20 - Salvador Allende
20 - Salvador Allende
20 - Salvador Allende
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
284<br />
cratizarse y modernizarse. Estas consideraciones, como<br />
es f&il advertir, no contestan explicitamente a la<br />
pregunta de c6mo se resuelven las contradicciones entre<br />
el PS y el PPD. Pero si contienen 10s gkrmenes de<br />
una respuesta.<br />
En mi opini6n, esta respuesta pasa por la aceptaci6n,<br />
al interior del PS, de la realidad de la existencia del PPD.<br />
M& adn, pasa por el reconocimiento del carActer positivo<br />
de esta colectividad, en tanto la renovaci6n del PS<br />
no cobre nuevos brios. En esta 16gica, la renovacibn<br />
se veri imprzlsada en el marco de una interaccibn reciproca<br />
entre PPD y PS.<br />
Sin lugar a dudas, la renovaci6n del PS no consiste<br />
en transformarse en otro PPD, sin0 en ir cambiando<br />
su realidad e imagen, con objeto de constituir un referente<br />
viable, coherente y serio de gobierno futuro, ubicad0<br />
a la izquierda del centro, y con indesmentida<br />
vocacibn democrhica. Si lo lograra, habria resuelto sus<br />
dificultades, no s610 con el PPD, sino tambikn con el<br />
resto de la izquierda y con Chile.<br />
r) Palabrasfinales<br />
Estimados compaiieros:<br />
Durante un prolongado periodo de mi vida, de casi<br />
diez aiios, me he impuesto un receso politico, abstenikndome<br />
de toda intervenci6n pGblica, asi como en<br />
la vida partidaria.<br />
Este receso no ha tenido, por cierto, su origen en<br />
una indiferencia por la suerte de Chile o del Partido<br />
Socialista, ni menos en una pasiva resignaci6n frente<br />
a la arbitrariedad del poder dictatorial de ayer o del tribunal<br />
militar de hoy. Muy por el contrario, ha provenido<br />
de una Clara toma de conciencia que mi<br />
participacibn activa y visible, lejos de favorecer, perjudicaba<br />
la causa de la renovaci6n partidaria y de la b6squeda<br />
de 10s consensos indispensables para derrotar la<br />
dictadura.<br />
Tan intensas han sido las pasiones desatadas en torno<br />
a mi persona, alimentadas no s610 por propagandistas<br />
interesados del antiguo rigimen, sin0 tambikn por<br />
propios militantes del Partido, que todo me aconsejaba<br />
guardar silencio, aun cuando m& de una vez me fuera<br />
dificil dado lo injusto y falso de las imputaciones, o de<br />
lo vergonzoso de las insolidaridades.<br />
Si he cedido a estra aprensibn, ha sido s610 frente<br />
a la relevante importancia que atribuyo a1 Congreso<br />
de Unidad <strong>Salvador</strong> <strong>Allende</strong> y a la acuciante necesidad<br />
de contribuir a abrir un gran debate interno -de largo<br />
alient- sobre 10s grandes y faschantes temas de la contemporaneidad,<br />
convencido como estoy de que no POdremos<br />
continuar nuestra marcha “a tientas”, de que<br />
no podremos construir la gran fuerza politica y moral<br />
que Chile reclama, guiindonos s610 por “el sentido com6n”<br />
y por las “tincas”, tan propios de nuestra idiosincrasia,<br />
o por un menguado pragmatismo de corto<br />
alcance.<br />
En relaci6n a ello, quisiera advertir acerca de 10s peligros<br />
que entraiia para el socialismo, en Chile y en el<br />
mundo, el dejarse influenciar por un pragmatismo de<br />
corta vista, la mayor de las veces desprovisto de aliento<br />
moral y carente de sustancia politica.<br />
Esta realpolitick, no me cabe dudas, se verd favorecida<br />
por el hecho de haber concluido el periodo iniciado<br />
en 1917 con la revoluci6n rusa, caracterizado en sus<br />
inicios por grandes y gloriosas epopeyas, liberadoras<br />
de hombres y de pueblos. Hoy nos encontramos frente<br />
a otra fax histbrica, seguramente menos heroica, per0<br />
que exigirii, en cambio, mayor madurez y reflexi6n.<br />
Compaiieros, os ruego creerme:<br />
A travks de estas p&ginas, no busco asumir una POsici6n<br />
de mentor ni dar lecciones de ninguna especie.<br />
Menos ah, distribuir aprobaciones o condenas.<br />
Como lo advierto a1 comienzo, estas lineas no estin<br />
inspiradas en ningiin designio politico de tip0 personal.<br />
Cuando pueda retornar a1 pais, lo hark sin duda,<br />
per0 est& muy lejos de mi espiritu y him0 intentar volver<br />
al trLfago de la politica contingente.<br />
Por Gltimo, me creo en el deber de hacer una pequeiia<br />
aclaraci6n. Como podr6n haberlo advertido leyendo<br />
estas lineas y, probablemente, un libroentrevista<br />
de reciente aparicibn, mi pensamiento e ideas son distintas<br />
a lo que eran antes de 10s aiios 75. Han transcurrido<br />
casi 17 aiios desde que debi abandonar el.pais. Y<br />
he cambiado, porque he intentado asumir con responsabilidad<br />
las dramkicas experiencias de mi vida personal<br />
-como hombre y como dirigente politico- asi<br />
como asimilar 10s cambios cruciales ocurridos en Chile,<br />
AmCrica Latina y el mundo.<br />
Mi invocaci6n a la renovacibn del socialismo no es<br />
una simple figura ret6rica ni un maquillaje demag6gico,<br />
tras el cud se ocultan el viejo dogmatism0 y las antiguas<br />
verdades totalizadoras. Ella obedece a una<br />
convicci6n profunda, hija de esta dolorosa experiencia<br />
personal, per0 tambikn, y bbicamente, del vertiginoso<br />
movimiento de la historia en el cual estamos inmersos.<br />
Para mi, la alternativa a la renovaci6n es la<br />
fragmentacibn politica y la irrelevancia hist6rica. Renovarse<br />
o morir, es hoy el insoslayable imperativo de<br />
las izquierdas en el futuro.<br />
El comunismo italiano, por ejemplo, frente a la dramkica<br />
disyuntiva, ha escogido la m6s dura de las opciones<br />
posibles. A pesar de su enorme influencia en la<br />
sociedad italiana y de su larga y 1Gcida evolucibn, ha<br />
decidido transformarse en un gran partido de izquierda<br />
europeo, abandonando el nombre de comunista. Incluso<br />
10s comunistas franceses, tan apegados a su<br />
ortodoxia, se hallan inmersos en un intenso debate ideolbgico<br />
que, por primera vez, promete superar sus dogmatismos<br />
y rigideces. El Partido Socialista italiano<br />
tambikn ha cambiado de nombre y ha creado un nuevo<br />
tip0 de organizaci6n politica. Y, por cierto, no voy<br />
a referirme a la debacle experimentada por 10s partidos<br />
comunistas de Europa del Este, donde ni uno solo<br />
de ellos ha conservado su nombre de comunista, ni mu-<br />
-