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20 - Salvador Allende

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cratizarse y modernizarse. Estas consideraciones, como<br />

es f&il advertir, no contestan explicitamente a la<br />

pregunta de c6mo se resuelven las contradicciones entre<br />

el PS y el PPD. Pero si contienen 10s gkrmenes de<br />

una respuesta.<br />

En mi opini6n, esta respuesta pasa por la aceptaci6n,<br />

al interior del PS, de la realidad de la existencia del PPD.<br />

M& adn, pasa por el reconocimiento del carActer positivo<br />

de esta colectividad, en tanto la renovaci6n del PS<br />

no cobre nuevos brios. En esta 16gica, la renovacibn<br />

se veri imprzlsada en el marco de una interaccibn reciproca<br />

entre PPD y PS.<br />

Sin lugar a dudas, la renovaci6n del PS no consiste<br />

en transformarse en otro PPD, sin0 en ir cambiando<br />

su realidad e imagen, con objeto de constituir un referente<br />

viable, coherente y serio de gobierno futuro, ubicad0<br />

a la izquierda del centro, y con indesmentida<br />

vocacibn democrhica. Si lo lograra, habria resuelto sus<br />

dificultades, no s610 con el PPD, sino tambikn con el<br />

resto de la izquierda y con Chile.<br />

r) Palabrasfinales<br />

Estimados compaiieros:<br />

Durante un prolongado periodo de mi vida, de casi<br />

diez aiios, me he impuesto un receso politico, abstenikndome<br />

de toda intervenci6n pGblica, asi como en<br />

la vida partidaria.<br />

Este receso no ha tenido, por cierto, su origen en<br />

una indiferencia por la suerte de Chile o del Partido<br />

Socialista, ni menos en una pasiva resignaci6n frente<br />

a la arbitrariedad del poder dictatorial de ayer o del tribunal<br />

militar de hoy. Muy por el contrario, ha provenido<br />

de una Clara toma de conciencia que mi<br />

participacibn activa y visible, lejos de favorecer, perjudicaba<br />

la causa de la renovaci6n partidaria y de la b6squeda<br />

de 10s consensos indispensables para derrotar la<br />

dictadura.<br />

Tan intensas han sido las pasiones desatadas en torno<br />

a mi persona, alimentadas no s610 por propagandistas<br />

interesados del antiguo rigimen, sin0 tambikn por<br />

propios militantes del Partido, que todo me aconsejaba<br />

guardar silencio, aun cuando m& de una vez me fuera<br />

dificil dado lo injusto y falso de las imputaciones, o de<br />

lo vergonzoso de las insolidaridades.<br />

Si he cedido a estra aprensibn, ha sido s610 frente<br />

a la relevante importancia que atribuyo a1 Congreso<br />

de Unidad <strong>Salvador</strong> <strong>Allende</strong> y a la acuciante necesidad<br />

de contribuir a abrir un gran debate interno -de largo<br />

alient- sobre 10s grandes y faschantes temas de la contemporaneidad,<br />

convencido como estoy de que no POdremos<br />

continuar nuestra marcha “a tientas”, de que<br />

no podremos construir la gran fuerza politica y moral<br />

que Chile reclama, guiindonos s610 por “el sentido com6n”<br />

y por las “tincas”, tan propios de nuestra idiosincrasia,<br />

o por un menguado pragmatismo de corto<br />

alcance.<br />

En relaci6n a ello, quisiera advertir acerca de 10s peligros<br />

que entraiia para el socialismo, en Chile y en el<br />

mundo, el dejarse influenciar por un pragmatismo de<br />

corta vista, la mayor de las veces desprovisto de aliento<br />

moral y carente de sustancia politica.<br />

Esta realpolitick, no me cabe dudas, se verd favorecida<br />

por el hecho de haber concluido el periodo iniciado<br />

en 1917 con la revoluci6n rusa, caracterizado en sus<br />

inicios por grandes y gloriosas epopeyas, liberadoras<br />

de hombres y de pueblos. Hoy nos encontramos frente<br />

a otra fax histbrica, seguramente menos heroica, per0<br />

que exigirii, en cambio, mayor madurez y reflexi6n.<br />

Compaiieros, os ruego creerme:<br />

A travks de estas p&ginas, no busco asumir una POsici6n<br />

de mentor ni dar lecciones de ninguna especie.<br />

Menos ah, distribuir aprobaciones o condenas.<br />

Como lo advierto a1 comienzo, estas lineas no estin<br />

inspiradas en ningiin designio politico de tip0 personal.<br />

Cuando pueda retornar a1 pais, lo hark sin duda,<br />

per0 est& muy lejos de mi espiritu y him0 intentar volver<br />

al trLfago de la politica contingente.<br />

Por Gltimo, me creo en el deber de hacer una pequeiia<br />

aclaraci6n. Como podr6n haberlo advertido leyendo<br />

estas lineas y, probablemente, un libroentrevista<br />

de reciente aparicibn, mi pensamiento e ideas son distintas<br />

a lo que eran antes de 10s aiios 75. Han transcurrido<br />

casi 17 aiios desde que debi abandonar el.pais. Y<br />

he cambiado, porque he intentado asumir con responsabilidad<br />

las dramkicas experiencias de mi vida personal<br />

-como hombre y como dirigente politico- asi<br />

como asimilar 10s cambios cruciales ocurridos en Chile,<br />

AmCrica Latina y el mundo.<br />

Mi invocaci6n a la renovacibn del socialismo no es<br />

una simple figura ret6rica ni un maquillaje demag6gico,<br />

tras el cud se ocultan el viejo dogmatism0 y las antiguas<br />

verdades totalizadoras. Ella obedece a una<br />

convicci6n profunda, hija de esta dolorosa experiencia<br />

personal, per0 tambikn, y bbicamente, del vertiginoso<br />

movimiento de la historia en el cual estamos inmersos.<br />

Para mi, la alternativa a la renovaci6n es la<br />

fragmentacibn politica y la irrelevancia hist6rica. Renovarse<br />

o morir, es hoy el insoslayable imperativo de<br />

las izquierdas en el futuro.<br />

El comunismo italiano, por ejemplo, frente a la dramkica<br />

disyuntiva, ha escogido la m6s dura de las opciones<br />

posibles. A pesar de su enorme influencia en la<br />

sociedad italiana y de su larga y 1Gcida evolucibn, ha<br />

decidido transformarse en un gran partido de izquierda<br />

europeo, abandonando el nombre de comunista. Incluso<br />

10s comunistas franceses, tan apegados a su<br />

ortodoxia, se hallan inmersos en un intenso debate ideolbgico<br />

que, por primera vez, promete superar sus dogmatismos<br />

y rigideces. El Partido Socialista italiano<br />

tambikn ha cambiado de nombre y ha creado un nuevo<br />

tip0 de organizaci6n politica. Y, por cierto, no voy<br />

a referirme a la debacle experimentada por 10s partidos<br />

comunistas de Europa del Este, donde ni uno solo<br />

de ellos ha conservado su nombre de comunista, ni mu-<br />

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