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luhmann-niklas-sistemas-sociales-lineamientos-para-una-teoria-general

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2. La diferencia entre sistema y entorno obliga, como <strong>para</strong>digma de la teoría de<br />

<strong>sistemas</strong>, a sustituir la diferencia del todo y las partes por <strong>una</strong> teoría de la diferenciación<br />

de <strong>sistemas</strong>. 11 La diferenciación de <strong>sistemas</strong> es, simplemente, la repetición de la<br />

formación de <strong>sistemas</strong> dentro de los <strong>sistemas</strong>. Asimismo, dentro de estos se pueden<br />

encontrar diferenciaciones de diferencias adicionales de sistema/ entorno. Con ello, el<br />

sistema global adquiere la función de «entorno interno» <strong>para</strong> los <strong>sistemas</strong> parciales,<br />

el cual, sin embargo, es específico <strong>para</strong> cada uno de ellos. La diferencia de<br />

sistema/entorno se verá duplicada: el sistema global se multiplica en <strong>una</strong> pluralidad<br />

de diferencias sistema/entorno. Cada diferencia de sistema parcial/entorno interno se<br />

constituye en un sistema global, aunque desde <strong>una</strong> perspectiva distinta. De allí que<br />

el sistema de diferenciación sea un procedimiento de aumento de complejidad —con<br />

consecuencias considerables <strong>para</strong> aquella unidad que todavía pudiera observarse del<br />

sistema global.<br />

Permanece en el sentido de la diferenciación el que esta pueda ser considerada<br />

como unidad, si bien múltiple (unitas multiplex). En cierto sentido, la diferencia confiere<br />

unidad a lo diferente; es justamente diferente, pero no indiferente. En la<br />

medida en que la diferenciación pueda colocarse bajo un principio homogéneo (por<br />

ejemplo, como jerarquía) se podrá descifrar la unidad del sistema con base en el<br />

principio de la construcción de la diferenciación. El sistema gana en sistematicidad<br />

mediante la diferenciación; gana frente a su pura identidad (en la diferencia con<br />

otros) <strong>una</strong> segunda versión de unidad (la diferencia consigo mismo). El sistema<br />

puede lograr <strong>una</strong> determinada primacía en la forma de su unidad mediante algo<br />

como la igualdad de los <strong>sistemas</strong> parciales, como <strong>una</strong> simple serie, como un orden de<br />

rangos, como diferencia entre centro y periferia, como diferenciación de las funciones<br />

en los <strong>sistemas</strong>. Con ello, las formas de diferenciación de los <strong>sistemas</strong> de más altas<br />

pretensiones (por lo tanto, las más improbables) son a la vez adquisiciones centrales<br />

evolutivas que al llevarse a cabo logran estabilizar a los <strong>sistemas</strong> en un nivel muy alto<br />

de complejidad.<br />

Desde los años sesenta hay tendencias que describen la diferenciación del<br />

sistema como «jerarquía». Esto no significa la ordenación en instancias, ni tampoco<br />

<strong>una</strong> cadena de instrucciones de arriba a abajo. En este contexto, jerarquía significa,<br />

más bien, que los <strong>sistemas</strong> parciales pueden, a su vez, diferenciar <strong>sistemas</strong> parciales<br />

y se origina de esta manera <strong>una</strong> relación transitiva del estar incluido en el estar<br />

incluido. 12 Las ventajas racionales de la jerarquización están a la mano; dependen,<br />

sobre todo, de que dentro de los <strong>sistemas</strong> parciales puedan formarse <strong>sistemas</strong><br />

adicionales. Sin embargo, esta suposición es irreal. 13 Puede valer, en gran medida,<br />

sólo <strong>para</strong> las orga-<br />

11. Para facilitar la presentación, prescindimos en este momento del hecho de que un cambio del<br />

<strong>para</strong>digma reiterado por <strong>una</strong> teoría de <strong>sistemas</strong> autorreferenciales planteara <strong>una</strong> nueva diferencia directriz,<br />

es decir, la de identidad y diferencia, en lugar del <strong>para</strong>digma sistema/entorno. Podemos prescindir de ello,<br />

porque no provocaría ningún cambio en la teoría de la diferenciación de <strong>sistemas</strong>. Sólo se le traslada a un<br />

marco de teoría de <strong>una</strong> disposición más abstracta.<br />

12. Véase Herbert A. Simon, «The Architecture of Complexity», Proceedings of the American<br />

Philosophical Society 106 (1962), pp. 467-482; también en idem. The Sciences of the Artificial, Cambridge,<br />

MA, 1969; Gordon Branson, «The Hierarchical Organization of the Central Nervous System: Implications for<br />

Learning Processes and Critical Periods in Early Development», Behavioural Science 10 (1965), pp. 7-25;<br />

Donna Wilson, «Forms of Hierarchy; A Selected Bibliography», General System 14 (1969), pp. 3-15;<br />

Lancelot L. White, Albert G. Wilson y Donna Wilson (comps.). Hierarchical Structures, Nueva York, 1969;<br />

John H. Milsum, «The Hierarchical Basis for Living Systems», en George J. Klir (comp.), Trends in General<br />

Systems Theory, Nueva York, 1972, pp. 145-187; E. Leeuwenberg, «Meaning of Perceptual Complexity», en<br />

D.E. Berlyne y K.B. Madson (comps.), Pleasure, Reward, Preference: Their Nature, Determinants and Role in<br />

Behaviour, Nueva York, 1973, pp. 99-114; Howard H. Pattee (comp.). The Challenge of Complex Systems,<br />

Nueva York, 1973; M.A. Polatschek, «Hierarchical Systems and Fuzzy-set Theory», Kybemetes 6 (1977), pp.<br />

147-151; Eugene, op. cit. (1980), pp. 75 y ss.<br />

13. Particularmente en el urbanismo y la planificación del espacio hay siempre nuevas referencias al<br />

respecto,<br />

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