Educación social y consejos prenatales para padres atópicos ...

Alergol Inmunol Clin 2002; 17 (Extraordinario Núm. 2): 52-54
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M. A. Martín Mateos
Unidad Integrada de Pediatría.
Sección de Inmunología
y Alergia Pediátrica
Hospital Clínico-Hospital
de San Juan de Dios.
Barcelona.
Taller
Educación social y consejos prenatales
para padres atópicos. Alergia en Pediatría
La prevención de las enfermedades alérgicas, se debe realizar, siguiendo
los escalones conocidos desde la aparición de la sensibilización a las manifestaciones
clínicas:
1. Prevención primaria para evitar la sensibilización mediada por IgE.
2. Prevención secundaria, una vez ocurrida la sensibilización IgE, evitar la
progresión de la sensibilización y la aparición de la enfermedad.
3. Prevención terciaria para evitar la cronificación de la enfermedad y la
destrucción y remodelación de tejidos.
PREVENCIÓN PRIMARIA
Dieta y gestación
Las madres alérgicas, tienen más riesgo que las no alérgicas de tener un
hijo alérgico, el riesgo aumenta si el padre también lo es. La sensibilización
alérgica del feto es un hecho demostrado y la alergia alimentaria al huevo es un
predictor clave de alergia futura.
La alergia al huevo puede estar presente al nacer, por sensibilización prenatal.
Todo ello induce a pensar que debería hacerse una dieta exenta, al menos
de huevo, en la gestación de los niños de riesgo. Sin embargo, de diversos estudios
realizados, no hay resultados concluyentes, y el riesgo de que nazcan niños
con bajo peso, por efecto de dietas exentas de huevo, leche, o pescado durante
la gestación, es hasta de un 25%.
Por todo ello en el momento actual, no hay una recomendación de hacer
profilaxis de la sensibilización alimentaria fetal.
Lactancia materna
La lactancia materna es el alimento ideal para el niño, desde el punto de
vista nutricional, inmunológico y afectivo, tanto si hay riesgo de enfermedad
alérgica, como si no lo hay.
Pero a través de la leche materna pasan antígenos alimentarios, como la leche
de vaca o el huevo, capaces de sensibilizar al niño. Hay múltiples estudios de
grupos de niños con riesgo alérgico, sometidos a lactancia materna y a lactancia
artificial, con dieta hipoalergénica en la madre del lactante y con dieta libre, evaluando
a largo plazo, 6 a 10 años, la protección conferida por la lactancia materna.
Los resultados confirman que la lactancia materna, protegió de la aparición
de dermatitis atópica hasta los 18 meses de vida, pero no a los 10 años, en
que los grupos se igualan.

Parece que la lactancia materna protege también de
la sensibilización precoz a neumoalergenos en el lactante,
aunque no en el niño escolar.
Por todo ello, la lactancia materna, debe recomendarse
como primera opción en los niños de riesgo alérgico,
pero debe saberse también que no es un factor de protección
absoluto, y que sí produce, en cualquier caso, un
retraso en la aparición de los síntomas alérgicos.
Alimentación complementaria
La introducción de alimentos sólidos precozmente,
hacia los 3-4 meses, es un factor de riesgo de sensibilización
alimentaria y de dermatitis atópica, en los niños de
alto riesgo alérgico.
Se recomienda como profilaxis, lactancia materna y
la introducción de alimentos sólidos a partir de los 6 meses,
de forma lenta y progresiva, retrasando los alimentos
con potencial alergénico (huevo, pescados, frutos secos)
hasta después del año.
Exposición a neumoalergenos
Estudios prospectivos randomizados confirman que
la dieta hipoalergénica en el primer año de vida y las normas
de limpieza del domicilio para evitar ácaros, en los
niños de alto riesgo de alergia, reduce significativamente
la prevalencia de dermatitis atópica y asma en el primer y
segundo año de vida, pero no a los 4 años.
En resumen, la prevención primaria, en los niños de
alto riesgo de alergia, consiste en:
1. Identificación de los niños de alto riesgo antes del
nacimiento, o en los primeros meses de vida. Para ello se
utiliza la historia familiar, ambos padres alérgicos, o un
padre alérgico con clínica activa.
2. Evitación de la exposición a alérgenos alimentarios
en la leche materna y en la alimentación del niño. Para
ello se realizará dieta a la madre lactante sin huevo, leche
de vaca y frutos secos, añadiendo en su dieta, un
suplemento de calcio de 1.500 mg diarios. Se retrasaran
los alimentos sólidos hasta después de los 6 meses. Los
alimentos con potencial alergénico (huevos, pescado y frutos
secos) se introducirán después del año.
3. Reducción de la exposición a neumoalergenos:
normas de evitación de ácaros, prohibición de mascotas en
el domicilio, ventilación correcta de la casa.
4. Evitación de desencadenantes inespecíficos: no fumar
delante de los niños. Evitar las infecciones respiratorias.
Normas de cuidado del niño sano.
Educación social y consejos prenatales para padres atópicos
PREVENCIÓN SECUNDARIA
La prevención secundaria está dirigida a evitar la
aparición de la clínica alérgica, una vez se ha producido la
sensibilización.
Se trata de conocer qué niños, identificados ya como
alérgicos, tienen una sensibilización, aunque no hayan presentado
clínica alérgica. Para ello, se debería hacer determinaciones
analíticas de IgE específica y prick test a los
alergenos de sensibilización precoz, tales como huevo,
frutos secos, pescado, entre los 4 y 12 meses, y a ácaros,
pólenes de gramíneas, alternaria y faneras de gato o perro
entre el primer y segundo año de vida.
El prick test es de elevada sencillez, inocuo y fiable.
La IgE específica, por la técnica de CAP System FEIA
(Fharmacia Diagnostics) es de fácil ejecución y elevada
sensibilidad y especificidad.
Una vez identificada la sensibilización a alimentos o
neumoalergenos, se impone la dieta en caso de alergia alimentaria
y la evitación en la medida de lo posible de ácaros
y mascotas, pero los hongos y pólenes, no es posible
evitarlos. En estos casos, se ha intentado tratamiento precoz,
de la aparición de asma, en niños que aún no la han
presentado con cetirizina por vía oral, como resultados
alentadores y sin efectos secundarios.
La inmunoterapia específica en niños con rinitis alérgica,
sensibilizados a neumoalergenos, pero que no han
presentado asma, es una forma de evitar la progresión de
la enfermedad alérgica, ya que se evita la aparición de asma.
Es pues una forma de prevención secundaria.
PREVENCIÓN TERCIARIA
Está orientada a realizar el diagnóstico precoz de las
enfermedades alérgicas, y en consecuencia el tratamiento
precoz, lo que redundará en un mejor pronóstico y en la
evitación de complicaciones.
El realizar un diagnóstico precoz de las enfermedades
alérgicas infantiles pasa por la correcta formación de los pediatras
en alergología, situación que actualmente, aún no se da.
Es necesario incrementar la formación post-graduada
en alergología infantil, dada su prevalencia y la tendencia
a aumentar.
Se puede hacer el diagnóstico desde el período neonatal,
como queda evidenciado en este capítulo.
Además, se debe concienciar al médico de medicina
familiar, en el mismo sentido, para que sepa reconocer
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M. A. Martín Mateos
pronto los síntomas y signos clínicos de alergia y remitir
los pacientes pronto para su estudio.
También se incluye en la prevención terciaria, la
buena praxis médica, en la metodología diagnóstica, la
atención clínica, cuantas veces sea necesario, el uso correcto
y racional de fármacos e inmunoterapia y la explicación
clara, oral y escrita de las normas de cuidado ambiental.
Por último, debe intentarse una educación sanitaria
en alergia, a los niños enfermos, a sus familiares y a la sociedad,
para mejorar la cumplimentación terapéutica y los
factores ambientales nocivos.
El futuro de la profilaxis de la alergia será lograr la
inducción de la tolerancia de los neumoalergenos, inmunomodulación,
para desviar la respuesta IgE, prevención de
las infecciones por virus respiratorio sincitial y cambios en
el microambiente de la flora intestinal que propicie respuestas
TH1.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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