20 - Salvador Allende
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La doctrina de la seguridad nacional, por su parte,<br />
tiene su centro en el poder militar per0 sus fines son<br />
eminentemente politicos. Bajo la apariencia de una 6p<br />
tima y suprema protecci6n de 10s intereses nacionales<br />
radica en las FF.AA. una autoridad sobrepuesta a la soberania<br />
popuIar, en tkrminos que el poder poll'tico civil<br />
queda subordinado en 10s hechos a1 vkrtice militar,<br />
dada la veqicalidad jerkquica del mando de las instituciones<br />
castrenses. Naturalmente, un ordenamiento<br />
estatal de tales caracteristicas no tiene parentesco alguno<br />
con la democracia ni tampoco con la defensa nacional<br />
racionalmente entendida. La integridad territorial<br />
y la soberania de un pais dependen, como lo sabemos<br />
todos, fundamentalmente del grad0 de unidad y cohesi6n<br />
de sus habitantes para enfrentar un peligro comh,<br />
evidente y potencial, en tanto las teorias de seguridad<br />
nacional comienzan por dividir a su propio pueblo en<br />
adeptos a1 rkgimen que las invoca y enemigos destinados<br />
al exterminio.<br />
Si bien es aconsejable una aproximaci6n prudente<br />
al problema militar -como factor determinante del proyecto<br />
hacia la democracia- nada impediria una sistemitica<br />
campafia de esclarecimiento de tales ideologias<br />
y de sus perversas proyecciones en la convivencia nacional.<br />
Democracia interna y<br />
disciplina<br />
Tambikn en el terreno organizativo se justifican algunas<br />
observaciones. En lineas generales, se tiende a reproducir<br />
la estructura y procedimientos reglamentarios<br />
del partido, anteriores a1 golpe, con algunas variantes<br />
cuyos efectos sobre la orientaci6n politica futura no<br />
son indiferentes.<br />
Ante todo, debemos suponer desechada la clbica versi6n<br />
del partido-vanguardia, intkrprete exclusivo e infalible<br />
de 10s intereses populares, encarnaci6n mesihica<br />
de la voluntad de las masas. El Chile que emerja de la<br />
dictadura -esperamos- seri mh maduro y mis inclinado<br />
a la participilci6n del que conocimos antes y, frente<br />
a tal realidad, 10s partidos de clases solo pueden aspirar<br />
a servir como guias del movimiento, sujetos a una<br />
continua verificaci6n critica de sus orientaciones estratkgicas<br />
y operativas.<br />
Dos consecuencias pueden derivarse de esta nueva<br />
situaci6n. La primera, que el estilo de relaci6n del partido<br />
con las masas, con las organizaciones sociales, debe<br />
cambiar; en lugar de perseguir el simple control<br />
politico de sus instancias directivas se deberia establecer<br />
una comunicacibn de doble sentido: desde la periferia<br />
a1 centro, para procesar de modo constante la<br />
informaci6n adecuada, y del centro a la periferia con<br />
las indicaciones del curso de acci6n recomendado. Como<br />
mktodo, la persuasibn en lugar de 10s golpes de<br />
mayoria.<br />
La segunda consecuencia consiste en introducir en<br />
el partido pricticas que compatibilicen la democracia<br />
interna con la disciplina. Efectivamente, las deformaciones<br />
sufridas en 10s hechos por el sistema del centra- '<br />
lismo democrkico invitan a cautelar cuidadosamente<br />
la voluntad colectiva, comenzando desde la base. Como<br />
la mb alta y calificada instancia reglamentaria, corresponderi<br />
al congreso general hacer el balance del<br />
desempefio de las autoridades nacionales, disefiar la linea<br />
politica y elegir a 10s nuevos dirigentes. Dada la<br />
jerarquia y la importancia del congreso, su sola convocatoria<br />
deberia abrir un periodo de libre debate en torno<br />
a su agenda, per0 una vez adoptadas las resoluciones<br />
pertinentes nadie deberia excusarse de cumplir con sus<br />
acuerdos. Una disciplina firme en la actuaci6n pliblica<br />
de sus militantes es condici6n bisica para darle autoridad<br />
y fuerza al mensaje del partido y para que kste cumpla<br />
su rol de guia.<br />
Pluralismo y<br />
confrontacion libre<br />
Buscando modalidades organizativas para reformar<br />
la democracia interna, el PS Arrate introdujo diversas<br />
innovaciones que, a nuestro juicio, lejos de cumplir ese<br />
objetivo influyen negativamente, sobre todo porque<br />
tienden a personalizar el debate politico y a fomentar<br />
la inclinaci6n de las tendencias a cristalizar en fracciones<br />
permaneIpes.<br />
Con relaci6n a la eleccibn directa del comitk central<br />
por la base, bastaria sefialar la notoria e injusta ventaja<br />
electoral de aquellos candidatos que estin en<br />
condiciones de recorrer el territorio o disponen ya de<br />
una situaci6n de mando en la direcci6n nacional, obstruyendo<br />
asi la natural promoci6n de nuevos valores,<br />
particularmente de aquellos formados en las provincias.<br />
En esta materia mucho mb funcional y fluido es el sistema<br />
tradicional de sucesivos congresos, seccionales, regionales<br />
y general. Si ademb, con el nuevo sistema, se<br />
realiza la elecci6n en visperas del congreso general, no<br />
s610 se despoja a este de una de sus facultades elementales;<br />
tambikn se le priva de sus atribuciones de control<br />
y fiscalizaci6n de lo operado en el periodo<br />
precedente: el anterior comitk central ya ha terminado<br />
su mandato 7 el nuevo recikn ha comenzado a ejercer<br />
el suyo. Sera ademis, inevitable colocar a la cabeza<br />
de las listas de candidatos a la direcci6n nacional a aque-<br />
110s compafieros de mayor popularidad y prestigio, con<br />
lo cual se disefia ya una constelaci6n de nhcleos fraccionales.<br />
El rest0 lo hari la mecinica de la<br />
disputa electoral: cada grupo se esforzari por diferenciarse<br />
de 10s otros asignindose una singular identidad.<br />
Es comprensible que la unificacibn del socialismo<br />
deba pasar por una etapa de fusi6n imperfecta, de corrientes<br />
mis o menos infsrmales, herederas de las an-