LA PULPERÍA DE SALOMÓN-Enrique F. Widmann-Miguel
Desde principios del siglo XIX –antes de la Revolución de Mayo, en 1810- la pulpería de Salomón estaba situada en el barrio de San Nicolás, entonces vinculante entre el centro de la ciudad y las zonas menos pobladas de las quintas próximas al trazado urbano. El lugar preciso era el de la esquina de la actual Avda. Corrientes y Cerrito y tomaba su nombre del propietario, Genaro González, alias “Salomón”, quien construyera un liderazgo político en el barrio, a partir de la pulpería.
Desde principios del siglo XIX –antes de la Revolución de Mayo, en 1810- la pulpería de Salomón estaba situada en el barrio de San Nicolás, entonces vinculante entre el centro de la ciudad y las zonas menos pobladas de las quintas próximas al trazado urbano. El lugar preciso era el de la esquina de la actual Avda. Corrientes y Cerrito y tomaba su nombre del propietario, Genaro González, alias “Salomón”, quien construyera un liderazgo político en el barrio, a partir de la pulpería.
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La Pulpería de Salomón<br />
<strong>Enrique</strong> F. <strong>Widmann</strong>-<strong>Miguel</strong><br />
Denominada popularmente “Pulpería de Salomón”, estaba situada<br />
en la esquina de Cerrito y Corrientes, en el solar donde hoy se encuentra<br />
una oficina de OCA, correo privado; prácticamente frente a la Iglesia de<br />
San Nicolás de Bari, emplazada entonces en el lugar donde, en 1936, se<br />
levantara el Obelisco. Histórica iglesia en una de cuyas torres flameara<br />
por vez primera, en Buenos Aires, la Bandera nacional creada por<br />
Manuel Belgrano, el 23 de agosto de 1812; hecho que recuerda una placa<br />
conmemorativa fijada en el Obelisco. También en ella fue bautizado en<br />
1913 quien luego sería San Héctor Valdivielso, originario de Buenos<br />
Aires, primer y único santo de la Iglesia católica de origen argentino.<br />
José Mármol, en su obra “Amalia”, escrita en 1851, la describe como<br />
“…una casa antigua, de pequeñas ventanas muy salientes, puerta de calle de<br />
una sola hoja, con umbral de madera a media vara del nivel del suelo, donde<br />
todas las tardes a la oración era cosa segura que se hallaría sentado en él al<br />
habitante y propietario de aquella casa, en mangas de camisa, con los calzones<br />
levantados hasta más arriba de las botas, con un cigarro de papel en la mano<br />
derecha, y en la izquierda un mate cuya agua se renovaba cada dos minutos por<br />
el espacio de una hora..” (“Amalia”. primera parte, Capítulo XIII, segunda<br />
edición, Buenos Aires, Imprenta Americana, 1855).<br />
El edificio todavía podía verse en pie en el año 1891, época de la<br />
que se conserva su imagen fotográfica.<br />
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