2013 06 27 resum de premsa

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JUEVES, 27 DE JUNIO DE 2013
Diario de Palma
Diario de Mallorca
Una tradicional aspa de hierro, abandonada. M. MIELNIEZUK
Los pasajeros que despegan o aterrizan en Son Sant Joan apenas ven molinos con aspas. M. MIELNIEZUK
Un antiguo molino totalmente derruido. M. MIELNIEZUK
Los molinos del Pla ya no tienen aspas
Sant Jordi alberga la mayor densidad de molinos del mundo, aunque la tradicional postal se ha degradado
porque las administraciones “no se preocupan de este paisaje único”, como denuncia la asociación de vecinos
RAQUEL GALÁN PALMA
El Pla de Sant Jordi alberga la
mayor densidad de molinos del
mundo. Hay más de un millar,
pero casi se pueden contar con
los dedos de las manos aquellos
cuyas aspas siguen moviéndose
por el impulso del viento. Otros
simplemente las conservan en
desuso o sólo mantienen la torre
de piedra, sin las tradicionales
palas de hierro, velas latinas o
ruedas de madera (de ramell). Y,
lo que es peor, en algunos casos
la estructura se ha derruido total
o parcialmente, como ocurre en
dos de los molinos de Can Reviu,
ubicados en el recinto de Son
Sant Joan. La idílica postal que
antaño se veía desde un avión
cuando despegaba o aterrizaba
está desapareciendo. Pese a que
el terreno aeroportuario cuenta
con casi una treintena de molinos,
se están degradando día a
día por la falta de conservación y
de interés en rehabilitar los que
se encuentran peor.
La asociación de vecinos del
pueblo palmesano de Sant Jordi
ha denunciado esta situación a
AENA en varias ocasiones, pero
el organismo aeroportuario no ha
invertido en el valioso patrimonio
etnográfico desde finales de los
años 90. Durante esa década, el
deterioro de los molinos de Sant
Jordi se acentuó enormemente
debido a que entraron en desuso.
Asimismo, la ampliación de Son
Sant Joan provocó la desaparición
de más de medio centenar, por lo
que las administraciones (AENA,
el Consell y el Inem) participaron
en un proyecto conjunto para
restaurar 14 molinos situados en
“Todas las instituciones
relacionadas con el turismo
deben implicarse y aprobar un
proyecto para restaurarlos”
la zona del aeropuerto.
Hay cuatro que forman parte
del antiguo huerto de Can Reviu,
ahora muy degradados. Por ello,
el presidente de la asociación de
vecinos de Sant Jordi, Llorenç
Salas, exige al Ayuntamiento, el
Consell y AENA “que lleguen a un
nuevo acuerdo, como el de los
años 90, con el fin de rehabilitar
este patrimonio catalogado. Las
administraciones tendrían que
velar por estos elementos de gran
valor. Además, están protegidos,
pero si por proteger entienden
que hay que abandonarlos, mal
vamos”, lamenta Salas.
Andreu Carrió, que también es
miembro de la entidad vecinal,
recuerda que algunos cayeron
por la tormenta huracanada y el
cap de fibló que azotó Palma en
octubre de 2007, aunque nadie
los restauró después. Critica que
AENA no invirtiese en ello, pese
a los millones de beneficios que
obtiene de Son Sant Joan, y pide
“un plan que implique a todas las
instituciones relacionadas con
el turismo, porque el paisaje de
los molinos del Pla es único en el
mundo y la imagen con la que se
quedan quienes nos visitan”. Sin
embargo, “las administraciones
no se preocupan de ello”.
Carrió insta a Patrimonio del
Consell a que también proteja los
aljibes de los molinos, ya que se
trata de un conjunto etnográfico
indisoluble, aunque “sólo están
catalogadas las torres, pero no los
aljibes que las acompañan”.
Motivos de seguridad
Fuentes del aeropuerto de Son
Sant Joan informaron de que el
proceso de rehabilitación de los
27 molinos que hay en el recinto
se tuvo que parar, “puesto que el
aeropuerto está obligado a acometer
una serie de actuaciones
para obtener la certificación de
seguridad operacional, tal como
marca el Real Decreto 862/09”.
No obstante, añadieron que
“cuando finalice el proceso de
certificación, se podrá analizar y
estudiar cuál es la situación de
cada uno de los molinos, siempre
teniendo como prioridad la
seguridad de las operaciones”,
concluyeron.
PALMA A PALMA
LUCES TECHERAS
E
Carlos Garrido
n verano, las persianas cerradas actúan
como filtro. Del sol durante el día. De
las luces ciudadanas durante la noche.
Horas en que las farolas proyectan unas luces
horizontales sobre el techo, como trigramas del
I Ching en movimiento. Porque los faros de los
coches las alteran. Las hacen crecer o menguar.
Las desplazan.
Los que sufren algo de insomnio sabrán muy
bien de lo que hablamos. Esas noches largas,
en que miramos el techo esperando que lleguen
las ovejitas del sueño. Escuchamos los
gritos de algunos borrachos, las conversaciones
de grupos, las motos solitarias de la madrugada,
y ese retumbre lejano de algún campanario
marcando las horas.
Las luces techeras parecen la escritura jeroglífica
de las horas. No se desplazan. Perviven
como esos decorados de película tropical, donde
no faltan el ventilador de techo y las luces
paralelas como fondo.
Mientras que los otros tipos de luces actúan
por difusión, se confunden con las cosas y las
estancias, las luces techeras son siempre ellas
mismas. No iluminan nada más que ese rincón
del cielo raso que tienen asignado. No sirven
para alumbrar, ni para calcular el paso del
tiempo.
A veces, en esas horas en que permanezco
con la mirada fija en sus claridades longitudinales,
las confundo. Se mezclan con el recuerdo
de la casa de la infancia, donde también entraban.
De otros pisos o lugares donde habité.
Como si en el fondo, todas fueran la misma luz.
Como todos los insomnios son el mismo insomnio.
Alumnos de la movilidad sostenible
LOS PARTICIPANTES de la primera universidad de verano Civitas Dynamo,
organizada por la UIB, acudieron ayer al Ayuntamiento y fueron recibidos por
el alcalde, Mateo Isern, debido a que Palma es una de las ciudades europeas
que forman parte del proyecto de movilidad sostenible Civitas Dynamo. Isern
les aseguró que es partidario de trabajar en la búsqueda de alternativas que
reduzcan el consumo energético, como los coches eléctricos, por ejemplo.