Revista de comunión sacerdotal, caridad pastoral y formación ...
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La castidad<br />
perfecta<br />
es un don<br />
«insustituible <strong>de</strong><br />
Dios a la iglesia<br />
y representa un<br />
valor profético<br />
para el mundo<br />
actual»<br />
10 <strong>comunión</strong> <strong>sacerdotal</strong><br />
al pasar <strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong> la juventud y caminar<br />
hacia la madurez. No pue<strong>de</strong> pensarse que quien comenzó<br />
en las aulas <strong>de</strong>l seminario menor y continúa en las <strong>de</strong>l<br />
seminario mayor, se manifieste con el mismo grado <strong>de</strong><br />
asimilación y <strong>de</strong> madurez que en los primeros años. La<br />
cercanía <strong>de</strong>l acompañante espiritual, la ayuda <strong>de</strong>l asesor<br />
en la dimensión humana y la convivencia constante con<br />
los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la comunidad, hacen que, en esa<br />
vivencia permanente se vaya logrando la madurez y asimilación<br />
<strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s y las exigencias <strong>de</strong> una vida que<br />
tendrá que ser celibataria y <strong>de</strong>berá mostrar tales signos.<br />
«La madurez afectiva supone ser conscientes <strong>de</strong>l<br />
puesto central <strong>de</strong>l amor en la existencia humana» (PDV<br />
44). El beato Juan Pablo II afirmaba que «el hombre no<br />
pue<strong>de</strong> vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser<br />
incomprensible, su vida está privada <strong>de</strong> sentido si no se<br />
le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo<br />
experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente»<br />
(Rh 274).<br />
3. Las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l celibato <strong>sacerdotal</strong><br />
La primera que vendría a la mente sería la <strong>de</strong> querer el<br />
sacerdocio sin compren<strong>de</strong>r y aceptar que el celibato es<br />
un carisma que da Dios, que se <strong>de</strong>be pedir con humildad,<br />
comprobar, reconocer, probar y trabajar. Que no se tiene<br />
<strong>de</strong> una vez para siempre sino que es necesario mantenerse<br />
en la lucha.<br />
En segundo lugar, señalamos la posible no aceptación<br />
<strong>de</strong>l candidato, a lo largo <strong>de</strong> los años <strong>de</strong> la <strong>formación</strong><br />
en el seminario o casa <strong>de</strong> <strong>formación</strong>, <strong>de</strong>l acompañamiento<br />
formativo necesario y franco, fiel y constante en la dimensión<br />
humana y en la espiritual. Eso haría ininteligible<br />
su presencia en la institución y sería signo <strong>de</strong> que ese no<br />
es el camino.<br />
El no pedir con humildad a Dios que le conceda este<br />
don, creer que basta con la posesión <strong>de</strong> otras cualida<strong>de</strong>s<br />
y pensar que es factible llevar una vida doble, es <strong>de</strong>cir,<br />
ejerciendo el sacerdocio y buscando los goces <strong>de</strong> la vida<br />
sexual. Al mismo tiempo habría que señalar la no aceptación<br />
<strong>de</strong> ayuda especializada, sea en la línea psicológica<br />
o en otra dirección, si fuere necesaria o <strong>de</strong>jarse llevar<br />
por la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el celibato es, simplemente, una norma<br />
canónica. La castidad perfecta es un don «insustituible<br />
<strong>de</strong> Dios a la Iglesia y representa un valor profético para<br />
el mundo actual» (PDV 29), es un signo <strong>de</strong>l Reino que<br />
no es <strong>de</strong> este mundo, «signo <strong>de</strong>l<br />
amor <strong>de</strong> Dios a este mundo y<br />
<strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l sacerdote a Dios<br />
y al pueblo <strong>de</strong> Dios» (ib 29).<br />
Igualmente la frecuencia <strong>de</strong><br />
lugares no a<strong>de</strong>cuados o <strong>de</strong> personas<br />
que no ayudan <strong>de</strong> modo<br />
alguno a la conservación y cuidado<br />
<strong>de</strong> la vocación, minusvalorando<br />
el riesgo que tiene para<br />
la conservación <strong>de</strong> la vida celibataria<br />
así como la frecuencia a<br />
espectáculos ina<strong>de</strong>cuados o el<br />
manejo <strong>de</strong> algunos medios <strong>de</strong><br />
comunicación <strong>de</strong> modo no acertado.<br />
Igualmente <strong>de</strong>jarse llevar<br />
por la corriente pansexualista o<br />
hedonista que indican lo contario<br />
y me llevan a aceptar otras<br />
corrientes como el relativismo.<br />
¡Cómo servirá que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
seminario o casa <strong>de</strong> <strong>formación</strong><br />
se favorezca la creación <strong>de</strong> un ambiente a<strong>de</strong>cuado que<br />
cunda en el presbiterio y viceversa, para aceptar la vocación<br />
celibataria como consecuencia <strong>de</strong> un seguimiento<br />
radical <strong>de</strong> Jesucristo!<br />
Podría señalarse como última i<strong>de</strong>a, que se torna objeción<br />
para el celibato y que sintetizara todo, el NO cuidado<br />
<strong>de</strong>l presbítero por su <strong>formación</strong> permanente. Si se<br />
permite que se introduzca en la vida <strong>sacerdotal</strong> el <strong>de</strong>sinterés<br />
por la FORMACIÓN PERMANENTE se estará a<br />
un paso <strong>de</strong> afirmar que el celibato es una ley inhumana,<br />
injusta y que lleva a la ruina. ¡Cuántos problemas se ahorraría<br />
la Iglesia! Podría afirmarse que se sintetiza todo si<br />
hablamos <strong>de</strong> que el celibato es cuestión <strong>de</strong> pura radicalidad<br />
evangélica y nada más.<br />
enero-febrero 2013<br />
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