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La rehabilitación Bellas Artes: - Pro Ópera

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TEATROS<br />

<strong>La</strong> sala remodelada<br />

Fotos: Teletec de México, SA de CV<br />

<strong>La</strong> rehabilitación <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>:<br />

Un rescate “totalmente Palacio”<br />

por José Noé Mercado<br />

Después de 700 millones de pesos y 27 meses cerrado para su rehabilitación,<br />

el Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> reabrió sus puertas el 19 de noviembre de<br />

2010 para un concierto oficialista y el telón operístico el 5 de diciembre para<br />

una nueva producción de Fidelio de Ludwig van Beethoven.<br />

julio-agosto 2011<br />

pro ópera


<strong>La</strong>s críticas hacia este proyecto institucional han sido de múltiple<br />

origen, hacia todas su áreas y fases; comenzaron desde su anuncio<br />

y no cesaron con la reapertura. Lo que pretendió ser uno de los<br />

puntos fuertes del festejo por el Bicentenario de la Independencia<br />

y el Centenario de la Revolución, se convirtió en un campo fértil<br />

para el cuestionamiento de un gasto excesivo, creciente y quizás<br />

innecesario, y para la polémica por los resultados obtenidos<br />

en acústica y estética, en cuya vertiente arquitectónica los<br />

especialistas aún no descartan un posible daño de repercusiones<br />

internacionales a uno de los patrimonios artísticos de la<br />

humanidad, todo ello en medio de comunicados exitistas de las<br />

instituciones y funcionarios culturales del país.<br />

De confirmar la UNESCO ese diagnóstico señalado por ICOMOS<br />

México cuando a finales de 2011 decida si envía una misión de<br />

especialistas a practicar un estudio a fondo en el Teatro del Palacio<br />

de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, emitiría una recomendación que obligaría al<br />

gobierno mexicano a revertir el daño y devolver al monumento<br />

su estatus original, pues estaría violando la Convención para la<br />

Conservación del Patrimonio Cultural y Natural firmado en 1972,<br />

o de lo contrario aplicaría una sanción que pondría la totalidad del<br />

Centro Histórico de la Ciudad de México en la lista de Patrimonio<br />

de la Humanidad en Peligro (Noticieros Televisa, 25 de marzo de<br />

2011).<br />

<strong>La</strong> inauguración<br />

El Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> puede considerarse como el<br />

máximo escenario artístico del país. Es además, por diseño, un foro<br />

netamente operístico, aunque su interior haya albergado, a través<br />

de los años, teatro, ballet, conciertos sinfónicos, cine, maratónicas<br />

sesiones legislativas, informes presidenciales y hasta velorios.<br />

Fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, con<br />

la Orquesta Sinfónica de México y los coros del Conservatorio<br />

Nacional de Música, que interpretaron el Himno Nacional<br />

Mexicano, la sinfonía Llamadas de Carlos Chávez y la Sexta,<br />

Pastoral, de Ludwig van Beethoven. El acto concluyó con la<br />

representación de <strong>La</strong> verdad sospechosa, obra teatral de Juan Ruiz<br />

de Alarcón. Fue la inauguración oficial, porque extraoficialmente<br />

ya se habían presentado diversas funciones operísticas entre 1928<br />

y 1932, con los trabajos de construcción (que se extendieron<br />

durante 30 años de labor interrumpida, entre otras razones, por la<br />

Revolución Mexicana y luego una consecuente falta de recursos),<br />

de lo que originalmente pretendía ser un gran Teatro Nacional, con<br />

diseño del arquitecto italiano Adamo Boari, todavía inconclusos<br />

(José Octavio Sosa Manterola, 70 años de ópera en el Palacio de<br />

<strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, INBA, México, 2004).<br />

Rehabilitación<br />

Luego de 73 años de funcionamiento con mejoras menores a<br />

la concepción original y mantenimiento permanente, el Teatro<br />

del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> sería sometido a partir del segundo<br />

semestre de 2007 a un proyecto de rehabilitación, según informó la<br />

entonces directora del Instituto Nacional de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> (INBA),<br />

María Teresa Franco.<br />

En el portal de Internet Transparencia Focalizada del INBA, que<br />

es donde se supone que estaría toda la información del proyecto<br />

y que durante el proceso de la intervención al inmueble en<br />

realidad funcionó a medias, actualmente se explica que “el foro<br />

(del Palacio) es el único espacio que se había mantenido casi sin<br />

ninguna intervención a lo largo de estos años”. Por ello, el INBA<br />

solicitó “al Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional<br />

Autónoma de México la realización de un diagnóstico del estado<br />

que guardaban dichas instalaciones. El resultado fue que eran<br />

inseguras y que los equipos que se encontraban en uso eran<br />

obsoletos e ineficaces para cumplir con las exigencias de una sala<br />

de espectáculos moderna, acorde con las nuevas tecnologías cada<br />

vez más utilizadas en los espectáculos. Fue por ello que se decidió<br />

intervenir el foro, para abatir riesgos y posibles accidentes”.<br />

Así, con esos calificativos del dictamen de “inseguras, obsoletos<br />

e ineficaces”, que al parecer se tomaron como sinónimos<br />

de necesidad de cirugía mayor, se procedió a armar todo un<br />

proyecto de rehabilitación. <strong>La</strong> información oficial no especificó<br />

satisfactoriamente si la única solución viable era la adoptada o si<br />

había otras alternativas, menos costosas y en todo caso igualmente<br />

útiles, porque rápidamente el proyecto fue subido al carro de<br />

los festejos bicentenarios, con un particular fuelle del entonces<br />

presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las <strong>Artes</strong><br />

(Conaculta), Sergio Vela Martínez, ex compañero de escuela del<br />

presidente de la República, Felipe Calderón.<br />

<strong>La</strong> transparencia<br />

Aunque la decisión habría sido tomada en realidad desde la<br />

cúpula del Conaculta, el INBA acogió la explicación y defensa<br />

del proyecto por la personalidad jurídica que sí tiene la institución<br />

de la que depende el Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>. Transparencia<br />

Focalizada consigna: “A convocatoria de la Dirección General<br />

del Instituto se estableció un Consejo Técnico formado por<br />

funcionarios involucrados en la obra, asistidos por un Consejo<br />

Asesor de especialistas en artes escénicas, escenografía e<br />

iluminación”.<br />

<strong>La</strong> información oficial no especifica los parámetros que utilizaría el<br />

consejo técnico ni el consejo asesor de especialistas, y ni siquiera<br />

nombra a los integrantes de los mismos, pero el escenógrafo<br />

Philippe Amand fue elegido como asesor principal de los trabajos<br />

de rehabilitación.<br />

En cualquier caso, expertos en arquitectura, ingeniería y<br />

arte reunidos por el Comité Nacional Mexicano del Consejo<br />

Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, México),<br />

organismo A de la Organización de las Naciones Unidas para la<br />

Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), de carácter no<br />

gubernamental y con fines no lucrativos, advirtieron “la falta<br />

de transparencia en la adjudicación de obras a empresas no<br />

pro ópera<br />

julio-agosto 2011


<strong>La</strong> nueva cabina de audio<br />

especializadas, como el caso de la compañía que se dedicaba al<br />

bacheo en Cuernavaca y realizó la instalación eléctrica del recinto”<br />

(<strong>La</strong> Razón, 18 de enero de 2011).<br />

En esa misma nota firmada por Sandra Nieves, se consignan las<br />

palabras de Domingo Pánico, “ingeniero encargado de efectuar un<br />

estudio en 2002 de las modificaciones necesarias a la sala”, quien<br />

destacó que “en muchos casos la adjudicación de los contratos<br />

representó grandes ganancias para quien dio los materiales y para<br />

quien se llevó la comisión de venta”.<br />

<strong>La</strong> electricidad no fue el área única a intervenir, pues señala<br />

Transparencia Focalizada que a partir del dictamen de la UNAM,<br />

“se tomó entonces la decisión de cambiar la maquinaria teatral<br />

original conservando el espíritu de la misma, así como instalar<br />

nuevos sistemas de iluminación y sonido. Para garantizar la<br />

seguridad de los espectadores y los artistas que se presentan, el<br />

proyecto integral de rehabilitación contempló la instalación de<br />

un sistema contra incendios automatizado, moderno y eficiente y<br />

la construcción de nuevas salidas de emergencia para el foso de<br />

orquesta. Los cambios también fueron pensados para mejorar la<br />

acústica, visibilidad y comodidad de los espectadores”.<br />

Garantía<br />

¿Qué podría garantizar que en estas otras áreas hubo mayor<br />

transparencia en la adjudicación de contratos que en el rubro de la<br />

electricidad? <strong>La</strong> buena fe de los funcionarios públicos, quizás. Pero<br />

aun así los resultados no sustentan el gasto en sí y la planeación y<br />

ejecución del proyecto puede ser altamente cuestionado.<br />

El musicólogo y operador del supertitulaje en el Teatro del Palacio<br />

de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, Francisco Méndez Padilla, ha tenido que regresar<br />

al viejo sistema de proyección sobre una pantalla blanca, dejando a<br />

un lado el moderno y costoso equipo de leds porque fue adquirido<br />

sin consultar a nadie las especificaciones requeridas para <strong>Bellas</strong><br />

<strong>Artes</strong> y no cabía en el espacio estructural asignado, razón por la<br />

que en cada función después de la reapertura del recinto tenía que<br />

ser instalado y desinstalado hasta que finalmente, con menos de<br />

cuatro meses de uso esporádico, “tronó”. Por lo demás, la cabina<br />

del supertitulaje fue estropeada en su visibilidad para monitorear<br />

los supertítulos en tiempo real. Es hora, tal vez, de sacar las pólizas<br />

de garantía y hacerlas valer.<br />

Los millones<br />

En el informe de actividades 2008 del INBA, Teresa Franco<br />

julio-agosto 2011<br />

pro ópera


explicó que la “cirugía mayor” al Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong><br />

tendría un costo de 400 millones de pesos, que no se incrementaría,<br />

y que el recinto podría ser reinaugurado en el primer trimestre de<br />

2010 (<strong>La</strong> Jornada, 17 de diciembre de 2008). Fue entonces cuando<br />

se dio a conocer el portal de Transparencia Focalizada por parte de<br />

la funcionaria, quien “se comprometió a ofrecer periódicamente<br />

información acerca de los avances de los trabajos, toda vez que al<br />

iniciarse el proyecto los datos se manejaron a discreción”.<br />

Sin embargo, y como ya se ha mencionado, esa página cibernética<br />

funcionó poco. En algunos momentos de la remodelación<br />

permaneció caída o, como escribe Ricardo Pacheco Colín,<br />

“curiosamente, la citada página se mantuvo actualizada hasta<br />

el 25 de agosto de 2009. Pero hace unos días, el 17 de junio<br />

(2010) como respuesta a la presión de los medios, se volvieron a<br />

incluir datos que no aclaran nada. Es decir, pasaron nueve meses<br />

sin información mientras se fomentaba la desconfianza y la<br />

especulación (El Financiero, 25 de agosto de 2010).<br />

El presupuesto para la rehabilitación del máximo recinto artístico<br />

de nuestro país fue autorizado en la Cámara de Diputados, cuyo<br />

entonces presidente de la Comisión de Cultura, José Alfonso<br />

Suárez del Real, especificaría en entrevista con la revista <strong>Pro</strong>ceso<br />

(7 de febrero de 2011) que “se autorizaron 300 millones de pesos<br />

para la rehabilitación integral y restauración’ de la sala dentro<br />

de los ejercicios presupuestales 2008 y 2009” y que la actual<br />

Comisión, presidida por la diputada panista Kenia López Rabadán,<br />

“autorizó la ampliación de más de 400 millones de pesos para<br />

2010”.<br />

Otra nota firmada por la Redacción de <strong>Pro</strong>ceso (25 de marzo,<br />

2011), que da cuenta de la averiguación previa AP/PGR/<br />

UEIDAPLE/LE/7/031/2011U iniciada por la <strong>Pro</strong>curaduría General<br />

de la República (PGR) por el presunto daño cometido contra el<br />

patrimonio nacional, derivado de las obras de remodelación en<br />

la sala principal del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, refiere que el ex<br />

legislador perredista Suárez del Real enfatizó que “la anterior<br />

legislatura aprobó una ‘rehabilitación’ que quiere decir volver a<br />

habilitar, y una restauración para ‘recuperar el esplendor original’.<br />

Pero el producto entregado es una ‘remodelación’ por lo cual<br />

encuentra ‘elementos susceptibles del análisis de los órganos de<br />

control’, pues los recursos destinados a un fin se utilizaron para<br />

uno distinto ‘y eso es desviación’ y la ley lo sanciona”.<br />

Copia del mismo expediente presentado ante el titular de la PGR<br />

en ese momento, Arturo Chávez Chávez, fue dirigido al presidente<br />

del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, con sede en<br />

París, Francesco Bandarin.<br />

El incremento de 75 por ciento<br />

En efecto, durante el proceso de la remodelación, el costo original<br />

de 400 millones de pesos se incrementó a 600 millones, es decir<br />

en 50 por ciento. <strong>La</strong> reapertura también se retrasó, pues primero<br />

se anunció una gala de reinauguración para septiembre de 2010,<br />

que tampoco pudo llevarse al cabo, sino hasta el 19 de noviembre,<br />

fecha para la cual el costo había ascendido a 700 millones de<br />

pesos, es decir un 75 por ciento más de la suma originalmente<br />

planteada, con la advertencia oficial de que aún no son cifras<br />

definitivas, pues todavía quedan procesos y cuentas por liquidar.<br />

En ese lapso también hubo cambios en las instituciones culturales,<br />

pues en el primer cuatrimestre de 2009 Sergio Vela fue relevado en<br />

Conaculta por Consuelo Sáizar, y en el INBA Teresa Franco dejó el<br />

cargo en manos de Teresa Vicencio.<br />

El costo de los 700 millones de pesos para la remodelación del<br />

Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, para ponerlo en perspectiva,<br />

equivaldría al presupuesto anual (de un muy buen año) de la<br />

Compañía Nacional de Ópera, durante 30 años. Eso, la supuesta<br />

falta de recursos con la que suele pretextarse una presentación<br />

artística mínima y la baja calidad derivada de la falta de planeación<br />

y programación anticipada, permite preguntar si la intervención del<br />

recinto era prioritaria, indispensable, considerando además que una<br />

vez reinaugurado el teatro las actividades artísticas no han sido por<br />

regla las del primer mundo para el que supuestamente se instaló la<br />

maquinaria y el equipo con tecnología de punta.<br />

Comunicación social<br />

En realidad, las autoridades tampoco se ocuparon mucho de<br />

brindar comunicación oportuna y clara hacia el gremio artístico<br />

antes y durante la remodelación de la sala principal del Palacio de<br />

<strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>.<br />

Los grupos artísticos realizaron diversos mítines para exigir<br />

información confiable de lo que estaba ocurriendo, o para mostrar<br />

abiertamente su rechazo a los planes oficiales respecto de su centro<br />

de trabajo, del que tuvieron que mantenerse alejados para actuar en<br />

sedes alternas como el Teatro de la Ciudad, Teatro Hidalgo, Centro<br />

Nacional de las <strong>Artes</strong>, Centro Cultural Universitario o el Centro<br />

Cultural del Bosque, con un desembolso de recursos adicionales<br />

para ello, cuyo monto no fue hecho público en ninguna de las<br />

producciones, pero que según trascendidos de algunos sectores<br />

sindicales probablemente haya podido duplicar e incluso triplicar<br />

su costo normal.<br />

Sobre la incertidumbre generada por el proyecto de remodelación,<br />

en su nota de El Financiero, Ricardo Pacheco afirma: “El INBA<br />

no ha explicado lo que sucede. Los trabajadores sindicalizados<br />

no saben, la comunidad cultural no está informada y el público<br />

menos”.<br />

<strong>La</strong> maqueta más cara de la historia<br />

de México<br />

Entre los gastos de rehabilitación se destinaron recursos por cerca<br />

de 2 millones de pesos ($1’929,778.00) para la realización de una<br />

maqueta a escala 1:30 del frontón del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, así<br />

como del interior del edificio que junto con diversos documentos<br />

fotográficos se convierte en el único testimonio de cómo fue el<br />

recinto antes de la intervención.<br />

pro ópera<br />

julio-agosto 2011


El nuevo equipo de tramoya<br />

<strong>La</strong> elevada cifra fue dada a conocer tras una solicitud de<br />

información al Instituto Federal de Acceso a la Información<br />

Pública (IFAI), que difiere del importe de $1’844,721.32 reportado<br />

por el INBA y que en todo caso “rebasa por mucho los promedios<br />

de una maqueta en un despacho de arquitectura” (El Universal, 6<br />

de abril de 2011).<br />

“<strong>La</strong> familia del maquetista Mario Cirett, autora del proyecto”,<br />

explica la nota periodística firmada por Sonia Sierra, “justifica el<br />

costo de la obra diciendo que no es una maqueta arquitectónica,<br />

sino una maqueta artística”. <strong>La</strong> maqueta fue creada por Cirett<br />

junto con sus nietos Rodrigo y Raymundo Casanova Cirett, así<br />

como con su hija Silvana y otras personas de la familia y de la<br />

empresa Elementos Arquitectónicos.<br />

Pero más allá de la diferencia que pueda implicar la diferencia<br />

entre una maqueta artística de una arquitectónica, El Universal<br />

contrastó la opinión de la Familia Cirett con la del arquitecto<br />

Julio Amezcua, del despacho at103, quien asegura que ese costo<br />

es simplemente injustificable: “Si me hubieran pedido a mí una<br />

maqueta de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, posiblemente la hubiese cotizado en<br />

no más de 600 mil pesos, y te aseguro que soy de las empresas<br />

más caras en México. Está fuera de sustento una maqueta de esa<br />

cantidad. <strong>La</strong> más cara en que he participado fue en Estados Unidos,<br />

tras los atentados de las Torres Gemelas; yo trabajaba en Skidmore,<br />

Owings & Merrill LLP, e hicimos una maqueta que iba desde<br />

donde empieza el Central Park hasta Staten Island, y costó 250 mil<br />

dólares. Hablamos de la maqueta de una ciudad y se sacó en dos<br />

meses”.<br />

<strong>La</strong> maqueta más costosa en la historia de México se realizó a lo<br />

largo de ocho meses y se exhibe actualmente en la sala Justino<br />

Fernández del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, luego de ser cortada y<br />

posteriormente restaurada, ya que originalmente no cabía en el<br />

lugar destinado.<br />

<strong>La</strong>s críticas<br />

Una vez reinaugurado el Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong><br />

surgieron numerosas críticas en varias vertientes por los trabajos<br />

realizados. Principalmente en materia arquitectónica y estética, ya<br />

que para algunos especialistas se podría haber dañado el carácter<br />

julio-agosto 2011<br />

pro ópera


patrimonial histórico del recinto; en acústica, puesto que algunos<br />

cantantes, músicos y críticos advierten que el sonido de la sala<br />

habría sido lastimado, puesto que si antes de la intervención quizás<br />

no era excelente al menos era un sonido natural, propio de un<br />

foro operístico de tradición y no el de una sala de espectáculos<br />

múltiples que probablemente habría quedado, incluso con un<br />

equipo, se encienda o no, de sonorización que los expertos al<br />

servicio del INBA institucional y eufemísticamente refieren como<br />

“sistema de energía reflejada”.<br />

Sobre este particular, el crítico y presidente de la Unión Nacional<br />

de Cronistas de Teatro y Música, Lázaro Azar, escribió: “No me<br />

cansaré de reprobar la masacre cometida en la sala ni la inclusión<br />

de 350 bocinas que no se justifican diciendo que sin ellas hay<br />

artistas ‘famosísimos’ que no vendrían pues, de igual manera, me<br />

atrevería a suponer que el Palacio resultará insuficiente para los<br />

fans de <strong>La</strong>dy Gaga (Reforma, 11 de febrero de 2011).<br />

Sobre esta modificación acústica y la consecuencia artística que<br />

genera, el tenor Antonio Duque, solista que interpretó al personaje<br />

de El Guardabosques en la producción de la ópera Rusalka de<br />

Antonín Dvorák que durante marzo de 2011 se presentó en el<br />

Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong>, expresó que los artistas que<br />

ahora son invitados a cantar en el recinto remozado se enfrentan a<br />

un severo problema, ya que “la acústica dejó de ser la que diseñó<br />

el experto Boari; el Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> ya no es un teatro de<br />

ópera y las condiciones acústicas constriñen al director de orquesta<br />

a mantener fría la batuta en cuestión de matices, pues el foso fue<br />

alterado sin conocimiento de lo que requiere un teatro de ópera;<br />

además, el piso que antes era una contrabóveda acústica, ahora<br />

tiene un escalón cada metro. Con esto quiero decir que el torrente<br />

de sonido que sale del foso de orquesta tapa fácilmente a los<br />

cantantes y nos fuerza a emitir de una manera más en punta para<br />

evitar parecer peces haciendo glu-glú en una pecera. No desearía<br />

estar en el lugar del director de orquesta pues ya no hay posibilidad<br />

de ofrecer una interpretación apasionada y de matices contrastados.<br />

Perdimos nuestro teatro de ópera”.<br />

En la nota citada, Azar también puntualiza su opinión general<br />

respecto de otras voces más contrastadas, como la de ICOMOS<br />

México que preside Olga Orive: “Tras asistir a una de las reuniones<br />

convocadas por ICOMOS no faltó quien me reprochara el<br />

prestarme ‘a hacerle el juego a esos grillos’, ignorando que fui para<br />

saber qué decían y a estas alturas no me convencen plenamente<br />

ni los unos, ni los otros. Deploro el alcance de estos especialistas<br />

tanto como la torpeza del INBA por no admitir sus errores y, peor<br />

aún, por impedir que realizaran la inspección con que pretendían<br />

integrar debidamente el expediente que se envió a la UNESCO.<br />

¿Acaso pretendían ocultar algo más?”<br />

Los responsables<br />

El INBA aún no se ha librado de todo este cuestionamiento<br />

generalizado, pese a que su titular, Teresa Vicencio, haya<br />

pretendido reducir la problemática a una simple discusión de<br />

“gustos”, o al envío propagandístico de boletines del Instituto con<br />

opiniones de supuestos expertos como la del actor y compositor<br />

español Alejandro Massó, quien en su “paso” por el Teatro del<br />

Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> supuestamente comprobó la impresionante<br />

acústica, que jamás había escuchado, ni siquiera en teatros<br />

europeos.<br />

Respecto a los múltiples cuestionamientos, la actitud de Philippe<br />

Amand ha sido retadora. En entrevista con Alida Piñón, preguntó:<br />

“¿Por qué no me cuestionaron antes? No ocultamos lo que íbamos<br />

a hacer. No cuestiono lo que diga ICOMOS, cuestiono el momento<br />

en el que lo hacen. Es muy difícil ahora, terminado el proyecto,<br />

escuchar las voces y pensar que ahora podemos echar marcha<br />

atrás”. <strong>La</strong> reportera de El Universal le expresó que con el elevado<br />

gasto en la remodelación uno pensaría que no debe fallar nada.<br />

Amand, en tono cínico y demagogo respondió: “Los aviones se<br />

caen, no podemos pensar que las cosas son infalibles” (Agencia El<br />

Universal, 4 de abril de 2011).<br />

Totalmente Palacio<br />

Pero el asunto de fondo no es cuestión de mero gusto ni de<br />

tiempos. En diversos foros y medios públicos, el arquitecto<br />

Alberto Pérez-Amador Adams, profesor investigador C de la<br />

Universidad Autónoma Metropolitana ha explicado en detalle el<br />

impacto de la remodelación y concluye que “la destrucción de<br />

la unidad estilística de la sala de espectáculos de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong><br />

inevitablemente llevará a que la UNESCO retire al recinto la<br />

calidad de Monumento Artístico otorgada en 1987. Es necesario<br />

cerrar la sala y contratar a los mejores restauradores del mundo<br />

para intentar salvar lo que aún se pueda salvar de lo que fue la obra<br />

maestra del Art-Decó”.<br />

El cierre del Teatro del Palacio de <strong>Bellas</strong> <strong>Artes</strong> para restaurarlo<br />

de la restauración parecería inevitable y según fuentes oficiales<br />

que aún no se pronuncian públicamente podría concretarse este<br />

mismo 2011. Este proceso de regresión al estado original no podría<br />

concretarse en menos de un año de trabajos, con los consecuentes<br />

problemas de logística, operatividad y financiamiento a que darán<br />

origen.<br />

Lo más cuestionable es que dicho rescate se tendría que realizar<br />

nuevamente con recursos públicos, todavía no cuantificados,<br />

para evitar en todo caso una sanción de la UNESCO. Serían otra<br />

vez decenas, seguramente centenas de millones de pesos que<br />

se tendrían que destinar a este propósito. Sería una especie de<br />

Fobaproa totalmente Palacio. Pero ahora es indispensable que haya<br />

responsables de este presuntamente fallido y poco transparente<br />

proyecto. Es necesario que enfrenten un costo político y, si<br />

procede, legal. <strong>La</strong> impunidad ya no es una opción tolerable y nunca<br />

ha sido una de las bellas artes. o<br />

pro ópera<br />

julio-agosto 2011

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