Revista de comunión sacerdotal, caridad pastoral y formación ...
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La iglesia asiste<br />
en nuestros<br />
días a una grave<br />
crisis <strong>de</strong> la<br />
humanidad, que<br />
traerá consigo<br />
profundas<br />
mutaciones<br />
14 <strong>caridad</strong> <strong>pastoral</strong><br />
palabras <strong>de</strong>l anciano Roncalli fueron claras: para restaurar<br />
algunas formas antiguas <strong>de</strong> afirmación doctrinal y <strong>de</strong><br />
pru<strong>de</strong>nte or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> la disciplina eclesiástica que<br />
en otro tiempo dieron frutos <strong>de</strong> extraordinaria eficacia.<br />
Aquel día <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1959 el Pontífice Juan XXIII<br />
(1881-1963) acababa <strong>de</strong> consumar un paso <strong>de</strong> increíble<br />
trascen<strong>de</strong>ncia para la Iglesia y el mundo. El concilio Vaticano<br />
II había sido arrojado a la tierra <strong>de</strong> la cosecha como<br />
una pequeña semilla por el sembrador evangélico, <strong>de</strong>stinada<br />
a convertirse en grandioso árbol <strong>de</strong> frutos permanentes.<br />
Casi tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> este hecho, en el día <strong>de</strong><br />
Navidad <strong>de</strong> 1961, la bula papal Humanae salutis anunciaba<br />
solemnemente lo que hasta entonces no había tomado<br />
cuerpo legal. Se ponía así en marcha un nuevo concilio<br />
cuando oficialmente no se había aún clausurado el concilio<br />
Vaticano I. Recordamos y celebramos la santa locura<br />
<strong>de</strong>l que <strong>de</strong>cían ser un Papa <strong>de</strong> transición.<br />
LA BULA HUMANAE SALUTIS<br />
Poner en marcha un concilio ecuménico no es nada fácil.<br />
Juan XXIII no lo tenía tampoco <strong>de</strong>masiado fácil. Eran<br />
muchas las resistencias <strong>de</strong> la curia romana y <strong>de</strong> algunos<br />
sectores <strong>de</strong> la Iglesia. Posiblemente el Papa <strong>de</strong>bió sufrir<br />
muchas presiones para que olvidara tan <strong>de</strong>scabellado<br />
proyecto. Pero siguió a<strong>de</strong>lante.<br />
Convocar un concilio exige proclamar un documento<br />
oficial <strong>de</strong> la Iglesia, una constitución apostólica. El<br />
texto <strong>de</strong> la bula Humanae salutis expresa los motivos <strong>de</strong><br />
esta convocatoria, los objetivos <strong>de</strong>l Concilio y algunos <strong>de</strong><br />
los medios para llevarlos a cabo.<br />
Los siguientes son fragmentos <strong>de</strong> dicho texto:<br />
«1. El Reparador <strong>de</strong> la salvación humana, Jesucristo,<br />
quien, antes <strong>de</strong> subir a los Cielos, or<strong>de</strong>nó a sus Apóstoles<br />
predicar el Evangelio a todas las gentes, les hizo también,<br />
como apoyo y garantía <strong>de</strong> su misión, la consoladora promesa:<br />
“Mirad que yo estoy con vosotros todos los días<br />
hasta la consumación <strong>de</strong> los siglos” (Mt 28, 20).<br />
2. Esta gozosa presencia <strong>de</strong> Cristo, viva y operante<br />
en todo tiempo en la Iglesia santa, se ha advertido sobre<br />
todo en los períodos más agitados <strong>de</strong> la humanidad. En<br />
tales épocas, la Esposa <strong>de</strong> Cristo se ha mostrado en todo<br />
su esplendor coma maestra <strong>de</strong> verdad y administradora<br />
<strong>de</strong> salvación y ha hecho ver a todos el po<strong>de</strong>r extraordinario<br />
<strong>de</strong> la <strong>caridad</strong>, <strong>de</strong> la oración, <strong>de</strong>l sacrificio y <strong>de</strong>l<br />
dolor soportados por la gracia <strong>de</strong> Dios; todos los cuales<br />
son medios sobrenaturales y totalmente invencibles y son<br />
los mismos que empleó su divino Fundador, quien, en la<br />
hora solemne <strong>de</strong> su vida, <strong>de</strong>claró: “Confiad, yo he vencido<br />
al mundo” (Jn 16, 33).<br />
LA GRAVE CRISIS DE LA HUMANIDAD<br />
3. La Iglesia asiste en nuestros días a una grave crisis <strong>de</strong><br />
la humanidad, que traerá consigo profundas mutaciones.<br />
Un or<strong>de</strong>n nuevo se está gestando, y la Iglesia tiene ante<br />
sí misiones inmensas, como en las épocas más trágicas<br />
<strong>de</strong> la historia. Porque lo que se exige hoy <strong>de</strong> la Iglesia es<br />
que infunda en las venas <strong>de</strong> la humanidad actual la virtud<br />
perenne, vital y divina <strong>de</strong>l Evangelio. La humanidad<br />
alar<strong>de</strong>a <strong>de</strong> sus recientes conquistas en el campo científico<br />
y técnico, pero sufre también las consecuencias <strong>de</strong><br />
un or<strong>de</strong>n temporal que algunos han querido organizar<br />
prescindiendo <strong>de</strong> Dios. Por esto, el progreso espiritual <strong>de</strong>l<br />
hombre contemporáneo no ha seguido los pasos <strong>de</strong>l progreso<br />
material. De aquí surgen la indiferencia por los bienes<br />
inmortales, el afán <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado por los placeres <strong>de</strong> la<br />
enero-febrero 2013<br />
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