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PRENSA LIBRE<br />
16<br />
Guatemala, viernes 9de noviembre de 2012<br />
OPINIÓN /<br />
EDITORIAL<br />
Retos del estado<br />
de Calamidad<br />
Es lógica y correcta la decisión<br />
del Gobierno de<br />
declarar estado de Calamidad<br />
en los departamentos más afectados<br />
por el terremoto del miércoles. Sin<br />
embargo, hacerlo implica varios retos<br />
que se convierten en cruciales a fin de<br />
impedir desprestigio y decepción tanto<br />
entre los ciudadanos guatemaltecos<br />
afectados como entre los países amigos<br />
y las instituciones internacionales que<br />
ya comenzaron a actuar y a prepararse<br />
para enviar asistencia de todo tipo.<br />
Un estado de Calamidad, como también<br />
es lógico, durante el tiempo que<br />
dura hace a un lado varios requerimientos<br />
legales para el manejo y la adquisición<br />
de bienes y de servicios por parte<br />
del Gobierno. Por ello se facilitan acciones<br />
incorrectas y, en general, la corrupción.<br />
Entonces es menester que<br />
sean nombradas para utilizarlos, adquirirlos<br />
y repartirlos personas que no hayan<br />
sido cuestionadas por el mal manejo<br />
de fondos, y que a pesar de ello y<br />
por razones inexplicables hayan sido<br />
mantenidas en sus puestos. Un ejemplo<br />
claro es Fonapaz, institución con un largo<br />
historial de acciones ilegales e incorrectas.<br />
Por esas causas, es importante que<br />
aumenten los controles del manejo de<br />
dinero y de donaciones. Es especialmente<br />
necesario evitar el acaparamiento<br />
por parte de personas particulares o<br />
gente relacionada con el Estado de la<br />
ayuda diversa para los damnificados, así<br />
como el aprovechamiento de la situación<br />
para el aumento de precios en los<br />
productos, sobre todo aquellos de primera<br />
necesidad, tanto en comida como<br />
FUNDADO EN 1951<br />
CASA EDITORA PRENSA LIBRE S.A.<br />
13 calle 9-31 zona 1, Guatemala<br />
Presidenta:<br />
Vicepresidente:<br />
Director editorial:<br />
Gerente general:<br />
vestuario, esto último tomando en cuenta<br />
que ya comenzó el frío del fin de año.<br />
Los países ya están respondiendo con<br />
una generosa solidaridad para ayudar a<br />
los damnificados y a limpiar y reconstruir<br />
carreteras, así como a reconstruir<br />
edificaciones necesarias a lo largo de la<br />
zona devastada. Solo estarán satisfechos<br />
si comprueban que su esfuerzo no es en<br />
vano. Es imprescindible la organización<br />
de la entrega. Algunas entidades privadas,<br />
como los clubes de servicio o el<br />
Aeroclub, y los dueños de aeronaves,<br />
pueden ser llamados para que repitan<br />
sus también generosas actuaciones de<br />
otras ocasiones en que la naturaleza ha<br />
causado tragedias.<br />
Otro reto digno de mencionarse es<br />
que las actividades relacionadas con la<br />
ayuda a los damnificados no deben ser<br />
politizadas, como acciones de un gobierno<br />
perteneciente a un partido ni<br />
encabezado por una persona, ni tampoco<br />
ser presentadas a ellos como parte<br />
de una tarea institucional castrense, a la<br />
que se le deben agradecer los beneficios<br />
logrados. Se trata de un esfuerzo nacional,<br />
en el que, como dice el Popol<br />
Vuh, se llame a todos y nadie quede<br />
detrás de los demás, pero también que<br />
no importa si la colaboración es pequeña<br />
en dinero o poca en el tiempo<br />
personal donado para ayuda voluntaria.<br />
El reto final es la eficiencia en el trabajo,<br />
con el fin de que no sea necesario<br />
mantener por mucho tiempo el estado de<br />
Calamidad, porque si esto ocurre aumentan<br />
las posibilidades tanto de los abusos<br />
como del desprestigio para el Gobierno.<br />
Conforme se vaya sabiendo la verdadera<br />
magnitud de los efectos del terremoto,<br />
será más evidente la necesidad de enfrentar<br />
los retos del movimiento telúrico,<br />
aumentados por esa medida.<br />
María Mercedes Girón de Blank<br />
Mario Antonio Sandoval<br />
Miguel Ángel Méndez Zetina<br />
Luis Enrique Solórzano C.<br />
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MIEMBRO DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA<br />
CATALEJO<br />
De nuevo se agita<br />
nuestro subsuelo<br />
La naturaleza nos recuerda las condiciones<br />
telúricas del país y cómo lo afectan.<br />
CONFORME PASEN LOS<br />
DÍAS, los recuentos harán aumentar<br />
el número de víctimas<br />
mortales del terremoto del miércoles<br />
7de noviembre de2012,<br />
ocurrido a 36 años del cataclismo<br />
nacional provocado por<br />
el terremoto del 4 de febrero de<br />
1976. Es momento, creo yo, de<br />
ocuparse de la atención de quienes<br />
se vieron afectados, pero al<br />
mismo tiempo de pensar de nuevo<br />
acerca de la necesidad de<br />
mantener clara en los guatemaltecos<br />
la conciencia del tipo de<br />
terreno donde vivimos. Toda<br />
África, por ejemplo, está rodeada<br />
de una sola placa tectónica.<br />
Guatemala es el lugar de confluencia<br />
de tres de ellas, hecho<br />
único en el mundo. Por eso debe<br />
ser de primera el conocimiento<br />
de sus habitantes al respecto de<br />
cómo se debe actuar por el hecho<br />
de vivir aquí.<br />
ESE CONOCIMIEN-<br />
TO comienza con clases<br />
en las escuelas, afin de<br />
despertar en los niños<br />
no solo la conciencia de<br />
la realidad telúrica del<br />
país, sino de cómo actuar<br />
en caso de un temblor,<br />
un sismo oun terremoto.<br />
La reacción<br />
adecuada se puede facilitar<br />
con la práctica de<br />
simulacros periódicos.<br />
Estos, por supuesto, deben<br />
ser realizados también en<br />
empresas y lugares públicos,<br />
porque el riesgo de muerte se<br />
aumenta cuando el terror provoca<br />
reacciones causantes de<br />
peligro. En los 36 años pasados<br />
desde 1976, la mayoría poblacional<br />
(menor de 40 años) no ha<br />
vivido un terremoto o no lo<br />
recuerda, yquienes lo vivimos<br />
tendemos a olvidar cómo es vivir<br />
un fenómeno natural de ese<br />
tipo. En esa actitud poco responsable<br />
se esconden males evitables.<br />
Mario<br />
Antonio<br />
Sandoval<br />
PORQUE LOS TERREMOtos<br />
son impredecibles, la prudencia<br />
y la mínima lógica aconsejan<br />
mantenerse preparados<br />
en asuntos tan sencillos como<br />
mantener a mano fósforos, candelas<br />
o linternas para poder<br />
iluminarse en caso de un terremoto<br />
nocturno y un apagón<br />
eléctrico causado, porque la<br />
energía puede ser cortada automáticamente<br />
si el terremoto<br />
es muy violento. También es<br />
necesario tener a mano pantuflas,<br />
afin de no cortarse los<br />
pies con pedazos de vidrios, así<br />
como estar preparado mentalmente<br />
para abrir puertas, a fin<br />
de evitar su atrancamiento y<br />
con ello convertir a las casas en<br />
trampas. La mayoría, si no todos<br />
los lectores de esta columna<br />
—estoy seguro—, no han<br />
pensado en esas pequeñas prevenciones,<br />
fáciles pero muy útiles<br />
y efectivas.<br />
UN TERREMOTO DIURNO,<br />
como el del miércoles, de suceder<br />
muy cerca de una urbe de<br />
gran concentración humana, como<br />
es la capital del país, tiene el<br />
posible efecto negativo adicional<br />
de provocar pérdida de vidas<br />
o aumentar el número de heridos<br />
acausa de las estampidas<br />
humanas. Una particularmente<br />
riesgosa esla de vehículos conducidos<br />
por personas histéricas<br />
a causa del fenómeno<br />
natural. Y si no hay<br />
energía eléctrica, al<br />
apagarse los semáforos<br />
el paso vehicular, se<br />
puede convertir en algo<br />
caótico. No estoy hablando<br />
de ciencia-ficción<br />
ni de elucubraciones<br />
delirantes, sino de<br />
una posibilidad bastante<br />
real y aumentada respecto<br />
de 1976, debido al<br />
enorme incremento habido<br />
tanto de la población<br />
como del parque vehicular<br />
de todo tipo.<br />
ES URGENTE LA APLICAción<br />
o la creación de códigos<br />
de construcción, de hacer realidad<br />
las prohibiciones de<br />
construir viviendas en las laderas<br />
de los barrancos, caso<br />
específico de la capital. Es momento<br />
de analizar los efectos<br />
de hechos aparentemente sin<br />
relación, como es el descenso<br />
de la capa freática, la destrucción<br />
de bosques y de cerros<br />
para construir casas o centros<br />
comerciales. El terremoto del<br />
2012, visto desde otro ángulo,<br />
constituyó un milagro por el<br />
lugar y la profundidad donde<br />
ocurrió. Sin embargo, las mayores<br />
fallas del país —la del<br />
Motagua y la del Polochic— se<br />
activan en unos 75 años, más o<br />
menos, pero no al mismo tiempo.<br />
Por eso es perfectamente<br />
posible un terremoto en cualquiera<br />
de ellas, y eso sin duda<br />
sería cataclísmico.<br />
marioantoniosandoval@gmail.com