11.10.2013 Views

Arrecife. Antología de crónicas - Fundación César Manrique

Arrecife. Antología de crónicas - Fundación César Manrique

Arrecife. Antología de crónicas - Fundación César Manrique

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

toria, o trama conejeril —conejeril <strong>de</strong> conejanza, palabra conejera vindicativa<br />

<strong>de</strong>l coito, <strong>de</strong> la fornicancia, hoy hacer el amor—. Entre los trances<br />

o percances tan variados y múltiples, voy a referirme a aquél en que<br />

el roncote, <strong>de</strong> [improviso], recala a media noche en su casa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

un viaje que se hizo más corto que lo acostumbrado. Llega el hombre<br />

casi a la carrera y toca a la puerta precipitadamente, como si estuviera<br />

apurado por entrar, cosa razonable por las largas abstinencias, por la<br />

separación pantalántica <strong>de</strong> la pareja.<br />

Toca el hombre a la puerta y oye la voz:<br />

—¿Quién es, a esta hora?<br />

—Soy yo, mujer. ¿Pero no me conoces la voz? Soy tu marido, que<br />

este viaje se a<strong>de</strong>lantó el viaje...<br />

No se hizo esperar la respuesta:<br />

—¿Tú, mi marido? Que te crees tú eso. Mi marido está en La Costa.<br />

—Te juro que soy yo, mujer, anda, abre, no seas boba.<br />

—Ni boba ni nada.Yo no me fío.Yo no le abro la puerta a nadie sino<br />

a mi marido, que está en La Costa...<br />

Y el roncote repetía y repetía que era él, que el barco a<strong>de</strong>lantó el<br />

viaje, que la voz no era <strong>de</strong> otro sino la <strong>de</strong> él mismo.Y se hizo una pausa,<br />

hasta que la mujer volvió a hablar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong> la habitación:<br />

—Pues mira, como yo soy muy honrada y no me fío, vete a casa <strong>de</strong><br />

mi padre y vienes con él, y entonces sí que te abro la puerta.<br />

En el tiempo que el roncote fue en busca <strong>de</strong> su suegro, don Manuel<br />

J., armador dueño <strong>de</strong>l barco, tuvo tiempo <strong>de</strong> vestirse y echarse fuera <strong>de</strong><br />

la casa escabulléndose por los callejones <strong>de</strong> El Lomo, bajo las sombras<br />

<strong>de</strong> la noche plácida.Y al siguiente día, al llegar don Manuel al muelle <strong>de</strong><br />

Puerto Naos, don<strong>de</strong> estaba atracado su barco, el roncote que se le<br />

acerca y le dice, muy confi<strong>de</strong>ncialmente y orgullosamente:<br />

333

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!