FOLLETO- maestro-izquierdo - Universidad Iberoamericana
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En este capítulo se describen analíticamente un<br />
conjunto de experiencias que se han obtenido<br />
en algunos países latinoamericanos. Ellas son<br />
las siguientes:<br />
· Sistemas de medición de la calidad de la<br />
educación (los cuales se aproximan al<br />
modelo lineal);<br />
· Búsqueda de alternativas para disminuir la<br />
deserción; generación de información para<br />
mejorar la equidad mediante la focalización<br />
de las acciones y para retroalimentar<br />
los programas, (mismas que se aproximan<br />
al modelo iluminativo).<br />
· Construcción de una reforma educativa<br />
basada en la participación social<br />
corresponde más nítidamente al modelo<br />
interactivo.<br />
Sistemas de medición y evaluación<br />
de la calidad de la educación<br />
Introducción<br />
Estos sistemas desempeñan dos funciones<br />
distintas. La primera es de índole principalmente<br />
administrativa –ya que está destinada a<br />
orientar la toma de decisiones relacionadas con<br />
el funcionamiento normal del sistema escolar–<br />
y la segunda es semejante a la tarea que desempeñan<br />
los sistemas de control de calidad con<br />
que cuentan algunos sistemas productivos.<br />
En el primer caso, las evaluaciones aportan<br />
los datos que son necesarios, por ejemplo,<br />
para seleccionar a quienes son admitidos como<br />
alumnos, docentes o administrativos en determinado<br />
establecimiento escolar; o la que se<br />
requiere para asignar adecuadamente los incentivos<br />
destinados a reconocer el buen desempeño<br />
del personal docente que labora en una<br />
institución determinada; o la relacionada con la<br />
acreditación de algún ciclo escolar; o bien, la<br />
que está destinada a dar a conocer a los posibles<br />
clientes de un establecimiento escolar la<br />
posición en la cual se encuentra ese establecimiento<br />
–desde el punto de vista de la calidad de<br />
la educación impartida– en relación con todos<br />
los que se encuentran en condiciones semejantes<br />
al mismo. Cuando las evaluaciones son<br />
realizadas con estas finalidades, corresponden<br />
a las que Ravela (2001) denomina “de alto<br />
riesgo”, ya que las decisiones que en ellas se<br />
basan tienen repercusiones en personas o establecimientos<br />
específicos.<br />
En el segundo caso, los sistemas de medición<br />
de la calidad realizan evaluaciones formativas<br />
(es decir, producen estudios encaminados<br />
a retroalimentar a quienes pueden aprovechar<br />
productivamente sus resultados). Esos estudios<br />
aportan información destinada a ser utilizada<br />
provechosamente (y no a servir de base para<br />
aplicar castigos o distribuir incentivos) sobre la<br />
situación en que se encuentra la calidad de la<br />
educación impartida en determinado establecimiento,<br />
grupo escolar, nivel o modalidad del<br />
sistema, etc. También pueden contener análisis<br />
sobre la forma en la que esa situación ha evolucionado,<br />
e investigaciones sobre los factores<br />
que explican las situaciones observadas. Por<br />
tanto, desde este punto de vista, dichas evaluaciones<br />
se encuentran entre los instrumentos<br />
que mejor pueden contribuir a establecer las<br />
condiciones necesarias para mejorar la gestión<br />
educacional –y por ende la calidad de los resultados<br />
de los establecimientos y de los sistemas<br />
escolares–. De acuerdo con Ravela, tales evaluaciones<br />
son calificadas como “de bajo riesgo”;<br />
ya que sus resultados no están destinados<br />
a premiar ni a penalizar a personas o establecimientos<br />
determinados.<br />
A lo anterior se debe que, a partir de la década<br />
de 1990, se hayan creado en América<br />
Latina diversos sistemas destinados a desempeñar<br />
esta función. El mismo autor arriba citado,<br />
al analizar un conjunto de informes de<br />
evaluación correspondientes a diez países de la<br />
Región (Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica,<br />
Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú y<br />
Uruguay), encontró que la mayoría de esos<br />
sistemas enfatizan finalidades de carácter formativo,<br />
que por tanto no tienen consecuencias<br />
directas sobre las escuelas. Además de proveer<br />
información a la ciudadanía, dice Ravela, la<br />
mayoría de los sistemas de evaluación asume<br />
como misión principal la de aportar información<br />
relevante a tres públicos específicos, con<br />
el fin de que la usen con la finalidad de mejorar<br />
la calidad de la educación. Esos públicos son:<br />
las autoridades educativas y los tomadores de<br />
decisión; los directivos y docentes de los establecimientos<br />
escolares; y las familias de los<br />
estudiantes.<br />
Los resultados de las evaluaciones son difundidos<br />
a través de diversos tipos de documentos,<br />
como son: los informes generales de<br />
resultados; los informes específicos sobre<br />
factores asociados a los aprendizajes; las publi-<br />
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