os daré pastores - Seminario Conciliar de Madrid

Residencia Sacerdotal San Pedro
En la vida de todo seminarista ha
sido fundamental el ejemplo de
otro sacerdote, en su proceso
vocacional. En estos años de formación,
con más motivo, aquellos que ya ejercen
el ministerio siguen siendo un referente
y espejo dónde se refleja nuestra vida
futura.
En este sentido, la pastoral de este año
de Juan Parral y Jorge Arranz –seminaristas
de tercer curso– es muy enriquecedora.
Cada semana, tienen la oportunidad
de acompañar a sacerdotes enfermos
o ancianos que viven en la
Residencia Sacerdotal San Pedro. Esta
residencia para presbíteros, desde hace
más de cien años se encarga de atender
a aquellos sacerdotes que necesitan de
cuidados específicos por su enfermedad
o avanzada edad, tras toda una vida
entregada al servicio a Dios y al pueblo
cristiano.
Los sábados y domingos por la mañana
los recibe el director, D. José María
González, para planificar el orden del
día teniendo en cuenta las incidencias
ocurridas a lo largo de la semana.
Terminada la eucaristía, Juan y Jorge
pasan por las habitaciones y tienen un
encuentro con sacerdotes, que en plena
enfermedad y limitación, siguen dando
testimonio de un ministerio que brilla
más intensamente en los momentos
duros. Asimismo, aprovechan para escuchar
su testimonio de labor apostólica, y
una palabra de ánimo para quienes
todavía están en camino hacia el sacerdocio.
A Jorge le admira especialmente con qué
devoción concelebran la santa misa los
sacerdotes más impedidos. Muchos de
ellos ya no pueden leer los misales y
necesitan ayuda para revestirse.
Siempre que asisten con ellos a la eucaristía
son testigos de cómo participan
hondamente del Misterio que les ha
acompañado toda su vida. “Se hace un
silencio emocionante en el momento de
la consagración” señala Jorge, “y se
acuerdan de memoria de muchas plegarias
eucarísticas”.
En definitiva, como apunta Juan: “nos
edifica enormemente el ejemplo de
estos sacerdotes mayores, pues nos
muestran que es posible seguir ilusionado
con su llamada, tras una vida de
entrega total al Señor”. Acompañar a un
sacerdote necesitado es, ante todo, un
privilegio que sin duda les ayuda a ser
más conscientes de la grandeza de la
misión a la que están llamados.
Enero - Febrero - Marzo 7