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32 EL HOMBRE: ANIMAL EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
virtualmente ignorado por la ideología de la máquina y da la sensación
de que la humanidad se olvidó de este último. El ser humano no tiene
ante sí –en su vista– otro horizonte que la tecnología a la cual debe
aceptar y adaptarse en la esperanza –muy remota– de disfrutar progresos
cibernéticos. Muchos disfrutan soñando despiertos sobre un optimista
futuro, imposible pueda llegar para todos (aunque sí para pocos)
La vida del hombre se va convirtiendo en un trayecto de
permanentes aspiraciones y su mente actúa como si ingiriese aspirinas
para calmar dolor o molestia. Cada vez se hace fuerte el distanciamiento
del mundo de la naturaleza porque las costumbres que impone el sistema
de dominio se encargan de lograr aquella separación.
Nuestra alimentación ya no huele a lo fresco de la buena
tierra, aunque gran parte del suelo tampoco huele muy bien, sino a
combinaciones y a químicos que producen malos olores e impresiones
inconscientes que nublan la razón y nos sumen en inconsciencia. En las
ciudades –que crecen vertiginosamente– la vegetación sólo sirve para
adorno y la alimentación se encuentra genéticamente alterada.
El mundo del cemento, el mundo del asfalto, lo invade todo.
Las aves voladoras han perdido su ambiente natural y no es faltar a
la verdad esta enunciación porque basta verlas, especialmente en las
grandes ciudades alrededor de restaurantes, cuyos olores las atraen
para mendigar un poco de comida. Tampoco puede negarse que se
hayan convertido en portadoras de enfermedades porque comen lo que
pueden, pisan, escarban y picotean basurales para alimentarse.
Las ciudades pugnan por destacar su excentricidad, originalidad,
colores, el arte de sus edificios, coliseos deportivos, puentes, túneles y
demás obras de ingeniería. Es una verdad dolorosa, y de connotaciones
poéticas, que el mundo de la construcción se ha vuelto el mundo de la
destrucción y está dando muerte acelerada la naturaleza, todos los días.
La sierra mecánica, los tractores, la dinamita, los productos químicos
de laboratorio se convierten en los cómplices de la situación. Todo
resulta tan patético que ni los componentes de la electrónica se salvan
de la acusación, porque inutilizan lo poco fértil que queda de la basura
y la liquidan como restauradora del nitrógeno.
La generación de formas de vida animal y vegetal, tanto en la
superficie sólida como en toda la parte líquida, ha sido la permanente
manifestación de la Tierra. Ahora, con los productos minerales extraídos
de su interior (las minas), posteriormente sometidos a procesos químicos,