ago. 1945 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

REVISTA NACIONAL 195
para atribuirlo al errante caballero' de los quiméricos idealismos y
noblezas en las comarcas de la Mancha, no parece de Don Alonso­
Quijano por el estilo: bien pudiera ser causa de ello el hecho de
que el Quijote que por Vd. habla es cuerdo, habiendo sido demente
aquel a qué infundió alma y verbo inmortales el genio de Cervantes.
Y, todavia, aunque hubiese alguien a quien tan atendible razón
de la mencionada diferencia no pudiera parecer suficiente justificativo
de ella, siempre sería deber de justicia literaria agregar al debido
aplauso de lo que fuere mérito dado a su trabajo por las dotes propias
del escritor: el debido reconocimiento del buen gusto que la brevedad
de su extensión implica, pues de antaño nadie ignora que la
índole del tema es natm'almente contraria a grandes dimensiones.
Nunca con mayor motivo que el de las naturales exigencias del
aSlmto de su obra pudiérase repetir lo que, elogiando cierta feliz miniatura
de Un ilustre orfebre literario, sobre tema ta:inbién indiscutiblemente
adecuado a brevedad, dijera muy eminente crítico de
nuestros días: «TI faut le faire petit pour le faire joli». Y es indudable
que no sería leve pecado exceder la extensión de los límites
de su objeto, en quien quisiera transmitÍ!' la noción de la realidad
de aquello de que trata.
Ya hace más de tres siglos que la alta autoridad del estupendo
prosista que se llamó Quevedo -el poeta que pernoctando en casa
del párroco de Argamasilla compuso también lm «Testamento ([e
Don Qllijote»- ahogaba por la honestidad de ser breve. Y expli.
caba que escribía poco no por excusar palabras sino por aprovecharlas,
como dijera con sabiduría magistral que «llamaba mercenario al
que en mucho papel da pocos preceptos» porque «págale el precio
de lo que aprende la paciencia del que lee, y es el peºr de los ladrones,
pues roba el tiempo que no puede restitlúr».
E indudablemente, a ese respecto la verdad e.s que, muchas veces,
sólo pensando así de los temas que lo requieren puede evitarse
que algún lector resuelva y diga, ante ciertos trabajos de desproporcionadas
dimensiones, lo que J. B. Rousseau de un poema fastidioso:
«Rendons·le court en ne le lisant point».
Por todo ello, pues, le felicito, complaciéndome en expresarle
que quedo con el deseo y con la seguridad de; que pronto nos ofrezca
las obras de arte y aliento mayores que promete el meritorio esfuerzode
la que motiva estos rápidos comentarios.
IV
ESTAMPAS
(Por Raúl Montero Bustamante)
por su título como por su asunto, este libro corresponde
característica modalidad del arte de la historia en el gusto