veces y no tardó<br />
en escucharse ci rnedido paso <strong>de</strong> una fuerza <strong>de</strong> realistas que, imaginandose<br />
sin duda que al-6n traidor les vendIa la entrada a la plaza,<br />
avanzaban con ]as convenientes precauciones: Ia luz <strong>de</strong> los ocotes<br />
brilló entonces nuevamente i espaldas <strong>de</strong> los rcalistas que<br />
avanzaban y otro grupo se <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong>l real <strong>de</strong> Calleja.<br />
En cuanto Anzures pudo distinguir <strong>de</strong> un modo menos incierto<br />
A los enemigos tocó, segün habIa convenido, a <strong>de</strong>gucilo a la vez<br />
quo Marcelino gritaba:<br />
—A ellos, mis bravos surianos, no me <strong>de</strong>jéis ni un gachupin!<br />
<strong>El</strong> toque <strong>de</strong> <strong>de</strong>guello resonó <strong>de</strong> nuevo a cincuenta varas <strong>de</strong>l primer<br />
puntG on quo por primera vez se escuchó, y los realistas, crcyndosc<br />
atacados por rctaguardia por ci se-undo grupo que <strong>de</strong> Sn<br />
campo habla salido, volvieron sus armas y dispararon contcstándoles<br />
sus camaradas que tornaron a los heridores por insurgentes: ci<br />
fuego duró mis <strong>de</strong> diez minutos hasta que los realistas salieron <strong>de</strong><br />
su error que les costó Ia prdida dc algunos hombres.<br />
A la vez que ellos se retiraban, Marcelino trepaba con dificultad<br />
ii la trinchera, cargado con nueve fusiles que presentó a Anzures<br />
diciéndoie:<br />
—No pu<strong>de</strong> recoger más que estos nueve, pero aseguro a rni capitan,<br />
quo si otro hombre me hubiera ayudaclo habriamos traido diez<br />
y ocho.<br />
SucedIa esto la noche <strong>de</strong>l 2 i <strong>de</strong> Abril y casi al mismo tiernpo en<br />
que D. Mariano Matamoros y ci coronel Perdiz, fiel amigo <strong>de</strong>l señor<br />
Morelos, rompian la ilnea <strong>de</strong> los sitiadorcs para ver <strong>de</strong> combinat<br />
con D. Miguel Bravo la manera <strong>de</strong> hacer entrar vIveres y mu-<br />
Tlicjones on <strong>Cuautla</strong>. <strong>El</strong> combate quc Matamoros hubo <strong>de</strong> sostener<br />
Con l ' s rcalistas fué breve pero sangriento, y en l perdió casi la<br />
mitad <strong>de</strong> los hombres quo habIa sacado <strong>de</strong> la plaza, entre ellos el<br />
valiente Perdjz, quc qucdó acrjbjflado a balazos: Callcja tuvo Ia<br />
Crueldad <strong>de</strong> mandar <strong>de</strong>snudar aquel cadaver y atarle sobre una<br />
rnula que hizo entrar on (2uautla, asustándoia con varios disparos<br />
Con cartuchos <strong>de</strong> arena: al dIa siguiente los sitiados dieron<br />
m ayor solemnidad posible, sepultura a los restos <strong>de</strong>l vali<br />
Ilsi. 0g.'
i oSo Episodios Históricos Mcxicauos<br />
nd, quedándose on cruel incertidurnbre acerca <strong>de</strong> la suerte que<br />
hubiera podido caber a D. Mariano Matamoros.<br />
Pero éste habia salvado las lineas enernigas y reunhdose con don<br />
Miguel Bravo on ci pueblo <strong>de</strong> Tlayacac, próxinlo a las lornas <strong>de</strong><br />
Zacatepec: sabida por D. Miguel la triste situación <strong>de</strong> Jos dcfensores<br />
<strong>de</strong> Cuautia, con suprerna actividad reunió una consi<strong>de</strong>rable<br />
OUe!.'<br />
cantidad <strong>de</strong> vIvcres y municiones y se preparó a introducir ci convoy<br />
por Ia barranca <strong>de</strong>l Agua hedionda y el pueblo <strong>de</strong> Arnelcingo,<br />
scgLIn lo convenido con Matamoros por el Sr. Morelos, at cual habia<br />
<strong>de</strong> avisarse por medio <strong>de</strong> una hoguera, el dIa preciso <strong>de</strong>l ataque<br />
a fin <strong>de</strong> quo as tropas <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> acorn etiesen a la vez a Jos realistas<br />
<strong>de</strong>l camparnento <strong>de</strong> Llano.<br />
Lucid por fin en la noche dcl 26 Ia convenida hoguera, que fu<br />
saludada en <strong>Cuautla</strong> con una aclamacidn general; pero un espia<br />
avisó a Ia vez a Calleja, quien puso a su ejrcito sobre las arrna,<br />
preparándose a <strong>de</strong>jar burlada aquella ültirna esperanza do los sitiados.
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuau/la toS<br />
Con la actividad que le era caracteristica ci jefe espanol hizo levantar<br />
en Arnelcingo una baterIa <strong>de</strong> cuatro cafiones y escalonar en<br />
la barranca secciones <strong>de</strong>l hatallón <strong>de</strong> Lobera y escuadrón <strong>de</strong> Puebla.....y<br />
esperó.<br />
XXIII<br />
Radiante luz y como en tantos otros dIas sonriendo a la regoci-.<br />
jada naturaleza y quebrando sus horizontales rayos sobre el aljófar<br />
<strong>de</strong> las dors, aparcció ca los fingidos confines <strong>de</strong> la tierra ci reverberante<br />
disco <strong>de</strong>l sol. Nada en aquel solernnc y bello cuadro era indicio<br />
<strong>de</strong> muerte y <strong>de</strong>solación, y no obstante, los angeles <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción<br />
y <strong>de</strong> la guerra Ilenaban todo ci espacio con la extension<br />
<strong>de</strong> sus alas <strong>de</strong>splegadas.<br />
Los cafioncs <strong>de</strong> los fusiles, las hayonetas y los sables, formaban<br />
a retaguardia <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Llano un carnpo <strong>de</strong> <strong>de</strong>solaciOn, sobre<br />
el que flotaban como sangrientas aniapolas los ban<strong>de</strong>rines insurgentes:<br />
las lomas <strong>de</strong> Zacatepec habIanse tarnbién erizado <strong>de</strong> espinas<br />
<strong>de</strong> z&ero, y no paso mucho tiempo sin quc por don<strong>de</strong> quiera se atzasen<br />
lOS C0OS <strong>de</strong> humo <strong>de</strong> los disparos <strong>de</strong> las avanzadas.<br />
La batalla so gencralizO bien pronto: unos y otros combatientes<br />
tenian inters en quc aquel ültinio csfuerzo <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> ser lo niás<br />
pronto posible un probiema: como movidos por un solo resorte los<br />
soldados <strong>de</strong> D. Miguel Bravo y D. Mariano Matamoros y ]as fame'licas<br />
tropas <strong>de</strong>l Sr. Morelos, oprimieron entre dos pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acero<br />
zi los batallones <strong>de</strong> D. Cjj-iaco <strong>de</strong>l Llano.<br />
Daba Calleja sus ór<strong>de</strong>nes para acudir al refuerzo <strong>de</strong> su se-undo,<br />
cuando a sus espaldas se alzó otra IInea <strong>de</strong> insurgentes que a'anzaban<br />
con <strong>de</strong>nuedo y bizarria.<br />
A la VCZ, <strong>Cuautla</strong> apareció rodada <strong>de</strong> una corona do humo pro.<br />
ducida por los disparos dc todas sus baterIas.<br />
Al primer embate ci batallOn do Lobera, recin llcgado dè Es -<br />
pa1a, y saboreando ain sus vjctorjas sobre los veteranos <strong>de</strong>l primer<br />
N apo1c 11 , se viO envuelto y <strong>de</strong>sbaratado por los surianos <strong>de</strong>l señor<br />
Morelos, que casi flego a ponerse al habla Con SUS valientes amigos:<br />
<strong>de</strong> pronto tronaron los cañones dc la baterias <strong>de</strong> Amcicingo, cuya<br />
TOMO
1 082 Ep is'dios I1, tIi:OS .','1x1 anas<br />
existencia ignoraban los in<strong>de</strong>pendientes, y éstos comenzaron a alfombrar<br />
con sus cadáveres ci real enemigo.<br />
Pero <strong>de</strong> nada sirven valor, <strong>de</strong>cision, santidad y justicia <strong>de</strong> una<br />
causa cuando el reioj caprichoso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino no ha marcado elmstante<br />
<strong>de</strong> su triunfo.<br />
Al-tin tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cornenzada Ia batalla, los insurgentes<br />
hablan sido batidos por los realistas y el coronel Andra<strong>de</strong> persegula<br />
a los dispersos hasta Ia barranca <strong>de</strong> Tiayacac, viándosc obligado a<br />
hacer alto y retroce<strong>de</strong>r ante las fortificaciones <strong>de</strong>l cuartel general<br />
<strong>de</strong> D. Miguel Bravo.<br />
<strong>El</strong> herolsmo <strong>de</strong> los sitiados, ci valor <strong>de</strong> sus amigos libres, habian<br />
sido inütiles y a <strong>Cuautla</strong> habian regresado apenas Ia mitad d. los<br />
hombres que <strong>de</strong> ella salieron en Ia mañana: en ci instante en que<br />
consi<strong>de</strong>raron segura su pérdida muchos se hicieron matar como un<br />
alivio a su <strong>de</strong>sesperación y sufrimientos.<br />
No en todo ci pals érales contraria Ia fortuna: Ia vispera <strong>de</strong> aqueha<br />
infructuosa acción, uno <strong>de</strong> los rnilitares recientemente liegados<br />
<strong>de</strong> Espafia, ci brigadier D. Juan José <strong>de</strong> Olazabal, tenido por soldado<br />
experto, perdIa en Nopatucan un rico convoy confiado a su<br />
custodia y cuyo valor ascendla a mis <strong>de</strong> dos miliones <strong>de</strong> pesos: en<br />
este <strong>de</strong>scalabro Olazábal perdiO Ia artihlerla <strong>de</strong> batir que por or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>l virrey habia sacado <strong>de</strong> Perote para conduciria al campo <strong>de</strong><br />
Cahleia.<br />
Al regresar a <strong>Cuautla</strong> los vencidos en Ia acción <strong>de</strong>l 27 <strong>de</strong> Abril,<br />
ci <strong>de</strong>salknto <strong>de</strong> los sitiados no rcconociO llmite: ya no habla esperanza<br />
alguna <strong>de</strong> socorro, aquelia t'iitirna tentativa habIa agotado Las<br />
fuerzas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores: ci hambre, Ia peste y todas ]as calarnida<strong>de</strong>s<br />
eran to ünico que no habIa cc-,ado. <strong>El</strong> Sr. Morelos creyó necesario<br />
reanimar a sus <strong>de</strong>cafdos amigos y sahiO a recorrer las calles:<br />
su sola presencia bastó para conseguir su objeto: algunas palabras<br />
<strong>de</strong> sus elocuentes labios concluyeron <strong>de</strong> realizar ci milagro, y los<br />
vitorcs y las aciamaciones a ha naciente patria resonaron en el vasto<br />
cementerio <strong>de</strong> las calles, en las cuales permanecIan insepuitos los<br />
cadáveres <strong>de</strong> hombres, mujeres y niños que hablan sucumbido<br />
cntre tormentos horribics, como lo indicaban sus <strong>de</strong>sesperadas actitu<strong>de</strong>s.<br />
Sonriendo Ia naturaleza a tanto heroIsmo, la tar<strong>de</strong> fu,-' una <strong>de</strong> las<br />
mis esplendorosas dc aquella pnvilegiada zona: los ánimos se tran-
WF<br />
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuaulla<br />
quill zaron y an aquellos semblantes <strong>de</strong>rnacrados an qua la muerte<br />
se miraba corno en espejo, ilegaron a dihujarse muecas qua pretendian<br />
semejarse a sonrisas.<br />
Retirado ci general en su alojamiento y en conferencia con don<br />
Hermenegildo, salió a recorrer los fucrtes D. Leonardo Bravo: al<br />
atravesar la calle Real un soldado subla an opuesta dircccidn comiendo<br />
con positivo <strong>de</strong>leite un trozo <strong>de</strong> cuero tostado.<br />
D. Leonardo Ic preguntó <strong>de</strong>teniéndole:<br />
—;Qué tal, amigo? Parece qua está sabroso ese cuero.<br />
—Como Si fuera un marndn,—respondió ci soldado sonriendo.<br />
D. Leonardo sintió ante tal respuesta aigo que le conmovió profundamente,<br />
y dijo para Si:<br />
—'Iucho <strong>de</strong>bes valer, oh patria, para el hombre, cuando el hom<br />
bre hace esto por ti!<br />
Trasladdrnonos a Ia casa do nuestro amigo Felipe.<br />
Todo ds an ella <strong>de</strong>soiación y silcncio.<br />
No obstante, todos sus habitantes viven: jpero qud vida aquellal<br />
Emilia, la hermosa Emilia, está arrodillada cerca <strong>de</strong> una carna;<br />
apoya su barba entre sus manos y sus aguzados codos sobre ci colchón:<br />
con mirada casi esthpida sigue uno a uno los estrcrnecirnientos<br />
ne1'iosos <strong>de</strong> su pequeflo hijo que en mitad do la carna abrc y cierra<br />
sus ojitos y su boca como un pez qua sacado <strong>de</strong>l agua se ahoga.<br />
Felipe se arrastra mientras tanto an ci pequeno corral <strong>de</strong> la casa<br />
y registra como un perro ci rincdn <strong>de</strong>l muladar; con sus manos revuelve<br />
las basuras y reune en un tepalcate los gusanos qua <strong>de</strong>scubre,<br />
partiendo an dos cuantos halla para qua no se Ic escapen.<br />
Concluye por fin su tarea y con trabajo atroz logra ponerse an<br />
pie, salir <strong>de</strong>l corral y dar algunos pasos an la sala.<br />
En este niornento otro hurnano espectro penetra por la puerta <strong>de</strong><br />
la caile.<br />
—Traes aigo, Juan?—le preguntd Felipe.<br />
—;Nada! nada! nada!—respon<strong>de</strong> éste.<br />
—,Qu4 es, pues, lo qua te has propuesto, miserabie!—grita Felipe,<br />
si grito pue<strong>de</strong> Ilarnarse ci ronquido quo do sus labios sale.<br />
—Yo miserable! -qu6 eres tü, cntonces, Felipe-'—le pregunta<br />
Juan casi Ilorando.<br />
—;Llora, flora cobar<strong>de</strong>! illora maldito! illora infame!—dice ci<br />
pobre capitán Manso, sonriendo corno un <strong>de</strong>monio.<br />
108
1084 Episodios Hislóricos Mxican'c<br />
—; Calla, asesino! —contesta Juan retrocediendo espantado.<br />
—;Juan!...<br />
—;SI, asesino ;asesino! :asesino! tü me volviste a traer a este<br />
i nfierno.<br />
—TO tuviste la culpa: proponiéndomc una traición me hiciste<br />
entrever ci paraiso <strong>de</strong> Ia libertad: quién te mandó hablar <strong>de</strong>elia al<br />
oprimido?<br />
—;Maidito sea ci instante an qua tuve compasión <strong>de</strong> ti! cuaiquier<br />
otro hombre a quien me hubiera dirigido hubiese sido menos feroz<br />
clue t.<br />
—Yo feroz!<br />
—Si, tü feroz, td hiena, td verdugo <strong>de</strong> tu mujer, tu asesino <strong>de</strong> tu<br />
hijo.<br />
—Ah!---grito Felipe,—cal1a, calla' aqui Ilevo su salvación!—y<br />
al <strong>de</strong>cir esto mostró a Juan ci tepalcate con los gusanos moviéndose<br />
ain.<br />
Apenas hüboios distinguido, Juan se arrojó sobre Felipe y ambos<br />
rodaron sobrc ci piso produciendo un ruido espantoso y extrafo,<br />
como ci producido por ci goipe <strong>de</strong> dos esqueietos envueltos an una<br />
manta 6 zarape.<br />
—;Caiiaos! ca1Iaos!—dijo Emilia saliendo y presentándose an<br />
la puerta <strong>de</strong> la recámara; mi hijo está próximo a dorrnirse, no<br />
vayáis a <strong>de</strong>spertarie.<br />
Pero ni Juan ni Felipe la escuchaban y seguian peleandose, ci<br />
uno por apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> los gusanos y ci otro por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlos.<br />
Emilia quiso entonces separarios: al acercarse distinguió ci disputado<br />
y horrible manjar, y excitándose su hambre se echo sobre éi<br />
y con sus <strong>de</strong>licados dodos recogió los gusanos, los ilevO a su boca<br />
y... los comiO con avi<strong>de</strong>z...<br />
Después corrió <strong>de</strong> nuevo a su recámara y al ]ado <strong>de</strong> su hijo.<br />
Juan y Felipe suspendieron cntonces una lucha qua ya no tenla<br />
objeto.<br />
Juan recogió ci te/alcat, Ic observO por todos lados y exclamó<br />
con tristeza:<br />
—;Ni uno!<br />
—1Ni uno!—repitió Felipe. — Ingrata! no ha tenido compasiOn<br />
<strong>de</strong> mi qua hace quince dias que nada como!
17 Si/no <strong>de</strong> (:u7u/!. oS<br />
XXIV<br />
Al cabo <strong>de</strong> un rato <strong>de</strong> profundo <strong>de</strong>saliento Felipe se dirigi6 a<br />
-una alacena cmpotrada en la pared, la abrió, tomó <strong>de</strong> ella dos<br />
frascos <strong>de</strong> vidrip, dió uno <strong>de</strong> elios a Juan y Ic dijo:<br />
—;Toma! bebe: es aguarcliente.<br />
Uno y otro vaciaron hien pronto ci contenido <strong>de</strong> los frascos.<br />
Los efectos <strong>de</strong> Ia embriaguez fueron casi instantneos.<br />
—Escucha, Felipe,—dijo Juan.<br />
' —Qué quieres que escuche.<br />
—Eres un loco.<br />
—Si ya no lo soy, no tardaré en serb; habla, hahia pronto antes<br />
que acabe <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la razón.<br />
—i\'Ic prornetes no enojarte?<br />
—Te lo pronleto, pobre Juan.<br />
—Aun po<strong>de</strong>mos salvarnos.<br />
— Loco! No lo creas; he visto ya a la muerte en esta casa y ann<br />
me paece que la distingo todavIa sentada en ci dintel <strong>de</strong> esa puerta.<br />
—;n ci dintei?<br />
—Si: en ci dintel.<br />
—Pues mientras no penetre en la sala, no <strong>de</strong>bemos temeria.<br />
Escucha.<br />
—Di.<br />
—Tengo aquI, mIrala,—dijo Juan sacando <strong>de</strong> su pecho un papei,<br />
—una carta <strong>de</strong>l brigadier D. Ciriaco <strong>de</strong>l Llano.<br />
–jQue Dios confunda al maldito reaiista!<br />
—No, no: la salvación cs Jo que nos propone.<br />
—iNo Ia quiero!<br />
—Bien; muere td si Jo <strong>de</strong>seas, pero por qué quieres matar a tu<br />
Emilia y a tu hijo?<br />
—;Tiencs razón, Juan, soy un miserable! Prosigue.<br />
—<strong>El</strong> general tiene rnandado que en todas las trincheras haya una<br />
ban<strong>de</strong>ro l ita roja.<br />
—Va lo sé, y qué?<br />
—Yo cambié esta manana la ban<strong>de</strong>rita roja por una amarilla.<br />
— V qué?
i o86 Episodios HisIóriccs Alcxicanos<br />
Llano comprendió Ia senal y con Un muchacho me envió esta<br />
carta.<br />
—Continua.<br />
—En eta carta, que está dirigida a ti, dice Llano que si quieres<br />
dar entrada t los realistas por tu trinchera, en nombre <strong>de</strong>l virrev te<br />
prornete induito absoluto para ti, para todos los tuyos y para tres<br />
personas rnás que tii <strong>de</strong>signes, aun cuando una <strong>de</strong> ellas sea ci<br />
mismo general Morelos.<br />
—Eso dice?—pregunto Felipe admirado.<br />
—Léelo tü niismo,—cont.estó Juan, —entregándole el papel.<br />
Cuando Felipe lo huho leldo, dijo:<br />
—Es cierto: pero curnpiirán esos traidores su palabra?<br />
.—Por qué no?<br />
—Porque no les conviene.<br />
—Te engañas.<br />
—Explicate.<br />
—La peste se ha <strong>de</strong>clarado en ci campamento <strong>de</strong> Calleja, y si<br />
una semana niás pasan aire<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> no quedará vivo ni<br />
un realista.<br />
—Esperemos entonces esta sernana y quedaremos libres <strong>de</strong> elios.<br />
—.Pero crees ti., que ni td, ni yo, ni tu mujer, ni tu hijo po<strong>de</strong>mos<br />
esperar una semana mis?<br />
—Tienes razón, no podrIarnos: ila muerte no se aparta <strong>de</strong>l dintel<br />
<strong>de</strong> esa puerta; alli está, si, aill está, aili la veol jAh!l—gritó <strong>de</strong><br />
pronto Felipe con tan terrible angustia que obligó a salir a Emilia<br />
<strong>de</strong> su recámara.<br />
—jFelipe, Felipe mio!—exclamd,_.no grites, nuestro hijo duerme<br />
mis tranquilo, pu<strong>de</strong> dare ci pecho: se agarro <strong>de</strong> él con <strong>de</strong>sesperación<br />
y algo estrajo, si; no sé qué, sangre sin duda, pero esto le<br />
consoló y sus convulsiones han cesado: yo creo quc éi y yo podrcmos<br />
esperar otro dIa más a que este <strong>sitio</strong> concluva; pero calla, no<br />
Ic <strong>de</strong>spiertes, porque si <strong>de</strong>spierta pedirá <strong>de</strong> corner y yo no tengo ya<br />
que dare.<br />
Emilia se retiró, y Felipe que no habla apartado su vista <strong>de</strong> la<br />
puerta, dijo a Juan:<br />
—SI, Emilia <strong>de</strong>be tener razón, aun po<strong>de</strong>mos vivir un dia: Ia<br />
muerte, que alif está, en el dintel <strong>de</strong> la puerta, ha vuelto a quedarse<br />
quiéta: cuando lance ci grito que oiste me pareció que la muerte,
<strong>El</strong> Silio <strong>de</strong> Cun ui/a 1087<br />
que la muerte que aün está all, habla pasado uno <strong>de</strong> sus pies <strong>de</strong><br />
este lado <strong>de</strong>l dintel: pero no, all está, quieta todavia: 1continlia,<br />
continua!<br />
—Los realistas tienen tanto interés como tii en que ci <strong>sitio</strong> se<br />
conciuya.<br />
—Pero su interés Ilega al extremo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirlos a induitar al<br />
Sr. Morelos?<br />
—Ya lo yes.<br />
—Ohl jsi no me engaftasen!...<br />
—Conozco bien a Calieja y no faitará a su palabra.<br />
—Bueno, consultaré al Sr. Morelos.<br />
--Te dirá que no, te hará fusilar y tu mujer y tus hijos quedarán<br />
sin amparo.<br />
—Tienes razcSn: me harla fusilar, es tan severo como valiente:<br />
prosigue;<br />
.—Nada mzis tengo que <strong>de</strong>cir.<br />
—Entonces...<br />
—.Adrnites ó no adruites?<br />
—Después <strong>de</strong> todo, si yo puedo salvar al general mi traición es<br />
disc pable.<br />
—No le Ilames traición, llárnale recurso xtrenio.<br />
—Tienes razón; cuál es la senal que Llano propone?<br />
--Quc encendamos una lumbrada en la trinchera, a ]as diez en<br />
punt0 <strong>de</strong> la nochc.<br />
—IQ uieres tü encargarte <strong>de</strong> ello?<br />
—Si, amigo nib, sl.<br />
—Está bien: a las diez en punto harernos la scñaI.<br />
—G racias, amigo mb, gracias; ttI vas a saivarnos a todos y a<br />
r esarcirme con usura <strong>de</strong>l daño quc me has hecho: tI.i me trajiste z<br />
<strong>Cuautla</strong> cuando yo habia logrado ya escapar, rnerced al ataque <strong>de</strong>l<br />
re ducto <strong>de</strong>l Calvarjo: tti fuiste mi sombra para impedirrue intentar<br />
Una nueva fu- ,':W, ohligI ndori-)e zi permanecer en <strong>Cuautla</strong>, has<br />
sido la causa <strong>de</strong> que los horrore <strong>de</strong> la necesidad me havan quitado<br />
las fueI-zas y reducjdo a una terrible agonia.<br />
— Bien, bien: esta noche quedarás libre.<br />
—Pero CS ind ispensable quc tü acudas a la trinchera para que<br />
Obligues a los sokjados zi retirarse.<br />
Acudiré, Juan, acudjré.<br />
..-1'
£ o88 Episodios Hislôykos Mexicanos<br />
—l3ueno, amigo mb, me VOy: no tardaré en volver.<br />
—Vc con Dios, y l tenga PiCdad <strong>de</strong> todos.<br />
xxv<br />
Repen tinamentc, y coros instantes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber salido<br />
Juan, la puerta <strong>de</strong> la casa se abrió presentandose ante Felipe ci<br />
Sr. Morelos.<br />
—Traidor!---1c dijo,—coxi voz terrible, con severo acento.<br />
—Si, merezco la muertc,—contestó Felipe sin inrnutarse.<br />
—iV la tendrás ahora mismo!—açadjó ci general.<br />
—Pero antes,—observó Felipe,—nij general, yea usted esta carta:<br />
en ella se <strong>de</strong>jaha a mi arbitrjo <strong>de</strong>signar tres personas que habIan <strong>de</strong><br />
scr indultadas y yo pensaba <strong>de</strong>signar a tisted: hacia mat, lo sá; pero<br />
ni me acobardo, ni me disculpo; sereno recibir Ia muerte, pero<br />
antes, ml general, permItame dcspcdirme <strong>de</strong> ml mujer y <strong>de</strong> mi hijo:<br />
sin eSperar respuesta Felipe ievantó la cortina y penetró en Ia<br />
recámara.<br />
<strong>El</strong> gran caudillo recorrió rápidarnente Ia carta <strong>de</strong> Llano y su<br />
alma gran<strong>de</strong> y generosa recibió un golpe tremendo at escuchar en<br />
la rccánlara inmediata los gritos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperacida <strong>de</strong> Ia infeliz<br />
Emilia.<br />
<strong>El</strong> capitári Felipe Manso se presentó <strong>de</strong> nuevo, diciendo al<br />
Sr. Morelos:<br />
—Mi general, si usted <strong>de</strong>sea imponer a sus soldados con ci espectaculo<br />
<strong>de</strong> mi justa ejecución, no pierda usted un instante: mi hijo,<br />
mi querido, mi pequeño hijito acaba <strong>de</strong> rnorir <strong>de</strong> hambre en este<br />
momento: mi Emilia, ml angel, mi angel idolatrado no tardará en<br />
seguirle a la eternidad, yo no puedo sufrir más <strong>de</strong> lo que sufro,<br />
sicnto que mi vida se quiebra por si sola, y si un momento mis<br />
aguarda usted, llegaré muerto al lugar <strong>de</strong>l suplicio: mi general, no<br />
pierda usted un instante, quiero que ml muerte sirva siquicra <strong>de</strong><br />
escarmjento.<br />
<strong>El</strong> general Morelos rccibió como una estatua aquel dlluvio <strong>de</strong><br />
palabras y nada pudo contestar, la voz se ahogó en su garganta, y<br />
cuando Galeana entró en la saia y se llego A éi, retrocedió con
Fw<br />
<strong>El</strong> Si/jo <strong>de</strong> Cuanila 1089<br />
asombro: Morelos, ci general, ci caudillo, ci héroe, en fin, iloraba...<br />
como Horan los leones: contra toda su voluntad.<br />
—<strong>El</strong> miserable ha enganado a usted,—dijo Galeana,—pero yo le<br />
fusilaré.<br />
—jAtrás, Sr. Gaieana!—gritó con voz <strong>de</strong> trueno el general,—et<br />
capitan Felipe Manso es sagrado: ;yo Ic protejo!<br />
V tomando <strong>de</strong> una mano a D. Flermenegildo, ci Sr. Morelos<br />
sali6 <strong>de</strong> la casa cerrando la puerta tras <strong>de</strong> sI.<br />
A ]as diez <strong>de</strong> la noche tin fuerte tirotco se <strong>de</strong>jó oir en la trinchera<br />
<strong>de</strong>l capitán Manso: Juan habIa encendido Ia lumbrada convenida<br />
con Llano y una gruesa columna realista avanzó en silencio sobre<br />
la plaza. Pero Galeana habia apostado convenientemente su gente<br />
y los europeos fueron recibidos a balazos, costándoles su arrojo<br />
mas <strong>de</strong> doscientos muertos.<br />
En camhio <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scalabro, ci teniente D. Mateo Oviedo se<br />
apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> Tlavacac ci dia 30 <strong>de</strong> Abril, cayendo en su po<strong>de</strong>r los<br />
ciento cincuenta y cinco tercios <strong>de</strong> comestibles que D. Miguel<br />
Bravo y D. Mariano Matamoros habian ti-atado inütilmente dc<br />
introducjr en Cuautia en ci combate <strong>de</strong>l 27.<br />
A La vez que Oviedo conducIa ci convoy expresado al campo <strong>de</strong><br />
Calleja, recbIa éste cartas <strong>de</strong>l virrey en que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pintarle Ia<br />
cifficil situación <strong>de</strong>l reino, Ic <strong>de</strong>cla: atal es ci estado <strong>de</strong> ]as cosas y<br />
a pesar <strong>de</strong> ellas, <strong>Cuautla</strong> es ci punto principal y ci centro <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
ha <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r ci <strong>de</strong>sembarazo <strong>de</strong> Las restantes: es cuanto tengo<br />
que <strong>de</strong>cir a V. S. sobre La importancia <strong>de</strong> lievar a cabo Ia empresa.<br />
César dijo <strong>de</strong>spus <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Munda que en otras habia peiea.<br />
do pot obtener victoria, pero en aquella por salvar Ia vida: no<br />
djtjere niucho nuestra situación.<br />
V Calleja Ic contestaba:<br />
cEn efecto, La situación <strong>de</strong> César en Munda diferIa poco <strong>de</strong> La<br />
fluestra; pero yo espero que el suceso será muy semejante al suyo,<br />
Si apuramos nuestros recursos y ]as aguas se retardan..'<br />
A partir <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong>l 28 casi Ilegaron a <strong>de</strong>saparecer en Cuautia<br />
las rnuestras dc actividad que tanto habian asombrado a los realistas.<br />
Calleja creyó que Liegada al üitimo extrerno la <strong>de</strong>plorable<br />
Sltuación <strong>de</strong> los sitiados, una propuesta <strong>de</strong> indulto seria en el acto<br />
admitida, y el dIa i o dc Mayo, envió Un ociai a la plaza con dos<br />
ej e mplares <strong>de</strong>l indulto acordado por !as Cortes Espafiolas en 9 <strong>de</strong><br />
TOMOI
1090 Episodios His(óricos Mexic,a,:os<br />
Noviembre <strong>de</strong>l aiio anterior, publicado por bando <strong>de</strong>l virrey.<br />
Al corto rato el oficial regresó at cuartel real <strong>de</strong> Cafleja, trayen.<br />
do <strong>de</strong>vueltos los ejernplares <strong>de</strong>l indulto, con la siguiente nota 6<br />
contestación <strong>de</strong>l Sr. Morelos:<br />
Oroaoo IGUAL GRACrA A CALLEJA.><br />
XXVI<br />
Imposible pareclale at jefe realista un herofsnio lievado A término<br />
tal, y asI to manifestaba A su consejo <strong>de</strong> oficiales, cuando A<br />
las dos <strong>de</strong> la madrugada <strong>de</strong>l SABADO DOS DE MAYO DE 1812, SC<br />
escuchd un fuerte tirotco en el reducto <strong>de</strong>l Calvario.<br />
—Sc nos van <strong>de</strong> entre las rnanos!—gritó Calleja; é inrnediatamente<br />
dictó sus ór<strong>de</strong>nes para acudir en auxilio <strong>de</strong>l punto en<br />
peligro.<br />
Efectivarnente, algtin tiempo antes hablanse reunido en la plaza<br />
<strong>de</strong> San Diego, las merruadas fuerzas insurgentes, formando una<br />
coiurnna que cornenzó A marchar en el siguiente or<strong>de</strong>n: Galeana A<br />
la vanguardia; <strong>de</strong>trAs ci Sr. Morelos; en ci centro D. Leonardo y<br />
D. Victor Bravo, y A retaguardia ci capitAn Anzures.<br />
Al principio la ruarcha se verificó sin acci<strong>de</strong>nte y el ejrcito<br />
avanzó sin ser sentido, hasta Ilegar al cspaldón que a to largo <strong>de</strong><br />
Ia caja <strong>de</strong>l rio <strong>de</strong>fendIan cincuenta granadcros que se pusicron<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego en retirada: pero at pasar cerca <strong>de</strong>l reducto <strong>de</strong>l Calva'<br />
rio, un centinela dió la voz <strong>de</strong> alto, y aunque inmediatamente fué<br />
niuerto por D. Herrncnegildo, la alarrna cundió y cornenzó ci<br />
cornbate: las fuerzas insurgentes sin per<strong>de</strong>r un instante, atravesando<br />
sobre un puente <strong>de</strong> vigas so posesionaron <strong>de</strong>l caniino <strong>de</strong> la hacienda<br />
<strong>de</strong> la Gualupita, A Ia vez que los batallories <strong>de</strong> Asturias y<br />
Guanajuato envolvIan a los in<strong>de</strong>pendientes en un circulo <strong>de</strong> fuego,<br />
v la caballerfa causaba un horrible <strong>de</strong>strozo en los vecinos mdcfensos<br />
que habIan salido <strong>de</strong> <strong>Cuautla</strong> <strong>de</strong>trAs <strong>de</strong> las tropas.<br />
<strong>El</strong> irnpulso <strong>de</strong>l ataque fué tal, que ci Sr. Morelos, terniendo ver<br />
<strong>de</strong>saparecer su reducido ejército, mandó hacer alto y rechazar at<br />
enemigo, parapetAndose <strong>de</strong>trAs <strong>de</strong> unas cercas <strong>de</strong> piedra: contenidos<br />
asi los realistas, los in<strong>de</strong>pendientcs eniprendieron <strong>de</strong> nuevo Ia
<strong>El</strong> Sitio <strong>de</strong> Cuauila 1091<br />
retirada, ocurriendo an medjo <strong>de</strong> ella un acci<strong>de</strong>nte quo pudo haber<br />
sido <strong>de</strong> inmensa importancia: el acci<strong>de</strong>nte fué qua el caballo <strong>de</strong>l<br />
Sr. Morelos tropezó an las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l terreno arrastrando<br />
tras do st al caudillo, qua a no haber sido por la <strong>de</strong>cision do Galeana<br />
v Bravo, hubiera sido muerto, ó caIdo an po<strong>de</strong>r do los encrnigo<br />
éstos se cebaron en 1a ültirnas filas <strong>de</strong> los fugitivos, gentc<br />
indicnsa an su mayorIa, y tal fué at bárbaro <strong>de</strong>guello qua, segün<br />
Calleja, so contaron al siguiente dia ochocientos diez y seis cadáveres.<br />
Al dIa siguiente ci coronel José Maria <strong>de</strong> Echegaray con los<br />
batallones <strong>de</strong> Guanajuato y Asturias entró por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Calieja an<br />
la villa abandonada por sus <strong>de</strong>fensores, y he aquf extractados algunos<br />
párrafos <strong>de</strong>l parte respectivo:<br />
(<strong>El</strong> pueblo presentaba la vista rnás horrorosa: la mayor parte<br />
do las casás estaban <strong>de</strong>strindas por el cañOn y la bomba: <strong>de</strong> entre<br />
los escombros salia un heclor insufrible, provenido <strong>de</strong> los cadáveres<br />
do hombres y bestias en putrefacckn qua se observaban por<br />
todas partes: los ayes y clamores <strong>de</strong> los que andaban por las calks<br />
solicitando alirnento, extenuados v reducidos al ültimo extrerno <strong>de</strong><br />
misca, cxcitaban a compasiOn: los conventos <strong>de</strong> Santo Domingo<br />
y San Diego estaban ocupados an su totalidad con enfermos, acogidos<br />
sin distinción do sexo ni edad, an las sacristIas, las iglesias y<br />
aun ]as torres. Se encontraron an el primero 223 y el se-undo 362.<br />
Tristeza infundla encontrar entre ellos, cadáveres <strong>de</strong> dos 6 tres<br />
dIas, otros <strong>de</strong> menos tiempo y algunos qua acababan <strong>de</strong> fallecer; a<br />
Ia Vez quo so vela agonizar a los unos, olanse los lamentos y quejidos<br />
<strong>de</strong> los qua agobiados por las enfermeda<strong>de</strong>s solo esperaban<br />
haijar consuelo an la muerte.<br />
<strong>El</strong> bachjllcr D. José Mariano Ruiz Calado, cura <strong>de</strong> Vautepec,<br />
se encargO do socorrer con alirnentos y medicinas a los qua do ellas<br />
flecesitaban, y el sargento Juan Gamboa, con una cuadrilla do<br />
indios prisioneros, abrió las za1jas an qua so diO sepultura a los<br />
rnuertos,<br />
Echegaray hizo 492 prisioneros: <strong>de</strong> éstos cuatrocientos cuarenta<br />
Y uno <strong>de</strong>stinó a los trabajos qua se juzgaron indispensables, y a los<br />
reos <strong>de</strong> mayor gravedad aseguró con prisiones para no entretener<br />
COfl SU custodja a la tropa.<br />
Con esta gente se <strong>de</strong>struyeron veintidOs trincheras tijas y diez
109 Episodios Hislôricos Mexica,,os<br />
movibies, se recogieron veintinueve cañones y alguna cantidad <strong>de</strong><br />
otras armas y pertrechos clue se encontraban en la TesorerIa Real,<br />
en la cual habia fijado su habitación D. Leonardo Bravo.<br />
Por temor a la peste mortifera que reinaba en <strong>Cuautla</strong>, Calleja<br />
prohibió term inanternente a los individuos <strong>de</strong> su ejército la entrada<br />
en la ciudad, y tan apurada habfa sido su situación que en la madrugada<br />
<strong>de</strong>l dia 2 <strong>de</strong> Mayo, y cuando ignoraba aün que la audaz<br />
retirada <strong>de</strong>l Sr. Morelos iba a <strong>de</strong>jarle dueflo <strong>de</strong>l campo, escribió<br />
al virrey lo siguiente:<br />
Conviene mucho que el ejrcito salga <strong>de</strong> este infernal pafi g lo<br />
más pronto posible, y por lo que respecta a mi salud, se haUa en<br />
tal estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, que si no le acudo en el corto término<br />
que ella pue<strong>de</strong> darme, llegarán tar<strong>de</strong> los auilios.<br />
Tal fué ci término que tuvo aqtclIa gloriosa epopeya que hará<br />
imperece<strong>de</strong>ra la memoria <strong>de</strong> EL SITIO DE CUALJTLA.<br />
I