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16 Opinión :<br />
» DISEÑO: Rodolfo Fabián Alfaro » TEL.: 2412-5600 » FAX: 2220-5128 » CORREO ELECTRÓNICO: opiniones@prensalibre.com.gt<br />
P RENSA LIBRE : Guatemala, viernes 4de febrero de 2011<br />
EDITORIAL<br />
Otro terremoto<br />
más catastrófico<br />
Al cumplirse hoy 35 años<br />
del terremoto del 4 de<br />
febrero de 1976, la mayor<br />
tragedia natural ocurrida en el país<br />
en cuanto al número de víctimas —25 mil<br />
muertos y un millón de damnificados—<br />
se evidencia una verdad muy clara: el<br />
país se encuentra mucho menos preparado<br />
para resistir cuando ocurra de nuevo<br />
un fenómeno de esa naturaleza, lo cual es<br />
un hecho imposible de evitar, al estar<br />
Guatemala en la confluencia de tres placas<br />
tectónicas.<br />
En efecto, a las 3.33 de la madrugada<br />
de ese día, y durante 33 segundos, los<br />
guatemaltecos sufrimos sin excepción<br />
alguna la terrible experiencia de un movimiento<br />
telúrico. De entonces a esta fecha<br />
no había nacido un poco más del 80<br />
por ciento de la población actual del<br />
país. El paso del tiempo provocó el olvido<br />
de la necesidad de todos los nacidos<br />
en Guatemala para estar preparados, para<br />
conocer la naturaleza de los terremotos,<br />
de cómo actuar para reducir el número<br />
de víctimas, tanto mortales como<br />
heridas y golpeadas.<br />
Son varios los factores que permiten<br />
asegurar mayores efectos trágicos. El<br />
más evidente lo constituye el desmedido<br />
aumento de la población, sobre todo en<br />
la capital, ahora mucho más abarrotada<br />
de personas que malviven en las laderas<br />
de los barrancos. Estas áreas son normalmente<br />
de peligro, pero este se aumenta a<br />
causa de la despiadada y constante deforestación<br />
ocasionada por varios factores,<br />
entre ellos los asentamientos humanos y<br />
el avance de la frontera agrícola.<br />
FUNDADO EN 1951<br />
CASA EDITORA PRENSA LIBRE S.A.<br />
13 calle 9-31 zona 1, Guatemala<br />
Presidenta:<br />
Vicepresidente:<br />
Director editorial:<br />
Gerente general:<br />
En las áreas rurales del país esa tala<br />
de árboles causa que se afloje la tierra, a<br />
la vez ya poco consistente, como consecuencia<br />
de las lluvias que año tras año,<br />
desde hace más de una década, asuelan<br />
el territorio nacional, causando daños<br />
tan malos como los de un terremoto,<br />
que generalmente no impacta en las<br />
áreas de producción de alimentos, como<br />
sí lo hacen los temporales generados<br />
por el innegable cambio climático.<br />
En la actualidad, la tecnología permite<br />
hacer cálculos y modelos de fenómenos<br />
naturales como los terremotos,<br />
aplicados en laboratorios. La comunidad<br />
internacional puede hacerse presente<br />
con colaboración en este sentido<br />
y dar valiosa información de cómo podrían<br />
ser los efectos en pérdida de vidas<br />
humanas, de damnificados, daños<br />
en infraestructura y demás. Dichos informes<br />
deben ser hechos públicos para<br />
realizar campañas de concientización y<br />
de prevención de los efectos de los sismos,<br />
de la manera como lo hacen países<br />
amigos como Japón, con alta experiencia<br />
en el tema.<br />
En los niños y jóvenes, que son la<br />
parte más grande de la población —la<br />
mitad de guatemaltecos tiene menos de<br />
18 años—, se encuentra la posibilidad de<br />
que los pobladores estén preparados<br />
para cuando se muevan las placas tectónicas.<br />
Se debe tomar conciencia de la<br />
urgente necesidad de preparar a los<br />
guatemaltecos. Por ahora es momento<br />
adecuado para recordar a las 25 mil personas<br />
que perecieron en esos 33 segundos<br />
fatídicos. Y la mejor manera de hacerlo<br />
es trabajar en serio para que ese<br />
próximo sismo tenga los efectos que hubo<br />
en Chile, no los de Haití.<br />
María Mercedes Girón de Blank<br />
Mario Antonio Sandoval<br />
Miguel Ángel Méndez Zetina<br />
Luis Enrique Solórzano C.<br />
Teléfono: 2412-5000 = Redacción: 2412-5600 = Fax: 2251-8768<br />
Suscripciones: 1716 = Fax: 2220-5137<br />
Internet: http: www.prensalibre.com = Correo electrónico: nacionales@prensalibre.com.gt<br />
MIEMBRO DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA<br />
CATA LEJO<br />
MARIO ANTONIO SANDOVAL<br />
35 aniversario del<br />
terremoto de 1976<br />
FUERON LOS 33 SEGUN-<br />
DOS más mortíferos en la historia<br />
de Guatemala. El movimiento<br />
de las placas tectónicas<br />
en las cuales descansa este<br />
país, al moverse, mató a25 mil<br />
personas, equivalente a 750<br />
por segundo. De esa manera<br />
trágica y violenta, la generación<br />
de los guatemaltecos nacidos<br />
entre 1919 y 1976 aprendieron<br />
el significado de la palabra<br />
terremoto, del cual solo<br />
habían escuchado de sus padres<br />
yabuelos, aquienes les<br />
había tocado vivir los movimientos<br />
telúricos de los días<br />
previos a la Navidad de 1918.<br />
Poreso la vida de estageneración<br />
quedó dividida claramente<br />
en dos etapas: antes y<br />
después del 4 de febrero. Pero<br />
eso es ahora historia para<br />
quienes nacieron después de<br />
esa fecha, equivalentes al 85%<br />
de quienes vivimos hoy.<br />
UN MILLÓN DE PERSO-<br />
NAS adicionales quedaron sin<br />
hogar, víctimas de la tragedia<br />
natural más<br />
grande del continente<br />
hasta<br />
ese momento.<br />
Comenzó una<br />
etapa sin precedentes,<br />
porque<br />
de manera espontánea los<br />
guatemaltecos comenzaron a<br />
practicar la solidaridad y la<br />
hermandad. El país, literalmente,<br />
estaba en el suelo, con<br />
el milagroso factor de no haberse<br />
afectado la pista del aeropuerto<br />
La Aurora, lo cual<br />
permitió la posterior llegada<br />
de la ayuda internacional. De<br />
pronto los agobiantes problemas<br />
del país parecieron hacerse<br />
a un lado. Pronto, la prioridad<br />
principal se convirtió en<br />
la ayuda generalizada a quienes<br />
habían perdido todo, a<br />
quienes se habían quedado sin<br />
seres queridos. Fue, en ese<br />
sentido, una experiencia única,<br />
irrepetible.<br />
Para quienes vivimos el<br />
terremoto de 1976, esos<br />
largos 35 años parecen<br />
ser mucho menos.<br />
PRONTO, NO ERA UN<br />
SISMO sino un conjunto de<br />
historias humanas: muchísimas<br />
de ellas trágicas, unas de<br />
prueba de buena o de mala<br />
suerte. Era la época del enfrentamiento<br />
armado interno<br />
y de pronto los choques entre<br />
las fuerzas militares y las guerrilleras<br />
dejaron de ocurrir.<br />
Había algo superior a la lucha<br />
político-ideológica. Las fuerzas<br />
castrenses fueron fundamentales<br />
para la remoción de<br />
los escombros de los dos grandes<br />
movimientos, el del 4 de<br />
febrero a las 3.33 de la mañana<br />
y el del 6 de febrero poco<br />
antes del mediodía, cuyo<br />
efecto principal fue terminar<br />
de botar muchas estructuras<br />
mantenidas por milagro en<br />
pie. También tuvieron papel<br />
destacado en la entrega de los<br />
víveres y objetos enviados<br />
por vía aérea por países amigos<br />
y sus poblaciones.<br />
TENGO MUCHOS RE-<br />
CUERDOS de esa madrugada.<br />
Me despertaron los brincos<br />
de la cama y el ruido de<br />
los vasos y platos al quebrarse<br />
por caer al suelo. Salimos<br />
con mi esposa, mi hijo —de<br />
dos años y medio— yla empleada;<br />
subimos al carro. Una<br />
parte del Liceo Javier había<br />
desaparecido. En la calzada<br />
Aguilar Batres comenzamos<br />
a ver a personas descalzas, algunas<br />
hasta sin ropa, caminando,<br />
gimiendo. Las casas,<br />
al caer en las calles aledañas,<br />
las habían hecho desaparecer<br />
entre los escombros.<br />
Había<br />
un penetrante<br />
olor a<br />
tierra seca, por<br />
el adobe de las<br />
paredes derrumbadas,<br />
causantes de una<br />
gran cantidad de polvo. Pronto,<br />
vimos una explosión enorme,<br />
anaranjada. No era una<br />
gasolinera, como pensé, sino<br />
el laboratorio del hospital<br />
Roosevelt.<br />
GRACIAS ADIOS, NIN-<br />
GUNO de mis familiares y<br />
amigos sufrió daños. Pocas<br />
horas después, los capitalinos<br />
empezamos abuscar sábanas<br />
para hacer tiendas de<br />
campaña frente a las casas,<br />
en parques, en cualquier lugar<br />
donde se pudiera. Fui testigo<br />
de gente haciendo cola<br />
en las gasolineras y decidiendo<br />
solo tomar cuatrogalones,<br />
para permitir a más<br />
gente comprarla. Frente a<br />
una panadería de la 4ª calle<br />
de la zona 1, todos compraban<br />
en silencio, sin tratar de<br />
adelantarse. A los tres días,<br />
en un helicóptero Chinook<br />
estadounidense, enviado para<br />
repartir víveres, pude ver<br />
el altiplano desde el aire, las<br />
poblaciones aplastadas, la<br />
gente ordenadamente sacando<br />
la comida. Estos son solo<br />
breves apuntes de cómo viví<br />
ese terremoto. Pero hay millones<br />
de otras.