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18 EL HOMBRE: ANIMAL EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
que ha sido siempre de origen económico; aunque ahora también es ya
ambiental.
En un esfuerzo intelectual para explicar las crisis de aquellos
tiempos, los estoicos y epicúreos, hicieron todo lo posible para explicar
la sociedad y sus problemas, y lo hicieron con toda profundidad. Por
supuesto, desde el siglo XXI no se les puede exigir mejores resultados
a sus investigaciones, no obstante que la excelsa civilización griega
antigua tuvo sabios de sobra. Esos respetables maestros ya avizoraron
que las causas de la crisis se encuentran en la desorganización social de la
humanidad. Tales eran los sofistas.
En todas partes del mundo y en todos los tiempos el ser humano
ha buscado y busca su felicidad, pero no la puede encontrar porque
donde pisa halla dificultades y problemas. Las respuestas del por qué,
para mitigar su ansiedad, no se han hecho esperar en lo mínimo: han
aparecido filosofías negativas y religiones que consuelan al hombre para
un mas allá mejor. Sin embargo, en la diaria vida social aparecen también
otros salvadores, gobiernos y partidos políticos, con promesas que
nunca cumplen, aunque emiten discursos elegantes. Otros salvadores
han convencido a muchísima gente que vivir es consumir y por ello,
dentro el ambiente de dinámica comercial, formulan ofertas tentadoras
de precios, plazos y modos para atraer compradores.
El Destino, cual ente real con fuerza propia, no deja de tener su
papel importante en el conglomerado humano y su existencia resulta
imprescindible para millones de personas como medio de escape, pero
entristece aún mas porque hace depender las cosas de la fatalidad. Eso
implica una infelicidad y provoca negativas resignaciones en la mente de
millones de personas que viven atenidas a su grado de suerte. Recordemos,
como complemento, al trágico griego Sófocles: “Hombre que ha perdido
su contento, para mí ya no es hombre vivo; es un cadáver animado”.
Pero el ser humano está también descontento con todo: con
lo que tiene y con lo que no tiene, con lo que hace y con lo que no
hace, con su sociedad, y con su gobierno. Por ello, cuando no tiene la
suerte de aprovechar las situaciones que le presenta la vida y el trabajo
honesto, se entrega a lo que puede, principalmente al sutil robo dentro
la función pública. Existen innumerables otras formas a las que llega
el ingenio humano para obtener ventajas moralmente despreciables,
pero satisfacen sus necesidades de voracidad (que nadie le ha enseñado
a refrenar).