os daré pastores - Seminario Conciliar de Madrid

Daniel García (Seminario menor)
La llamada del Señor se me hizo
presente desde muy pequeño.
Gracias a un sacerdote de la familia
comenzó mi deseo de ser como él con
tan sólo diez años. Mi parroquia, la
Virgen de la Fuensanta, ha sido el lugar
en el que el Señor me ha ido haciendo
crecer como niño, como adolescente y
como persona. Tengo allí además a
muchos amigos y a mi familia.
A los catorce años me invitaron al día de
“Puertas abiertas” del Seminario Mayor.
Me impresionó muchísimo la felicidad
de los seminaristas, cómo se acercaban
a hablar conmigo sin conocerme de
nada. La oración de los martes del
Seminario ha sido también algo fundamental
en mi crecimiento espiritual y
vocacional. Allí me encontré con Cristo
cara a cara y supe que el Señor me llamaba
por mi nombre.
Tomé la decisión de entrar a estudiar en
el Colegio Arzobispal la Inmaculada y
San Dámaso- Seminario Menor- con
dieciséis años, para empezar bachillerato
y ponerme así al servicio de Dios. Yo
sabía que en el colegio había también
una residencia para aquellos chicos que,
desde pequeños, experimentan la llamada
del Señor. El pasado agosto, cuando
terminó la Jornada Mundial de la
Juventud, le pedí al Señor que si su
voluntad era que entrara a vivir en la
residencia del Seminario Menor, que me
enviara una señal. Cual fue mi sorpresa
que uno de los sacerdotes encargado del
Seminario Menor, habló con mis padres
para ver si yo tenía interés en entrar al
Seminario
Hoy en la comunidad del Seminario
Menor convivimos nueve chicos y dos
formadores, D. Santos Montoya y D.
Francisco del Pozo. Todos estamos llamados
a vivir con el Señor y en comunidad.
Todos los sábados voy al curso de
Introductorio, donde me preparo a lo
largo de un año para discernir si el Señor
quiere que entre a prepararme en el
Seminario Mayor para ser sacerdote. En
el curso somos gente de diferentes edades
y condición. Todos compartimos la
llamada viva y real de Dios. Lo que
puedo decir con seguridad es que el
Señor sigue llamando, sólo hay que
dejarse hacer por él y confiar en su palabra,
porque su voluntad será nuestra
felicidad más grande.
Daniel en una clase del Colegio Arzobispal
Enero - Febrero - Marzo 13