revista del seminario revista - Seminario Conciliar de Madrid

S u m a r i o
3. La voz del Cardenal
4. Crónica
Día del Seminario
5. Actualidad en imágenes
6. Testimonio vocacional
7. Pastoral de segundo
8-9. Reportaje
Benedicto XVI: el papa de los seminaristas
10. Espiritualidad
Ecumenismo, comunión y vida comunitaria.
11. Apuntes de Teología
Entrevista a Don Gerardo del Pozo.
12. Ordo Amoris
La alegría de servir.
13. Seminario Menor
14. Testimonio
Don José Medina, párroco de Somosierra
15. Reseña Cultural
CONTRAPORTADA
Virgen de los Remedios de Colmenar Viejo
EMINARIO
CONCILIAR DE MADRID
Swww.seminariomadrid.org
Director: Juan Parral
Redactor Jefe: Juan Francisco Macías
Redacción: Jacobo Arce, Edwin Martes,
Tomás Olábarri, Ernesto González, José Luis
Retegui, Jaime Lima, Gonzalo Barbed, Iñaki
Martín, Javier Cedrón, Juan Martinez,
Alfonso Sánchez y Miguel J. Forcada
Fotografía: Ignacio Laguna y Juan Sánchez-Blanco
EDITORIAL
Maquetación: Javier M. Langa
Edita: Seminario Conciliar de Madrid
San Buenaventura, 9. 28005 Madrid
Tel: 91-364-49-00 Fax: 91-364-28-82
Depósito Legal M-40915-1995
Imprime: Marbe
Publicación de carácter gratuito
Santa Teresa del Niño Jesús comenta en su autobiografía Historia de un Alma
que si el lienzo que pinta un artista pudiera pensar y hablar no envidiaría la
suerte de ese instrumento “pues sabría que la belleza que lo adorna no se la
debe al pincel sino al artista que lo maneja”. Sirviéndose de esta imagen la santa de
Lisieux veía en su Madre Superiora “el precioso pincel que la mano de Jesús toma
con amor cuando quiere hacer un gran trabajo en el alma de su hijas”, a la vez que
ella se consideraba el “pequeñito” pincel “del que luego quiere servirse para los
detalles menores”.
Pero, ¿cuál puede ser ese gran trabajo al que se refiere la santa Doctora de la Iglesia?
La imagen del pintor-artista remite efectivamente a Jesús, el artista por antonomasia
y artífice de nuestra redención. Y lo que realiza en nosotros no es otra cosa que
el inefable trabajo de plasmar, a modo de autorretrato, toda la belleza de su rostro
en el hermoso lienzo de nuestras almas. Por el Bautismo que hemos recibido, los
cristianos estamos llamados a cooperar en esta gran obra del Redentor. Sin embargo,
en la manera en que Dios ha querido realizarla, no podemos olvidar que ésta no
puede llevarse a cabo si no es con la colaboración del ministerio sacerdotal.
La metáfora del pincel nos sugiere igualmente otra idea importante: la especificidad
que cada “instrumento”, es decir, cada uno de nosotros, adquiere en las manos de
Dios. Efectivamente, todos los pinceles del artista sirven a un mismo fin, pero cada
uno lo realiza de un modo diferente. Así sucede también en la Iglesia. Todos colaboramos
en la obra del Salvador, pero no todos lo hacemos del mismo modo. Unos tienen
encomendado un “gran trabajo”, otros en cambio los “pequeños detalles”.
En los casi ocho últimos años el Espíritu Santo ha llevado a cabo una gran obra en
su Iglesia. Quizá, todavía nos falta perspectiva histórica para valorar lo que ha
supuesto en ella la figura del papa Benedicto XVI. No obstante, en él podemos ya
reconocer a uno de esos preciosos pinceles de los que habla la santa francesa. Por
nuestra parte no podemos menos que agradecer su entera dedicación en favor de la
Iglesia. En especial queremos darle las gracias por la atención y las palabras que
durante su pontificado nos ha dirigido a los seminaristas.
Del mismo modo, tampoco queremos olvidar la labor silenciosa de esos otros
“pequeños instrumentos” de Dios cuyo protagonismo, si bien no es equiparable al
que pueda tener un papa, es igualmente necesario para el embellecimiento de la
Iglesia. Benedicto XVI cuenta como en su vocación influyó la insistencia de su
párroco para que entrara en el seminario menor. Y sin embargo, ¿quién se acuerda
hoy de aquel humilde párroco?
El Director
La revista SEMINARIO se publica tres veces al año, coincidiendo con las
festividades de la Inmaculada, San José y San Isidro. Si desea colaborar con un
donativo puede hacerlo:
2
SEMINARIO

La voz del Cardenal
Extracto de la Carta Pastoral con motivo del “Día del Seminario”
Queridos hermanos y hermanas:
La cercanía de la solemnidad
del glorioso Patriarca San José
nos invita a celebrar un año más el “Día
del Seminario”. Un tiempo de gracia
para dirigir nuestra atención hacia esa
querida institución de la Iglesia diocesana
en donde se forman los sacerdotes
que la servirán en los próximos años. El
“Día del Seminario” es ocasión oportuna
para conocer más de cerca esa realidad,
sus logros, dificultades y proyectos,
y, simultáneamente, revitalizar la responsabilidad
de toda la comunidad diocesana
en el fomento y cuidado de las
vocaciones sacerdotales.
En estos tiempos de fuerte secularización
social y escasez de vocaciones consagradas,
no resulta infrecuente escuchar
preguntas como éstas: ¿cómo son
los seminaristas? ¿de dónde provienen?
¿Cuáles son sus inquietudes más hondas?
Ciertamente son jóvenes de este
tiempo, hijos de nuestras familias y
miembros de nuestras parroquias o
movimientos, marcados por los valores
y contradicciones que presenta la cultura
actual que se reflejan y repercuten en
el proceso educativo. La gran mayoría,
al acceder al Seminario, habían iniciado
o finalizado estudios superiores; algunos,
incluso, habían comenzado su vida
profesional. Otros procedían del
Seminario Menor. Se trata, entonces, de
un grupo de jóvenes de hoy, plural en
edades, biografías y sensibilidades, en
cada uno de los cuales se cumple, sin
embargo, la imagen sacerdotal que nos
ofrece la carta a los Hebreos: “…escogido
de entre los hombres, para representar
a los hombres en el culto a Dios”
(Heb 5,1).
Celebramos el “Día del Seminario” en el
marco eclesial del “Año de la Fe” convocado
por el papa Benedicto XVI, para
invitar a todos los cristianos a una verdadera
y auténtica conversión al Señor,
fortaleciendo de esta manera la renovación
de la propia vida en Cristo con el
don y la tarea de “la fe que actúa por el
amor” (Gal 5,6). Como enseña el Santo
Padre, “la fe, en efecto, crece cuando se
vive como experiencia de un amor que
se recibe y se comunica como experiencia
de gracia y gozo. Nos hace fecundos,
porque ensancha el corazón en la esperanza
y permite dar un testimonio
fecundo: en efecto, abre el corazón y la
mente de los que escuchan para acoger
la invitación del Señor a aceptar su
Palabra para ser sus discípulos” [1]. El
Papa nos abre de esta manera al horizonte
de la nueva evangelización como
un compromiso de todos los fieles cristianos
a redescubrir la alegría de la fe y
el entusiasmo misionero por comunicarla.
Obviamente, para realizar esta Misión y
para la predicación del Evangelio y la
edificación de la Iglesia en el próximo
futuro es clara la necesidad e importancia
de los sacerdotes: de la santidad de
sus vidas, de su entrega apostólica y del
número suficiente dependerá, en cierta
forma, la reciedumbre en la fe y el entusiasmo
del testimonio de los cristianos.
La nueva evangelización –de la que es
realización la “Misión-Madrid”– necesita
savia joven en la venerable tradición
del presbiterio madrileño para el anuncio
de la Buena Noticia de Jesucristo a
alejados e increyentes. Porque, “¿cómo
van a invocar a Aquél en quien no han
creído? ¿Cómo creerán en Aquél de
quien no han oído hablar? ¿Cómo oirán
hablar de Él sin nadie que anuncie?”
(Rom 10,14-15).
Apoyados en la fidelidad de Dios y sostenidos
por esa misma esperanza,
“debemos también potenciar la pastoral
vocacional tanto al sacerdocio ministerial
como a la vida consagrada. La
Iglesia necesita sacerdotes que sirvan
generosamente a sus hermanos en la
vivencia y sostenimiento de la fe. Tomar
conciencia de esta necesidad nos ayudará
a proponer el ministerio sacerdotal
como un modo de identificarse plenamente
con Cristo en su misión redentora,
que nace de su sacrificio en la cruz”
[2]. ¡Queridas familias cristianas! La
Iglesia os contempla como “un primer
seminario” [3]. Pedid al Señor que os
conceda el don de un hijo sacerdote, y
estimad esta vocación como un verdadero
camino de felicidad y de realización
de la mejor humanidad en el servicio
al Señor y a los hermanos.
“Sé de quién me he fiado” (2Tim 1,12):
estas palabras de San Pablo presiden
como lema el “Día del Seminario” en el
“Año de la fe”. Palabras que nacen del
corazón, y de la brega misionera del
Apóstol –ya en el ocaso de su vida– para
exhortar a su joven discípulo y sucesor
Timoteo a mantener la entereza y la
fidelidad en el ejercicio de su ministerio
apostólico. Cuando asistimos con profunda
gratitud y afecto eclesial al final
del pontificado de Benedicto XVI, estas
palabras de Pablo iluminan, sin duda, el
ejemplo luminoso de su fe y su entrega
a Jesucristo, el Buen Pastor, testimonio
elocuente para los sacerdotes y para los
que se preparan para serlo. No podemos
por menos que evocar con emoción sus
palabras a los jóvenes en la Eucaristía de
clausura de la JMJ, invitándoles a ser fieles,
generosos y valientes con el Señor:
“Respondedle con generosidad y valentía,
como corresponde a un corazón
joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo
sé que Tú eres el Hijo de Dios que has
dado tu vida por mí. Quiero seguirte con
fidelidad y dejarme guiar por tu palabra.
Tú me conoces y me amas. Yo me fío de
ti y pongo mi vida entera en tus manos”
[4].
Os bendice con todo afecto,
+ Antonio Mª Rouco Varela
Cardenal-Arzobispo de Madrid
[1] Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta
fidei, 11 de Octubre de 2011, nº 7.
[2] Cardenal Rouco Varela, Servidores y
testigos de la verdad, Madrid, Junio,
2012, pg. 14; Cf. Anexo, nº 9
[3] Concilio Vaticano II, Decreto
Optatam totius, 2.
[4] Benedicto XVI, Homilía en la
Eucaristía de clausura de la JMJ, Cuatro
Vientos, 21 de Agosto, de 2011.
Enero - Febrero - Marzo 3

Crónica
por Jacobo Arce
“Sé de quien me he fiado”
Día del Seminario 2013
En torno al día 19 de marzo, solemnidad de san
José, se celebra el “Día del Seminario”. Llegada
esta fecha, como cada año, los seminaristas
somos enviados a las parroquias de la diócesis de
Madrid para contar el testimonio de nuestra vocación
y explicar cómo es la vida en nuestro seminario.
También se procura informar sobre la realidad vocacional
de la iglesia de Madrid.
El “Día del Seminario” nos presenta la importancia de
la formación sacerdotal para la Iglesia, y ofrece a los fieles
de Madrid la oportunidad de conocer más de cerca
su realidad actual. Es un buen momento para mostrar
el afecto, la solidaridad y el calor cristiano por los futuros
sacerdotes, así como para animarles en su camino
de entrega a Dios.
“Sé de quién me he fiado”. Este es el lema elegido por la
Conferencia Episcopal Española este año para el “Día
del Seminario”. Un lema que invita al abandono en el
Señor y a fiarse totalmente de Él. Es un lema que muestra
la necesidad de vocaciones para la iglesia y nos
anima a lanzarnos para dar testimonio del Evangelio.
En Madrid este año las vocaciones han crecido un 4%,
con diez vocaciones más que el año anterior, llegando a
ser un total de 136 seminaristas. En España la cifra también
ha aumentado un 6,5% siendo actualmente un
total de 1307 seminaristas.
Desde la revista Seminario os pedimos abundantes oraciones
por las vocaciones al sacerdocio, pues éstas
dependen en gran medida de vosotros y de vuestra oración.
No dejéis de pedir al dueño de la mies que envíe
obreros a su mies. El futuro de la Iglesia depende de la
obra que el Señor quiera encomendar a sus pastores.
PRÓXIMAS ACTIVIDADES DE LA DPV
RETIROS ESPIRITUALES
13 de abril
11 de mayo
EJERCICIOS ESPIRITUALES
27 abril-1 mayo
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS
VOCACIONES
21 abril
¿Dios te llama?
San Buenaventura, 9
Tlf: 91 364 49 00
www.dpvmadrid.org
4
SEMINARIO

por Juan Sánchez-Blanco
Actualidad en imágenes
JUNIO. Barbacoa fin de curso 2011-2012.
ENERO. Visita a las Oblatas de Cristo Sacerdote
DICIEMBRE. Nombramiento de D. Andrés
como Prelado de Honor de Su Santidad
MARZO. Un momento del Via
Crucis en las Visitillas
DICIEMBRE. Canto de Villancicos en la UESD
ENERO. Celebración de Santo Tomás de Aquino
DICIEMBRE. Ágape fraterno con los hermanos del Seminario Redemptoris Mater
MARZO. 25 Aniversario de la Ordenación Sacerdotal de Juan Carlos Vera
DICIEMBRE. Acogida de los nuevos seminaristas
DICIEMBRE. Ordenación
diaconal de Fernando A.
FEBRERO. Retiro y collatio
Enero - Febrero - Marzo 5

Testimonio vocacional
por Tomás Olábarri
CÓMO ME LLAMÓ EL SEÑOR
Soy el quinto de once hermanos, lo
cual ya da una idea de lo magníficos
que son mis padres. Desde el
primer momento he vivido una vida
cristiana, apoyada firmemente en el
colegio El Prado y en la vida en familia.
Cómo olvidar las catequesis familiares
que me iniciaron para el sacramento
de la Eucaristía, recibidas tanto en el
colegio como en casa. Así, poco a poco,
se acrecentó mi vida en Dios. Por lo
demás, la familia seguía creciendo y en
el colegio lo pasaba fenomenal; jugando
al fútbol con mis amigos durante
los descansos, que siempre se hacían
muy cortos. Muy aficionado al deporte,
el fin de semana lo pasaba jugando
con el equipo del “cole” y animando a
mi equipo favorito.
“Para mí ha sido
fundamental el
acompañamiento
de un sacerdote, ya
que él, siendo llamado
a lo mismo,
te puede guiar
mejor que nadie”
Así me encontraba cuando en un verano,
con apenas trece años, Dios me
hizo saber que quería que fuera sacerdote.
Mi vida de oración había empezado
a crecer y dedicaba algún pequeño
rato para estar con Él, especialmente
después de comer en el oratorio del
colegio, haciendo la visita al Santísimo
Sacramento, que consistía en rezar tres
Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres
Glorias a Jesús Sacramentado con mis
amigos del “cole”. Me puse en manos
de un sacerdote, D. Fulgencio, que acababa
de llegar a la parroquia de Santa
Teresa Benedicta de la Cruz. Con él he
llevado adelante esta llamada del
Señor hasta entrar en el Seminario.
Mi vida daba un gran cambio en mi
relación con Dios pero, por lo demás,
seguía estudiando, jugando y pasándolo
en grande en el “cole”. Ahora bien,
todo adquiría un horizonte mayor: el
sacerdocio. ¿Cómo cayó esto en mi
familia? De la mejor manera posible, lo
cual es de agradecer. Aunque aún era
bastante pequeño cuando lo conté,
siempre me he sentido plenamente
apoyado por mis padres y hermanos
en mi camino al sacerdocio.
Empecé a colaborar en las actividades
de la parroquia, donde cada vez más
jóvenes acudían para crecer en la vida
de oración y de formación cristiana.
Esta vida de parroquia suponía ya una
visión de lo que me esperaba, con lo
cual ponía mi mirada en los sacerdotes,
para ver cómo guiaban la parroquia.
A la vez que daba catequesis,
tanto de Primera Comunión como de
Confirmación, participaba en las peregrinaciones,
de las cuales destaco las
diferentes Javieradas y la JMJ de
Sidney. Fueron momentos de gran
encuentro con Dios y
con la fe católica
que no
hacían más
que confirmarme en mi llamada. Las
amistades que allí hice, con gente de
mi edad y mayores, todavía perduran
hoy.
A medida que se acercaba el momento
de entrar al Seminario fui conociendo
a más chicos que querían ser sacerdotes,
incluso que tenían mi misma edad,
pudiendo de este modo contrastar mi
experiencia con las suyas. En 2010, y
tras acabar el curso Introductorio,
entré y comencé a formarme en el
Seminario de Madrid. Así ha sido
como Dios me ha llamado… Y es verdad:
merece la pena no acallar la voz
de Dios cuando escuchas que te dice:
“ven y sígueme”.
6
SEMINARIO

por Ernesto González
Pastoral
ACTIVIDADES PASTORAL DE 2º CURSO
TRAS LAS HUELLAS DE SAN JOSÉ
Los seminaristas del segundo
curso han descubierto en solo
un año y medio de actividad
pastoral en las parroquias de la capital
las virtudes esenciales de san José:
la paciencia, la obediencia y la fe.
Según Juan Hernández, destinado a la
Parroquia Nuestra Señora de las
Delicias, esta pastoral ayuda a “descubrir
la grandeza de lo pequeño, de
lo cotidiano”.
Esta formación se ha concretado en
cuatro experiencias básicas: la catequesis,
el servicio en la misa, la confianza
de los feligreses y el sacrificio
de los sacerdotes. Aunque no todos
los seminaristas la viven del mismo
modo, todos, en cambio, han expresado
su asombro en el efecto que la
pastoral ha tenido en el desarrollo de
su vocación.
La catequesis se imparte a niños y
jóvenes de distintas etapas de iniciación
cristiana. Muchos, como Ernesto
Balda, en la Parroquia de la Epifanía
del Señor se encuentran catequizando
a jóvenes de su misma edad, y dice
que con ello se entabla “una amistad
similar a la que se da entre amigos
«iguales», pero con una confianza
distinta”. Por su parte, Eugenio Pérez
en la Parroquia San Benito Menni
aclara que esta confianza nace de
“una autoridad exterior: la de ser
seminarista”.
Respecto al servicio del Señor en la
Misa, Cristian Fleitas comentando
cual debe ser la actitud del seminarista
en el altar dice que “uno tiene
que servir a Dios como Él quiere en
cada momento”. Ésta es la disposición
que tuvo que tener Diego
Andrés en la Parroquia San Mateo de
Villaverde cuando le encargaron llevar
la comunión a una persona
mayor. Diego nos cuenta que se sintió
profundamente conmovido por
la “la fe y la humildad con que la
recibió”.
“Los seminaristas
de segundo curso
han descubierto las
virtudes esenciales
de san José: la
paciencia, la obediencia
y la fe”
Por otra parte, todos los seminaristas
han experimentado la facilidad con
que los fieles les manifiestan sus
vidas y sus problemas; no lo hacen
buscando consejos, lo que quieren es
que alguien los escuche, y confían en
ellos solamente porque son seminaristas.
Esta vivencia es la que abre al
seminarista a la centralidad de la pastoral:
el sacrificio de los sacerdotes
por cada persona de su parroquia. “La
realidad de la vocación -como la describe
Eugenio Pérez- consiste en
querer más a la gente de tu parroquia
que a uno mismo”.
Sin duda la formación pastoral está
dejando una profunda huella en la
conciencia de los seminaristas.
Lodyk, destinado a la Parroquia de
Sto. Domingo de Guzmán, lo expresa
del siguiente modo: “Cuando me
imagino siendo sacerdote me veo en
mi parroquia de pastoral”. Pero,
como suele suceder en la pedagogía
divina, también entre las profundas
verdades adquiridas hay algunas
mucho más “prácticas”, pues, como
dice un sonriente Gonzalo Arroyo, “la
clave de un buen campamento es una
piscinita”.
Javier Andrés y Ernesto Balda en peregrinación a Lourdes con un grupo de
jóvenes de la Parroquia de la Epifanía del Señor
Enero - Febrero - Marzo 7

Reportaje
BENEDICTO XVI
Benedicto XVI en sus años de padre y
maestro de la Iglesia Universal ha querido
poner el acento, de manera particular, en
los llamados al sacerdocio. En estos últimos
ocho años numerosos seminaristas
hemos recibido la llamada de Dios a
seguirle totalmente incorporándonos a la
comunidad del Seminario. Es inevitable al
echar la vista atrás no advertir todo lo que
uno debe al sucesor de Pedro en el periodo
en que se ha materializado el “sí” a la vocación.
A modo de agradecimiento queremos
hacer un pequeño repaso a esta labor.
Durante este tiempo vemos cómo ha sido
un papa especialmente dedicado y preocupado
por los que se preparan al sacerdocio.
Por eso, nos atrevemos a llamarle merecidamente
el Papa de los seminaristas. .
En primer lugar, resaltamos la novedad
que ha supuesto su deseo de
tener encuentros específicos con
seminaristas de toda la Iglesia. Por primera
vez en 2005 se convocó en Colonia un
encuentro solo para seminaristas y novicios.
De esta forma, marcó la pauta de
tomar contacto y alentar, especialmente
en las JMJ, a sus seminaristas.
“Vosotros, queridos
amigos, habéis decidido
entrar en el seminario
y, por tanto, os
habéis puesto en
camino hacia el
ministerio sacerdotal
en la Iglesia Católica”
Podríamos resaltar como momento
importante de estos encuentros la
Eucaristía que se celebró con seminaristas
de todo el mundo el veinte de agosto de
2011 en nuestra Catedral de Santa María la
Real de la Almudena durante la JMJ. Se trataba
de la primera ocasión en la que un
romano pontífice celebraba la Eucaristía
con seminaristas convocados de todo el
mundo. En su homilía nos transmitía su
alegría por constituir aquel “inmenso
cenáculo donde el Señor celebra con
En diciembre de 1944, cuando
me llamaron al servicio militar,
el comandante de la compañía
nos preguntó a cada uno qué queríamos
ser en el futuro. Respondí que
quería ser sacerdote católico. El subteniente
replicó: “Entonces tiene
usted que buscarse otra cosa. En la
nueva Alemania ya no hay necesidad
de curas”. Yo sabía que esta “nueva
Alemania” estaba llegando a su fin y,
que después de las devastaciones tan
enormes que aquella locura había traído
al país, habría más que nunca
necesidad de sacerdotes. Hoy la situación
es completamente distinta. Pero
también ahora hay mucha gente que,
de una u otra forma, piensa que el
sacerdocio católico no es una “profesión”
con futuro, sino que pertenece
más bien al pasado. Vosotros, queridos
amigos, habéis decidido entrar en
el seminario y, por tanto, os habéis
puesto en camino hacia el ministerio
sacerdotal en la Iglesia Católica, en
contra de estas objeciones y opiniones.
Habéis hecho bien. Porque los
hombres, también en la época del
dominio tecnológico del mundo y de
la globalización, seguirán teniendo
necesidad de Dios, del Dios manifestado
en Jesucristo y que nos reúne en
la Iglesia Universal, para aprender
con Él y por medio de Él la vida verdadera,
y tener presentes y operativos
los criterios de una humanidad verdadera.
Carta del Santo Padre Benedicto XVI
a los seminaristas. 18 de Octubre 2010
deseo ardiente su Pascua” con quienes
anhelan un día presidir en su nombre los
misterios de la salvación.
En esta misma celebración, se anunció la
declaración de san Juan de Ávila como
Doctor de la Iglesia Universal. “Al hacer
pública esta noticia aquí, deseo que la
palabra y el ejemplo de este eximio pastor
ilumine a los sacerdotes y a aquellos que se
preparan con ilusión para recibir un día la
sagrada ordenación”, dijo el santo padre.
La Iglesia, tras Benedicto XVI, tiene un
nuevo Doctor que ilumina a los que estamos
en camino.
“Al hacer pública esta
noticia aquí, deseo
que la palabra y el
ejemplo de este eximio
pastor, san Juan
de Ávila, ilumine a los
sacerdotes y a aquellos
que se preparan
con ilusión para recibir
un día la sagrada
ordenación”
El ministerio sacerdotal constituye la llamada
de todo seminarista. En este sentido,
la convocatoria sin precedentes de un Año
Sacerdotal en 2009, fue importante para
“promover el compromiso de renovación
interior de todos los sacerdotes”. Este
tiempo se vivió en el Seminario como una
especial gracia de Dios para centrar la
8
SEMINARIO

por José Luis Retegui
En su biografía Mi vida, el Papa
recuerda su larga etapa como
seminarista. Todo comienza
cuando su párroco le propone, con
doce años, entrar en el seminario
menor de Traunstein; propuesta que
acepta con prontitud por las buenas
referencias de su hermano Georg. Allí
dice que entró “feliz y lleno de expectativas”.
Con el estallido de la guerra, los internos
en el seminario fueron trasladados
a estudiar junto a las baterías anti
aéreas, en las que servía como telegrafista.
El periodo de servicio militar
es recordado como un tiempo sumamente
opresivo en los que de manera
intermitente volvía a casa hasta ser
finalmente encarcelado como prisionero
de guerra. En 1945, con gran alegría,
recibió la carta de libertad.
Finalizada la guerra ingresó en el
Seminario Mayor de Frisinga “con
gratitud y deseos de renacer”. Fueron
cursos de intenso estudio, con un
ambiente apropiado por el clima
familiar que reinaba en el seminario.
Quedan “como preciosos recuerdos
en mi memoria las grandes fiestas
litúrgicas en la catedral y la oración
silenciosa en la capilla del Seminario”.
Seguidamente emprendió los estudios
teológicos en Múnich, ordenándose
sacerdote en 1951. “Ese precioso
día de verano permanece en mi
memoria como el más importante de
mi vida (…) No se debe ser supersticioso,
pero en el momento en que el
anciano arzobispo impuso sus manos
sobre las mías un pajarillo (tal vez una
alondra) se elevó del altar mayor y
entonó un breve canto gozoso; para
mí es como si una voz de lo alto me
dijese: va bien así, estás en el camino
justo”.
mirada de la Iglesia en aquellos que han
recibido el sacramento del orden. Durante
ese año el recuerdo del santo Cura de Ars
y su entregada labor como párroco, renovó
el interés de toda la Iglesia por las vocaciones
al sacerdocio y los seminaristas.
Además es significativo destacar el hecho
inédito de que un papa dirija una carta a
los seminaristas como hizo el dieciocho
de octubre de 2010, festividad de san
Lucas. Con gran interés leímos cómo en
un tono muy personal nos transmitía la
forma en la que debíamos afrontar este
tiempo de formación privilegiado. Al final
de la carta nos decía: “con estas líneas he
querido mostraros lo mucho que pienso
en vosotros, especialmente en estos tiempos
difíciles, y lo cerca que os tengo en la
oración”.
A buen seguro, Benedicto XVI seguirá
teniéndonos en sus plegarias en este
tiempo de retiro y oración en favor de la
Iglesia. Nos corresponde a nosotros ahora
agradecerle su entrega siguiendo la línea
que nos ha marcado en sus años de
Pontificado.
“Con estas líneas he
querido mostraros lo
mucho que pienso en
vosotros, especialmente
en estos tiempos
difíciles, y lo cerca
que os tengo en la
oración”
Enero - Febrero - Marzo 9

Espiritualidad
por Jaime Lima
ECUMENISMO, COMUNIÓN Y VIDA COMUNITARIA
La acción salvífica de Dios se realiza en
la historia, y es ahí en donde Dios ha
fijado su “morada”. Quiso, sin embargo,
el Señor santificar y salvar a los
hombres no individualmente y aislados
entre sí, sino constituir un pueblo
que lo conociera en la verdad y le sirviera
santamente. La Iglesia es comunión,
es decir, unidad del hombre con
Dios. La Iglesia desde los primeros instantes
de su nacimiento ha velado para
proteger la unidad de todos los hombres
redimidos por Cristo manteniéndolos
constantes en la enseñanza de
los apóstoles, en la comunión, en la
fracción del pan y en la oración.
Nuestro Seminario, acogiendo la
enseñanza de la doctrina de la
Iglesia en el marco de la semana
de oración por la unidad de los cristianos,
ha celebrado a lo largo de los
últimos años encuentros ecuménicos
con representantes de distintas confesiones
cristianas. La tarde que celebramos
las vísperas ecuménicas en la
capilla del seminario nos predicó el
presbítero anglicano Niger Thomas,
quien, partiendo de la parábola de “El
Buen Samaritano” nos hizo reflexionar
con la pregunta “¿qué exige el Señor de
nosotros?”. Y nos dijo: “según el profeta
Miqueas lo que el Señor quiere de ti es
que cumplas con la justicia…, caminar
con Dios. Parece sencillo pero es una
tarea de años o de toda una vida.
Nuestras vocaciones no tienen valor si
no se basan en estas tres palabras: justicia,
caridad y humildad”. También
manifestaba que “la fe se ve atacada
por todas partes” y que “nuestra experiencia
no es única ni exclusiva, sino
que forma parte de la totalidad de la
experiencia cristiana”. Resumiendo, si
el cristiano en medio del mundo y
junto a sus hermanos cumple con la
justicia, vive en la caridad y en la
comunión con Dios podrá ser realmente
uno como lo son el Padre y el
Hijo.
Pero, ¿cómo vive un seminarista esta
unidad en la caridad? Para nosotros el
Seminario es la cuna donde nos forjamos
para configurarnos cada vez más
con Cristo, único y sumo Sacerdote. De
tal forma que después de Nazaret, el
tiempo de la vida oculta de Cristo,
también podamos ser enviados como
mensajeros de paz y de fraternidad a
los hombres. La vida en el Seminario
intenta ser la comunidad apostólica,
en donde los discípulos se reúnen con
el maestro para conocerlo y amarlo. El
conocimiento de Dios no es algo abstracto
e independiente de las demás
personas. A Dios se le conoce por
medio de la oración, que no es otra
cosa que entablar un diálogo de amor
con Aquel que sabemos nos ama. El
seminario es una oportunidad privilegiada
para tener este encuentro, de tal
forma que la vida del seminarista no se
vea atacada por las falsas esperanzas y
complacencias del mundo.
Por otra parte, esta oración entendida
como encuentro no solo tiene lugar en
el momento de estar ante el sagrario,
sino que también intentamos prolongarla
a lo largo de la jornada, en el tú a
tú con los demás seminaristas, con los
compañeros de la universidad, en el
compartir las alegrías, penas y preocupaciones,
en el ejercicio de nuestras
responsabilidades pastorales, de tal
forma que hablándonos, corrigiéndonos,
aconsejándonos y apoyándonos,
podamos ver a Cristo en cada momento.
De este modo, unidos en la oración,
compartiendo la vida, caminamos juntos
al encuentro del Señor, que ya
viene y está viniendo.
Finalmente, el centro de toda la vida
cristiana es siempre la Eucaristía, en
donde Dios hecho Hombre se ofrece
por la unidad y por la salvación de
todos los hombres. El seminarista, después
de su jornada, se acerca al altar de
Dios para recibir la prenda de la salvación,
el Cuerpo y la Sangre de Cristo,
manifestando así también la unidad
con el único Cuerpo de Jesús.
Rvdo. Nigel Thomas
de la Parroquia Anglicana
de Saint George.
10
SEMINARIO

por Gonzalo Barbed
Apuntes de Teología
ENTREVISTA A D. GERARDO DEL POZO
NUEVO DECANO DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA
D. Gerardo del Pozo desde el pasado
septiembre es el Decano en la Facultad
de Teología de la recién creada
Universidad Eclesiástica San Dámaso,
donde es además profesor de
Antropología Teológica.
- ¿Cómo está viviendo esta nueva
etapa y cómo ve el futuro de los estudios
de teología?
- Lo estoy viviendo con mucha paz y
responsabilidad, con la certeza de que
es una tarea encomendada por el Gran
Canciller, pero que, en definitiva, viene
de Dios, y así la acojo, como algo que
me ha venido dado. Hay que decir que
la Facultad de Teología es el punto de
partida de esta Universidad y debe ser
siempre su corazón. Aunque haya
otras Facultades, no pueden perder la
relación con este centro, igual que la
Teología nunca debe perder la referencia
a la Revelación.
- En este sentido, ¿en qué consiste el
conocimiento teológico frente a otros
conocimientos?
- El conocimiento teológico remite a la
Verdad revelada y tiene como presupuesto
el hecho y la realidad de la
Revelación de Dios, acogida por la fe y
vivida en la Iglesia. La teología brota de
la fe que intenta comprender esa
Verdad y mostrar discursivamente que
responde a las preguntas más hondas
que se hacen hoy, como siempre, los
hombres de nuestro tiempo.
- En sus clases habla mucho de los
santos, como santa Teresa de
Lisieux o san Juan de la Cruz. ¿Qué
cree usted que han aportado al
conocimiento teológico?
- La creatividad y fecundidad de
una teología depende en gran
medida de la experiencia creyente
de la que brota y a la que remite, de
la conciencia alcanzada en la conversión
como camino necesario para
penetrar en la verdad del ser humano.
Por eso, la teología ha ido precedida
siempre por la visión de los santos y el
testimonio de los conversos. También
hoy ellos dan razón de nuestra esperanza
cristiana y muestran la forma
noble de lo cristiano que realiza lo
humano. Son como transformadores
del Evangelio al hoy y del hoy al
Evangelio; y así pueden señalarnos el
camino hacia Dios en medio de las
vicisitudes actuales.
- Hoy se habla mucho del hombre y
poco de Dios. Considerando su asignatura,
¿puede aportar Dios algo al
estudio del hombre?
- En la Revelación atestiguada en la
Biblia no se encuentra tanto lo que los
hombres piensan de Dios, cuanto lo
que Dios ha pensado para el hombre,
es decir, la verdad de la persona. De
este modo, el sujeto primero siempre
tiene que ser Dios; y dentro de Dios
como sujeto se enmarca el hombre,
porque lo importante es el designio de
Dios sobre el hombre.
- ¿Qué es más fácil de enseñar, la gracia
o el pecado?
- Es más difícil de explicar el pecado,
porque en la Revelación el pecado sólo
resulta comprensible en el marco de la
gracia y, por tanto, de la llamada de
Dios al hombre.
- Como profesor de Antropología,
¿qué supone la “vocación” en la vida
del hombre?
- El esclarecimiento de lo que es el
hombre no se consigue mirando al
hombre, sino a
Dios que le ha
conocido y
amado primero;
y, además,
le ha llamado.
Esa llamada,
por lo tanto, es
la clave suprema
para la
comprensión
del hombre.
Santa Teresa
de Lisieux
Enero - Febrero - Marzo 11

Ordo amoris
LA ALEGRÍA DE SERVIR
Qué se puede hacer en una
parroquia si no celebras la
santa misa, ni confesas? ¿Qué
“pinta” un diácono aparte de celebrar
bautizos y bodas? El año de diaconado
es único y muy especial, al menos así
lo he vivido yo en estos meses antes de
la ordenación sacerdotal. La vida en
parroquia, tarde tras tarde, es la mejor
preparación para, el día de mañana,
poder vivir como un sacerdote entre la
gente que te ha conocido desde que
eras seminarista. En mi parroquia me
he encontrado con personas de gran
valía, auténticos cristianos que sirven
a Dios en la sencillez de una parroquia
de un pueblo como San Sebastián de
los Reyes. Está Cáritas, los niños de
comunión con sus padres, los grupos
de novios, los jóvenes y las dos hermandades
de la parroquia, la del
Santísimo Cristo de los Remedios y la
de la Virgen del Rocío. Entre ellos estoy
acabando de comprender lo que seré y
podré vivir de manera plena a partir
del 27 de abril. Este año de diaconado
tiene además la peculiaridad de que
continúo con mis estudios de Filosofía
en San Dámaso y además tengo la
suerte de convivir con Juan, un compañero
de mi curso, junto al que he
recorrido todo el tiempo del seminario.
Si alguien tiene dudas al respecto,
soy yo el que cocina. Es ésta una novedad
añadida a la nueva vida fuera del
seminario. Estoy muy agradecido a
Dios y al Seminario, a todos aquellos
que me han preparado para esta enorme
aventura
Emilio Sierra
El 16 de junio con la ordenación
diaconal mi vida cambió radicalmente.
Recuerdo perfectamente
que ese día entregué las llaves al
Seminario, porque mi etapa como
seminarista había pasado y comenzaba
una nueva forma de vida. Desde
que soy diácono he descubierto la
grandeza del sacerdocio al que estoy
llamado y para el que no me considero
digno. Sin embargo, he experimentado
que la oración de tanta gente es lo que
me impulsa cada día en mi vocación.
También yo he tenido la gran suerte de
poder vivir estos primeros pasos con
Emilio, mi compañero de piso, que es
un gran amigo con el que he compartido
muchos momentos en el
Seminario. Doy gracias a Dios por la
parroquia en la que el obispo me ha
destinado para que comience mi
sacerdocio: Nuestra Señora de Fuente
del Fresno. Aquí he descubierto a familias
muy entregadas y he podido experimentar
que la Iglesia es realmente
una familia. Tengo mucha ilusión en
que llegue pronto la ordenación sacerdotal,
para poder darle a la gente lo
que está pidiendo a gritos: ¡Jesucristo
sacramentado!
Juan Barbeito
12
SEMINARIO

por Iñaki Martín
Seminario Menor
LA COMUNIDAD DEL SEMINARIO MENOR
El Seminario Menor de Madrid cuenta -junto con el
Colegio Arzobispal y la Escuela Diocesana de Acólitos
Apóstol San Juan- con un instrumento privilegiado
para suscitar y acompañar las vocaciones sacerdotales
de los más jóvenes: una residencia para la vida en
común. En ella viven actualmente doce chicos de
secundaria y bachillerato que tienen en común su
deseo de ser santos y la intuición de que el Señor les
llama a ser sacerdotes.
Desde el domingo
por la noche hasta
el viernes por la
tarde, los chicos tienen su
hogar en la última planta
del Colegio Arzobispal.
Comienzan el día con un
breve rato de oración,
seguido de la Eucaristía,
centro y culmen del día.
Llenos del Señor, acuden a
sus clases con el resto de
alumnos del Colegio. Por la
tarde, disfrutan de tiempo
de estudio, deporte y oración.
Todos ellos viven
aquí una vida sencilla y
familiar en la que dos
sacerdotes les acompañan
en su proceso de maduración
humana y espiritual.
Al oírles hablar de sus
inquietudes, que resultan
siempre sorprendentes,
uno no puede
sino descalzarse “porque
pisa tierra sagrada”.
Asombra la relación de
intimidad tan real y sincera
que estos chicos
pueden tener, desde la
infancia, con Jesús:
escuchan su Palabra y
quieren vivir atentos a
su voluntad, aprendiendo
a amar y a entregar la
vida como Él.
“Algunos de ellos han
conocido el Seminario
a través de las convivencias
del Preseminario Menor”
Algunos de ellos han
conocido el Seminario a
través de las convivencias
del Preseminario Menor
que organizan los sacerdotes
y los chicos de la
Comunidad; es una oportunidad
única para aquellos
niños y adolescentes
que se están planteando
una posible vocación
sacerdotal. Una vez al mes
viven un día entero -
desde la tarde del viernes
hasta la del sábado- abordando
lo fundamental en la vida
de todo hombre: la llamada
de Dios. En estos encuentros,
los chicos descubren que no
están solos sino que hay
otros como ellos a los que el
Señor llama a seguirle. A
pesar de las diferentes edades
(desde los 11 hasta los 18
años), surge entre ellos un
ambiente de comunión que
viene sólo de Dios.
Os invitamos a dar gracias al
Señor por cada uno de estos
niños y jóvenes y a rezar por
ellos, para que el Señor mantenga
siempre la ilusión de
cumplir su voluntad y para
que haga de ellos sacerdotes
santos según su corazón.
El Colegio Arzobispal ya ha abierto el plazo de inscripción de nuevos alumnos para el próximo curso.
Más información en www.colegioarzobispal.es / info@colegioarzobispal.es
Enero - Febrero - Marzo 13

Testimonio
por Edwin Martes
DON JOSÉ, PÁRROCO DE SOMOSIERRA
“ITER PARAT TUTUM” PREPARAR UN VIAJE SEGURO
D. José Medina nace en 1935 en el pueblo de Chinchón, provincia de Madrid. Con doce años
entra en el seminario de la capital. Su ordenación sacerdotal tiene lugar el 11 de junio de 1960.
Ordenado sacerdote, su primer destino fue la parroquia Nuestra Señora de las Nieves en el pueblo
de Somosierra. Posteriormente fue enviado a la parroquia Santo Domingo de Silos de Pinto
y luego a la de La Montaña de Moratalaz. En Legazpi abre una oficina dedicada a “la pastoral de
la carretera”. Es aquí donde comienza a difundir la revista Luz Verde. Durante cuatro años ayuda
también en el colegio “Ciudad Escolar”. En la actualidad a sus setenta y siete años continúa ejerciendo
su ministerio pastoral como párroco de Somosierra.
De pequeño don José Medina quería ser panadero como
su padre. Pero un día se le cruzó un cura en el camino
que le dijo que podía dedicarse a repartir del pan de
Dios. En un primer momento dijo que no, pero finalmente
decidió entrar en el Seminario. Don José recuerda aquellos
años como un tiempo muy alegre y de grandes experiencias y
aprendizaje, aunque no exento de dificultades. Se siente muy
agradecido al Seminario, ya que allí aprendió muchas cosas
que luego le fueron de gran utilidad en su labor pastoral. El día
de su ordenación la vivió “lleno de ilusión y alegría”, nos dice.
La imposición de manos la recibió de Mons. Juan Ricote.
Su primer destino pastoral fue el pueblecito de Somosierra. Al
llegar allí, una de las primeras cosas que hace es restaurar la
histórica Ermita de la Virgen de la Soledad, hundida por causas
naturales desde 1911. Somosierra, además de ser famosa por
haber sido en el siglo XIX campo de batalla en la guerra contra
el francés, también ha estado históricamente muy vinculado al
tránsito de viajeros, desempeñando una misión muy importante
de protección a los transeúntes frente al ataque de los
ladrones, y sirviendo de refugio en tiempo de tormentas. Don
José verá en ello un signo para dedicarse a la pastoral de la
carretera, y en concreto a la atención de los camioneros.
En aquel tiempo Somosierra era un lugar muy transitado por
los camiones. Los camioneros acostumbraban a parar y comer
en un restaurante que existía cerca de la Iglesia. Don José come
y cena con ellos, y les oye hablar de sus cosas: las averías, las
multas…, y también de las preocupaciones que tenían.
Finalmente, termina por hacerse uno más de ellos sentado a la
mesa. “La pastoral que hay que hacer con la gente que está ale-
jada es ser como la aurora que
va creciendo hasta hacerse de
día. Así puedes ir acercándote
a ellos”, nos comenta don José.
Será entonces cuando escribe
sus famosas Bienaventuranzas
del Camionero. Llegó a ir a
Roma con un grupo de camioneros
y fueron recibidos Pablo
VI. También peregrina a
Santiago de Compostela con
otro grupo. En su labor pastoral
no descuida tampoco la
visita a las personas accidentadas
que realiza junto con las
Siervas de María. Muchas son
las historias y anécdotas que
se podrían contar de todos
estos años de sacerdocio. Al
hacer balance de toda esta labor
dedicada principalmente a la atención espiritual del camionero
nos comenta: “aunque uno no pueda ver los frutos inmediatos de
esta pastoral, aunque uno se sienta solo, aunque son pocos los
camioneros que acogen este tipo de iniciativas, la labor que
puedo hacer a favor de la Iglesia es ésta: que los camioneros vean
que la Iglesia les quiere y se preocupa por ellos.”
¡Gracias don José por su testimonio y por su entrega al Señor en
aquel que más lo necesita! ¡Qué Dios le siga bendiciendo en su
vida y en todas sus empresas!
“La pastoral con
gente alejada es
como la aurora que
va creciendo hasta
hacerse de día”.
14
SEMINARIO

por Javier Cedrón y Juan Martinez
Contraportada
por Alfonso Sánchez
Reseña cultural
EDITH STEIN
PVP: 15 DVD: Contracorriente Films
Este desconocido film, ganador de dos premios
en el Festival de Venecia, narra la historia
de Edith Stein, una reconocida filósofa
judía, convertida al catolicismo, y que posteriormente
profesa como monja carmelita con
el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. La
brillante interpretación de Maia Morgenstern,
representa sobre todo estas decisivas etapas
de su vida, así como la violenta persecución que sufrió por parte
de los nazis y su reclusión en Auschwitz. El subtítulo de la película,
“La Séptima Morada”, hace referencia a la obra de Santa Teresa
de Ávila, de cuya lectura confiesa haber recibido el inicio de su
conversión, e indica al mismo tiempo el lugar de su martirio y su
estado espiritual; meta de una mujer que consiguió combinar la
fuerza de la inteligencia con la de la fe. Fue beatificada por el papa
Juan Pablo II en 1987 y canonizada en el año 2000.
LOS MISERABLES
PVP: Disponible en cines.
Para quienes no pudieron disfrutar del
Musical, Hollywood nos ofrece ahora una
nueva ocasión para gozar con esta gran historia
de amor y redención. Con el atractivo
añadido de la novedad de los actores y sus
dotes musicales, e incluso, alguna canción
nueva. Su fuerza, sin embargo, sigue residiendo
en la novela de Víctor Hugo, basada
en una historia de conversión. Un hombre
que experimenta la ayuda de Dios, que aprende a amar, que aprovecha
las oportunidades de la vida y que conoce, por fin, la bondad
humana. Pero que también redescubre el valor de la libertad y la
responsabilidad que ésta conlleva. Ello en un mundo injusto y
revolucionado en el que aún parece que hay luz para reconocer la
fuerza transformadora del perdón y en el que luchar por la justicia
es un deber. Un clásico de la literatura que vale la pena revivir con
este “oscarizado” musical.
CARTAS A UN JOVEN CATÓLICO
AUTOR: George Weigel
EDITORIAL: Cristiandad
Quien acepta el reto de ser destinatario de las
cartas de Weigel tiene el placer de redescubrir
el extraordinario gozo de pertenecer a la
Iglesia. Las cartas están llenas de algunas de las
historias más fascinantes y originales del
mundo católico, que nos impregnan del profundo sentido
cristiano de sus protagonistas. Con ellos descubrimos que la
grandeza del misterio de la Iglesia no está tanto en documentos
largamente conservados en salas del Vaticano como
en la realización del Evangelio en la vida de cada cristiano.
“ Más allá de ser un cuerpo de doctrina y un modo de vida, la
verdadera diferencia católica consiste en que es una manera
de entender el mundo, una percepción específica de la realidad”.
CUENTOS COMPLETOS
AUTOR: Flannery O’Connor
EDITORIAL: Lumen
“Escribo para una audiencia que no
sabe lo que es la gracia y que no la
reconoce cuando la ve. Mis relatos tratan
sobre la gracia como un personaje
que no la desea”. Es un error buscar en
los cuentos de la católica Flannery
O’Connor esa gracia en una simple
moraleja que hace aprender a sus protagonistas:
se trata más bien de sumergirse en la dura realidad
de sus personajes. Éstos son casi siempre malos y
miserables, aparentemente con vidas sin esperanza, pero
todos ellos tienen un instante de apertura y libertad
incomparable en el que el fino lector puede entrever que,
en medio del abismo de su desgracia -o de su perversidadalguien
les tiende una mano mostrándoles otro camino
que no siempre aceptarán. Asombra comprobar tras la
lectura que la gracia no solo actúa en los cuentos de
O’Connor.
www.stamsilencio.com
Todos los jueves de 23.00 a 24.00 h
90.7 FM y 96.9 FM
www.radiomaria.es
www.seminariomadrid.org
Enero - Febrero - Marzo 15

VIRGEN DE LOS REMEDIOS
de Colmenar Viejo
Esta imagen de la patrona de Colmenar Viejo se venera en una ermita situada a las
afueras del municipio madrileño. Se trata de una escultura románica de finales del
siglo XII o principios del XIII.
En origen la ermita estaba dedicada a san Bartolomé. Fue a partir del siglo XVII
cuando se potenció el culto a Nuestra Señora de los Remedios. La hipótesis más
probable es que se tratara de una imagen que acompañaba a los ejércitos medievales
en sus batallas y que una vez finalizadas estas, los Mendoza, señores del Real de
Manzanares, la entregaran a la parroquia de Colmenar Viejo, por ser la localidad
más importante de la comarca, siendo el cabildo parroquial quien dispuso colocarla
en la ermita.
Hasta 1914 el cuerpo estaba cubierto por un armazón de madera, quedando visibles
únicamente el rostro y las manos, de modo que la imagen se adornaba con ricos
mantos de tela y una espléndida corona.
Actualmente se trata de una imagen muy venerada por los colmenareños, que celebran
su fiesta el último domingo de agosto, y que cuenta con una hermandad y un
himno propios.
El himno termina pidiendo a la Virgen que “no olvide a sus hijos que tanto la aman”.
No nos olvidemos nosotros de ella, ni desaprovechemos ninguna ocasión para
encomendarnos a quien es nuestra Madre por voluntad de su propio Hijo. Este, no
queriendo guardar para sí nada de lo que tenía, nos regaló incluso a su Madre María,
de modo que nos resultase más fácil, gracias a su amparo y protección, asemejarnos
a Él, que esto es, vivir como cristianos.