Estrés y Agotamiento

Informe sobre estrés y agotamiento
INTRODUCCION
Todo el mundo sabe de qué estrés se trata. Forma parte de la vida y tal vez,
hasta cierto punto, es necesario en el trabajo y fuera de él. Algunas personas
son incluso más productivas y creadoras cuando trabajan sometidas a estrés.
Pero si es intenso y continuo, se convierte en un fenómeno negativo
conducente a enfermedades físicas y trastornos psicológicos.
La Unión Europea ha realizado alguna labor de investigación valiosa sobre el
estrés que muestra aparentemente diferencias entre el norte y el sur. En
tanto que los trabajadores en Europa meridional informan de problemas más
amplios en el medio de trabajo físico y ergonómico, los países de Europa
septentrional informan de mayores niveles de estrés.
Ciertamente, la manera en que está organizado el trabajo cambia mucho
cuando se pasa del norte al sur, y existe una tradición menos jerárquica de
organización del trabajo en el norte. También difieren los sistemas de
bienestar, los tipos de legislación y la atención de salud.
Además, hay varios vínculos comunes entre la elevada prevalencia del estrés y
el agotamiento y los cambios que tienen lugar en el mercado laboral, debido en
parte a los efectos de la globalización económica. Y la globalización económica
afecta por igual a todos los trabajadores.
La globalización de las economías ha supuesto notables modificaciones en la
naturaleza del trabajo y ha impuesto a los trabajadores cada vez mayor
presión. En una amplia gama de ocupaciones, los trabajadores han de
afrontar más incertidumbre, demandas más intensas de aumentos de
productividad, flexibilidad y posibilidades de empleo.
La reestructuración, la producción ajustada, la subcontratación y la
externalización reducen el número de empleos e imponen mayores exigencias
a los distintos trabajadores, tanto por lo que respecta a la calidad como a la
cantidad de producción. Los trabajadores tienen que producir más, más
rápidamente y en cualquier momento. Con sus exigencias de competitividad,
las compañías se han convertido ya en verdaderas factorías productoras de
estrés. Ya no hay averías en las máquinas, sino en los trabajadores.
Hasta ahora, el estrés en el trabajo se ha considerado sobre todo en relación
con los países industrializados. Pero cada vez hay más pruebas, aunque
dispersas e incompletas, de que el estrés afecta también a los trabajadores en
los países en desarrollo.
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