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La piel de la tierra<br />
Los tres primitos Manu, Bau y Aura están muy<br />
contentos, porque sus tíos Pipo y Lucas los van a<br />
llevar a la playa.<br />
Tienen que vestirse adecuadamente y llevar sus<br />
juguetes y herramientas, para jugar con las olas y<br />
hacer castillos de arena.<br />
Después de lavarse los dientes, las manos y la cara,<br />
tía Pipo les pone una crema muy especial.<br />
Manu pregunta: –¿Por qué nos pones esa crema en<br />
la cara y en el cuerpo? –Y de inmediato interroga<br />
otra vez–: ¿Y por qué tenemos que usar anteojos,<br />
sombreros y llevar un quitasol?<br />
–Sí –dice Aura–, mejor solo llevemos la merienda<br />
que nos preparó mi mamá y que se ve muy rica.<br />
– Sí –añade Bau–, mejor llevemos solo los juegos de<br />
playa.<br />
–No se preocupen– los tranquiliza tío Lucas–.<br />
Yo llevaré los quitasoles y la merienda. Ustedes<br />
llevarán sus trajes de baño, sus anteojos y sus<br />
juguetes. –Y agrega–: –Cuando estemos en la playa<br />
les voy a explicar por qué es necesario usar anteojos,<br />
sombrero y estar bajo un quitasol.<br />
Manu toma su body.<br />
Bau coge el balde y la pala para hacer castillos de<br />
arena.<br />
3<br />
Y Aura se lleva una rica y roja manzana que empieza<br />
a comer de inmediato.<br />
Llegan a una playita de oleaje bajo, arenas suaves y<br />
árboles en sus alrededores.<br />
Los niños estiran sus toallas sobre la arena. Tía Pipo<br />
instala los quitasoles y se asegura de que la sombra<br />
que ellos proyectan proteja a los niños.<br />
–Antes de que vayamos a jugar con las olas y hacer<br />
castillos de arena, les voy a contar por qué nos<br />
tenemos que cuidar de no tomar mucho sol y usar<br />
anteojos –les comenta tío Lucas–. Sucede algo muy<br />
triste, pero que se puede reparar. La piel de la Tierra<br />
está un poquito rota. Tiene una herida. Por allí<br />
pasan unos rayos invisibles que nos dañan a todos,<br />
la piel y los ojos.<br />
–La piel de la Tierra está a más de quince kilómetros<br />
de altura y se llama capa de ozono– agrega tía Pipo.<br />
Los niños se miran sorprendidos, pensando cómo<br />
podrían curar la piel de la Madre Tierra.<br />
Manu dice: –Hay que mandar un doctor al cielo para<br />
que le ponga un parche.<br />
Bau añade: –Quizás un ángel puede arreglarlo.<br />
Aura piensa en subirse a una escalera para ver el<br />
hoyo.<br />
Tío Lucas afirma: –No, esa no es la solución.<br />
La posibilidad que tenemos es no cortar más<br />
árboles y plantar muchos, muchos, por todo el<br />
mundo. Así la Madre Tierra, que es muy sabia,<br />
llevará por el aire lo que necesita para curarse.<br />
Desde los grandes bosques y las algas marinas<br />
saldrá el remedio.<br />
Manu se levanta y exclama: –No voy a dejar que<br />
nadie nunca más corte un árbol.<br />
Bau dice: –Yo voy a plantar muchas flores y árboles<br />
para la Madre Tierra.<br />
Aura pone el dedo en su boca y murmura: –Le voy<br />
a decir a mi mamá.<br />
–Bueno, ahora– grita tía Pipo–, ¡a divertirnos!<br />
Lucas va con Manu a jugar en las olas y tía Pipo<br />
lleva a las niñas a construir castillos de arena.