ago. 1945 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
ago. 1945 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
ago. 1945 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
REVISTA NACIONAL<br />
173<br />
imprecaba al hombre horrible que tiñó en sangre a Buenos Aires<br />
hasta los campanarios, y los árboles <strong>del</strong> campo hasta las copas, que<br />
a aquellos de su bando que, luego de abatir el poder <strong>del</strong> criminal en<br />
Monte Caseros, quisieron aprovecharse en demasía de su triuiIfo.<br />
Cuanto hizo, nació de su pureza. Por donde iba, iba un pabellón<br />
blanco abierto. Del lado <strong>del</strong> derecho pasó toda su vida. Y más que<br />
de otros, sufrió de dos males: el de vivir, como un espíritu superior,<br />
entre la gente usual; el de vivir, dotado de un alma angélica y exquisita<br />
cultura, en una época embrionaria.<br />
j Oh, pena prolongada, incurable y cruentísima, la de un hombre<br />
de luz ayuntado a un pueblo que acahaba de salir <strong>del</strong> seno de<br />
la fiera! ¿Quién no se maravilla, que piense hondo, de que con<br />
tanta prisa se estén nuestras nacionalidades de América fortalcciendo<br />
y transformando? ¿Qué tuvieron al nacer, sino indios desnudos,<br />
adoloridos y enajenados, al servicio de un señorío arrogante y frailesco,<br />
el que, como quien vacía la luz a torrentes, unos cuantos jóvenes<br />
generosos, con la enciclopedia en el cerebro y Wáshington en el<br />
alma, se vaciaNn? j Qué manos, dignas de ser moldeadas en bronce<br />
y puestas en las plazas públicas a recihir los besos agradecidos de sus<br />
descendientes; qué manos no huhieron de ser aquéllas que de tierra<br />
tan ruin levantaron, a que el tiempo las puliese y la sangre las animase,<br />
estas firmes estatuas! Quedaron en lucha, a la hora de la libertad,<br />
el hombre directo y genuino de la tierra, impetuoso y selvático,<br />
. y el caballero de salón y libros, en cuyo espíritu brioso, nutrido <strong>del</strong><br />
propio suelo, asentábase, aquilatada por todas sus experiencias y<br />
dolores, el alma europea. Y fué la lucha entre el apetito, que es la<br />
primera expresión humana, y la última, que es el derecho. j Qué trabajo,<br />
el de ir acomodando los empujes rústicos de la naturaleza rudimentaria<br />
e inculta a las sublimes concepciones y amorosos desvaneos<br />
de las sociedades más a<strong>del</strong>antadas! ¿ Cómo, sin convulsiones y catás'<br />
trofes? ¿Cómo, sin s'acudimientos tremendos y dolor enorme, concertar<br />
en un breve número de años estos dos elementos diverSÍsimos,<br />
<strong>del</strong> agraz sácar vino, sedoso, y saltar en una mitad <strong>del</strong> siglo <strong>del</strong><br />
embrionario, batallador y egoísta de la Naturaleza, al hompacifico<br />
de la civilización? j Enseñad, enseñad,<br />
como timbres de honor y certificados de granvu[estr~lS<br />
¡!;lIerralS desgracias!<br />
prODleIna americano, y más difícil que otro 'alguno,<br />
súbito, lo cual no puede ser sino de modo<br />
civilización, que en todo el resto de la<br />
.l1~llUTtt.llJ.J.e1JLleedificando. De la rudeza patriarcal,<br />
pueblos <strong>del</strong> mnndo han venido<br />
y' a su hora natural apareciendo en<br />
<strong>del</strong> rie~o costoso, las flores y frutas. j Y a<br />
los americanos se nos pide ~e, contra historia y naturaleza, pongamos<br />
los paramentos de oro fmo al caballo que trae aún en las crines<br />
los olores nuevos de la selva! A bien que, por fortuna, el sol de